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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
Version
Mateo 26:57 - Marcos 9:13

Jesús ante el Concilio

57 (A)Los que prendieron a Jesús lo llevaron ante el sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos(B). 58 Pedro fue siguiendo de lejos(C) a Jesús hasta el patio del sumo sacerdote(D), y entrando[a], se sentó con los guardias[b](E) para ver el fin de todo aquello.

59 Y los principales sacerdotes y todo el Concilio[c](F) procuraban obtener falso testimonio contra Él, con el fin de dar muerte a Jesús, 60 y no lo hallaron a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Pero más tarde se presentaron dos(G), 61 que dijeron: «Este declaró: “Yo puedo destruir el templo[d] de Dios y en[e] tres días reedificarlo(H)”».

62 Entonces el sumo sacerdote, levantándose, le dijo: «¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra Ti?». 63 Pero Jesús se quedó callado(I). Y el sumo sacerdote le dijo(J): «Te ordeno(K) por el Dios viviente(L) que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios(M)». 64 Jesús le contestó*: «Tú mismo lo has dicho(N); sin embargo, a ustedes les digo que desde ahora verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder(O), y viniendo sobre las nubes del cielo(P)».

65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos(Q)? Ahora mismo ustedes han oído la blasfemia. 66 ¿Qué les parece?». «¡Él es digno de muerte(R)!», le contestaron. 67 Entonces le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban[f](S), 68 y le decían: «Adivina[g], Cristo, ¿quién es el que te ha golpeado(T)?».

La negación de Pedro

69 (U)Pedro estaba sentado afuera en el patio(V), y una sirvienta se le acercó y dijo: «Tú también estabas con Jesús el galileo». 70 Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: «No sé de qué hablas».

71 Cuando salió al portal, lo vio otra sirvienta y dijo* a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno». 72 Y otra vez él lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese[h] hombre!».

73 Un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro que tú también eres uno de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre(W)». 74 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: «¡Yo no conozco al hombre!». Y al instante un gallo cantó. 75 Pedro se acordó de lo que[i] Jesús había dicho: «Antes que el gallo cante, me negarás tres veces(X)». Y saliendo afuera, lloró amargamente.

Jesús es entregado a Pilato

27 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo(Y) para dar muerte a Jesús. Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron(Z) a Pilato, el gobernador(AA).

Muerte de Judas

Entonces Judas(AB), el que lo había entregado, viendo que Jesús había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata (30 siclos: 432 gramos de plata)(AC) a los principales sacerdotes y a los ancianos, «He pecado entregando sangre inocente», dijo Judas. «A nosotros, ¿qué? ¡Allá tú[j](AD)!», dijeron ellos.

Y arrojando las monedas de plata en el santuario(AE), Judas se marchó; y fue y se ahorcó(AF). Los principales sacerdotes tomaron las monedas de plata, y dijeron: «No es lícito ponerlas en el tesoro del templo, puesto que es precio de sangre». Y después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para sepultura de los extranjeros. Por eso ese campo se ha llamado Campo de Sangre(AG) hasta hoy. Entonces se cumplió lo anunciado[k] por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: «(AH)Y tomaron[l] las treinta monedas de plata, el precio de aquel cuyo precio había sido fijado por los israelitas; 10 y las dieron[m] por el Campo del Alfarero, como el Señor me había ordenado».

Jesús ante Pilato

11 (AI)Jesús fue llevado delante del gobernador[n], y este[o] lo interrogó: «¿Eres Tú el Rey de los judíos(AJ)?». «Tú lo dices(AK)», le contestó Jesús. 12 Al ser acusado por los principales sacerdotes y los ancianos, nada respondió(AL). 13 Entonces Pilato le dijo*: «¿No oyes cuántas cosas testifican contra Ti?». 14 Jesús no le respondió ni a una sola pregunta[p], por lo que el gobernador estaba muy asombrado(AM).

Jesús o Barrabás

15 (AN)Ahora bien, en cada fiesta, el gobernador acostumbraba soltar un preso al pueblo, el que ellos quisieran. 16 Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. 17 Por lo cual, cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: «¿A quién quieren que les suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo(AO)?». 18 Porque él sabía que lo habían entregado por envidia. 19 Y estando Pilato sentado en el tribunal(AP), su mujer le mandó aviso, diciendo: «No tengas nada que ver con ese Justo(AQ), porque hoy he sufrido mucho en sueños(AR) por causa de Él».

20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús(AS). 21 El gobernador les preguntó de nuevo: «¿A cuál de los dos quieren que les suelte?». Ellos respondieron: «A Barrabás». 22 Pilato les dijo*: «¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo(AT)?». «¡Sea crucificado!», dijeron* todos. 23 Pilato preguntó: «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban aún más: «¡Sea crucificado!».

24 Viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto(AU), tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Soy inocente de la sangre(AV) de este Justo[q](AW). ¡Allá ustedes[r](AX)!». 25 Todo el pueblo contestó: «¡Caiga Su sangre sobre nosotros(AY) y sobre nuestros hijos!». 26 Entonces les soltó a Barrabás, y después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que fuera crucificado(AZ).

