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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Éxodo 29-40

Consagración de Aarón y sus hijos

29 Este es el ritual que seguirás con ellos para consagrarlos a mí como sacerdotes: tomarás un novillo y dos carneros sin defecto, panes sin levadura, tortas sin levadura amasadas con aceite y obleas sin levadura untadas en aceite, elaboradas con harina de excelente calidad. Colocarás todo ello en un canastillo y lo presentarás junto con un novillo y dos carneros. Después conducirás a Aarón y a sus hijos a la entrada de la Tienda del encuentro y los lavarás con agua. Seguidamente tomarás las vestiduras y le pondrás a Aarón la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y lo ceñirás con el fajín del efod; colocarás sobre su cabeza el turbante y sobre este pondrás la diadema de la consagración. A continuación, lo ungirás derramando sobre su cabeza el aceite de la unción. Después harás que se acerquen sus hijos: les pondrás las túnicas, ajustarás los turbantes sobre la cabeza de Aarón y sus hijos y les ceñirás los fajines. A ellos les corresponderá el sacerdocio por derecho perpetuo. Así es como consagrarás a Aarón y a sus hijos.

Las ofrendas

10 Traerás el novillo hasta la Tienda del encuentro; Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del animal, 11 y allí, a la entrada de la Tienda del encuentro, en presencia del Señor, lo degollarás. 12 Con el dedo tomarás un poco de la sangre del novillo y untarás con ella los salientes del altar; con el resto de la sangre rociarás la base del altar. 13 Tomarás la grasa que recubre las vísceras, el lóbulo del hígado, los dos riñones con su grasa y lo quemarás en el altar; 14 sin embargo, la carne del novillo, su piel y sus intestinos, los quemarás fuera del campamento, pues es un sacrificio por el pecado.

15 Después tomarás uno de los carneros sobre cuya cabeza pondrán sus manos Aarón y sus hijos. 16 Lo degollarás y derramarás su sangre alrededor del altar. 17 Luego lo descuartizarás, lavarás sus vísceras y patas, colocándolas sobre los trozos de carne y sobre la cabeza, 18 y dejarás que todo se queme completamente sobre el altar. Este es un holocausto para el Señor, una ofrenda quemada cuyo olor le agrada.

19 Tomarás seguidamente el segundo carnero sobre cuya cabeza pondrán sus manos Aarón y sus hijos. 20 Tú lo degollarás y, tomando un poco de la sangre, untarás el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y de sus hijos y los pulgares de sus manos y pies derechos; el resto de la sangre lo derramarás alrededor del altar. 21 Tomarás un poco de la sangre que está sobre el altar y del aceite de la unción, y con ellos rociarás a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y sus vestiduras. De este modo quedarán consagrados Aarón, sus hijos y las vestiduras de todos ellos.

22 A este carnero sacrificado en el rito de consagración del sacerdote le quitarás el rabo y las partes adiposas: la grasa que cubre las vísceras, el lóbulo del hígado, los dos riñones, la grasa que los recubre y también la pata derecha; 23 y del cestillo de los panes sin levadura presentados al Señor tomarás una rosca de pan, una torta amasada con aceite y una oblea; 24 depositarás todo esto en las manos de Aarón y de sus hijos y lo ofrecerás delante del Señor haciendo el gesto ritual de presentación. 25 Después, volverás a tomarlo de sus manos y lo quemarás en el altar, sobre los restos del anterior holocausto, como fragancia apaciguadora delante del Señor. Es una ofrenda que se quema en honor del Señor.

26 Tomarás también el pecho del carnero que se utilizó para la consagración de Aarón y realizarás con él el ritual de presentación delante del Señor. Es la porción que te corresponde. 27 Apartarás el pecho presentado ritualmente y la pata de la ofrenda, es decir, las partes reservadas y ofrecidas del carnero que sirvieron para el gesto ritual de presentación de Aarón y sus hijos. 28 Es la parte que Aarón y sus hijos recibirán de los israelitas, según un decreto perpetuo. Será una ofrenda que los israelitas deberán seguir aportando en sus sacrificios de comunión, algo reservado como ofrenda en honor del Señor.

29 Las vestiduras sagradas de Aarón las heredarán sus descendientes al ser ungidos y consagrados con ellas. 30 El hijo de Aarón que le suceda en el sacerdocio, las vestirá durante siete días, cada vez que entre en la Tienda del encuentro para oficiar en el santuario.

El banquete sagrado

31 En cuanto al carnero sacrificado en el rito de consagración, cuece su carne en lugar sagrado; 32 Aarón y sus hijos la comerán con el pan del cestillo, a la entrada de la Tienda del encuentro. 33 De este modo comerán todo aquello que sirvió para su expiación cuando fueron investidos como sacerdotes y consagrados a mí. Ningún extraño deberá comer de estas cosas, porque son ofrendas sagradas. 34 Si sobra algo para el día siguiente del pan o de la carne del rito de consagración, quémalo; que nadie lo coma, porque es parte de la ofrenda sagrada.

35 Esto es lo que harás con Aarón y sus hijos, de acuerdo con todas mis instrucciones. La ceremonia de su consagración durará siete días. 36 Cada uno de esos días ofrecerás un novillo como sacrificio de expiación por el pecado; purificarás el altar ofreciendo sobre él un sacrificio por el pecado, y lo consagrarás derramando aceite sobre él. 37 Durante siete días harás expiación por el altar y lo consagrarás. Así el altar quedará tan santificado que todo lo que entre en contacto con él quedará consagrado.

Las ofrendas diarias

38 Esta es la ofrenda que cada día, perpetuamente, ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año. 39 Ofrecerás uno de ellos al despuntar el día, y el otro al caer la tarde. 40 Con el primer cordero ofrecerás dos kilos de harina de excelente calidad amasada con un litro de aceite y, como libación, un litro de vino. 41 A la caída de la tarde ofrecerás el otro cordero, con una ofrenda y una libación iguales a las de la mañana, como una ofrenda quemada cuyo olor le agrada al Señor. 42 Las generaciones futuras deberán ofrecer perpetuamente este holocausto, que tendrá lugar a la entrada de la Tienda del encuentro, porque es allí donde yo me encontraré contigo para hablarte. 43 Allí me encontraré con los israelitas, y el lugar quedará consagrado por mi gloriosa presencia. 44 Consagraré la Tienda del encuentro y el altar; a Aarón y a sus hijos los consagraré como sacerdotes a mi servicio. 45 Yo habitaré en medio de los israelitas y seré su Dios. 46 Así reconocerán que yo soy el Señor su Dios, el que los sacó de Egipto para vivir entre ellos. Yo soy el Señor su Dios.

