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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Isaías 14-28

Vuelta de los desterrados

14 El Señor se apiadará de Jacob,
volverá a elegir a Israel;
lo hará reposar en su tierra.
A ellos se unirán forasteros,
agregados a la casa de Jacob.
Otros pueblos los irán recogiendo
y los llevarán a su lugar;
pero la casa de Israel después los poseerá
como esclavos y esclavas en la tierra del Señor;
capturarán a sus captores,
dominarán a sus dominadores.

Sátira contra el rey de Babilonia

El día en que el Señor te haga descansar de tus congojas, de tus desasosiegos y de la dura esclavitud a la que te viste sometida, entonarás esta sátira contra el rey de Babilonia:

¡Cómo ha acabado el tirano!
¡Cómo ha terminado su arrogancia!
Rompió el Señor el cetro del malvado,
el bastón de mando del tirano:
machacaba pueblos con saña,
sacudiendo un golpe tras otro;
oprimía con rabia a las naciones,
las perseguía de forma implacable.
Ahora descansa tranquila la tierra
y prorrumpe en gritos de júbilo;
se alegran por ti los cipreses,
se alegran los cedros del Líbano.
Desde que pereciste no ha vuelto a subir
contra nosotros el leñador.
El reino de los muertos se estremece
en lo profundo al salir a tu encuentro,
despertando en tu honor a las sombras,
a los grandes del mundo,
haciendo que se alcen de sus tronos
los reyes de los pueblos.
10 Todos te entonan un canto:
¡También tú estás consumido,
ya eres parecido a nosotros
11 y entierras tu fausto
en el reino de los muertos
con el son melodioso de tus arpas!
Te acuestas en lecho de gusanos,
te cubre una colcha de lombrices.
12 ¡Cómo has caído del cielo,
lucero, hijo de la aurora!
¡Cómo yaces ahora por tierra,
tú, sometedor de naciones!
13 Tú, que solías decirte:
“Voy a escalar el cielo;
por encima de los astros divinos
pienso establecer mi trono.
Me sentaré en el monte de los dioses,
allá por los confines del norte;
14 cabalgaré en las crestas de las nubes
y seré lo mismo que el Altísimo”.
15 Pero acabaste hundido
en el reino de los muertos,
en lo más profundo de la fosa.
16 Los que te ven te miran atentos,
observando hasta el último detalle:
“¿No es este el que atemorizaba la tierra,
el que hacía temblar a los reinos,
17 convertía la tierra en desierto,
dejaba sus ciudades arrasadas
y negaba a los cautivos la libertad?”.
18 Los reyes de la tierra
reposan con honor,
cada cual en su morada.
19 Pero tú has sido tirado
y privado de tu tumba,
igual que un feto asqueroso;
estás cubierto de muertos,
de traspasados a espada,
como un cadáver pisado.
20 No compartirás su sepulcro,
pues arruinaste tu país
y masacraste a tu pueblo.
Nunca será mencionada
la estirpe del malvado.
21 Preparen la matanza de sus hijos,
debido a la culpa de su padre;
que no vuelvan a adueñarse del país
y no llenen la tierra de ciudades.
22 Voy a levantarme contra ellos
—oráculo del Señor del universo—,
arrancaré a Babilonia apellido,
vestigio, retoño y vástago.
—Oráculo del Señor—.
23 Haré de ella un habitáculo de erizos,
una zona de aguas pantanosas.
La allanaré con llana de destrucción
—oráculo del Señor del universo—.

Contra Asiria

24 Lo ha jurado el Señor del universo:
“Sucederá según lo he planeado,
se cumplirá según lo he decidido:
acabaré con Asiria en mi tierra,
25 será pisoteada en mis montes;
se librarán los míos de su yugo,
caerá su carga de sus hombros”.
26 Este es el plan adoptado sobre toda la tierra,
esta es la mano extendida sobre todos los pueblos.
¿Quién puede desbaratar
el plan del Señor del universo?
27 ¿Quién puede desviar
su mano extendida amenazante?

Contra Filistea

28 El año de la muerte del rey Ajab, tuvo lugar el siguiente oráculo:
29 No te alegres a coro, Filistea,
porque se haya roto la vara que te hería,
pues la raíz de la culebra dará una víbora,
su fruto será un dragón volador.
30 Los desvalidos pastarán como corderos,
los pobres reposarán confiados.
Matará de hambre tu raíz,
asesinando lo que quede de ti.
31 ¡Clama, puerta; ciudad, grita;
tiembla, Filistea toda!
Una polvareda se acerca desde el norte,
sin nadie que escape a su ímpetu.
32 ¿Qué se puede responder
a los legados de esa nación?
Que el Señor fundó Sión como refugio
para los desvalidos de su pueblo.

