Bible in 90 Days
21 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
22 Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparece toda visión profética?
23 Diles, por tanto: Así dice el Señor Jehová: Haré cesar este refrán, y no lo usarán más como refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado los días, y el cumplimiento de toda visión.
24 Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel.
25 Porque yo soy Jehová; hablaré, y se cumplirá toda palabra que yo hable; no se diferirá más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, pronunciaré mi palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor.
26 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
27 Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, éste profetiza para días muy lejanos.
28 Diles, por tanto: Así dice el Señor Jehová: No se diferirá más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice el Señor Jehová.
Condenación de los falsos profetas
13 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová.
3 Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y de cosas que no han visto!
4 Como zorras entre las ruinas, son tus profetas, oh Israel.
5 No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová.
6 Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos.
7 ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dice Jehová, no habiendo yo hablado?
8 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentiras, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice el Señor Jehová.
9 Y estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentiras; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni volverán a la tierra de Israel; y sabréis que yo soy el Señor Jehová.
10 Por tanto, por haber extraviado a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y porque cuando uno edifica una pared a la ligera, los otros la recubren con lodo suelto,
11 di a los recubridores con lodo suelto, que se caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá.
12 Y he aquí que cuando la pared se haya caído, ¿no os dirán: Dónde está la embarradura con que la recubristeis?
13 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Haré que la rompa viento tempestuoso en mi furor, y lluvia torrencial vendrá en mi enojo, y piedras de granizo con furia para consumir.
14 Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré por tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová.
15 Desfogaré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron,
16 los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice el Señor Jehová.
17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
18 y di: Así dice el Señor Jehová: ¡Ay de aquellas que cosen cintas mágicas para todos los codos, y hacen velos mágicos para la cabeza de todas las tallas, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?
19 Vosotros me habéis deshonrado ante mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha las mentiras.
20 Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo estoy contra vuestras cintas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotros cazáis volando.
21 Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová.
22 Por cuanto acobardasteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, pretendiendo hacerle vivir,
23 por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.
Juicio contra la idolatría
14 Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han colocado delante de su rostro lo que les hace caer en sus pecados. ¿Acaso he de ser consultado yo en modo alguno por ellos?
4 Háblales, por tanto, y diles: Así dice el Señor Jehová: Todo hombre de la casa de Israel que haya puesto sus ídolos en su corazón, y colocado delante de su rostro lo que le es ocasión de pecado, y venga al profeta, yo Jehová responderé al que venga conforme a la multitud de sus ídolos,
5 para prender a la casa de Israel por su propio corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos a causa de sus ídolos.
6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que residen en Israel, que se aparte de andar en pos de mí, y ponga sus ídolos en su corazón, y coloque delante de su rostro lo que le hace caer en pecado, y venga al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;
8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por ejemplo y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
9 Y cuando el profeta se deje seducir y hable palabra, yo Jehová seré quien habrá seducido al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo exterminaré de en medio de mi pueblo Israel.
10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consulte, así será la maldad del profeta,
11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más con todas sus transgresiones; sino que me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice el Señor Jehová.
Consolación de Jerusalén por la justicia
12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
13 Hijo de hombre, si un país peca contra mí transgrediendo gravemente, y extiendo yo mi mano sobre él, y le quebranto el sustento del pan, y envío sobre él hambre, y extermino en él hombres y bestias,
14 aunque estuviesen en medio de él estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice el Señor Jehová.
15 Si hago pasar bestias feroces por la tierra y la dejan sin gente, y queda desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,
16 aunque estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.
17 O si yo traigo espada sobre la tierra, y digo: Espada, pasa por la tierra; y hago exterminar de ella hombres y bestias,
18 aunque estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.
19 O si envío peste sobre esa tierra y derramo mi ira sobre ella en sangre, para exterminar de ella hombres y bestias,
20 aunque estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.
21 Pues así dice el Señor Jehová: ¡Cuánto más cuando yo envíe contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella hombres y bestias!
22 Sin embargo, he aquí que quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que cuando vengan a vosotros, y veáis su camino y sus hechos, seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.
23 Y os consolarán cuando veáis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice el Señor Jehová.
Parábola de la vid inútil
15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque?
3 ¿Sacarán de él madera para hacer alguna obra? ¿Harán de él una estaca para colgar en ella alguna cosa?
4 He aquí, que es echado al fuego para ser consumido; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna?
5 He aquí que cuando estaba entero no servía para ninguna obra; ¿cuánto menos después que el fuego lo ha consumido, y está chamuscado, servirá más para obra alguna?
