Bible in 90 Days
La sabiduría de lo alto
13 ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? ¡Que demuestre por su buena conducta sus obras en la mansedumbre de la sabiduría! 14 Pero si en su corazón ustedes tienen amargos celos y contiendas, no se jacten ni mientan contra la verdad. 15 Esta no es la sabiduría que desciende de lo alto sino que es terrenal, animal y diabólica. 16 Porque donde hay celos y contiendas, allí hay desorden y toda práctica perversa.
17 En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
Contra la amistad con el mundo
4 ¿De dónde vienen las guerras y de dónde los pleitos entre ustedes? ¿No surgen de sus mismas pasiones que combaten en sus miembros? 2 Codician y no tienen; matan y arden de envidia pero no pueden obtener. Combaten y hacen guerra. No tienen porque no piden. 3 Piden y no reciben; porque piden mal, para gastarlo en sus placeres. 4 ¡Gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O suponen que en vano dice la Escritura: El Espíritu que él hizo morar en nosotros nos anhela celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes[a].
7 Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. 8 Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble ánimo. 9 Aflíjanse, lamenten y lloren. Su risa se convierta en llanto, y su gozo en tristeza. 10 Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Contra el juzgar al hermano
11 Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, entonces no eres hacedor de la ley sino juez. 12 Hay un solo Dador de la ley y Juez quien es poderoso para salvar y destruir. Pero ¿quién eres tú que juzgas a tu prójimo?
Contra la jactancia
13 ¡Vamos pues ahora los que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”! 14 Ustedes, los que no saben lo que será mañana, ¿qué es su vida? Porque son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. 15 Más bien, deberían decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. 16 Pero ahora se jactan en su soberbia. Toda jactancia de esta clase es mala. 17 Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, eso le es pecado.
Contra los ricos opresores
5 ¡Vamos pues ahora, oh ricos! Lloren y aúllen por las miserias que vienen sobre ustedes. 2 Sus riquezas se han podrido, y sus ropas están comidas de polilla. 3 Su oro y plata están enmohecidos; su moho servirá de testimonio contra ustedes y devorará su carne como fuego. ¡Han amontonado tesoros en los últimos días! 4 He aquí clama el jornal de los obreros que segaron sus campos, el que fraudulentamente ha sido retenido por ustedes. Y los clamores de los que segaron han llegado a los oídos del Señor de los Ejércitos. 5 Han vivido en placeres sobre la tierra y han sido disolutos. Han engordado su corazón en el día de matanza. 6 Han condenado y han dado muerte al justo. Él no les ofrece resistencia.
Oración y perseverancia
7 Por lo tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba las lluvias tempranas y tardías. 8 Tengan también ustedes paciencia; afirmen su corazón, porque la venida del Señor está cerca.
9 Hermanos, no murmuren unos contra otros para que no sean condenados. ¡He aquí, el Juez ya está a las puertas! 10 Hermanos, tomen por ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. 11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que perseveraron. Han oído de la perseverancia de Job y han visto el propósito final del Señor, que el Señor es muy compasivo y misericordioso.
12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ningún otro juramento. Más bien, sea su sí, sí; y su no, no[b], para que no caigan bajo condenación.
13 ¿Está afligido alguno entre ustedes? ¡Que ore! ¿Está alguno alegre? ¡Que cante salmos! 14 ¿Está enfermo alguno de ustedes? Que llame a los ancianos de la iglesia y que oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe dará salud al enfermo, y el Señor lo levantará. Y si ha cometido pecados le serán perdonados. 16 Por tanto, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros de manera que sean sanados. La ferviente oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho. 17 Elías era un hombre sujeto a pasiones igual que nosotros, pero oró con insistencia para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. 18 Y oró de nuevo, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.
19 Hermanos míos, si alguno entre ustedes es engañado, desviándose de la verdad, y otro lo hace volver, 20 sepan que el que haga volver al pecador del error de su camino salvará su vida de la muerte y cubrirá una multitud de pecados.
1 Pedro, apóstol de Jesucristo; a los expatriados de la dispersión en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, 2 elegidos conforme al previo conocimiento de Dios Padre por la santificación del Espíritu para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Gracia y paz les sean multiplicadas.
Esperanza viva de la salvación
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos; 4 para una herencia incorruptible, incontaminable e inmarchitable reservada en los cielos para ustedes[c], 5 que son guardados por el poder de Dios mediante la fe para la salvación preparada para ser revelada en el tiempo final. 6 En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas, 7 para que la prueba de su fe —más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo. 8 A él lo aman sin haberlo visto. En él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en él se alegran con gozo inefable y glorioso, 9 obteniendo así el fin de su fe: la salvación de su vida[d].
10 Acerca de esta salvación han inquirido e investigado diligentemente los profetas que profetizaron de la gracia que fue destinada para ustedes. 11 Ellos escudriñaban para ver qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, quien predijo las aflicciones que habían de venir a Cristo y las glorias después de ellas. 12 A ellos les fue revelado que, no para sí mismos sino para ustedes[e], administraban las cosas que ahora les han sido anunciadas por los que les han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas que hasta los ángeles anhelan contemplar.
