Bible in 90 Days
20 Entonces les respondió Moisés:
—Si así lo hacen, si se arman para ir a la guerra delante del SEÑOR, 21 y si todos sus hombres cruzan armados el Jordán delante del SEÑOR, hasta que él haya echado a sus enemigos de su presencia 22 y la tierra sea sometida delante del SEÑOR, luego volverán y serán libres de culpa ante el SEÑOR e Israel. Entonces esta tierra será de ustedes en posesión delante del SEÑOR. 23 Pero si no lo hacen así, he aquí que habrán pecado contra el SEÑOR, y sepan que su pecado los alcanzará. 24 Edifiquen, pues, ciudades para sus niños y rediles para sus rebaños, pero hagan lo que han prometido.
25 Los hijos de Gad y los hijos de Rubén dijeron a Moisés:
—Tus siervos harán como manda mi señor. 26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado quedarán allí en las ciudades de Galaad; 27 pero tus siervos, todos los que están armados para la guerra, cruzarán delante del SEÑOR para la batalla, como dice mi señor.
28 Entonces Moisés dio órdenes acerca de ellos al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel. 29 Moisés les dijo:
—Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, todos armados para la guerra, cruzan con ustedes el Jordán delante del SEÑOR, después que la tierra sea conquistada por ustedes, les darán la tierra de Galaad como posesión. 30 Pero si no cruzan armados con ustedes, entonces tendrán que tomar posesión entre ustedes en la tierra de Canaán.
31 Los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo:
—Haremos lo que el SEÑOR ha dicho a tus siervos. 32 Nosotros cruzaremos armados delante del SEÑOR a la tierra de Canaán, pero la posesión de nuestra heredad estará en este lado del Jordán.
33 Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sejón, rey amorreo, y el reino de Og, rey de Basán: la tierra con sus ciudades dentro de sus fronteras y las ciudades del territorio circundante.
34 Los hijos de Gad reedificaron Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot-sofán, Jazer, Jogboa, 36 Bet-nimra y Bet-haram, ciudades fortificadas, y rediles de rebaños.
37 Los hijos de Rubén reedificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim, 38 Nebo, Baal-maón (con los nombres cambiados) y Sibma. Ellos llamaron con otros nombres a las ciudades que reedificaron.
39 Los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad y la tomaron, echando a los amorreos que estaban allí. 40 Entonces Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella. 41 También Jaír hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y las llamó Havot-jaír[a]. 42 Asimismo, Nóbaj fue y tomó Quenat y sus aldeas, y la llamó Nóbaj, según su propio nombre.
Etapas desde Egipto hasta el Jordán
33 Estas son las etapas de los hijos de Israel que salieron de la tierra de Egipto, según sus ejércitos, bajo la dirección de Moisés y Aarón. 2 Moisés anotó por escrito, por mandato del SEÑOR, los puntos de partida de sus etapas. Estas son sus etapas, según sus puntos de partida:
3 Se pusieron en marcha desde Ramesés el día quince del mes primero[b], que era el segundo día de la Pascua. Los hijos de Israel salieron osadamente, a la vista de todos los egipcios, 4 mientras los egipcios estaban enterrando a todos los primogénitos que el SEÑOR había matado entre ellos. El SEÑOR también había ejecutado actos justicieros contra sus dioses.
5 Entonces los hijos de Israel partieron de Ramesés y acamparon en Sucot.
6 Partieron de Sucot y acamparon en Etam, que está en el extremo del desierto.
7 Partieron de Etam y se volvieron hacia Pi-hajirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon frente a Migdol.
8 Partieron de Pi-hajirot y pasaron por en medio del mar al desierto. Fueron tres días de camino por el desierto de Etam y acamparon en Mara.
9 Partieron de Mara y llegaron a Elim, donde había doce manantiales de agua y setenta palmeras, y acamparon allí.
10 Partieron de Elim y acamparon junto al mar Rojo.
11 Partieron del mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.
12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.
13 Partieron de Dofca y acamparon en Alús.
14 Partieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo agua para beber.
15 Partieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.
16 Partieron del desierto de Sinaí y acamparon en Quibrot-hataavah.
17 Partieron de Quibrot-hataavah y acamparon en Hazerot.
18 Partieron de Hazerot y acamparon en Ritma.
19 Partieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.
20 Partieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.
21 Partieron de Libna y acamparon en Risa.
22 Partieron de Risa y acamparon en Quehelata.
23 Partieron de Quehelata y acamparon en el monte Sefer.
24 Partieron del monte Sefer y acamparon en Harada.
25 Partieron de Harada y acamparon en Maquelot.
26 Partieron de Maquelot y acamparon en Tajat.
27 Partieron de Tajat y acamparon en Taraj.
28 Partieron de Taraj y acamparon en Mitca.
29 Partieron de Mitca y acamparon en Hasmona.
30 Partieron de Hasmona y acamparon en Moserot.
31 Partieron de Moserot y acamparon en Benei-jaacán.
32 Partieron de Benei-jaacán y acamparon en el monte Gidgad.
33 Partieron del monte Gidgad y acamparon en Jotbata.
34 Partieron de Jotbata y acamparon en Abrona.
35 Partieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.
36 Partieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.
37 Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera de la tierra de Edom. 38 El sacerdote Aarón subió al monte Hor, conforme al mandato del SEÑOR, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, el primero del mes quinto[c]. 39 Aarón tenía ciento veintitrés años cuando murió en el monte Hor. 40 Entonces el rey de Arad, cananeo, que habitaba en el Néguev en la tierra de Canaán, se enteró de que habían llegado los hijos de Israel.
41 Partieron del monte Hor y acamparon en Zalmona.
42 Partieron de Zalmona y acamparon en Punón.
43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.
44 Partieron de Obot y acamparon en Iyeabarim, en la frontera de Moab.
45 Partieron de Iyim y acamparon en Dibón-gad.
46 Partieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.
47 Partieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, frente al Nebo.
48 Partieron de los montes de Abarim y acamparon en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
49 Y acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en las llanuras de Moab.
Instrucciones para conquistar Canaán
50 Entonces el SEÑOR habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 51 “Habla a los hijos de Israel y diles: ‘Cuando hayan cruzado el Jordán a la tierra de Canaán, 52 echarán de su presencia a todos los habitantes de la tierra, destruirán todas sus esculturas, destruirán todas sus imágenes de fundición y devastarán todos sus lugares altos. 53 Tomarán posesión de la tierra y habitarán en ella, porque a ustedes les he dado la tierra, para que la tengan en posesión.