El altar del incienso (Ex 37,25-28)

30 Harás con madera de acacia un altar para quemar incienso. Su forma será cuadrada y medirá medio metro de largo, por medio metro de ancho, y un metro de alto. Sus salientes en forma de cuernos formarán una pieza con él. Recubrirás de oro puro su parte superior, todos sus lados y sus salientes en forma de cuernos, y le pondrás una moldura de oro alrededor. Fijarás unas argollas de oro debajo de la moldura, dos en un lado y dos en el otro; por ellas pasarás los dos varales que servirán para transportarlo. Los varales los harás de madera de acacia y los recubrirás de oro. Colocarás el altar delante del velo que oculta el Arca del testimonio, frente a la cubierta que lo recubre, allí donde yo me encontraré contigo. Cada mañana, al preparar las lámparas, Aarón quemará incienso aromático sobre él; y a la caída de la tarde, cuando Aarón vuelva a preparar las lámparas, quemará incienso de nuevo. Las generaciones venideras deberán ofrecer perpetuamente esta ofrenda perfumada delante del Señor. Sobre este altar no se debe quemar otro incienso, ni holocaustos, ni ofrendas, ni derramar libación alguna. 10 Una vez al año, Aarón realizará el ritual de la expiación. Lo hará derramando sobre los salientes en forma de cuernos del altar la sangre del sacrificio expiatorio. Este rito será repetido cada año, generación tras generación. El altar será considerado santísimo, porque está consagrado al Señor.

El impuesto para la Tienda del encuentro (Ex 38,25-26)

11 El Señor dijo a Moisés:

12 — Cuando hagas el recuento de los israelitas, con el fin de censarlos, cada uno deberá dar una contribución al Señor a modo de rescate de su vida; así no recaerá sobre ellos ninguna calamidad al ser empadronados. 13 Cada uno de los censados dará como contribución al Señor seis gramos de plata, según la tasación oficial del santuario: la ofrenda al Señor será de seis gramos de plata. 14 Todos los censados, siempre que tengan veinte años o más, entregarán esta contribución al Señor. 15 Al entregar cada uno al Señor su contribución para rescatar su vida, ni el rico dará más de seis gramos de plata, ni el pobre menos de seis. 16 Tú recibirás el dinero del rescate de los israelitas y lo destinarás al servicio de la Tienda del encuentro. Así el Señor tendrá siempre presente que los israelitas han pagado por el rescate de sus vidas.

La pila de bronce (Ex 38,8)

17 El Señor dijo a Moisés:

18 — Harás una pila de bronce, con su base del mismo metal, para realizar las purificaciones. La colocarás entre la Tienda del encuentro y el altar, y la llenarás de agua 19 para que en ella se laven las manos y los pies Aarón y sus hijos. 20 Si no quieren morir, se lavarán con esta agua antes de entrar en la Tienda del encuentro y también antes de acercarse al altar para oficiar y presentar la ofrenda que se quema para el Señor. 21 Se lavarán las manos y los pies; de no hacerlo así, morirán. Esta es una norma que Aarón y sus descendientes deberán observar perpetuamente.

El aceite de la unción (Ex 37,29; 40,9-15)

22 El Señor dijo a Moisés:

23 — Provéete de las plantas aromáticas más preciadas: seis kilos de mirra en grano, la mitad, o sea tres kilos, de cinamomo oloroso, tres kilos de caña aromática, 24 seis kilos de casia —pesados según el peso oficial del santuario— y siete litros de aceite de oliva. 25 Estos son los ingredientes para elaborar el aceite sagrado de la unción. Usando el arte de los perfumistas prepararás con ellos el ungüento aromático, 26 con el cual ungirás la Tienda del encuentro, el Arca del testimonio, 27 la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con sus accesorios, el altar del incienso, 28 el altar de los holocaustos con todos sus utensilios y la pila con su base. 29 Así los consagrarás y quedarán tan santificados que, todo cuanto entre en contacto con ellos, quedará consagrado. 30 También ungirás a Aarón y a sus hijos y los consagrarás como sacerdotes a mi servicio. 31 A los israelitas dirás: “Este es el aceite que deben usar para la unción sagrada de ahora en adelante”. 32 Pero que nadie lo use para perfumarse, ni imite su receta. Es un aceite sagrado, y como tal deben considerarlo. 33 Si alguien prepara un ungüento semejante o lo usa con una persona no adecuada, será expulsado de la comunidad.

34 El Señor dijo a Moisés:

— Toma en cantidades iguales las siguientes especias olorosas: resina, uña aromática, incienso puro y gálbano aromático; 35 con el arte de los perfumistas, elabora un incienso aromático y añádele sal para que sea puro y santo. 36 Una parte del incienso muélelo muy fino y espolvoréalo ante el Arca del testimonio, en la Tienda del encuentro, es decir, en el lugar donde yo me encontraré contigo. Consideren este incienso como una cosa santísima; 37 por tanto, que nadie imite la receta para uso personal. Considérenlo como algo sagrado y exclusivo del Señor. 38 Si alguno prepara una mezcla semejante para disfrutar de su fragancia, será expulsado de la comunidad.

31 El Señor dijo a Moisés:

— Mira, he elegido a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, y lo he dotado de habilidades extraordinarias, de destreza, talento y pericia en toda clase de trabajos; podrá así idear proyectos y realizarlos en oro, plata y bronce, tallar y engastar piedras preciosas, trabajar la madera y realizar cualquier otra labor. Le he asignado como ayudante a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan. También he dotado de una habilidad especial a todos los artesanos competentes para que puedan realizar todo lo que he mandado construir, a saber, la Tienda del encuentro, el Arca del testimonio, la cubierta que va sobre el Arca y todos los utensilios de la Tienda: la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro y todos sus accesorios, el altar del incienso, el altar de los holocaustos y todos sus utensilios, la pila de bronce con su base; 10 las vestiduras de ceremonia, tanto las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón como las de sus hijos para cuando oficien como sacerdotes; 11 el aceite de la unción y el incienso aromático para el santuario. Todo lo harán según las instrucciones que te he dado.

Descanso sabático

12 El Señor dijo a Moisés:

13 — Di a los israelitas: Pero sobre todo, observarán mis sábados, pues esta es la señal de la alianza sellada entre ustedes y yo durante todas sus generaciones. Así se conocerá que he sido yo, el Señor, quien los ha consagrado. 14 El sábado será para ustedes un día sagrado; obsérvenlo. Quien lo profane, morirá sin remedio. Todo aquel que realice cualquier trabajo en ese día será expulsado de su pueblo. 15 Durante seis días pueden trabajar, pero el séptimo día es sábado, día de descanso solemne consagrado a mí. Si alguien trabaja, morirá sin remedio. 16 Los israelitas y sus descendientes observarán el sábado como señal de alianza eterna. 17 Para siempre este día será una señal de la alianza sellada entre los israelitas y yo, porque el Señor hizo el cielo y la tierra en seis días y el séptimo dejó de trabajar y descansó.

