Bible in 90 Days
1 La profecía que vio el profeta Habacuc.
¿Por qué tanta injusticia?
2 —¿Hasta cuándo, oh SEÑOR, clamaré y no oirás? ¿Hasta cuándo daré voces a ti diciendo: “¡Violencia!”, sin que tú libres? 3 ¿Por qué me muestras la iniquidad y me haces ver la aflicción? He aquí que surgen pleitos y contiendas; la destrucción y la violencia están delante de mí. 4 La ley pierde su poder y el derecho no prevalece porque el impío cerca al justo. Por eso sale torcida la justicia.
¡Yo levanto a los caldeos!
5 —Observen entre las naciones y miren. Quédense asombrados y atónitos, porque yo haré en sus días algo que aun si se los contara, no lo creerían. 6 He aquí que levanto a los caldeos, pueblo furioso e impetuoso que marcha por la anchura de la tierra para tomar posesión de los lugares habitados que no le pertenecen.
7 »Será temible y terrible. De sí mismo derivará su derecho y su dignidad. 8 Sus caballos serán más veloces que leopardos y más ágiles que lobos vespertinos. Sus jinetes se dispersarán[a] haciendo cabriolas. Vendrán de lejos, volarán como águilas que se apresuran a devorar. 9 Todo este pueblo vendrá para hacer violencia. Todos sus rostros se dirigen hacia adelante y reunirán cautivos como arena. 10 Se mofará de los reyes y hará burla de los príncipes. Se burlará de toda fortificación; levantará terraplenes y la tomará. 11 Entonces su espíritu pasará y se acabará; devolverá[b] a su dios esta su fuerza.
¿Por qué se ensañan los caldeos?
12 —¿Acaso no eres tú desde el principio, oh SEÑOR, Dios mío y Santo mío? ¡No moriremos! Oh SEÑOR, para juicio pusiste a los caldeos; tú, oh Roca, los has establecido para castigar. 13 Eres demasiado limpio como para mirar el mal; tú no puedes ver el agravio. ¿Por qué, pues, contemplas a los traidores y callas cuando el impío destruye al más justo que él?
14 »Permites que los hombres sean como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne. 15 A todos saca con anzuelo; los atrapa en su red y los junta en su malla, por lo cual se alegra y se regocija. 16 Por eso rinde sacrificios a su red y ofrece incienso a su malla; porque gracias a ellas incrementa su porción y hace suculenta su comida. 17 Por eso sigue vaciando su red para volver a matar continuamente y sin piedad a las naciones.
2 »En mi guardia estaré de pie y sobre la fortaleza estaré firme. Vigilaré para ver qué dirá y qué tiene que responder a mi queja.
Ayes contra los caldeos
2 Entonces el SEÑOR me respondió diciendo:
—Escribe la visión y grábala claramente en tablas para que corra el que las lea. 3 Aunque por un tiempo la visión tarde en cumplirse, al fin ella hablará y no defraudará. Aunque tarde, espéralo; pues sin duda vendrá y no tardará. 4 He aquí, aquel cuya alma no es recta dentro de sí está envanecido, pero el justo por su fe vivirá. 5 Y aunque el traidor se enriquezca[c], no prosperará el hombre arrogante. Ensanchará su garganta como el Seol; será como la muerte y no se saciará. Reúne hacia él todas las naciones; congrega hacia él todos los pueblos. 6 Pero, ¿no han de levantar todos estos la voz contra él con refranes y sarcasmos? Le dirán: “¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! ¿Hasta cuándo ha de amontonar sobre sí las prendas empeñadas?”.
7 »¿No se habrán de levantar súbitamente tus acreedores y se despertarán los que te opriman y serás para ellos objeto de rapiña? 8 Porque has despojado a muchas naciones, todos los demás pueblos te despojarán a ti, a causa de la sangre humana y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que habitaban en ellas.
9 »¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad! 10 Has tomado consejo vergonzoso para tu casa; has arruinado a muchos pueblos y has corrompido tu vida. 11 Por eso la piedra clamará desde el muro, y la viga del enmaderado le responderá.
12 »¡Ay del que edifica la ciudad con sangre y del que establece la aldea con iniquidad! 13 ¿Acaso esto no proviene del SEÑOR de los Ejércitos? Los pueblos habrán trabajado para el fuego y las naciones se habrán fatigado para nada. 14 Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria del SEÑOR, como las aguas cubren el mar.
15 »¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su ira[d] y lo embriaga para mirar su desnudez! 16 Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también y atúrdete[e]. La copa que está en la mano derecha del SEÑOR se volverá contra ti y la desgracia caerá sobre tu gloria. 17 Porque sobre ti caerá la violencia hecha al Líbano, y el despojo de las fieras te[f] abatirá a causa de la sangre humana y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que habitaban en ellas.
18 »¿De qué sirve la escultura que talla el escultor? ¿De qué sirve la imagen de fundición, si es maestra de engaño para que el escultor confíe en su obra haciendo ídolos mudos? 19 Ay del que dice al palo: “¡Despiértate!” y a la piedra muda: “¡Levántate!”. ¿Podrá él enseñar? He aquí que está cubierto de oro y de plata; no hay espíritu dentro de él.
20 »Pero el SEÑOR está en su santo templo: ¡Calle delante de él toda la tierra!