54 “‘Recibirán la tierra en heredad por sorteo según sus clanes. A los más numerosos darán una heredad más grande, a los menos numerosos darán una heredad más pequeña. Donde a uno le toque por sorteo, allí tendrá su posesión. Según las tribus de sus padres, la recibirán en heredad.
55 “‘Pero si no echan de delante de ustedes a los habitantes de la tierra, sucederá que los que dejen de ellos serán como aguijones en sus ojos y espinas en sus costados, y los hostilizarán en la tierra que ustedes han de habitar. 56 Y sucederá que les haré a ustedes lo que pensé hacerles a ellos’”.
Fronteras de la tierra prometida
34 El SEÑOR habló a Moisés diciendo: 2 “Manda a los hijos de Israel y diles: ‘Cuando hayan entrado en la tierra de Canaán, la tierra que les ha de tocar como heredad, la tierra de Canaán según sus fronteras, 3 tendrán el lado sur desde el desierto de Zin que está junto a Edom. Su frontera sur será desde el extremo del mar Salado hacia el este. 4 De allí la frontera sur torcerá hacia la cuesta de Acrabim y pasará hasta Zin. Su extremo sur llegará hasta Cades-barnea. De allí seguirá a Hazar-adar y pasará hasta Asmón. 5 La frontera torcerá de Asmón hasta el arroyo de Egipto y terminará en la costa del mar.
6 “‘Su frontera occidental será el mar Grande. Este será su límite occidental.
7 “‘Esta será su frontera norte: Desde el mar Grande la trazarán hasta el monte Hor. 8 Desde el monte Hor la trazarán hasta Lebo-hamat, y la frontera llegará a Zedad. 9 La frontera seguirá hasta Zifrón y terminará en Hazar-enán. Este será su límite por el norte.
10 “ ‘Por el oriente trazarán la frontera desde Hazar-enán hasta Sefam. 11 Luego descenderá la frontera desde Sefam hasta Ribla, al oriente de Ayin, y descenderá y se extenderá sobre el costado oriental del mar Quinéret. 12 Después la frontera descenderá con el Jordán, y su extremo llegará hasta el mar Salado. Esta será su tierra y sus fronteras alrededor’ ”.
13 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, diciendo: “Esta es la tierra que heredarán por sorteo, la cual el SEÑOR ha mandado dar a las nueve tribus y a la media tribu. 14 Porque ya habían tomado su heredad la tribu de los hijos de Rubén según sus casas paternas, la tribu de los hijos de Gad según sus casas paternas, y la media tribu de Manasés. 15 Las dos tribus y media tomaron su heredad al otro lado del Jordán, frente a Jericó, hacia el oriente, hacia la salida del sol”.
Encargados del reparto de Canaán
16 El SEÑOR habló a Moisés diciendo: 17 “Estos son los nombres de los hombres que les darán la tierra en posesión: El sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun. 18 Tomarán también un dirigente de cada tribu para dar la tierra en posesión. 19 Estos son los nombres de los jefes:
de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone;
20 de la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amihud;
21 de la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón;
22 de la tribu de los hijos de Dan, el jefe Buqui hijo de Jogli;
23 de los hijos de José:
de la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Haniel hijo de Efod;
24 de la tribu de los hijos de Efraín,
el jefe Quemuel hijo de Siftán;
25 de la tribu de los hijos de Zabulón,
el jefe Elizafán hijo de Parnac;
26 de la tribu de los hijos de Isacar,
el jefe Paltiel hijo de Azán;
27 de la tribu de los hijos de Aser,
el jefe Ajihud hijo de Selomi;
28 de la tribu de los hijos de Neftalí,
el jefe Pedael hijo de Amihud.
29 “Estos son aquellos a quienes el SEÑOR mandó que repartieran la heredad a los hijos de Israel en la tierra de Canaán”.
Ciudades para los levitas
35 El SEÑOR habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 2 “Manda a los hijos de Israel que de la heredad que posean den a los levitas ciudades para habitar. También darán a los levitas el campo alrededor de las ciudades. 3 Ellos tendrán las ciudades para habitar, y los campos de alrededor serán para su ganado, sus pertenencias y todos sus animales.
4 Los campos de las ciudades que darán a los levitas tendrán cuatrocientos cincuenta metros alrededor, desde el muro de la ciudad hacia afuera. 5 Fuera de la ciudad, medirán novecientos metros hacia el lado este, novecientos metros hacia el lado sur, novecientos metros hacia el lado oeste, y novecientos metros hacia el lado norte; y la ciudad estará en medio. Esto tendrán como campos alrededor de las ciudades.
6 “De las ciudades que darán a los levitas, seis ciudades serán de refugio, para que cualquier homicida se refugie allí. Aparte de estas, les darán cuarenta y dos ciudades. 7 Todas las ciudades que darán a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus campos alrededor.
8 “Respecto a las ciudades que darán de la posesión de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomarán mucho y del que tiene poco tomarán poco. Cada uno dará de sus ciudades a los levitas, según la heredad que reciba”.
Ciudades levitas de refugio
9 El SEÑOR habló a Moisés diciendo: 10 “Habla a los hijos de Israel y diles: ‘Cuando hayan cruzado el Jordán hacia la tierra de Canaán, 11 escogerán para ustedes ciudades que les servirán como ciudades de refugio, a donde pueda huir el homicida que accidentalmente hiera de muerte a alguno. 12 Estas ciudades les servirán para refugiarse del vengador, de manera que el homicida no muera antes de comparecer para juicio delante de la congregación.
13 “‘De las ciudades que darán, seis serán ciudades de refugio. 14 Darán tres ciudades al otro lado del Jordán y darán tres en la tierra de Canaán, y serán ciudades de refugio. 15 Estas seis ciudades servirán de refugio a los hijos de Israel, al forastero y al advenedizo que se encuentre entre ellos, para que huya allí cualquiera que accidentalmente hiera de muerte a otro.
Sobre el juicio contra los homicidas
16 “‘Si lo hiere con un instrumento de hierro, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente.
17 “‘Si lo hiere con una piedra, con la cual pueda causarle la muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente.
