Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Jeremías 23:9-33:22

Denuncia contra los falsos profetas

Respecto a los profetas: Mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como un hombre a quien ha dominado el vino, por causa de Jehová, y por causa de sus santas palabras.

10 Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición, la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta.

11 Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová.

12 Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su visitación, dice Jehová.

13 En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel.

14 Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malhechores, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.

15 Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la impiedad sobre toda la tierra.

16 Así dice Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.

17 Dicen continuamente a los que me desprecian: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.

18 Porque ¿quién asistió al consejo de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la ha escuchado?

19 Mirad que una tormenta de Jehová va a estallar con furor; sí, una tempestad que remolinea y se cierne sobre la cabeza de los malvados.

20 No se apartará la ira de Jehová hasta que lo haya hecho, y hasta que haya cumplido los designios de su corazón; en los postreros días lo entenderéis cumplidamente.

21 No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban.

22 Pero si ellos hubieran asistido a mi consejo, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.

23 ¿Soy yo Dios de hace poco solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos?

24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?

25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentiras en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.

26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentiras, y que son profetas de la impostura de su propio corazón,

27 los que piensan hacer que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su prójimo, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?

28 El profeta que tenga un sueño, cuente el sueño; y el que tenga mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?, dice Jehová.

29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que hace pedazos la roca?

30 Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su prójimo.

31 Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que emplean sus lenguas y dicen: Él ha dicho.

32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho pueden hacer a este pueblo, dice Jehová.

33 Y cuando te pregunte este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la carga de Jehová?, les dirás: Vosotros sois la carga; os voy a arrojar de mí, dice Jehová.

34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Carga de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.

35 Así diréis cada cual a su prójimo, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha respondido Jehová, y qué habló Jehová?

36 Y nunca más volveréis a mencionar: Carga de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por carga; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro.

37 Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová?

38 Pero si decís: Carga de Jehová; entonces Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra, Carga de Jehová, habiendo yo enviado a deciros: No digáis: Carga de Jehová,

39 por tanto, he aquí que yo os levantaré en alto y os dejaré caer, y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres;

40 y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca borrará el olvido.

La señal de los higos buenos y malos

24 Después de haber deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado cautivos a Babilonia, me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.

Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer.

Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.

Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los deportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.

Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.

Y les daré un corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí con todo su corazón.

Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.

Y los daré por horror y por calamidad a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje.

10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

Setenta años de cautiverio

25 La palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia;

la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo:

Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí la palabra de Jehová, y he hablado desde el principio y sin cesar; pero no escuchasteis.

Y envió Jehová a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde el principio y sin cesar; pero no hicisteis caso, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar

cuando decían: Volveos ahora todos de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre;

y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos; y no os haré mal.

Pero no me habéis escuchado, dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.

Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis escuchado mis palabras,

he aquí enviaré y tomaré a todos los linajes del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré completamente, y los pondré por espanto y por rechifla y en desolación perpetua.

10 Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara.

11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

13 Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones.

14 Porque también ellas serán reducidas a esclavitud por muchas naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme a sus hechos, y conforme a la obra de sus manos.

La copa de furor para las naciones

15 Porque así me dice Jehová, Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino del furor, y da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío.

16 Y beberán, y andarán tambaleándose y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío entre ellas.

17 Entonces tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Jehová:

18 a Jerusalén, a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para ponerlos en desolación, en pasmo, en rechifla y en maldición, como hasta hoy;

19 a Faraón rey de Egipto, a sus siervos, a sus príncipes y a todo su pueblo;

20 y a toda la mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod;

21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón;

22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las islas que están del otro lado del mar;

23 a Dedán, a Temá y a Buz, y a todos los que se rapan las sienes;

24 a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes de pueblos mezclados que habitan en el desierto;

25 a todos los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media;

26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra; y el rey de Babilonia beberá después de ellos.