Alabanza al Dios de la salvación
3 Oración del profeta Habacuc. Sobre Sigionot.
2 Oh SEÑOR, he oído tu fama;
he considerado[g] tu obra, oh SEÑOR. ¡Avívala en medio de los tiempos;
en medio de los tiempos hazla conocer! En medio de la ira
acuérdate de tener misericordia.
3 Dios viene desde Temán;
y el Santo, de los montes de Parán.
Selah[h]Su esplendor cubre los cielos
y la tierra se llena de su alabanza.
4 Tiene un resplandor como de luz; rayos brillantes salen de sus manos
y allí se oculta su poderío.
5 La mortandad va delante de él
y de sus pies salen llamaradas.
6 Se detiene y hace temblar la tierra; mira y estremece a las naciones.
Se desmoronan los montes sempiternos; las antiguas colinas se postran ante él. ¡Sus caminos son eternos!
7 He visto en aflicción
las tiendas de Cusán;
temblaban las moradas
de la tierra de Madián.
8 ¿Es que te has airado,
oh SEÑOR, contra los ríos?
¿Se ha encendido contra los ríos tu enojo? ¿Fue dirigida tu ira contra el mar,cuando subiste sobre tus caballos
y sobre tus carros de victoria?
9 Has desnudado completamente tu arco; has provisto en abundancia
las flechas de tu palabra[i]. Selah[j]
Hendiste la tierra con ríos.
10 Te vieron las montañas y temblaron; pasó la inundación de las aguas[k].
El abismo dio su voz;
levantó en alto sus manos.
11 El sol y la luna
se detuvieron en su cenit.
Anduvieron a la luz de tus flechas
y al resplandor del brillo de tu lanza.
12 Con ira pisoteaste la tierra;
con furor trillaste las naciones.
13 Saliste para librar a tu pueblo, para salvar a tu ungido.
Destrozaste el techo de la casa del impío; desnudaste el cimiento hasta la roca.
Selah[l]
14 Horadaste con tus flechas la cabeza
de los que me dispersaron,
de los que acometieron
para dispersarme,
de los que se regocijan en devorar encubiertamente al pobre.
15 Marchaste en el mar con tus caballos,
en medio de la espuma de muchas aguas.
16 Oí, y se estremecieron mis entrañas. Ante esa voz titubearon mis labios; penetró podredumbre en mis huesos
y se estremecieron mis piernas. Gimo por el día de la angustia, cuando suba contra el pueblo
el que nos invadirá con sus tropas.
17 Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya fruto,
aunque falle el producto del olivo
y los campos no produzcan alimento, aunque se acaben las ovejas del redil
y no haya vacas en los establos;
18 con todo, yo me alegraré en el SEÑOR
y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 ¡El SEÑOR Dios[m] es mi fortaleza!
Él hará mis pies como de venados
y me hace andar sobre las alturas.
Al director del coro, con mis instrumentos de cuerda.
1 La palabra del SEÑOR que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gemalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías[n] hijo de Amón, rey de Judá.
Castigo de Judá en el día del SEÑOR
2 “¡Yo acabaré por completo con todas las cosas de la faz de la tierra!, dice el SEÑOR. 3 Acabaré con los hombres y con los animales; acabaré con las aves del cielo y con los peces del mar. Haré tropezar a los impíos y eliminaré a los hombres de la faz de la tierra, dice el SEÑOR.
4 “Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén. Eliminaré de este lugar lo que queda del culto de Baal y el nombre de los sacerdotes idólatras. 5 Eliminaré también a los que se postran en las azoteas ante el ejército de los cielos; a los que se postran y juran por el SEÑOR y al mismo tiempo juran por Moloc. 6 Eliminaré a los que se apartan de en pos del SEÑOR y a los que no le buscan ni le consultan”.
7 ¡Callen ante la presencia del SEÑOR Dios[o], porque el día del SEÑOR está cercano! El SEÑOR ha preparado un sacrificio y ha escogido a sus invitados.
8 “Sucederá en el día del sacrificio que hará el SEÑOR, que castigaré a los principales, a los hijos del rey y a todos los que llevan vestido extranjero. 9 Asimismo, en aquel día castigaré a todos los que saltan sobre el umbral[p] de las puertas y a los que llenan de violencia y de fraude la casa de su señor. 10 En aquel día habrá voz de clamor en la puerta del Pescado, gemido en el Segundo Barrio y grande quebranto en las colinas, dice el SEÑOR. 11 Giman, los que viven en el mercado de Mactes, porque todo el pueblo de los mercaderes será destruido; todos los que están cargados de plata serán exterminados.
12 “Sucederá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con lámpara, y castigaré a los hombres que se quedan inmóviles sobre la hez del vino y que dicen en sus corazones: ‘El SEÑOR no hará ni bien ni mal’. 13 Por tanto, el patrimonio de ellos será saqueado y sus casas quedarán desoladas. Edificarán casas, pero no las habitarán; plantarán viñas, pero no beberán el vino de ellas.
14 “Cercano está el gran día del SEÑOR; está cerca y se apresura con rapidez. Veloz es el día del SEÑOR; es más ágil que un corredor y más presuroso que un valiente[q]. 15 Aquel será día de ira, día de angustia y de aflicción, día de desolación y de devastación, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y de densa neblina, 16 día de toque de corneta y de griterío sobre las ciudades fortificadas y sobre las torres altas. 17 Yo traeré tribulación sobre los hombres y andarán como ciegos porque pecaron contra el SEÑOR. La sangre de ellos será derramada como polvo y su carne como excremento”.