Los soldados se burlan de Jesús

27 (BA)Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al Pretorio[s](BB), y reunieron alrededor de Él a toda la tropa[t](BC) romana. 28 Después de quitarle la ropa, le pusieron encima un manto escarlata(BD). 29 Y tejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre Su cabeza(BE), y una caña[u] en Su mano derecha; y arrodillándose delante de Él, le hacían burla, diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos(BF)!». 30 Le escupían(BG), y tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron Sus ropas y lo llevaron para ser crucificado(BH).

32 (BI)Y cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene(BJ) llamado Simón, al cual[v] obligaron a que llevara Su cruz.

La crucifixión

33 (BK)Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa Lugar de la Calavera(BL), 34 Le dieron a beber vino mezclado con hiel(BM); pero después de probarlo, no lo quiso beber(BN).

35 Y habiendo crucificado a Jesús, se repartieron Sus vestidos echando suertes[w](BO); 36 y sentados, lo custodiaban allí(BP). 37 Pusieron sobre Su cabeza la acusación contra Él, que decía[x]: «ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS(BQ)».

38 Entonces fueron crucificados* con Él dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. 39 Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza(BR) 40 y diciendo: «Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas(BS), sálvate a Ti mismo. Si Tú eres el Hijo de Dios, desciende de la cruz(BT)».

41 De igual manera, también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de Él, decían: 42 «A otros salvó; a Él mismo no puede salvarse[y](BU). Rey de Israel es(BV); que baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. 43 En Dios confía; que lo libre ahora si Él lo quiere(BW); porque ha dicho: “Yo soy el Hijo de Dios”». 44 En la misma forma lo injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con Él(BX).

Muerte de Jesús

45 (BY)Desde la hora sexta[z] hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena[aa]. 46 Y alrededor de la hora novena[ab], Jesús exclamó a gran voz, diciendo: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?». Esto es: «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado(BZ)?».

47 Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: «Este llama a Elías». 48 Al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber(CA). 49 Pero los otros dijeron: «Deja, veamos si Elías lo viene a salvar[ac]».

50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu(CB).

51 (CC)En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo(CD), y la tierra tembló(CE) y las rocas se partieron; 52 y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido(CF) resucitaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad(CG) y se aparecieron a muchos.

54 El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús(CH), cuando vieron el terremoto(CI) y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: «En verdad este era Hijo de Dios[ad](CJ)». 55 Y muchas mujeres(CK) que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle(CL), estaban allí, mirando de lejos. 56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José(CM), y la madre de los hijos de Zebedeo(CN).

Sepultura de Jesús

57 (CO)Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús. 58 Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran. 59 Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino, 60 y lo puso en su propio sepulcro nuevo que él había excavado en la roca. Después de rodar una piedra grande(CP) a la entrada del sepulcro, se fue. 61 María Magdalena estaba allí, y la otra María(CQ), sentadas frente al sepulcro.

Guardias en la tumba

62 Al día siguiente, que es el día después de la preparación[ae](CR), se reunieron ante Pilato los principales sacerdotes y los fariseos, 63 y le dijeron[af]: «Señor, nos acordamos que cuando aquel engañador aún vivía, dijo: “Después de tres días resucitaré[ag](CS)”. 64 Por eso, ordene usted que el sepulcro quede asegurado hasta el tercer día, no sea que vengan Sus discípulos, se lo roben, y digan al pueblo: “Él ha resucitado de entre los muertos”; y el último engaño será peor que el primero».

65 Pilato les dijo: «Una guardia(CT) tienen; vayan, asegúrenlo como ustedes saben». 66 Y fueron y aseguraron el sepulcro; y además de poner la guardia(CU), sellaron(CV) la piedra(CW).

La resurrección

28 (CX)Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María(CY) vinieron a ver el sepulcro. Y se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor(CZ) descendiendo del cielo, y acercándose, removió la piedra(DA) y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve(DB); y de miedo a él los guardias temblaron y se quedaron como muertos.

Hablando[ah] el ángel, dijo a las mujeres: «Ustedes, no teman(DC); porque yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado[ai]. No está aquí, porque ha resucitado, tal como Él dijo(DD). Vengan, vean el lugar donde estaba puesto. Vayan pronto, y digan a Sus discípulos que Él ha resucitado de entre los muertos; y Él va delante de ustedes a Galilea(DE); allí lo verán. Miren, se lo he dicho a ustedes».

Y ellas, alejándose a toda prisa del sepulcro con temor y gran gozo, corrieron a dar las noticias a los discípulos. De repente Jesús les salió al encuentro, diciendo: «¡Saludos!». Y ellas, acercándose, abrazaron Sus pies y lo adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo*: «No teman[aj](DF). Vayan, avisen a Mis hermanos(DG)que vayan a Galilea, y allí me verán(DH)».