Exhortación a una vida santa
13 Por eso, con la mente preparada para actuar y siendo sobrios, pongan su esperanza completamente en la gracia que les es traída en la revelación de Jesucristo. 14 Como hijos obedientes, no se conformen a las pasiones que antes tenían estando en su ignorancia. 15 Antes bien, así como aquel que los ha llamado es santo, también sean santos ustedes en todo aspecto de su manera de vivir 16 porque escrito está: Sean santos porque yo soy santo[f].
17 Y si invocan como Padre a aquel que juzga según la obra de cada uno sin hacer distinción de personas, condúzcanse en temor todo el tiempo de su peregrinación. 18 Tengan presente que han sido rescatados de su vana manera de vivir, la cual heredaron de sus padres, no con cosas corruptibles como oro o plata 19 sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 20 Él, a la verdad, fue destinado desde antes de la fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por causa de ustedes. 21 Por medio de él creen en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y le ha dado gloria de modo que su fe y esperanza estén en Dios.
22 Habiendo purificado la vida de ustedes en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, ámense los unos a los otros ardientemente y de corazón puro; 23 pues han nacido de nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece[g]. 24 Porque:
Toda carne es como la hierba,
y toda su gloria es
como la flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 pero la palabra del Señor
permanece para siempre[h].
Esta es la palabra del evangelio que les ha sido anunciada.
Exhortación al crecimiento espiritual
2 Habiendo pues dejado toda maldad, todo engaño, hipocresía, envidia y toda maledicencia, 2 deseen como niños recién nacidos la leche de la palabra no adulterada para que por ella crezcan para salvación, 3 puesto que han probado que el Señor es bondadoso.
4 Acercándose a él, la Piedra Viva —que fue ciertamente rechazada por los hombres, pero delante de Dios es elegida y preciosa—, 5 también ustedes sean edificados como piedras vivas en casa espiritual para ser un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. 6 Por esto contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sion
la Piedra del ángulo,
escogida y preciosa.
Y el que cree en él jamás
será avergonzado[i].
7 De manera que para ustedes que creen es de sumo valor; pero para los que no creen:
La piedra que desecharon los edificadores, esta fue hecha cabeza del ángulo[j],
8 y: piedra de tropiezo
y roca de escándalo[k].
Aquellos tropiezan, siendo desobedientes a la palabra, pues para eso mismo fueron destinados.
El pueblo de Dios
9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes[l] de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
10 Ustedes en el tiempo pasado
no eran pueblo
pero ahora son pueblo de Dios;
no habían alcanzado misericordia
pero ahora han alcanzado misericordia[m].
11 Amados, yo los exhorto como a peregrinos y expatriados, que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra la vida[n]. 12 Tengan una conducta ejemplar entre los gentiles, para que en lo que ellos los calumnian como a malhechores, al ver las buenas obras de ustedes, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.
13 Estén sujetos a toda institución humana por causa del Señor; ya sea al rey como quien ejerce soberanía, 14 o a los gobernantes como quienes han sido enviados por él para el castigo de los que hacen el mal y para la alabanza de los que hacen el bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien hagan callar la ignorancia de los hombres insensatos. 16 Actúen como libres, y no como los que hacen de la libertad un pretexto para hacer lo malo sino como siervos de Dios. 17 Honren a todos; amen a los hermanos; teman a Dios; honren al rey.
Ejemplo de Cristo en el sufrimiento
18 Siervos, estén sujetos con todo respeto a sus amos; no solamente a los que son buenos y comprensivos sino también a los severos. 19 Porque esto es aceptable: que alguien soporte aflicción y padezca injustamente por tener conciencia de Dios. 20 Porque, ¿qué de notable hay si, cuando cometen pecado y son abofeteados, lo soportan? Pero si lo soportan cuando hacen el bien y son afligidos, esto sí es aceptable delante de Dios. 21 Pues para esto fueron llamados, porque también Cristo sufrió por ustedes dejándoles[o] ejemplo para que sigan sus pisadas.
22 Él no cometió pecado,
ni fue hallado engaño en su boca[p].
23 Cuando lo maldecían, él no respondía con maldición. Cuando padecía, no amenazaba sino que se encomendaba al que juzga con justicia. 24 Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto para los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. 25 Porque eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor y Obispo de su vida[q].
Responsabilidades en el matrimonio
3 Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a su marido para que, si algunos no obedecen a la palabra, también sean ganados sin una palabra por medio de la conducta de sus mujeres, 2 al observar su manera de vivir reverente y casta. 3 Su adorno no sea el exterior, con arreglos ostentosos del cabello y adornos de oro ni en vestir ropa lujosa; 4 sino que sea la persona interior del corazón en lo incorruptible de un espíritu tierno y tranquilo. Esto es de gran valor delante de Dios. 5 Porque así también se adornaban en tiempos antiguos aquellas santas mujeres que esperaban en Dios y estaban sujetas a su propio marido. 6 Así Sara obedeció a Abraham llamándolo señor. Y ustedes han venido a ser hijas de ella si hacen el bien y no tienen miedo de ninguna amenaza.