Ruptura y renovación de la Alianza (31,18—34,35)

El becerro de oro

18 Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos losas del testimonio: losas de piedra escritas por el dedo de Dios.

32 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se presentaron en masa ante Aarón y le dijeron:

— Anda, haznos un dios que nos guíe pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto.

Aarón les respondió:

— Quítenles los pendientes de oro que llevan en las orejas sus mujeres, hijos e hijas, y tráiganmelos.

Todos se quitaron los pendientes de oro de las orejas y se los llevaron a Aarón; este los recibió de sus manos e hizo con el oro fundido un becerro modelado a cincel. Entonces ellos exclamaron:

— ¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!

Cuando Aarón vio esto, construyó un altar delante del becerro y proclamó:

— Mañana será un día de fiesta en honor del Señor.

Al día siguiente madrugaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Después se sentaron a comer y beber y, al finalizar, se levantaron a divertirse. El Señor dijo a Moisés:

— Desciende del monte, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. Muy pronto se han apartado del camino que yo les había indicado. Se han fabricado un becerro de metal al que adoran y ofrecen sacrificios al tiempo que proclaman: “¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!”.

El Señor continuó diciendo:

— Me estoy dando cuenta de que este pueblo es muy testarudo. 10 Déjame, pues, que descargue mi ira contra ellos y los aniquile. Y tú serás el que dé origen a una gran nación.

11 Entonces Moisés intentó aplacar el furor del Señor, su Dios, diciendo:

— Señor, ¿por qué vas a descargar tu ira contra tu pueblo, el mismo en favor del que hiciste uso de tu gran fuerza y poder para sacarlo de Egipto? 12 ¿Acaso vas a permitir que los egipcios digan: “Con malos fines los sacó Dios; lo hizo para matarlos en las montañas y borrarlos de la faz de la tierra”? No te dejes llevar por la ira y renuncia al castigo que pensabas para tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes hiciste solemne promesa diciendo: “Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y daré a sus descendientes como herencia perpetua la tierra de la que les he hablado”.

14 Entonces el Señor renunció a aplicar el castigo con que había amenazado a su pueblo.

15 Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos losas del testimonio. Estaban escritas por ambos lados, por delante y por detrás. 16 Las losas y la escritura que había grabada en ellas eran obra de Dios.

17 Cuando Josué escuchó el griterío del pueblo, dijo a Moisés:

— Se escuchan gritos de guerra en el campamento.

18 Y Moisés respondió:

— No son gritos de victoria ni de derrota; lo que estoy oyendo son cantos festivos.

19 Cuando llegó Moisés al campamento y vio el becerro y las danzas, se enfureció y arrojó al pie del monte las losas que llevaba en sus manos, haciéndolas añicos. 20 Agarró el becerro que habían fabricado, lo arrojó al fuego y, una vez convertido en ceniza, lo disolvió en agua y obligó a los israelitas a que bebieran esa agua.

21 Y dijo a Aarón:

— ¿Se puede saber qué te hizo este pueblo para que le indujeras a cometer un acto tan aberrante?

22 Aarón respondió:

— Señor mío, no te enfades contra mí; tú sabes que este pueblo es proclive al mal. 23 Me dijeron: “Haznos un dios que nos guíe, pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto”. 24 Yo les contesté: “El que tenga oro, que se desprenda de él”. Ellos me lo entregaron, yo lo eché al fuego ¡y salió este becerro!

25 Se percató Moisés de que el pueblo estaba descontrolado, pues Aarón no le había puesto freno, y ahora el pueblo estaba expuesto a las burlas de sus enemigos. 26 Entonces Moisés se plantó en la puerta del campamento y gritó:

— ¡Que se pongan a mi lado los que están de parte del Señor!

Y todos los levitas se le unieron.

27 Él les dijo:

— Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: Que cada uno se ciña su espada al muslo, recorra el campamento y vaya de puerta en puerta matando a los culpables sin tener en cuenta si es su hermano, su amigo o su vecino.

28 Los levitas cumplieron la orden de Moisés y aquel día murieron unos tres mil hombres del pueblo. 29 Moisés les dijo:

— Hoy el Señor los bendice y los constituye sus sacerdotes, pues lo han preferido a sus propios hijos y hermanos.

Intercesión de Moisés

30 Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:

— Han cometido un pecado gravísimo; no obstante voy a subir adonde está el Señor, a ver si logro que los perdone.

31 Volvió Moisés adonde estaba el Señor, y le dijo:

— Sin duda que este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro. 32 Pero te ruego que les perdones su pecado; si no lo haces, bórrame del libro donde nos tienes inscritos.

33 Pero el Señor le contestó:

— Al que haya pecado contra mí, lo borraré del libro. 34 Tú lleva al pueblo al lugar que te dije. Mi ángel te irá guiando. Y llegado el momento les pediré cuentas por su pecado.

35 Y el Señor castigó al pueblo por haber adorado al becerro de oro fabricado por Aarón.

El Señor en el camino

33 El Señor dijo a Moisés:

— Anda, ponte en camino con el pueblo que sacaste de Egipto hacia la tierra que juré dar a los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob. Un ángel, que yo enviaré delante de ti, expulsará a los cananeos, amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos, para que puedas entrar en la tierra que mana leche y miel. Pero yo no iré contigo, porque son un pueblo testarudo y puede que los aniquile en el camino.

Al oír el pueblo estas palabras tan duras, guardó luto y nadie se puso sus joyas. Dijo entonces el Señor a Moisés:

— Di a los israelitas: “Ustedes son un pueblo muy testarudo y, aunque solo estuviera con ustedes un momento, acabaría por aniquilarlos. Despréndanse, pues, de las joyas que llevan encima, y veré qué hago con ustedes”.

Y por eso, a partir del monte Horeb, los israelitas dejaron de usar sus joyas.

En la Tienda del encuentro

Moisés trasladó la Tienda y la plantó fuera del campamento a cierta distancia, y la llamó “Tienda del encuentro”. Si alguien quería consultar al Señor, salía del campamento e iba a la Tienda del encuentro. Cuando Moisés se dirigía a la Tienda del encuentro, todo el pueblo se levantaba y permanecía en pie a la entrada de su propia tienda, siguiendo con la mirada a Moisés hasta que entraba en ella. En cuanto él entraba en la Tienda del encuentro, la columna de nube descendía y se situaba en la puerta mientras el Señor hablaba con Moisés. 10 Y cada uno del pueblo se postraba a la puerta de su propia tienda cuando veían la columna de nube detenida a la entrada de la Tienda.

