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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Deuteronomio 23:12-34

12 »Tendrás un lugar fuera del campamento para hacer tus necesidades. 13 Tendrás también, como parte de tu equipo, una estaca, y cuando estés allí fuera, cavarás con ella, y luego te volverás para cubrir tus excrementos. 14 Porque Jehová, tu Dios, anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti ninguna cosa inmunda y se aparte de ti.

Leyes humanitarias

15 »No entregarás a su señor el siervo que huye de él y acude a ti. 16 Habitará contigo, en medio de ti, en el lugar que escoja en alguna de tus ciudades, donde tenga a bien; no lo oprimirás.

17 »No haya ramera entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel. 18 No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro a la casa de Jehová, tu Dios, por ningún voto, porque abominable es para Jehová, tu Dios, tanto lo uno como lo otro.

19 »No exigirás de tu hermano interés por el dinero, ni por los comestibles, ni por cosa alguna de la que se suele exigir interés. 20 Del extraño podrás exigir interés, pero de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Jehová, tu Dios, en toda la obra de tus manos, en la tierra adonde vas a entrar para tomarla en posesión.

21 »Cuando hagas voto a Jehová, tu Dios, no tardes en pagarlo, porque ciertamente te lo demandará Jehová, tu Dios, y cargarías con un pecado. 22 Si te abstienes de prometer, no habrá en ti pecado. 23 Pero lo que haya salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová, tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.

24 »Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte, pero no pondrás ninguna en tu cesto. 25 Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano, pero no aplicarás la hoz a la mies de tu prójimo.

24 »Cuando alguien toma una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa. Una vez que esté fuera de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre. Pero si este último la rechaza y le escribe una carta de divorcio, se la entrega en la mano y la despide de su casa, o si muere el último hombre que la tomó por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida, pues sería algo abominable delante de Jehová, y tú no debes pervertir la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad.

»Cuando alguien esté recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre quedará en su casa durante un año para alegrar a la mujer que tomó.

»No tomarás en prenda la muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba, pues sería tomar en prenda la vida del hombre.

»Cuando sea hallado alguien que haya secuestrado a uno de sus hermanos entre los hijos de Israel, para esclavizarlo o venderlo, ese ladrón morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti.

»En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer todo según lo que os enseñen los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer. Acuérdate de lo que hizo Jehová, tu Dios, a María en el camino, después que salisteis de Egipto.

10 »Cuando entregues a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle la prenda. 11 Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12 Y si el hombre es pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13 Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir con su ropa y te bendiga; para ti será como una obra de justicia delante de Jehová, tu Dios.

14 »No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. 15 En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida. Así no clamará contra ti a Jehová, y no serás responsable de pecado.

16 »Los padres no morirán por los hijos ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

17 »No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, 18 sino que te acordarás de que fuiste siervo en Egipto y que de allí te rescató Jehová, tu Dios. Por tanto, yo te mando que hagas esto.

19 »Cuando siegues tu mies en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que te bendiga Jehová, tu Dios, en toda la obra de tus manos.

20 »Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado detrás de ti; serán para el extranjero, el huérfano y la viuda.

21 »Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, el huérfano y la viuda. 22 Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto. Por tanto, yo te mando que hagas esto.

25 »Cuando haya pleito entre algunos, y acudan al tribunal para que los jueces los juzguen, estos absolverán al justo y condenarán al culpable. Si el delincuente merece ser azotado, entonces el juez lo hará echarse en tierra y lo hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes. Se le podrán dar cuarenta azotes, no más; no sea que, castigándolo con muchos más azotes que estos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.

»No pondrás bozal al buey cuando trille.

