Bible in 90 Days
14 Todo hombre se embrutece, y le falta conocimiento; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.
15 Vanidad son, obra inútil; al tiempo de su castigo perecerán.
16 No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.
La ruina de Judá
17 Recoge de las tierras tus mercancías, la que moras en lugar fortificado.
18 Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda a los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan.
19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento!; mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Esto no es más que una enfermedad, y debo sufrirla.
20 Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas.
21 Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.
22 He aquí que se oye un rumor, ya llega, y un gran alboroto de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales.
23 Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
24 Castígame, oh Jehová, mas con medida; no con tu furor, para que no me reduzcas a poca cosa.
25 Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre los linajes que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.
Judá rompe el pacto
11 La palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo:
2 Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén.
3 Y diles: Así dice Jehová el Dios de Israel: Maldito el varón que no escuche las palabras de este pacto,
4 el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Escuchad mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios;
5 para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría una tierra que fluye leche y miel, como es en el día de hoy. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.
6 Y Jehová me dijo: Proclama todas estas palabras en ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchad las palabras de este pacto, y ponedlas por obra.
7 Porque solemnemente advertí a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde el principio y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Prestad atención a mi voz.
8 Pero no atendieron, ni inclinaron su oído, anduvo cada uno en la dureza de su malvado corazón; por tanto, he traído sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.
9 Y me dijo Jehová: Se ha hallado una conspiración entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén.
10 Se han vuelto a las maldades de sus antepasados, los cuales rehusaron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá han quebrantado mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.
11 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos un mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los escucharé.
12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su desgracia.
13 Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de las calles de Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.
14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no los oiré en el día que en su aflicción clamen a mí.
15 ¿Qué tiene mi amado que hacer en mi casa, habiendo cometido tantas abominaciones? ¿Crees que las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? Puesto que cuando haces la maldad, entonces te regocijas.
16 Olivo frondoso, lozano, de hermoso fruto, llamó Jehová tu nombre. Al sonido de un gran estrépito hizo encender fuego sobre él, y se quebraron sus ramas.
17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado el mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.
Complot contra Jeremías
18 Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras.
19 Y yo era como cordero manso que llevan a degollar, pues no entendía que tramaban maquinaciones contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.
20 Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
21 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;
22 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre,
23 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré el mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.
Queja de Jeremías y respuesta de Dios
12 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y lo pasan bien todos los que se portan deslealmente?
2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus riñones.
3 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.
4 ¿Hasta cuándo estará de luto la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, han desaparecido los ganados y las aves; porque dijeron: Dios no ve nuestro fin.
5 Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los de a caballo? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?
6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se portaron deslealmente contigo, aun ellos dieron gritos en pos de ti. No los creas aun cuando bien te hablen.
7 He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en manos de sus enemigos.
8 Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.
9 ¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿Están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla.
10 Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad agradable.
11 Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que reflexionase.
12 Sobre todas las alturas del desierto vinieron saqueadores; porque la espada de Jehová devora desde un extremo de la tierra hasta el otro; no hay paz para ninguna carne.
13 Sembraron trigo, y segaron espinos; se afanaron, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.
14 Así dice Jehová: Contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel; he aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá.
15 Y después que los haya arrancado, volveré y tendré compasión de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra.
16 Y si diligentemente aprenden los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.
17 Mas si no escuchan, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.
La señal del cinto podrido
13 Así me dijo Jehová: Ve y cómprate una faja de lino, y cíñela sobre tus lomos, y no la metas en agua.
2 Y compré la faja conforme a la palabra de Jehová, y la puse sobre mis lomos.
3 Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo:
4 Toma la faja que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Eufrates, y escóndela allá en la hendidura de una peña.
5 Fui, pues, y la escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó.
6 Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma de allí la faja que te mandé esconder allá.
7 Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé la faja del lugar donde la había escondido; y he aquí que la faja se había echado a perder; para ninguna cosa era de provecho.
8 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
9 Así dice Jehová: De esta manera echaré a perder la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén.
10 Este pueblo malvado, que rehúsa oír mis palabras, que anda en la terquedad de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como esta faja, que para ninguna cosa es de provecho.