Contra Moab

15 Oráculo sobre Moab:

Que de noche fue asolada,
arrasada Ar Moab.
Que de noche fue asolada,
arrasada Quir Moab.
Ha subido la gente de Dibón
a las alturas sagradas a llorar.
En Nebo y en Madabá
Moab se queja llorosa:
con las cabezas rapadas,
con las barbas afeitadas.
Ceñidos de saco caminan,
por calles, plazas y azoteas;
todos se quejan llorosos,
deshechos todos en llanto.
Gritan Jesbón y Elalé,
hasta Jahas llega su voz;
tiemblan los lomos de Moab,
se le entrecorta el aliento.
Grito angustiado por Moab:
sus fugitivos van a Soar,
van hacia Eglat Salisá.
Por la cuesta de Lujit
sube la gente llorando;
por el camino de Joronáin
se oyen gritos desgarradores.
Las aguas de Nimrín
dan paso a la aridez:
se seca el heno,
se acaba la hierba,
no queda verdor.
Por eso, recogen lo que queda,
van acaparando provisiones,
las transportan al torrente de los Sauces.
Su grito angustiado recorre
todas las fronteras de Moab,
su alarido llega a Egláin,
hasta Beer Elín su clamor.
Rebosan sangre las aguas de Dimón,
y nuevas desgracias traeré a Dimón:
un león contra el resto de Moab,
espanto contra los supervivientes.

Los moabitas piden asilo en Judá

16 Hagan llegar carneros
al regente del país,
desde la Peña del páramo
hasta el monte Sión.
(Como aves desorientadas,
como pájaros sin nido
son las chicas de Moab
al vadear el Arnón).
Danos un consejo,
toma una decisión.
Haz de tu sombra una noche
en plena luz del día;
oculta a los que escapan,
no descubras al fugitivo.
Que habiten dentro de ti
los escapados de Moab.
Sírveles de refugio
frente al devastador.
Cuando no haya opresión
y acabe la devastación,
cuando desaparezca del país
la gente que lo pisoteaba,
un trono se afianzará en el amor,
se sentará en él con lealtad
(dentro de la tienda de David)
un juez que practique el derecho,
todo un experto en justicia .

Endecha por Moab

Nos enteramos del orgullo de Moab,
de su soberbia fuera de límite,
de su orgullo, soberbia y altivez,
de su inútil palabrería.
Los moabitas lloran por Moab,
todos ellos se lamentan;
por las tortas de Quir Jaréset
suspiran llenos de aflicción.
Languidece arrasada Jesbón,
el viñedo de Sibmá,
los dueños de las naciones
arrancaron sus guías,
que llegaban a Jazer,
extendidas por el páramo;
sus brotes esparcidos
sobrepasaban el mar.
Por eso, ahora lloro
con el llanto de Jazer,
por la viña de Sibmá.
Los riego con mi llanto,
Jesbón y Elalé:
callaron las alegres melodías
de su cosecha y vendimia.
10 En el huerto callaron el gozo y el júbilo,
no suenan en las viñas gritos de alegría;
no hay quien pise el vino en el lagar,
tocaron a su fin las alegres melodías.
11 Por eso tiemblan mis entrañas
como cuerdas de un arpa, por Moab,
mi interior por Quir Jaréset.
12 Y aunque Moab se fatigue
subiendo a su colina sagrada
y yendo a orar a su santuario,
de nada le servirá.

13 Esta es la palabra que pronunció el Señor contra Moab en otro tiempo. 14 Y ahora habla el Señor así: “Dentro de tres años, años de jornalero, de nada valdrán los señores de Moab y toda su nutrida población. Serán un resto, unos pocos, una miseria, sin importancia”.

Oráculo contra Damasco e Israel

17 Oráculo contra Damasco:

Damasco desaparecerá como ciudad
convertida en montones de ruinas;
las villas de Aroer abandonadas
sólo servirán para que se tumbe el ganado,
sin que nadie lo espante.
Efraín quedará sin plazas fuertes,
se acabará el poderío de Damasco;
a los que queden de Aram les pasará
lo mismo que a los nobles de Israel
—oráculo del Señor del universo—.

Oráculos varios

Aquel día
se debilitará el poder de Jacob,
su carne rolliza se consumirá;
será como el haz que abraza el segador,
como las espigas que recoge su brazo,
como quien pasa espigando
por el valle de Refaín.
Quedará sólo el rebusco,
como quien varea el olivo
y encuentra un par de aceitunas
en lo alto de la copa,
y pocas más en sus ramas.
—Oráculo del Señor Dios de Israel—.
Aquel día
mirará la gente a su Hacedor,
fijará su mirada en el Santo de Israel.
No mirará los altares,
obra de sus manos y hechura de sus dedos;
no se fijará en cipos ni estelas.
Aquel día
tus ciudades fortificadas
quedarán abandonadas,
como las de heveos y amorreos
ante el ataque israelita;
quedarán deshabitadas.
10 Pues olvidaste a tu Dios salvador,
no te acordaste de tu Roca inexpugnable.
Y plantabas parterres exóticos,
injertabas esquejes importados.
11 El mismo día los plantabas y crecían,
de mañana germinaba la semilla.
Pero un día aciago se pierde la cosecha:
¡un sufrimiento irremediable!