11 El Señor hablaba cara a cara con Moisés, como lo hace uno con un amigo. Cuando Moisés regresaba al campamento, allí se quedaba Josué, su joven ayudante, que no se movía del interior de la Tienda.

Moisés suplica al Señor

12 Moisés dijo al Señor:

— Mira, tú mismo me has encomendado que guíe a este pueblo, pero no me has indicado a quién enviarás para ayudarme. Dices que me he ganado tu confianza y gozo de tu favor; 13 pues si realmente es así, dame a conocer tus intenciones para que sepa que confías en mí. Recuerda que esta gente es tu pueblo.

El Señor respondió:

14 — Yo mismo te acompañaré y te conduciré al lugar de tu descanso.

15 A lo que Moisés replicó:

— Si tú no nos vas a acompañar, no nos hagas salir de aquí; 16 porque ¿cómo voy a estar seguro de que tu pueblo y yo gozamos de tu favor, si tú no nos acompañas? Precisamente en esto nos diferenciamos tu pueblo y yo del resto de los pueblos que habitan la tierra.

Respondió el Señor:

17 — También te concedo esta petición que acabas de hacerme porque gozas de mi favor y te has ganado mi confianza.

La gloria del Señor

Moisés suplicó:

18 — ¡Déjame ver tu gloria!

19 Y el Señor le respondió:

— Haré pasar delante de ti todo mi esplendor. Delante de ti proclamaré mi nombre: “El Señor”. Tendré misericordia de quien quiera y seré compasivo con quien me plazca; 20 pero no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verlo y quedar con vida.

21 Y añadió:

— Aquí, junto a mí, hay un lugar. Ponte sobre la roca, 22 y cuando pase mi gloria, te meteré en una hendidura de la roca y te esconderé en el hueco de mi mano hasta que yo haya pasado. 23 Después, cuando retire mi mano, podrás ver mi espalda, pero no mi rostro.

Las segundas losas del testimonio

34 El Señor dijo a Moisés:

— Talla dos losas de piedra iguales a las primeras: Yo escribiré en ellas lo mismo que había en las otras, las que tú hiciste añicos. Prepárate para mañana, pues al amanecer subirás al monte Sinaí, y allí, en la cima del monte, me esperarás. Que nadie suba contigo. No dejes que nadie esté por los alrededores del monte; ni siquiera ovejas o vacas pastando por las cercanías.

Moisés talló dos losas de piedra iguales a las primeras. Se levantó muy temprano y subió al monte Sinaí portando las dos losas de piedra, tal como el Señor se lo había ordenado. Entonces el Señor descendió en una nube, y se quedó allí, al lado de Moisés, el cual pronunció el nombre del Señor.

El Señor pasó delante de él proclamando:

— ¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios compasivo y benévolo, lento en airarse y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la desobediencia, la rebeldía y los pecados, aunque no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, en los biznietos y en los tataranietos!

Inmediatamente Moisés se postró en el suelo y lo adoró diciendo:

— Señor, si de verdad gozo de tu favor, ven con nosotros, aunque seamos un pueblo testarudo. Perdónanos nuestras desobediencias y pecados, y acéptanos como propiedad tuya.

Alianza renovada

10 El Señor le respondió:

— Mira, voy a sellar una alianza. A la vista de todo el pueblo realizaré maravillas como no se han hecho en ningún país ni en ninguna nación. El pueblo que está contigo verá la obra del Señor, porque yo haré cosas impresionantes contigo.

11 Cumple lo que te ordeno hoy y expulsaré de tu presencia a amorreos, cananeos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos. 12 Guárdate mucho de pactar con los habitantes del país donde vas a entrar porque serían una trampa para ti. 13 Al contrario, derriben sus altares, destruyan sus piedras votivas y talen sus árboles sagrados.

14 No adores a dioses extranjeros porque yo, el Señor, llevo el nombre de “Celoso” y soy un Dios celoso.

15 No hagas ninguna alianza con los habitantes de aquel país, no sea que cuando ellos rindan culto a sus dioses y les ofrezcan sacrificios, te inviten también a ti y tengas que comer de las víctimas sacrificadas. 16 No tomes a sus hijas como esposas para tus hijos, pues puede que cuando ellas rindan culto a sus dioses, induzcan también a los hijos de ustedes a rendir culto a esos mismos dioses.

17 No te fabriques dioses de metal fundido.

Las fiestas anuales

18 Observa la fiesta de los Panes sin levadura: durante siete días y según te mandé, comerás panes sin levadura en la fecha señalada del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto.

19 Todos los primogénitos me pertenecen, incluidas las primeras crías de tu ganado tanto vacuno como ovino, siempre que sean machos. 20 Puedes rescatar a la primera cría del asno sustituyéndola por un cordero, pero si no la rescatas, tendrás que desnucarla. A tus hijos primogénitos los rescatarás. Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.

21 Durante seis días trabajarás y el séptimo descansarás, incluso en tiempo de siembra o siega.

22 Celebra la fiesta de las Semanas, al comienzo de la siega del trigo; y también la fiesta de la Recolección, al final del año agrícola.

23 Tres veces al año se presentarán todos los varones ante el Señor, Dios de Israel. 24 Cuando yo haya alejado de ti a las demás naciones y haya ampliado tus fronteras, nadie intentará invadir tu territorio aprovechando que subes tres veces al año a presentarte ante el Señor tu Dios.

25 No ofrezcas nada fermentado junto con la sangre de la víctima sacrificada en mi honor, ni conserves para el día siguiente lo que sobre del animal sacrificado en la Pascua.

26 Lleva a la casa del Señor tu Dios las primicias de los frutos de tu tierra. No cuezas el cabrito en la leche de su madre.

27 Después el Señor ordenó a Moisés:

— Pon por escrito todos estos mandatos, porque ellos son las cláusulas de la alianza que yo sello contigo y con los israelitas.

28 Y allí permaneció Moisés con el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las losas las cláusulas de la alianza, es decir, las Diez Palabras.

El rostro radiante de Moisés

29 Al bajar Moisés del monte Sinaí, traía consigo las dos losas del testimonio y no se dio cuenta de que su rostro irradiaba luminosidad porque había hablado con el Señor. 30 Aarón y los israelitas, al ver el rostro radiante de Moisés, temieron acercarse a él. 31 Pero Moisés los llamó y, cuando Aarón y los jefes de la comunidad se le acercaron, conversó con ellos. 32 Se acercaron después a él todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. 33 Cuando terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.