11 Porque como la faja se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por nombre, por alabanza y por gloria; pero no escucharon.
La señal de las vasijas llenas
12 Les dirás, además, esta palabra: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Toda tinaja se llena de vino. Y ellos te dirán: ¿Acaso no sabemos que toda tinaja se llena de vino?
13 Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes que se sientan sobre el trono de David, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén;
14 y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni compasión para no destruirlos.
Judá será llevada en cautiverio
15 Escuchad y prestad oído; no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado.
16 Dad gloria a Jehová vuestro Dios, antes que haga venir las tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas densas.
17 Mas si no oís esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.
18 Di al rey y a la reina madre: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.
19 Las ciudades del Négueb están cerradas, y no hay quien las abra; toda Judá fue deportada, llevada en cautiverio fue toda ella.
Aviso a Jerusalén infiel
20 Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey?
21 ¿Qué dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste para tu mal a ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer que está de parto?
22 Y si dices en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, sufrieron violencia tus calcañares.
23 ¿Podrá mudar el etíope su piel, o el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el bien, estando habituados a hacer el mal?
24 Por tanto, yo los esparciré como tamo que pasa con el viento del desierto.
25 Ésta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste en la falsedad.
26 Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia.
27 Tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación; sobre los collados en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¡No quieres ser hecha limpia! ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?
Anuncio de la sequía
14 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, con motivo de la sequía.
2 Se enlutó Judá, y sus puertas languidecen; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.
3 Los nobles enviaron sus criados a traer agua; vinieron a los aljibes, y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.
4 Porque se resquebrajó la tierra por no haber llovido en el país, están confundidos los labradores, cubren sus cabezas.
5 Aun las ciervas en los campos paren y dejan la cría, porque no hay hierba.
6 Y los asnos monteses se ponen en las alturas, aspiran el viento como chacales; sus ojos se debilitan porque no hay hierba.
7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras apostasías se han multiplicado, contra ti hemos pecado.
8 Oh tú, esperanza de Israel, Salvador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?
9 ¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.
10 Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus pecados.
11 Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para su bien.
12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.
13 Y yo dije: ¡Ah!; ¡ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.
14 Me dijo entonces Jehová: Mentiras profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su propio corazón os profetizan.
15 Por tanto, así ha dicho Jehová: En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre serán consumidos esos profetas.
16 Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles de Jerusalén por causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas; pues sobre ellos derramaré su maldad.
17 Y les dirás esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque con gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, con azote muy doloroso.
18 Si salgo al campo, he aquí los muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí los enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote andan vagando en la tierra, y no se han enterado.
19 ¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sión? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperábamos paz, pero no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí terror.
20 Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado.
21 Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres el trono de tu gloria; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.
22 ¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover?; o ¿darán de sí los cielos lluvias? ¿No eres tú, oh Jehová, nuestro Dios, y en ti esperamos? Pues tú has hecho todas estas cosas.
La implacable ira de Dios contra Judá
15 Me dijo Jehová: Aunque Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estará mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.
2 Y si te preguntan: ¿Adónde saldremos?, les dirás: Así dice Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio.
3 Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir.
4 Y los entregaré para horror entre todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.
5 Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz?
6 Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme.
7 Y voy a aventarlos con aventador hasta las puertas de la tierra; dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, puesto que no se volvieron de sus caminos.
8 Sus viudas se me multiplicaron más que la arena del mar; traigo contra ellos destruidor a mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hago que de repente caigan terrores sobre la ciudad.
9 Languidece la que dio a luz siete; se llena de dolor su alma, su sol se ha puesto siendo aún de día; está avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice Jehová.
Lamentos del profeta
10 ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste un hombre de contienda y un hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, pero todos me maldicen.
11 Dice Jehová: Ciertamente te pondré en libertad para bien; de cierto haré que el enemigo suplique ante ti en el tiempo de la aflicción y en la época de la angustia.
12 ¿Puede quebrarse el hierro, el hierro del norte y el bronce?
13 Tus riquezas y tus tesoros entregaré a la rapiña sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio.
14 Y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conoces; porque se ha encendido un fuego en mi furor, y arderá sobre vosotros.