»Si dos hermanos habitan juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del muerto no se casará fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y restableciendo con ella el parentesco, la tomará como su mujer. El primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste no sea borrado de Israel. Pero si el hombre no quiere tomarla por mujer, irá entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos, y dirá: “Mi cuñado no quiere perpetuar el nombre de su hermano en Israel, no quiere emparentar conmigo.” Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él. Y si él se levanta y dice: “No quiero tomarla”, se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, le quitará el calzado del pie, le escupirá en el rostro y dirá estas palabras: “Así se hace con el hombre que no quiere edificar la casa de su hermano.” 10 Y se le dará este nombre en Israel: “La casa del descalzado”.

11 »Si dos hombres riñen uno con otro, y acercándose la mujer del uno para librar a su marido de manos del que lo hiere, extiende su mano y lo agarra por las partes genitales, 12 le cortarás entonces la mano; no la perdonarás.

13 »No tendrás en tu bolsa una pesa grande y otra pesa chica, 14 ni tendrás en tu casa un efa grande y otro efa pequeño. 15 Una pesa exacta y justa tendrás; un efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová, tu Dios, te da. 16 Porque abominable es para Jehová, tu Dios, cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.

Orden de exterminar a Amalec

17 »Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; 18 de cómo te salió al encuentro en el camino y, sin ningún temor de Dios, te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y sin fuerzas. 19 Por tanto, cuando Jehová, tu Dios, te dé descanso de todos los enemigos que te rodean, en la tierra que Jehová, tu Dios, te da como heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.

Primicias y diezmos

26 »Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, y tomes posesión de ella y la habites, entonces tomarás las primicias de todos los frutos que saques de la tierra que Jehová, tu Dios, te da, las pondrás en una canasta e irás al lugar que Jehová, tu Dios, escoja para hacer habitar allí su nombre. Te presentarás al sacerdote que haya en aquellos días, y le dirás: “Declaro hoy ante Jehová, tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría.” El sacerdote tomará la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová, tu Dios. Entonces dirás estas palabras delante de Jehová, tu Dios:

»“Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres. Allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces clamamos a Jehová, el Dios de nuestros padres, y Jehová oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión. Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, con señales y milagros; nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. 10 Y ahora, Jehová, he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste.”

»Tú dejarás las primicias delante de Jehová, tu Dios, y adorarás delante de Jehová, tu Dios. 11 Luego te alegrarás de todo el bien que Jehová, tu Dios, te haya dado a ti y a tu casa, tanto tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti.

12 »El tercer año, el año del diezmo, cuando acabes de separar todo el diezmo de tus frutos, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus aldeas hasta saciarse. 13 Y dirás delante de Jehová, tu Dios:

»“He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado de ellos. 14 No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo impuro, ni de ello he ofrecido a los muertos. He obedecido a la voz de Jehová, mi Dios, y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 15 Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.”

16 »Jehová, tu Dios, te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma.

17 »Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, que andarás en sus caminos, que guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz. 18 Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; 19 a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor, fama y gloria, y para que seas un pueblo consagrado a Jehová, tu Dios, como él ha dicho.»

La Ley, escrita en piedra

27 Moisés y los ancianos de Israel dijeron al pueblo:

«Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy. El día que pases el Jordán para entrar a la tierra que Jehová, tu Dios, te da, levantarás piedras grandes, las revocarás con cal y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley, en cuanto hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, las revocarás con cal y edificarás allí un altar a Jehová, tu Dios, un altar de piedras; no las labrarás con instrumentos de hierro. De piedras enteras edificarás el altar de Jehová, tu Dios, y ofrecerás sobre él un holocausto a Jehová, tu Dios. Sacrificarás ofrendas de paz, comerás allí y te alegrarás delante de Jehová, tu Dios. Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta Ley.»

Después Moisés, junto con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel y dijo: «Guarda silencio y escucha, Israel. Hoy has pasado a ser el pueblo de Jehová, tu Dios. 10 Oirás, pues, la voz de Jehová, tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy.»