6 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén.
7 Y pondré mi rostro contra ellos; del fuego se escaparon, y el fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando ponga mi rostro contra ellos.
8 Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron gran prevaricación, dice el Señor Jehová.
Infidelidad de Jerusalén
16 De nuevo vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones,
3 y di: Así dice el Señor Jehová a Jerusalén: Tu origen y tu nacimiento es de la tierra de Canaán; tu padre fue un amorreo, y tu madre, una hetea.
4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con agua para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
5 No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo compasión de ti; sino que fuiste arrojada al campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
6 Y cuando yo pasé junto a ti, y te vi agitándote en tu sangre, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! Sí, te dije cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!
7 Yo te hago crecer como la hierba del campo. Y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.
8 Y cuando pasé otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores, extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice el Señor Jehová, y fuiste mía.
9 Te lavé con agua, te quité de encima la sangre, te ungí con aceite.
10 Te vestí de valioso recamado, te calcé de piel de tejón, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda.
11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar en tu cuello.
12 Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza.
13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y recamado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y llegaste a ser extraordinariamente hermosa, y prosperaste hasta llegar a reinar.
14 Y adquiriste fama entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa del esplendor que yo había puesto en ti, dice el Señor Jehová.
15 Pero te envaneciste de tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones sobre cuantos pasaron; suya eras.
16 Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste lugares altos, decorados con diversos colores, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más.
17 Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombres y fornicaste con ellas;
18 y tomaste tus vestidos de valioso recamado y las cubriste; y pusiste delante de ellas mi aceite y mi incienso.
19 Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, los pusiste delante de ellas para olor agradable; y así fue, dice el Señor Jehová.
20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran cosa de poca monta tus fornicaciones,
21 para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes, haciéndolos pasar por el fuego?
22 Y en medio de todas tus abominaciones y de tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, y estabas revolviéndote en tu sangre.
23 Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice el Señor Jehová),
24 te edificaste lugares altos, y te hiciste un altar idolátrico en todas las plazas.
25 En la cabecera de todo camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, ofreciéndote a cuantos pasaban, y multiplicando tus fornicaciones.
26 Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, de cuerpos fornidos; y multiplicaste tus fornicaciones para provocarme.
27 Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto.
28 Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste.
29 Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste.
30 ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice el Señor Jehová, habiendo hecho todas estas cosas, obras propias de una ramera desvergonzada,
31 edificando tus lugares altos a la cabecera de cada camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a la ramera que va buscando la paga,
32 sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.
33 A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus amantes; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones.
34 Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque nadie te solicitaba para fornicar; eras tú la que dabas paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente.
35 Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová.
36 Así dice el Señor Jehová: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tus vergüenzas han sido manifestadas a tus amantes, y a los ídolos de tus abominaciones, y por la sangre de tus hijos, los cuales les diste;
37 por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus amantes con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré contra ti de todas partes y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez.
38 Y yo te aplicaré la sentencia de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos.
39 Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta.
40 Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas.
41 Quemarán tus casas a fuego, y ejecutarán justicia en ti en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus regalos de ramera.
42 Y desahogaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.
43 Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí que yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice el Señor Jehová; y nunca se te ha ocurrido arrepentirte de tus abominaciones.
44 He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija.
45 Eres hija digna de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y digna hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre era una hetea, y vuestro padre un amorreo.
46 Y tu hermana mayor es Samaria con sus hijas, que habita a tu izquierda; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita a tu derecha.
47 Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; sino que en muy corto espacio de tiempo, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos.
48 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas.
49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del pobre, ni del desvalido.
50 Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité de en medio.
51 Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; pero tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú has hecho.
52 Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza; por los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas, más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas.
53 Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios en medio de ellas,
54 para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas.
55 Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado.
56 No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias,
57 antes que tu maldad fuese descubierta, como también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian.
58 Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová.
59 Pues así dice el Señor Jehová: Yo haré contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento al invalidar el pacto.
60 No obstante, yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno.
61 Entonces te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto.
62 Yo estableceré mi pacto contigo; y sabrás que yo soy Jehová;
63 para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza; cuando yo te haya perdonado todo lo que hiciste, dice el Señor Jehová.
Parábola de las águilas
17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, propón un enigma, y compón una parábola a la casa de Israel.
