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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
1 Reyes 7:38-16:20

38 Luego Jirán hizo diez fuentes, también de bronce.(A) Cada una de ellas medía un metro y ochenta centímetros y tenía capacidad para ochocientos litros, y estaba colocada sobre una de las diez bases. 39 Cinco bases fueron alineadas a la derecha, y las otras cinco a la izquierda; la pila fue colocada al lado derecho del templo orientada hacia el sureste.

40 Para terminar con las obras del templo del Señor, que Salomón le encomendó, Jirán hizo fuentes, tenazas y cuencos, 41 dos columnas con sus capiteles redondos en lo alto de las columnas, dos redes que cubrían los dos capiteles que estaban sobre las columnas, 42 dos hileras de doscientas granadas para cada red, colocadas en la parte más ancha del capitel, 43 diez fuentes con sus diez bases; 44 una pila sostenida por doce bueyes; 45 calderos, paletas, cuencos, y todos los utensilios para el templo del Señor. Todo lo que Jirán hizo para el rey Salomón, lo hizo de bronce pulido. 46 El trabajo de fundición, el rey ordenó que se hiciera en la llanura del Jordán, entre Sucot y Saretán, porque ese terreno era arcilloso. 47 Eran tantos los utensilios que se hicieron, que Salomón no preguntó cuánto bronce se había utilizado para hacerlos.

48 Salomón mandó hacer también todos los utensilios necesarios para el templo del Señor: un altar de oro,(B) una mesa de oro(C) sobre la que se colocaban los panes que se consagran al Señor; 49 cinco candeleros(D) de oro puro para el lado derecho, y cinco más para el lado izquierdo, frente al Lugar santísimo, más las flores, las lámparas y las tenazas. Todo era de oro puro: 50 los cántaros, las despabiladeras, las tazas, las cucharillas y los incensarios; las bisagras de las puertas del Lugar santísimo y las de las puertas del templo. Todo era de oro puro.

51 La construcción del templo del Señor se hizo tal y como lo había dispuesto el rey Salomón. Luego, Salomón depositó en los tesoros del templo del Señor todo lo que su padre David había dedicado,(E) es decir, toda la plata, todo el oro y todos los utensilios.

Salomón lleva el arca al templo(F)

Salomón ordenó que los ancianos de Israel y todos los jefes de las tribus, más los jefes de las familias israelitas, se reunieran en Jerusalén para llevar el arca del pacto del Señor, de Sión a la ciudad de David.(G) Todos los israelitas se reunieron con el rey Salomón durante la fiesta solemne del mes de Etanín, que es el séptimo mes del año. Cuando los ancianos de Israel llegaron, los sacerdotes tomaron el arca y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y los levitas. El rey Salomón y todos los israelitas se reunieron delante del arca y ofrecieron en sacrificio ovejas y bueyes. ¡Eran tantos los animales ofrecidos que no se podían contar!

Luego, los sacerdotes introdujeron el arca del pacto del Señor en el lugar reservado para ella, es decir, en el Lugar santísimo, en el santuario del templo, bajo las alas de los querubines. Sobre el lugar donde estaba el arca, los querubines tenían extendidas sus alas, con lo que cubrían el arca y sus travesaños. Éstos eran tan largos que sus extremos podían verse desde el lugar santo, que está frente al Lugar santísimo, aunque desde afuera no podían verse. Así se quedaron hasta el día de hoy. Dentro del arca solamente estaban las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en Horeb,(H) donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando salieron de Egipto. 10 En el momento en que los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó el templo del Señor, 11 así que ellos no pudieron quedarse para cumplir su ministerio, pues el Señor había llenado el templo(I) con su gloria.

Dedicación del templo(J)

12 Entonces Salomón dijo:

«Tú, Señor, has dicho que habitas en la oscuridad. 13 Pero yo te he construido un templo para que habites allí por siempre.»

14 Luego volvió el rostro hacia el pueblo de Israel, que permanecía de pie, y les dio la bendición. 15 Y dijo:

«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que le hizo una promesa a David, mi padre, y la ha cumplido. El Señor le dijo: 16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, de ninguna de sus tribus escogí una ciudad para que se me construyera un templo donde se honrara mi nombre; pero elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel.”(K) 17 Y mi padre David se propuso de todo corazón edificar un templo donde se honrara el nombre del Señor y Dios de Israel. 18 Pero el Señor le dijo: “Es muy bueno tu deseo(L) sincero de construir un templo donde se honre mi nombre. 19 Pero no serás tú quien lo construya, sino el hijo que vas a engrendrar. Será él quien edifique el templo donde se honrará mi nombre.”(M)

20 »El Señor ha cumplido su palabra, pues me puso en el lugar de mi padre y me ha sentado en el trono de Israel, tal como lo prometió. Además, he construido el templo al nombre del Señor y Dios de Israel, 21 y allí he apartado un lugar para colocar el arca que guarda el pacto que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de la tierra de Egipto.»

22 Luego, Salomón se paró frente al altar del Señor, y en presencia de todo el pueblo de Israel extendió los brazos al cielo y dijo:

23 «Señor y Dios de Israel, no hay en los cielos ni en la tierra otro Dios como tú, pues tú cumples tu pacto y tienes misericordia de quienes te honran y te obedecen de todo corazón; 24 tú has cumplido la promesa que le hiciste a tu siervo, mi padre David; lo que entonces le prometiste de palabra, hoy vemos que se ha cumplido. 25 Lo que sigue, Señor y Dios de Israel, es que también cumplas la promesa que le hiciste a mi padre David, tu siervo, cuando le dijiste: “Nunca faltará delante de mí un descendiente tuyo que ocupe el trono de Israel, siempre y cuando vaya por mis sendas y me obedezca(N) como lo has hecho tú.” 26 Te ruego, Señor y Dios de Israel, que cumplas esa promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre.

27 »¿En verdad, Señor, quieres vivir en este mundo? Si ni la gran expansión de los cielos es capaz de contenerte, ¡mucho menos este templo que he edificado en tu honor!(O) 28 No obstante, Señor mi Dios, sé que tú pondrás atención al clamor y a la plegaria que este siervo tuyo hoy eleva a ti. 29 Dígnate posar, de día y de noche, tus ojos sobre este templo, pues un día prometiste: “Allí estará mi nombre.”(P) 30 ¡Oye aquí las plegarias de tu pueblo Israel y de este siervo tuyo! ¡Que cuando vengan a este lugar tú, desde el cielo, donde habitas, escuches su clamor y los perdones!

31 »Si alguno ofende a su prójimo y lo obligan a jurar ante tu altar en este templo, 32 tú, que escuchas desde el cielo, haz justicia a tus siervos y condena al impío. Que sus malas acciones recaigan sobre él, mientras que al hombre justo lo tratas como corresponde a su justicia.