Informe de los guardias

11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia(DI) fueron a la ciudad e informaron a los principales sacerdotes de todo lo que había sucedido. 12 Después de reunirse con los ancianos y deliberar[ak] con ellos, dieron una gran cantidad de dinero a los soldados, 13 diciendo: «Digan esto: “Sus discípulos vinieron de noche y robaron el cuerpo[al] mientras nosotros dormíamos”. 14 Y si esto llega a oídos del gobernador(DJ), nosotros lo convenceremos y les evitaremos dificultades[am]».

15 Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Y este dicho se divulgó extensamente entre los judíos(DK) hasta hoy(DL).

La gran comisión

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea(DM), al monte que[an] Jesús les había señalado. 17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron(DN).

18 Acercándose Jesús, les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra(DO). 19 Vayan, pues, y hagan discípulos(DP)de[ao]todas las naciones(DQ), bautizándolos(DR)en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes(DS)todos los días, hasta el fin[ap]del mundo[aq](DT)».

Predicación de Juan el Bautista

Principio del evangelio de Jesucristo[ar], Hijo de Dios[as](DU).

(DV)Como está escrito en el profeta Isaías:

«Mira, Yo envío Mi mensajero delante de Ti,
El cual preparará Tu camino(DW).
Voz del que clama en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
Hagan derechas Sus sendas(DX)”».

Juan el Bautista apareció en el desierto predicando el bautismo de arrepentimiento(DY) para el perdón de pecados(DZ). Acudía a él toda la región de Judea, y toda la gente de Jerusalén, y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán. Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía[at] un cinto de cuero(EA) a la cintura, y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: «Tras mí viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de inclinarme y desatar la correa de Sus sandalias. Yo los bauticé a ustedes con[au] agua, pero Él los bautizará con[av] el Espíritu Santo».

Bautismo y tentación de Jesús

(EB)Sucedió que en aquellos días Jesús vino de Nazaret(EC) de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu descendía sobre Él como una paloma; 11 y vino una voz de los cielos, que decía: «Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido(ED)».

12 (EE)Enseguida el Espíritu lo impulsó* a ir al desierto. 13 Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás(EF); y estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.

Jesús principia su ministerio

14 Después que Juan había sido encarcelado[aw], Jesús vino a Galilea(EG) predicando el evangelio(EH) de Dios. 15 «El tiempo se ha cumplido(EI)», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean[ax](EJ)en el evangelio».

Llamamiento de los primeros discípulos

16 (EK)Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores. 17 Y Jesús les dijo: «Vengan conmigo, y Yo haré que ustedes sean pescadores de hombres». 18 Dejando al instante las redes, ellos lo siguieron.

19 Yendo un poco más adelante, Jesús vio a Jacobo[ay], el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, los cuales estaban también en la barca, remendando las redes. 20 Al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con Jesús.

Jesús enseña en Capernaúm

21 (EL)Entraron* en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar(EM). 22 Y se admiraban de Su enseñanza(EN); porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

23 En ese momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar: 24 «¿Qué tienes que ver con nosotros[az](EO), Jesús de Nazaret[ba](EP)? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios(EQ)». 25 Jesús lo reprendió, diciendo: «¡Cállate, y sal de él!».

26 Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones al hombre, gritó a gran voz y salió de él. 27 Y todos se asombraron(ER) de tal manera que discutían entre sí, diciendo: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! Él manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen».

28 Enseguida Su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.

Jesús sana a la suegra de Simón y a muchos otros

29 (ES)Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron[bb] a casa de Simón(ET) y Andrés, con Jacobo[bc] y Juan. 30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y enseguida hablaron* a Jesús de ella. 31 Él se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.

32 (EU)A la caída de la tarde, después de la puesta del sol(EV), trajeron a Jesús todos los que estaban enfermos y los endemoniados(EW). 33 Toda la ciudad(EX) se había amontonado a la puerta. 34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades(EY), y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era Él[bd].

Jesús recorre Galilea

35 (EZ)Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba(FA). 36 Simón y sus compañeros salieron a buscar a Jesús. 37 Lo encontraron y le dijeron*: «Todos te buscan».

38 Jesús les respondió*: «Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que Yo predique[be]también allí, porque para eso he venido». 39 Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas(FB) y expulsando demonios.

Curación de un leproso

40 (FC)Un leproso vino* rogando a Jesús, y arrodillándose, le dijo[bf]: «Si quieres, puedes limpiarme(FD)». 41 Movido a compasión, extendiendo Jesús la mano, lo tocó y le dijo*: «Quiero; sé limpio».

42 Al instante la lepra lo dejó y quedó limpio. 43 Entonces Jesús lo despidió enseguida amonestándole severamente: 44 «Mira», le dijo*, «no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos(FE)».

45 Pero él, en cuanto salió comenzó a proclamarlo abiertamente[bg] y a divulgar el hecho(FF), a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a Él de todas partes(FG).

Curación de un paralítico

Cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos(FH), tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y Él les explicaba[bh] la palabra.