Los atacantes aniquilados

12 ¡Ay, turbulencia de pueblos que retumban,
que braman como braman los mares!
¡Tumulto de naciones tumultuosas,
como aguas impetuosas!
13 Naciones que se agitan
como aguas caudalosas.
Pero grita amenazante
y se escapan desde lejos,
como tamo de los montes
impelido por el viento,
como nube de vilanos
a merced del vendaval.
14 Por la tarde se presenta el espanto:
nadie queda al llegar la mañana.
Esto les queda a quienes nos saquean,
este es el lote de quienes nos despojan.

Contra Cus

18 ¡Ay del país donde zumban enjambres,
más allá de los ríos de Cus,
que envía sus correos por el mar,
por el agua en canoas de junco!
Vayan, rápidos, mensajeros a esa gente
esbelta y de tez brillante,
a ese pueblo temido por doquier,
que domina con fuerza y con nervio,
con su tierra surcada por ríos.
Habitantes del mundo,
moradores de la tierra,
miren cuando se alce
una enseña en los montes,
escuchen cuando oigan
el sonido del cuerno.
Pues así me dijo el Señor:
Desde mi sitio contemplo sereno:
como el calor ardiente del sol,
como nube de rocío en plena siega.
Antes de la vendimia, pasada la floración,
cuando están madurando los agraces,
se aplica la podadera a los racimos,
se cortan y se tiran los sarmientos.
Quedarán a merced de las rapaces del monte,
abandonados a las fieras del campo:
pasarán allí el verano las rapaces,
el invierno las fieras del campo.

Entonces traerá tributo al Señor del universo la gente esbelta de tez brillante, el pueblo temido por doquier, que domina con fuerza y con nervio, con su tierra surcada por ríos; lo traerán al lugar donde se invoca el nombre del Señor del universo, al Monte Sión.

Oráculo contra Egipto

19 El Señor cabalga sobre tenue nube,
véanlo entrando en Egipto;
tiemblan ante él los ídolos de Egipto,
el corazón de Egipto flaquea por dentro.
Voy a incitar a egipcios contra egipcios,
lucharán entre sí hermanos y amigos,
ciudad contra ciudad, reino contra reino.
El ímpetu egipcio no tiene salida,
yo destruiré sus planes;
consultarán a ídolos y adivinos,
también a nigromantes y hechiceros.
Voy a entregar a Egipto
en manos de un amo cruel,
un rey poderoso los gobernará
—oráculo del Señor del universo—.
Se agotarán las aguas del mar,
el Nilo quedará reseco,
los canales acabarán apestando,
el delta menguará hasta secarse,
cañas y juncos se agostarán;
las cañas de la orilla del Nilo,
todos los sembrados del Nilo
se secarán y el viento los llevará.
Hacen duelo los pescadores, se lamentan
los que lanzan al Nilo el anzuelo,
desfallecen los que echan las redes.
Los que trabajan el lino, defraudados,
palidecen con tejedores e hiladores;
10 los contratistas están consternados,
los jornaleros están desanimados.
11 ¡Qué necios los cortesanos de Soán!
Los consejeros del faraón desatinan.
¿Cómo se atreven a decir al faraón:
somos descendientes de sabios,
estirpe de reyes antiguos?
12 ¿Dónde están tus sabios?
¡Pues a ver si saben anunciarte
lo que ha decidido contra Egipto
el Señor del universo!
13 ¡Qué inútiles los cortesanos de Soán,
cómo se engañan los cortesanos de Nof!
Descarrían a Egipto sus gobernadores.
14 El Señor ha derramado en el país
espíritu de extravío:
están desorientando a Egipto
en todas sus empresas,
como cuando un borracho se tambalea
sacudido por su vómito.
15 Nada que hacer tiene Egipto:
lo haga la cabeza o la cola,
lo haga la palma o el junco.