15 Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me dejes perecer en la prolongación de tu enojo; sabes que por amor de ti sufro afrenta.
16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tus palabras fueron para mí un gozo y la alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.
17 No me senté en compañía de gente alegre, ni me regocijé; me senté solo por causa de tu mano, porque me llenaste de indignación.
18 ¿Por qué es perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada hasta rehusar curación? ¿Serás para mí como arroyo ilusorio, como aguas que no son estables?
Dios consuela a Jeremías
19 Por tanto, así dice Jehová: Si te vuelves, yo te restauraré y delante de mí estarás; y si entresacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que se vuelvan ellos a ti, y tú no te vuelvas a ellos.
20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no prevalecerán contra ti; porque yo estoy contigo para guardarte y para librarte, dice Jehová.
21 Y te libraré de la mano de los malvados, y te redimiré de la mano de los terribles.
Juicio de Jehová contra Judá
16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar.
3 Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra:
4 De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre el haz del suelo; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cadáveres servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
5 Porque así dice Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mi compasión.
6 Morirán en esta tierra grandes y pequeños; no se enterrarán, ni los plañirán, ni se harán incisiones ni se raparán los cabellos por ellos;
7 ni partirán pan por ellos en el luto para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber vaso de consolaciones por su padre o por su madre.
8 Asimismo no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos a comer o a beber.
9 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y toda voz de alegría, y toda voz de esposo y toda voz de esposa.
10 Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro, que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios?
11 Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y les sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y no guardaron mi ley;
12 y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la terquedad de su malvado corazón, no escuchándome a mí.
13 Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y allí serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque no os mostraré clemencia.
14 No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto;
15 sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.
16 He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos.
17 Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se ocultan de mi rostro, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos.
18 Pero primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra; con los cadáveres de sus ídolos y de sus abominaciones llenaron mi heredad.
19 Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira fue la herencia de nuestros padres; vanidad y cosas sin provecho.
20 ¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas ellos no son dioses.
21 Por tanto, he aquí, les haré saber esta vez; sí, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová.
Idolatría: pecado de Judá
17 El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro y con punta de diamante; está esculpido en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares,
2 mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de Aserá, que están junto a los árboles frondosos, en los collados altos.
3 ¡Oh, mi monte en el campo! Toda tu sustancia y todos tus tesoros entregaré al pillaje y tus lugares altos, por tu pecado, en todo tu territorio.
4 Y tendrás que deshacerte de la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque habéis encendido en mi furor un fuego, que para siempre arderá.
5 Así dice Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra salitrosa y deshabitada.
7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, y que junto a la corriente echa sus raíces, y no teme la venida del calor, sino que su follaje estará frondoso; y en el año de sequía no se inquietará, ni dejará de dar fruto.
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién podrá conocerlo?
10 Yo, Jehová, escudriño el corazón y pruebo los riñones, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras.
11 Como la perdiz que incuba lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y al final resultará un insensato.
12 Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario.
13 ¡Oh Jehová, esperanza de Israel!, todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.
14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
15 He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!
16 En cuanto a mí, no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue manifiesto en tu presencia.
17 No me seas tú por ruina, pues mi refugio eres tú en el día malo.
18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; desmayen ellos, y yo no desmaye; trae sobre ellos el día aciago, y quebrántalos con doble quebrantamiento.
Observancia del día de reposo
19 Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y asimismo en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas.
21 Así dice Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de sábado, y de meterla por las puertas de Jerusalén.
22 Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de sábado, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres.
23 Pero ellos no atendieron, ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz para no oír, ni recibir corrección.
24 No obstante, si vosotros me obedecéis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día de sábado, sino que santificáis el día de reposo, no haciendo en él ningún trabajo,
25 entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre.
26 Y vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de tierra de Benjamín, de la Sefelá, de los montes y del Négueb, trayendo holocaustos y sacrificios, y ofrendas e incienso, y trayendo sacrificios de alabanza a la casa de Jehová.
27 Pero si no me escucháis en cuanto a santificar el día de sábado, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de sábado, yo prenderé fuego a sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.