(FI)Entonces vinieron* y le trajeron un paralítico(FJ) llevado entre cuatro hombres. Como no pudieron acercarse[bi] a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla(FK) en que estaba acostado el paralítico(FL). Viendo Jesús la fe de ellos, dijo* al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados(FM)».

Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: «¿Por qué habla Este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios[bj](FN)?».

Al instante Jesús, conociendo en[bk] Su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo*: «¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico(FO): “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? 10 Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados», dijo* al paralítico: 11 «A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

12 Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios(FP), diciendo: «Jamás hemos visto cosa semejante(FQ)».

Llamamiento de Leví y la cena en su casa

13 Jesús salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la multitud venía a Él(FR), y les enseñaba. 14 (FS)Al pasar, vio a Leví[bl], hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: «Sígueme(FT)». Y levantándose, lo siguió(FU).

15 Y sucedió[bm] que estando Jesús sentado[bn] a la mesa en casa de Leví[bo], muchos recaudadores de impuestos[bp] y pecadores estaban comiendo[bq] con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que lo seguían. 16 Cuando los escribas de los fariseos(FV) vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a Sus discípulos: «¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores(FW)?».

17 Al oír esto, Jesús les dijo*: «Los que están sanos[br]no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores(FX)».

Pregunta sobre el ayuno

18 (FY)Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando; y vinieron* y dijeron* a Jesús: «¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos, pero Tus discípulos no ayunan?».

19 Y Jesús les respondió: «¿Acaso pueden ayunar los acompañantes del novio[bs]mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán en aquel día(FZ). 21 Nadie pone un remiendo[bt]de tela nueva[bu]en un vestido viejo, porque entonces el remiendo[bv]al encogerse tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres[bw]viejos, porque entonces[bx]el vino romperá el odre, y se pierden el vino y también los odres[by]; sino que se echa vino nuevo en odres[bz]nuevos».

Jesús, Señor del día de reposo

23 (GA)Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y Sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas(GB). 24 Entonces los fariseos le decían: «Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo(GC)?».

25 Jesús les contestó*: «¿Nunca han leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y también sus compañeros; 26 cómo entró en la casa de Dios en tiempos de Abiatar, el sumo sacerdote(GD), y comió los panes consagrados[ca]que no es lícito a nadie comer(GE), sino a los sacerdotes, y dio también a los que estaban con él(GF)?». 27 Y Él continuó diciéndoles: «El día de reposo se hizo[cb]para el[cc]hombre(GG), y no el hombre para el[cd]día de reposo(GH). 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo».

Jesús sana al hombre de la mano seca

(GI)Otra vez entró Jesús en una sinagoga(GJ); y había allí un hombre que tenía una mano seca[ce]. Y lo observaban(GK) para ver si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusar a Jesús(GL). Y Jesús le dijo* al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte aquí en medio».

Entonces Jesús dijo* a los otros: «¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?». Pero ellos guardaban silencio. Y mirando con enojo a los que lo rodeaban, y entristecido por la dureza de sus corazones, le dijo* al hombre: «Extiende tu mano». Y él la extendió, y su mano quedó sana[cf](GM). Pero cuando los fariseos salieron, enseguida comenzaron a tramar[cg] con los herodianos(GN) en contra de Jesús, para ver cómo lo podrían destruir.

Las multitudes siguen a Jesús

(GO)Entonces Jesús se retiró al mar con Sus discípulos, y una gran multitud de Galilea lo siguió. Y también de Judea(GP), de Jerusalén, de Idumea(GQ), del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón(GR), una gran multitud, que al oír todo lo que Jesús hacía, vino a Él.

Y dijo a Sus discípulos que tuvieran lista una barca para Él por causa de la multitud(GS), para que no lo oprimieran; 10 porque Él había sanado a muchos(GT), de manera que todos los que tenían aflicciones(GU), para tocar a Jesús, se echaban sobre Él(GV). 11 Y siempre que los espíritus inmundos veían a Jesús, caían delante de Él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios(GW)». 12 Pero Él les advertía con insistencia que no revelaran Su identidad[ch](GX).

Designación de los doce apóstoles

13 Después Jesús subió* al monte(GY), llamó*(GZ) a los que Él quiso, y ellos vinieron a Él. 14 Designó a doce[ci], para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, 15 y para que tuvieran autoridad de expulsar demonios.

16 Designó, pues, a los doce: (HA)Simón (a quien puso por nombre Pedro), 17 Jacobo[cj], hijo de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa: «Hijos del Trueno»); 18 Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo[ck], hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananita[cl]; 19 y Judas Iscariote, el que también lo entregó.

Jesús y Beelzebú

20 Jesús llegó* a una casa(HB), y la multitud se juntó* de nuevo(HC), a tal punto que ellos ni siquiera podían comer[cm](HD). 21 Cuando Sus parientes(HE) oyeron esto, fueron para hacerse cargo de Él, porque decían: «Está fuera de Sí(HF)».