33 »Cuando los israelitas sean derrotados por sus enemigos, por haber pecado contra ti, si se arrepienten de su pecado y reconocen la grandeza de tu nombre, y oran y claman aquí en tu templo, 34 escúchalos tú en los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que les diste a sus padres.

35 »Si tu pueblo peca contra ti y el cielo les niega su lluvia, y si tú los afliges y ellos se arrepienten y vienen a este lugar reconociendo tu nombre, 36 te ruego que desde los cielos escuches a tus siervos, a tu pueblo Israel, y perdones su pecado; que le enseñes a seguir el buen camino, y que hagas llover sobre la tierra que le diste como herencia.

37 »Si tu pueblo llega a padecer hambre, o peste, o plagas como hongos en los cereales, o langosta o pulgón; o si son sitiados por sus enemigos, o enfrentan alguna plaga o enfermedad, 38 escucha las oraciones y las súplicas que te haga tu pueblo, o cualquiera de tus hijos, cuando sufran por su desgracia y, arrepentidos, levanten sus brazos hacia este templo; 39 escúchalos desde los cielos, donde habitas, y perdónalos; tú, que conoces el corazón de todo ser humano, dales lo que merezcan sus acciones, 40 para que te honren todo el tiempo que vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.

41 »Si los extranjeros, los que no pertenecen a tu pueblo Israel, saben de tu nombre y vienen a conocerte 42 (pues muchos sabrán de tu grandeza y de tu gran poder), y llegan a invocar tu nombre en este templo, 43 escúchalos desde los cielos, desde el lugar donde habitas, y trátalos según el motivo por el que te invocan, para que todos los pueblos de la tierra te conozcan y te honren, como lo hace tu pueblo Israel, y reconozcan que tú escuchas las oraciones que se hacen en este templo que construí para ti.

44 »Si tu pueblo sale a pelear contra sus enemigos, y siguen el camino que tú les indiques, y te piden ayuda mirando hacia la ciudad que elegiste y en donde edifiqué el templo en tu honor, 45 escucha desde el cielo su oración y súplica, y concédeles la victoria.

46 »Si acaso pecan contra ti (pues no hay nadie que no peque), y tú te enojas y los pones en manos de sus enemigos, y éstos los llevan cautivos a países enemigos, cercanos o lejanos, 47 si tu pueblo recapacita en el país de su cautiverio y se arrepiente y clama a ti, y confiesa haber hecho lo malo y haberte ofendido; 48 si allá en la tierra de su cautiverio se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran a ti con el rostro en dirección a la tierra que les diste a sus antepasados y a la ciudad que tú elegiste, mirando hacia el templo que edifiqué en tu honor, 49 escucha desde los cielos donde habitas sus oraciones y lamentos, y hazles justicia. 50 Perdona a tu pueblo por todos sus pecados, por haberse rebelado contra ti y por desobedecer tus mandatos, y haz que sus opresores les tengan compasión. 51 ¡Ellos son tu pueblo! ¡Te pertenecen, pues tú los sacaste de Egipto, de ese país que parecía un horno para fundir hierro! 52 Mira con atención a tu pueblo y a este siervo tuyo, y escucha su oración cuando te invoquen. 53 Señor y Dios, Tú los apartaste para que fueran tuyos; tú los elegiste de entre todos los pueblos de la tierra. Así se lo hiciste saber a Moisés, tu siervo, cuando liberaste de Egipto a nuestros antepasados.»

54 Cuando Salomón terminó de orar y de suplicar al Señor, se levantó de delante del altar, pues había estaba arrodillado, y con los brazos extendidos al cielo 55 se puso de pie y bendijo a todo el pueblo de Israel con estas palabras:

56 «Bendito sea el Señor, que le ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a su promesa, sin dejar de cumplir(Q) ninguna de las promesas que le hizo a Moisés. 57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros primeros padres, y que no nos desampare ni nos abandone. 58 Que nuestra voluntad se rinda ante él para que podamos andar por sus caminos y cumplamos sus mandamientos, estatutos y decretos, los cuales dio a nuestros primeros padres. 59 Que estas oraciones que he hecho delante del Señor, permanezcan ante su presencia en todo tiempo. Que él a su tiempo proteja la causa de este siervo suyo y de su pueblo Israel, 60 para que en todas las naciones de la tierra sepan que el Señor es Dios, y que no hay otro. 61 Que el corazón de todos ustedes sea totalmente sincero con el Señor nuestro Dios. Que siempre cumplan ustedes sus estatutos y obedezcan sus mandamientos, como lo han hecho hoy.»

62 A continuación, el rey y todo el pueblo de Israel ofrecieron sacrificios delante del Señor. 63 Salomón ofreció al Señor, como sacrificios de reconciliación, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así fue como Salomón y los israelitas dedicaron el templo del Señor. 64 Ese mismo día, Salomón consagró la parte central del atrio, frente al templo del Señor, porque allí ofreció los holocaustos, las ofrendas de cereales y la grasa de las ofrendas de reconciliación, pues en el altar de bronce que estaba delante del Señor no había espacio para los holocaustos ni para las ofrendas de cereales, ni para la grasa de los sacrificios de reconciliación.

65 Ese día, y en presencia del Señor, Salomón y los israelitas hicieron fiesta, a la que asistió una multitud que venía desde la entrada de Jamat hasta el río de Egipto. Esa fiesta en honor al Señor se prolongó durante siete días más, y en total duró catorce días. 66 Al octavo día, Salomón despidió al pueblo, y ellos bendijeron al rey; luego cada uno se fue a su ciudad, rebosando de gozo y alegría por todas las cosas buenas que el Señor había hecho a su siervo David y a su pueblo Israel.

Pacto del Señor con Salomón(R)

Cuando Salomón terminó de construir el templo del Señor, su propio palacio y todo lo que pensó hacer, el Señor se le apareció por segunda vez, como ya lo había hecho en Gabaón,(S) y le dijo:

«He escuchado las oraciones y ruegos que has hecho ante mí, y he santificado el templo que tú construiste para que mi nombre esté siempre allí, y allí estarán siempre presentes mi corazón y mis ojos. Si tú te conduces como tu padre David, que me honró de todo corazón y fue justo, y cumples con todo lo que yo te he mandado, y obedeces mis estatutos y decretos, yo afirmaré tu reinado sobre mi pueblo Israel, porque así se lo prometí a tu padre. Yo le dije: “Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel.”(T)

»Pero si ustedes, y los hijos de ustedes, se rebelan y se empeñan en apartarse de mí, y desobedecen los mandamientos y estatutos que he puesto ante ustedes, y se van a servir y adorar a dioses ajenos, yo arrancaré al pueblo de Israel de la tierra que le di por herencia, y abandonaré este templo que fue edificado en mi honor y que yo consagré, y todas las naciones se burlarán de Israel. La gente que pase frente a este templo, que yo tenía en gran estima, se asombrará y se burlará, y dirá: “¿Por qué el Señor ha tratado tan mal a esta tierra y a este templo?”(U) Y se le responderá: “Es que abandonaron al Señor su Dios, que sacó de Egipto a sus antepasados, y ellos prefirieron adorar y servir a dioses ajenos. Por eso el Señor los ha castigado.”»