La parábola del alfarero y el barro
18 Palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, diciendo:
2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre las dos ruedas.
4 Y siempre que la vasija que él hacía se echaba a perder en su mano, volvía a hacer otra vasija, según le parecía mejor hacerla.
5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?, dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
7 De pronto puedo hablar contra un pueblo y contra un reino, para arrancar, y derribar, y destruir.
8 Pero si ese pueblo contra el cual hablé se vuelve de su maldad, yo me arrepiento del mal que había pensado hacerles,
9 y en un instante hablo de la gente y del reino, para edificar y para plantar.
10 Pero si hace lo malo delante de mis ojos, no escuchando mi voz, me arrepiento del bien que había determinado hacerle.
11 Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: He aquí que yo tramo el mal contra vosotros, y trazo contra vosotros maquinación; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y enmiende sus caminos y sus obras.
12 Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestras propias maquinaciones iremos, y haremos cada uno según la terquedad de nuestro malvado corazón.
13 Por tanto, así dice Jehová: Preguntad ahora entre las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran fealdad ha hecho la virgen de Israel.
14 ¿Faltará la nieve del Líbano de su roca más alta? ¿Faltarán las aguas frías que corren de lejanas tierras?
15 Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha sido inducido a tropezar en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado,
16 para hacer de su tierra objeto de asombro y de burla perpetua; todo aquel que pase por ella se asombrará, y meneará la cabeza.
17 Como con viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día de su perdición.
Conspiración del pueblo y oración de Jeremías
18 Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo con la lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras.
19 Oh Jehová, mira por mí, y presta atención a la voz de los que contienden conmigo.
20 ¿Es que se paga mal por bien, para que hayan cavado hoyo a mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar el bien por ellos, para apartar de ellos tu ira.
21 Por tanto, entrega sus hijos a hambre, entrégalos al poder de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la batalla.
22 Óigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos de repente un ejército; porque cavaron un hoyo para prenderme, y a mis pies han escondido lazos.
23 Pero tú, oh Jehová, conoces todo su plan contra mí para matarme; no perdones su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro; sino deja que tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu enojo.
La señal de la vasija rota
19 Así dijo Jehová: Ve y compra una vasija de barro de alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de los ancianos de los sacerdotes;
2 y saldrás al valle del hijo de Hinom, que está a la entrada de la puerta de las tejoletas, y proclamarás allí las palabras que yo te hablaré.
3 Dirás, pues: Oíd la palabra de Jehová, oh reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oiga, le retiñan los oídos.
4 Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron este lugar de sangre de inocentes.
5 Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.
6 Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, en que este lugar no se llamará más Tófet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza.
7 Y anularé los planes de Judá y de Jerusalén en este lugar, y les haré caer a espada delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
8 Pondré a esta ciudad por espanto y burla; todo aquel que pase por ella se asombrará, y se burlará sobre toda su destrucción.
9 Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su amigo, en el asedio y en el apuro con que los estrecharán sus enemigos y los que buscan sus vidas.
10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los varones que van contigo,
11 y les dirás: Así dice Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de alfarero, que no se puede restaurar más; y en Tófet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar.
12 Así haré a este lugar, dice Jehová, y a sus moradores, poniendo esta ciudad como un Tófet.
13 Las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá, serán como el lugar de Tófet, inmundas, todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos.
14 Y volvió Jeremías de Tófet, adonde le había enviado Jehová a profetizar, y se paró en el atrio de la casa de Jehová y dijo a todo el pueblo:
15 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no oír mis palabras.
Profecía contra Pasur
20 El sacerdote Pasur, hijo de Imer, que era inspector jefe en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.
2 E hizo Pasur dar una paliza al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Jehová.
3 Y al día siguiente, Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Jehová no ha llamado tu nombre Pasur, sino Magor-misabib.
4 Porque así dice Jehová: He aquí, haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en manos del rey de Babilonia, y los llevará cautivos a Babilonia, y los matará a espada.
5 Entregaré asimismo todas las reservas de esta ciudad, todo su lucro y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán y los llevarán a Babilonia.