Egipto y Asiria, pueblos del Señor

16 Aquel día será Egipto como las mujeres: temblará y temerá cuando vea agitarse sobre él la mano del Señor del universo. 17 La tierra de Judá causará terror a Egipto: cuando alguien se la mencione, temblará de miedo ante el plan que el Señor del universo ha proyectado sobre él. 18 Aquel día habrá cinco ciudades en el país de Egipto que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor del universo. Una se llamará Ciudad del Sol. 19 Aquel día habrá un altar dedicado al Señor en medio del país de Egipto, y una piedra votiva cerca de su frontera, en honor del Señor. 20 Serán señal y testimonio de la presencia del Señor del universo en tierra de Egipto: cuando clamen al Señor agobiados por sus opresores, les enviará un salvador que los defenderá y los libertará. 21 El Señor se dará a conocer a Egipto, y conocerán los egipcios al Señor aquel día; servirán al Señor con sacrificios y ofrendas, le harán votos y los cumplirán. 22 El Señor irá imponiendo a Egipto castigos saludables, que le harán volver al Señor que los escuchará y los sanará. 23 Aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria, por la que Asiria irá a Egipto y Egipto a Asiria; y ambos servirán al Señor. 24 Aquel día Israel hará de mediador entre Egipto y Asiria, será una bendición en medio de la tierra, 25 pues los bendecirá así el Señor del universo: “Bendito sea Egipto, mi pueblo; y Asiria, obra de mis manos; e Israel, mi heredad”.

Signo profético contra Egipto y Cus

20 El año en que llegó a Asdod el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, la atacó y la capturó. Por aquel entonces mandó un mensaje el Señor a Isaías, hijo de Amós, en estos términos:

— Ve, descíñete el saco de la cintura y quítate las sandalias de los pies.

Así lo hizo [Isaías] y anduvo desnudo y descalzo. Dijo el Señor:

— Lo mismo que mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo durante tres años como signo y presagio contra Egipto y contra Cus, así conducirá el rey de Asiria a los deportados de Egipto y a los prisioneros de Cus, lo mismo a jóvenes que a ancianos, desnudos y descalzos, mostrando sus vergüenzas.

Quedarán acobardados y avergonzados los que confiaban en Cus, los que se gloriaban de la amistad egipcia. Dirán aquel día los habitantes de esta costa: “A esto han ido a parar aquellos a quienes pedimos ayuda para que nos salvaran del rey de Asiria. ¿Cómo nos pondremos a salvo?”.

Caída de Babilonia

21 Oráculo desde la estepa marítima:

Igual que torbellinos
que barren el Négueb,
vienen de la estepa,
de un país temible.
Una visión terrible
me ha sido revelada:
un traidor que traiciona,
un devastador que devasta.
¡Ataquen, elamitas;
medos, al asedio!
¡Pondré fin a su orgullo!
Por eso mis entrañas
se llenan de espasmos;
angustias me atenazan
como de parturienta.
Me inquieto al oírlo,
al verlo me espanto;
me siento turbado,
me espanta el terror;
la tarde anhelada
sólo trae temblor.
¡Preparen la mesa,
pongan el mantel,
coman y beban!
¡En pie, oficiales;
bruñan los escudos!
Así me ha dicho el Señor:
Ve e instala un vigía,
que anuncie lo que vea.
Si ve gente montada,
un par de jinetes,
a lomos de burros,
a lomos de camellos,
que escuche atento,
con mucha atención.
Gritó el centinela:
“En la atalaya estoy,
Señor, vigilante
siempre de día;
en mi puesto de guardia
estoy sin moverme
toda la noche.
Miren, ahí vienen
hombres cabalgando,
un par de jinetes”.
Alguien dijo entonces:
“Cayó, cayó Babilonia,
todas las estatuas de sus dioses
yacen por tierra hechas añicos”.
10 Pueblo mío machacado,
trillado en la era,
te comunico lo que he oído
al Señor del universo,
al Dios de Israel.

Desde Seir-Edom

11 Oráculo sobre Dumá:
Me gritan desde Seír:
“Centinela, ¿cuánto queda,
cuánto queda de la noche?”.
12 Responde el centinela:
“Ya llega la mañana,
pero aún es de noche.
Si quieren preguntar,
vuelvan otra vez”.

Dedanitas y quedaritas

13 Oráculo en la estepa:
Pernocten en el oasis de la estepa,
caravanas de Dedán.
14 Reciban con agua a los sedientos,
habitantes de Temá,
lleven pan a los que huyen.
15 Van huyendo de la espada,
de la espada afilada,
de los arcos tensados,
de la dura batalla.

16 Así me ha dicho el Señor: Dentro de un año, de un año de jornalero, acabará el esplendor de Quedar. 17 Se verá reducido el número de los arqueros de Quedar. Quedarán unos pocos. Ha hablado el Señor, Dios de Israel.