22 Y los escribas que habían descendido de Jerusalén(HG) decían: «Tiene a Beelzebú(HH); y expulsa los demonios por medio del príncipe de los demonios(HI)». 23 (HJ)Llamándolos junto a Él, Jesús les hablaba en parábolas(HK): «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás(HL)? 24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar. 25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer. 26 Y si Satanás(HM)se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin[cn].

27 »Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes si primero no lo ata[co] ; entonces podrá saquear su casa(HN) . 28 En verdad les digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres(HO), y las blasfemias con que blasfemen, 29 pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón(HP), sino que es culpable de pecado eterno». 30 Porque decían: «Tiene un espíritu inmundo».

La madre y los hermanos de Jesús

31 (HQ)Entonces llegaron* Su madre y Sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron a llamar a Jesús. 32 Y había una multitud sentada alrededor de Él, y le dijeron*: «Tu madre y Tus hermanos[cp] están afuera y te buscan». 33 «¿Quiénes son Mi madre y Mis hermanos?», les dijo* Jesús.

34 Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de Él, dijo*: «Aquí están Mi madre y Mis hermanos(HR). 35 Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios(HS), ese es Mi hermano, y hermana y madre».

Parábola del sembrador

(HT)Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó[cq] a Él una multitud tan grande(HU) que tuvo que subirse a una barca(HV) que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas(HW), y les decía en Su enseñanza:

«Escuchen: El sembrador salió a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno». Y añadió: «El que tiene oídos para oír, que oiga(HX)».

Explicación de la parábola

10 Cuando Jesús se quedó solo, Sus seguidores[cr] junto con los doce le preguntaban sobre las parábolas. 11 «A ustedes les ha sido dado el misterio del reino de Dios», les decía, «pero los que están afuera(HY)reciben todo en parábolas(HZ); 12 para que viendo, vean pero no perciban, y oyendo, oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados(IA)».

13 (IB)También les dijo*: «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderán todas las otras parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás(IC)y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. 16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan de ella[cs]. 18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo[ct], y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril(ID). 20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno(IE)».

21 También Jesús les decía: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero(IF)? 22 Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz(IG). 23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga(IH)».

24 Además les decía: «Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá(II), y aun más se les dará. 25 Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará(IJ)».

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Jesús decía también: «El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra(IK), 27 y se acuesta[cu]de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. 28 La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro[cv]en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete[cw]la hoz(IL), porque ha llegado el tiempo de la siega».

Parábola del grano de mostaza

30 (IM)También Jesús decía: «¿A qué compararemos el reino de Dios(IN), o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, 32 sin embargo, después de sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra(IO)».

33 Con muchas parábolas como estas Jesús les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[cx](IP) no les hablaba, pero lo explicaba(IQ) todo en privado a Sus propios discípulos.

Jesús calma la tempestad

35 (IR)Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo*: «Pasemos al otro lado». 36 Despidiendo[cy] a la multitud, lo llevaron* con ellos en la barca(IS), como estaba; y había otras barcas con Él. 37 Pero se levantó* una violenta tempestad[cz], y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. 38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces lo despertaron* y le dijeron*: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

39 Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cálmate[da], sosiégate[db]!». Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma(IT). 40 Entonces les dijo: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe(IU)?».

41 Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?».

El endemoniado gadareno

(IV)Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos[dc]. Cuando Jesús salió de la barca(IW), enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo(IX), que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.

Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo[dd], Jesús, Hijo del Dios(IY) Altísimo(IZ)? Te imploro por Dios que no me atormentes(JA)». Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión(JB)», respondió*, «porque somos muchos». 10 Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.

11 Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. 12 Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». 13 Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron[de].

14 Los que cuidaban los cerdos[df] huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. 15 Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado(JC), sentado, vestido(JD) y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión(JE); y tuvieron miedo(JF). 16 Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado(JG), y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región(JH).

18 (JI)Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado(JJ) le rogaba que lo dejara ir con Él[dg]. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas[dh]el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti(JK)».

20 Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis(JL) cuán grandes cosas[di] Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.

Jairo ruega por su hija

21 Cuando Jesús pasó otra vez(JM) en la barca(JN) al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de Él; así que Él se quedó[dj] junto al mar(JO).

22 (JP)Y vino uno de los oficiales[dk] de la sinagoga(JQ), llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró* a Sus pies, 23 y le rogaba* con insistencia: «Mi hijita está al borde de la muerte; te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella(JR) para que sane[dl] y viva». 24 Jesús fue con él; y una gran multitud lo seguía y oprimía.

Jesús sana a una mujer

25 Había una mujer que padecía de flujo de sangre por doce años. 26 Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado.

27 Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a Él por detrás entre la multitud y tocó Su manto. 28 Porque decía[dm]: «Si tan solo toco Sus ropas, sanaré[dn]». 29 Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción(JS). 30 Enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de Él(JT), volviéndose entre la gente, dijo: «¿Quién ha tocado Mi ropa?». 31 Y Sus discípulos le dijeron: «Ves que la multitud te oprime, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». 32 Pero Él miraba a su alrededor para ver a la mujer que lo había tocado[do].