18 “‘Si lo hiere con instrumento de madera, con el cual pueda causarle la muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente. 19 El vengador de la sangre matará al asesino; cuando lo encuentre, lo matará.
20 “‘Si por odio lo empuja o arroja algo contra él intencionadamente, y él muere; 21 o si por hostilidad lo hiere con su mano, y él muere, el que lo ha herido morirá irremisiblemente. Es un asesino. El vengador de la sangre matará al asesino cuando lo encuentre.
22 “‘Pero si lo empuja de repente sin hostilidad, o tira sobre él cualquier instrumento sin intención, 23 o si sin verlo hace caer sobre él alguna piedra que pueda causarle la muerte, y él muere, no siendo él su enemigo ni procurando su mal, 24 entonces la congregación juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre, conforme a estos decretos. 25 La congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y lo hará regresar a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él habitará en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo.
26 “‘Pero si el homicida sale fuera de los límites de su ciudad de refugio a donde había huido, 27 y el vengador de la sangre lo halla fuera de los límites de su ciudad de refugio y mata al homicida, aquel no será culpable de sangre. 28 Porque debió haber permanecido en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida podrá volver a la tierra de su posesión.
29 “‘Estas cosas les servirán de estatuto legal a través de sus generaciones, en todo lugar donde vivan. 30 Cuando alguien mata a una persona, por el testimonio de testigos se dará muerte al asesino. Pero un solo testigo no bastará para que se sentencie a una persona a morir.
31 “‘No aceptarán rescate por la vida del asesino que está condenado a muerte; morirá irremisiblemente. 32 Tampoco aceptarán rescate por el que ha huido a su ciudad de refugio, para permitirle que vuelva a vivir en su propia tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.
33 “‘No profanarán la tierra donde están, porque la sangre humana profana la tierra. No se puede hacer expiación por la tierra, debido a la sangre que fue derramada en ella, sino por medio de la sangre del que la derramó. 34 No contaminarán, pues, la tierra donde habitan y en medio de la cual yo habito; porque yo, el SEÑOR, habito en medio de los hijos de Israel’ ”.
Sobre la herencia de las hijas
36 Los jefes de las casas paternas del clan de los hijos de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de los clanes de los hijos de José, se acercaron para hablar ante Moisés y ante los dirigentes de las casas paternas de los hijos de Israel. 2 Y dijeron:
—El SEÑOR mandó a mi señor dar la tierra por sorteo, como heredad a los hijos de Israel. También mandó el SEÑOR a mi señor dar la heredad de nuestro hermano Zelofejad a sus hijas. 3 Pero si estas se llegan a casar con miembros de otras tribus de los hijos de Israel, la heredad de ellas será quitada de la heredad de nuestros padres y añadida a la heredad de la tribu a la cual ellas pasen a pertenecer. De este modo, esta porción será quitada de nuestra heredad, 4 y cuando llegue el jubileo para los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos. Así su heredad será quitada de la heredad de la tribu de nuestros padres.
5 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, conforme al mandato del SEÑOR, diciendo:
—La tribu de los hijos de José tiene razón en lo que dice. 6 Esto es lo que ha mandado el SEÑOR acerca de las hijas de Zelofejad, diciendo: “Cásense con quienes ellas quieran; solo que se casen dentro del clan de la tribu de su padre. 7 Así la heredad de los hijos de Israel no pasará de tribu en tribu, porque cada uno de los hijos de Israel se mantendrá ligado a la heredad de la tribu de sus padres. 8 Cualquier hija que posea una heredad en alguna de las tribus de los hijos de Israel deberá casarse con alguno del clan de la tribu de su padre, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres. 9 Así la heredad no pasará de una tribu a otra, porque cada una de las tribus de los hijos de Israel se mantendrá ligada a su heredad”.
10 Entonces las hijas de Zelofejad hicieron conforme a lo que el SEÑOR había mandado a Moisés. 11 Majla, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofejad, se casaron con los hijos de sus tíos. 12 Se casaron dentro de los clanes de los hijos de Manasés hijo de José. De esta manera, su heredad quedó en la tribu del clan de su padre.
13 Estos son los mandamientos y decretos que el SEÑOR mandó a los hijos de Israel por medio de Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
1 Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Di-zahab. 2 Once días duró el viaje desde Horeb hasta Cades-barnea, por la ruta de la región montañosa de Seír. 3 El primero del mes undécimo[d] del año cuarenta, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que el SEÑOR le había mandado con respecto a ellos, 4 después que derrotó a Sejón, rey de los amorreos que habitaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán que habitaba en Astarot y[e] en Edrei.
Moisés inicia su primer discurso
5 Moisés empezó a explicar esta ley en la tierra de Moab, al otro lado del Jordán, y dijo: 6 “El SEÑOR nuestro Dios nos habló en Horeb diciendo: ‘Han permanecido bastante en este monte. 7 Vuélvanse, marchen y vayan a la región montañosa de los amorreos y a todos sus vecinos en el Arabá, en la región montañosa y en la Sefela, en el Néguev y por la costa del mar, a la tierra de los cananeos y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. 8 Miren[f], yo he puesto la tierra delante de ustedes. Entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró a sus padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a sus descendientes después de ellos’[g].
Moisés nombra jueces
9 “En aquel tiempo yo les hablé diciendo: ‘Yo solo no puedo cargar con ustedes. 10 El SEÑOR su Dios los ha multiplicado, y he aquí que hoy son tan numerosos como las estrellas del cielo. 11 ¡El SEÑOR, Dios de sus padres, los multiplique mil veces más, y los bendiga como les ha prometido! 12 Pero, ¿cómo podré llevar yo solo sus preocupaciones, sus cargas y sus pleitos? 13 Provean entre sus tribus de hombres sabios, entendidos y experimentados, para que yo los ponga como sus jefes’. 14 Ustedes me respondieron y dijeron: ‘Está bien hacer lo que has dicho’. 15 Entonces tomé a los jefes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y los puse como sus jefes; como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta, jefes de diez y como oficiales de sus tribus. 16 En aquel tiempo mandé a sus jueces diciendo: ‘Oigan la causa de sus hermanos y juzguen con justicia entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él. 17 No hagan distinción de personas en el juicio; oirán tanto al pequeño como al grande. No tengan temor de nadie, porque el juicio es de Dios. Pero la causa que les sea difícil la traerán a mí, y yo la oiré’. 18 Les mandé, pues, en aquel tiempo todo lo que tenían que hacer.
