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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Isaías 14-28

Burla contra el rey de Babilonia

14 Pero el Señor tendrá misericordia de los descendientes de Jacob y una vez más elegirá a Israel como su pueblo especial. Lo hará regresar para que se establezca otra vez en su propia tierra. Y gente de varias naciones vendrá para encontrarse con ellos y unirse al pueblo de Israel.[a] Las naciones del mundo ayudarán a que el pueblo de Israel regrese, y los que vengan a vivir en la tierra del Señor los servirán. Los que conquistaron a Israel, ellos mismos serán capturados, e Israel gobernará a sus enemigos.

En aquel día maravilloso cuando el Señor le dé descanso a su pueblo de sus angustias y temores, de la esclavitud y de las cadenas, te mofarás del rey de Babilonia y dirás:

«El hombre poderoso ha sido destruido.
    Sí, se acabó tu insolencia.[b]
Pues el Señor aplastó tu poder malvado
    y puso fin a tu reino perverso.
Atacabas al pueblo con incesantes golpes de furia
    y dominabas a las naciones dentro de tu poder sofocante
    con una tiranía implacable.
Sin embargo, finalmente la tierra está en reposo y tranquila.
    ¡Ahora puede volver a cantar!
Hasta los árboles del bosque
    —los cipreses y los cedros del Líbano—
    cantan esta alegre canción:
“¡Dado que te talaron,
    nadie vendrá ahora para talarnos a nosotros!”.

»En el lugar de los muertos[c] hay mucha emoción
    por tu llegada.
Los espíritus de los líderes mundiales y de los reyes poderosos que murieron hace tiempo
    se ponen de pie para verte llegar.
10 Todos exclaman a una voz:
    “¡Ahora eres tan débil como nosotros!
11 Tu poder y tu fuerza fueron enterrados contigo.[d]
    En tu palacio ha cesado el sonido del arpa.
Ahora los gusanos son tu sábana,
    y las lombrices, tu manta”.

12 »¡Cómo has caído del cielo,
    oh estrella luciente, hijo de la mañana!
Has sido arrojado a la tierra,
    tú que destruías a las naciones del mundo.
13 Pues te decías a ti mismo:
    “Subiré al cielo para poner mi trono por encima de las estrellas de Dios.
Voy a presidir en el monte de los dioses,
    muy lejos en el norte.[e]
14 Escalaré hasta los cielos más altos
    y seré como el Altísimo”.
15 En cambio, serás bajado al lugar de los muertos,
    a las profundidades más hondas.
16 Allí todos te mirarán y se preguntarán:
“¿Puede ser este el que sacudía la tierra
    y hacía temblar a los reinos del mundo?
17 ¿Es este el que destruyó el mundo
    y lo convirtió en una tierra baldía?
¿Es este el rey que demolía las grandes ciudades del mundo
    y no tenía compasión de sus prisioneros?”.

18 »Los reyes de las naciones yacen en gloria majestuosa,
    cada cual en su propia tumba,
19 pero tú serás sacado de tu sepultura
    como una rama inútil.
Como un cadáver pisoteado bajo los pies,
    serás arrojado a una fosa común
    con los que murieron en batalla.
Descenderás al abismo.
20     No te darán un entierro apropiado,
porque destruiste a tu nación
    y masacraste a tu pueblo.
Los descendientes de una persona tan malvada
    nunca más recibirán honra.
21 ¡Maten a los hijos de este hombre!
    ¡Que mueran por los pecados de su padre!
Que no se levanten para conquistar la tierra,
    y llenar el mundo con sus ciudades».

22 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:
    «¡Yo, yo mismo me he levantado contra Babilonia!
Destruiré a sus hijos, y a los hijos de sus hijos
    —dice el Señor—.
23 Convertiré a Babilonia en un lugar desolado, tierra de búhos,
    lleno de pantanos y de ciénagas;
barreré la tierra con la escoba de la destrucción.
    ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».

Mensaje acerca de Asiria

24 El Señor de los Ejércitos Celestiales hizo este juramento:

«Sucederá tal como yo lo tengo planeado.
    Será tal como lo he decidido.
25 Quebrantaré a los asirios cuando estén en Israel;
    los pisotearé en mis montañas.
Mi pueblo ya no será más esclavo de ellos
    ni se doblará ante sus cargas pesadas.
26 Tengo un plan para toda la tierra,
    una mano de juicio sobre todas las naciones.
27 El Señor de los Ejércitos Celestiales ha hablado;
    ¿quién podrá cambiar sus planes?
Cuando levante su mano,
    ¿quién lo podrá detener?».

Mensaje acerca de Filistea

28 Recibí este mensaje en el año que murió el rey Acaz:[f]

29 Ustedes, filisteos, no se alegren
    de que la vara que los golpeaba se haya roto,
    de que el rey que los atacaba esté muerto.
Pues de esa serpiente nacerá otra serpiente aún más venenosa,
    ¡una serpiente terrible que los destruirá!
30 Alimentaré a los pobres en mis pastos;
    los necesitados se acostarán en paz.
En cuanto a ustedes, los aniquilaré con el hambre
    y destruiré a los pocos que queden.
31 ¡Giman en las puertas! ¡Lloren en las ciudades!
    ¡Paralícense de miedo, filisteos!
Un poderoso ejército viene como humo desde el norte;
    cada soldado avanza con prisa, ansioso por pelear.

32 ¿Qué les diremos a los mensajeros de los filisteos? Diles:

«El Señor edificó a Jerusalén;[g]
    sus murallas brindarán refugio a su pueblo oprimido».

