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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Génesis 17:1-28:19

La circuncisión, señal del pacto

17 Abrán tenía noventa y nueve años de edad cuando el Señor se le apareció y le dijo:

«Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda siempre delante de mí y sé perfecto. Yo estableceré mi pacto contigo, y haré que te multipliques en gran manera.»

Abrán se postró entonces sobre su rostro, y Dios habló con él. Le dijo: «Éste es el pacto que hago contigo: Tú serás el padre de muchísima gente. Tu nombre ya no será Abrán,[a] sino que ahora te llamarás Abrahán,[b] porque te he puesto como padre de muchísima gente.(A) Yo haré que te multipliques en gran manera. De ti saldrán naciones y reyes. Estableceré mi pacto contigo y con tus descendientes. Será un pacto perpetuo,(B) y yo seré tu Dios y el de tu descendencia. A ti y a tu descendencia les daré toda la tierra donde ahora habitas, la tierra de Canaán, como herencia perpetua,(C) y yo seré el Dios de ellos.»

Dios también le dijo a Abrahán:

«Tú, por tu parte, guardarás mi pacto; tú y tu descendencia, por sus generaciones. 10 Éste es el pacto que yo hago con ustedes, y que ustedes guardarán; es decir, tú y tu descendencia: Todo varón que haya entre ustedes será circuncidado.(D) 11 Ustedes circuncidarán la carne de su prepucio, como señal del pacto entre nosotros. 12 A los ocho días de nacido será circuncidado todo varón que haya entre ustedes, en todas sus generaciones; lo mismo los nacidos en casa como los comprados por dinero a cualquier extranjero, y que no sean de su linaje. 13 Será circuncidado el que nazca en tu casa, y el que compres con tu dinero; mi pacto estará en la carne de ustedes como pacto perpetuo. 14 Todo hombre incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su prepucio, será eliminado de su pueblo por haber violado mi pacto.»

15 Dios también le dijo a Abrahán: «A Saraí, tu mujer, ya no la llamarás Saraí. Ahora su nombre será Sara.[c] 16 Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, yo la bendeciré, y ella será la madre de las naciones, los reyes y los pueblos que de ella nacerán.»

17 Abrahán se postró entonces sobre su rostro, y riéndose dijo en su corazón: «¿Acaso a un hombre de cien años le va a nacer un hijo? ¿Y acaso Sara, que tiene noventa años, va a concebir?»

18 Y Abrahán le dijo a Dios:

«¡Dígnate permitir que Ismael viva!»

19 Pero Dios le respondió:

«Lo que he dicho es que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac.[d] Yo confirmaré mi pacto con él como un pacto perpetuo para sus descendientes. 20 En cuanto a Ismael, también te he oído, y yo lo bendeciré y haré que se reproduzca y se multiplique en gran manera. Él será padre de doce príncipes, y yo lo convertiré en una gran nación, 21 pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que Sara te dará el año que viene por estos días.»

22 Y cuando Dios acabó de hablar con Abrahán, se fue de allí. 23 Ese mismo día Abrahán tomó a su hijo Ismael y lo circuncidó, lo mismo que a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los que había comprado con su dinero; es decir, circuncidó la carne del prepucio de todos los varones que vivían en su casa, tal y como Dios se lo había dicho. 24 Abrahán tenía noventa y nueve años de edad cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 Su hijo Ismael tenía trece años cuando fue circuncidado. 26 Abrahán y su hijo Ismael fueron circuncidados el mismo día. 27 Con él fueron circuncidados todos los hombres que había en su casa, tanto los siervos nacidos en casa como los que había comprado de extranjeros por dinero.

Promesa del nacimiento de Isaac

18 Después el Señor se le apareció a Abrahán en el encinar de Mamre, mientras él estaba sentado a la entrada de su tienda, en el calor del día. Al levantar los ojos vio que allí, junto a él, había tres varones. Al verlos, rápidamente se levantó de la entrada de su tienda para recibirlos. Se postró en tierra, y dijo:

«Señor, si en verdad he hallado gracia ante tus ojos, te ruego que no te apartes de este siervo tuyo. Mandaré traer un poco de agua, para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descansar debajo de un árbol. Traeré también un bocado de pan, para que recobre fuerzas su corazón, y luego seguirán su camino. ¡Para eso han pasado ustedes cerca de este su siervo!»

Y ellos dijeron:

«Haz todo tal y como has dicho.»

Entonces Abrahán fue de prisa a la tienda de Sara, y le dijo: «Toma pronto tres medidas de flor de harina, amásala, y cuece unos panes.» Luego corrió Abrahán a donde estaban las vacas y tomó un becerro tierno y bueno, se lo dio al criado, y éste se apresuró a prepararlo. Tomó además mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y poniéndolo ante ellos se quedó a su lado debajo del árbol, mientras ellos comían.

Ellos le dijeron:

«¿Dónde está Sara, tu mujer?»

Y él respondió:

«Aquí, en la tienda.»

10 Uno de ellos dijo:

«Ten por seguro que volveré a ti, y conforme al tiempo de gestación Sara tu mujer tendrá un hijo.»(E)

Sara, que estaba a la entrada de la tienda detrás de él, escuchaba todo. 11 Abrahán y Sara eran ya viejos y de edad avanzada, y Sara ya no tenía lo que es costumbre en las mujeres. 12 Por eso Sara se rió consigo misma, y dijo:

«¿Después de haber envejecido voy a tener placer, si también mi señor(F) ya está viejo?»

13 Pero el Señor le dijo a Abrahán:

«¿Por qué se ríe Sara? Ha dicho: “¿Será cierto que voy a dar a luz siendo ya vieja?” 14 ¿Acaso hay para Dios algo que sea difícil?(G) En el momento indicado volveré a ti, y conforme al tiempo de gestación Sara tendrá un hijo.»

15 Sara lo negó, y dijo:

«No me reí. Más bien, tuve miedo.»

Pero él dijo:

«No es cierto. Tú te reíste.»

Abrahán intercede por Sodoma

16 Aquellos varones se fueron de allí, y miraron en dirección a Sodoma. Abrahán los acompañaba. 17 Entonces el Señor dijo:

«¿Acaso voy a ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? 18 ¡Si Abrahán va a ser una nación grande y fuerte, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra! 19 Yo sé que él ordenará a sus hijos y a sus descendientes que sigan el camino del Señor, y que sean justos y rectos, para que el Señor cumpla en Abrahán su promesa.»

20 Entonces el Señor le dijo:

«Puesto que el clamor contra Sodoma y Gomorra va en aumento, y su pecado se ha agravado demasiado, 21 voy ahora a descender allá, para ver si lo que han hecho corresponde a las quejas que han llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré.»