34 Cada vez que Moisés se presentaba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo y permanecía así hasta que salía y comunicaba a los israelitas las órdenes que había recibido del Señor. 35 Los israelitas contemplaban cómo el rostro de Moisés irradiaba luminosidad; luego Moisés volvía a ponerse el velo en el rostro y se lo dejaba puesto hasta que entraba de nuevo a hablar con el Señor.

Ejecución de las instrucciones (35—40)

Normas para el sábado

35 Moisés convocó a la comunidad de los israelitas y les dijo: Esto es lo que el Señor les manda hacer: Durante seis días pueden trabajar, pero el séptimo día es sábado, día de descanso consagrado al Señor. Si alguien trabaja durante ese día, será castigado con la muerte. Durante el sábado está prohibido encender fuego en cualquier lugar donde estén.

Las ofrendas para el santuario (Ex 25,1-7)

Moisés dijo a toda la comunidad de los israelitas: Esto es lo que ordena el Señor: Recojan entre ustedes una ofrenda para el Señor. El que quiera ser generoso que traiga para el Señor oro, plata, bronce; lana teñida de púrpura violeta, escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra; pieles de carnero curtidas, pieles de marsopa, madera de acacia; aceite para la lámpara, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático; piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.

Los utensilios del santuario (Ex 39,32-41)

10 Todo aquel que tenga habilidades especiales, que las ponga al servicio del Señor para hacer lo que él ha mandado: 11 la Morada, su Tienda y lo que la recubre, sus ganchos, sus tablones, sus varales, sus columnas y sus basas; 12 el Arca y sus varales, su cubierta y el velo que sirve de separación; 13 la mesa con sus varales y todos sus utensilios junto con los panes de la ofrenda; 14 el candelabro, con sus accesorios y sus lámparas y el aceite para el alumbrado; 15 el altar del incienso y sus varales, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la Morada; 16 el altar de los holocaustos con su enrejado de bronce, sus varales y todos sus utensilios; la pila con su base; 17 las cortinas del atrio, con sus columnas y basas, la cortina que hace las veces de puerta del atrio; 18 los tableros de la Morada y del atrio, con sus cuerdas; 19 las vestiduras de ceremonia para oficiar en el santuario, las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón y las vestiduras que usarán sus hijos cuando oficien como sacerdotes.

Las ofrendas de los israelitas

20 Entonces, la comunidad de los israelitas se retiró de la presencia de Moisés; 21 todos los que se sintieron movidos por un impulso de generosidad volvieron con ofrendas al Señor para que se construyera la Tienda del encuentro, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. 22 Y vinieron hombres y mujeres trayendo de corazón broches, pendientes, anillos, brazaletes, y toda clase de alhajas de oro; y cada uno presentaba ritualmente ante el Señor su ofrenda de oro. 23 Los que tenían púrpura violeta, escarlata o carmesí, o lino fino o pelo de cabra, o pieles de carnero curtidas o pieles de marsopa, lo traían. 24 Los que podían ofrendar objetos de plata o bronce, los donaban voluntariamente como ofrenda al Señor; y los que disponían de madera de acacia, útil para cualquier trabajo manual, también la traían. 25 Las mujeres con habilidad para tejer traían sus tejidos hechos a mano de color violeta, escarlata o carmesí y también lino fino; 26 y otras mujeres, que conocían bien el oficio, se ofrecieron voluntariamente a tejer el pelo de cabra. 27 Los principales del pueblo aportaron piedras de ónice y otras piedras preciosas para el engaste del efod y el pectoral; 28 aportaron también especias, aceite para las lámparas y para la unción e incienso aromático.

29 Tanto los hombres como las mujeres que sintieron el impulso de ayudar libremente en la obra que el Señor había ordenado a Moisés, trajeron su ofrenda voluntariamente al Señor.

Los artesanos Besalel y Oholiab (Ex 31,1-6)

30 Moisés les dijo a los israelitas:

— Miren, el Señor ha escogido a Besalel, hijo de Urí y nieto de Jur, de la tribu de Judá, 31 y lo ha dotado de habilidades extraordinarias, de destreza, talento y pericia en toda clase de trabajos, 32 para idear proyectos y realizarlos en oro, plata y bronce, 33 para tallar y engastar piedras preciosas, para trabajar la madera y realizar cualquier otra labor de artesanía. 34 También lo ha dotado de talento para trasmitir sus enseñanzas a otros. A él y a Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, 35 el Señor los ha dotado de manos habilidosas para realizar toda clase de trabajos: de tallado y de diseño, de recamado de telas de púrpura violeta, escarlata o carmesí y de lino fino. Sabrán diseñar proyectos artísticos y ejecutarlos.

36 Así, pues, Besalel, Oholiab y aquellos a quienes el Señor había dotado de talento y habilidad especial para realizar los distintos trabajos del santuario, llevaron a cabo todo lo que había ordenado el Señor.

La suspensión de las ofrendas

Moisés reunió a Besalel, a Oholiab y a todos los artesanos a quienes el Señor había dotado de habilidad y estaban dispuestos a colaborar en la realización de esa tarea, y personalmente les entregó todas las ofrendas que los israelitas habían donado para la realización del santuario. Pero como día tras día el pueblo seguía llevando ofrendas voluntarias, todos los artesanos que trabajaban en el santuario suspendieron su labor para ir a decirle a Moisés:

— La gente está trayendo más de lo que se necesita para acabar lo que el Señor ha ordenado.

Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento:

— Que nadie, ni hombre ni mujer, contribuya más para la obra del santuario.

Así el pueblo dejó de llevar más ofrendas, pues lo que ya habían aportado era más que suficiente para llevar a cabo todo el trabajo.

La construcción de la Morada (Ex 26,1-37)

Los artesanos más hábiles hicieron la Morada con diez cortinas de lino trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí, y con querubines esmeradamente bordados. Cada cortina medía catorce metros de largo, por dos de ancho; todas las cortinas tenían las mismas medidas. 10 Cinco cortinas estaban unidas una con otra, y las otras cinco las empalmaron de igual modo. 11 Luego, en el borde de la primera serie de cortinas, pusieron unas presillas de púrpura violeta; y lo mismo hicieron en el borde de la última cortina del otro grupo. 12 Pusieron cincuenta presillas en la primera cortina y otras cincuenta en la última del segundo grupo. Las presillas se correspondían entre sí. 13 Enlazaron un cuerpo de cortinas con el otro mediante cincuenta corchetes de oro, de modo que la Morada formó un todo.