Mensaje acerca de Moab

15 Recibí este mensaje acerca de Moab:

En una sola noche será reducido a escombros el pueblo de Ar,
    y la ciudad de Kir, destruida.
Tu pueblo irá al templo de Dibón para lamentarse.
    Ellos irán a sus santuarios sagrados para llorar.
Gemirán por la suerte de Nebo y de Medeba,
    y en su angustia se raparán la cabeza y se cortarán la barba.
Vagarán por las calles vestidos de tela áspera;
    de cada hogar y plaza pública saldrá el sonido de gemidos.
Los habitantes de Hesbón y de Eleale gritarán;
    sus voces se oirán hasta en Jahaza.
Los guerreros más valientes de Moab gritarán de terror.
    Se paralizarán de temor.

Mi corazón llora por Moab.
    Su pueblo huye a Zoar y a Eglat-selisiya.
Sube llorando por el camino a Luhit.
    Se pueden oír sus gritos de angustia a lo largo del camino a Horonaim.
¡Hasta las aguas de Nimrim se secaron!
    Las riberas cubiertas de hierba se quemaron.
Desaparecieron las plantas tiernas;
    no queda nada verde.
La gente toma sus posesiones
    y las carga a través del barranco de los Sauces.
Se oye un grito de angustia por toda la tierra de Moab,
    desde un extremo hasta el otro,
    desde Eglaim hasta Beer-elim.
El arroyo cercano a Dibón[h] corre rojo por la sangre,
    ¡pero todavía no he terminado con Dibón!
Los leones cazarán a los sobrevivientes,
    tanto a los que traten de escapar
    como a los que se queden atrás.
16 Envíen corderos de Sela como tributo
    al gobernante de la tierra.
Envíenlos a través del desierto
    hasta el monte de la hermosa Sion.
Las mujeres de Moab fueron abandonadas como aves sin nido
    en los vados del río Arnón.
«Ayúdennos—claman—,
    defiéndannos de nuestros enemigos.
Protéjannos de sus ataques implacables;
    no nos traicionen ahora que hemos escapado.
Permitan que nuestros refugiados se queden entre ustedes;
    escóndanlos de nuestros enemigos hasta que haya pasado el terror».

Cuando hayan terminado la opresión y la destrucción,
    y hayan desaparecido los saqueadores enemigos,
Dios establecerá como rey a uno de los descendientes de David.
    Él reinará con misericordia y verdad;
hará siempre lo que es justo
    y estará deseoso de hacer lo correcto.

Hemos oído hablar del soberbio Moab,
    de su orgullo, de su arrogancia y de su furia;
    pero todo su alarde ha desaparecido.
Toda la tierra de Moab llora;
    sí, todos se lamentan en Moab
por los pasteles de pasas de Kir-hareset.
    Ya no queda ninguno.
Las granjas de Hesbón están abandonadas;
    los viñedos de Sibma están desiertos.
Los gobernantes de las naciones han quebrantado a Moab,
    esa vid tan hermosa.
Sus zarcillos se extendían hacia el norte hasta la ciudad de Jazer
    y trepaban hacia el oriente hasta entrar en el desierto.
Sus sarmientos se extendían tan lejos hacia el occidente
    que cruzaban por encima del mar Muerto.[i]

Así que ahora lloro por Jazer y por los viñedos de Sibma;
    mis lágrimas correrán por Hesbón y Eleale.
Ya no hay gritos de júbilo
    por sus frutos de verano y sus cosechas.
10 Se acabó la alegría;
    desapareció el gozo de la cosecha.
No habrá cantos en los viñedos
    ni más gritos felices,
ni se pisarán las uvas en los lagares.
    Yo puse fin a la alegría por sus cosechas.
11 El clamor de mi corazón por Moab es como el lamento de un arpa;
    estoy lleno de angustia por Kir-hareset.[j]
12 El pueblo de Moab rendirá culto en sus santuarios paganos,
    pero no le servirá de nada.
Clamará a los dioses en sus templos,
    pero nadie lo podrá salvar.

13 El Señor ya ha dicho estas cosas acerca de Moab en el pasado. 14 Pero ahora, el Señor dice: «Dentro de tres años, contando cada día,[k] se acabará la gloria de Moab. De su gran población, solo unos cuantos débiles quedarán vivos».

Mensaje acerca de Damasco e Israel

17 Recibí este mensaje acerca de Damasco:

«¡Miren! ¡La ciudad de Damasco desaparecerá!
    Se convertirá en un montón de escombros.
Las ciudades de Aroer quedarán desiertas.
    Las manadas pastarán en las calles y se echarán sin que nada las perturbe,
    sin que nadie las espante.
Las ciudades fortificadas de Israel[l] también serán destruidas,
    y se acabará el poder de la realeza de Damasco.
Todo lo que quede de Aram
    tendrá el mismo destino de la desaparecida gloria de Israel»,
    proclama el Señor de los Ejércitos Celestiales.

«En aquel día, la gloria de Israel[m] se desvanecerá;
    su robusto cuerpo se irá consumiendo.
Toda la tierra parecerá un campo de grano
    después de que los segadores han recogido el cereal.
Estará desolada,
    como los campos del valle de Refaim después de la cosecha.
Solo quedarán unos cuantos de su pueblo,
    como aceitunas sueltas en un olivo después de la cosecha.
Solo dos o tres quedan en las ramas más altas,
    cuatro o cinco esparcidas aquí y allá entre las restantes»,
    proclama el Señor, Dios de Israel.

Entonces, por fin el pueblo buscará a su Creador
    y volverá los ojos al Santo de Israel.
Ya no buscarán ayuda de sus ídolos
    ni rendirán culto a lo que hicieron con sus propias manos.
Nunca más se inclinarán ante los postes dedicados a la diosa Asera
    ni rendirán culto en los santuarios paganos que construyeron.
Sus ciudades más grandes quedarán como bosques desiertos,
    como la tierra que abandonaron los heveos y los amorreos[n]
cuando llegaron los israelitas, hace ya mucho tiempo.
    Estarán totalmente desoladas.
10 ¿Por qué? Porque te has apartado del Dios que puede salvarte.
    Te has olvidado de la Roca que puede esconderte.
Así que tal vez plantes las mejores vides
    e importes los tallos más costosos.
11 Tal vez echen retoños en el día que las trasplantes.
    Sí, hasta es posible que florezcan la misma mañana que las plantes,
pero nunca recogerás ni una uva de ellas.
    Su única cosecha será una carga de aflicción y de dolor continuo.