22 Y aquellos varones se apartaron de allí, y fueron hacia Sodoma; pero Abrahán seguía estando delante del Señor. 23 Y se acercó Abrahán y le dijo:

«¿Acaso vas a destruir al justo con el injusto? 24 Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Acaso destruirás ese lugar, y no lo perdonarás por los cincuenta justos que estén allí adentro? 25 ¡Lejos sea de ti hacer morir al justo con el impío, y tratar al justo como al impío! ¡Jamás hagas tal cosa! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no debe hacer lo que es justo?»

26 El Señor respondió:

«Si dentro de la ciudad de Sodoma encuentro a cincuenta justos, por ellos perdonaré a todos los que estén allí.»

27 Abrahán replicó y dijo:

«Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor, aunque sólo soy polvo y ceniza. 28 Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta; ¿por faltar esos cinco destruirás toda la ciudad?»

Y el Señor dijo:

«No la destruiré, si encuentro sólo cuarenta y cinco.»

29 Abrahán volvió a hablarle, y dijo:

«Tal vez sólo se hallen cuarenta...»

Y el Señor respondió:

«Aun por esos cuarenta no lo haré.»

30 Abrahán insistió:

«Espero que mi Señor no se enoje, si sigo hablando; pero tal vez sólo se encuentren treinta...»

Y el Señor respondió:

«Aun si encuentro treinta, no lo haré.»

31 Abrahán dijo:

«Aquí estoy ahora, atreviéndome a hablar con mi Señor; tal vez sólo se encuentren veinte...»

Y el Señor contestó:

«Aun por esos veinte, no la destruiré.»

32 Pero Abrahán volvió a decir:

«Espero que mi Señor no se enoje si hablo una vez más; pero tal vez se encuentren sólo diez...»

Y el Señor respondió:

«Aun por esos diez, no la destruiré.»

33 Cuando el Señor terminó de hablar con Abrahán, se fue de allí; y Abrahán volvió a su lugar.

Destrucción de Sodoma y Gomorra

19 Al caer la tarde llegaron los dos ángeles a Sodoma. Lot estaba sentado a la entrada de Sodoma, así que al verlos se levantó a recibirlos. Se inclinó hasta el suelo, y dijo:

«Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este siervo suyo y pasen allí la noche. Se lavarán los pies, y por la mañana podrán levantarse y seguir su camino.»

Pero ellos respondieron:

«No, sino que pasaremos la noche en la calle.»

Como Lot les insistió demasiado, ellos se fueron con él. Al entrar en su casa, les ofreció un banquete de panes sin levadura, y ellos comieron. Pero antes de que se acostaran, los hombres de la ciudad rodearon la casa. Allí estaba todo el pueblo junto, todos los hombres de Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo. Llamaron a Lot, y le dijeron:

«¿Dónde están los varones que vinieron a tu casa esta noche? Sácalos, pues queremos tener relaciones con ellos.»

Lot salió hasta la puerta para hablar con ellos, pero cerró la puerta tras de sí. Y les dijo:

«Hermanos míos, yo les ruego no cometer tal maldad. Yo tengo aquí dos hijas mías, que no han conocido varón. Voy a sacarlas, y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca; pero a estos varones no les hagan nada, pues han venido a refugiarse bajo mi tejado.»

Pero ellos respondieron:

«¡Hazte a un lado!»

Y añadieron:

«Este extranjero vino a vivir entre nosotros, ¡y ahora quiere erigirse en juez! ¡Pues te va a ir peor que a ellos!»

Y trataron a Lot con gran violencia, y se acercaron para derribar la puerta. 10 Entonces los varones extendieron la mano y metieron a Lot en la casa con ellos; luego cerraron la puerta, 11 y a los hombres que estaban a la entrada de la casa, desde el menor hasta el mayor, los hirieron con ceguera, y éstos se cansaron de buscar la puerta. 12 Y los varones le dijeron a Lot:

«¿Todavía hay alguien más contigo? ¿Yernos, hijos, hijas? Todo lo que tengas en la ciudad, ¡sácalo de aquí! 13 Porque nosotros vamos a destruir este lugar. ¡Son ya demasiadas las quejas contra ellos, que han llegado a oídos del Señor! Por eso el Señor nos ha enviado a destruirlo.»

14 Entonces Lot salió y habló con sus yernos, es decir, los que habían tomado a sus hijas, y les dijo:

«¡Levántense, salgan de esta ciudad, que el Señor va a destruirla!»

Pero a sus yernos les pareció que Lot estaba bromeando.

15 Al rayar el alba, los ángeles apuraban a Lot y le decían:

«Levántate, y llévate a tu mujer y a tus dos hijas que tienes aquí, para que no mueras cuando la ciudad sea castigada.»

16 Pero como él se tardaba, los varones lo tomaron de la mano y, junto con su mujer y sus dos hijas, lo sacaron de la ciudad y lo pusieron fuera de ella,(H) conforme a la misericordia que el Señor tuvo de él. 17 Una vez que los sacaron, le dijeron:

«¡Corre, ponte a salvo! No mires hacia atrás, ni te detengas en toda esta llanura. ¡Huye a los montes, no sea que perezcas!»

18 Pero Lot les dijo:

«No, señores míos, por favor. 19 Puedo ver que este siervo suyo ha hallado gracia ante sus ojos. Ustedes han engrandecido su misericordia para conmigo al concederme la vida; pero yo no puedo huir a los montes, no sea que el mal me alcance y yo muera. 20 ¡Miren esa ciudad! ¡Está muy cerca y es pequeña! ¡Déjenme escapar a ella, y así podré salvar mi vida! ¿Verdad que sí es pequeña?»

21 Y él le respondió:

«Acepto esta súplica tuya. No destruiré esa ciudad, de la que me has hablado. 22 Pero date prisa y corre a ella, porque yo no podré hacer nada hasta que llegues allá.»

Por eso esa ciudad recibió el nombre de Soar.[e] 23 Y cuando el sol comenzaba a salir sobre la tierra, Lot llegó a Soar. 24 Entonces el Señor hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, 25 y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, junto con todos los habitantes de aquellas ciudades(I) y los productos de la tierra. 26 Pero la mujer de Lot(J) miró hacia atrás, y quedó convertida en una estatua de sal.

27 A la mañana siguiente, Abrahán se levantó y fue al lugar donde había estado hablando con el Señor, 28 y cuando miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura, vio que de la tierra subía humo, como el humo de un horno.

29 Cuando Dios destruyó las ciudades de la llanura y asoló las ciudades donde Lot vivía, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de en medio de la destrucción.

30 Pero Lot tuvo miedo de quedarse en Soar, así que salió de allí y se fue al monte, y allí se quedó a vivir en una cueva, junto con sus dos hijas. 31 Y la hija mayor le dijo a la menor:

«Nuestro padre es un anciano, y ya no hay en la tierra ningún hombre que se allegue a nosotras, como es la costumbre de toda la tierra. 32 Vamos a darle vino a nuestro padre, para que lo beba, y luego nos acostaremos con él. Así mantendremos viva la descendencia de nuestro padre.»

