Bible in 90 Days
7 Por tanto, yo seré para ellos como un león; como un leopardo los acecharé en el camino.
8 Como osa que ha perdido los hijos los encontraré, y desgarraré las fibras de su corazón, y allí los devoraré como una leona; la fiera del campo los despedazará.
9 Tu destrucción, oh Israel, es obra de tu rebelión contra mí, que soy tu ayuda.
10 ¿Dónde está ahora tu rey, para que te guarde en todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: Dame rey y príncipes?
11 Te di rey en mi furor, y te lo quité en mi ira.
12 Cerrada en saco está la maldad de Efraín; su pecado está guardado en lugar seguro.
13 Dolores de mujer que da a luz le sobrevendrán; es un hijo insensato, porque ya es tiempo en que no debiera detenerse al punto mismo de nacer.
14 Los redimiré de la mano del Seol; los libraré de la muerte. ¿Dónde, oh muerte, tus plagas? ¿Dónde, oh Seol, tu destrucción? ¡Que el arrepentimiento se oculte de mis ojos!
15 Pues aunque él fructifique entre las cañas, vendrá el solano, el viento de Jehová que se levantará desde el desierto; y se secará su manantial, y se agotará su fuente; él saqueará el tesoro de todos sus preciosos utensilios.
16 Samaria llevará su culpa, porque se rebeló contra su Dios; caerán a espada; sus niños serán estrellados, y sus mujeres encintas serán reventadas.
Ruego a Israel para que sirva a Jehová
14 Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque es tu pecado el que te ha hecho tropezar.
2 Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta lo que es bueno, y te ofreceremos en vez de terneros la ofrenda de nuestros labios.
3 No nos salvará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti halla compasión el huérfano.
4 Yo sanaré su apostasía, los amaré de buen grado; porque mi ira se apartó de ellos.
5 Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.
6 Se extenderán sus ramas, y será su belleza como la del olivo, y su fragancia como el Líbano.
7 Los que habitan a su sombra, volverán a hacer crecer el trigo, y florecerán como la vid; su aroma será como de vino del Líbano.
8 Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya que ver con los ídolos? Yo le atenderé, y miraré por él; yo soy como un ciprés frondoso; de mí será hallado tu fruto.
9 El que sea sabio, comprenda estas cosas, el que es prudente las entienda. Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los transgresores tropezarán en ellos.
Devastación de la tierra por la langosta
1 Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel.
2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido algo semejante en vuestros días, o en los días de vuestros padres?
3 De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.
4 Lo que quedó de la oruga se lo comió la langosta, y lo que quedó de la langosta se lo comió el pulgón; y el saltón se comió lo que del pulgón había quedado.
5 Despertad, borrachos, y llorad; aullad, todos los que bebéis vino, a causa del vino nuevo, porque se os ha quitado de vuestra boca.
6 Porque un pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas de leona.
7 Asoló mi viña, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.
8 Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.
9 Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo.
10 El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se agotó el mosto, se perdió el aceite.
11 Confundíos, labradores; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se perdió la cosecha del campo.
12 La viña está seca, y se amustió la higuera; el granado también, la palmera y el manzano, todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres.
13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, pasad la noche en sacos, ministros de mi Dios; porque la casa de vuestro Dios se ha quedado sin ofrenda y sin libación.
14 Proclamad un ayuno, convocad a asamblea; reuníos, ancianos y todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová, vuestro Dios, y clamad a Jehová.
15 ¡Ay de ese día!, porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como una devastación de parte del Todopoderoso.
16 ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?
17 El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se agotó el trigo.
18 ¡Cómo mugen las bestias!, ¡cuán consternados vagan los hatos de los bueyes, porque no tienen pastos! También perecieron los rebaños de las ovejas.
19 A ti, oh Jehová, clamo; porque el fuego consumió los pastos del desierto, y la llama abrasó todos los árboles del campo.
20 Hasta las bestias del campo jadean tras de ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y el fuego consumió las praderas del desierto.
2 Tocad trompeta en Sión, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.
2 Día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y densa niebla; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo numeroso y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.
3 Delante de él consume el fuego, tras de él abrasa la llama; como el huerto del Edén será la tierra antes que él venga, y como un desierto asolado después que pase. Y tampoco habrá quien de él escape.
4 Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán.
5 Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como el crepitar de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla.
6 Delante de él tiemblan los pueblos; se ponen pálidos todos los semblantes.
7 Como valientes corren, como hombres de guerra escalan el muro; cada cual marcha por su camino, y no confunden su rumbo.
8 Ninguno aprieta a su compañero, cada uno avanza por su calzada; y aunque caigan sobre las espadas, no se hieren.
9 Asaltan la ciudad, corren por el muro, suben por las casas y entran por las ventanas a manera de ladrones.
Visión del Día de Jehová
10 Delante de él tiembla la tierra, se estremecen los cielos; el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas retraen su resplandor.