18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira del SEÑOR, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo. Porque de cierto exterminará repentinamente a todos los habitantes de la tierra.
2 Agrúpense y congréguense, oh nación que no tiene vergüenza, 2 antes de que sean desechados y el día pase como el tamo[r]; antes que venga sobre ustedes el día de la ira del SEÑOR. 3 Busquen al SEÑOR, todos los mansos de la tierra que ejecutan su decreto. Busquen justicia, busquen mansedumbre; quizás serán protegidos en el día del furor del SEÑOR.
Castigo de las naciones vecinas
4 “Porque Gaza quedará desamparada y Ascalón desolada. Asdod será expulsada a mediodía y Ecrón será desarraigada. 5 ¡Ay de los que habitan en la zona del mar, la nación de los quereteos! La palabra del SEÑOR está contra ustedes, oh Canaán, tierra de los filisteos; te haré destruir hasta que no quede morador. 6 La zona del mar será convertida en pradera de pastores y en rediles de ovejas. 7 Y aquella zona será para el remanente de la casa de Judá. Allí apacentarán y en las casas de Ascalón se recostarán en la noche, porque el SEÑOR su Dios los visitará para hacer volver sus cautivos.
8 “He oído las afrentas de Moab y los insultos con que los hijos de Amón afrentaron a mi pueblo y se expandieron sobre sus territorios. 9 Por tanto, vivo yo, dice el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma y los hijos de Amón como Gomorra[s]: campo de ortigas, salinas y perpetua desolación. El remanente de mi pueblo los saqueará y el resto de mi gente los heredará. 10 Esto les sucederá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron a costa del pueblo del SEÑOR de los Ejércitos. 11 Temible será el SEÑOR contra ellos, porque hará que todos los dioses de la tierra vengan a menos. Cada uno se postrará ante él desde su lugar, en todas las costas de las naciones.
12 “También ustedes, los de Etiopía, serán muertos con mi espada”.
13 Después extenderá su mano contra el norte y destruirá a Asiria. Convertirá a Nínive en desolación y en sequedal, como un desierto. 14 En medio de ella se recostarán las manadas y todo animal del campo[t]. Tanto el búho como el erizo pernoctarán en sus capiteles. La lechuza cantará en la ventana y el cuervo[u] en el umbral; pues su enmaderado de cedro quedará expuesto. 15 Esta es la ciudad alegre que habitaba confiadamente, la que decía en su corazón: “Solo yo y nadie más”. ¡Cómo ha sido convertida en horror, en guarida de fieras! Cualquiera que pase junto a ella silbará y agitará la mano.
Contra los dirigentes de Jerusalén
3 ¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! 2 No escucha la voz ni recibe la corrección. No confía en el SEÑOR, ni se acerca a su Dios. 3 Sus magistrados en medio de ella son leones rugientes. Sus jueces son lobos vespertinos que no dejan hueso para la mañana. 4 Sus profetas son insolentes y hombres traicioneros. Sus sacerdotes han contaminado el santuario y hacen violencia a la ley. 5 El SEÑOR es justo en medio de ella; él no hará maldad. Cada mañana saca a luz su juicio; nunca falta. Pero el perverso no conoce la vergüenza.
6 “Yo exterminaré las naciones. Sus torreones quedarán desolados; dejaré desiertas sus calles hasta que no quede quien transite. Sus ciudades serán devastadas hasta que no quede hombre, hasta que no quede habitante. 7 Dije: ‘Ciertamente me temerás, recibirás corrección’. Y no será quitado de sus ojos[v] todo lo que le he encomendado a ella. Pero ellos se apresuraron a corromper todas sus obras. 8 ¡Por tanto, dice el SEÑOR, esperen el día en que me levante para ser testigo[w]! Porque tengo determinado reunir las naciones y juntar los reinos para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira. Porque toda la tierra será consumida por el fuego de mi celo.
Reconocimiento universal del SEÑOR
9 “Entonces daré a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el nombre del SEÑOR y le sirvan de común acuerdo. 10 Desde más allá de los ríos de Etiopía me traerán ofrenda los que me invocan en medio de la dispersión.
11 “En aquel día no serás avergonzada por ninguno de tus actos con que te rebelaste contra mí, porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en su soberbia. Y nunca más te ensoberbecerás en el monte de mi santidad. 12 En medio de ti dejaré un pueblo humilde y pobre, el cual se refugiará en el nombre del SEÑOR. 13 El remanente de Israel no hará iniquidad ni dirá mentira ni habrá lengua engañosa en boca de ellos. Ciertamente serán apacentados y se recostarán sin que haya quien los amedrente”.
Reinado del SEÑOR desde Jerusalén
14 ¡Canta, oh hija de Sion;
da voces de júbilo, oh Israel!
¡Gózate y regocíjate de todo corazón,
oh hija de Jerusalén!
15 El SEÑOR ha quitado el juicio contra ti; ha echado fuera a tu enemigo. ¡El SEÑOR es el Rey de Israel
en medio de ti!
¡Nunca más temerás el mal!
16 En aquel día se dirá a Jerusalén: “No temas, oh Sion;
no se debiliten tus manos”.
17 El SEÑOR tu Dios está en medio de ti: ¡Es poderoso; él salvará!
Con alegría se regocijará por causa de ti. Te renovará[x] en su amor;
por causa de ti se regocijará con cánticos.