33 Esa misma noche le dieron a beber vino a su padre, y la mayor fue y se acostó con él, pero él no supo cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. 34 Al día siguiente, la mayor le dijo a la menor:

«Como sabes, anoche yo dormí con mi padre. Démosle a beber vino también esta noche, para que ahora vayas tú y te acuestes con él. Así mantendremos viva la descendencia de nuestro padre.»

35 Y esa noche también le dieron a beber vino a su padre, y la menor fue y se acostó con él; pero él tampoco supo cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. 36 Y así, las dos hijas de Lot concibieron de parte de su padre. 37 La mayor tuvo un hijo, y le puso por nombre Moab, que hasta el día de hoy es el padre de los moabitas. 38 También la menor tuvo un hijo, y le puso por nombre Ben Amí, que hasta el día de hoy es el padre de los amonitas.

Abrahán y Abimelec

20 De allí Abrahán partió hacia la tierra del Néguev, y acampó entre Cades y Shur. En Gerar vivió como un extranjero. Allí Abrahán presentó a Sara, su mujer, como su hermana.(K) Entonces Abimelec, el rey de Gerar, envió por Sara para tomarla como mujer. Pero una noche Dios visitó a Abimelec en sueños, y le dijo:

«Puedes darte por muerto, pues la mujer que has tomado ya es casada.»

Como Abimelec no se había acercado a ella, dijo:

«Señor, ¿acaso también a la gente inocente le quitas la vida? ¿Acaso no me dijo él: “Es mi hermana”? Y también ella dijo: “Es mi hermano”. ¡En esto yo he actuado con sinceridad de corazón, y tengo las manos limpias!»

Y en sueños Dios le dijo:

«También yo sé que has actuado con sinceridad de corazón. Y fui yo quien te impidió pecar contra mí; por eso no te permití que la tocaras. Ahora devuélvele a ese hombre su mujer, porque él es profeta y orará por ti. Así vivirás. Pero si no se la devuelves, quiero que sepas que sin falta morirás, tú y todos los tuyos.»

A la mañana siguiente Abimelec se levantó y llamó a todos sus siervos, y claramente les repitió todas estas palabras. Esto les provocó mucho miedo. Después, Abimelec llamó a Abrahán y le dijo:

«¿Cómo pudiste hacernos esto? ¿Qué pecado cometí contra ti, que has traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? ¡Lo que has hecho conmigo es algo que no se hace!»

10 También le dijo Abimelec a Abrahán:

«¿En qué pensabas cuando hiciste esto?»

11 Y Abrahán respondió:

«Pues simplemente pensé que aquí no hay temor de Dios, y que me matarían por causa de mi mujer. 12 Aunque la verdad es que sí es mi hermana. Es hija de mi padre, pero no hija de mi madre. Por eso la tomé por esposa. 13 Cuando Dios me hizo salir de la casa de mi padre y andar errante, yo le dije: “En todos los lugares a los que lleguemos, tú me vas a hacer el favor de decir que yo soy tu hermano.”»

14 Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abrahán. Además, le devolvió a Sara, su mujer. 15 Y le dijo Abimelec:

«Mira, aquí delante de ti está mi tierra; quédate a vivir donde mejor te parezca.»

16 A Sara le dijo:

«A tu hermano le he dado mil monedas de plata. Eso te cubrirá como un velo a los ojos de todos los que están contigo, y ante todos. Tu honor está a salvo.»

17 Entonces Abrahán oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas, y ellas tuvieron hijos, 18 pues por causa de Sara, mujer de Abrahán, el Señor había cerrado completamente la matriz de toda mujer en la casa de Abimelec.

Nacimiento de Isaac

21 El Señor visitó a Sara y actuó en ella tal y como se lo había prometido. Y Sara concibió(L) y le dio un hijo a Abrahán en su vejez, en el tiempo preciso que Dios le había anunciado. Al hijo que le nació a Abrahán, y que dio a luz Sara, Abrahán le puso por nombre Isaac. Abrahán circuncidó a su hijo Isaac(M) a los ocho días de nacido, tal y como Dios se lo había ordenado. Cuando nació su hijo Isaac, Abrahán tenía cien años. Sara dijo entonces:

«Dios me ha hecho reír, y todo el que lo sepa se reirá conmigo.»

Y añadió:

«¿Quién le hubiera dicho a Abrahán que yo, Sara, habría de amamantar hijos? ¡Pues le he dado un hijo en su vejez!»

Agar e Ismael son despedidos

El niño creció, y fue destetado. El día que Isaac fue destetado, Abrahán ofreció un gran banquete. Pero Sara vio que el hijo que Agar, la egipcia, le había dado a luz a Abrahán se burlaba de su hijo, 10 así que le dijo a Abrahán:

«Despide a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de una sierva no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac.»(N)

11 Estas palabras le parecieron muy preocupantes a Abrahán, por causa de su hijo. 12 Pero Dios le dijo a Abrahán:

«No te preocupes demasiado por causa del niño ni de tu sierva. Hazle caso a Sara en todo lo que te diga, pues por medio de Isaac te vendrá descendencia;(O) 13 aunque también del hijo de la sierva haré una nación, porque es descendiente tuyo.»

14 Al día siguiente Abrahán madrugó, tomó pan y un odre con agua, y luego de ponérselo a Agar en el hombro, le entregó el niño y la despidió. Y ella salió y anduvo sin rumbo fijo por el desierto de Berseba. 15 Cuando le faltó agua al odre, tendió al niño bajo un arbusto 16 y fue a sentarse frente a él a la distancia de un tiro de arco, pues decía: «No quiero ver cuando el niño muera.» Ya sentada frente a él, prorrumpió en llanto. 17 Pero Dios oyó la voz del niño. Entonces el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo:

«¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, que Dios ha oído la voz del niño ahí donde está. 18 Vamos, levanta al niño y sosténlo de la mano, porque yo haré de él una gran nación.»

19 Y Dios le abrió los ojos, y ella vio un manantial; entonces fue y llenó el odre con agua, y le dio de beber al niño. 20 Y Dios estaba con el niño, y éste creció y se estableció en el desierto, y fue tirador de arco. 21 Ya establecido en el desierto de Parán, su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto.

Pacto entre Abrahán y Abimelec

22 Por ese mismo tiempo sucedió que Abimelec(P) fue a hablar con Abrahán, y lo acompañó Ficol, jefe de su ejército. Le dijo:

«Dios está contigo en todo lo que haces. 23 Así que júrame aquí mismo, por Dios, que no me tratarás mal a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que me tratarás con la misma bondad con que te he tratado, y que harás lo mismo con la tierra en la que habitas.»

24 Y Abrahán respondió: «Lo juro.»

25 Pero Abrahán reconvino a Abimelec por un pozo de agua que los siervos de Abimelec le habían quitado. 26 Y Abimelec respondió:

«No sé quién haya hecho esto, ni tú me lo hiciste saber, y tampoco yo lo supe hasta hoy.»