Moisés envía espías a Canaán
19 “Partimos de Horeb y fuimos por aquel desierto grande y terrible que han visto, dirigiéndonos a la región montañosa de los amorreos, como el SEÑOR nuestro Dios nos había mandado; y llegamos hasta Cades-barnea. 20 Entonces les dije: ‘Han llegado a la región montañosa de los amorreos, la cual nos da el SEÑOR nuestro Dios. 21 Mira, el SEÑOR tu Dios te ha entregado la tierra que está delante de ti. Sube y tómala en posesión, como el SEÑOR, Dios de tus padres, te ha dicho. ¡No temas ni desmayes!’.
22 “Todos ustedes se acercaron a mí y dijeron: ‘Enviemos delante de nosotros hombres que nos reconozcan la tierra y nos traigan información acerca del camino por donde hemos de ir y de las ciudades a las que habremos de llegar’. 23 Me pareció bien lo dicho, y tomé a doce hombres de ustedes, un hombre por tribu. 24 Ellos se dirigieron y subieron a la región montañosa; llegaron hasta el arroyo de Escol y reconocieron la tierra. 25 Tomaron en sus manos muestras del fruto de la tierra y nos las trajeron. También nos dieron informes diciendo: ‘La tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da es buena’.
El pueblo se desalienta
26 “Sin embargo, no quisieron subir. Más bien, fueron rebeldes contra el mandato del SEÑOR su Dios, 27 y murmuraron en sus tiendas, diciendo: ‘Porque el SEÑOR nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en mano de los amorreos para destruirnos. 28 ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestros corazones diciendo: Este pueblo es más grande y más alto que nosotros. Las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo, y también vimos allí a los anaquitas’. 29 Entonces les dije: ‘No se aterroricen ni tengan temor de ellos. 30 El SEÑOR, su Dios, quien va delante de ustedes, él combatirá por ustedes de la manera que lo hizo por ustedes en Egipto ante sus propios ojos, 31 como también en el desierto, donde han visto que el SEÑOR su Dios los ha traído, como trae un hombre a su hijo, por todo el camino que han andado, hasta que han llegado a este lugar’. 32 Aun con esto no creyeron al SEÑOR su Dios, 33 quien iba delante de ustedes en el camino, con fuego de noche y con nube de día, a fin de explorar el lugar donde habían de acampar, y para mostrarles el camino a seguir.
Castigo del pueblo en el desierto
34 “Entonces el SEÑOR oyó la voz de las palabras de ustedes. Y se enojó y juró diciendo: 35 ‘Ninguno de estos hombres de esta mala generación verá la buena tierra que juré dar a sus padres, 36 excepto Caleb hijo de Jefone. Él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que él pisó, porque siguió al SEÑOR con integridad’. 37 Por causa de ustedes el SEÑOR se enfureció también contra mí, y dijo: ‘Tampoco tú entrarás allá. 38 Josué hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá. Anímalo porque él hará que Israel la herede. 39 Pero sus pequeños, de quienes dijeron que serían una presa; sus hijos que hoy no distinguen entre lo bueno y lo malo, ellos entrarán allá. A ellos la daré, y ellos tomarán posesión de ella. 40 Pero ustedes, vuélvanse y marchen al desierto, rumbo al mar Rojo’.
Derrota de Israel en Horma
41 “Entonces respondieron y me dijeron: ‘Hemos pecado contra el SEÑOR. Nosotros subiremos y pelearemos conforme a todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos ha mandado’.
“Se ciñeron cada uno sus armas y pensaron que era cosa fácil subir a la región montañosa. 42 Entonces el SEÑOR me dijo que les dijera: ‘No suban ni peleen, porque yo no estoy entre ustedes. No sean derrotados delante de sus enemigos’.
43 “Yo les hablé, pero no escucharon. Al contrario, fueron rebeldes contra lo que había dicho el SEÑOR; actuaron con arrogancia y subieron a la región montañosa. 44 Pero los amorreos que habitaban en aquella región montañosa salieron a su encuentro, los persiguieron como lo hacen las avispas, y los destrozaron desde Seír hasta Horma. 45 Entonces volvieron y lloraron delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no escuchó su voz ni les prestó atención. 46 Así permanecieron en Cades por muchos días, según los días que permanecieron allí.
Instrucciones para el paso por Seír
2 “Entonces nos volvimos y partimos hacia el desierto, rumbo al mar Rojo, como el SEÑOR me había dicho; y rodeamos por muchos días la región montañosa de Seír. 2 Y el SEÑOR me habló diciendo: 3 ‘Bastante tiempo han rodeado estos montes; diríjanse hacia el norte. 4 Manda al pueblo diciendo: Cuando ustedes pasen por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, ellos tendrán miedo de ustedes. Pero guárdense mucho; 5 no contiendan con ellos. Yo no les daré de su tierra ni aun la huella de la planta de un pie, porque he dado a Esaú como posesión la región montañosa de Seír. 6 Les comprarán con dinero los alimentos que coman. También, adquirirán de ellos con dinero el agua que beban’. 7 El SEÑOR tu Dios te ha bendecido en toda la obra de tus manos. Él conoce tu caminar por este gran desierto. El SEÑOR tu Dios ha estado contigo estos cuarenta años, y ninguna cosa te ha faltado.
Instrucciones para el paso por Moab
8 “Pasamos de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, por el camino del Arabá de Eilat y de Ezión-geber, y cambiando de dirección nos dirigimos rumbo al desierto de Moab. 9 Entonces el SEÑOR me dijo: ‘No molestes a Moab ni contiendas con ellos, porque no te daré posesión en su tierra. He dado Ar como posesión a los hijos de Lot’. 10 (Los emitas habitaron allí antes. Estos eran un pueblo grande y numeroso; eran altos como los anaquitas. 11 Aquellos, como los anaquitas, también eran considerados como refaítas, pero los moabitas los llamaban emitas. 12 También los horeos habitaban antes en Seír, pero los hijos de Esaú los desalojaron y los destruyeron delante de ellos. Luego habitaron en su lugar, así como ha hecho Israel en la tierra de su posesión que el SEÑOR les ha dado). 13 ‘Levántense, pues, y crucen el arroyo de Zered’.