33 Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de Él y le dijo toda la verdad. 34 «Hija, tu fe te ha sanado[dp](JU)», le dijo Jesús; «vete en paz(JV)y queda sana de tu aflicción(JW)».

Jesús resucita a la hija de Jairo

35 Mientras Él estaba todavía hablando, vinieron* unos enviados de la casa del oficial de la sinagoga(JX), diciendo: «Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro?». 36 Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga(JY): «No temas, cree solamente[dq](JZ)».

37 Y no permitió que nadie fuera con Él sino solo Pedro, Jacobo[dr] y Juan, hermano de Jacobo(KA). 38 Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga(KB), y Jesús vio* el alboroto, y a los que lloraban y se lamentaban mucho. 39 Cuando entró les dijo*: «¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto, sino que está dormida».

40 Y se burlaban de Él. Pero echando fuera a todos, Jesús tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con Él, y entró* donde estaba la niña. 41 Tomando a la niña por la mano, le dijo*: «Talita cum», que traducido significa: «Niña, a ti te digo, ¡levántate(KC)!».

42 Al instante la niña se levantó y comenzó a caminar, pues tenía doce años. Y al momento todos se quedaron completamente atónitos. 43 Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto(KD); y dijo que le dieran de comer a la niña[ds].

Jesús enseña en Nazaret

(KE)Jesús se marchó de allí y llegó* a Su pueblo(KF), y Sus discípulos lo siguieron*. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga(KG); y muchos que escuchaban se asombraban(KH), diciendo: «¿Dónde obtuvo Este tales[dt] cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros[du] que hace con Sus manos? ¿No es Este el carpintero, el hijo de María, y hermano(KI) de Jacobo[dv], José, Judas y Simón(KJ)? ¿No están Sus hermanas(KK) aquí con nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él(KL). Y Jesús les dijo: «No hay profeta sin honra sino en su propia tierra(KM), y entre sus parientes y en su casa(KN)».

Y no pudo hacer allí ningún milagro[dw]; solo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso Sus manos(KO). Estaba maravillado de la incredulidad de ellos.

Y recorría las aldeas de alrededor enseñando(KP).

Jesús envía a los doce

(KQ)Entonces Jesús llamó* a los doce(KR) y comenzó a enviarlos de dos en dos(KS), dándoles autoridad[dx] sobre los espíritus inmundos; y les ordenó que no llevaran nada para el camino(KT), sino solo un bordón; ni pan, ni alforja[dy], ni dinero en el cinto; sino calzados con sandalias. «No lleven dos túnicas[dz]», les dijo. 10 Y añadió: «Dondequiera que entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan de la población[ea]. 11 En cualquier lugar que no los reciban ni los escuchen, al salir de allí, sacúdanse el polvo de la planta[eb]de los pies(KU)en testimonio contra ellos».

12 Saliendo los doce, predicaban[ec](KV) que todos se arrepintieran. 13 También echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban(KW).

Muerte de Juan el Bautista

14 (KX)El rey Herodes se enteró[ed] de esto, pues el nombre de Jesús[ee] se había hecho célebre, y la gente decía: «Juan el Bautista(KY) ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él». 15 Pero otros decían: «Es Elías». Y decían otros: «Es un profeta, como uno de los profetas antiguos(KZ)». 16 Al oír esto, Herodes decía: «Juan, a quien yo decapité, ha resucitado». 17 Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe(LA), pues Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener la mujer de tu hermano(LB)».

19 Herodías(LC) le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía, 20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo(LD), y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo[ef].

21 Llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete(LE) a sus nobles y comandantes[eg] y a los principales de Galilea(LF); 22 y cuando la hija de Herodías[eh](LG) entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban[ei] a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré».

23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino(LH)». 24 Ella salió y dijo a su madre: «¿Qué pediré?». «La cabeza de Juan el Bautista», le respondió ella. 25 Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición[ej], diciendo: «Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja».

26 Aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban[ek] con él a la mesa, no quiso contradecirla. 27 Al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan[el]. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, 28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura[em].

Alimentación de los cinco mil

30 Los apóstoles(LI) se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado(LJ). 31 Y Él les dijo*: «Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco». Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer(LK). 32 (LL)Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado(LM). 33 Pero la gente los vio salir, y muchos los reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos.

34 Al desembarcar[en], Jesús vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor(LN); y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35 Y cuando ya era muy tarde, Sus discípulos se acercaron a Él, diciendo: «El lugar está desierto y ya es muy tarde; 36 despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer[eo]».

37 «Denles ustedes de comer», les contestó Jesús. Y ellos le dijeron*: «¿Quieres que vayamos y compremos 200 denarios[ep](LO) de pan y les demos de comer(LP)?». 38 Jesús les dijo*: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan y vean». Y cuando se cercioraron le dijeron*: «Cinco panes y dos peces».

39 Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. 41 Entonces Él tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo; partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran[eq](LQ); también repartió los dos peces entre todos.