18 “Yo quitaré de ti el pesar de la festividad que era para ti como una carga.
19 He aquí, en aquel tiempo yo convertiré en oprobio a todos tus opresores. Pero salvaré a la que cojea
y recogeré a la descarriada.
Las pondré como objeto de alabanza y de renombre
en todos los países donde han sido avergonzadas.
20 En aquel tiempo los traeré;
en aquel tiempo los reuniré.
Yo les haré objeto de renombre
y de alabanza
entre todos los pueblos de la tierra, cuando les restaure de la cautividad ante sus propios ojos”,
ha dicho el SEÑOR.
Exhortación a reedificar el templo
1 En el primer día del mes sexto[y] del segundo año del rey Darío, vino por medio del profeta Hageo[z] la palabra del SEÑOR para Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y para Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: 2 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Este pueblo dice que aún no ha llegado el tiempo en que sea reedificada la casa del SEÑOR’”.
3 Vino, pues, la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 “¿Acaso es tiempo de que ustedes habiten en sus casas enmaderadas mientras que esta casa está en ruinas? 5 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Reflexionen acerca de sus caminos. 6 Han sembrado mucho pero han recogido poco; comen pero no se sacian; beben pero no quedan satisfechos; se visten pero no se abrigan; y el jornalero recibe su jornal en bolsa rota’”.
7 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Reflexionen acerca de sus caminos. 8 Suban al monte, traigan madera y reedifiquen el templo. Yo tendré satisfacción en ello y seré honrado, ha dicho el SEÑOR. 9 Pero ustedes buscan mucho y hallan poco; y lo que llevan a casa, de un soplo yo lo hago desaparecer. ¿Por qué?, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Porque mi casa está en ruinas, mientras que cada uno de ustedes se ocupa de su propia casa. 10 Por eso, por causa de ustedes, los cielos retuvieron la lluvia y la tierra retuvo su fruto. 11 Además, llamé la sequía sobre la tierra y sobre los montes; sobre el trigo, sobre el vino nuevo, sobre el aceite y sobre todo lo que la tierra produce; sobre los hombres, sobre el ganado y sobre todo trabajo de las manos”.
Dirigentes y pueblo emprenden la obra
12 Zorobabel hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué hijo de Josadac, y todo el remanente del pueblo escucharon la voz del SEÑOR su Dios y las palabras del profeta Hageo, como lo había enviado el SEÑOR su Dios. Y el pueblo temió ante la presencia del SEÑOR. 13 Entonces Hageo, mensajero del SEÑOR, habló al pueblo con el mensaje del SEÑOR, diciendo: “Yo estoy con ustedes”, dice el SEÑOR.
14 Y el SEÑOR despertó el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, el espíritu de Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el remanente del pueblo, y ellos acudieron y emprendieron la obra de la casa del SEÑOR de los Ejércitos, su Dios, 15 en el día veinticuatro del mes sexto[aa] del segundo año del rey Darío.
La gloria del nuevo templo
2 En el día veintiuno del mes séptimo[ab], vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 2 “Habla, pues, a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá; a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y al resto del pueblo, diciendo: 3 ‘¿Quién de los que han quedado entre ustedes vio este templo en su primera gloria? ¿Y cómo lo ven ahora? ¿No es este como nada delante de sus ojos? 4 Ahora pues, esfuérzate, oh Zorobabel, dice el SEÑOR; esfuérzate también tú, oh Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote. Esfuércese todo el pueblo de la tierra, dice el SEÑOR, y actúen; porque yo estoy con ustedes, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 5 Según el pacto[ac] que hice con ustedes cuando salieron de Egipto, mi Espíritu estará en medio de ustedes. No teman, 6 porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: Dentro de poco yo estremeceré los cielos y la tierra, el mar y la parte seca. 7 Estremeceré todas las naciones, y vendrán los tesoros deseados de las naciones. Y llenaré este templo de gloria, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. 8 Mía es la plata y mío es el oro, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 9 La gloria de este último templo será mayor que la del primero, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. Y daré la paz en este lugar’”, dice el SEÑOR de los Ejércitos.
Llamado a actuar con manos santas
10 En el día veinticuatro del mes noveno[ad] del segundo año de Darío, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo: 11 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Pregunta, pues, a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: 12 Si alguien lleva carne sagrada en el extremo de su vestidura y con el extremo de la misma toca pan, guiso, vino, aceite o cualquier otra comida, ¿llegarán estas cosas a ser sagradas?’ ”.
Los sacerdotes respondieron diciendo:
—No.
13 Hageo dijo:
—Si alguna persona impura a causa de contacto con un cadáver toca alguna de estas cosas, ¿llegará esta a ser impura?
Le respondieron:
—Sí, será impura.
14 Y Hageo respondió:
—“Lo mismo sucede delante de mí con este pueblo y con esta nación”, dice el SEÑOR, “de manera que toda la obra de sus manos y todo lo que ofrecen aquí es impuro. 15 Ahora pues, reflexionen desde este día en adelante, antes de poner piedra sobre piedra en el templo del SEÑOR: 16 ¿Qué les[ae] pasa? Vienen a un montón de veinte medidas y hay solo diez; y vienen al lagar para sacar cincuenta medidas y hay solo veinte. 17 Los he golpeado en toda la obra de su manos con tizón, hongos y granizo, pero no se han vuelto a mí, dice el SEÑOR. 18 Reflexionen desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno[af], el día en que son puestos los cimientos del templo del SEÑOR. Reflexionen: 19 ¿Todavía hay semilla en el granero? Si bien ni la vid ni la higuera ni el granado ni el árbol de olivo han producido todavía, desde este día les daré bendición”.