“Así cruzamos el arroyo de Zered. 14 El tiempo que anduvimos desde Cades-barnea hasta que cruzamos el arroyo de Zered fue de treinta y ocho años, hasta que se acabó toda la generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como el SEÑOR les había jurado[h]. 15 La mano del SEÑOR también estuvo contra ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos.
Instrucciones para el paso por Amón
16 “Aconteció que cuando finalmente murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo, 17 el SEÑOR me habló diciendo: 18 ‘Tú pasarás hoy por el territorio de Moab, es decir, de Ar, 19 y te acercarás a los hijos de Amón. Pero no los molestes ni contiendas con ellos, porque no te he de dar posesión en la tierra de los hijos de Amón. La he dado como posesión a los hijos de Lot’. 20 (También esta tierra fue considerada tierra de los refaítas. En otro tiempo habitaron en ella los refaítas, pero los amonitas los llamaban zomzomeos. 21 Estos eran un pueblo grande y numeroso; eran altos como los anaquitas. A estos destruyó el SEÑOR delante de los amonitas que los sucedieron y habitaron en su lugar, 22 como hizo también con los horeos, a los cuales destruyó delante de los hijos de Esaú que habitan en Seír, quienes sucedieron a aquellos y han habitado en su lugar, hasta el día de hoy. 23 De la misma manera, los caftoreos que habían salido de Caftor destruyeron a los aveos que vivían en aldeas hasta Gaza, y habitaron en su lugar). 24 ‘Levántense, partan y crucen el río Arnón. Mira, yo he entregado en tu mano a Sejón el amorreo, rey de Hesbón, y su tierra. Comienza a tomar posesión de ella y contiende con él en guerra. 25 Hoy comenzaré a infundir miedo y temor de ti entre los pueblos debajo de todo el cielo. Ellos oirán tu fama, y temblarán y se estremecerán a causa de ti’.
Israel derrota a Sejón, rey de Hesbón
26 “Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sejón, rey de Hesbón, con un mensaje de paz, diciendo: 27 ‘Déjame pasar por tu tierra. Iré solo por el camino. No me apartaré ni a la derecha ni a la izquierda. 28 Me venderás por dinero la comida que yo coma, y me darás por dinero el agua que yo beba. Solamente permíteme pasar a pie, 29 como hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitan en Seír y los moabitas que habitan en Ar, hasta que yo cruce el Jordán hacia la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da’. 30 Pero Sejón, rey de Hesbón, no quiso que pasáramos por su territorio, porque el SEÑOR tu Dios había endurecido su espíritu y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como en el día de hoy.
31 “Entonces me dijo el SEÑOR: ‘Mira, yo he comenzado a entregar delante de ti a Sejón y su tierra. Comienza a tomar posesión de su tierra’.
32 “Sejón salió a nuestro encuentro, él con todo su pueblo, para combatir en Jahaz. 33 Pero el SEÑOR nuestro Dios lo entregó delante de nosotros, y lo matamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo. 34 En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades y las destruimos por completo. No dejamos ningún sobreviviente de los hombres, las mujeres y los niños. 35 Solo tomamos para nosotros los animales y el botín de las ciudades que capturamos 36 desde Aroer, que está en la ribera del río Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad. No hubo ciudad que fuera demasiado fuerte para nosotros; el SEÑOR nuestro Dios las entregó todas delante de nosotros. 37 Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón ni a todo lo que está junto al río Jaboc ni a las ciudades de la región montañosa, según[i] todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos había mandado.
Israel derrota a Og, rey de Basán
3 “Después nos volvimos y subimos rumbo a Basán. Entonces Og, rey de Basán, salió a nuestro encuentro con todo su pueblo para combatir en Edrei. 2 Y el SEÑOR me dijo: ‘No le tengas miedo, porque en tu mano he entregado a él, a todo su pueblo y su tierra. Tú harás con él como hiciste con Sejón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón’.
3 “También el SEÑOR nuestro Dios entregó en nuestra mano a Og, rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual matamos hasta no dejarle ningún sobreviviente. 4 Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob del reino de Og en Basán. 5 Todas estas ciudades estaban fortificadas con altas murallas, con puertas y cerrojos, sin contar las muchísimas aldeas sin muros. 6 Como hicimos con Sejón rey de Hesbón, destruimos por completo en toda ciudad a los hombres, a las mujeres y a los niños. 7 Solo tomamos para nosotros todos los animales y el botín de las ciudades.
8 “En aquel tiempo tomamos la tierra desde el río Arnón hasta el monte Hermón, de mano de los dos reyes amorreos que estaban establecidos al otro lado del Jordán. 9 (Al Hermón los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos lo llaman Senir). 10 Tomamos todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
11 “Solo Og, rey de Basán, había quedado del resto de los refaítas. He aquí su cama, que era de hierro, ¿acaso no está en Rabá de los hijos de Amón? Ella tiene cuatro metros de largo por un metro ochenta centímetros de ancho[j].
Reparto del territorio oriental
12 “Esta tierra con sus ciudades que heredamos en ese tiempo desde Aroer en el río Arnón, hasta la mitad de la región montañosa de Galaad, se la di a los rubenitas y a los gaditas. 13 El resto de Galaad y todo Basán, que pertenecían al reino de Og, se lo di a la media tribu de Manasés. (Toda la región de Argob, toda la de Basán, era llamada la tierra de los refaítas).
14 “Jaír hijo de Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta la frontera de los de Gesur y de los de Maaca, y la llamó por su propio nombre: Havot-jaír en Basán, hasta el día de hoy. 15 A Maquir le di Galaad. 16 Y a los rubenitas y a los gaditas les di desde Galaad hasta el río Arnón, el medio del río como frontera, y hasta el Jaboc, el río que marca la frontera de los hijos de Amón. 17 También les di el Arabá y el Jordán como límite, desde el Quinéret hasta el mar del Arabá, o mar Salado, hasta las faldas del Pisga, al oriente.
18 “En aquel tiempo les mandé diciendo: ‘El SEÑOR su Dios les ha dado esta tierra para que tomen posesión de ella. Todos los valientes cruzarán armados delante de sus hermanos, los hijos de Israel. 19 Solamente sus mujeres, sus niños y sus ganados (yo sé que tienen mucho ganado), se quedarán en las ciudades que les he dado, 20 hasta que el SEÑOR dé reposo a sus hermanos, así como a ustedes, y ellos también tomen posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da al otro lado del Jordán. Entonces volverán cada uno a la heredad que yo les he dado’.