27 Abrahán tomó entonces ovejas y vacas, y se las dio a Abimelec, y los dos hicieron un pacto. 28 Del rebaño, Abrahán apartó siete corderas, 29 y Abimelec le preguntó a Abrahán:

«Y estas siete corderas que has apartado, ¿qué significan?»

30 Y él respondió:

«Significan que vas a recibir de mi mano estas siete corderas, para que sirvan de testimonio en mi favor de que yo cavé este pozo.»

31 Por eso a aquel lugar lo llamó Berseba;[f] porque allí los dos hicieron un juramento. 32 Allí en Berseba hicieron un pacto. Luego se levantó Abimelec, y Ficol, el jefe de su ejército, y juntos volvieron a la tierra de los filisteos.

33 En Berseba Abrahán plantó un árbol tamarisco, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34 Y Abrahán vivió mucho tiempo en la tierra de los filisteos.

Dios ordena a Abrahán sacrificar a Isaac

22 Después de esto, sucedió que Dios puso a prueba a Abrahán, y lo llamó: «¡Abrahán!» Y él respondió: «¡Aquí estoy!» Y Dios le dijo: «Toma ahora a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moriah. Allí me lo ofrecerás en holocausto, sobre uno de los montes que yo te diré.»

Al día siguiente, Abrahán se levantó, le puso la albarda a su asno, y se llevó consigo a dos de sus siervos y a su hijo Isaac. Cortó leña para el holocausto, y se dispuso a ir al lugar que Dios le dijo. Tres días después, Abrahán levantó los ojos y a lo lejos vio el lugar. Entonces Abrahán dijo a sus siervos:

«Esperen aquí, con el asno, y el niño y yo iremos hasta ese lugar; allí adoraremos, y luego volveremos aquí mismo.»

Y tomó Abrahán la leña del holocausto, y la echó sobre Isaac, su hijo; luego, tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y juntos siguieron caminando. Entonces Isaac le habló a Abrahán, su padre, y le dijo:

«Padre mío...»

Y él respondió:

«Aquí estoy, hijo mío.»

Isaac dijo:

«Aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?»

Y Abrahán respondió:

«Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.»

Y juntos siguieron caminando. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abrahán edificó allí un altar, luego acomodó la leña, y atando a Isaac su hijo lo puso en el altar,(Q) sobre la leña. 10 Entonces extendió Abrahán su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo, y le dijo:

«¡Abrahán, Abrahán!»

Y él respondió:

«¡Aquí estoy!»

12 Y el ángel dijo:

«No extiendas tu mano sobre el niño, ni le hagas nada. Yo sé bien que temes a Dios, pues no me has negado a tu único hijo.»

13 Abrahán levantó entonces los ojos, y vio que a sus espaldas había un carnero, trabado por los cuernos en un zarzal. Y Abrahán fue y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.(R) 14 A ese lugar Abrahán le puso por nombre «El Señor proveerá.»[g] Por eso es que aún hoy se dice: «En un monte el Señor proveerá.»

15 Por segunda vez, el ángel del Señor llamó a Abrahán desde el cielo 16 y le dijo:

«Yo, el Señor, he jurado por mí mismo que, por esto que has hecho, de no negarme a tu único hijo, 17 ciertamente te bendeciré; multiplicaré(S) tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar;(T) ¡tu descendencia conquistará las ciudades de sus enemigos! 18 En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra,(U) por cuanto atendiste a mi voz.»

19 Y Abrahán volvió a donde estaban sus siervos, y juntos se levantaron de allí y se fueron a Berseba. Allí en Berseba Abrahán se quedó a vivir.

20 Después de todo esto, le fueron a dar esta noticia a Abrahán:

«¡Fíjate que también Milca le ha dado hijos a tu hermano Najor!»

21 Su primogénito fue Uz; luego nació su hermano Buz, y luego Kemuel, padre de Aram; 22 Quesed, Jazó, Pildas, Yidlaf y Betuel. 23 Este Betuel fue el padre de Rebeca. Éstos son los ocho hijos que tuvo Milca de Najor, el hermano de Abrahán. 24 También su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz a Teba, Gaján, Tajás y Macá.

Muerte y sepultura de Sara

23 Sara llegó a vivir ciento veintisiete años, y murió Sara en Quiriat Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Abrahán fue a llorar por Sara y a hacer duelo por ella. Cuando Abrahán dejó de llorar a su muerta, fue a hablar con los hititas; les dijo:

«Yo soy entre ustedes un extranjero, un forastero.(V) Pero denme entre ustedes una propiedad para sepultura,(W) y sepultaré allí a mi muerta.»

Los hititas le respondieron a Abrahán:

«Señor nuestro, escúchanos: para nosotros tú eres un príncipe de Dios; sepulta a tu muerta en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres a tu muerta.»

Abrahán se puso de pie, e inclinándose ante los hititas, el pueblo de aquella tierra, les dijo:

«Si es la voluntad de ustedes que yo sepulte a mi muerta, préstenme atención e intercedan por mí ante Efrón hijo de Sojar, para que me dé la cueva de Macpela, la que tiene en los límites de su heredad. Pídanle que me la ceda por su justo precio, para que yo tenga entre ustedes una sepultura.»

10 Este Efrón estaba allí, entre los hititas, pues allí vivía, así que en presencia de los hititas y de todos los que entraban por la puerta de su ciudad le respondió a Abrahán. Le dijo:

11 «No, señor mío, escúchame: yo te cedo la heredad, y te cedo también la cueva que está en ella; te la cedo en presencia de los hijos de mi pueblo. Sepulta a tu muerta.»

12 Entonces Abrahán se inclinó ante el pueblo de la tierra, 13 y en presencia del pueblo de la tierra le respondió a Efrón. Le dijo:

«Más bien, si te parece, te ruego que me escuches. Yo mismo te daré el precio de la heredad, y entonces sepultaré allí a mi muerta.»

14 Pero Efrón le respondió a Abrahán, y le dijo:

15 «Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientas monedas de plata; ¿qué es esa cantidad entre tú y yo? Ve y entierra a tu muerta.»

16 Y Abrahán aceptó el precio fijado por Efrón, y ante los hititas como testigos le entregó a Efrón la cantidad establecida, es decir, cuatrocientas monedas, de buena ley entre mercaderes. 17 Así fue como la heredad que Efrón tenía en Macpela, al oriente de Mamre, es decir, la heredad con la cueva que estaba en ella, más todos los árboles que había en la heredad y en todos sus contornos, quedó 18 como propiedad de Abrahán, teniendo como testigos a los hititas y a todos los que entraban por la puerta de la ciudad. 19 Después de esto Abrahán sepultó a Sara, su mujer, en la cueva de la heredad de Macpela, al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. 20 Y la heredad y la cueva que en ella había quedó como una posesión de Abrahán para sepultura, cedida por los hititas.