Las maldiciones en el monte Ebal

11 Aquel día Moisés ordenó al pueblo:

12 «Cuando hayas pasado el Jordán, estos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. 13 Y estos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. 14 Hablarán los levitas y dirán a todo hombre de Israel en alta voz:

15 »“Maldito el hombre que haga una escultura o una imagen de fundición, cosa abominable para Jehová, obra de manos de artífice, y la ponga en lugar oculto.” Y todo el pueblo responderá: “Amén”.

16 »“Maldito el que deshonre a su padre o a su madre.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

17 »“Maldito el que desplace el límite de su prójimo.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

18 »“Maldito el que haga errar al ciego en el camino.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

19 »“Maldito el que pervierta el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

20 »“Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

21 »“Maldito el que se ayunte con cualquier bestia.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

22 »“Maldito el que se acueste con su hermana, la hija de su padre o de su madre.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

23 »“Maldito el que se acueste con su suegra.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

24 »“Maldito el que mate a su prójimo ocultamente.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

25 »“Maldito el que reciba soborno para quitar la vida a un inocente.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

26 »“Maldito el que no confirme las palabras de esta Ley para cumplirlas.” Y dirá todo el pueblo: “Amén”.

Bendiciones de la obediencia(A)

28 »Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová, tu Dios, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, si escuchas la voz de Jehová, tu Dios.

»Bendito serás tú en la ciudad y bendito en el campo.

»Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

»Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

»Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir.

»Jehová derrotará a los enemigos que se levanten contra ti; por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de ti.

»Jehová enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.

»Te confirmará Jehová como su pueblo santo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Jehová, tu Dios, y sigues sus caminos. 10 Entonces verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. 11 Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. 12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. 13 Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples, 14 y no te apartas de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras dioses ajenos y servirlos.

Consecuencias de la desobediencia(B)

15 »Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová, tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones.

16 »Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo.

17 »Maldita serán tu canasta y tu artesa de amasar.

18 »Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

19 »Maldito serás en tu entrar y maldito en tu salir.

20 »Jehová enviará contra ti la maldición, el quebranto y el asombro en todo cuanto pongas tu mano y hagas, hasta que seas destruido y perezcas muy pronto a causa de la maldad de las obras por las cuales me habrás dejado. 21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te haga desaparecer de la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. 22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo, que te perseguirán hasta que perezcas.

23 »Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y de hierro la tierra que está debajo de ti. 24 Dará Jehová como lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. 25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás de ellos. Serás el espanto de todos los reinos de la tierra. 26 Tus cadáveres servirán de comida a todas las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y no habrá quien las espante.

27 »Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón de que no puedas ser curado. 28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu, 29 y palparás al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos; no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.

30 »Te desposarás con una mujer y otro hombre dormirá con ella; edificarás una casa y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás. 31 Tu buey será matado ante tus propios ojos, y no comerás de él; tu asno será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. 32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos lo verán, y desfallecerán tras ellos todo el día, pero nada podrás hacer. 33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo lo comerá un pueblo que no conociste, y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. 34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. 35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.

36 »Jehová os llevará, a ti y al rey que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. 37 Serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla en todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová. 38 Sacarás mucha semilla al campo y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. 39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. 40 Tendrás olivos en todo tu territorio, pero no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. 41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. 42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. 43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. 44 Él te prestará a ti y tú no le prestarás a él; él estará a la cabeza y tú a la zaga.

45 »Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová, tu Dios, para guardar los mandamientos y los estatutos que él te mandó. 46 Y serán sobre ti y tu descendencia como una señal y un prodigio para siempre.

47 »Por cuanto no serviste a Jehová, tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías abundancia de todas las cosas, 48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviará Jehová contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. Él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. 49 Jehová traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volará como águila, una nación cuya lengua no entiendas; 50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto del anciano ni perdonará al niño. 51 Ella se comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

52 »Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová, tu Dios, te haya dado. 53 Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová, tu Dios, te dio, en medio del sitio y el apuro con que te angustiará tu enemigo. 54 El hombre más amable y delicado entre los tuyos mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón y al resto de los hijos que le queden, 55 para no compartir con ellos la carne de sus hijos, que él se comerá, por no haberle quedado nada en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. 56 La más amable y delicada entre vosotros, de tan pura delicadeza y ternura que nunca intentaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo, a su hija, 57 y por carecer de todo, se ocultará para comer la placenta que sale de entre sus pies y a los hijos que dé a luz, en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en tus ciudades.