Otras actividades de Salomón(V)

10 Veinte años después de que Salomón construyó el templo del Señor y su palacio real, 11 para los que el rey Jirán de Tiro le entregó mucha madera de cedro y de ciprés, y todo el oro que quiso, el rey Salomón le regaló a Jirán, en agradecimiento, veinte ciudades en la tierra de Galilea. 12 Jirán salió entonces de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había regalado, pero cuando las vio no le gustaron, 13 así que le dijo a Salomón: «Hermano, ¿por qué me has dado estas ciudades tan feas?» Y les puso por nombre «Tierras de Cabul»,[a] que es el nombre que hasta hoy conservan.

14 Como Jirán había enviado a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, 15 Salomón impuso trabajo obligatorio para edificar el templo del Señor y el palacio real, Milo y la muralla de Jerusalén, y Jazor, Meguido y Guézer. 16 Tiempo atrás el faraón, es decir, el rey de Egipto, había arrasado la ciudad de Guézer y le había prendido fuego, matando a los cananeos que allí habitaban, y luego se la dio como dote a su hija, la mujer de Salomón. 17 Entonces Salomón mandó restaurar Guézer y Bet Jorón la de abajo; 18 también restauró Baalat y Tadmor, que están en el desierto, 19 y todas las ciudades donde Salomón guardaba las provisiones, las caballerizas donde tenía sus carros de combate, los cuarteles de la caballería y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio. 20 A los pueblos no israelitas que quedaron con vida, como los amorreos, hititas, ferezeos, jivitas y jebuseos, 21 y a sus descendientes que los israelitas no pudieron exterminar, Salomón les impuso tributo y hasta el día de hoy lo pagan. 22 Por el contrario, a ningún israelita le impuso Salomón trabajo alguno, aunque sí los enroló en su ejército o los puso a su servicio como jefes, capitanes y comandantes de sus carros de combate, o como jinetes.

23 El total de los hombres que Salomón nombró jefes y capataces de las obras de construcción fue de quinientos cincuenta, los cuales supervisaban a la gente que trabajaba en la construcción.

24 La hija del faraón salió de la ciudad de David y se fue al palacio que Salomón había mandado construir para ella; y Salomón mandó edificar Milo.

25 Tres veces al año(W) Salomón ofrecía holocaustos y ofrendas de reconciliación sobre el altar de bronce que mandó construir en el templo en honor al Señor. Después de que el templo quedó terminado, Salomón quemaba allí incienso al Señor.

26 En Ezión Guéber, puerto que está cerca de Elat, a orillas del Mar Rojo, en el territorio de Edom, Salomón mandó construir naves. 27 En esas naves Jirán envió a sus oficiales y marinos experimentados, junto con los oficiales de Salomón, 28 y fueron a Ofir y volvieron con las naves cargadas con catorce mil kilos de oro, mismos que llevaron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón(X)

10 Cuando la reina de Sabá(Y) oyó hablar de la fama del rey Salomón, que honraba el nombre del Señor, quiso verlo y ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó a Jerusalén acompañada de un gran séquito: llevaba camellos cargados con especias, y oro en abundancia y piedras preciosas. Al llegar a la presencia de Salomón, le hizo toda clase de preguntas, y Salomón las respondió una a una. No hubo nada para lo cual Salomón no tuviera una respuesta. Y al ver la reina de Sabá cuán sabio era Salomón, y el templo que había edificado, y al probar los manjares de su mesa y examinar las habitaciones de sus oficiales, y la calidad de las vestiduras que llevaban los sirvientes responsables de los manjares, y los holocaustos que se ofrecían en el templo del Señor, se quedó asombrada. Entonces le dijo al rey:

«Ya he visto que es verdad todo lo que escuché en mi país acerca de ti y de tu sabiduría. Yo no lo creía; por eso vine a comprobarlo por mí misma. ¡Y lo que me contaron no es ni la mitad de lo que he visto con mis propios ojos! Tu sabiduría y tus posesiones son mayores que la fama que te precedía. ¡Qué afortunados son tus súbditos! ¡Qué dichosos son tus sirvientes, que siempre están en tu presencia y escuchan tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que se agradó de ti y te puso en el trono de Israel! Yo sé que el Señor siempre ha amado a su pueblo Israel. Por eso te puso como su rey, para que lo gobiernes con rectitud y justicia.»

10 Dicho esto, la reina de Sabá le obsequió a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, gran cantidad de especias y piedras preciosas. Nunca antes se había visto tal cantidad de especias como las que la reina de Sabá le obsequió al rey Salomón.

11 También la flota de Jirán, que había llevado oro de Ofir, llegó con mucha madera de sándalo y más piedras preciosas. 12 Con la madera de sándalo, Salomón mandó hacer barandillas para el templo del Señor y para el palacio real, y además mandó fabricar arpas y salterios para los cantores. Nunca antes hubo en Israel tal cantidad de madera de sándalo, ni se ha vuelto a ver.

13 Cuando la reina de Sabá regresó a su país con todo su séquito, el rey Salomón le dio cuanto ella quiso y pidió, además de lo que ya le había dado.

Riquezas y fama de Salomón(Z)

14 La renta que Salomón recibía anualmente era de veintidós mil kilos de oro, 15 sin contar los tributos de los mercaderes, de las especias, y de los reyes de Arabia y los gobernadores del país. 16 Además, el rey Salomón mandó forjar doscientos grandes escudos bañados en oro. En cada escudo se emplearon seis kilos de oro. 17 También mandó forjar otros trescientos escudos más pequeños, bañados en oro, que hizo colocar en el palacio conocido como Bosque del Líbano. En cada uno se emplearon un kilo y medio de oro.