12 ¡Escuchen! Los ejércitos de muchas naciones
    rugen como los bramidos del mar.
Escuchen el trueno de sus fuerzas poderosas
    que avanzan como olas estruendosas.
13 Pero aunque rujan como las olas grandes de la playa,
    Dios los hará callar y huirán
como la paja que esparce el viento,
    como los arbustos que ruedan antes de una tormenta.
14 En la noche, Israel espera aterrado;
    pero al amanecer, sus enemigos están muertos.
Esta es la justa recompensa para quienes nos saquean,
    un final apropiado para quienes nos destruyen.

Mensaje acerca de Etiopía

18 Escucha, Etiopía,[o] tierra de ondulantes velas[p]
    que está ubicada a la cabecera del Nilo,
que envía embajadores
    río abajo en rápidos barcos.

¡Vayan, veloces mensajeros!
Llévenle un mensaje a un pueblo de gente alta con piel suave,
    temido en todas partes
por sus conquistas y destrucción,
    y cuya tierra está dividida por ríos.

Todos ustedes, habitantes del mundo,
    todos los que viven en la tierra:
cuando levante mi bandera de guerra, ¡miren!
    Cuando toque el cuerno de carnero, ¡escuchen!
Pues el Señor me ha dicho:
«Observaré en silencio desde el lugar donde habito,
    tan silencioso como sube el calor en un día de verano,
    o como se forma el rocío de la mañana durante la cosecha».
Aun antes que ustedes comiencen a atacar,
    mientras sus planes maduran como uvas,
el Señor cortará sus brotes nuevos con podaderas;
    cortará y descartará las ramas extendidas.
Su poderoso ejército quedará muerto por los campos,
    abandonado para los buitres de las montañas y los animales salvajes.
Los buitres despedazarán los cadáveres durante el verano
    y los animales salvajes roerán los huesos durante el invierno.

En aquel tiempo, el Señor de los Ejércitos Celestiales recibirá obsequios
    de esa tierra dividida por ríos,
de ese pueblo de gente alta y de piel suave,
    temido en todas partes por sus conquistas y destrucción.
Llevarán obsequios a Jerusalén,[q]
    donde habita el Señor de los Ejércitos Celestiales.

Mensaje acerca de Egipto

19 Este es el mensaje que recibí acerca de Egipto:

¡Miren! El Señor avanza contra Egipto,
    montado sobre una nube veloz.
Los ídolos de Egipto tiemblan;
    el corazón de los egipcios se paraliza de miedo.

«Yo haré que egipcio pelee contra egipcio:
    hermano contra hermano,
vecino contra vecino,
    ciudad contra ciudad,
    provincia contra provincia.
Los egipcios se desanimarán,
    y yo confundiré sus planes.
Rogarán a sus ídolos que les den sabiduría
    e invocarán a los espíritus, a médiums y a los que consultan los espíritus de los muertos.
Entregaré a Egipto
    a un amo duro y cruel;
un rey feroz los gobernará»,
    dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales.

Las aguas del Nilo no subirán para inundar los campos;
    el lecho del río estará totalmente seco.
Los canales del Nilo se secarán
    y los arroyos de Egipto apestarán
    por la podredumbre de las cañas y los juncos.
Toda la vegetación en las orillas del río
    y todos los sembrados en sus riberas
    se secarán y se los llevará el viento.
Los pescadores se lamentarán porque no tienen trabajo;
    se quejarán los que lanzan sus anzuelos al Nilo
    y los que usan redes se desanimarán.
No habrá lino para los cosechadores
    ni hilo para los tejedores.
10 Estarán desesperados,
    y todos los obreros tendrán el corazón angustiado.

11 ¡Qué necios son los funcionarios de Zoán!
    El mejor consejo que pueden dar al rey de Egipto es absurdo y equivocado.
¿Seguirán jactándose de su sabiduría delante del faraón?
    ¿Se atreverán a presumir acerca de sus sabios antepasados?
12 ¿Dónde están tus sabios consejeros, faraón?
    Que ellos te digan lo que Dios tiene planeado,
    lo que el Señor de los Ejércitos Celestiales le hará a Egipto.
13 Los funcionarios de Zoán son unos necios,
    y los funcionarios de Menfis[r] son engañados.
Los líderes del pueblo
    hicieron descarriar a Egipto.
14 El Señor envió sobre ellos un espíritu de necedad,
    para que todas sus sugerencias sean equivocadas.
Ellos hacen que Egipto se tambalee
    como un borracho en su vómito.
15 No hay nada que Egipto pueda hacer;
    todos son débiles:
la cabeza y la cola,
    la noble rama de palma y el humilde junco.

16 En aquel día, los egipcios serán tan débiles como las mujeres. Se encogerán de miedo bajo el puño levantado del Señor de los Ejércitos Celestiales. 17 Tan solo pronunciar el nombre de Israel los aterrorizará, porque el Señor de los Ejércitos Celestiales ha trazado planes en contra de ellos.

