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En un mes destruí a tres pastores, pues perdí la paciencia con ellos, y también ellos se cansaron de mí. Entonces les dije:

«Ya no voy a cuidar de ustedes. La que deba morir, que se muera; la que haya de perderse, que se pierda; y las que queden con vida, que cada una se coma la carne de su compañera.»

10 Luego tomé mi cayado «Gracia», y lo quebré, para romper así el pacto que había concertado con todos los pueblos.

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