18 Luego mandó hacer un gran trono de marfil recubierto del oro más refinado. 19 El trono tenía seis escalones; el respaldo era redondo y con brazos laterales, junto a los cuales había dos leones. 20 En los seis escalones había doce leones, puestos uno frente al otro en cada escalón. En ningún otro reino conocido había un trono tan suntuoso. 21 Toda la vajilla y todas las copas del palacio del Bosque del Líbano eran de oro fino. De plata no había nada, porque en los días de Salomón la plata no era apreciada. 22 Y como el rey Salomón tenía una flota de naves de Tarsis junto con la flota de Jirán, una vez cada tres años llegaban las naves de Tarsis cargadas con oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 Las riquezas y la sabiduría de Salomón excedían a las de todos los reyes de la tierra. 24 Muchos procuraban ver al rey Salomón para escuchar de sus labios la sabiduría que el Señor le había dado, 25 y cada año le llevaba valiosos presentes: alhajas de oro y de plata, vestiduras finas, armas, especias aromáticas, y caballos y mulos.

Salomón comercia en caballos y en carros(AA)

26 Salomón llegó a reunir mil cuatrocientos carros de guerra y doce mil jinetes.(AB) Los carros estaban en los cuarteles destinados a ellos, y también al cuidado de la guardia real en Jerusalén. 27 Salomón tenía tantas riquezas que la plata llegó a ser tan común como las piedras,(AC) y la madera de cedro como las higueras silvestres de los llanos. 28 Los mercaderes de Salomón(AD) compraban a Egipto caballos y telas finas. 29 Los carros que salían de Egipto costaban seiscientas monedas de plata, y los caballos, ciento cincuenta; y así eran vendidos a los reyes hititas y sirios.

Apostasía de Salomón

11 Pero el rey Salomón, además de amar a la hija del Faraón, se enamoró de muchas mujeres extranjeras;(AE) algunas eran de Moab, otras eran de Edom, de Sidón y de los hititas, y de todas ellas el Señor ya había advertido a los israelitas: «Ustedes no deben tener relaciones sexuales con mujeres extranjeras, ni ellas con ustedes, pues por ellas corren ustedes el riesgo de llegar a adorar a sus dioses.»(AF) Sin embargo, Salomón se enamoró de mujeres así. Tuvo setecientas mujeres a las que hizo reinas, y trescientas concubinas, y todas ellas lo hicieron extraviarse. Cuando Salomón envejeció, sus mujeres lo hicieron adorar a dioses ajenos, y a diferencia de David, su padre, su corazón dejó de ser perfecto ante el Señor su Dios. Salomón adoró a Astoret, la diosa de los sidonios; y adoró también a Milcón, el repugnante ídolo de los amonitas. Se apartó del Señor y cometió muchas maldades porque, a diferencia de David, su padre, dejó de seguir fielmente al Señor. Hasta construyó en el monte que está frente a Jerusalén un altar a Quemos, el repugnante ídolo de Moab, y a Moloc, el ídolo repugnante de los amonitas. Esos altares los construyó para que sus mujeres pudieran quemar incienso y ofrecer sacrificios a sus dioses.

El Señor se enojó mucho contra Salomón porque su corazón se apartó de él, a pesar de que el Señor se le había aparecido dos veces 10 y le había insistido que no adorara ni sirviera a dioses ajenos, pero Salomón no le hizo caso al Señor. 11 Entonces el Señor le dijo a Salomón:

«Como te has portado tan mal, y no has cumplido con tu pacto conmigo, ni has obedecido los estatutos que te di, voy a dividir tu reino, para entregárselo a uno de tus servidores. 12 Pero, por amor a tu padre David, no lo haré mientras vivas. Esto lo haré cuando tu hijo llegue a ser rey. 13 Pero no desharé totalmente el reino, sino que, por amor a tu padre David y a la ciudad de Jerusalén que yo elegí, a tu hijo le daré una tribu.»

Hadad busca vengarse de Salomón

14 El Señor permitió que Hadad el edomita, que era hijo de reyes, se levantara en contra de Salomón. 15 Cuando David estaba en Edom, Joab, general del ejército, llegó para enterrar a los israelitas caídos en combate, y mató a todos los hombres de Edom. 16 Joab y todos los israelitas estuvieron seis meses en Edom, hasta que exterminaron a todos los edomitas. 17 En aquel tiempo Hadad era un niño, pero logró huir hacia Egipto junto con algunos edomitas que servían a su padre. 18 Salieron de Madián y llegaron a Parán, donde reunieron a más hombres; luego fueron a ver al faraón, rey de Egipto, y él les dio casa, alimentos y tierras. 19 Hadad se ganó la buena voluntad del faraón, pues le dio por mujer a la hermana de su esposa, la reina Tapenés. 20 Hadad tuvo un hijo, al que le puso por nombre Genubat, y la reina Tapenés lo destetó y lo llevó a vivir junto con sus hijos, en el palacio del faraón. 21 Cuando Hadad supo que David y Joab, general del ejército, habían muerto, fue a ver al faraón y le dijo:

«Dame permiso de volver a mi país.»

22 Y el faraón le preguntó:

«¿Por qué quieres volver a tu país? ¿Te falta algo aquí conmigo?»

Y Hadad le respondió:

«No me falta nada, pero aun así te ruego que me dejes volver.»

Rezón se rebela contra Salomón

23 Dios también permitió que Rezón hijo de Eliada se levantara contra Salomón. Rezón había huido de su amo, Hadad Ezer, que era rey de Soba. 24 Logró reunir gente y formó una banda de bandoleros. Cuando David venció al ejército de Soba, Rezón se fue a vivir a Damasco, y allí lo coronaron rey. 25 Desde entonces, y mientras Salomón vivió, Rezón se convirtió en enemigo de los israelitas, lo mismo que Hadad, y llegó a ser rey de Siria.

Jeroboán se rebela contra Salomón

26 Otro que se rebeló contra Salomón fue Jeroboán hijo de Nabat, un efrateo de la ciudad de Seredá que estaba a su servicio. Su madre se llamaba Serúa y era viuda. 27 La razón por la que Jeroboán se rebeló contra Salomón fue que, cuando éste estaba construyendo Milo, cerró la brecha de la Ciudad de David, su padre. 28 Jeroboán era un hombre muy aguerrido y, cuando Salomón lo vio, lo llamó y lo puso a cargo de todo lo relacionado con los descendientes de José. 29 Pero un día Jeroboán salió de Jerusalén y, en el camino, se encontró con el profeta Ajías de Siló, que llevaba un manto nuevo. Los dos estaban solos en el campo. 30 Ajías tomó el manto y lo dividió en doce pedazos, 31 y le dijo a Jeroboán:

«Estos diez pedazos son para ti, porque así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Voy a dividir el reino de Salomón, y a ti voy a darte diez tribus. 32 A Salomón voy a dejarle una sola tribu, por causa de mi siervo David, su padre, y de Jerusalén, la ciudad que yo elegí de entre todas las tribus de Israel. 33 Y es que me han abandonado y se han entregado al culto de Astoret, la diosa de los sidonios; de Quemos, el dios de Moab; y de Moloc, el dios de los amonitas. Han abandonado mis caminos, han dejado de hacer lo recto delante de mis ojos, y no han cumplido con mis estatutos y mis decretos, cosa que nunca hizo David, su padre. 34 Pero por amor a David su padre, a quien yo elegí y quien obedeció mis mandamientos y estatutos, mientras Salomón viva no le quitaré el reino. 35 Se lo quitaré a su hijo, y tú reinarás sobre diez tribus. 36 Al hijo de Salomón le dejaré una tribu, para que mi siervo David tenga un descendiente en el trono de Jerusalén, la ciudad que yo escogí para poner en ella mi nombre. 37 Yo te he elegido para que reines sobre Israel y hagas lo que te parezca bien. 38 Si pones atención a todo lo que yo te ordene y no te desvías de mis caminos, y si haces lo recto delante de mis ojos y cumples mis estatutos y mandamientos, como lo hizo mi siervo David, yo te acompañaré siempre y estableceré tu dinastía, como lo hice con David, y te entregaré el pueblo de Israel. 39 En cuanto a los descendientes de David, voy a hacerlos sufrir por esto, pero no será para siempre.”»

40 Entonces Salomón procuró matar a Jeroboán, pero éste huyó a Egipto, donde Sisac era rey, y allí se quedó hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón(AG)

41 Los otros hechos de Salomón, y todo lo que hizo y toda su sabiduría están escritos en el libro de los hechos de Salomón. 42 Fueron cuarenta años los que reinó en Jerusalén y en todo el pueblo de Israel. 43 Y cuando Salomón durmió el sueño de la muerte, como sus antepasados, fue sepultado en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó Roboán, su hijo.

Rebelión de Jeroboán(AH)

12 Roboán fue a Siquén porque todo el pueblo de Israel estaba reunido allí para proclamarlo rey. Cuando Jeroboán hijo de Nabat, que por la furia del rey Salomón había huido a Egipto, supo esto, sus seguidores le pidieron volver. Al llegar Jeroboán, él y todo el pueblo se presentaron ante Roboán y le dijeron:

«Tu padre fue muy duro con nosotros. Te rogamos que disminuyas un poco la servidumbre a la que Salomón nos sometió. Aligera el yugo tan pesado que nos impuso, y nos pondremos a tu servicio.»

Pero Roboán les dijo:

«Por el momento, váyanse y vuelvan a verme dentro de tres días.»

En cuanto ellos se fueron, Roboán pidió consejo a los ancianos que cuando Salomón vivía habían estado a su servicio. Les dijo:

«¿Qué respuesta me aconsejan dar a esta gente?»

Los ancianos le dijeron:

«Si hoy te pones al servicio del pueblo y le hablas de buena manera, ellos serán siempre tus servidores.»

Pero Roboán hizo a un lado el consejo de los ancianos, y pidió el consejo de los jóvenes que habían crecido con él y estaban a su servicio: Les preguntó:

«¿Qué me aconsejan responder a esta gente que vino a decirme: “Disminuye un poco la servidumbre que tu padre nos impuso”?»

10 Y los jóvenes que habían crecido con él le dijeron:

«A esa gente que te habló de esa manera, y que dijo: “Tu padre fue muy duro con nosotros. Disminuye un poco esa dureza”, diles: “Mi dedo meñique es más grueso que el miembro viril de mi padre. 11 Así que, si mi padre fue duro con ustedes, yo lo seré más todavía; si mi padre los castigó con azotes, yo los azotaré con látigos.”»

12 Al tercer día, Jeroboán y todo el pueblo se presentaron ante el rey Roboán para conocer su respuesta, tal y como él les había dicho. 13 Y el rey les habló con dureza, pues no hizo caso del consejo de los ancianos; 14 al contrario, les repitió lo que los jóvenes le habían aconsejado: «Si mi padre fue duro con ustedes, yo seré aún más duro; si mi padre los castigó con azotes, yo los azotaré con látigos.» 15 Y Roboán no quiso escuchar al pueblo porque ya el Señor así lo había dispuesto, para confirmar lo que había dicho a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ajías el silonita.

16 Al ver el pueblo que el rey no les había hecho caso, exclamaron:

«¿Qué tenemos nosotros que ver con David? ¡No tenemos nada que ver con el hijo de Yesé! Pueblo de Israel, ¡regresa a tus casas!(AI) Y tú, David, ¡busca tu propio sustento!»

Fue así como el pueblo de Israel regresó a sus casas, 17 y Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá. 18 Y cuando Roboán envió a Adorán a cobrar los tributos para el rey, el pueblo de Israel lo apedreó hasta matarlo. Entonces el rey Roboán subió en su carro y salió huyendo hacia Jerusalén. 19 Así fue como el pueblo de Israel se separó de la casa de David, hasta el día de hoy. 20 Y cuando los israelitas se enteraron de que Jeroboán había vuelto, todo el pueblo mandó a llamarlo para proclamarlo rey de Israel, y aparte de la tribu de Judá, ninguna otra tribu se sometió a la línea de David.

21 Al llegar a Jerusalén, Roboán reunió a los descendientes de Judá y de Benjamín, y escogió a los ciento ochenta mil mejores guerreros para ir y pelear contra los israelitas, pues quería recuperar el reino de Salomón. 22 Pero la palabra del Señor vino a Semaías, varón de Dios, y le dijo:

23 «Habla con Roboán, el hijo de Salomón, y con las tribus de Judá y de Benjamín, y con el resto del pueblo, y diles: 24 “Así ha dicho el Señor: No vayan a pelear contra sus hermanos israelitas. Regresen a sus casas, porque esto lo he provocado yo.”»

Y los dos bandos hicieron caso de las palabras del Señor, y en conformidad con ellas regresaron a sus casas.

El pecado de Jeroboán

25 Entonces Jeroboán reedificó la ciudad de Siquén, en la ladera del monte Efraín, y allí se quedó a vivir, aunque luego salió de allí y reconstruyó Penuel. 26 Pero dentro de sí mismo pensaba: «El reino puede regresar a la casa de David 27 si el pueblo sigue yendo a ofrecer sacrificios al templo del Señor en Jerusalén. Entonces volverán a someterse voluntariamente a Roboán, rey de Judá, y a mí me matarán.»