58 »Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Ley que están escritas en este libro, temiendo a ese nombre glorioso y temible de Jehová, tu Dios, 59 entonces Jehová aumentará terriblemente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, enfermedades malignas y duraderas, 60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán. 61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta Ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido. 62 Y quedaréis sólo unos pocos, en lugar de haber sido tan numerosos como las estrellas del cielo, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová, tu Dios. 63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros. Seréis arrancados de sobre la tierra a la que vais a entrar para tomarla en posesión. 64 Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo, y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra. 65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo, pues allí te dará Jehová un corazón temeroso, languidez de ojos y tristeza de alma. 66 Tendrás la vida como algo que pende delante de ti, estarás temeroso de noche y de día y no tendrás seguridad de tu vida. 67 Por la mañana dirás: “¡Quién diera que fuera la tarde!”, y a la tarde dirás: “¡Quién diera que fuera la mañana!”, por el miedo que amedrentará tu corazón y por lo que verán tus ojos. 68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: “Nunca más volverás”, y allí seréis vendidos a vuestros enemigos como esclavos y esclavas, y no habrá quien os compre.»

Pacto de Jehová con Israel en Moab

29 Éstas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrara con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb. Moisés, pues, llamó a todo Israel y les dijo:

«Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho ante vuestros ojos en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus siervos y a toda su tierra, las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto, sin que vuestros vestidos hayan envejecido sobre vosotros ni vuestro calzado haya envejecido sobre vuestro pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra, para que supierais que yo soy Jehová, vuestro Dios.

»Cuando llegasteis a este lugar, salieron Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, delante de nosotros para pelear; pero los derrotamos, conquistamos su tierra y se la dimos como heredad a Rubén, a Gad y a la media tribu de Manasés. Guardaréis, pues, las palabras de este pacto y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis.

10 »Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová, vuestro Dios: los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los hombres de Israel; 11 vuestros niños, vuestras mujeres y los extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12 para entrar en el pacto de Jehová, tu Dios, que bajo juramento Jehová, tu Dios, concierta hoy contigo, 13 para confirmarte hoy como su pueblo y para que él sea tu Dios, de la manera que te ha dicho y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. 14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová, nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros. 16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado en medio de las naciones por las cuales habéis pasado. 17 Habéis visto sus abominaciones y los ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. 18 No sea que haya entre vosotros hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, 19 y después de oír las palabras de esta maldición, él se congratule en su corazón, diciendo: “Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, puesto que con la embriaguez se aplaca la sed.” 20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre ese hombre, se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo. 21 Jehová lo apartará de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la Ley.

22 »Y las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vean las plagas de aquella tierra y las enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar, dirán: 23 “Azufre y sal, abrasada está toda su tierra; no será sembrada ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira.” 24 Más aún, todas las naciones preguntarán: “¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?” 25 Entonces responderán: “Por cuanto dejaron el pacto de Jehová, el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto; 26 fueron a servir a dioses ajenos, y se inclinaron ante dioses que no conocían y que ninguna cosa les habían dado. 27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro. 28 Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con gran indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.”

29 »Las cosas secretas pertenecen a Jehová, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta Ley.