42 Todos comieron y se saciaron. 43 Recogieron doce cestas llenas de los pedazos(LR), y también de los peces. 44 Los que comieron los panes eran 5,000 hombres(LS).

Jesús anda sobre el mar

45 (LT)Enseguida Jesús hizo que Sus discípulos subieran a la barca(LU) y fueran delante de Él al otro lado, a Betsaida(LV), mientras Él despedía a la multitud. 46 Después de despedirse de ellos(LW), se fue al monte a orar(LX). 47 Al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y Él estaba solo en tierra. 48 Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche(LY)[er], fue* hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo.

49 Pero cuando ellos lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; 50 porque todos lo vieron y se turbaron. Pero enseguida Él habló con ellos y les dijo*: «¡Tengan ánimo(LZ); soy Yo, no teman(MA)!». 51 Subió con ellos a la barca(MB), y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera, 52 porque no habían entendido lo de[es] los panes, sino que su mente estaba embotada[et](MC).

Jesús en Genesaret

53 (MD)Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron en la orilla. 54 Cuando salieron de la barca, la gente enseguida reconoció a Jesús, 55 y recorrieron apresuradamente toda aquella región, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían decir que Él estaba. 56 Dondequiera que Él entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar(ME) siquiera el borde de Su manto(MF); y todos los que lo tocaban quedaban curados[eu].

Lo que contamina al hombre

(MG)Los fariseos, y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén(MH), se reunieron alrededor de Él; y vieron que algunos de Sus discípulos comían el pan con manos inmundas(MI), es decir, sin lavar. (Porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos que se laven las manos cuidadosamente[ev], observando así la tradición de los ancianos(MJ). Cuando vuelven de la plaza, no comen a menos que se laven[ew]; y hay muchas otras cosas que han recibido para observarlas, como el lavamiento[ex] de los vasos(MK), de los cántaros y de las vasijas de cobre.)

Así que los fariseos y los escribas le preguntaron*: «¿Por qué Tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos(ML), sino que comen[ey] con manos inmundas[ez](MM)?». Jesús les respondió: «Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito:

Este pueblo con los labios me honra,
Pero su corazón está muy lejos de Mí(MN) .
-”Mas en vano me rinden culto,
Enseñando como doctrinas preceptos de hombres(MO) ”.

Dejando el mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de los hombres(MP) ».

También les decía: «Astutamente[fa]ustedes violan el mandamiento de Dios para guardar su tradición(MQ). 10 Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre(MR)”; y: “El que hable mal de su padre o de su madre, que muera[fb](MS)”. 11 Pero ustedes dicen: “Si un hombre dice al padre o a la madre: ‘Cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corbán(MT) (es decir, ofrenda[fc] a Dios)’”, 12 ya no le dejan hacer nada en favor de su padre o de su madre; 13 invalidando así la palabra de Dios por la tradición(MU)de ustedes, la cual han transmitido, y hacen muchas cosas semejantes a estas».

14 Llamando de nuevo a la multitud, Jesús les decía: «Escuchen todos lo que les digo y entiendan: 15 no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre. 16 [fd]Si alguno tiene oídos para oír, que oiga».

17 Cuando Jesús dejó a la multitud y entró en casa(MV), Sus discípulos le preguntaron acerca de la parábola(MW). 18 «¿También ustedes son tan faltos de entendimiento?», les dijo*. «¿No comprenden que todo lo que de afuera entra al hombre no lo puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el estómago[fe], y se elimina[ff]?». Jesús declaró así limpios(MX) todos los alimentos(MY).

20 También decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre(MZ). 21 Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones[fg], robos, homicidios, adulterios, 22 avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia[fh](NA), calumnia, orgullo[fi]e insensatez. 23 Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre».

La mujer sirofenicia

24 (NB)Levantándose de allí, Jesús se fue a la región de Tiro[fj](NC), y entrando en una casa, no quería que nadie lo supiera, pero[fk] no pudo pasar inadvertido; 25 sino que enseguida, al oír hablar de Él, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a Sus pies. 26 La mujer era gentil[fl], sirofenicia de nacimiento; y le rogaba que echara al demonio fuera de su hija.

27 Y Jesús le decía: «Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien[fm]tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos». 28 «Es cierto, Señor», le dijo* ella; «pero aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos». 29 Jesús le dijo: «Por esta respuesta[fn], vete; ya el demonio ha salido de tu hija». 30 Cuando ella volvió a su casa, halló que la niña estaba acostada[fo] en la cama, y que el demonio había salido.

Curación de un sordomudo

31 (ND)Volviendo Jesús a salir de la región de Tiro(NE), pasó por Sidón(NF) y llegó al mar de Galilea(NG), atravesando la región de Decápolis(NH). 32 Y le trajeron* a uno que era sordo y tartamudo, y le rogaron* que pusiera la mano sobre él(NI). 33 Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo(NJ), le tocó la lengua con la saliva; 34 y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente(NK) y le dijo*: «¡Effatá!», esto es, «¡Abrete!».