28 Después de reunirse en consejo, Jeroboán mandó hacer dos becerros de oro y le dijo al pueblo:

«Israelitas, demasiadas veces han ido ustedes a Jerusalén. ¡Aquí tienen a los dioses que los sacaron de Egipto!»(AJ)

29 Uno de los becerros lo colocó en Betel, y el otro en Dan. 30 Esto incitó al pueblo a pecar, porque iba a Dan a adorar el becerro. 31 Además, Jeroboán mandó construir altares en los montes y nombró sacerdotes de entre el pueblo, aunque no fueran descendientes de Leví. 32 También instituyó una fiesta solemne el día quince del mes octavo, semejante a la que era celebrada en Judá, y ofrecía sacrificios en el altar que construyó en Betel y nombró sacerdotes para que oficiaran en los altares que había mandado construir. 33 La fiesta religiosa que instituyó el día quince del mes octavo, fue una invención suya,(AK) y todo el pueblo participó en ella, y Jeroboán subió al altar para quemar incienso.

Un profeta de Judá amonesta a Jeroboán

13 Mientras Jeroboán estaba frente al altar de Betel dispuesto a quemar incienso, un profeta de Judá llegó a Betel por órdenes del Señor, y comenzó a hablar en contra del altar. Dijo:

«Altar, altar, así ha dicho el Señor: La dinastía de David va a tener un descendiente. Se llamará Josías, y él sacrificará sobre ti a los sacerdotes que sobre ti queman incienso. En lugar de incienso, sobre ti se quemarán huesos humanos.»(AL)

Ese mismo día, el profeta dijo:

«Como señal de que el Señor ha hablado, el altar se hará pedazos y las cenizas que hay en él serán esparcidas.»

Cuando el rey Jeroboán escuchó las palabras que aquel varón de Dios pronunció en contra del altar de Betel, lleno de ira extendió el brazo y ordenó: «¡Deténganlo!» Pero el brazo que había extendido se le secó, y ya no lo pudo doblar. Y en efecto, el altar se hizo pedazos y las cenizas se esparcieron, con lo que se cumplió la señal que el varón de Dios había anunciado por órdenes del Señor. Entonces el rey le dijo al varón de Dios:

«Te pido que ruegues por mí ante el Señor tu Dios, para que mi brazo sea sanado.»

El varón de Dios rogó al Señor, y el brazo del rey fue sanado y volvió a estar como antes. Entonces el rey le dijo al varón de Dios:

«Ven a comer a mi palacio. Quiero hacerte un regalo.»

Pero el varón de Dios contestó:

«Aun si me dieras la mitad de tu palacio, no podría acompañarte. Tampoco podría comer ni beber agua en este lugar. El Señor me dio órdenes precisas, Me dijo: “No comas ni bebas nada, ni regreses por el mismo camino.”»

10 Y el profeta volvió por otro camino, y no por el que había tomado para ir a Betel.

11 Pero había en Betel un viejo profeta, cuyo hijo había estado cerca del altar y había visto y oído lo sucedido. Éste fue con su padre y le contó lo que el profeta había hecho en Betel, y lo que le había dicho al rey. 12 El viejo profeta le preguntó:

«¿Y por dónde se fue el profeta?»

Cuando sus hijos le mostraron el camino que el varón de Dios había tomado para regresar a Judá, 13 él les ordenó que aparejaran su asno; y en cuanto sus hijos lo hicieron, él lo montó 14 y se fue por el camino que había tomado el varón de Dios. Poco después lo halló sentado a la sombra de una encina. Se detuvo y le preguntó:

«¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá?»

El varón le respondió:

«Sí, yo soy.»

15 Entonces el viejo profeta le dijo:

«Ven a mi casa, y come pan conmigo.»

16 Pero el varón de Dios le respondió:

«No puedo volver contigo, ni acompañarte, ni tampoco puedo comer ni beber agua en este lugar, 17 porque el Señor me dijo: “No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el mismo camino.”»

18 Pero el viejo profeta lo engañó y le dijo:

«Yo, lo mismo que tú, también soy profeta. Un ángel me habló de parte del Señor, y me dijo: “Llévalo a tu casa para que coma pan y beba agua.”»

19 Entonces el varón de Dios lo acompañó a su casa, y allí comió pan y bebió agua. 20 Pero cuando estaban comiendo, el Señor le dio un mensaje al profeta que lo había hecho regresar, 21 y al varón de Dios que había venido de Judá le dijo con fuerte voz:

«Así dice el Señor: “Por haberte rebelado contra el mandato del Señor, por no haber obedecido el mandamiento del Señor tu Dios, 22 y por haber regresado para comer pan y beber agua en donde el Señor te ordenó que no lo hicieras, tu cuerpo no será sepultado junto con tus padres.”»

23 En cuanto el varón de Dios terminó de comer y beber, el viejo profeta que lo había engañado le aparejó el asno. 24 Ya en el camino, un león salió y atacó al varón de Dios y lo mató, y su cuerpo quedó tendido en el camino, y junto a él se echaron el asno y el león. 25 La gente que pasaba por allí, al ver tendido el cuerpo del profeta, y al león a su lado, fueron a la ciudad y se lo contaron al viejo profeta. 26 El profeta que había hecho volver al varón de Dios los escuchó y dijo:

«Se trata del varón de Dios. Pero desobedeció el mandato del Señor, y por eso el Señor lo castigó dejando que un león lo matara. Así se cumplió la palabra del Señor.»

27 Dicho esto, llamó a sus hijos y les pidió que aparejaran su asno, y ellos así lo hicieron. 28 Entonces el viejo profeta fue a ver el cuerpo tendido en el camino. El asno y el león todavía estaban echados junto al cuerpo, sin que el león hubiera devorado o dañado el cuerpo del asno. 29 Entonces el viejo profeta levantó el cuerpo del varón de Dios, lo echó sobre el asno y se lo llevó. Al llegar a la ciudad, cantó endechas y luego lo enterró. 30 Colocó el cuerpo en su propio sepulcro, y entre sollozos decía: «¡Ay, hermano mío!» 31 Después del entierro, llamó a sus hijos y les dijo: «Cuando yo muera, quiero que me sepulten junto a este varón de Dios. Pongan mis huesos junto a los suyos, 32 porque con toda seguridad se cumplirá la palabra del Señor contra el altar que está en Betel y contra todos los altares que se han levantado en las ciudades de Samaria.»

33 A pesar de todo esto, Jeroboán no se arrepintió de su maldad, pues volvió a nombrar sacerdotes para los altares que había levantado entre el pueblo, y a cualquiera que quisiera ministrar en esos altares lo consagraba como sacerdote. 34 Éste fue el gran pecado de Jeroboán, y por eso su descendencia fue exterminada de la tierra.