Expectativa centrada en Zorobabel
20 En el día veinticuatro del mismo mes, vino por segunda vez la palabra del SEÑOR a Hageo, diciendo: 21 “Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: ‘Yo estremeceré los cielos y la tierra. 22 Trastornaré el trono de los reinos y destruiré la fuerza del reino de las naciones. Trastornaré el carro y a los que suben en él. Caerán los caballos y los que montan en ellos, cada cual por la espada de su hermano. 23 En aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos, te tomaré a ti, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, y te pondré como anillo de sellar porque yo te he escogido’”, dice el SEÑOR de los Ejércitos.
Llamado para volver al SEÑOR
1 En el mes octavo[ag] del segundo año de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías[ah] hijo de Berequías, hijo de Ido, diciendo: 2 “El SEÑOR se enojó en gran manera contra los padres de ustedes. 3 Pero diles que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Vuélvanse a mí, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, y yo me volveré a ustedes’, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. 4 No sean como sus padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron diciendo que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Vuélvanse de sus malos caminos y de sus malas obras’; pero no me escucharon ni me atendieron, dice el SEÑOR. 5 Sus padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre? 6 Pero mis palabras y mis leyes que encomendé a mis siervos los profetas, ¿acaso no alcanzaron a sus padres? Por eso ellos se volvieron y dijeron: ‘Como el SEÑOR de los Ejércitos se propuso hacernos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así hizo con nosotros’ ”.
Informe de los exploradores
7 En el día veinticuatro del mes undécimo[ai], el mes de Sebat, del segundo año de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, de esta manera:
8 Tuve una visión de noche, y he aquí un hombre montado sobre un caballo rojo que estaba entre los mirtos que había en una cañada. Detrás de él había caballos rojos, bayos y blancos. 9 Entonces pregunté:
—¿Qué son estos, señor mío?
Me dijo el ángel que hablaba conmigo:
—Yo te mostraré qué son estos.
10 Y el hombre que estaba entre los mirtos respondió diciendo:
—Estos son los que el SEÑOR ha enviado para recorrer la tierra.
11 Ellos se dirigieron al ángel del SEÑOR que estaba entre los mirtos y dijeron:
—Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra está reposada y tranquila.
Mensaje de consuelo para Sion
12 Entonces el ángel del SEÑOR se expresó diciendo: “Oh SEÑOR de los Ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás compasión de Jerusalén y de las ciudades de Judá contra las cuales has estado airado durante setenta años?”. 13 Y el SEÑOR respondió palabras buenas y palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo. 14 Entonces me dijo el ángel que me hablaba:
—Proclama diciendo que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Tuve celo por Jerusalén y gran celo por Sion, 15 y con gran enojo estoy airado contra las naciones que están reposadas. Pues yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el desastre. 16 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR, yo me he vuelto hacia Jerusalén con compasión. En ella será edificada mi casa, dice el SEÑOR de los Ejércitos, y el cordel será tendido sobre Jerusalén”. 17 Proclama además diciendo que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “De nuevo se desbordarán mis ciudades por la abundancia del bien; de nuevo consolará el SEÑOR a Sion y escogerá a Jerusalén”.
Los cuernos y los herreros del juicio
18 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. 19 Pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿Qué son estos?
Y me respondió:
—Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.
20 En seguida me mostró cuatro herreros. 21 Y yo pregunté:
—¿Qué vienen a hacer estos?
Y me respondió:
—Aquellos eran los cuernos que dispersaron a Judá, de tal manera que ninguno pudo levantar su cabeza. Pero estos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno contra la tierra de Judá, para dispersarla.
Llamado para volver a Sion
2 Después alcé mis ojos y miré, y he aquí un hombre que tenía en su mano una cuerda de medir. 2 Le pregunté:
—¿A dónde vas?
Y él me respondió:
—A medir a Jerusalén, para ver cuál es su ancho y cuál es su largo.
3 Y he aquí, cuando salía el ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro, 4 y le dijo:
—Corre y di a ese joven: “Jerusalén será habitada sin muros a causa de la multitud de la gente y del ganado que habrá en medio de ella. 5 Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella como su Gloria, dice el SEÑOR. 6 ¡Ea, ea! Huyan de la tierra del norte, dice el SEÑOR, pues que los esparcí por los cuatro vientos de los cielos, dice el SEÑOR. 7 ¡Ea, Sion! Escápate tú que habitas con la hija de Babilonia”. 8 Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, después que la Gloria me enviara a las naciones que los despojaron (porque el que los toca, toca la niña de su ojo): 9 “Porque he aquí, alzo mi mano sobre ellos y serán botín para los que fueron sus esclavos”. Así sabrán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado. 10 “¡Canta y alégrate, oh hija de Sion, porque he aquí que vengo y habitaré en medio de ti!, dice el SEÑOR. 11 En aquel día se unirán al SEÑOR muchas naciones y serán mi pueblo. Y habitaré en medio de ti”. Entonces conocerán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado a ti. 12 El SEÑOR poseerá a Judá como su heredad en la tierra santa y de nuevo escogerá a Jerusalén. 13 ¡Calle todo mortal delante del SEÑOR, porque él se ha despertado en su santa morada!