11 Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; poderoso el ejecutor de su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?
Llamada al arrepentimiento
12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento.
13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque es clemente, compasivo, tardo para la ira y grande en misericordia, y presto a revocar el castigo.
14 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras sí, para ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?
15 Tocad trompeta en Sión, proclamad ayuno, convocad asamblea solemne.
16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.
17 Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Ten piedad, oh Jehová, de tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se mofen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
Misericordia del Señor
18 Entonces Jehová, lleno de celo por su tierra, tuvo piedad de su pueblo.
19 Respondió Jehová, y dijo a su pueblo: He aquí yo os envío pan, vino y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más haré de vosotros el ludibrio de las naciones.
20 Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su vanguardia será hacia el mar oriental, y su retaguardia al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su fetidez, porque hizo grandes cosas.
21 Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hizo grandes cosas.
22 Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecen, porque los árboles llevan su fruto, la higuera y la vid dan sus frutos.
23 Vosotros, pues, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia con justa medida, y hace descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio.
24 Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.
25 Y os restituiré los años que comió la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército que envié contra vosotros.
26 Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
27 Y conoceréis que estoy yo en medio de Israel, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo jamás será avergonzado.
Derramamiento del Espíritu de Dios
28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
30 Y obraré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.
32 Y todo aquel que invoque el nombre de Jehová se pondrá a salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá liberación, como ha dicho Jehová, y entre los supervivientes estarán los que Jehová llame.
Juicio de Jehová sobre las naciones
3 Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver a los cautivos de Judá y de Jerusalén,
2 reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;
3 y echaron suertes sobre mi pueblo, y cambiaron el niño por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber.
Contra los fenicios y los filisteos
4 Y vosotras también, ¿qué sois para mí, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza.
5 Porque os habéis llevado mi plata y mi oro, y metisteis en vuestros templos mis cosas preciosas y hermosas;
6 y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra.
7 He aquí, yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza;
8 y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado.
Convocación de los pueblos
9 Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra.
10 Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.
11 Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz bajar allá, oh Jehová, a tus valientes.
12 Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor.
13 Meted la hoz, porque la mies está ya madura. Venid a pisar, porque el lagar está lleno, y rebosan las cubas; porque es mucha la maldad de ellos.
14 Multitudes y multitudes en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.
15 El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
Liberación de Judá
16 Y Jehová rugirá desde Sión, y hará oír su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será el refugio de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
17 Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sión, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y no pasarán más por ella los extranjeros.
18 Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.
19 Egipto será destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente.
20 Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación.
21 Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sión.
Juicios contra las naciones vecinas
1 Palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Técoa; las visiones que tuvo acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.
2 Dijo: Jehová rugirá desde Sión, y hará oír su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmel.
3 Así dice Jehová: Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no lo revocaré; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro.
4 Prenderé fuego a la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad.
5 Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Aven, y al que tiene el cetro de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová.
6 Así dice Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no lo revocaré; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom.
7 Prenderé fuego a los muros de Gaza, y consumirá sus palacios.
8 Y destruiré a los moradores de Asdod, y al que tiene el cetro de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteos perecerá, dice el Señor Jehová.
Tiro y Fenicia
9 Así dice Jehová: Por tres pecados de Tiro, y por el cuarto, no lo revocaré; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos.
10 Prenderé fuego a los muros de Tiro, y consumiré sus palacios.
11 Así dice Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no lo revocaré; porque persiguió a espada a su hermano, y sofocó todo sentimiento de piedad, mantiene siempre su furor, y perpetuamente ha guardado el rencor.
12 Prenderé fuego a Temán, y consumirá los palacios de Bosrá.
13 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Amón, y por el cuarto, no lo revocaré; porque para ensanchar sus tierras abrieron en canal a las mujeres de Galaad que estaban encintas.
14 Prenderé fuego a los muros de Rabá, y consumirá sus palacios entre el clamor en el día de la batalla, entre la borrasca en día tempestuoso;
15 y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová.
2 Así dice Jehová: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no lo revocaré; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos.
2 Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriyot; y morirá Moab con estrépito, entre el clamor bélico y el sonido de la trompeta.
3 Y quitaré el juez de en medio de él, y haré morir con él a todos sus príncipes, dice Jehová.
4 Así dice Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no lo revocaré; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus estatutos, descarriándose por las mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.
5 Prenderé, por tanto, fuego a Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.
6 Así dice Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no lo revocaré; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos.
7 Que anhelan que haya polvo de la tierra sobre las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre.
8 Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y beben en la casa de sus dioses el vino de los multados.
9 Y, sin embargo, yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto por arriba y sus raíces por abajo.
10 Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo.