27 Les dirás, pues: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros.

28 Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les dirás tú: Así dice Jehová de los ejércitos: Tenéis que beber.

29 Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vais a quedar vosotros totalmente impunes? No quedaréis impunes; porque traigo espada sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.

30 Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová ruge desde lo alto, y desde su morada santa da su voz; ruge fuertemente contra su morada; canción de lagareros canta contra todos los moradores de la tierra.

31 Llega el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene pleito contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entrega los impíos a espada, dice Jehová.

32 Así dice Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y gran tempestad se levantará desde los confines de la tierra.

33 Y habrá víctimas de Jehová en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.

34 Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como reses escogidas.

35 Y los pastores no tendrán camino para huir, ni los mayorales del rebaño para escapar.

36 ¡Voz de la gritería de los pastores, y aullido de los mayorales del rebaño! porque Jehová devasta sus pastos.

37 Y los pastos delicados son destruidos por el ardor de la ira de Jehová.

38 Dejó cual león su guarida; pues fue asolada la tierra de ellos por la ira de la espada opresora, y por el furor de su saña.

Jeremías es amenazado de muerte

26 En el principio del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:

Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mando hablarles; no retengas palabra.

Quizás escuchen, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.

Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oís para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros,

para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde el principio y sin cesar, a los cuales no habéis oído,

yo pondré esta casa como Siló, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.

Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová.

Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.

¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Siló, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.

10 Cuando los príncipes de Judá oyeron estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová.

11 Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.

12 Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído.

13 Enmendad, pues, ahora vuestros caminos y vuestras obras, y atended a la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.

14 En lo que a mí toca, he aquí, estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.

15 Mas sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehová me ha enviado a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.

16 Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.

17 Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron a toda la reunión del pueblo, diciendo:

18 Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Sión será arada como un campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque.

19 ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? Mientras que nosotros estamos causando un gran mal contra nuestras almas.

20 Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías, hijo de Semaías, de Quiryat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías;

21 y cuando oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus príncipes, el rey procuró matarle; enterado de ello Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto.

22 Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán hijo de Acbor y otros hombres con él, a Egipto;

23 los cuales sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Joacim, el cual lo mató a espada, y echó su cuerpo en la fosa común.

24 Sin embargo, la mano de Ahicam, hijo de Safán, estaba a favor de Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.

El símbolo de los yugos

27 En el principio del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello;

y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de Judá.

Y les mandarás que digan a sus señores: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros señores:

Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.

Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan.

Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.

Y a la nación y al reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, visitaré a tal nación con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la haya consumido yo por su mano.

Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.

10 Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.

11 Mas a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirva, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.

12 Hablé también a Sedequías, rey de Judá, conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.

13 ¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia, según ha dicho Jehová de la nación que no sirva al rey de Babilonia?

14 No hagáis caso de las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.

15 Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.

16 También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha dicho Jehová: No atendáis a las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia en seguida; porque os profetizan mentira.

17 No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de ser desolada esta ciudad?

18 Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.

19 Porque así dice Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del estanque, de las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad,

20 que no quitó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando se llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén;

21 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa de Jehová, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén:

22 A Babilonia serán deportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar.

Falsa profecía de Hananías

28 Aconteció en el mismo año, en el principio del reinado de Sedequías, rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías, hijo de Azur el profeta, que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:

Así habla Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: He quebrantado el yugo del rey de Babilonia.

Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor rey de Babilonia tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia,

y yo haré volver a este lugar a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá, que entraron en Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia.

Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías, delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová.

Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová tus palabras, con las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de Jehová, y todos los deportados, han de ser devueltos de Babilonia a este lugar.

Con todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo:

Profetas hubo antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, que profetizaron guerra, desgracia y pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos.

Si un profeta profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.

10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.

11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así dice Jehová: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.

12 Y después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

13 Ve y habla a Hananías, diciendo: Así dice Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de hierro.

14 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro he puesto sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y han de servirle; y también le he dado las bestias del campo.