Profecía de Ajías contra Jeroboán

14 En aquel tiempo, Abías hijo de Jeroboán cayó enfermo. Entonces el rey llamó a su esposa y le dijo:

«Quiero que vayas a Silo, donde encontrarás al profeta Ajías, el que me dijo que yo sería rey de este pueblo. Pero disfrázate, para que nadie sepa que eres mi esposa. Llévale diez panes, y tortas y un tarro con miel, y pregúntale qué va a pasar con nuestro hijo.»

La mujer de Jeroboán hizo lo que éste le ordenó y fue a Silo. Llegó a la casa de Ajías, que por su avanzada edad ya no podía ver. Pero el Señor le había dicho:

«Ajías, la mujer de Jeroboán va a venir a consultarte acerca de su hijo enfermo. Viene disfrazada, pero cuando llegue le dirás lo que yo te mande.»

Cuando ella llegó y cruzó la puerta, Ajías escuchó sus pisadas y le dijo:

«Entra, mujer de Jeroboán. ¿Por qué vienes disfrazada? Escucha bien, que tengo un mensaje muy duro para ti. Regresa con Jeroboán y dile: “Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: Yo te levanté de en medio del pueblo y te hice jefe de los israelitas. Yo deshice el reino de la casa de David y te lo entregué, pero tú no te has conducido como mi siervo David, pues él obedeció mis mandamientos, me buscó con todo su corazón, y se esforzó por vivir con rectitud delante de mí. Pero tú has actuado peor que todos los que reinaron antes de ti; te has fabricado dioses ajenos y has fundido sus imágenes para hacerme enojar, y luego me volviste la espalda. 10 Por eso yo haré que tu descendencia caiga en desgracia, y que muera todo varón que te nazca, lo mismo si es siervo que si es libre; barreré a tus descendientes como se barre el estiércol, hasta que no quede nada.(AM) 11 A cualquier descendiente de Jeroboán que muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y al que muera en el campo se lo comerán las aves de rapiña. Así lo ha dicho el Señor.”

12 »Y tú, mujer, regresa a tu casa, pero en cuanto pongas un pie en la ciudad tu hijo morirá. 13 Todo el pueblo de Israel llorará por tu hijo y lo sepultarán, porque de todos los hijos de Jeroboán él es el único que le agradó al Señor; por eso será sepultado. 14 El Señor va a elegir a un rey que exterminará a toda la descendencia de Jeroboán, y lo va a hacer ahora mismo. 15 El Señor sacudirá al pueblo de Israel como sacude el agua a los juncos, y lo arrancará de la buena tierra que dio a sus antepasados; luego, por haberse fabricado imágenes de Asera y por ofender así al Señor, los esparcirá más allá del río Éufrates. 16 El Señor va a entregar a Israel por causa de los pecados de Jeroboán, pues hizo pecar a mi pueblo.»

17 Después de oír esto, la esposa de Jeroboán se marchó y se fue a Tirsa, y cuando entró en la ciudad su hijo murió. 18 Sepultaron al niño, y el pueblo lloró por él como el Señor le había dicho al profeta Ajías.

19 Todo los hechos de Jeroboán, y las guerras que libró, han quedado registradas en el libro de las historias de los reyes de Israel. 20 Jeroboán reinó veintidós años, y cuando fue a reunirse con sus antepasados, reinó en su lugar su hijo Nadab.

Reinado de Roboán(AN)

21 Roboán hijo de Salomón comenzó a reinar sobre Judá a los cuarenta y un años de edad, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor eligió de entre todas las tribus de Israel para que allí estuviera su nombre. La madre de Roboán se llamaba Noamá, y era amonita. 22 Y el pueblo de Judá hizo lo malo a los ojos del Señor, y le hicieron enojar más que sus antepasados, a pesar de que éstos cometieron muchos pecados. 23 También construyeron altares en los montes y bajo los árboles frondosos;(AO) hicieron estatuas e imágenes de la diosa Asera; 24 practicaron actos repugnantes, como la prostitución(AP) masculina, que era una costumbre de los pueblos que el Señor había arrojado del territorio ocupado por los israelitas.

25 Cuando Roboán llevaba cinco años en el trono, llegó Sisac, rey de Egipto, y atacó Jerusalén(AQ) 26 y se adueñó de los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Fue un saqueo total, que incluyó los escudos de oro que Salomón había mandado hacer.(AR) 27 Para reponerlos, Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los oficiales que vigilaban la entrada del palacio real. 28 Cuando el rey entraba en el templo del Señor, los guardias se llevaban los escudos y los ponían en la sala de la guardia.

29 Todos los hechos de Roboán se hallan registrados en las crónicas de los reyes de Judá. 30 Y entre Roboán y Jeroboán hubo siempre constantes guerras. 31 Cuando Roboán murió y fue a reunirse con sus antepasados, fue sepultado junto a ellos en la ciudad de David. Noamá, la amonita, fue madre de Roboán. A la muerte del rey, reinó en su lugar su hijo Abías.

Reinado de Abías(AS)

15 Abías comenzó a reinar sobre Judá cuando Jeroboán hijo de Nabat llevaba dieciocho años de reinar sobre Israel, y reinó en Jerusalén tres años. Su madre se llamaba Macá, y era hija de Abisalom. Y Abías cometió todos los pecados en que incurrió su padre Roboán, y su corazón no le fue fiel al Señor, como lo había sido su antepasado David. Pero Dios el Señor le concedió tener un sucesor en el trono de Jerusalén,(AT) ciudad a la que siguió sosteniendo por amor a su siervo David, pues David vivió rectamente en la presencia del Señor y nunca en su vida desobedeció ninguno de sus mandatos, salvo lo que hizo con Urías el hitita.(AU)

Mientras Roboán y Jeroboán vivieron,(AV) estuvieron en constantes guerras, y también Abías entró en guerra contra Jeroboán.

Todo los hechos de Abías se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. Y Abías se reunió con sus antepasados y fue sepultado en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Asa.

Reinado de Asa(AW)

Asa comenzó a reinar sobre Judá cuando Jeroboán llevaba veinte años de reinar sobre Israel, 10 y reinó en Jerusalén cuarenta y un años. Su madre se llamaba Macá, y era hija de Abisalom. 11 A diferencia de su hermano y de su padre, Asa hizo lo recto a los ojos del Señor, como su antepasado David. 12 Desterró del país a los que practicaban la prostitución entre hombres en los templos paganos, y derribó todos los ídolos que sus antepasados habían hecho.(AX) 13 A Macá, su madre, le quitó el título de reina madre porque había hecho un ídolo de Asera, al cual destruyó y le prendió fuego junto al torrente de Cedrón. 14 Y aunque no se quitaron todos los altares de los montes, durante toda su vida Asa amó al Señor con todo su corazón. 15 Hizo que se llevara de nuevo al templo del Señor lo que su padre había consagrado, además del oro, la plata y las alhajas que él mismo dedicó.