Contra Jerusalén

22 Oráculo del valle de la Visión:
¿Qué te pasa que subes
en masa a las terrazas,
llena de jolgorio,
ciudad bulliciosa,
villa bullanguera?
Tus heridos no son de espada,
tus muertos no son de guerra.
Tus jefes huyeron en bloque,
los capturaron sin haber disparado;
tus valientes eran apresados
aunque habían huido lejos.
Por eso digo: “Déjenme en paz.
Lloraré hasta la amargura.
No insistan en consolarme
del desastre de mi pueblo”.
Un día de espanto y desconcierto
envía Dios, el Señor del universo:
en el valle de la Visión
se agrieta la muralla,
gritos de angustia
se elevan a los montes.
Elam apresta su aljaba,
envía carros y jinetes;
Quir desnuda su escudo.
Tus hermosos valles
están llenos de carros,
los jinetes apostados
enfrente de las puertas;
Judá está sin defensas.
Aquel día pasaban revista
a las armas en la Casa del Bosque,
cuando vieron las grietas numerosas
en los muros de la ciudad de David.
Recogieron el agua
de la alberca de abajo;
10 calcularon el número
de las casas de Jerusalén,
destruyeron viviendas
por reforzar los muros;
11 hicieron un depósito
entre muralla y muralla,
para recoger el agua
de la alberca vieja.
Pero no miraron a quien lo había hecho,
no vieron a quien ya lo tenía dispuesto.
12 Aquel día Dios, el Señor del universo,
convocaba al llanto y al duelo,
a afeitarse la cabeza,
a vestirse de sayal.
13 Ahora, en cambio, fiesta y alegría:
a matar novillos y corderos,
a hartarse de carne y de vino:
“Comamos y bebamos,
que mañana moriremos”.
14 Pero Dios, Señor del universo,
me ha revelado personalmente
que este pecado no será expiado;
seguirán así hasta que mueran
lo ha dicho el Señor del universo.

Contra el administrador Sebna

15 Así ha dicho Dios, Señor del universo:
Vete y di al administrador,
a Sebna, el jefe de palacio:
16 ¿Qué o a quién tienes aquí
para labrarte aquí un sepulcro,
excavarte en lo alto una tumba,
abrirte un panteón en la roca?
17 Verás: el Señor te va a zarandear
con toda fuerza, gran hombre;
te hará un fardo bien atado,
18 te hará rodar como una bola
hasta un país ancho y llano.
¡Allí morirás, allí acabarán
tus espléndidas carrozas,
vergüenza del palacio de tu señor!
19 Te echaré de tu puesto,
te quitaré de tu cargo.
20 Aquel día llamaré a mi siervo,
a Eliaquín, hijo de Jelcías.
21 Lo vestiré con tu túnica,
le ceñiré tu fajín,
le entregaré tus poderes.
Será lo mismo que un padre
para la gente de Jerusalén,
para la casa de Judá.
22 Pondré sobre su hombro
la llave de la casa de David:
si abre, nadie cerrará,
si cierra, nadie abrirá.
23 Lo hincaré como estaca en lugar firme,
será trono de gloria para la casa paterna.

24 De él dependerá la gloria de su casa paterna: sus vástagos y hojas; de él penderá toda la vajilla menor: de cuencos a jarras. 25 Aquel día —oráculo del Señor del universo— cederá la estaca hincada en lugar firme, y la carga que soportaba se soltará, caerá y se romperá. Lo ha dicho el Señor.

Oráculo contra Tiro y Sidón

23 Oráculo contra Tiro:
Laméntense, naves de Tarsis,
su ensenada está destrozada.
Lo comprobaron al volver de Quitín.
Callen, habitantes de la costa,
ustedes, mercaderes de Sidón,
que tienen mercaderes por el mar.
El grano de Egipto era su ganancia,
su beneficio el comercio extranjero.
Cúbrete de vergüenza, Sidón,
fortaleza del mar,
porque ha dicho el mar:
“No he parido entre dolores,
no he criado muchachos,
no he educado muchachas”.
Cuando llegue a oídos de Egipto,
temblará con las noticias de Tiro.
Crucen hasta Tarsis,
laméntense, gente de la costa.
¿Es esta su alegre ciudad,
fundada en tiempos remotos,
a quien sus pies condujeron
a fundar lejanas colonias?
¿Quién tomó esta decisión
contra Tiro, la que coronaba gente?
Sus mercaderes eran como príncipes,
sus comerciantes, señores del país.
El Señor del universo lo decidió,
decretó mancillar la arrogancia,
humillando a todo señorío,
a todos los señores del país.
10 Cultiva tu tierra, hija de Tarsis,
pues ya no existe el puerto.
11 El Señor extendió su mano
sobre el mar, y temblaron los reinos;
dio orden de que fueran destruidos
Canaán y sus alcázares.
12 Dijo: No volverás a alegrarte,
doncella violada, ciudad de Sidón.
Ponte en camino y vete a Quitín,
que allí tampoco habrá sosiego.
13 Mira el país de Caldea,
un pueblo que ya no existe,
sin fundamentos, en ruinas.
Hicieron torres de asalto,
destruyeron sus palacios,
lo redujeron a escombros.
14 Giman a gritos, naves de Tarsis:
que su alcázar está destruido.

15 Aquel día Tiro será olvidada durante setenta años, los años de la vida de un rey. Después de setenta años, le pasará a Tiro como en la copla de la prostituta:

16 “Toma la cítara
ronda por la ciudad,
ramera olvidada.
Toca con maestría,
canta sin descanso,
a ver si te recuerdan”.