18 En aquel día, cinco de las ciudades de Egipto seguirán al Señor de los Ejércitos Celestiales, y hasta comenzarán a hablar hebreo, la lengua de Canaán. Una de esas ciudades será Heliópolis, la Ciudad del Sol.[s]

19 En aquel día habrá un altar al Señor en el corazón de Egipto, y habrá un monumento al Señor en su frontera. 20 Este servirá de señal y de testimonio de que se adora al Señor de los Ejércitos Celestiales en la tierra de Egipto. Cuando el pueblo clame al Señor por ayuda contra quienes lo oprimen, él enviará un salvador que lo rescatará. 21 El Señor se dará a conocer a los egipcios; así es, conocerán al Señor y le darán a él sus sacrificios y ofrendas. Harán un voto al Señor y lo cumplirán. 22 El Señor herirá a Egipto, y después lo sanará porque los egipcios se volverán al Señor, y él escuchará sus súplicas y los sanará.

23 En aquel día, habrá una carretera que conecte Egipto con Asiria. Los egipcios y los asirios se moverán libremente entre los dos países, y ambos pueblos adorarán a Dios. 24 En aquel día, Israel será el tercero, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 Pues el Señor de los Ejércitos Celestiales dirá: «Bendito sea Egipto, mi pueblo; bendita sea Asiria, la tierra que yo hice; bendito sea Israel, mi posesión más preciada».

Mensaje acerca de Egipto y Etiopía

20 El año en que el rey Sargón de Asiria envió a su comandante en jefe para que conquistara la ciudad filistea de Asdod,[t] el Señor le dijo a Isaías, hijo de Amoz: «Quítate la ropa de tela áspera que has estado usando y también las sandalias». Isaías hizo lo que se le indicó, y anduvo desnudo y descalzo.

Entonces el Señor dijo: «Mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo durante los últimos tres años como señal: un símbolo de las terribles dificultades que haré caer sobre Egipto y Etiopía.[u] Pues el rey de Asiria llevará prisioneros a los egipcios y a los etíopes.[v] Los hará andar desnudos y descalzos, tanto jóvenes como ancianos, con las nalgas descubiertas para vergüenza de Egipto. Entonces los filisteos se llenarán de pánico, porque contaban con el poder de Etiopía y hacían alarde de los aliados que tenían en Egipto. Dirán: “Si esto le puede suceder a Egipto, ¿qué de nosotros? Contábamos con que Egipto nos protegiera del rey de Asiria”».

Mensaje acerca de Babilonia

21 Este es el mensaje que recibí acerca de Babilonia, el desierto junto al mar:[w]

Desde el desierto se acerca el desastre y te caerá encima,
    como un remolino que entra arrasando desde el Neguev.
Veo una visión aterradora:
    veo al traidor traicionando,
    al destructor destruyendo.
Adelante, ustedes, elamitas y medos:
    ataquen y asedien.
Yo pondré fin a todos los gemidos
    que provocó Babilonia.
El estómago me duele y me arde de dolor;
    me dominan agudas punzadas de angustia,
    como las de una mujer en parto.
Me desmayo cuando oigo lo que Dios se propone hacer:
    tengo demasiado miedo para mirar.
La cabeza me da vueltas y se me acelera el corazón;
    anhelaba que llegara la noche,
    pero ahora la oscuridad me da terror.

¡Miren! Están preparando un gran banquete;
    están extendiendo alfombras para que la gente se siente.
    Todos comen y beben.
Pero ¡rápido!, tomen los escudos y prepárense para la batalla.
    ¡Los están atacando!

Mientras tanto, el Señor me dijo:
«Pon un centinela sobre la muralla de la ciudad;
    que advierta a gritos lo que ve.
Deberá estar atento por carros de guerra
    tirados por un par de caballos,
y jinetes sobre burros y camellos.
    Que el centinela esté bien alerta».

Luego el centinela[x] gritó:
«Día tras día me he mantenido de pie sobre la torre de vigilancia, mi señor;
    noche tras noche he permanecido en mi puesto.
Y ahora, por fin, ¡mire!
¡Ahí viene un hombre en un carro de guerra
    con un par de caballos!».
Entonces el centinela dijo:
    «¡Ha caído Babilonia, ha caído!
¡Todos los ídolos de Babilonia
    yacen en el suelo, hechos pedazos!».
10 Pueblo mío, trillado y aventado,
    te he transmitido todo lo que el Señor de los Ejércitos Celestiales dijo,
    todo lo que me ha dicho el Dios de Israel.

Mensaje acerca de Edom

11 Este es el mensaje que recibí acerca de Edom:[y]

Alguien de Edom[z] sigue llamándome:
«Centinela, ¿cuánto falta para la mañana?
    ¿Cuándo se acabará la noche?».
12 El centinela contesta:
«Ya llega la mañana, pero pronto volverá la noche.
    Si quieres preguntar otra vez, entonces regresa y pregunta».

Mensaje acerca de Arabia

13 Este es el mensaje que recibí acerca de Arabia:

Oh caravanas de Dedán,
    escóndanse en los desiertos de Arabia.
14 Oh gente de Tema,
    lleven agua a esta gente sedienta,
    alimento a estos refugiados agotados.
15 Han huido de la espada,
    de la espada desenvainada,
del arco tensado
    y de los terrores de la batalla.

16 El Señor me dijo: «Dentro de un año, contando cada día,[aa] toda la gloria de Cedar se acabará. 17 Solo sobrevivirán unos cuantos de sus valientes arqueros. ¡Yo, el Señor, Dios de Israel, he hablado!».

Mensaje acerca de Jerusalén

22 Este es el mensaje que recibí acerca de Jerusalén, el valle de la Visión:[ab]

¿Qué sucede?
    ¿Por qué todo el mundo corre a las azoteas?
Toda la ciudad está en un terrible alboroto.
    ¿Qué veo en esta ciudad tan parrandera?
Hay cadáveres por todas partes;
    no murieron en batalla, sino a causa del hambre y de la enfermedad.
Todos tus líderes huyeron;
    se rindieron sin ofrecer ninguna resistencia.
Los habitantes trataron de escabullirse,
    pero también fueron capturados.
Por eso dije: «Déjenme a solas para llorar;
    no intenten consolarme.
Déjenme llorar por mi pueblo
    mientras presencio su destrucción».