Alianza de Asa con Ben Adad(AY)

16 También hubo guerra entre Asa y Basá, el rey de Israel, mientras ambos vivieron. 17 Basá se enfrentó contra el pueblo de Judá, y mandó fortificar las murallas de Ramá para que nadie pudiera entrar ni salir del reino de Asa. 18 Al ver esto, Asa tomó el oro y la plata que aún quedaban en los tesoros del templo del Señor, junto con los tesoros del palacio real, y los entregó a sus siervos con la orden de que fueran a Damasco, donde estaba el rey Ben Adad de Siria, hijo de Tabrimón y nieto de Hezión, y le dieran este mensaje:

19 «Te propongo que tú y yo hagamos una alianza, como la que hicieron tu padre y el mío. Aquí tienes un presente de oro y plata. Da por terminado el pacto que tienes con Basá, rey de Israel. Quiero que me deje en paz.»

20 Ben Adad estuvo de acuerdo con Asa, y ordenó a los comandantes de sus ejércitos que atacaran las ciudades de Israel. Así conquistó Iyón, Dan, Abel Betmacá, y todo el territorio de Cineret y de Neftalí. 21 Y cuando Basá supo esto, dejó de edificar la muralla de Ramá y se quedó en Tirsa. 22 Entonces Asa convocó a todo el pueblo de Judá, sin excluir a nadie, y fueron a Ramá para quitar las piedras y la madera con las que Basá estaba construyendo, y con ese material el rey Asa reconstruyó Geba de Benjamín y Mispá.

Muerte de Asa(AZ)

23 Los hechos de Asa, y el poder que tuvo y las ciudades que edificó, se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Judá. Cuando Asa envejeció, se enfermó de los pies 24 y fue a reunirse con sus antepasados y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Josafat.

Reinado de Nadab

25 Cuando el rey Asa tenía dos años de reinar sobre Judá, Nadab hijo de Jeroboán comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. 26 Pero hizo lo malo a los ojos del Señor; siguió el mal ejemplo de su padre y cometió los mismos pecados con que hizo pecar a Israel.

27 Entonces Basá, que era hijo de Ajías y nieto de Isacar, conspiró contra Nadab y lo hirió de muerte en Gibetón, tierra de filisteos, porque Nadab y todo el ejército israelita habían sitiado la ciudad. 28 Nadab murió a manos de Basá, y éste reinó en su lugar. Para entonces, Asa llevaba tres años de reinar sobre Judá. 29 Y tan pronto como Basá llegó al trono, mató a toda la familia de Jeroboán, sin dejar con vida a nadie, tal y como lo había dicho el Señor a su siervo Ajías el silonita.(BA) 30 Y es que Jeroboán cometió muchos pecados, con lo que hizo que el pueblo de Israel pecara; y eso provocó el enojo del Señor, Dios de Israel.

31 Todos los hechos de Nadab se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 32 Y la guerra entre Asa y el rey Basá de Israel duró mientras los dos vivieron.

Reinado de Basá

33 Basá hijo de Ajías reinó sobre todo Israel en Tirsa durante veinticuatro años. Para entonces, Asa tenía tres años como rey de Judá. 34 Y Basá hizo lo malo a los ojos del Señor, y siguió el mal ejemplo de Jeroboán, y con sus pecados hizo pecar a Israel.

16 La palabra del Señor vino a Jehú hijo de Jananí, y le dio el siguiente mensaje contra Basá:

«Yo te levanté del suelo y te puse como jefe de Israel, mi pueblo, pero tú has ido tras los malos pasos de Jeroboán; has hecho pecar a mi pueblo, y con tus pecados has provocado mi enojo. Por eso, voy a acabar con tu descendencia y con toda tu familia. Voy a acabar con tu dinastía, como acabé con la de Jeroboán hijo de Nabat. A cualquiera de tus hijos que muera en la ciudad, lo devorarán los perros; y al que muera en el campo lo devorarán las aves de rapiña.»

Todos los hechos de Basá, y su gran poder, se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. Y Basá fue a reunirse con sus antepasados y fue sepultado en Tirsa. En su lugar reinó su hijo Elá. Pero el mensaje que el Señor le envió a Basá por medio de Jehú hijo de Jananí alcanzó a toda su familia, por todo lo malo que hizo a los ojos del Señor, lo cual provocó su enojo. Por eso destruyó a su familia como lo hizo con la familia de Jeroboán.

Reinado de Elá

Cuando Asa tenía veintiséis años de reinar sobre Judá, Elá hijo de Basá comenzó a reinar sobre Israel, y reinó en Tirsa dos años. Pero Zimri, que comandaba la mitad de sus carros de combate, conspiró contra él. Un día, mientras Elá estaba en Tirsa, bebiendo hasta emborracharse en casa de su mayordomo Arsa, 10 Zimri llegó e hirió de muerte a Elá, y comenzó a reinar en su lugar. Era el año veintisiete del reinado de Asa sobre Judá.

11 En cuanto Zimri ocupó el trono de Israel, mandó matar a todos los descendientes de Basá, sin dejar con vida uno solo de sus parientes y amigos. 12 Así fue como Zimri exterminó a la familia de Basá, con lo que se cumplió la palabra del Señor contra él, por medio del profeta Jehú. 13 Ése fue el pago que recibieron por los pecados de Basá y de su hijo Elá, pues también hicieron pecar a Israel, con lo que provocaron el enojo del Señor, Dios de Israel.

14 Todos los hechos de Elá se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Reinado de Zimri

15 Cuando Asa llevaba veintisiete años de reinar sobre Judá, Zimri comenzó a reinar en Tirsa, pero solamente reinó siete días. Y es que cuando el pueblo, que estaba acampando a las afueras de Guibetón, ciudad de los filisteos, para atacarla, 16 se enteró de que Zimri había conspirado contra el rey y le había dado muerte, ese mismo día proclamó rey a Omri, que era general del ejército y estaba en el campo de batalla. 17 Entonces Omri y todo el ejército de Israel dejaron de atacar a Gibetón y fueron a sitiar a Tirsa. 18 Y cuando Zimri vio que el ejército israelita había conquistado la ciudad, fue a refugiarse en el palacio real y le prendió fuego estando él adentro. Así murió este hombre, 19 que había hecho lo malo a los ojos del Señor, y seguido el mal ejemplo de Jeroboán, con lo que hizo pecar a Israel.

20 Todos los hechos de Zimri, y su conspiración contra el rey, se hallan registrados en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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