15 Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho a este pueblo confiar en una mentira.

16 Por tanto, así dice Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque promoviste rebelión contra Jehová.

17 Y en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo.

Carta de Jeremías a los deportados

29 Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron deportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia

(después que salió el rey Jeconías, la reina madre, los cortesanos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén),

por mano de Elasá, hijo de Safán, y de Gemarías, hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías, rey de Judá, a Babilonia, a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Decía:

Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice deportar de Jerusalén a Babilonia:

Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.

Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.

Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice deportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.

Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, dice Jehová.

10 Porque así dice Jehová: Cuando a Babilonia se le cumplan setenta años, yo os visitaré, y realizaré sobre vosotros mi favorable promesa de haceros volver a este lugar.

11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de desgracia, para daros un porvenir y una esperanza.

12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé;

13 y me buscaréis y me hallaréis, cuando me busquéis de todo vuestro corazón.

14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar cautivos.

15 Pues habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.

16 Pero así dice Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros en cautiverio;

17 así dice Jehová de los ejércitos: He aquí que voy a enviar yo sobre ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer.

18 Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia, y los pondré por espanto a todos los reinos de la tierra, por maldición y por asombro, y por burla y por afrenta para todas las naciones entre las cuales los he arrojado;

19 por cuanto no han hecho caso de mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis siervos los profetas, desde el principio y sin cesar; pero no quisisteis escuchar, dice Jehová.

20 Oíd, pues, la palabra de Jehová, vosotros todos los deportados que envié de Jerusalén a Babilonia.

21 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Ahab, hijo de Colaías, y acerca de Sedequías, hijo de Maasías, que os profetizan falsamente en mi nombre: He aquí los entrego yo en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos.

22 Y todos los deportados de Judá que están en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo: Póngate Jehová como a Sedequías y como a Ahab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia.

23 Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre palabras que no les mandé; de lo cual yo soy sabedor y testigo, dice Jehová.

24 Y en cuanto a Semaías de Nehelam, hablarás, diciendo:

25 Así habla Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Tú enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo:

26 Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joyadá, para que haya oficiales en la casa de Jehová, a cargo de todo hombre loco que se las eche de profeta, poniéndolo en el calabozo y en el cepo.

27 ¿Por qué, pues, no has castigado ahora a Jeremías de Anatot, que se las echa de profeta con vosotros?

28 Porque él nos envió a decir en Babilonia: Largo será el cautiverio; edificad casas, y habitadlas; plantad huertos, y comed el fruto de ellos.

29 Y el sacerdote Sofonías leyó esta carta a oídos del profeta Jeremías.

30 Entonces vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

31 Envía a decir a todos los cautivos: Así dice Jehová de Semaías de Nehelam: Porque os profetizó Semaías, y yo no lo envié, y os hizo confiar en una mentira;

32 por tanto, así dice Jehová: He aquí que yo castigaré a Semaías de Nehelam y a su descendencia; no tendrá varón que more entre este pueblo, ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová; porque contra Jehová ha hablado perversión.

Dios promete que los deportados volverán

30 La palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:

Así habla Jehová, Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado.

Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, dice Jehová, y los haré retornar a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.

Y estas son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá.

Porque así dice Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz.

Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros.

¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será salvado.

En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre,

sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.

10 Por tanto, tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni desmayes, Israel; porque he aquí que yo soy el que acudo a salvarte desde lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de su cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante.

11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con medida; ya que no te dejaré sin castigo.

12 Porque así dice Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y grave tu herida.

13 No hay quien juzgue tu causa para que seas vendada; no hay para ti medicamentos eficaces.

14 Todos tus amantes te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad, porque tus pecados se habían aumentado.

15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto.

16 Por eso, serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; los que te despojan, serán despojo; y a todos los que hicieron presa de ti, daré en presa.