17 Después de setenta años, el Señor visitará Tiro, que reincidirá en cobrar sus servicios prostituyéndose con todos los reinos, a lo largo y ancho del mundo. 18 Pero el fruto de sus mercancías y de sus servicios será consagrado al Señor. No será almacenado ni acumulado, pues servirá para que los que habitan junto al Señor coman hasta saciarse y se vistan con elegancia.

Apocalipsis de Isaías (24—27)

El mundo sometido a juicio

24 Miren, el Señor ha decidido
devastar y asolar la tierra;
replegará su superficie,
aventará a sus habitantes:
a pueblo y sacerdotes,
siervos y señores,
siervas y señoras,
comprador y vendedor,
prestatario y prestamista,
acreedor y deudor.
La tierra será devastada,
será saqueada sin remedio,
que así lo ha dicho el Señor.
Languidece y se agosta la tierra,
el orbe se agosta y languidece,
el cielo y la tierra se marchitan.
Sus habitantes profanan la tierra:
violan las leyes, cambian las normas,
quebrantan la alianza eterna.
Por eso, la maldición devora la tierra,
son castigados los que habitan en ella.
Por eso, se consumen los que habitan la tierra,
sólo quedan unas pocas personas.
Se pierde el mosto, se agosta la vid,
se lamenta la gente dicharachera.
Enmudece la alegría de los panderos,
han cesado bullicio y diversión,
enmudece la alegría de la cítara.
No brindan ya entre canciones,
el licor amarga a los que beben.
10 La ciudad, vacía, se desmorona,
no se puede entrar en las casas.
11 Se lamentan, sin vino, por las calles,
la alegría declina mortecina,
el gozo escapa de la tierra.
12 La ciudad es una escombrera,
con sus puertas heridas de ruina.
13 Sucederá en el corazón de la tierra
y en el centro de todos los pueblos
lo mismo que al varear la aceituna,
igual que cuando acaba la vendimia.

Alegría prematura y conmoción

14 Algunos gritan alegres,
cantan la grandeza del Señor,
lo vitorean desde occidente,
15 honran al Señor en oriente,
en las costas el nombre del Señor,
el nombre del Dios de Israel.
16 Desde el confín de la tierra
oímos cantos de alegría:
“Gloria al justo”.
Yo, en cambio, pensaba:
“Pobre de mí, pobre de mí,
ay de mí, los traidores traicionan,
los traidores traman traiciones”.
17 Terror, trampa y zanja
para ti, morador del país.
18 El que huya del grito aterrador
caerá de lleno en la trampa.
Aquel que salga de la trampa,
será apresado en la zanja.
Las compuertas celestes se abren,
tiemblan los cimientos del orbe;
19 se raja y resquebraja la tierra,
se quiebra y agrieta la tierra,
tiembla y retiembla la tierra.
20 La tierra se tambalea como un borracho,
insegura, lo mismo que una choza,
soportando el peso de sus faltas:
caerá sin volver a levantarse.

Juicio y reinado del Señor

21 Aquel día juzgará el Señor
al ejército del cielo en el cielo
y a los reyes de la tierra en la tierra.
22 Serán reunidos, amontonados,
encadenados en una mazmorra,
encerrados en un calabozo,
juzgados con el paso del tiempo.
23 La luna escapará avergonzada,
el sol se ocultará abochornado,
pues reina el Señor del universo
en el monte Sión y en Jerusalén,
honrado en medio de sus ancianos.

Himno del pueblo rescatado

25 Señor, tú eres mi Dios,
te ensalzo y te doy gracias,
pues hiciste cosas admirables,
planes fieles y firmes.
Convertiste en escombros la ciudad,
la villa amurallada en derribo;
el palacio extranjero no es ciudad,
nunca será reconstruido.
Por eso te honra la nación poderosa,
pueblos violentos te temen,
pues fuiste refugio del pobre,
refugio del mísero oprimido,
abrigo en la lluvia, sombra en el calor.
El ánimo violento es lluvia invernal,
lo mismo que el calor en tierra baldía.
Sofocas la algarabía de los extranjeros,
pones fin al canto de los tiranos.

Un banquete en Sión

El Señor del universo preparará
para todos los pueblos en este monte
un banquete de platos sustanciosos,
un banquete con vinos de solera,
platos sustanciosos y gustosos,
vinos de solera, generosos.
Rasgará el Señor en este monte
el velo que tapa a los pueblos,
el paño que cubre a las naciones.
Destruirá para siempre a la muerte,
el Señor Dios enjugará
el llanto que cubre los rostros,
barrerá la afrenta de su pueblo
en toda la superficie del país.
Lo ha dicho el Señor.