14 También se tejieron con pelo de cabra once cortinas para la cubierta de la Morada. 15 Todas las cortinas medían lo mismo: quince metros de largo, por dos de ancho. 16 Cinco cortinas iban empalmadas por una parte, y las seis restantes por la otra. 17 Los bordes de cada serie de cortinas empalmadas iban rematados con cincuenta presillas; 18 fabricaron también cincuenta pasadores de bronce los cuales, metidos por las presillas, cerraban la Tienda formando un todo.

19 Se fabricó, además, para la Tienda una cubierta de pieles de carnero curtidas y una sobrecubierta de pieles de marsopa. 20 Luego prepararon unos tableros de madera de acacia y los colocaron verticalmente para formar la Morada. 21 Cada tablero medía cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho; 22 y tenía dos espigas, para ensamblarlos uno con otro. Todos los tableros de la Morada fueron hechos de la misma forma. 23 Para el lado de la Morada que mira al sur, hicieron veinte tableros 24 debajo de los cuales colocaron cuarenta basas de plata, una para cada una de las dos espigas de cada tablero. 25 Para el otro lado de la Morada, el que mira al norte, también prepararon veinte tableros 26 con sus cuarenta basas de plata, dos por cada tablero. 27 Y para la parte de la Morada que mira a poniente, prepararon seis tableros, 28 además de otros dos que situaron en las esquinas posteriores de la Morada, 29 y que estaban unidos de abajo a arriba hasta la primera argolla, formando de este modo los dos ángulos del santuario. 30 Eran, pues, en total ocho tableros con sus correspondientes dieciséis basas de plata; dos por tablero.

31 Prepararon también cinco travesaños de madera de acacia para los tableros de un lado de la Morada, 32 y cinco para los del otro lado y cinco más para los tableros de la parte posterior, la que mira al poniente. 33 El travesaño central lo hicieron de tal forma que pasara por entre los tableros, de una punta a otra. 34 Revistieron de oro los tableros y les pusieron unas argollas de oro por donde pasaban los travesaños, que estaban igualmente revestidos de oro.

35 Hicieron, además, un velo de lino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí, con querubines esmeradamente bordados. 36 Para colgar el velo, hicieron cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro, con ganchos también de oro, y las apoyaron sobre cuatro basas de plata.

37 Para la entrada de la Tienda hicieron una cortina de lino fino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí, todo ello esmeradamente recamado; 38 y colgaron la cortina de cinco columnas de madera de acacia revestidas de oro lo mismo que sus ganchos, capiteles y molduras; en cambio, las cinco basas para las columnas, se fundieron en bronce.

El Arca del testimonio (Ex 25,10-22)

37 Besalel hizo el Arca de madera de acacia, de ciento veinticinco centímetros de largo, por setenta y cinco de ancho, y setenta y cinco de alto. La recubrió de oro puro por dentro y por fuera, y le puso alrededor una moldura también de oro. Fundió, además, oro para hacer cuatro argollas que colocó en las cuatro esquinas del Arca; dos a cada lado. Luego hizo unos varales de madera de acacia, los recubrió de oro y los metió por las argollas laterales del Arca, para poder transportarla.

Después hizo la cubierta del Arca; la hizo de oro puro y con una medida de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho. Asimismo, hizo dos querubines, cincelados en oro, para los extremos de la cubierta del Arca, uno en cada extremo y formando ambos una sola pieza con la cubierta. Los querubines con sus alas extendidas hacia arriba la cubrían. Estaban situados uno frente al otro, mirando al centro de la cubierta del Arca.

La mesa de los panes de la ofrenda (Ex 25,23-30)

10 También hizo la mesa de madera de acacia, de un metro de largo por medio de ancho y setenta y cinco centímetros de alto; 11 la recubrió de oro puro y le puso alrededor una moldura también de oro. 12 La rodeó de una cornisa, como de un palmo, y en torno a este reborde colocó una moldura de oro. 13 Después hizo cuatro argollas de oro y las colocó en las cuatro esquinas correspondiéndose con sus cuatro patas; 14 las argollas quedaron sujetas a la moldura y por ellas pasaban los varales para transportar la mesa.

15 Los varales para transportar la mesa los hizo de madera de acacia y los recubrió de oro. 16 Finalmente, hizo de oro puro los utensilios que debían estar sobre la mesa: platos, copas, jarras y tazones para la libación.

El candelabro (Ex 25,31-40)

17 Hizo, asimismo, el candelabro de oro puro; todo labrado a cincel. Tanto su basa y fuste como los cubiletes en forma de flor de almendro, con sus cálices y sus corolas, formaban una sola pieza. 18 De sus lados arrancaban seis brazos, tres a cada lado. 19 Cada uno de los brazos que salían del candelabro tenía tres cubiletes en forma de flor de almendro con cáliz y corola. 20 El fuste del candelabro, en cambio, tenía cuatro cubiletes en forma de flor de almendro, cada una con su cáliz y su corola. 21 Debajo de cada pareja de brazos que salían del candelabro, había un cáliz. Así sucedía con cada uno de los tres pares de brazos que salían del candelabro. 22 Los cálices y sus brazos formaban una sola pieza, toda ella cincelada en oro puro. 23 Después hizo de oro puro sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus platillos. 24 Para hacer el candelabro y todos sus utensilios emplearon treinta y tres kilos de oro.

El altar del incienso (Ex 30,1-5)

25 Hizo también con madera de acacia el altar para quemar incienso. Su forma era cuadrada y medía medio metro de largo por medio metro de ancho y un metro de alto. Sus salientes en forma de cuernos formaban una pieza con él. 26 Recubrió de oro puro su parte superior, todos sus lados y sus salientes en forma de cuernos, y le puso una moldura de oro alrededor. 27 Fijó unas argollas de oro debajo de la moldura, dos en un lado y dos en el otro, para que pudieran pasar los dos varales que servían para transportarlo. 28 Los varales eran también de madera de acacia y los recubrió de oro.

29 Besalel también preparó el aceite sagrado de la unción y el incienso puro y aromático, según el arte de los perfumistas.

El altar de los holocaustos (Ex 27,1-8)

38 Con madera de acacia, hizo el altar de los holocaustos. Su forma era cuadrada y medía dos metros y medio por cada lado y metro y medio de alto. En sus esquinas, formando una sola pieza con él, colocó cuatro salientes en forma de cuernos que recubrió de bronce. Y de este metal hizo también todos los utensilios del altar: recipientes para la ceniza, badiles, acetres, garfios y braseros. También fabricó para el altar un enrejado de bronce en forma de red y lo puso debajo del friso inferior, de manera que la red bajaba hasta la mitad del altar. Puso cuatro argollas en los cuatro extremos del enrejado de bronce para hacer pasar por ellas los varales. Luego hizo los varales de madera de acacia, los revistió de bronce y pasó los varales por las argollas que estaban a ambos lados del altar, para poder transportarlo. El altar era hueco y estaba hecho de tablas.