11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, hijos de Israel?, dice Jehová.
12 Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis.
13 Pues he aquí que yo haré rechinar bajo vosotros, como rechina el carro lleno de gavillas;
14 y el ágil no podrá huir, y el fuerte no podrá ejercitar su fuerza, ni el valiente librará su vida.
15 El que maneja el arco no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida.
16 El esforzado de entre los valientes huirá desnudo aquel día, dice Jehová.
El rugido del león
3 Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así:
2 A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.
3 ¿Andarán dos juntos, si antes no se han puesto de acuerdo?
4 ¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no ha atrapado nada?
5 ¿Caerá el ave en el lazo sobre la tierra, sin haber cebo? ¿Se levantará el lazo de la tierra, si no ha atrapado algo?
6 ¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alarmará el pueblo? ¿Caerá sobre una ciudad el infortunio, sin que Jehová lo haya causado?
7 Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele su designio a sus siervos los profetas.
8 Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla el Señor Jehová, ¿quién no profetizará?
Destrucción de Samaria
9 Proclamad en los palacios de Asdod, y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y ved las muchas opresiones en medio de ella, y las violencias cometidas en su medio.
10 No saben hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios.
11 Por tanto, el Señor Jehová dice así: Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra, y derribará tu fuerza, y tus palacios serán saqueados.
12 Así dice Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos patas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel, los que se sientan en Samaria en la esquina de una litera y en un diván de Damasco.
13 Oíd y testificad contra la casa de Jacob, dice Jehová Dios de los ejércitos:
14 Porque el día en que yo castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Betel; y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra.
15 Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová.
4 Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros maridos: Traed, y bebamos.
2 El Señor Jehová juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os levantarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador;
3 y saldréis por las brechas una tras otra, y seréis echadas hacia Harmona, dice Jehová.
Aunque castigado, Israel no aprende
4 Id a Betel a prevaricar; aumentad en Gilgal vuestras rebeldías, y traed de mañana vuestros sacrificios, y vuestros diezmos el tercer día.
5 Y ofreced sacrificio de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues que así lo queréis, hijos de Israel, dice el Señor Jehová.
6 Yo, por mi parte, os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
7 También os detuve la lluvia desde tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó.
8 Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice Jehová.
9 Os herí con tizón y con añublo; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.
10 Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, di al cautiverio vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
11 Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.
12 Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.
13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y pone al desnudo ante el hombre los pensamientos de éste; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.
Llamamiento al arrepentimiento
5 Escuchad esta palabra que yo levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel.
2 Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más; yace abatida en tierra, no habrá quien la levante.
3 Porque así dice el Señor Jehová: La ciudad que haya salido con mil, volverá con ciento, y la que haya salido con ciento, volverá con diez, en la casa de Israel.
4 Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis;
5 y no busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Betel será deshecha.
6 Buscad a Jehová, y vivid; no sea que acometa como fuego a la casa de José y la consuma, sin haber en Betel quien lo apague.
7 Los que convertís en ajenjo el juicio, y echáis la justicia por tierra,
8 buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;
9 que envía destrucción sobre el fuerte, y hace que la ruina venga sobre la fortaleza.
10 Ellos aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y abominaron al que hablaba lo recto.
11 Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra labrada, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas.
12 Porque yo sé cuán numerosas son vuestras rebeliones, y cuán grandes son vuestros pecados; sé que oprimís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres.
13 Por eso, el prudente calla en este tiempo, porque el tiempo es malo.
14 Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís.
15 Aborreced el mal, y amad el bien, y restableced la justicia en la puerta; quizá Jehová Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.
16 Por tanto, así dice Jehová, Dios de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay!, y llamarán al labrador a duelo, y a endecha a los que sepan endechar.
17 Y en todas las viñas habrá llanto; porque pasaré en medio de ti, dice Jehová.
El día de Jehová
18 ¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué os servirá este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz;
19 como el que huye de delante del león, y se encuentra con el oso; o como el que entra en casa y apoya su mano en la pared, y le muerde una culebra.
20 ¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad en la que no hay resplandor?
21 Odio y aborrezco vuestras solemnidades, y no me complazco en vuestras asambleas.
22 Y si me ofrecéis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados.
23 Aleja de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
24 Pero corra el derecho como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.
25 ¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el desierto en cuarenta años, oh casa de Israel?
26 Antes bien, llevabais a Sicut, vuestro rey, y a Quiyún, vuestro dios, esos ídolos que os hicisteis.
27 Os haré, pues, deportar más allá de Damasco, dice Jehová, cuyo nombre es Dios de los ejércitos.
Destrucción de Israel
6 ¡Ay de los descuidados en Sión, y de los confiados en el monte de Samaria, los señalados como principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel!