21 “También en aquel tiempo mandé a Josué diciendo: ‘Tus ojos han visto todo lo que el SEÑOR tu Dios ha hecho a aquellos dos reyes. Así hará el SEÑOR a todos los reinos por los cuales tú pasarás. 22 No les teman, porque el SEÑOR su Dios, él es el que combate por ustedes’.
Moisés no entraría a Canaán
23 “En aquel tiempo supliqué al SEÑOR, diciendo: 24 ‘Oh SEÑOR Dios[k], tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa. Porque, ¿qué dios hay en los cielos o en la tierra que haga como tus obras y como tus proezas? 25 Te ruego que yo también cruce y vea aquella buena tierra que está al otro lado del Jordán, aquella buena región montañosa y el Líbano’.
26 “Pero el SEÑOR se había indignado contra mí por causa de ustedes y no me escuchó. El SEÑOR me dijo: ‘¡Basta! No me hables más de este asunto. 27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos hacia el oeste, el norte, el sur y el este, y mírala con tus ojos; porque tú no cruzarás este Jordán. 28 Pero comisiona a Josué; fortalécelo e infúndele valor, porque él cruzará al frente de este pueblo y los hará tomar posesión de la tierra que tú verás’.
29 “Así nos quedamos en el valle delante de Bet-peor.
Exhortación a obedecer al SEÑOR
4 “Ahora pues, oh Israel, escucha las leyes y decretos que yo les enseño que hagan, a fin de que vivan y entren a tomar posesión de la tierra que les da el SEÑOR, Dios de sus padres. 2 No añadan a las palabras que yo les mando, ni quiten de ellas, de modo que guarden los mandamientos del SEÑOR su Dios, que yo les mando. 3 Sus ojos han visto lo que el SEÑOR hizo con respecto al Baal de Peor, cómo su Dios destruyó de en medio de ustedes[l] a todo hombre que fue tras el Baal de Peor. 4 Pero ustedes, que fueron fieles al SEÑOR su Dios, todos están vivos hoy.
5 “Miren, yo les he enseñado leyes y decretos, como el SEÑOR mi Dios me mandó, para que hagan así en medio de la tierra a la cual entrarán para tomar posesión de ella. 6 Guárdenlos, pues, y pónganlos por obra, porque esto es su sabiduría y su inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales al oír de todas estas leyes dirán: ‘¡Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio y entendido!’. 7 Porque, ¿qué nación hay tan grande, que tenga dioses tan cerca de ella, así como lo está el SEÑOR nuestro Dios cada vez que lo invocamos? 8 ¿Qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta ley que yo pongo hoy delante de ustedes? 9 Solamente guárdate y guarda diligentemente tu alma, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los días de tu vida. Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.
10 “El día que estuviste delante del SEÑOR tu Dios en Horeb, el SEÑOR me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que yo los haga oír mis palabras, las cuales aprenderán para temerme todos los días que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos’. 11 Y se acercaron y se reunieron al pie del monte. El monte ardía con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad. 12 Entonces el SEÑOR les habló de en medio del fuego. Ustedes oyeron el sonido de sus palabras, pero aparte de oír su voz, no vieron ninguna imagen. 13 Él les declaró su pacto, el cual les mandó poner por obra: Los Diez Mandamientos[m]. Y los escribió en dos tablas de piedra. 14 En aquel tiempo el SEÑOR también me mandó a mí que les enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieran por obra en la tierra a la cual pasan para tomar posesión de ella.
Advertencia contra la idolatría
15 “Por tanto, tengan mucho cuidado de ustedes mismos, pues ninguna imagen vieron el día que el SEÑOR les habló en Horeb de en medio del fuego. 16 No sea que se corrompan y se hagan imágenes, o semejanza de cualquier figura, sea en forma de hombre o de mujer, 17 ni en forma de cualquier animal que esté en la tierra, ni en forma de cualquier ave alada que vuele en los cielos, 18 ni en forma de cualquier animal que se desplace sobre la tierra, ni en forma de cualquier pez que haya en las aguas debajo de la tierra. 19 No sea que al alzar tus ojos al cielo y al ver el sol, la luna y las estrellas, es decir, todo el ejército del cielo, seas desviado a postrarte ante ellos y a rendir culto a cosas que el SEÑOR tu Dios ha asignado a todos los pueblos de debajo del cielo. 20 Pero a ustedes el SEÑOR los ha tomado y los ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que sean pueblo de su heredad como en el día de hoy.
21 “El SEÑOR se airó contra mí por causa de las palabras de ustedes, y juró que yo no cruzaría el Jordán ni entraría en la buena tierra que el SEÑOR tu Dios te da por heredad. 22 Así que yo voy a morir en esta tierra. Yo no cruzaré el Jordán, pero ustedes sí lo cruzarán y tomarán posesión de aquella buena tierra. 23 Cuídense, pues, no sea que olviden el pacto del SEÑOR su Dios, que él ha establecido con ustedes, y le hagan imágenes o cualquier semejanza, como te ha prohibido el SEÑOR tu Dios. 24 Porque el SEÑOR tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.
25 “Cuando hayan engendrado hijos y nietos, y hayan envejecido en la tierra, y se corrompan, y hagan imágenes o cualquier semejanza, y hagan lo malo ante los ojos del SEÑOR tu Dios, enojándolo, 26 yo pongo hoy por testigos a los cielos y a la tierra, que pronto perecerán totalmente en la tierra hacia la cual cruzan el Jordán para tomar posesión de ella. No permanecerán largo tiempo en ella, sino que serán completamente destruidos. 27 El SEÑOR los esparcirá entre los pueblos, y quedarán pocos en número entre las naciones a las cuales los llevará el SEÑOR. 28 Allí servirán a dioses de madera y de piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen, hechos por manos de hombres. 29 Pero cuando desde allí busques[n] al SEÑOR tu Dios, lo hallarás, si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. 30 En los postreros días, cuando estés en angustia y te sucedan todas estas cosas, volverás al SEÑOR tu Dios y obedecerás su voz. 31 Porque el SEÑOR tu Dios es Dios misericordioso; no te abandonará ni te destruirá ni se olvidará del pacto que juró a tus padres.