Abrahán busca esposa para Isaac

24 Abrahán ya era viejo, y muy entrado en años; y el Señor había bendecido a Abrahán en todo. Y Abrahán le dijo a uno de sus criados, el más viejo de todos, y que era el que administraba todo lo que tenía:

«Pon ahora tu mano debajo de mi muslo. Voy a hacer que me jures por el Señor, el Dios de los cielos y la tierra, que no tomarás para mujer de mi hijo a ninguna de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito. Más bien, irás a mi tierra, con mis parientes, y allí tomarás mujer para mi hijo Isaac.»

El criado le respondió:

«Tal vez la mujer no quiera venir conmigo a esta tierra. ¿Debo entonces llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?»

Y Abrahán le dijo:

«Ten mucho cuidado de no llevar a mi hijo allá. El Señor, el Dios de los cielos, me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes; él mismo me habló, y con juramento me dijo: “Esta tierra se la daré a tu descendencia”, así que él enviará a su ángel delante de ti, y de allá tomarás una mujer para mi hijo. Si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre del juramento que me has hecho. ¡Pero de ninguna manera lleves allá a mi hijo!»

Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abrahán, su señor, y le hizo un juramento en cuanto a este asunto; 10 luego tomó diez de los camellos de su señor y se puso en camino. Llevaba consigo todos los mejores regalos que tenía su señor. Cuando llegó a la ciudad de Najor, en Mesopotamia, 11 hizo que los camellos se arrodillaran fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua. Era la hora de la tarde en que las jóvenes salen por agua. 12 Entonces dijo:

«Señor, Dios de mi señor Abrahán, te ruego que me concedas tener hoy un buen encuentro. Ten misericordia de mi señor Abrahán. 13 Mírame aquí, junto a la fuente de agua, ahora que las hijas de los hombres de esta ciudad salen por agua. 14 Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baja tu cántaro para que yo beba”, y que me responda: “Bebe, y también les daré de beber a tus camellos”, sea la joven que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así sabré que tú has tenido misericordia de mi señor.»

15 Sucedió que, antes de que él acabara de hablar, apareció Rebeca, que había salido con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, quien era hijo de Milca, la mujer de Najor, el hermano de Abrahán. 16 Esta joven era de aspecto muy hermoso, y aún virgen, pues no había conocido varón; ella bajó a la fuente, llenó su cántaro, y se dispuso a volver. 17 Pero el criado corrió hacia ella y le dijo:

«Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro.»

18 Ella respondió:

«Bebe, señor mío.»

Y presurosa bajó el cántaro que llevaba, y le dio a beber. 19 Cuando acabó de darle de beber, dijo:

«También sacaré agua para tus camellos, hasta que acaben de beber.»

20 Y rápidamente vació su cántaro en el bebedero, y todavía corrió al pozo para sacar agua, y sacó para todos los camellos. 21 El hombre estaba admirado de ella, pero callaba, para saber si el Señor había prosperado su viaje, o no. 22 Cuando los camellos acabaron de beber, el hombre le dio a ella un pendiente de oro que pesaba cinco gramos y dos brazaletes que pesaban cien gramos, 23 y le dijo:

«Dime, por favor, ¿de quién eres hija? ¿Y habrá en la casa de tu padre un lugar donde pasemos la noche?»

24 Ella le respondió:

«Soy hija de Betuel, el hijo que Milca tuvo de Najor.»

25 Y añadió:

«Además, en nuestra casa hay paja y mucho forraje, y lugar para pasar la noche.»

26 Entonces el hombre se inclinó y adoró al Señor. 27 Dijo:

«Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abrahán, que no le negó a mi amo su misericordia y su verdad, pues me puso el Señor en el camino a la casa de los hermanos de mi amo.»

28 Rebeca corrió a la casa de su madre, y contó allí estas cosas. 29 Ella tenía un hermano que se llamaba Labán, y Labán salió corriendo a ver al hombre, que estaba junto a la fuente. 30 Y es que vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, cuando dijo: «Así me habló aquel hombre.»

Labán salió a ver a ese hombre, y lo encontró junto a la fuente, con los camellos. 31 Entonces le dijo:

«Bendito del Señor, ¿por qué te quedas afuera? Ven que ya he preparado la casa, y lugar para los camellos.»

32 El hombre fue a la casa, y Labán desató los camellos y les dio paja y forraje. Al hombre y a quienes lo acompañaban les dio agua para que se lavaran los pies, 33 y le sirvieron de comer. Pero él dijo:

«No comeré hasta que haya dicho lo que tengo que decir.»

Y Labán le dijo:

«Habla.»

34 El hombre dijo:

«Yo soy criado de Abrahán. 35 Y el Señor ha bendecido mucho a mi amo, y lo ha engrandecido; le ha dado ovejas, vacas, plata, oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Sara, la mujer de mi amo, tuvo en su vejez un hijo de mi señor, y mi señor le ha dado a su hijo todo cuanto tiene. 37 Y mi amo me puso bajo juramento. Me dijo: “No tomes como mujer para mi hijo a ninguna de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito; 38 más bien, irás a la casa de mi padre, con mis parientes, y allí tomarás mujer para mi hijo.” 39 Yo le dije: “Tal vez la mujer no querrá seguirme.” 40 Entonces él me respondió: “Yo he andado siempre en presencia del Señor, así que él enviará su ángel para que vaya contigo y prospere tu camino. Y tú tomarás para mi hijo una mujer de mi familia y de la casa de mi padre. 41 Así quedarás libre de mi juramento. Si vas con mi familia, y ellos no te dan a la joven, entonces quedarás libre de mi juramento.” 42 Hoy, al llegar a la fuente, dije: “Señor, Dios de mi señor Abrahán, si tú quieres, prospera el camino por el cual ando. 43 Aquí estoy ahora, junto a la fuente de agua. Permite que la joven que salga por agua, y a la que yo le diga: ‘Por favor, dame de beber un poco de agua de tu cántaro’, 44 y que me responda: ‘Bebe, y sacaré también agua para tus camellos’, que sea ésta la mujer elegida por ti, el Señor, para el hijo de mi señor.” 45 Antes de que yo terminara de hablar en mi corazón, vi que Rebeca salía con su cántaro al hombro, y que bajaba a la fuente y sacaba agua. Entonces le dije: “Te ruego que me des de beber.” 46 Enseguida ella bajó su cántaro, y me dijo: “Bebe, y también les daré de beber a tus camellos.” Y yo bebí, y también a mis camellos les dio de beber. 47 Entonces le pregunté: “¿De quién eres hija?” Y ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo que Najor tuvo con Milca.” Y le puse un pendiente en la nariz, y brazaletes en los brazos; 48 luego me incliné y adoré al Señor. Bendije al Señor, Dios de mi señor Abrahán, por haberme guiado por el camino de verdad para tomar para su hijo la hija del hermano de mi señor. 49 Y ahora, si ustedes van a tratar a mi señor con misericordia y verdad, díganmelo; y si no, díganmelo también; así sabré a qué atenerme.»