Visión de la investidura de Josué
3 Después me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su mano derecha para acusarlo.
2 El SEÑOR dijo a Satanás:
—El SEÑOR te reprenda, oh Satanás. El SEÑOR, quien ha escogido a Jerusalén, te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del fuego?
3 Josué estaba delante del ángel, vestido con vestiduras sucias. 4 Entonces el ángel habló y ordenó a los que estaban delante de él, diciendo:
—Quítenle esas vestiduras sucias. —Y a Josué dijo—: Mira que he quitado de ti tu iniquidad y te visto con ropa de gala. 5 —También dijo[aj]—: Pongan sobre su cabeza un turbante limpio.
Pusieron un turbante limpio sobre su cabeza y lo vistieron con sus vestiduras. El ángel del SEÑOR estaba de pie. 6 Y el ángel del SEÑOR advirtió a Josué diciendo:
7 —Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Si andas en mis caminos y guardas mi ordenanza, tú también gobernarás mi casa y guardarás mis atrios; y yo te daré libre acceso entre estos que están de pie. 8 Escucha, pues, oh Josué, sumo sacerdote; tú y tus amigos que se sientan delante de ti, puesto que son hombres de carácter simbólico: He aquí yo traigo a mi siervo, el Retoño[ak]. 9 Porque he aquí que yo mismo grabaré aquella piedra que he puesto delante de Josué (sobre esta única piedra hay siete ojos)[al], dice el SEÑOR de los Ejércitos, y quitaré la iniquidad de la tierra en un solo día. 10 En aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos, cada uno de ustedes invitará a su amigo para estar debajo de su vid y debajo de su higuera”.
El candelabro y los dos olivos
4 El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me preguntó:
—¿Qué ves?
Yo respondí:
—He aquí, veo un candelabro hecho todo de oro, con un depósito encima, y en la parte superior del candelabro están sus siete lámparas con sus siete conductos para las mechas. 3 Sobre él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y otro a su izquierda.
4 Proseguí y pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿Qué son estos, señor mío?
5 Y el ángel que hablaba conmigo me respondió:
—¿No sabes qué son estos?
Yo dije:
—No, señor mío.
6 Entonces me explicó diciendo:
—Esta es la palabra del SEÑOR para Zorobabel: “No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran montaña? ¡Delante de Zorobabel serás aplanada! Él sacará la piedra principal con aclamaciones de ‘¡Qué hermosa, qué hermosa!’ ”.
8 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR diciendo: 9 “Las manos de Zorobabel pusieron los cimientos de este templo y sus mismas manos lo terminarán”. Así conocerán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado a ustedes. 10 ¿Quién despreció el día de las pequeñeces? ¡Se alegrarán al ver la plomada en la mano de Zorobabel! (Aquellos siete ojos son los del SEÑOR que recorren toda la tierra)[am]. 11 Y le hablé diciendo:
—¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro? 12 —Hablé de nuevo y le pregunté—: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que están al lado de los tubos de oro y que vierten de sí aceite como oro?
13 Me respondió:
—¿No sabes qué son estos?
Yo dije:
—No, señor mío.
14 Y él dijo:
—Estos son los dos que fueron ungidos con aceite y que están delante del Señor de toda la tierra.
El rollo que volaba
5 Volví a alzar mis ojos y miré. Y he aquí un rollo que volaba. 2 Él me preguntó:
—¿Qué ves?
Yo respondí:
—Veo un rollo que vuela, de nueve metros de largo por cuatro y medio metros de ancho.
3 Entonces me dijo:
—Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que roba (según consta en este lado del rollo) será excluido de acuerdo con ella; y todo el que jura en vano (según consta en el otro lado del rollo), será excluido de acuerdo con ella. 4 Dice el SEÑOR de los Ejércitos: “Yo la he hecho aparecer, y entrará en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre. Permanecerá en medio de su casa y la consumirá junto con su madera y sus piedras”.
La mujer dentro de un recipiente
5 Salió aquel ángel que hablaba conmigo y me dijo:
—Alza, por favor, tus ojos y mira lo que aparece.
6 Pregunté:
—¿Qué es eso?
Y él dijo:
—Lo que aparece es un recipiente[an] para medir granos. —Dijo además—: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.
7 He aquí que se levantó la tapa[ao] de plomo, y había una mujer sentada dentro de la caja. 8 Y él dijo:
—Esta es la Maldad.
Entonces la arrojó dentro de la caja y arrojó la tapa de plomo sobre la abertura. 9 Alcé mis ojos y miré; y he aquí que aparecieron dos mujeres con viento en sus alas, pues tenían alas como de cigüeña. Ellas levantaron la caja entre la tierra y el cielo. 10 Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—¿A dónde llevan la caja?
11 Y él me respondió:
—A edificarle casa en la tierra de Sinar. Y cuando esté lista, será puesta allá, en su lugar.
Los cuatro carros de juicio
6 Volví a alzar mis ojos y miré. Y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes. Aquellos montes eran de bronce. 2 En el primer carro había caballos rojos, en el segundo carro caballos negros, 3 en el tercer carro caballos blancos y en el cuarto carro caballos moteados y bayos. 4 Entonces pregunté al ángel que hablaba conmigo:
—Señor mío, ¿qué son estos?