¡Oh, qué día de derrota tan aplastante!
    ¡Qué día de confusión y de terror
enviado por el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
    sobre el valle de la Visión!
Las murallas de Jerusalén han sido derribadas
    y gritos de muerte resuenan desde las laderas de los montes.
Los elamitas son los arqueros.
    Están en sus carros de guerra con los conductores.
    Los hombres de Kir sostienen los escudos.
Los carros de guerra llenan tus hermosos valles
    y los conductores de los carros irrumpen por tus puertas.
Judá ha sido despojado de sus defensas.
    Ustedes corren al arsenal[ac] a buscar sus armas.
Inspeccionan las brechas en las murallas de Jerusalén.[ad]
    Almacenan agua en la cisterna de abajo.
10 Recorren las casas y derriban algunas
    para tomar las piedras y reforzar las murallas.
11 Entre las murallas de la ciudad construyen un estanque
    para el agua de la cisterna vieja.
Sin embargo, nunca piden ayuda a Aquel que hizo todo esto.
    Nunca tuvieron en cuenta a Aquel que lo planificó hace mucho tiempo.

12 En ese día, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
    los llamó a llorar y a lamentarse.
Les dijo que se raparan la cabeza en señal de dolor por sus pecados
    y que usaran ropa de tela áspera para expresar su remordimiento.
13 En cambio, ustedes bailan y juegan;
    matan reses y ovejas;
    comen carne y beben vino.
Y dicen: «¡Comamos y bebamos,
    que mañana moriremos!».

14 El Señor de los Ejércitos Celestiales me ha revelado lo siguiente: «Hasta el día en que mueran, nunca se les perdonará este pecado». Ese es el juicio del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales.

Mensaje para Sebna

15 Esto me dijo el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Enfréntate a Sebna, el administrador del palacio, y dale este mensaje:

16 »¿Quién te crees que eres,
    y qué haces aquí,
construyéndote una hermosa sepultura,
    un monumento en lo alto de la roca?
17 Pues el Señor está a punto de arrojarte lejos, hombre poderoso.
    Te agarrará,
18 te arrugará y hará de ti una bola,
    y te lanzará a una tierra árida y distante.
Allí morirás,
    y tus gloriosos carros de guerra quedarán rotos e inútiles.
    ¡Eres una vergüenza para tu amo!

19 »Sí, te sacaré de tu puesto—dice el Señor—, te derribaré de tu elevada posición. 20 Y entonces llamaré a mi siervo Eliaquim, hijo de Hilcías, para que te reemplace. 21 Lo vestiré con tus vestiduras reales y le daré tu título y tu autoridad. Y será un padre para el pueblo de Jerusalén y de Judá. 22 Le daré la llave de la casa de David, la posición más elevada dentro de la corte real. Cuando él abra puertas, nadie podrá cerrarlas; cuando él cierre puertas, nadie podrá abrirlas. 23 Le traerá honor al nombre de su familia, porque yo lo pondré firmemente en su lugar como un clavo en la pared. 24 Le darán grandes responsabilidades, y él les traerá honor incluso a los miembros más humildes de su familia[ae]».

25 Pero el Señor de los Ejércitos Celestiales también dice: «Llegará el día en que yo sacaré el clavo que parecía tan firme; saldrá y caerá al suelo y todo lo que sostiene se caerá junto con él. ¡Yo, el Señor, he hablado!».

Mensaje acerca de Tiro

23 Este es el mensaje que recibí acerca de Tiro:

¡Giman ustedes, barcos mercantes de Tarsis,
    porque quedaron destruidos el puerto y las casas de Tiro!
Los rumores que oyeron en Chipre[af]
    son ciertos.
Laméntense en silencio, gente de la costa,
    y ustedes, mercaderes de Sidón.
Sus comerciantes cruzaban el mar,[ag]
    navegando sobre aguas profundas;
les traían granos desde Egipto[ah]
    y cosechas de todo el Nilo.
Ustedes eran el mercado del mundo.

Pero ahora tú pasas vergüenza, ciudad de Sidón,
    porque Tiro, la fortaleza del mar, dice:[ai]
«Ahora estoy sin hijos;
    no tengo hijos ni hijas».
Cuando en Egipto oigan la noticia acerca de Tiro,
    habrá gran dolor.
¡Avisen ahora a Tarsis!
    ¡Giman, ustedes que viven en tierras lejanas!
Con la larga historia que tenían ustedes,
    ¿son estas silenciosas ruinas lo único que queda de su ciudad, antes tan llena de alegría?
    Piensen en toda la gente que enviaron para establecerse en lugares distantes.

¿Quién hizo caer este desastre sobre Tiro,
    la gran fundadora de reinos?
Sus comerciantes eran todos príncipes;
    sus mercaderes, nobles.
El Señor de los Ejércitos Celestiales lo hizo
    para destruir tu orgullo
    y dejar por el suelo a toda la nobleza de la tierra.
10 Vengan, habitantes de Tarsis,
    arrasen la tierra como el Nilo en sus inundaciones,
    porque Tiro está indefensa.[aj]
11 El Señor extendió su mano sobre el mar
    y sacudió los reinos de la tierra.
Él se ha pronunciado contra Fenicia;[ak]
    ordenó que fueran destruidas sus fortalezas.
12 Él dice: «Nunca más volverás a alegrarte,
    oh hija de Sidón, porque has sido aplastada.
Aunque huyas a Chipre,
    no encontrarás descanso».

13 Miren a la tierra de Babilonia:[al]
    ¡la gente de esa tierra ha desaparecido!
Los asirios han entregado a Babilonia
    a los animales salvajes del desierto.
Levantaron rampas de asalto contra sus muros,
    derribaron los palacios
    y convirtieron la ciudad en un montón de escombros.