Condiciones para la restauración y la bendición

30 »Sucederá que cuando hayan venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, te arrepientas en medio de todas las naciones adonde te haya arrojado Jehová, tu Dios, te conviertas a Jehová, tu Dios, y obedezcas a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, tendrá misericordia de ti y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te haya esparcido Jehová, tu Dios. Aunque tus desterrados estén en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová, tu Dios, y de allá te tomará. Jehová, tu Dios, te hará volver a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; te hará bien y te multiplicará más que a tus padres. Y circuncidará Jehová, tu Dios, tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. Pondrá Jehová, tu Dios, todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te persiguieron con odio. Tú te convertirás, escucharás la voz de Jehová y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Entonces Jehová, tu Dios, te hará prosperar en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10 cuando obedezcas a la voz de Jehová, tu Dios, y guardes sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la Ley; cuando te conviertas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.

11 »Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos de ti. 12 No está en el cielo, para que digas: “¿Quién subirá por nosotros al cielo, nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?” 13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: “¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?” 14 Pues muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

15 »Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal, 16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová, tu Dios, que andes en sus caminos y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová, tu Dios, te bendiga en la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. 17 Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, te dejas extraviar, te inclinas a dioses ajenos y los sirves, 18 yo os declaro hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais a entrar para tomarla en posesión tras pasar el Jordán. 19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, 20 amando a Jehová, tu Dios, atendiendo a su voz y siguiéndolo a él, pues él es tu vida, así como la prolongación de tus días, a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.»

Josué es instalado como sucesor de Moisés

31 Fue Moisés y le dirigió estas palabras a todo Israel. Les dijo:

«Ya tengo ciento veinte años de edad y no puedo salir ni entrar. Además de esto, Jehová me ha dicho: “No pasarás este Jordán.” Jehová, tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás. Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho. Jehová hará con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó. Los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado. ¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.»

Después llamó Moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel:

«¡Esfuérzate y anímate!, porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides.»

Escribió Moisés esta Ley y se la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el Arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel. 10 Y Moisés les dio esta orden:

«Cada siete años, al llegar el año de la remisión, en la fiesta de los Tabernáculos, 11 cuando vaya todo Israel a presentarse delante de Jehová, tu Dios, en el lugar que él escoja, leerás esta Ley ante todo Israel, a oídos de todos ellos. 12 Harás congregar al pueblo, hombres, mujeres y niños, y los extranjeros que estén en tus ciudades, para que oigan y aprendan a temer a Jehová, vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta Ley. 13 También los hijos de ellos, que no la conocen, podrán oírla y aprenderán a temer a Jehová, vuestro Dios, todos los días que viváis sobre la tierra que vais a poseer tras pasar el Jordán.»

14 Luego Jehová dijo a Moisés:

«Mira, se ha acercado el día de tu muerte. Llama a Josué y esperad en el Tabernáculo de reunión para que yo le dé mis órdenes.»

Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el Tabernáculo de reunión, 15 y se apareció Jehová en el Tabernáculo, en la columna de nube, la cual se puso sobre la puerta del Tabernáculo. 16 Entonces Jehová dijo a Moisés:

«He aquí que vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará para prostituirse tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para vivir en medio de ella. Me dejará e invalidará el pacto que he concertado con él. 17 Pero aquel día se encenderá mi furor contra él, los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; serán consumidos y vendrán sobre ellos muchos males y angustias. Dirán en aquel día: “¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?” 18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.

19 »Ahora pues, escribe este cántico y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en su boca, para que este cántico me sirva de testigo contra los hijos de Israel. 20 Porque cuando yo los introduzca en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel, comerán hasta saciarse, y engordarán, se volverán a dioses ajenos y los servirán, me enojarán e invalidarán mi pacto. 21 Y cuando les vengan muchos males y angustias, entonces este cántico servirá de testigo contra él, pues será recordado por boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles.»

22 Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

23 Luego dio esta orden a Josué hijo de Nun:

«¡Esfuérzate y anímate!, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.»