5 Y el ángel me respondió diciendo:
—Estos son los cuatro vientos de los cielos que salen desde donde están, delante del SEÑOR de toda la tierra. 6 Los caballos negros atados al carro salen hacia la tierra del norte; los blancos salen hacia el occidente; los moteados salen hacia la tierra del sur, 7 y los bayos salen e intentan recorrer la tierra. —Entonces dijo—: ¡Vayan, recorran la tierra!
Y recorrieron la tierra.
8 Luego me llamó y me habló diciendo:
—Mira, los que salen hacia la tierra del norte han aplacado mi Espíritu en la tierra del norte.
La corona para Josué
9 La palabra del SEÑOR vino a mí diciendo: 10 “Tomarás una ofrenda de los del cautiverio: de Heldai, de Tobías y de Jedaías, que han venido de Babilonia; y el mismo día irás a la casa de Josías hijo de Sofonías. 11 Toma plata y oro, haz una corona[ap] y ponla sobre la cabeza del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac. 12 Y le hablarás diciendo que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘¡He aquí el hombre cuyo nombre es el Retoño[aq] brotará de su lugar y edificará el templo del SEÑOR! 13 Él edificará el templo del SEÑOR. Tendrá gloria, se sentará en su trono y gobernará. Habrá un sacerdote junto a su trono, y habrá consejo de paz entre ambos’ ”.
14 Heldai[ar], Tobías, Jedaías y el hijo[as] de Sofonías tendrán coronas para gracia y como un recordatorio en el templo del SEÑOR. 15 Y los que están lejos vendrán y edificarán el templo del SEÑOR. Así conocerán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado a ustedes. Esto sucederá si escuchan atentamente la voz del SEÑOR, su Dios.
Consulta sobre el ayuno por Sion
7 Aconteció que en el cuarto día del mes noveno[at], es decir, en Quislev, del cuarto año del rey Darío, vino la palabra del SEÑOR a Zacarías. 2 Entonces enviaron a Sarezer, a Reguem-melec y a sus hombres a la casa de Dios para implorar el favor del SEÑOR, 3 y para hablar con los sacerdotes que estaban en la casa del SEÑOR de los Ejércitos y con los profetas, a fin de preguntarles: “¿Debo hacer duelo en el mes quinto[au] y ayunar, como he hecho desde hace algunos años?”.
4 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo: 5 “Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: ‘Cuando ayunaban y hacían duelo en los meses quinto[av] y séptimo[aw] durante estos setenta años, ¿acaso ayunaban para mí? 6 Y cuando comen y beben, ¿acaso no comen y beben para ustedes mismos? 7 ¿No son estas las palabras que ha dado a conocer el SEÑOR por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y en paz, y estaban habitadas las ciudades en sus alrededores, y en el Néguev y en la Sefela?”.
Causas de la ruina de Sion
8 Vino la palabra del SEÑOR a Zacarías, diciendo: 9 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Juzguen conforme a la verdad; practiquen la bondad y la misericordia, cada uno con su hermano. 10 No extorsionen a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; ni ninguno piense en su corazón el mal contra su hermano’. 11 Pero no quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír. 12 Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que el SEÑOR de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira del SEÑOR de los Ejércitos. 13 Aconteció que como llamé[ax] y ellos no escucharon, así ellos llamaron y yo no escuché, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 14 Más bien, los esparcí con vendaval por todas las naciones que no conocían, y tras ellos la tierra fue desolada hasta no quedar quien fuera ni viniera. Así convirtieron la tierra de las delicias en desolación”.
El Señor vuelve a morar en Jerusalén
8 Vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo: 2 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Yo tuve un gran celo por Sion; con gran enojo tuve celo por ella’. 3 Así ha dicho el SEÑOR: ‘Yo he vuelto a Sion y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad y el monte del SEÑOR de los Ejércitos, Monte de Santidad’. 4 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Aún han de sentarse los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con un bastón en la mano por el gran número de sus días. 5 Y las calles de la ciudad estarán repletas de niños y niñas jugando en ellas’. 6 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Si esto parece milagroso ante los ojos del remanente de este pueblo en estos días, ¿habrá de ser también milagroso en mis ojos?’, dice el SEÑOR de los Ejércitos.
7 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘He aquí, yo salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra del poniente. 8 Los traeré y habitarán en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, en fidelidad y en justicia’. 9 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Esfuércense sus manos, ustedes que en estos días oyen estas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa del SEÑOR de los Ejércitos para reedificarla. 10 Porque antes de estos días no había recompensa para el hombre ni había recompensa para el ganado, y a causa del enemigo no había paz para el que entraba ni para el que salía. Yo arrojé a todo hombre, cada uno contra su prójimo. 11 Pero ahora no haré esto con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 12 Porque su semilla será paz; la vid dará su fruto, la tierra su producto y los cielos su rocío. Y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto. 13 Sucederá que como fueron maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así los libraré y serán bendición. No teman; más bien, esfuércense sus manos’.
14 “Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Como pensé hacerles mal cuando sus padres me provocaron a ira, y no cambié de parecer, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, 15 así ahora he pensado hacerle bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No teman. 16 Estas son las cosas que han de hacer: Hablen verdad cada cual con su prójimo. Juzguen en sus tribunales[ay] con juicio de paz. 17 Ninguno de ustedes piense en su corazón el mal contra su prójimo. No amen el falso juramento, porque yo aborrezco todas estas cosas’ ”, dice el SEÑOR.