17 Pues yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque te llamaron desechada, diciendo: Ésta es Sión, de la que nadie se cuida.

18 Así dice Jehová: He aquí, yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré compasión, y la ciudad será edificada sobre su antigua colina, y el palacio será restablecido tal como era.

19 Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de gente que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados.

20 También sus hijos serán como antes, y su congregación será delante de mí establecida; y castigaré a todos sus opresores.

21 Su príncipe será uno de ellos, y de en medio de ella saldrá su jefe; y le haré llegar cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí?, dice Jehová.

22 Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.

23 He aquí, la tempestad de Jehová sale con furor; la tempestad que barre como un torbellino; remolineará sobre la cabeza de los malvados.

24 No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los designios de su corazón; en el fin de los días os percataréis de esto.

Retorno de Israel a su tierra

31 En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.

Así dice Jehová: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto; sí, Israel cuando voy a hacerle descansar.

Jehová se manifestó a mí desde lejos, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te he atraído a mí con mi gracia.

De nuevo te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás a danzar con gente festiva.

Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que planten, y disfrutarán de ellas.

Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sión, a Jehová nuestro Dios.

Porque así dice Jehová: Cantad por Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de las naciones; anunciad, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de Israel.

He aquí que yo los haré volver de la tierra del norte, y los reuniré de los últimos confines de la tierra, y entre ellos a ciegos y cojos, a la mujer que está encinta y a la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá.

Vendrán con llanto, y los guiaré con plegarias, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.

10 Oíd la palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las islas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reúne y lo guarda, como un pastor a su rebaño.

11 Porque Jehová ha rescatado a Jacob, lo redimió de mano del que es más fuerte que él.

12 Vendrán y darán gritos de gozo en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como un huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.

13 Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; pues cambiaré su llanto en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.

14 Y satisfaré el alma del sacerdote con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.

15 Así dice Jehová: Se oye una voz en Ramá, lamento y llanto amargo; Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa ser consolada por sus hijos, porque perecieron.

16 Así dice Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque hay salario para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo.

17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra.

18 Bien he oído a Efraín que se lamentaba: Me corregiste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

19 Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que fui instruido, me castigué a mí mismo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud.

20 ¿Es Efraín el hijo predilecto para mí?, ¿es el niño mimado?; pues siempre que hablo de él, todavía me viene con fuerza a la memoria. Por eso mis entrañas suspiran por él; ciertamente tendré de él compasión, dice Jehová.

21 Establécete señales, ponte majanos altos, nota atentamente la calzada; vuélvete por el camino por donde te fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.

22 ¿Hasta cuándo andarás vagando, oh hija contumaz? Porque Jehová ha creado una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.

23 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo.

24 Y habitará allí Judá, y también todas sus ciudades; los labradores, y los que van con rebaño.

25 Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.

26 En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue agradable.

El nuevo pacto

27 He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombres y de ganados.

28 Y así como me ocupé de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y destruir y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová.

29 En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera,

30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que coma las uvas agrias, tendrán la dentera.

31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

35 Así dice Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que agita el mar, y brama sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre:

36 Si faltan estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.

37 Así dice Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová.

38 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo.

39 Y saldrá más allá el cordel de la medida, directamente hasta el collado de Gareb, y torcerá hasta Goa.

40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de las cenizas, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

Jeremías compra la heredad de Hanameel

32 La palabra de Jehová que vino a Jeremías, el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor.

Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá.

Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así dice Jehová: He aquí que yo entrego esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y la tomará;

y Sedequías rey de Judá no escapará de las manos de los caldeos, sino que de cierto será entregado en manos del rey de Babilonia, y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos,

y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allí estará hasta que yo le visite; y si peleáis contra los caldeos, no os irá bien, dice Jehová?

Dijo Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí, diciendo:

He aquí que Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes derecho a ella para comprarla.

Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová.

Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.