35 Al instante se abrieron sus oídos, y desapareció[fp] el impedimento[fq] de su lengua, y hablaba con claridad. 36 Jesús les ordenó que a nadie se lo dijeran(NL); pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban(NM). 37 Y estaban asombrados en gran manera, y decían: «Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar».

Alimentación de los cuatro mil

En aquellos días, cuando había de nuevo una gran multitud que no tenía qué comer, (NN)Jesús llamó a Sus discípulos y les dijo*: «Tengo compasión de la multitud porque ya hace tres días que están junto a Mí y no tienen qué comer(NO); y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos».

Sus discípulos le respondieron: «¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan[fr] a estos aquí en el desierto?». «¿Cuántos panes tienen?», les preguntó[fs] Jesús. Ellos respondieron: «Siete».

Entonces mandó* a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a Sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a[ft] la multitud. También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos(NP), mandó que estos también los sirvieran[fu].

Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas(NQ). Los que comieron eran unos 4,000. Jesús los despidió, 10 y subiendo enseguida a la barca con Sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta(NR).

Los fariseos buscan señal

11 (NS)Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Él, buscando de Él una señal[fv] del cielo(NT) para poner[fw] a prueba a Jesús. 12 Suspirando profundamente(NU) en Su espíritu[fx], dijo*: «¿Por qué pide señal[fy](NV)esta generación? En verdad les digo que no se le dará señal[fz]a esta generación». 13 Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado del lago.

La levadura de los fariseos

14 Los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no tenían consigo en la barca sino solo un pan. 15 Jesús les encargaba[ga] diciendo: «¡Tengan cuidado! Cuídense de la levadura de los fariseos(NW)y de la levadura de Herodes(NX)». 16 Y ellos discutían entre sí que no tenían panes.

17 Dándose cuenta Jesús, les dijo*: «¿Por qué discuten que no tienen panes? ¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Tienen el corazón endurecido[gb](NY)? 18 Teniendo ojos, ¿no ven? Y teniendo oídos, ¿no oyen(NZ)? ¿No recuerdan 19 cuando partí los cinco panes entre los cinco mil(OA)? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?». «Doce(OB)», le respondieron*.

20 «Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil(OC) , ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogieron?». «Siete(OD)», le dijeron*. 21 Entonces les dijo[gc]: «¿Aún no entienden(OE)?».

El ciego de Betsaida

22 Llegaron* a Betsaida(OF), y trajeron* a Jesús un ciego y le rogaron* que lo tocara(OG). 23 Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir(OH) en sus ojos y de poner las manos sobre él(OI), le preguntó: «¿Ves algo?».

24 Y levantando[gd] la vista, dijo: «Veo a los hombres, pero los veo[ge] como árboles que caminan». 25 Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y veía todo con claridad. 26 Y lo envió a su casa diciendo: «Ni aun en la aldea entres(OJ)».

La confesión de Pedro

27 (OK)Jesús salió con Sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo(OL); y en el camino preguntó a Sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy Yo?». 28 Le respondieron: «Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas(OM)». 29 Él les preguntó de nuevo: «Pero ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?». «Tú eres el Cristo[gf]», le respondió* Pedro(ON). 30 Y Jesús les advirtió severamente que no hablaran de Él a nadie(OO).

Jesús anuncia Su muerte y resurrección

31 (OP)Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar(OQ). 32 Y les decía estas palabras claramente(OR). Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. 33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: «¡Quítate de delante de Mí[gg], Satanás(OS)!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres».

Condiciones para seguir a Jesús

34 Llamando Jesús a la multitud y a Sus discípulos, les dijo: «Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame(OT). 35 Porque el que quiera salvar su vida[gh], la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará(OU). 36 O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? 37 O, ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 38 Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre(OV)también se avergonzará(OW)de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles(OX)».

Y Jesús les decía: «En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios después de que haya venido con poder(OY)».

La transfiguración

(OZ)Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro, a Jacobo[gi] y a Juan(PA), y los llevó* a ellos solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas(PB), tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede blanquear. Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús. Entonces Pedro dijo* a Jesús: «Rabí[gj](PC), bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas[gk], una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías(PD)».

Porque él no sabía qué decir[gl], pues estaban aterrados. Entonces se formó[gm] una nube que los cubrió, y una voz(PE) salió[gn] de la nube: «Este es Mi Hijo amado; oigan a Él[go](PF)». Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.

La venida de Elías

(PG)Cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie(PH) lo que habían visto, hasta que[gp] el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. 10 Y se guardaron para sí lo que fue dicho, discutiendo entre sí qué significaría[gq] eso de resucitar de entre los muertos. 11 Le preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero(PI)?».

12 «Es cierto que Elías, al venir primero, restaurará[gr] todas las cosas», les dijo. «Y, sin embargo, ¿cómo está escrito del Hijo del Hombre(PJ)que ha de padecer mucho(PK)y ser despreciado? 13 Pero Yo les digo que Elías ya[gs]ha venido, y le hicieron cuanto quisieron, tal como está escrito de él».

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