La pila de bronce (Ex 30,18)

Con el metal de los espejos de las mujeres que prestaban servicio a la entrada de la Tienda del encuentro, hizo la pila de bronce y su base.

El atrio del santuario (Ex 27,9-19)

Hizo también el atrio. Por el lado meridional, el atrio tenía una cortina de lino trenzado que medía cincuenta metros de longitud. 10 Las veinte columnas con sus correspondientes basas eran de bronce; los ganchos de las columnas y sus molduras eran de plata. 11 Por el lado norte, la cortina tenía una longitud de cincuenta metros, y estaba sostenida por veinte columnas apoyadas en sus respectivas basas de bronce; los ganchos de las columnas con sus molduras eran de plata. 12 Por el lado occidental había otra cortina que medía veinticinco metros de longitud y estaba sostenida por diez columnas apoyadas en sus respectivas diez basas; los ganchos de las columnas con sus molduras eran asimismo de plata. 13 Por el lado oriental también había una cortina de veinticinco metros. 14 La cortina colocada a un lado de la entrada medía siete metros y medio de largo, y también contaba con tres columnas con sus tres respectivas basas; 15 La cortina del otro lado medía lo mismo y tenía igualmente tres columnas con sus tres respectivas basas. 16 Todas las cortinas del atrio eran de lino fino trenzado. 17 Las basas para las columnas eran de bronce; sus ganchos y sus molduras eran de plata. Los capiteles también estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban molduras de plata.

18 La cortina de la entrada del atrio era de lino trenzado y púrpura violeta, escarlata y carmesí, y estaba recamada artísticamente. Medía diez metros de largo, y su altura —lo mismo que la cortina del atrio— era de dos metros y medio. 19 Sus cuatro columnas y sus respectivas basas eran de bronce, y sus ganchos y molduras eran de plata, así como también el revestimiento de los capiteles y sus molduras. 20 Todos los tableros de la Morada y del atrio que la rodeaba eran de bronce.

21 Estos son los gastos de construcción de la Morada del testimonio. Los levitas hicieron el recuento de gastos por orden de Moisés y bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

22 Besalel, hijo de Urí, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el Señor había ordenado a Moisés, 23 contando con la ayuda de Oholiab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, dibujante y recamador en púrpura violeta, escarlata y carmesí, y en lino fino.

24 La cantidad total de oro ofrendado y empleado en la construcción del santuario llegó casi a una tonelada, según la tasación oficial del santuario.

25 La plata recogida entre los miembros de la comunidad registrados en el censo, llegó a tres mil seiscientos veinte kilos, según la tasación oficial del santuario, 26 o sea, que cada uno de los registrados en el censo, de veinte años para arriba, seiscientas tres mil quinientas cincuenta personas en total, ofrendó cinco gramos de plata, según la tasación oficial del santuario. 27 Con tres mil cuatrocientos kilos de plata se fundieron las basas para el santuario y las basas que sostenían las cortinas, a razón de treinta y cuatro kilos por basa; 28 y con los doscientos veinte kilos de plata restantes se hicieron los ganchos y las molduras de las columnas y se revistieron los capiteles.

29 El bronce dado como ofrenda pesó unos dos mil seiscientos kilos, 30 y con él se hicieron las basas para la entrada de la Tienda del encuentro, el altar de bronce con su enrejado y todos los utensilios del altar, 31 además de las basas de alrededor del atrio y las de la puerta del atrio y todos los tableros de la Morada y los de alrededor del atrio.

Ornamentos sacerdotales (Ex 28,5-14)

39 Las vestiduras de ceremonia para oficiar en el santuario y las vestiduras sagradas de Aarón, se hicieron de púrpura violeta, escarlata y carmesí, como el Señor había ordenado a Moisés.

El efod lo hicieron de oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y de lino fino trenzado. Forjaron a martillo unas placas de oro, las cortaron en hebras para entretejerlas hábilmente con la púrpura violeta, escarlata y carmesí, y con el lino fino trenzado. Le pusieron dos tirantes de manera que el efod quedara unido por sus dos extremos. El fajín para ajustar el efod formaba una sola pieza con él y estaba confeccionado de la misma forma: era de oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y de lino fino trenzado.

Sobre las piedras de ónice engastadas en oro, grabaron los nombres de las tribus israelitas como se graban los sellos. Y pusieron las piedras sobre los tirantes del efod para recordar a los israelitas, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

El pectoral (Ex 28,15-30)

El pectoral del dictamen lo hicieron también manos expertas y se confeccionó con los mismos materiales que el efod: oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino trenzado. Era cuadrado, de paño doble y medía veintidós centímetros por cada lado. 10 Le engastaron una guarnición de piedras dispuestas en cuatro hileras: en la primera fila colocaron un rubí, un topacio y una esmeralda; 11 en la segunda, una turquesa, un zafiro y un diamante; 12 en la tercera, un jacinto, una ágata y una amatista; 13 y en la cuarta, un crisólito, un ónice y un jaspe. Todas ellas iban engastadas en oro 14 y hacían un total de doce piedras, como el número de las tribus israelitas. En cada piedra grabaron, a la manera en que se hace en un sello, el nombre de una de las doce tribus. 15 También hicieron para el pectoral unas cadenas de oro puro, trenzadas como cordones, 16 dos engastes de oro y dos argollas de oro que sujetaron en sus dos extremos. 17 Pasaron los dos extremos de los dos cordones de oro por las dos argollas superiores del pectoral, 18 y los otros dos extremos de los cordones los engancharon en los dos engarces que fijaron en la parte delantera de los tirantes del efod. 19 Hicieron, asimismo, dos argollas de oro y las sujetaron en los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde inferior, el que queda junto al efod. 20 Además hicieron otras dos argollas de oro, que fijaron en la parte inferior y delantera de los dos tirantes del efod, junto a la costura y encima del fajín del efod. 21 Así sujetaron el pectoral, haciendo pasar entre sus argollas y las argollas del efod un cordón de púrpura violeta, de manera que el pectoral quedaba fijo sobre el fajín y no podía desprenderse del efod.