Orden de guardar la Ley junto al Arca

24 Cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta Ley en un libro hasta concluirlo, 25 Moisés dio estas órdenes a los levitas que llevaban el Arca del pacto de Jehová:

26 «Tomad este libro de la Ley y ponedlo al lado del Arca del pacto de Jehová, vuestro Dios; que esté allí como testigo contra ti. 27 Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz. Si aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto? 28 Congregad junto a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales; yo hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré como testigos contra ellos a los cielos y a la tierra. 29 Porque yo sé que, después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado, y que la desgracia vendrá sobre vosotros en los días venideros, por haber hecho lo malo ante los ojos de Jehová, enojándolo con la obra de vuestras manos.»

Cántico de Moisés

30 Entonces pronunció Moisés a oídos de toda la congregación de Israel, de principio a fin, las palabras de este cántico:

32 «Escuchad, cielos, y hablaré;
oiga la tierra los dichos de mi boca.
Goteará como la lluvia mi enseñanza;
destilará como el rocío mi razonamiento,
como la llovizna sobre la grama,
como las gotas sobre la hierba.

»Proclamaré el nombre de Jehová:
¡engrandeced a nuestro Dios!
Él es la Roca, cuya obra es perfecta,
porque todos sus caminos son rectos.
Es un Dios de verdad y no hay maldad en él;
es justo y recto.

»La corrupción no es suya;
de sus hijos es la mancha,
generación torcida y perversa.
¿Así pagáis a Jehová,
pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre, que te creó?
Él te hizo y te estableció.

»Acuérdate de los tiempos antiguos,
considera los años de muchas generaciones;
pregunta a tu padre, y él te lo contará;
a tus ancianos, y ellos te lo dirán.
Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,
cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
estableció los límites de los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
Porque la porción de Jehová es su pueblo;
Jacob, la heredad que le tocó.
10 Lo halló en tierra de desierto,
en yermo de horrible soledad;
lo rodeó, lo instruyó,
lo guardó como a la niña de su ojo.
11 como el águila que excita su nidada,
revoloteando sobre sus pollos,
así extendió sus alas, lo tomó,
y lo llevó sobre sus plumas.

12 »Jehová solo lo guió,
y con él no hubo dios extraño.
13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra,
comió los frutos del campo,
lo alimentó con miel de la peña
y con aceite del duro pedernal,
14 con mantequilla de vacas y leche de ovejas;
con grasa de corderos
y carneros de Basán, y también machos cabríos;
con lo mejor del trigo,
y de la sangre de la uva bebiste vino.

15 »Pero engordó Jesurún, y tiró coces
(engordaste, te cubriste de grasa);
entonces abandonó al Dios que lo hizo
y menospreció la Roca de su salvación.
16 Provocaron sus celos con dioses ajenos,
y su ira con abominaciones.
17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;
a dioses que no habían conocido,
a nuevos dioses venidos de cerca,
que no habían temido vuestros padres.

18 »De la Roca que te creó te olvidaste;
te has olvidado de Dios, tu creador.
19 Lo vio Jehová, y se encendió su ira
por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
20 Y dijo: “Esconderé de ellos mi rostro,
veré cuál será su fin;
porque son una generación perversa,
hijos infieles.
21 Ellos provocaron mis celos con lo que no es Dios;
me irritaron con sus ídolos.
Yo también provocaré sus celos con un pueblo que no es pueblo,
los irritaré con una nación insensata.
22 Porque el fuego de mi ira se ha encendido y arderá
hasta las profundidades del seol;
devorará la tierra y sus frutos,
y abrasará los fundamentos de los montes.
23 Yo amontonaré males sobre ellos;
emplearé en ellos mis flechas.
24 Quedarán extenuados por el hambre,
consumidos por la fiebre ardiente y la peste maligna.
Diente de fieras enviaré también sobre ellos,
con veneno de serpientes de la tierra.
25 Por fuera desolará la espada,
y dentro de las casas el espanto;
tanto al joven como a la muchacha,
al niño de pecho como al hombre cano.
26 Yo había dicho que los esparciría lejos,
que borraría su recuerdo de en medio de los hombres,
27 pero temí la jactancia del enemigo,
el envanecimiento de sus adversarios,
no sea que digan: ‘Nuestra mano prevalece
y ha hecho todo esto, y no Jehová.’”