6 Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allí serás enterrado tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado falsamente.
Lamentación de Jeremías ante Dios
7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; eres más fuerte que yo, y has prevalecido; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.
8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio todo el día.
9 Y si digo: No haré más mención de él, ni hablaré más en su nombre; entonces hay en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; me fatigo en tratar de contenerlo, pero no puedo.
10 Porque he oído la murmuración de muchos, terror por todas partes: ¡Denunciadle! ¡Denunciémosle! Incluso de todos mis mayores amigos, los que acechan un traspiés mío: Quizá cometerá un desatino, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Mas Jehová está conmigo como poderoso guerrero; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.
13 Cantad a Jehová, alabad a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malhechores.
14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito.
15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Un hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho.
16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces de alarma a mediodía,
17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre.
18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?
Respuesta de Jehová a Sedequías
21 La palabra que vino de parte de Jehová a Jeremías, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, para que le dijesen:
2 Te ruego que consultes acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, hace guerra contra nosotros; quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
3 Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías:
4 Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y contra los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, y yo los reuniré en medio de esta ciudad.
5 Y yo pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande.
6 Y heriré a los moradores de esta ciudad, a los hombres y a las bestias juntamente; y morirán de pestilencia grande.
7 Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías, rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.
8 Y a este pueblo dirás: Así dice Jehová: He aquí, pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.
9 El que quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que salga y se pase a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo.
10 Porque he puesto mi rostro contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en manos del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
11 Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd palabra de Jehová:
12 Casa de David, así dice Jehová: Haced justicia cada mañana, y librad al oprimido de manos del opresor, para que mi ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras.
13 He aquí, yo estoy contra ti, moradora del valle, y de la roca de la llanura, dice Jehová; los que decís: ¿Quién bajará contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas?
14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de ella.
Profecías contra los reyes de Judá
22 Así dice Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra,
2 y di: Oye la palabra de Jehová, oh rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas.
3 Así dice Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.
4 Porque si efectivamente obedecéis esta palabra, los reyes descendientes de David que se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo.
5 Mas si no oís estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.
6 Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas.
7 Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.
8 Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su prójimo: ¿Por qué hizo así Jehová con esta gran ciudad?
9 Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron.
10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació.
11 Porque así ha dicho Jehová acerca de Salum hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar: No volverá más aquí,
12 sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra.
Profecía contra Joacim
13 ¡Ay del que edifica su casa con injusticia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!
14 Que dice: Edificaré para mí casa amplia, y salas espaciosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón.
15 ¿Reinarás, porque ambicionas sobrepujar en madera de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien?
16 Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí?, dice Jehová.
17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer violencia.
18 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana!, ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza!
19 Como un asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén.
20 Sube al Líbano y clama, y alza tu voz en Basán, y grita desde Abarim; porque todos tus amantes están destruidos.
21 Te he hablado en tu prosperidad, mas dijiste: No oiré. Éste fue tu camino desde tu juventud, que nunca escuchaste mi voz.
22 A todos tus pastores pastoreará el viento, y tus amantes irán en cautiverio; entonces te avergonzarás y te confundirás a causa de toda tu maldad.
23 Oh habitante del Líbano, que tienes tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vengan dolores, dolor como de mujer que está de parto!
24 Vivo yo, dice Jehová, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría.
25 Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, y en manos de aquellos que te atemorizan; sí, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los caldeos.
26 Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allí moriréis.
27 Pero a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver, allá no volverán.
28 ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su descendencia, y echados a una tierra que no habían conocido?
29 ¡Tierra, tierra, tierra!, oye palabra de Jehová.
30 Así dice Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.
Reinado del Mesías
23 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mis pastos!, dice Jehová.
2 Por tanto, así dice Jehová, Dios de Israel, a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo visito la maldad de vuestras obras, dice Jehová.
3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán.
4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.
5 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un renuevo justo, y reinará como Rey, el cual obrará con prudencia, y hará juicio y justicia en la tierra.
6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová es nuestra justicia.
7 Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto,
8 sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de la tierra del norte, y de todos los países adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.