50 Labán y Betuel le respondieron así:

«Esto viene del Señor, y no podemos decirte ni bueno ni malo. 51 Aquí tienes a Rebeca; tómala y vete, y que sea la mujer del hijo de tu señor, tal y como lo ha dicho el Señor.»

52 Cuando el criado de Abrahán les oyó decir estas palabras, se inclinó hasta el suelo delante del Señor; 53 luego sacó el criado alhajas de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También a su hermano y a su madre les dio cosas preciosas. 54 Luego él y los varones que venían con él comieron y bebieron, y allí pasaron la noche. Al día siguiente se levantaron, y el criado dijo:

«Envíenme a mi señor.»

55 Pero su hermano y su madre respondieron:

«Que se quede la joven con nosotros por lo menos unos diez días, y después de eso partirá.»

56 Pero él les dijo:

«Ya que el Señor ha prosperado mi camino, no me detengan más. Despídanme, y entonces volveré a mi señor.»

57 Entonces ellos respondieron:

«Llamemos a la joven, y preguntémosle a ella.»

58 Y llamaron a Rebeca, y le dijeron:

«¿Quieres irte con este varón?»

Y ella respondió:

«Sí, quiero irme con él.»

59 Y así, dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza, y también al criado de Abrahán y a sus hombres. 60 A Rebeca la bendijeron así:

«Hermana nuestra, que seas la madre de miles y miles, y que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos.»

61 Rebeca se levantó entonces, junto con sus doncellas, y montando en los camellos siguieron al criado, el cual tomó a Rebeca y se fue.

62 Isaac, que vivía en el Néguev, regresaba del pozo llamado «El que vive y me ve». 63 Era la hora de la tarde, e Isaac había salido al campo, para meditar. Pero al levantar los ojos, vio que se acercaban los camellos. 64 También Rebeca levantó los ojos, y vio a Isaac. Entonces se bajó del camello, 65 y le preguntó al criado:

«¿Quién es este varón que anda por el campo y viene a nuestro encuentro?»

Y el criado le respondió:

«Es mi señor.»

Entonces ella tomó el velo y se cubrió, 66 y el criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Isaac tomó entonces a Rebeca por mujer, y la llevó a la tienda de Sara, su madre, y la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Los descendientes de Abrahán y Cetura(X)

25 Abrahán tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura. Ésta le dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj. Jocsán engendró a Sebá y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron Asurim, Letusim y Leumim. Los hijos de Madián fueron Efa, Efer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos estos fueron hijos de Cetura. Y Abrahán le dio a Isaac todo cuanto tenía. A los hijos de sus concubinas, Abrahán les dio regalos mientras todavía vivía, y los envió hacia el oriente, a la tierra oriental, lejos de su hijo Isaac.

Muerte y sepultura de Abrahán

Abrahán llegó a vivir ciento setenta y cinco años, y murió en buena vejez, anciano y lleno de años. Exhaló el espíritu, y fue reunido a su pueblo. Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, que fue heredad de Efrón hijo de Sojar, el hitita, y que está frente a Mamre, 10 Esa heredad la compró Abrahán de los hititas,(Y) y allí fueron sepultados Abrahán y Sara, su mujer. 11 Después de la muerte de Abrahán, Dios bendijo a su hijo Isaac, y éste se quedó a vivir junto al pozo «El que vive y me ve».

Los descendientes de Ismael(Z)

12 Éstos son los descendientes de Ismael, el hijo que Abrahán tuvo con Agar la egipcia, sierva de Sara. 13 Los nombres de los hijos de Ismael, nombrados por orden de nacimiento, fueron: Nebayot, primogénito de Ismael; le siguieron Cedar, Adbel, Mibsán, 14 Misma, Duma, Massa, 15 Hadar, Tema, Jetur, Nafís y Quedemá. 16 Éstos son los hijos de Ismael, y sus nombres, en el orden de sus villas y campamentos: doce príncipes de sus pueblos. 17 Ismael llegó a vivir ciento treinta y siete años. Después de eso exhaló el espíritu y murió, y fue reunido a su pueblo. 18 Murió en presencia de todos sus hermanos. Y los ismaelitas se asentaron desde Javilá hasta Shur, que cuando se viene de Asiria queda frente a Egipto.

Nacimiento de Jacob y Esaú

19 Éstos son los descendientes de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac. 20 Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Padán Aram, y hermana de Labán el arameo. 21 Isaac rogó al Señor por Rebeca, su mujer, porque era estéril; y el Señor escuchó sus ruegos, y ella concibió. 22 Pero los hijos luchaban dentro de ella, así que ella dijo:

«Si esto es así, ¿para qué estoy aquí?»

Fue entonces a consultar al Señor; 23 y el Señor le respondió:

«En tu seno hay dos naciones.
Dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;
un pueblo será más fuerte que el otro,
y el mayor servirá al menor.»(AA)

24 Cuando se cumplieron sus días para que diera a luz, resultó que en su vientre había gemelos. 25 El primero en salir era rubio y todo velludo; y le pusieron por nombre Esaú. 26 Después salió su hermano, con la mano aferrada al talón de Esaú; y le pusieron por nombre Jacob.[h] Isaac tenía sesenta años de edad cuando ella los dio a luz.

Esaú vende su primogenitura

27 Los niños crecieron, y Esaú fue un hombre de campo y un cazador experto; pero Jacob era un hombre tranquilo, que habitaba en tiendas. 28 Isaac amaba a Esaú, porque comía de lo que cazaba; pero Rebeca amaba a Jacob.

29 Cierto día, Jacob preparó un guiso, y Esaú, que volvía del campo, cansado, 30 le dijo a Jacob:

«Por favor, dame a comer de ese guiso rojo, que estoy muy cansado.»

Por eso fue llamado Edom.[i] 31 Y Jacob le respondió:

«Pues véndeme hoy tu primogenitura.»

32 Esaú dijo:

«¿Y para qué me sirve la primogenitura, si estoy a punto de morir?»

33 Jacob le dijo:

«Pues júramelo hoy mismo.»

Y Esaú le hizo un juramento a Jacob, y le vendió su primogenitura.(AB) 34 Entonces Jacob le dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y Esaú comió y bebió; luego se levantó y se fue. Así fue como Esaú menospreció la primogenitura.

Isaac en Gerar

26 Sucedió que hubo hambre en la tierra, además de la que hubo en los días de Abrahán. Así que Isaac se fue a vivir en Gerar, con Abimelec, rey de los filisteos. Y el Señor se le apareció y le dijo:

«No vayas a Egipto. Quédate a vivir en la tierra que yo te diré. Habita como extranjero en esta tierra, y yo estaré contigo y te bendeciré. A ti y a tu descendencia les daré todas estas tierras, y así confirmaré el juramento que le hice a Abrahán, tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y a tu descendencia le daré todas estas tierras. Todas las naciones de la tierra serán bendecidas en tu simiente,(AC) porque Abrahán escuchó mi voz, y guardó mis preceptos, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.»