28 »Porque son nación privada de consejos,
y no hay en ellos entendimiento.
29 ¡Ojalá fueran sabios, comprendieran esto
y se dieran cuenta del fin que los espera!
30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil,
y dos hacer huir a diez mil,
si su Roca no los hubiera vendido
y Jehová no los hubiera entregado?
31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca,
y aun nuestros enemigos son de ello testigos.
32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,
y de los campos de Gomorra;
las uvas de ellos son uvas ponzoñosas,
racimos muy amargos tienen.
33 Veneno de serpientes es su vino,
y ponzoña cruel de áspides.

34 »¿No tengo yo esto guardado conmigo,
sellado en mis tesoros?
35 Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo su pie resbalará,
porque el día de su aflicción está cercano
y lo que les está preparado se apresura.

36 »Sí, Jehová juzgará a su pueblo,
y por amor de sus siervos se arrepentirá,
cuando vea que la fuerza pereció,
y que no queda ni siervo ni libre.
37 Entonces dirá: “¿Dónde están sus dioses,
la roca en que se refugiaban,
38 que comían la grasa de sus sacrificios
y bebían el vino de sus libaciones?”
¡Que se levanten y os ayuden!
¡Que vengan y os defiendan!
39 Ved ahora que yo, yo soy,
y no hay dioses conmigo;
yo hago morir y yo hago vivir,
yo hiero y yo sano,
y no hay quien pueda librarse de mis manos.
40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano,
y diré: ¡Vivo yo para siempre!
41 Cuando afile mi reluciente espada
y mi mano empuñe el juicio,
tomaré venganza de mis enemigos
y daré su retribución a los que me aborrecen.
42 Embriagaré de sangre mis flechas,
y mi espada devorará carne;
sangre de muertos y cautivos,
cabezas de jefes enemigos.

43 »¡Alabad, naciones, a su pueblo,
porque él vengará la sangre de sus siervos,
tomará venganza de sus enemigos,
y hará expiación por la tierra de su pueblo!»

44 Moisés, acompañado por Josué hijo de Nun, fue y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo. 45 Cuando acabó Moisés de recitar todas estas palabras ante todo Israel, 46 les dijo: «Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que mandéis a vuestros hijos que cuiden de cumplir todas las palabras de esta Ley. 47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, pues por medio de esta Ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra a la que vais para tomarla en posesión tras pasar el Jordán.»

Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

48 Aquel mismo día Jehová habló a Moisés y le dijo:

49 «Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel. 50 Muere allí en el monte al cual subes, y te reunirás a tu pueblo, así como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor, y se reunió a su pueblo. 51 Por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel, en las aguas de Meriba, en Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. 52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra, pero no entrarás allá, en la tierra que doy a los hijos de Israel.»

Moisés bendice a las doce tribus de Israel

33 Ésta es la bendición con la cual Moisés, varón de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir. Él dijo:

«Jehová vino de Sinaí,
de Seir los alumbró,
resplandeció desde el monte de Parán,
avanzó entre diez millares de santos,
con la ley de fuego a su mano derecha.
Aún amó a su pueblo;
todos los consagrados a él estaban en su mano.
Por tanto, ellos siguieron tus pasos,
recibiendo dirección de ti,
cuando Moisés nos ordenó la Ley,
como heredad de la congregación de Jacob.
Y hubo un rey en Jesurún
cuando se congregaron los jefes del pueblo
con las tribus de Israel.

»Viva Rubén, y no muera
ni sean pocos sus hombres.»

Esta bendición profirió para Judá. Dijo así:

«Oye, Jehová, la voz de Judá,
y llévalo a su pueblo;
sus manos le basten,
y tú seas su ayuda contra sus enemigos.»