3 Y dirás: Así ha dicho el Señor Jehová: Una gran águila, de grandes alas y de largas plumas remeras, llena de plumaje de diversos colores, vino al Líbano y tomó el cogollo del cedro.
4 Arrancó la punta más alta de sus renuevos y la llevó a tierra de mercaderes, y la puso en una ciudad de comerciantes.
5 Tomó también de la simiente de la tierra, y la sembró en un suelo fértil, la puso junto a aguas abundantes, la plantó como un sauce.
6 Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban hacia el águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y echó sarmientos y extendió sus ramas.
7 Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid dobló hacia ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, desde los surcos donde estaba plantada, para ser regada por ella.
8 Había sido plantada en un buen campo, junto a muchas aguas, para que echase ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.
9 Diles: Así dice el Señor Jehová: ¿Prosperará? ¿No arrancará sus raíces el águila primera, y destruirá su fruto, y se secará? Sí, todas sus hojas lozanas se secarán. Y no hará falta gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
10 Y he aquí que está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos donde creció se secará.
11 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
12 Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.
13 Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra,
14 para que el reino quedase en baja condición y no se levantase, sino que sólo guardando el pacto pudiese permanecer en pie.
15 Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar?
16 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió, en medio de Babilonia morirá.
17 Y ni con su poderoso ejército ni con mucha compañía le socorrerá Faraón en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas.
18 Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará.
19 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo haré recaer sobre su misma cabeza.
20 Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y le haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por la infidelidad que ha cometido contra mí.
21 Y todos sus hombres escogidos, con lo mejor de sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado.
22 Así dice el Señor Jehová: Tomaré yo, sí, yo, del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; de la punta de sus renuevos cortaré un tallo tierno, y lo plantaré yo mismo sobre un monte alto y excelso;
23 en el monte de lo alto de Israel lo plantaré, y echará ramas, y dará fruto, y se hará un cedro magnífico; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán.
24 Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol elevado, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he hablado y lo he cumplido.
El que peque morirá
18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 ¿Qué queréis decir vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
3 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que nunca más tendréis ocasión de usar este refrán en Israel.
4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que peque, ésa morirá.
5 Pero el hombre que sea justo, y obre según el derecho y la justicia;
6 que no coma sobre los montes, ni alce sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni viole la mujer de su prójimo, ni se llegue a una mujer menstruosa,
7 ni oprima a nadie; que devuelva al deudor su prenda, que no cometa robo, y que dé de su pan al hambriento y cubra al desnudo con vestido,
8 que no preste a interés ni exija con usura; que retraiga su mano de la maldad, y haga justicia verdadera entre hombre y hombre,
9 que camine en mis ordenanzas, y guarde mis decretos para obrar rectamente, éste es justo; de seguro vivirá, dice el Señor Jehová.
10 Mas si engendra un hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de éstas,
11 que él mismo no había hecho, un hijo que coma sobre los montes, o viole la mujer de su prójimo,
12 que oprima al pobre y menesteroso, cometa robos, no devuelva la prenda, o alce sus ojos a los ídolos o haga abominación,
13 preste a interés y exija con usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él.
14 Pero si éste engendra un hijo, el cual ve todos los pecados que su padre hizo, y, reflexionando, no le imita,
15 no come sobre los montes, ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; no viola la mujer de su prójimo,
16 ni oprime a nadie, no retiene la prenda, ni comete robos; da de su pan al hambriento, y cubre con vestido al desnudo;
17 aparta su mano de oprimir al pobre, no recibe interés ni usura; guarda mis ordenanzas y anda en mis estatutos; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
18 En cuanto a su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
19 Y vosotros decís: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Puesto que el hijo ha obrado según el derecho y la justicia, y ha guardado todos mis estatutos y los ha cumplido, de cierto vivirá.
20 El alma que peque, ésa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
El camino de Dios es justo
21 Mas si el impío se aparta de todos sus pecados que hizo, y guarda todos mis estatutos y obra según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá.
22 Ninguna de las transgresiones que cometió será recordada contra él; vivirá por la justicia que ha practicado.
23 ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío?, dice el Señor Jehová. ¿No me complazco más bien en que se aparte de sus caminos y viva?
24 Mas si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, y hace conforme a todas las abominaciones que hace el impío, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su transgresión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.
25 Y vosotros decís: El camino del Señor no es recto. Oíd ahora, casa de Israel: ¿Es mi camino el que no es recto? ¿No son vuestros caminos los que son torcidos?