2 Pasad a Calné, y mirad; y de allí id a la gran Hamat; descended luego a Gat de los filisteos; ved si son aquellos reinos mejores que estos reinos, si su extensión es mayor que la vuestra,
3 oh vosotros que creéis alejar el día malo, y acercáis la silla de iniquidad.
4 Los que duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los terneros engordados en el establo;
5 gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David;
6 beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José.
7 Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres.
El castigo será terrible
8 El Señor Jehová juró por sí mismo, Jehová Dios de los ejércitos dice: Abomino la soberbia de Jacob, y aborrezco sus palacios; y entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay en ella.
9 Y acontecerá que si quedan diez hombres en una casa, morirán.
10 Y un pariente tomará a cada uno, y lo quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en los rincones de la casa: ¿Hay aún alguno contigo? Y dirá: No. Y dirá aquél: Calla, porque no podemos mencionar el nombre de Jehová.
11 Porque he aquí, Jehová manda, y herirá con hendiduras la casa mayor, y la casa menor con aberturas.
12 ¿Correrán los caballos por las peñas? ¿Ararán en ellas con bueyes? ¿Por qué habéis vosotros convertido el juicio en veneno, y el fruto de justicia en ajenjo?
13 Vosotros que os alegráis por lo que es nada, que decís: ¿No hemos tomado a Carnáyim con nuestra fuerza?
14 Pues he aquí, oh casa de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, que yo levantaré contra vosotros una nación que os oprimirá desde la entrada de Hamat hasta el torrente del Arabá.
Tres visiones de destrucción
7 El Señor Jehová me hizo ver esto: He aquí que él criaba langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío, el heno tardío después de las siegas del rey.
2 Y aconteció que cuando acabaron de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién sostendrá a Jacob?, porque es pequeño.
3 Se arrepintió Jehová de esto: No será así, dijo Jehová.
4 Jehová el Señor me hizo ver esto: He aquí que el Señor Jehová convocaba para castigar por fuego; y consumió el gran abismo, y consumió también una parte de la tierra.
5 Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién sostendrá a Jacob?, porque es pequeño.
6 Se arrepintió Jehová de esto, y dijo Jehová el Señor: No será esto tampoco.
7 Me enseñó luego esto: He aquí que el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y tenía en su mano una plomada de albañil.
8 Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Yo respondí: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo la plomada en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más.
9 Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel serán asolados, y me alzaré con la espada contra la casa de Jeroboam.
Amós y Amasías
10 Entonces el sacerdote Amasías de Betel envió a decir a Jeroboam, rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede soportar todas sus palabras.
11 Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio.
12 Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a la tierra de Judá, y come allí tu pan, y profetiza allí;
13 y no profetices más en Betel, porque es santuario del rey, y capital del reino.
14 Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y cultivador de sicómoros.
15 Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.
16 Ahora, pues, escucha una palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni vaticines contra la casa de Isaac.
17 Pues bien, así dice Jehová: Tu mujer será obligada a prostituirse en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra.
El canastillo de fruta de verano
8 Esto me ha mostrado el Señor Jehová: He aquí un canastillo de fruta madura.
2 Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta madura. Y me dijo Jehová: Ha llegado el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré ya más.
3 Y los cantos del templo se convertirán en aullidos en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cadáveres; los echarán fuera en silencio, en cualquier lugar.
Hambre de la Palabra de Dios
4 Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra,
5 diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza,
6 para comprar a los pobres por dinero, y a los necesitados por un par de sandalias, y venderemos los desechos del trigo?
7 Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras.
8 ¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No hará duelo todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto.
9 Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro.
10 Y cambiaré vuestras fiestas en llanto, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en duelo por el unigénito, y su postrimería será como día aciago.
11 He aquí que vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.
12 E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente irán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.
13 En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed.
14 Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.
Caída del santuario de Betel
9 Vi al Señor que estaba de pie junto al altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse los dinteles, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al que quede de ellos lo mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape.
Los juicios del Señor son ineludibles
2 Aunque traten de forzar la entrada del Seol, de allá los sacará mi mano; y aunque suban hasta el cielo, de allá los haré descender.
3 Si se esconden en la cumbre del Carmel, allí los buscaré y los agarraré; y aunque se escondan de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá.
4 Y si van en cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.
5 El Señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y ésta se funde, y hacen duelo todos los que en ella moran; y la hace subir toda entera como un río, y merma luego como el río de Egipto.
6 El que edificó en el cielo sus altas moradas, y ha establecido su firmamento sobre la tierra; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre.
7 Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros como hijos de etíopes, dice Jehová? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos?
8 He aquí que los ojos del Señor Jehová están sobre el reino pecador, y yo lo asolaré de sobre la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.
9 Porque he aquí, yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae ni un granito en tierra.
10 A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No nos alcanzará ni nos agarrará el mal.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.