Fin del primer discurso de Moisés
32 “Pues pregunta, por favor, a los días antiguos que te antecedieron, desde el día que Dios creó al hombre sobre la tierra, y desde un extremo del cielo hasta el otro, si se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o si se ha oído de otra como ella. 33 ¿Existe otro pueblo que haya oído la voz de Dios hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, y que haya seguido viviendo? 34 ¿O algún dios ha intentado venir y tomar un pueblo para sí de en medio de otro pueblo, con pruebas, señales, prodigios, guerra, mano poderosa, brazo extendido y grandes terrores, como todo lo que hizo por ustedes el SEÑOR su Dios en Egipto, ante sus propios ojos? 35 A ti se te ha mostrado esto para que sepas que el SEÑOR es Dios y que no hay otro aparte de él. 36 Desde los cielos te hizo oír su voz para enseñarte, y sobre la tierra te mostró su gran fuego. Tú has oído sus palabras de en medio del fuego. 37 Y por cuanto él amó a tus padres y escogió a sus descendientes después de ellos, te sacó de Egipto con su presencia, con su gran poder. 38 Hizo esto para arrojar de delante de ti naciones más grandes y más fuertes que tú, y para hacerte entrar y darte su tierra por heredad, como en el día de hoy. 39 Reconoce, pues, hoy y considera en tu corazón que el SEÑOR es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra, y no hay otro. 40 Guarda sus leyes y sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues los días sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da para siempre”.
Ciudades de refugio en Transjordania
41 Entonces Moisés apartó tres ciudades al otro lado del Jordán, hacia donde se levanta el sol, 42 para que huya allí el homicida que mate a su prójimo por accidente, sin haberle tenido previamente aversión. Al huir a cualquiera de estas ciudades podrá salvar su vida. 43 Apartó a Beser, en el desierto, en la meseta, para los rubenitas; a Ramot, en Galaad, para los gaditas; y a Golán, en Basán, para los de Manasés.
Prólogo al segundo discurso de Moisés
44 Esta es la ley que Moisés puso ante los hijos de Israel. 45 Estos son los testimonios, las leyes y los decretos que Moisés habló a los hijos de Israel cuando habían salido de Egipto, 46 al otro lado del Jordán, en el valle que está frente a Bet-peor, en la tierra de Sejón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. A este dieron muerte Moisés y los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto. 47 Así tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basán. Estos dos reyes de los amorreos habitaban al otro lado del Jordán, hacia donde se levanta el sol, 48 desde Aroer, que está sobre la ribera del río Arnón, hasta el monte Sirión[o], que es el Hermón, 49 y en todo el Arabá, al otro lado del Jordán, hasta el mar del Arabá en las faldas del Pisga.
Los Diez Mandamientos
5 Moisés llamó a todo Israel y les dijo: “Escucha, Israel, las leyes y decretos que proclamo hoy a sus oídos. Apréndanlos y tengan cuidado de ponerlos por obra. 2 El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en Horeb. 3 No fue solo con nuestros padres que el SEÑOR hizo este pacto, sino también con nosotros, nosotros que estamos aquí hoy, todos vivos. 4 Cara a cara habló el SEÑOR con ustedes en el monte, de en medio del fuego. 5 Yo estaba entonces entre el SEÑOR y ustedes, para declararles la palabra del SEÑOR; porque ustedes tuvieron temor del fuego y no subieron al monte. Entonces él dijo: 6 ‘Yo soy el SEÑOR tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud:
7 “‘No tendrás otros dioses delante de mí.
8 “‘No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra. 9 No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. 10 Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 “ ‘No tomarás en vano el nombre del SEÑOR tu Dios, porque el SEÑOR no dará por inocente al que tome su nombre en vano.
12 “ ‘Guarda el día del sábado para santificarlo, como te ha mandado el SEÑOR tu Dios. 13 Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 14 pero el séptimo día será sábado para[p] el SEÑOR tu Dios. No harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el forastero que está dentro de tus puertas; para que tu esclavo y tu esclava descansen como tú. 15 Acuérdate de que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por eso el SEÑOR tu Dios te ha mandado que guardes el día del sábado.
16 “ ‘Honra a tu padre y a tu madre, como el SEÑOR tu Dios te ha mandado, para que tus días se prolonguen y te vaya bien en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
17 “ ‘No cometerás homicidio, 18 ni cometerás adulterio, 19 ni robarás, 20 ni darás falso testimonio contra tu prójimo, 21 ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo’.
22 “Estas palabras habló el SEÑOR a gran voz a toda su congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, y no añadió más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las dio a mí.
El pueblo pide la mediación de Moisés
23 “Aconteció que cuando oyeron la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía en fuego, se acercaron a mí todos los jefes de sus tribus y sus ancianos. 24 Entonces dijeron: ‘He aquí, el SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. En este día hemos visto que Dios habla al hombre, y que este puede quedar vivo. 25 Pero, ¿por qué hemos de morir, ya que este gran fuego nos consumirá? Si volvemos a oír la voz del SEÑOR nuestro Dios, moriremos. 26 Porque, ¿quién es el ser humano para que oiga, como nosotros, la voz del Dios vivo que habla de en medio del fuego, y aún viva? 27 Acércate tú, y escucha todo lo que dice el SEÑOR nuestro Dios. Luego tú nos dirás todo lo que el SEÑOR nuestro Dios te haya dicho, y nosotros lo escucharemos y lo pondremos por obra’.
28 “El SEÑOR oyó las palabras de ustedes cuando me hablaban, y me dijo: ‘He oído las palabras que te ha hablado este pueblo. Está bien todo lo que han dicho. 29 ¡Oh, si tuvieran tal corazón que me temieran y guardaran todos mis mandamientos todos los días, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos para siempre! 30 Ve y diles: Vuelvan a sus tiendas. 31 Pero tú, quédate aquí conmigo. Yo te diré todos los mandamientos, las leyes y los decretos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les doy para que tomen posesión de ella’.
32 “Tengan cuidado, pues, de hacer como el SEÑOR su Dios les ha mandado. No se aparten a la derecha ni a la izquierda. 33 Anden en todo el camino que el SEÑOR su Dios les ha mandado, para que vivan y les vaya bien, y para que prolonguen sus días en la tierra que van a tomar en posesión.