14 ¡Giman ustedes, barcos de Tarsis,
    porque su puerto está destruido!

15 Durante setenta años, el tiempo que dura la vida de un rey, Tiro será olvidada; pero luego la ciudad volverá a la vida, como en la canción acerca de la prostituta:

16 Toma un arpa y camina por las calles,
    ramera olvidada;
entona una dulce melodía y canta tus canciones
    para que te vuelvan a recordar.

17 Así es, después de setenta años, el Señor devolverá la vida a Tiro; pero no será distinta de lo que era antes. Volverá a ser una prostituta para todos los reinos del mundo. 18 Sin embargo, al final, sus ganancias le serán entregadas al Señor. Sus riquezas no serán acumuladas, sino que darán buenos alimentos y vestidos de buena calidad a los sacerdotes del Señor.

Destrucción de la tierra

24 ¡Miren! El Señor está a punto de destruir la tierra
    y convertirla en una inmensa tierra baldía.
Él devasta la superficie de la tierra
    y dispersa a los habitantes.
Sacerdotes y laicos,
    sirvientes y amos,
    criadas y señoras,
    compradores y vendedores,
    prestamistas y prestatarios,
    banqueros y deudores: no se perdonará a nadie.
La tierra será totalmente vaciada y saqueada.
    ¡El Señor ha hablado!

La tierra está de duelo y se seca,
    y el suelo se consume y se marchita;
    hasta los mejores habitantes de la tierra se consumen.
La tierra sufre por los pecados de sus habitantes,
    porque han torcido las instrucciones de Dios,
han violado sus leyes
    y quebrantado su pacto eterno.
Por lo tanto, una maldición consume la tierra;
    sus habitantes tienen que pagar el precio por su pecado.
El fuego los destruye,
    y solo unos cuantos quedan con vida.
Las vides se marchitan,
    y no hay vino nuevo;
    todos los parranderos suspiran y se lamentan.
Se ha callado el alegre sonido de las panderetas;
    ya no se escuchan los felices gritos de celebración
    y las melodiosas cuerdas del arpa están silenciosas.
Se han acabado los placeres del vino y del canto;
    las bebidas alcohólicas se vuelven amargas en la boca.
10 La ciudad se retuerce en el caos;
    todas las casas están cerradas con llave para que no entren intrusos.
11 Se reúnen las turbas en las calles, clamando por vino;
    el gozo se ha convertido en tristeza
    y la alegría ha sido expulsada de la tierra.
12 La ciudad ha quedado en ruinas,
    sus puertas echadas abajo.
13 Es lo mismo en toda la tierra:
    solo queda un remanente,
como las aceitunas sueltas que quedan en el olivo
    o las pocas uvas que quedan en la vid después de la cosecha.

14 Pero los que quedaron, gritan y cantan de alegría;
    los del occidente alaban la majestad del Señor.
15 En las tierras del oriente, denle gloria al Señor;
    en las tierras más allá del mar, alaben el nombre del Señor, Dios de Israel.
16 ¡Oímos cantos de alabanza desde los confines de la tierra,
    canciones que le dan gloria al Justo!

Sin embargo, tengo el corazón cargado de angustia.
    Lloren por mí, porque me estoy marchitando.
Sigue prevaleciendo el engaño,
    y hay traición por todas partes.
17 Terror, trampas y redes serán su suerte,
    gente de la tierra.
18 Los que huyan aterrorizados caerán en una trampa,
    y los que escapen de la trampa quedarán atrapados en una red.

La destrucción cae de los cielos como la lluvia;
    tiemblan los cimientos de la tierra.
19 La tierra se ha hecho pedazos;
    se ha derrumbado por completo;
    se sacude con violencia.
20 La tierra se tambalea como un borracho;
    tiembla como una carpa en medio de una tormenta.
Cae para no volver a levantarse,
    porque es muy pesada la culpa de su rebelión.

21 En aquel día, el Señor castigará a los dioses de los cielos
    y a los soberbios gobernantes en las naciones de la tierra.
22 Serán acorralados y echados a la cárcel.
    Serán encerrados en prisión
    y por fin serán castigados.
23 Entonces, la gloria de la luna menguará,
    y el resplandor del sol se desvanecerá,
porque el Señor de los Ejércitos Celestiales reinará en el monte Sion.
    Reinará con gran gloria en Jerusalén,
    a los ojos de todos los líderes de su pueblo.

Alabanza por el juicio y la salvación

25 Oh Señor, honraré y alabaré tu nombre,
    porque tú eres mi Dios.
¡Tú haces cosas maravillosas!
    Las planeaste hace mucho tiempo,
    y ahora las has realizado.
Tú conviertes ciudades poderosas en montones de ruinas;
    ciudades con murallas fuertes se convierten en escombros.
Hermosos palacios en tierras lejanas desaparecen
    y jamás serán reconstruidos.
Por lo tanto, naciones fuertes proclamarán tu gloria;
    naciones despiadadas te temerán.

Oh Señor, tú eres una torre de refugio para los pobres,
    una torre de refugio para los necesitados en su angustia.
Eres refugio de la tempestad
    y amparo del calor.
Pues los actos opresivos de la gente despiadada
    son como una tormenta que azota los muros,
    o como el calor implacable del desierto.
Sin embargo, tú haces callar el rugido de las naciones extranjeras.
    Como la sombra de una nube aplaca el incesante calor,
    tú silencias las canciones vanidosas de la gente despiadada.

En Jerusalén,[am] el Señor de los Ejércitos Celestiales
    preparará un maravilloso banquete
    para toda la gente del mundo.
Será un banquete delicioso
    con vino añejo y carne de primera calidad.
Allí él quitará la nube de tristeza,
    la sombra de muerte que cubre la tierra.
¡Él devorará a la muerte para siempre!
    El Señor Soberano secará todas las lágrimas
y quitará para siempre los insultos y las burlas
    contra su tierra y su pueblo.
    ¡El Señor ha hablado!