Y así, Isaac se quedó a vivir en Gerar. Los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer, y él respondió: «Es mi hermana»;(AD) y es que tuvo miedo de decir: «Es mi mujer», al pensar que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.

Después de que él estuvo allí muchos días, sucedió que Abimelec, el rey de los filisteos, al asomarse por una ventana vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer. Entonces Abimelec llamó a Isaac y le dijo:

«¿Así que en realidad ella es tu mujer? ¿Por qué, entonces, dijiste que era tu hermana?»

Isaac le respondió:

«Es que pensé: “Tal vez por causa de ella puedo morir.”»

10 Pero Abimelec le dijo:

«¿Por qué nos has hecho esto? Un poco más y alguno del pueblo hubiera dormido con tu mujer, ¡y nos habrías hecho pecar!»

11 Entonces Abimelec ordenó a todo su pueblo:

«El que toque a este hombre, o a su mujer, puede darse por muerto.»

12 Isaac sembró en aquella tierra y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado 13 y se hizo rico y prosperó. Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. 14 Tuvo rebaños de ovejas y manadas de vacas, y mucha servidumbre. Los filisteos lo envidiaban. 15 Todos los pozos que en los días de Abrahán, su padre, habían abierto sus criados, los filisteos los habían tapado y rellenado con tierra. 16 Por su parte, Abimelec le dijo a Isaac:

«Apártate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.»

17 Entonces Isaac se fue y acampó en el valle de Gerar, y allí se quedó a vivir; 18 volvió a abrir los pozos de agua que en los días de Abrahán su padre se habían abierto, y que después de la muerte de Abrahán los filisteos habían cegado, y volvió a ponerles los nombres que su padre les había dado. 19 Luego los siervos de Isaac cavaron en el valle, y encontraron allí un manantial de agua viva; 20 entonces los pastores de Gerar contendieron con los pastores de Isaac, pues decían: «Esta agua es nuestra.» Por eso Isaac llamó a ese pozo «Esek»,[j] porque habían contendido con él.

21 Abrieron otro pozo, y también riñeron por él; y le puso por nombre «Sitna».[k] 22 Luego Isaac se apartó de allí, y abrió otro pozo, y ya no riñeron por él, así que le puso por nombre «Rejobot»,[l] pues dijo: «Ahora el Señor nos ha hecho prosperar, así que fructificaremos en la tierra.»

23 De allí, Isaac se fue a Berseba. 24 Y esa misma noche el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de Abrahán tu padre. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; y por causa de Abrahán, mi siervo, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.»

25 Isaac edificó allí un altar, e invocó el nombre del Señor; luego plantó allí mismo su tienda, y sus siervos abrieron un pozo.

26 Abimelec(AE) fue desde Gerar a visitarlo. Lo acompañaban su amigo Ajuzat y Ficol, el capitán de su ejército. 27 Y les dijo Isaac:

«¿Por qué vienen a mí, si ustedes me odian, y hasta me echaron de entre ustedes?»

28 Pero ellos respondieron:

«Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo. Por eso dijimos: “Que haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros.” Queremos hacer un pacto contigo, 29 de que no nos hagas ningún daño, así como nosotros no te hemos tocado. Nosotros sólo te hemos tratado bien, y te dejamos ir en paz, y ahora tú eres bendecido por el Señor.»

30 Entonces Isaac les ofreció un banquete, y ellos comieron y bebieron. 31 Al día siguiente se levantaron de madrugada, y el uno al otro se hicieron juramentos. Luego Isaac los despidió, y ellos se marcharon en paz. 32 Ese mismo día los criados de Isaac fueron a darle buenas noticias acerca del pozo que habían abierto, y le dijeron: «Hemos hallado agua.» 33 Isaac lo llamó «Sebá»; de allí que el nombre de aquella ciudad sea Berseba, hasta este día.

34 Esaú tenía cuarenta años cuando tomó por mujeres a Judit, la hija de Berí el hitita, y a Basemat, la hija de Elón el hitita, 35 las cuales fueron motivo de amargura para Isaac y Rebeca.

Jacob recibe la bendición de Isaac

27 Un día, cuando Isaac ya era anciano y sus ojos se le habían nublado hasta perder la vista, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:

«¡Hijo mío!»

Y Esaú respondió:

«¡Aquí estoy!»

Isaac le dijo:

«Mira, ya soy viejo, y puedo morir en cualquier momento. Así que toma tus armas, es decir, tu aljaba y tu arco, y ve al campo y caza algo para mí; hazme luego un guisado, como a mí me gusta, y tráemelo para que lo coma. Así, yo te bendeciré antes de que muera.»

Mientras Isaac hablaba con su hijo Esaú, Rebeca escuchaba. Y Esaú se fue al campo para cazar algo y traerlo. Entonces Rebeca fue a hablar con su hijo Jacob, y le dijo:

«Acabo de oír a tu padre hablar con tu hermano Esaú. Le dijo: “Caza algo, y tráemelo; hazme un guisado, para que yo lo coma y ante el Señor te bendiga antes de que muera.” Así que, hijo mío, escúchame y haz lo que voy a ordenarte: Ve al ganado ahora mismo, y de entre las cabras tráeme de allí dos buenos cabritos. Con ellos haré para tu padre un guiso, como a él le gusta. 10 Luego tú se lo llevarás a tu padre, para que él coma y te bendiga antes de que muera.»

11 Pero Jacob le dijo a su madre:

«Si te fijas, mi hermano Esaú es muy velludo, pero yo soy lampiño. 12 Puede ser que mi padre me palpe; entonces creerá que me estoy burlando de él, y en vez de bendición recibiré maldición.»

13 Y su madre le respondió:

«Hijo mío, ¡que caiga sobre mí tu maldición! Tú, hazme caso y ve a traerme los cabritos.»

14 Jacob fue por los cabritos, y se los llevó a su madre; y ella hizo un guisado, como le gustaba a Isaac. 15 Luego, tomó Rebeca la ropa de Esaú, su hijo mayor, la mejor ropa que ella tenía en casa, y con ella vistió a Jacob, su hijo menor; 16 además, con la piel de los cabritos le cubrió las manos y la parte del cuello donde no tenía vello, 17 y puso en las manos de Jacob, su hijo, el guisado y el pan que ella había preparado.

18 Entonces Jacob fue a ver a su padre, y le dijo:

«¡Padre mío!»

Isaac respondió:

«Aquí estoy. ¿Quién eres tú, hijo mío?»

19 Jacob le dijo a su padre:

«Soy Esaú, tu hijo primogénito. Ya hice lo que me pediste. Así que ven y siéntate a comer de lo que he cazado, para que me bendigas.»