26 Si el justo se aparta de su justicia, y comete iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá.
27 Y si el malvado se aparta de la maldad que cometió, y obra según el derecho y la justicia, hará vivir su alma.
28 Porque ha abierto los ojos y se ha apartado de todas las transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá.
29 Y, sin embargo, la casa de Israel dice: No es recto el camino del Señor. ¿Que no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, ¿no son vuestros caminos los que no son rectos?
30 Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina.
31 Arrojad lejos de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de querer morir, casa de Israel?
32 Pues yo no me complazco en la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y vivid.
Endecha sobre los príncipes de Israel
19 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel.
2 Dirás: ¡Qué leona fue tu madre! ¡Se echaba entre los leones, entre los leoncillos crió sus cachorros!
3 E hizo subir a uno de sus cachorros; el cual vino a ser un león joven, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres.
4 Y las naciones se juntaron contra él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con garfios a la tierra de Egipto.
5 Viendo ella que su espera había resultado fallida, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por león joven.
6 Y él subía y bajaba entre los leones; se hizo león joven, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres,
7 saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.
8 Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y tendieron sobre él sus redes y fue apresado en el foso.
9 Y con garfios le encerraron en una jaula y lo llevaron al rey de Babilonia; le metieron en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
10 Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
11 Y ella echó robustos sarmientos apropiados para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima de los espesos arbustos, y fue vista por causa de su altura con la multitud de sus sarmientos.
12 Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus fuertes sarmientos fueron quebrados y se secaron; los consumió el fuego.
13 Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
14 Y ha salido fuego de una vara de sus sarmientos, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella rama fuerte para cetro de rey.
Endecha es ésta, y de endecha servirá.
Historia de las infidelidades de Israel
20 Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así dice el Señor Jehová: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice el Señor Jehová.
4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,
5 y diles: Así dice el Señor Jehová: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, y me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová, vuestro Dios;
6 aquel día les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a una tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
7 entonces les dije: Cada uno arroje lejos de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová, vuestro Dios.
8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; entonces dije que derramaría mi ira sobre ellos, para desahogar mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
9 Con todo, por consideración a mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.
10 Los hice salir de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla vivirá.
12 Y les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová, que los santifico.
13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá; y profanaron en gran manera mis sábados; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.
14 Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
15 También les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
16 porque desecharon mis ordenanzas, y no anduvieron en mis estatutos, y profanaron mis sábados, porque su corazón se iba tras sus ídolos.
17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los destruí, ni los exterminé del todo en el desierto;
18 y dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus ordenanzas, ni os contaminéis con sus ídolos.
19 Yo soy Jehová, vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis ordenanzas, y ponedlas por obra;
20 y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios.
21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis ordenanzas para ponerlas por obra, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para desahogar mi enojo en ellos en el desierto.
22 Mas retraje mi mano y actué por el honor de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.
23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,
24 porque no pusieron por obra mis ordenanzas, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis sábados, y se les fueron los ojos tras los ídolos de sus padres.
25 Por eso yo les di también estatutos que no eran buenos, y ordenanzas por las cuales no podrían vivir.
26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Todavía me añadieron vuestros padres una nueva injuria, al obrar deslealmente contra mí.
28 Porque cuando yo los había traído a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.
29 Y yo les dije: ¿Qué significa ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bamá hasta el día de hoy.
30 Di, pues, a la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Cuando os contamináis a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones,
31 y cuando, al ofrecer vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿voy yo a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no me dejaré consultar por vosotros.
32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seremos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.
33 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que con mano fuerte y brazo extendido, y furor desencadenado, he de reinar sobre vosotros;
34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y furor desencadenado;
35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.
36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor Jehová.
37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;
38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que prevarican contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.
39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así dice el Señor Jehová: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles; después, yo juro que me escucharéis y no profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
40 Porque en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
41 Con vuestro incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y tendréis asco de vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.
44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando actúe con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová.
Profecía contra el Négueb
45 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Négueb.
47 Y dirás al bosque del Négueb: Oye la palabra de Jehová: Así dice el Señor Jehová: He aquí que yo voy a encender en ti un fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.
48 Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará.
49 Entonces dije: ¡Ah, Señor Jehová!, ellos dicen de mí: ¿No es éste un inventor de parábolas?
La espada afilada de Jehová
21 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.
3 Dirás a la tierra de Israel: Así dice Jehová: He aquí que yo estoy contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
4 Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el norte.
5 Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no la envainaré más.