El gran mandamiento de amar a Dios
6 “Estos, pues, son los mandamientos, las leyes y los decretos que el SEÑOR su Dios ha mandado que les enseñe para que los pongan por obra en la tierra a la cual pasan para tomarla en posesión. 2 Son para que temas al SEÑOR tu Dios, tú con tu hijo y el hijo de tu hijo, guardando todos los días de tu vida todas sus leyes y sus mandamientos que yo te mando, a fin de que tus días sean prolongados. 3 Escucha, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien y seas multiplicado grandemente en la tierra que fluye leche y miel, como te ha prometido el SEÑOR, Dios de tus padres.
4 “Escucha, Israel: el SEÑOR nuestro Dios, el SEÑOR uno es. 5 Y amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6 “Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. 7 Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Las atarás a tu mano como señal, y estarán como señal[q] entre tus ojos. 9 Las escribirás en los postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades.
Exhortación a ser fieles al SEÑOR
10 “Sucederá que cuando el SEÑOR tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, con ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, 11 con casas llenas de todo bien que tú no llenaste, con cisternas cavadas que tú no cavaste, con viñas y olivares que tú no plantaste, y cuando hayas comido y te hayas saciado, 12 entonces ten cuidado; no sea que te olvides del SEÑOR que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. 13 Al SEÑOR tu Dios temerás y a él servirás, y por su nombre jurarás. 14 No irán tras otros dioses, tras los dioses de los pueblos que están a su alrededor; 15 porque el SEÑOR tu Dios es un Dios celoso que está en medio de ti. No sea que se encienda el furor del SEÑOR tu Dios contra ti, y te destruya de la faz de la tierra.
16 “No pondrán a prueba al SEÑOR su Dios, como lo hicieron en Masá[r]. 17 Guarden cuidadosamente los mandamientos del SEÑOR su Dios y sus testimonios y leyes que te ha mandado. 18 Harás lo recto y bueno ante los ojos del SEÑOR, a fin de que te vaya bien, y entres y tomes posesión de la buena tierra que el SEÑOR juró a tus padres; 19 para que él eche a todos tus enemigos de delante de ti, como el SEÑOR ha prometido.
20 “En el futuro, cuando tu hijo te pregunte diciendo: ‘¿Qué significan los testimonios, las leyes y los decretos que el SEÑOR nuestro Dios les mandó?’, 21 entonces responderás a tu hijo: ‘Nosotros éramos esclavos del faraón en Egipto, pero el SEÑOR nos sacó de Egipto con mano poderosa. 22 El SEÑOR hizo en Egipto señales y grandes prodigios contra el faraón y contra toda su familia, ante nuestros propios ojos. 23 Él nos sacó de allá para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres. 24 Y el SEÑOR nos mandó que pusiéramos por obra todas estas leyes y que temiéramos al SEÑOR nuestro Dios, para que nos fuera bien todos los días y para conservarnos la vida, como en el día de hoy. 25 Y será para nosotros justicia[s], si tenemos cuidado de poner por obra todos estos mandamientos delante del SEÑOR nuestro Dios, como él nos ha mandado.
Sentencia contra los pueblos de Canaán
7 “Cuando el SEÑOR tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones (heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos: siete naciones mayores y más fuertes que tú), 2 y cuando el SEÑOR tu Dios las haya entregado delante de ti y tú las hayas derrotado, entonces destrúyelas por completo. No harás alianza con ellas ni tendrás de ellas misericordia. 3 No emparentarás con ellas: No darás tu hija a su hijo ni tomarás su hija para tu hijo. 4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirá[t] a otros dioses, de modo que el furor del SEÑOR se encenderá sobre ustedes y pronto los destruirá.
5 “Ciertamente así han de proceder con ellos: Derribarán sus altares, romperán sus piedras rituales, cortarán sus árboles de Asera y quemarán sus imágenes en el fuego. 6 Porque tú eres un pueblo santo para el SEÑOR tu Dios; el SEÑOR tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.
Recompensas de la obediencia
7 “No porque ustedes sean más numerosos que todos los pueblos, el SEÑOR los ha querido y los ha escogido, pues ustedes eran el más insignificante de todos los pueblos.
8 Es porque el SEÑOR los ama y guarda el juramento que hizo a sus padres, que los ha sacado de Egipto con mano poderosa y los ha rescatado de la casa de esclavitud, de mano del faraón, rey de Egipto.
9 “Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios: Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia para con los que lo aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones, 10 y que da retribución en su misma cara al que lo aborrece, destruyéndolo. Él no tardará en darla al que lo aborrece; en su misma cara le retribuirá.
11 “Guarda, pues, los mandamientos, leyes y decretos que hoy te mando que cumplas. 12 Y será que por haber obedecido estos decretos, por guardarlos y ponerlos por obra, el SEÑOR tu Dios guardará para contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. 13 Él te amará, te bendecirá y te multiplicará. También bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano y tu vino nuevo y tu aceite, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. 14 Serás más bendecido que todos los pueblos; no habrá hombre ni mujer estéril en medio de ti ni habrá estéril entre tus animales. 15 El SEÑOR quitará de ti toda dolencia y todas las terribles enfermedades de Egipto, que tú conoces. No las pondrá sobre ti; más bien, las pondrá sobre todos los que te aborrecen.
16 “Destruirás todos los pueblos que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. Tu ojo no les tendrá lástima ni rendirás culto a sus dioses, porque eso te sería motivo de tropiezo.
17 “Si dices en tu corazón: ‘Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo las podré desalojar?’, 18 no tengas temor de ellas. Acuérdate bien de lo que el SEÑOR tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto; 19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y de los prodigios, de la mano poderosa y del brazo extendido con que el SEÑOR tu Dios te sacó. Así hará el SEÑOR tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia temes. 20 El SEÑOR tu Dios también enviará contra ellos la avispa, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de ti. 21 No desmayes ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.
22 “El SEÑOR tu Dios expulsará estas naciones de delante de ti, poco a poco. No podrás exterminarlas de inmediato, no sea que los animales del campo se multipliquen contra ti. 23 El SEÑOR tu Dios las entregará delante de ti; él las someterá a gran turbación, hasta destruirlas. 24 Él entregará a sus reyes en tu mano, y tú destruirás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas.
25 “Quemarás en el fuego las imágenes de sus dioses. No codiciarás la plata y el oro que estén sobre ellas ni los tomarás para ti, para que no caigas en la trampa por ello. Esto es abominación al SEÑOR tu Dios. 26 No meterás en tu casa ninguna cosa abominable, para que no seas anatema juntamente con ella. La detestarás del todo y la abominarás, porque es anatema.
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