En aquel día, la gente proclamará:
«¡Este es nuestro Dios!
    ¡Confiamos en él, y él nos salvó!
Este es el Señor en quien confiamos.
    ¡Alegrémonos en la salvación que nos trae!».
10 Pues la mano de bendición del Señor descansará sobre Jerusalén.
    Moab, en cambio, será aplastado;
    será como la paja pisoteada y abandonada para que se pudra.
11 Dios echará hacia abajo al pueblo de Moab
    como el nadador empuja hacia abajo el agua con las manos.
Pondrá fin a su orgullo
    y a todas sus malas acciones.
12 Las altas murallas de Moab serán demolidas,
    derribadas al suelo,
    echadas al polvo.

Canto de alabanza al Señor

26 En aquel día, todos en la tierra de Judá cantarán esta canción:

¡Nuestra ciudad es fuerte!
    Estamos rodeados por las murallas de la salvación de Dios.
Abran las puertas a todos los que son justos;
    dejen entrar a los fieles.
¡Tú guardarás en perfecta paz
    a todos los que confían en ti,
    a todos los que concentran en ti sus pensamientos!
Confíen siempre en el Señor,
    porque el Señor Dios es la Roca eterna.
Él humilla a los orgullosos
    y derriba a la ciudad arrogante;
    él la echa al polvo.
Los pobres y los oprimidos la pisotean,
    y los necesitados caminan sobre ella.

Sin embargo, para los que son justos,
    el camino no es empinado ni accidentado.
Tú eres Dios. Haces lo que es justo
    y allanas el camino delante de ellos.
Señor, mostramos nuestra confianza en ti al obedecer tus leyes;
    el deseo de nuestro corazón es glorificar tu nombre.
Te busco por la noche;
    en la mañana[an] te busco de todo corazón.
Pues solo cuando tú vengas a juzgar la tierra,
    la gente aprenderá lo correcto.
10 Tu bondad con los malvados
    no los lleva a hacer el bien.
Aunque otros hagan el bien, los malvados siguen haciendo el mal
    y no les importa la majestad del Señor.
11 Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado.
    Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo;
entonces quedarán avergonzados.
    Que tu fuego consuma a tus enemigos.

12 Señor, tú nos concederás la paz;
    en realidad, todo lo que hemos logrado viene de ti.
13 Oh Señor, Dios nuestro, otros nos han gobernado,
    pero tú eres el único a quien adoramos.
14 Aquellos a quienes servimos antes, están muertos y bajo tierra;
    ¡sus espíritus difuntos nunca volverán!
Tú los atacaste y los destruiste,
    y hace tiempo que pasaron al olvido.
15 Oh Señor, tú hiciste grande nuestra nación;
    así es, tú nos hiciste grandes.
Tú extendiste nuestras fronteras,
    ¡y te damos toda la gloria!

16 Señor, en nuestra angustia te hemos buscado;
    bajo la carga de tu disciplina hemos orado.
17 Como la mujer embarazada
    se retuerce y grita de dolor mientras da a luz,
    así estábamos en tu presencia, Señor.
18 También nosotros nos retorcemos de agonía,
    pero nuestros sufrimientos no resultan en nada.
No le hemos dado salvación a la tierra,
    ni le trajimos vida al mundo.
19 Pero los que mueren en el Señor vivirán;
    ¡sus cuerpos se levantarán otra vez!
Los que duermen en la tierra
    se levantarán y cantarán de alegría.
Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío
    sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos.

Restauración para Israel

20 Ve a tu casa, pueblo mío,
    ¡y pon cerrojo a tus puertas!
Escóndete por un breve tiempo,
    hasta que haya pasado el enojo del Señor.
21 ¡Miren! El Señor viene del cielo
    para castigar a la gente de la tierra por sus pecados.
La tierra no seguirá escondiendo a los asesinados;
    los sacará a la vista de todos.

27 En aquel día, el Señor tomará su espada veloz y terrible para castigar al Leviatán:[ao] la serpiente que se mueve con gran rapidez, la serpiente que se retuerce y se enrolla. Él matará al dragón del mar.

«En aquel día,
    canten acerca del viñedo fértil.
Yo, el Señor, lo vigilaré,
    y lo regaré con cuidado.
Día y noche lo vigilaré para que nadie pueda hacerle daño.
    Mi enojo habrá desaparecido.
Si encuentro zarzas y espinos en crecimiento,
    los atacaré;
los quemaré,
    a menos que vuelvan a mí en busca de ayuda.
Que se reconcilien conmigo;
    sí, que se reconcilien conmigo».
Se acerca el tiempo cuando los descendientes de Jacob echarán raíces;
    ¡Israel brotará y florecerá,
    y llenará de fruto el mundo entero!

¿Ha golpeado el Señor a Israel
    como golpeaba a sus enemigos?
¿Lo ha castigado
    como los castigaba a ellos?
No, pero desterró a Israel para que rindiera cuentas;
    quedó desterrado de su tierra,
    como si hubiera sido arrasado por una tormenta del oriente.
El Señor lo hizo para purificar a Israel[ap] de su perversidad,
    para quitarle todo su pecado.
Como resultado, todos los altares paganos serán reducidos a polvo.
    No quedará en pie ningún poste dedicado a la diosa Asera ni ningún santuario pagano.
10 Las ciudades fortificadas quedarán en silencio y vacías;
    las casas estarán abandonadas, y las calles, cubiertas de mala hierba.
Allí pastarán los terneros,
    masticando ramas y tallos.
11 La gente está como las ramas secas de un árbol,
    que se arrancan y se usan para encender el fuego debajo de las ollas para cocinar.
Israel es una nación tonta y necia,
    porque sus habitantes se han apartado de Dios.
Por lo tanto, aquel que los hizo
    no les tendrá lástima ni misericordia.