6 Gime, pues, tú, hijo de hombre; con quebrantamiento de tus lomos y con amargura has de gemir delante de los ojos de ellos.
7 Y cuando te digan: ¿Por qué gimes tú?, dirás: Por una noticia que cuando llegue hará que desfallezca todo corazón, y toda mano se debilitará, se consternará todo espíritu, y toda rodilla vacilará como agua; he aquí que viene, y se hará, dice el Señor Jehová.
8 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
9 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová: Di: La espada, la espada está afilada, y también pulida.
10 Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo la espada lo desprecia como a todo otro leño.
11 Y la dio a pulir para tenerla a mano; la espada está afilada, y está pulida para entregarla en mano del matador.
12 Clama y laméntate, oh hijo de hombre; porque ésta pende sobre mi pueblo, ella caerá sobre todos los príncipes de Israel; caerán ellos a espada juntamente con mi pueblo; golpéate, pues, el muslo;
13 porque ha hecho la prueba con ella. ¿Y qué, si la espada desprecia aun al cetro? Él cesará de existir, dice el Señor Jehová.
14 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza, y bate palmas, y duplíquese por tercera vez el furor de la espada homicida; ésta es la espada de la gran matanza que los traspasará;
15 para que el corazón se derrita, y los trompicones se multipliquen, en todas las puertas de ellos he puesto la punta de la espada. ¡Ah!, dispuesta está para que relumbre, y preparada para degollar.
16 Corta a la derecha, hiere a la izquierda, ¿adónde vuelves tu faz?
17 Y yo también batiré palmas, y satisfaré mi ira. Yo Jehová he hablado.
18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
19 Ahora, hijo de hombre, trázate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra saldrán ambos; y pon una señal al comienzo de cada camino, que indique la ciudad adonde va.
20 Señalarás el camino por donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén, la ciudad fortificada.
21 Porque el rey de Babilonia se ha detenido en la encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, examinó el hígado.
22 La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para situar arietes, para abrir la boca con orden de matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, levantar terraplén y edificar baluartes.
23 Mas para ellos esto será como adivinación mentirosa, ya que les ha hecho solemnes juramentos; pero él trae a la memoria la maldad de ellos, para apresarlos.
24 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto habéis hecho traer a la memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis entregados en su mano.
25 Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad,
26 así ha dicho el Señor Jehová: La tiara se depondrá, y se quitará la corona; esto no será más así; será exaltado lo bajo, y humillado lo alto.
27 A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.
Juicio contra los amonitas
28 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar. Está pulida con todo esmero para centellear;
29 mientras te profetizan vanidad, y te adivinan mentira, para hacerte caer sobre los cuellos de los malvados sentenciados a muerte, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad.
30 ¡Hazla volver a su vaina! En el lugar donde fuiste creada, en la tierra de tu origen, te juzgaré,
31 y derramaré sobre ti mi indignación; haré encender sobre ti el fuego de mi enojo, y te entregaré en mano de hombres brutales, expertos en destruir.
32 Serás pasto del fuego; se empapará la tierra de tu sangre; no habrá más memoria de ti, porque yo, Jehová, he hablado.
Los pecados de Jerusalén
22 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Tú, hijo de hombre, ¿quieres juzgar tú, quieres juzgar tú a la ciudad derramadora de sangre? Entonces hazles saber todas sus abominaciones.
3 Dirás, pues: Así dice el Señor Jehová: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de ti, para que venga tu hora, y que te haces ídolos para contaminarte!
4 En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercarse tu día, y has llegado al término de tus años; por tanto, he hecho de ti un oprobio para las naciones, y un escarnio para todas las tierras.
5 Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y llena de desórdenes.
6 He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, han estado en ti para derramar sangre.
7 En ti se ha tenido en poco al padre y a la madre; en medio de ti se ha oprimido al extranjero; en ti se ha maltratado al huérfano y a la viuda.
8 Has menospreciado mis santuarios, y has profanado mis sábados.
9 Hubo en ti calumniadores para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; en medio de ti cometieron infamias.
10 Descubrieron en ti la desnudez del padre, y en ti hicieron violencia a la que estaba inmunda por su menstruo.
11 Cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo, cada uno contaminó pervertidamente a su nuera, y cada uno violó en ti a su hermana, hija de su padre.
12 En ti recibieron regalos para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos explotaste con violencia; te olvidaste de mí, dice el Señor Jehová.
13 Y he aquí que batí mis manos a causa de las ganancias deshonestas que has hecho, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.