Acción de gracias de Israel

Aquel día dirás:
Aquí está nuestro Dios,
esperábamos que él nos salvara.
Él es el Señor, nuestra esperanza,
celebremos alegres su victoria.
10 La mano del Señor reposa en este monte.

Humillación de Moab

Pisarán a Moab donde esté,
como se pisa la paja en el estercolero:
11 moverá los brazos dentro de él
igual que el nadador al nadar.
El Señor humillará su orgullo,
a pesar del esfuerzo de sus brazos.
12 Derribará tu alcázar amurallado,
lo abatirá, reduciéndolo a polvo.

Himno triunfal de los salvados

26 Aquel día entonarán
este canto en tierra de Judá:
“Nuestra ciudad es una fortaleza,
murallas y baluartes la protegen.
Abran los portones,
que pase el pueblo fiel,
el pueblo que guarda lealtad.
Su propósito es firme,
va atesorando bienestar,
pues confía en ti.
Confíen siempre en el Señor,
él es nuestra Roca eterna:
humilló a los habitantes de la altura,
doblegó a la ciudad encumbrada,
la aplastó, la aplastó por tierra,
la hizo morder el polvo.
La pisotean los pies del humilde,
los pobres al caminar”.

Angustia y esperanza en un tiempo sin futuro

El camino del justo es derecho,
tú allanas la senda del justo.
Echamos de menos, Señor,
tu forma de hacer justicia;
anhelamos tu nombre y tu recuerdo.
Mi ser te ansía de noche,
mi espíritu madruga en tu busca,
pues de tu forma de juzgar en la tierra
aprenden justicia sus habitantes.
10 Aunque el malvado sea perdonado,
nunca aprenderá justicia:
pervierte el derecho en el país,
no se fija en la grandeza del Señor.
11 Señor, tu mano está alzada,
pero no se fijan en ella.
Que vean avergonzados tu celo por el pueblo,
que un fuego devore a tus adversarios.
12 Señor, de seguro nos darás bienestar,
pues tú realizas todas nuestras obras.
13 Señor, Dios nuestro,
nos dominaron otros señores,
mas sólo reconocemos tu nombre.
14 Los que han muerto ya no viven,
no se levantan las sombras,
por eso los castigas y destruyes,
y acabas así con su recuerdo.
15 Pero tú multiplicas el pueblo,
lo multiplicas y demuestras tu poder,
ensanchas las fronteras del país.
16 Señor, en el peligro acudíamos a ti,
cuando más nos afligía tu castigo:
17 como embarazada a punto de parir,
que se retuerce y grita entre dolores,
eso parecíamos, Señor, ante ti.
18 Parimos, nos retorcimos,
pero dimos a luz viento:
no supimos socorrer al país,
no parimos habitantes al mundo.
19 Tus muertos revivirán
y se alzarán sus despojos,
despertarán clamorosos
los que habitan en el polvo.
Pues tu rocío es rocío de luz
y el país de las sombras parirá.

Castigo de desórdenes

20 Pueblo mío, entra en tu casa,
cierra las puertas tras de ti,
escóndete sólo un momento
hasta que pase la cólera.
21 Que el Señor sale de su morada
y piensa castigar la culpa
de todo el que habita en el país:
la tierra, empapada de sangre,
ya no ocultará a sus muertos.

El último enemigo

27 Aquel día el Señor castigará
con su espadón, sólido y fuerte,
a Leviatán, serpiente huidiza,
a Leviatán, serpiente tortuosa,
y matará al Dragón del mar.

Canción a la viña selecta

Aquel día canten a la viña selecta:
Yo, el Señor, me ocupo de ella,
la riego muy a menudo;
para que no le falten hojas,
la cuido de noche y día.
Se me ha pasado el enfado:
aunque dé zarzas y cardos,
me acerco y les prendo fuego.
Quien quiera mi protección,
que haga las paces conmigo,
las paces haga conmigo.

Prosperidad tras el perdón

Vienen días en que echará raíces Jacob,
en que Israel rebrotará y florecerá,
sus frutos llenarán el mundo.
¿Lo ha herido como hiere a los que lo hieren?
¿Lo ha matado como mata a los que lo matan?
Lo condenas expulsándolo con espanto,
lo castigas con un viento impetuoso,
como un día con viento del este.
Así será expiada la culpa de Jacob,
este será el coste de borrar su pecado:
cuando convierta las piedras del altar
en piedra caliza desmenuzada,
cuando no queden en pie estelas
ni altares en honor del sol.

La ciudad solitaria

10 Sola está la ciudad fortificada:
no es más que una morada abandonada,
olvidada lo mismo que un desierto.
Allí pastan los terneros,
tumbados consumen sus ramas.
11 Al secarse, el ramaje se quiebra;
se acercan mujeres y lo queman.
Este pueblo no tiene conocimiento,
por eso no se apiada de él su Hacedor,
no se compadece su Creador.