12 Sin embargo, llegará el día cuando el Señor los reunirá como grano seleccionado a mano. Uno por uno los irá reuniendo, desde el río Éufrates[aq] al oriente, hasta el arroyo de Egipto al occidente. 13 En aquel día se tocará la gran trompeta y muchos de los que se morían en el destierro en Asiria y en Egipto regresarán a Jerusalén para adorar al Señor en su monte santo.

Mensaje acerca de Samaria

28 ¡Qué aflicción le espera a la orgullosa ciudad de Samaria,
    la corona gloriosa de los borrachos de Israel![ar]
Está asentada a la cabeza de un valle fértil,
    pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor.
Es el orgullo de un pueblo
    que el vino derribó.
Pues el Señor enviará un poderoso ejército en su contra;
    como un potente granizo y una lluvia torrencial,
se lanzarán sobre ella como las aguas embravecidas de una inundación
    y la aplastarán contra el suelo.
La orgullosa ciudad de Samaria,
    la corona gloriosa de los borrachos de Israel,[as]
    será pisoteada bajo los pies de sus enemigos.
Está asentada a la cabeza de un valle fértil,
    pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor.
Cualquiera que la vea la arrancará,
    como a un higo que brota temprano y pronto se arranca y se come.

Entonces por fin el Señor de los Ejércitos Celestiales
    será la corona gloriosa de Israel;
será el orgullo y la alegría
    del remanente de su pueblo.
Él dará a sus jueces
    anhelo de justicia,
y gran valentía
    a sus guerreros que vigilan las puertas.

Sin embargo, ahora Israel es dirigido por borrachos
    que dan tumbos por el vino y se tambalean a causa del alcohol.
Los sacerdotes y los profetas se tambalean a causa del alcohol,
    y se pierden por el vino.
Dan tumbos cuando tienen visiones
    y se tambalean cuando emiten sus decisiones.
Sus mesas están cubiertas de vómito;
    hay inmundicia por todas partes.
«¿Quién se cree el Señor que somos?—preguntan—.
    ¿Por qué nos habla así?
¿Acaso somos niños pequeños,
    recién destetados?
10 ¡Una y otra vez nos repite todo,
línea por línea,
    renglón por renglón,
un poco aquí
    y un poco allá!».

11 Así que, ahora, ¡Dios tendrá que hablar a su pueblo
    por medio de opresores extranjeros que hablan una lengua extraña!
12 Dios le ha dicho a su pueblo:
«Aquí hay un lugar de descanso;
    que reposen aquí los fatigados.
Este es un lugar tranquilo para descansar»;
    pero ellos no quisieron escuchar.
13 Por eso el Señor nuevamente les explicará su mensaje en detalle:
línea por línea,
    renglón por renglón,
un poco aquí
    y un poco allá,
para que tropiecen y caigan.
    Ellos serán heridos, caerán en la trampa y serán capturados.

14 Por lo tanto, escuchen este mensaje del Señor,
    ustedes, gobernantes burlones de Jerusalén.
15 Se jactan diciendo: «Hemos hecho un trato para burlar a la muerte
    y hemos llegado a un acuerdo para evitar la tumba.[at]
La destrucción que se aproxima nunca podrá tocarnos,
    porque nos hemos edificado un fuerte refugio hecho de mentiras y engaños».

16 Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano:
«¡Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusalén,[au]
    una piedra sólida y probada.
Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad.
    El que crea jamás será sacudido.[av]
17 Los probaré con la cuerda de medir de la justicia
    y con la plomada de la rectitud.
Puesto que su refugio está construido de mentiras,
    un granizo lo echará abajo.
Puesto que está hecho de engaños,
    una inundación lo arrasará.
18 Anularé el trato que ustedes hicieron para burlar a la muerte,
    y revocaré su acuerdo para evitar la tumba.
Cuando el terrible enemigo arrase la tierra,
    ustedes serán pisoteados.
19 Una y otra vez vendrá esa inundación,
    mañana tras mañana,
día y noche,
    hasta que arrase con todos ustedes».

Este mensaje llenará de terror al pueblo.
20 La cama que ustedes hicieron es demasiado pequeña para acostarse en ella
    y las mantas son demasiado estrechas para cubrirlos.
21 El Señor vendrá, como lo hizo contra los filisteos en el monte Perazim,
    y contra los amorreos en Gabaón.
Vendrá para hacer algo extraño;
    vendrá para hacer algo poco común:
22 el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
    ha dicho con claridad que está decidido a aplastar toda la tierra.
Así que no se burlen más,
    de lo contrario, su castigo será aún mayor.

23 Escúchenme;
    escuchen y presten mucha atención.
24 ¿Acaso el agricultor siempre ara pero nunca siembra?
    ¿Está continuamente labrando la tierra y nunca plantando?
25 ¿No siembra finalmente sus semillas
    —comino negro, comino, trigo, cebada y trigo espelta—
cada uno en la forma correcta,
    y cada uno en el lugar que le corresponde?
26 El agricultor sabe exactamente qué hacer
    porque Dios le ha dado entendimiento.
27 Nunca se usa un mazo pesado para trillar el comino negro,
    sino que se golpea con varas livianas.
Nunca se pasa una rueda de trillar sobre el comino,
    al contrario, se golpea suavemente con un mayal.
28 El grano para el pan se muele con facilidad,
    por eso no lo tritura demasiado.
Lo trilla bajo las ruedas de una carreta,
    pero no lo pulveriza.
29 El Señor de los Ejércitos Celestiales es un maestro maravilloso,
    y le da gran sabiduría al agricultor.

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