Para Leví dijo:

«Tu Tumim y tu Urim sean para el varón piadoso
a quien probaste en Masah,
con quien contendiste en las aguas de Meriba,
quien dijo de su padre y de su madre:
“Nunca los he visto”;
quien no reconoció a sus hermanos,
ni a sus hijos conoció.
Pues ellos guardaron tus palabras
y cumplieron tu pacto.
10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob
y tu Ley a Israel.
Pondrán el incienso delante de ti
y el holocausto sobre tu altar.
11 Bendice, Jehová, lo que hagan
y recibe con agrado la obra de sus manos.
Hiere los lomos de sus enemigos
y de quienes lo aborrezcan,
para que nunca se levanten.»

12 Para Benjamín dijo:

«El amado de Jehová habitará confiado cerca de él;
lo cubrirá siempre,
y entre sus hombros morará.»

13 Para José dijo:

«Bendita de Jehová sea tu tierra,
con lo mejor de los cielos, con el rocío
y con el abismo que está abajo.
14 Con los más escogidos frutos del sol,
con el rico producto de la luna,
15 con el fruto más fino de los montes antiguos,
con la abundancia de los collados eternos,
16 con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud
y la gracia del que habitó en la zarza,
venga sobre la cabeza de José
y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.
17 Como el primogénito de su toro es su gloria;
sus cuernos, como cuernos de búfalo.
Con ellos corneará a todos los pueblos
hasta los confines de la tierra.
ellos son los diez millares de Efraín,
y ellos son los millares de Manasés.»

18 Para Zabulón dijo:

«¡Alégrate, Zabulón, cuando salgas;
y tú, Isacar, en tus tiendas!
19 Llamarán a los pueblos a su monte;
allí ofrecerán sacrificios de justicia,
por lo cual gozarán de la abundancia de los mares
y de los tesoros escondidos de la arena.»

20 Para Gad dijo:

«¡Bendito el que hizo ensanchar a Gad!
Como león reposa,
y arrebata brazo y testa.
21 Escoge lo mejor de la tierra para sí,
porque allí le fue reservada la porción del legislador.
Vino en la delantera del pueblo;
con Israel ejecutó los mandatos
y los justos decretos de Jehová.»

22 Para Dan dijo:

«Dan es cachorro de león
que salta desde Basán.»

23 Para Neftalí dijo:

«Neftalí, saciado de favores,
lleno de la bendición de Jehová,
posee el occidente y el sur.»

24 Para Aser dijo:

«¡Bendito entre los hijos sea Aser!
Sea el amado de sus hermanos
y moje en aceite su pie.
25 Hierro y bronce serán tus cerrojos,
y como tus días serán tus fuerzas.

26 »No hay como el Dios de Jesurún,
quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
y sobre las nubes con su grandeza.
27 El eterno Dios es tu refugio
y sus brazos eternos son tu apoyo.
Él echó al enemigo delante de ti,
y dijo: “¡Destruye!”
28 Israel habitará confiado,
la fuente de Jacob habitará sola
en tierra de grano y de vino;
hasta sus cielos destilarán rocío.
29 ¡Bienaventurado tú, Israel!
¿Quién como tú, pueblo salvado por Jehová?
Él es tu escudo protector,
la espada de tu triunfo.
Así que tus enemigos serán humillados,
y tú pisotearás sus lugares altos.»

Muerte y sepultura de Moisés

34 Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó, y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental, el Neguev, el valle y la llanura de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. Y le dijo Jehová:

«Ésta es la tierra que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: “A tu descendencia la daré.” Te he permitido verla con tus ojos, pero no pasarás allá.»

Allí murió Moisés, siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor, y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. Tenía Moisés ciento veinte años de edad cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

Lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; así se cumplieron los días de llanto y de luto por Moisés. Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él, y los hijos de Israel lo obedecieron haciendo como Jehová mandó a Moisés.

10 Nunca más se levantó un profeta en Israel como Moisés, a quien Jehová conoció cara a cara; 11 nadie como él por todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, contra el faraón y todos sus siervos, y contra toda su tierra, 12 y por el gran poder y los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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