10 Y suscribí el documento y lo sellé, y lo hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza.

11 Tomé luego la escritura de compra, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta.

12 Y pasé la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito la escritura de compra, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel.

13 Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo:

14 Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas escrituras, esta escritura de venta sellada, y esta escritura abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos días.

15 Porque así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra.

16 Y después que di la escritura de compra a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehová, diciendo:

17 ¡Oh Señor Jehová!, he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, y no hay nada que sea demasiado difícil para ti;

18 que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre;

19 grande en designios, y poderoso en hechos; cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras.

20 Tú que hiciste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y entre otros hombres; y te has hecho nombre, como se ve en el día de hoy.

21 Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con terror grande;

22 y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías, la tierra que fluye leche y miel;

23 y entraron, y la disfrutaron; pero no escucharon tu voz, ni anduvieron en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto, has hecho venir sobre ellos todo este mal.

24 He aquí que con terraplenes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia; ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí que lo estás viendo.

25 ¡Y tú me has dicho, oh Señor Jehová: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos!

26 Entonces vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

27 He aquí que yo soy Jehová, el Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea demasiado difícil para mí?

28 Por tanto, así dice Jehová: He aquí que voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos, y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la tomará.

29 Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la pondrán a fuego y la quemarán, asimismo las casas, sobre cuyas azoteas ofrecieron incienso a Baal y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira.

30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo que es malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová.

31 Porque esta ciudad me ha sido motivo de enojo y de ira desde el día en que la edificaron hasta hoy, tanto que es como para que la haga quitar de mi presencia,

32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén.

33 Y me volvieron la espalda, y no el rostro; y aunque les instruía desde el principio y sin cesar, no escucharon para recibir corrección;

34 sino que pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, contaminándola.

35 Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen tal abominación, haciendo pecar a Judá.

36 Y, por eso, así dice Jehová Dios de Israel de esta ciudad, de la cual decís vosotros: Entregada está en manos del rey de Babilonia por espada, por hambre y por pestilencia:

37 He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché en mi furor, y en mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar con seguridad;

38 y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.

39 Y les daré un solo corazón, y un solo camino, para que me teman perpetuamente, para el bien de ellos, y de sus hijos después de ellos.

40 Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.

41 Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma.

42 Porque así dice Jehová: Así como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que sobre ellos pronuncio.

43 Y se comprarán campos en esta tierra de la cual vosotros decís: Está desierta, sin hombres y sin animales; es entregada en manos de los caldeos.

44 Heredades comprarán por dinero, y harán escritura y la sellarán y pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de la Sefelá, y en las ciudades del Négueb; porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová.

Nuevas promesas de restauración

33 Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo:

Así dice Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afianzarla; Jehová es su nombre:

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Porque así dice Jehová Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá, derribadas junto a los contrafuertes y la cerca,

adonde llegaron para pelear contra los caldeos, para llenarlas de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo en mi furor y en mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad:

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los reedificaré como al principio.

Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí pecaron, y con que contra mí se rebelaron.

Y esta ciudad me será a mí por nombre de gozo, por alabanza y por gloria, ante todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les voy a hacer; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les concederé.

10 Así dice Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto, sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin hombre y sin morador y sin animal,

11 ha de oírse aún voz de gozo y de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos de la tierra como al principio, ha dicho Jehová.

12 Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan acostarse a sus rebaños.

13 En las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefelá, en las ciudades del Négueb, en la tierra de Benjamín, y alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados bajo las manos del que los cuente, dice Jehová.

Instituciones del futuro

14 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que yo cumpliré la buena palabra que he hablado acerca de la casa de Israel y de la casa de Judá.

15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y ejecutará justicia y equidad en la tierra.

16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová es nuestra justicia.

17 Porque así dice Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel.

18 Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días.

19 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:

20 Así dice Jehová: Si podéis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo,

21 entonces podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que le falte un hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.

22 Así como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena del mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.