14 ¿Aguantará tu corazón? ¿Serán fuertes tus manos en los días en que yo proceda contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.
15 Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
16 Y por ti misma serás degradada a la vista de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.
17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18 Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se convirtieron.
19 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: Por cuanto todos vosotros os habéis convertido en escorias, por tanto, he aquí que yo os reuniré en medio de Jerusalén.
20 Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os pondré allí, y os fundiré.
21 Sí, yo os juntaré y soplaré sobre vosotros con el fuego de mi furor, y en medio de él os pondré y os fundiré.
22 Como se funde la plata en el crisol, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi enojo sobre vosotros.
23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24 Hijo de hombre, di a ella: Tú eres una tierra que no ha sido limpiada, ni rociada con lluvia en el día del furor.
25 Hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata la presa; devoraron almas, tomaron haciendas y objetos preciosos, multiplicaron sus viudas en medio de ella.
26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni enseñaron a distinguir entre inmundo y limpio; y de mis sábados apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.
27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, para derramar sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas.
28 Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentiras, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehová, cuando Jehová no había hablado.
29 El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, hacía violencia al afligido y menesteroso, y oprimía sin derecho al extranjero.
30 Y busqué entre ellos algún hombre que reconstruyera el muro y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
31 Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice recaer el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice el Señor Jehová.
Parábola de Jerusalén y Samaria
23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una misma madre,
3 las cuales fornicaron en Egipto; fornicaron en su juventud. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales.
4 Y se llamaban, la mayor, Oholá, y su hermana, Oholibá; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Oholá; y Jerusalén, Oholibá.
5 Y Oholá cometió fornicación aun cuando me pertenecía a mí; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos,
6 vestidos de púrpura violeta, gobernadores y capitanes, jóvenes apuestos todos ellos, jinetes expertos.
7 Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios; y con todos aquellos de quienes se enamoró, se contaminó con todos los ídolos de ellos.
8 Y no dejó sus fornicaciones comenzadas en Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación.
9 Por lo cual la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado locamente.
10 Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron a espada; y vino a ser refrán de aviso entre las mujeres, pues en ella se hicieron escarmientos.
11 Y lo vio su hermana Oholibá, y se corrompió en su lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana.
12 Se enamoró locamente de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes expertos, todos ellos jóvenes apuestos.
13 Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.
14 Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de bermellón,
15 ceñidos por sus lomos con talabartes, y con amplios turbantes en sus cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento,
16 se enamoró locamente de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
17 Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron con sus inmundicias, y ella también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos.
18 Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana.
19 Mas todavía multiplicó sus fornicaciones, trayendo a su memoria los días de su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto.
20 Y se enamoró apasionadamente de aquellos disolutos, cuya carne es como la carne de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
21 Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios estrujaban tus pechos, los pechos de tu juventud.
22 Por tanto, Oholibá, así dice el Señor Jehová: He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti de todas partes;
23 los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes apuestos, gobernadores y capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos.
24 Y vendrán contra ti con estrépito de carros y ruedas, y con multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo les encomendaré el juicio, y por sus leyes te juzgarán.
25 Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te quitarán la nariz y las orejas, y lo que te quede caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego.
26 Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todas tus hermosas joyas.
27 Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación traída de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
28 Porque así dice el Señor Jehová: He aquí que yo te entrego en manos de aquellos que aborreciste, en manos de aquellos de los cuales se hastió tu alma;
29 los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución.
30 Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones, y te contaminaste con sus ídolos.
31 En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu mano.
32 Así dice el Señor Jehová: Beberás el cáliz de tu hermana, que es hondo y ancho; será por mofa y por irrisión; está lleno hasta los bordes.
33 Serás llena de embriaguez y de aflicción con el cáliz del espanto y del estupor, con el cáliz de tu hermana Samaria.
34 Lo beberás, pues, y lo agotarás; romperás con los dientes sus tiestos, y te rasgarás los pechos, porque yo he hablado, dice el Señor Jehová.
35 Por tanto, así dice el Señor Jehová: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, carga tú también con la culpabilidad de tu lujuria y tus fornicaciones.
36 Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Oholá y a Oholibá, y les echarás en cara sus abominaciones?
37 Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han adulterado con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, para que les sirvieran de comida.
38 Incluso me han llegado a hacer esto: contaminaron mi santuario en aquel mismo día, y profanaron mis sábados.
39 Pues cuando habían sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo; he aquí lo que han hecho en mi propia casa.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.