20 Isaac le dijo a su hijo:

«¿Cómo fue que tan pronto hallaste algo que cazar, hijo mío?»

Y él respondió:

«Es porque el Señor, tu Dios, me permitió encontrarlo.»

21 Isaac le dijo a Jacob:

«Acércate, hijo mío, que voy a palparte para saber si eres mi hijo Esaú, o no.»

22 Jacob se acercó a Isaac, su padre, y éste lo palpó y dijo:

«La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.»

23 Y no lo reconoció, pues tenía las manos velludas como las de Esaú, así que lo bendijo, 24 aunque le preguntó:

«¿Eres tú mi hijo Esaú?»

Y Jacob respondió:

«Sí, yo soy.»

25 Dijo también Isaac:

«Acércame lo que cazaste, hijo mío, para que yo coma y luego te bendiga.»

Y Jacob le acercó el guiso, y además le llevó vino, e Isaac comió y bebió. 26 Entonces Isaac le dijo:

«Ahora, hijo mío, acércate y dame un beso.»

27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac percibió el olor de su ropa, lo bendijo así:

«¡Fíjense en el aroma de mi hijo!
¡Es como el aroma del campo que el Señor ha bendecido!
28 ¡Que Dios te dé del rocío del cielo
y de las grosuras de la tierra!
¡Que te dé abundante trigo y vino!
29 ¡Que te sirvan los pueblos!
¡Que las naciones se inclinen ante ti!
¡Conviértete en señor de tus hermanos,
y que ante ti se inclinen los hijos de tu madre!
¡Malditos sean los que te maldigan,
y benditos sean los que te bendigan!»(AF)(AG)

30 Pero sucedió que, cuando Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de la presencia de su padre, su hermano Esaú volvió de andar cazando. 31 También él hizo un guisado, y se lo llevó a su padre y le dijo:

«Levántate, padre mío, y come de lo que tu hijo ha cazado, para que me bendigas.»

32 Isaac, su padre, le dijo:

«¿Y tú quién eres?»

Y él le contestó:

«Pues soy Esaú, tu hijo primogénito.»

33 A Isaac le sobrevino un gran estremecimiento, y dijo:

«¿Y quién es el que vino aquí, y trajo lo que cazó, y me dio a comer de todo ello antes de que tú vinieras? Yo le di mi bendición, y ha quedado bendito.»

34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, lanzó una grande y amarga exclamación, y dijo:

«¡Bendíceme también a mí, padre mío!»

35 Isaac dijo:

«Es que vino tu hermano, y con engaños tomó tu bendición.»

36 Y Esaú respondió:

«¡Qué bien le queda el nombre Jacob! ¡Ya me ha suplantado dos veces! ¡Primero me arrebató mi primogenitura,(AH) y ahora me ha arrebatado mi bendición!»

Y añadió:

«¿No has reservado una bendición para mí?»

37 Isaac le respondió a Esaú:

«Es que yo lo he puesto como señor tuyo, y le he entregado a todos sus hermanos para que sean sus siervos; además, lo he provisto de trigo y de vino; ¿qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?»

38 Esaú respondió a su padre:

«Padre mío, ¿acaso no tienes más que una sola bendición? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!»

Y levantó Esaú el tono de su voz, y lloró.(AI) 39 Entonces Isaac, su padre, le respondió así:

«Tendrás tu habitación en lo mejor de la tierra,
y gozarás del rocío de los cielos de arriba.
40 Vivirás gracias a tu espada, y servirás a tu hermano;
y una vez que te hayas fortalecido
te quitarás del cuello su yugo.»(AJ)(AK)

Jacob huye de Esaú

41 Esaú llegó a odiar a Jacob por causa de la bendición que había recibido de su padre, y dijo en su corazón: «Ya están cerca los días de guardar luto por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob.»

42 Cuando llegaron a oídos de Rebeca estas palabras de Esaú, su hijo mayor, ella mandó llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo:

«Mira, tu hermano Esaú halla consuelo cuando piensa en matarte. 43 Así que hazme caso, hijo mío, y prepárate a huir a la casa de mi hermano Labán, que vive en Jarán. 44 Quédate a vivir con él por algún tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano. 45 Cuando se haya aplacado la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho, yo te haré volver de allá. ¿Por qué voy a perderlos a ustedes dos en un solo día?»

46 A Isaac, Rebeca le dijo:

«Mi vida es un fastidio, por culpa de las hititas que viven en esta tierra. Si Jacob toma como mujer a alguna de estas hititas, ¿para qué quiero seguir viviendo?»

28 Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo. Además, le ordenó:

«No tomes como mujer a ninguna cananea. Levántate y vete a Padán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y toma allí por mujer a una de las hijas de Labán, el hermano de tu madre. ¡Que el Dios omnipotente te bendiga y haga que te reproduzcas y te multipliques, hasta que seas un gran conjunto de pueblos! ¡Que Dios te dé la bendición de Abrahán,(AL) a ti y a tu descendencia, para que heredes la tierra donde ahora vives, y que él le dio a Abrahán!»

Así despidió Isaac a Jacob, y éste se fue a Padán Aram, donde vivía Labán, que era hijo de Betuel el arameo y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú.

Esaú vio que Isaac había bendecido a Jacob, y que lo había enviado a Padán Aram para tomar de allí una mujer. También vio que, al bendecirlo, le había dado la orden de no tomar por mujer a una cananea, y que Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padán Aram. Esaú vio igualmente que a Isaac, su padre, no le agradaban las cananeas, así que se fue a ver a Ismael y, además de sus otras mujeres, Esaú tomó allí por mujer a Majalat, que era hermana de Nebayot e hija de Ismael, el hijo de Abrahán.

Dios se aparece a Jacob en Betel

10 Jacob salió de Berseba y se fue a Jarán. 11 Al llegar a cierto lugar, se quedó allí a pasar la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó una de las piedras de aquel lugar y la puso como cabecera, y allí se acostó para dormir. 12 Entonces tuvo un sueño, en el que veía una escalera apoyada en la tierra, y cuyo extremo tocaba el cielo, y veía que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.(AM) 13 En lo alto de la escalera, veía al Señor, que le decía:

«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde ahora estás acostado.(AN) 14 Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te esparcirás hacia el occidente y el oriente, hacia el norte y el sur. En ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.(AO) 15 Date cuenta de que yo estoy contigo. Yo te protegeré por dondequiera que vayas, y volveré a traerte a esta tierra. No te dejaré ni un momento, hasta que haya hecho lo que te he dicho.»

16 Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: «Realmente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía.» 17 Sintió miedo, y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡No es otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo!»

18 Por la mañana Jacob se levantó y tomó la piedra que había puesto de cabecera, la levantó como un pilar, y sobre ella derramó aceite. 19 A ese lugar le puso por nombre Betel,[m] aunque el primer nombre de esa ciudad era Luz.[n]

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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