Bendición del SEÑOR en Jerusalén
18 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo: 19 “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Los ayunos del mes cuarto[az], del quinto[ba], del séptimo[bb] y del décimo[bc] serán convertidos en ocasiones de gozo, alegría y buenas festividades para la casa de Judá. Amen, pues, la verdad y la paz’ ”.
20 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Aún vendrán gentes y habitantes de muchas ciudades. 21 Los habitantes de una ciudad irán a otra y dirán: ‘¡Vayamos a implorar el favor del SEÑOR, a buscar al SEÑOR de los Ejércitos! ¡Yo también voy!’. 22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar al SEÑOR de los Ejércitos en Jerusalén, para implorar el favor del SEÑOR. 23 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: Acontecerá en aquellos días que diez hombres de las naciones de todos los idiomas se asirán del manto de un judío y le dirán: ‘¡Déjennos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes!’ ”.
Castigo de los enemigos de Israel
9 Profecía: La palabra del SEÑOR contra la tierra de Hadrac y Damasco, el lugar de su reposo. Porque al SEÑOR pertenecen el ojo del hombre y todas las tribus de Israel; 2 también Hamat, que colinda con ella; y Tiro y Sidón, aunque se hayan hecho muy sabias. 3 Tiro se edificó una fortaleza y acumuló plata como el polvo, y oro como el lodo de las calles. 4 Pero he aquí que el Señor se apoderará de ella y destruirá en el mar su poderío, y ella será consumida con fuego.
5 “Ascalón lo verá y temerá. Gaza también temblará en gran manera; lo mismo Ecrón, porque su esperanza ha sido avergonzada. Dejará de haber rey en Gaza y Ascalón no será habitada. 6 En Asdod se sentará un bastardo y destruiré la soberbia de los filisteos. 7 Apartaré la sangre de su boca y las abominaciones de sus dientes. Asdod será también convertida en un remanente para nuestro Dios y será como una familia más en Judá. Y Ecrón será como el jebuseo. 8 Yo defenderé mi casa del que acampa, del que pasa y del que vuelve. El opresor no pasará más sobre ellos, porque ahora yo vigilo por ella con mis propios ojos”.
Advenimiento del Rey mesiánico
9 ¡Alégrate mucho, oh hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén! He aquí, tu Rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna.
10 “Destruiré los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén. También serán destruidos los arcos de guerra y él hablará de paz a las naciones. Su dominio será de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra. 11 Y a ti también, por la sangre de tu pacto libertaré a tus prisioneros de la cisterna sin agua. 12 Vúelvanse a la fortaleza, oh prisioneros llenos de esperanza. También hoy les anuncio que les restituiré el doble. 13 Pues he preparado a Judá como mi arco; lo he cargado con Efraín como flecha. E incitaré a tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia; y te blandiré como espada de valiente”.
14 El SEÑOR será visto sobre ellos, y su flecha saldrá como relámpago. El SEÑOR Dios[bd] tocará la corneta y avanzará con los torbellinos del sur. 15 El SEÑOR de los Ejércitos los protegerá, y ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda. Beberán sangre[be] como si fuera vino, y se llenarán como un tazón y como los bordes del altar. 16 En aquel día el SEÑOR su Dios los salvará; como a rebaño pastoreará a su pueblo. Serán sobre su tierra como piedras preciosas de una diadema. 17 ¡Cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo hará florecer a los jóvenes y el vino nuevo a las jóvenes.
El SEÑOR vindicará a su pueblo
10 ¡Pidan al SEÑOR la lluvia de la estación tardía! El SEÑOR produce relámpagos y hace llover. Él da pan al hombre y hierba en el campo. 2 Pero los ídolos domésticos prometen en vano. Los adivinos ven mentiras y refieren sueños falsos; vano es su consuelo. Por eso el pueblo vaga como ovejas; fue afligido por falta de pastor.
3 “Mi ira se ha encendido contra los pastores y castigaré a los machos cabríos. Porque el SEÑOR de los Ejércitos visitará con su favor a su rebaño, a la casa de Judá, y los convertirá en su corcel de honor en la batalla. 4 De él saldrá la piedra angular, de él la estaca, de él el arco de guerra y de él también el gobernante. 5 Serán como los valientes que en la batalla pisotean al enemigo en el lodo de la calle. Combatirán, porque el SEÑOR estará con ellos, y los que montan a caballo serán avergonzados.
6 “Porque yo fortaleceré la casa de Judá y libraré la casa de José. Los haré volver, porque tendré misericordia de ellos. Serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy el SEÑOR su Dios que los oiré. 7 Los de Efraín serán como un héroe y el corazón de ellos se alegrará como por el vino. Sus hijos también lo verán y se alegrarán; su corazón se gozará en el SEÑOR. 8 Los llamaré con un silbido y los reuniré, porque los he redimido; y serán tan numerosos como lo fueron antes. 9 Aunque los sembraré entre los pueblos, aun en la lejanía se acordarán de mí; criarán a sus hijos y regresarán. 10 Porque los haré volver de la tierra de Egipto y los recogeré de Asiria. Los traeré a la tierra de Galaad y al Líbano, y no les bastará. 11 Pasarán por el mar de la angustia[bf] golpeando sus olas, y se secarán todas las profundidades del Nilo. La soberbia de Asiria será derribada y haré cesar el cetro de Egipto. 12 Los fortaleceré en el SEÑOR y caminarán en su nombre”, dice el SEÑOR.
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