El manto (Ex 28,31-35)

22 Tejieron el manto del efod todo de púrpura violeta. 23 En el centro tenía una abertura como el cuello de un coselete; alrededor de la abertura la tela tenía un dobladillo para que no se rasgase. 24 Adornaron el borde inferior del manto con granadas de púrpura violeta, escarlata y carmesí y lino fino trenzado. 25 Hicieron además unos cascabeles de oro puro y los colocaron en el borde inferior del manto, alternando con las granadas: 26 un cascabel de oro y una granada; otro cascabel de oro y otra granada; así todo el borde inferior del manto. El manto se usaba para oficiar, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Las vestiduras sacerdotales (Ex 28,40-42)

27 Después hicieron las túnicas de lino fino para Aarón y sus hijos; 28 hicieron el turbante de lino fino, la tiara con adornos de lino fino y los calzones, también de lino fino; 29 igualmente hicieron la faja de lino fino trenzado, recamada artísticamente, de púrpura violeta, escarlata y carmesí, conforme al mandato del Señor a Moisés.

30 Por último, hicieron una placa de oro puro con las palabras: “Consagrado al Señor”, grabadas como se graban los sellos. 31 Luego le pusieron un cordón de púrpura violeta para colocar la placa sobre la parte delantera del turbante, conforme al mandato del Señor a Moisés.

Conclusión de la construcción de la Morada (Ex 35,10-19)

32 Así llegó a su fin la construcción de la Morada, la Tienda del encuentro. Los israelitas lo hicieron todo conforme al mandato del Señor a Moisés.

33 Entonces presentaron a Moisés la Morada, su Tienda y lo que la recubre, sus ganchos, sus tablones, sus varales, sus columnas y sus basas; 34 la cubierta de pieles de carnero curtidas, la sobrecubierta de pieles de marsopa y el velo de separación; 35 el Arca del testimonio, sus varales y su cubierta; 36 la mesa con todos sus utensilios y los panes de la ofrenda; 37 el candelabro de oro puro con sus accesorios, las lámparas que deben colocarse en él y el aceite para el alumbrado; 38 el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la Tienda; 39 el altar de bronce con su enrejado igualmente de bronce, sus varales y todos sus utensilios; la pila con su base; 40 las cortinas del atrio con sus columnas y bases, la cortina que hace las veces de puerta del atrio, sus cuerdas y sus tableros, y todos los utensilios para el servicio de la Morada, la Tienda del encuentro; 41 las vestiduras de ceremonia para oficiar en el santuario: las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón y las vestiduras que usarían sus hijos cuando oficiaran como sacerdotes. 42 Los israelitas lo hicieron todo conforme al mandato del Señor a Moisés.

43 Cuando Moisés revisó todo el trabajo y comprobó que lo habían hecho conforme a lo que había mandado el Señor, los bendijo.

Consagración de la Morada

40 El Señor dijo a Moisés:

— El día primero del primer mes, armarás la Morada, la Tienda del encuentro. En su interior colocarás el Arca del testimonio y la ocultarás con el velo. Traerás la mesa y colocarás sobre ella sus accesorios; llevarás también el candelabro y le colocarás las lámparas. Delante del Arca del testimonio pondrás el altar de oro para el incienso y colgarás la cortina a la entrada de la Morada. Después colocarás el altar de los holocaustos a la entrada de la Morada, la Tienda del encuentro; y entre el altar y la Tienda del encuentro situarás la pila y la llenarás de agua. Asimismo instalarás el atrio alrededor de la Morada y a su entrada colgarás la cortina.

Tomarás el aceite de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. Así la consagrarás con todos sus utensilios, y será un lugar sagrado. 10 Ungirás igualmente el altar de los holocaustos y todos sus utensilios. Así lo consagrarás, y será algo sacrosanto. 11 También ungirás y consagrarás la pila y su base.

12 Después conducirás a Aarón y sus hijos a la entrada de la Tienda del encuentro, donde los lavarás con agua. 13 Seguidamente, le pondrás a Aarón las vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás como mi sacerdote. 14 Después harás que se acerquen sus hijos; les pondrás las túnicas; 15 y los ungirás de igual modo que ungiste a su padre, para que sean mis sacerdotes. Esta unción les conferirá el sacerdocio por derecho perpetuo, a lo largo de las generaciones.

16 Moisés hizo todo conforme a lo ordenado por el Señor. 17 El primer día del primer mes del segundo año de la salida de Egipto fue armada la Morada. 18 Moisés instaló la Morada, asentó sus basas, colocó sus tableros y travesaños y puso en pie sus columnas; 19 y extendió por encima de la Morada la cubierta, tal como el Señor se lo había ordenado.

20 Después tomó las losas del testimonio y las depositó en el interior del Arca, puso los varales al Arca y colocó encima su cubierta; 21 luego trasladó el Arca al interior de la Morada, colgó el velo de separación y ocultó así el Arca del testimonio, conforme a lo que el Señor le había ordenado. 22 Colocó la mesa en el interior de la Tienda del encuentro, al lado norte de la Morada, pero fuera del velo. 23 Sobre ella puso ordenadamente los panes de la ofrenda, conforme a lo que el Señor le había ordenado.

24 Puso también el candelabro en el interior de la Tienda del encuentro, frente a la mesa, al lado sur del santuario; 25 y colocó las lámparas en presencia del Señor, conforme a lo que el Señor le había ordenado. 26 Dentro de la Tienda del encuentro y delante del velo, puso el altar de oro 27 y quemó sobre él incienso aromático, conforme a lo que el Señor le había ordenado.

28 Colgó también la cortina a la entrada de la Morada. 29 Asimismo, a la entrada de la Tienda del encuentro colocó el altar de los holocaustos y en él hizo el holocausto y la ofrenda, conforme a lo que el Señor le había ordenado. 30 Entre la Tienda del encuentro y el altar colocó la pila y la llenó de agua, para las purificaciones. 31 Moisés, Aarón y sus hijos se lavaban en ella las manos y los pies 32 siempre que iban a entrar en la Tienda del encuentro o se acercaban al altar, conforme a lo que el Señor le había ordenado.

33 Finalmente, Moisés instaló el atrio alrededor de la Morada y del altar y colgó la cortina a la entrada del atrio. Y así dio Moisés por finalizado el trabajo.

La gloria del Señor

34 Entonces la nube cubrió la Tienda del encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada. 35 Moisés no podía entrar en la Tienda del encuentro, pues la nube se había aposentado sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.

36 Durante el tiempo que duró la travesía del desierto, cuando la nube se levantaba de encima de la Morada, los israelitas levantaban el campamento; 37 pero si no se levantaba la nube, tampoco ellos levantaban el campamento; esperaban a que la nube volviese a hacerlo. 38 A lo largo del tiempo que duró la travesía, la nube permanecía durante el día sobre la Morada y durante la noche alumbraba como fuego a la vista de todo el pueblo.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España