Vuelta de los desterrados

12 Aquel día el Señor trillará las mieses
desde el Éufrates al torrente de Egipto.
Pero ustedes serán espigados
uno a uno, hijos de Israel.
13 Aquel día sonará el cuerno grande,
volverán los dispersos por Asiria,
los prófugos de la tierra de Egipto.
Todos se postrarán ante el Señor
en el monte santo de Jerusalén.

Más oráculos sobre Judá e Israel (28—33)

Presente y futuro del Reino del Norte

28 ¡Ay de la hermosa corona
de los ebrios de Efraín!
Su pompa y sus atavíos
no son más que flor caduca
en el cabezo del valle fértil
de los ahítos de vino.
Miren, uno fuerte y recio
viene de parte del Señor:
como lluvia acompañada de granizo,
igual que destructora tempestad,
como lluvia torrencial anegadora;
derriba por tierra de un golpe.
Será aplastada bajo sus pies
la hermosa corona de los ebrios de Efraín.
La flor caduca de su pompa y atavíos,
situada en el cabezo del valle fértil,
será como breva que presagia el verano;
quien la ve, la atrapa y se la come.
Aquel día el Señor del universo
será para el resto de su pueblo
corona, pompa y hermoso atavío:
anhelo de justicia para los jueces,
valor para quienes repelen
los ataques a las puertas.

Contra borrachos y burlones

A estos el vino los extravía,
el licor los hace desvariar:
a sacerdote y profeta
el licor los extravía,
son consumidos por el vino,
el licor los hace desvariar;
fallan en sus visiones,
vacilan cuando juzgan.
Sus mesas están empapadas de vómito,
sólo hay espacio para la inmundicia.
¿A quién pretende enseñar,
a quién va a explicar el mensaje?
¿A niños que ya no maman,
a críos ya destetados?
10 “La ese con la ese,
la ce con la ce,
esto aquí y esto allí”.
11 Pues con labios balbucientes
y usando una lengua extraña
va a dirigirse a esta gente,
12 a la que ya había dicho:
“Esto es lugar de reposo;
den, pues, reposo al cansado;
es un lugar de descanso”;
pero no le hicieron caso.
13 Y así les hablará el Señor:
“La ese con la ese,
la ce con la ce,
esto aquí y esto allí”,
y tropezarán sin poder avanzar,
aturdidos, atrapados, capturados.

Pacto con la Justicia o pacto con la Muerte

14 Escuchen la palabra del Señor,
ustedes, gente burlona,
gobernantes de este pueblo
que habita en Jerusalén.
15 Han dicho: “Hemos hecho
una alianza con la Muerte;
nosotros hemos sellado
un pacto con el reino de los muertos.
Cuando cruce el azote,
no nos alcanzará,
pues tenemos por refugio la mentira,
la falsedad es nuestro cobijo”.
16 Por eso, así dice el Señor Dios:
Voy a poner una piedra en Sión,
una piedra resistente,
una valiosa piedra angular,
firme, que sirva de base;
el que crea no se tambaleará.
17 Utilizaré como plomada el derecho,
usaré como nivel la justicia.
Y el granizo destruirá su falso refugio,
su cobijo sufrirá el azote del agua.
18 Será anulada su alianza con la Muerte,
no se mantendrá su pacto
con el reino de los muertos;
cuando pase la riada desbordante
los dejará como cacharro pisoteado;
19 siempre que pase los arrollará,
pues pasará mañana tras mañana,
también por el día y por la noche.
Será suficiente el terror
para entender lo que les digo.
20 Será corto el lecho para estirarse
y estrecha la manta para arroparse.
21 El Señor se alzará como en el monte Perasín,
se excitará como en el valle de Gabaón
para realizar su obra, su obra inaudita,
para hacer su tarea, su tarea singular.
22 Y ahora no sigan burlándose,
no sea que aprieten sus cadenas;
pues he oído el decreto de destrucción
de Dios, Señor del universo, sobre toda la tierra.

Lección de sabiduría divina

23 Escuchen con atención mi voz,
escuchen con cuidado mi palabra.
24 ¿Se pasa todo el día labrando el labrador,
removiendo la tierra y haciendo surcos?
25 Cuando ha nivelado la superficie,
¿no siembra a voleo hinojo y comino,
no esparce trigo y cebada,
y mijo en el ribazo?
26 Pues el Señor da las normas,
su Dios es quien lo instruye.
27 El hinojo no se trilla con trillo,
ni se pasa la rueda sobre el comino;
el hinojo se sacude con la vara
y el comino se sacude con el látigo.
28 También el grano se golpea,
pero no se tritura del todo;
la rueda del carro lo trilla,
lo rompe, pero no lo aplasta.
29 También todo esto viene
del Señor del universo,
que aconseja admirablemente,
magníficamente, con acierto.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España