7 Ustedes, maridos, de la misma manera vivan con ellas con comprensión, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que las oraciones de ustedes no sean estorbadas.
Actitud frente a la persecución
8 Finalmente, sean todos de un mismo sentir: compasivos, amándose fraternalmente, misericordiosos y humildes. 9 No devuelvan mal por mal ni maldición por maldición sino, por el contrario, bendigan; pues para esto han sido llamados, para que hereden bendición. 10 Porque:
El que quiere amar la vida
y ver días buenos
refrene su lengua del mal,
y sus labios no hablen engaño.
11 Apártese del mal y haga el bien. Busque la paz y sígala.
12 Porque los ojos del Señor
están sobre los justos,
y sus oídos están atentos
a sus oraciones.
Pero el rostro del Señor está
contra aquellos que hacen el mal[r].
13 ¿Quién es aquel que les podrá hacer daño si son apasionados por el bien? 14 Pero aun si llegan a padecer por causa de la justicia, son bienaventurados. Por tanto, no tengan miedo por temor de ellos ni sean turbados. 15 Más bien, santifiquen en su corazón a Cristo como Señor y estén siempre listos para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia. 16 Tengan buena conciencia para que, en lo que hablan mal[s], sean avergonzados los que se burlan de su buena manera de vivir en Cristo. 17 Porque es mejor que padezcan haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
18 Porque Cristo también padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios; siendo a la verdad muerto en la carne pero vivificado en el espíritu; 19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados 20 que en otro tiempo fueron desobedientes, cuando en los días de Noé la paciencia de Dios esperaba mientras se construía el arca. En esta arca fueron salvadas a través del agua pocas personas; es decir, ocho. 21 El bautismo, que corresponde a esta figura, ahora, mediante la resurrección de Jesucristo, los[t] salva, no por quitar las impurezas de la carne sino como apelación de una buena conciencia hacia Dios. 22 Ahora él, habiendo ascendido al cielo, está a la diestra de Dios; y los ángeles, las autoridades y los poderes están sujetos a él.
La vida según la voluntad de Dios
4 Puesto que Cristo ha padecido en la carne, ármense también ustedes con la misma actitud. Porque el que ha padecido en la carne ha roto con el pecado 2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no en las pasiones de los hombres sino en la voluntad de Dios. 3 Porque ya es suficiente el haber hecho en el tiempo pasado los deseos de los gentiles, habiendo andado en sensualidad, en bajas pasiones, en borracheras, en orgías, en banquetes y en abominables idolatrías. 4 A ellos les parece cosa extraña que ustedes ya no corran con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y por eso los ultrajan. 5 Ellos darán cuenta a quien ha de juzgar a los vivos y a los muertos. 6 Porque por esto ha sido anunciado el evangelio aun a los muertos, para que sean juzgados en la carne como los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
7 El fin de todas las cosas se ha acercado. Sean, pues, prudentes y sobrios en la oración. 8 Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados. 9 Hospédense los unos a los otros sin murmuraciones. 10 Cada uno ponga al servicio de los demás el don que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
Glorificando a Dios en el sufrimiento
12 Amados, no se sorprendan por el fuego que arde entre ustedes para ponerlos a prueba como si les aconteciera cosa extraña. 13 Antes bien, gócense a medida que participan de las aflicciones de Cristo, para que también en la revelación de su gloria se gocen con regocijo. 14 Cuando son injuriados en el nombre de Cristo, son bienaventurados porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes[u].
15 Así que, ninguno de ustedes padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entrometerse en asuntos ajenos. 16 Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence; más bien, glorifique a Dios en este nombre. 17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cómo será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
18 Y si el justo con dificultad se salva, ¿en qué irá a parar el impío y pecador?[v].
19 Por eso, los que sufren según la voluntad de Dios, que encomienden su vida[w] al fiel Creador haciendo el bien.
Exhortación a los pastores y al rebaño
5 A los ancianos entre ustedes les exhorto, yo anciano también con ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y también participante de la gloria que ha de ser revelada: 2 Apacienten el rebaño de Dios que está a su cargo, cuidándolo no por la fuerza sino de buena voluntad según Dios; no por ganancias deshonestas sino de corazón; 3 no como teniendo señorío sobre los que están a su cargo sino como ejemplos para el rebaño. 4 Y al aparecer el Príncipe de los pastores recibirán la inmarchitable corona de gloria.
5 Asimismo ustedes, jóvenes, estén sujetos a los ancianos y revístanse todos de humildad unos para con otros porque:
Dios resiste a los soberbios
pero da gracia a los humildes[x].
6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él los exalte al debido tiempo. 7 Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes.
8 Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar. 9 Resistan al tal estando firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se van cumpliendo entre sus hermanos en todo el mundo. 10 Y cuando hayan padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien los ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo los restaurará, los afirmará, los fortalecerá y los establecerá. 11 A él sea el dominio[y] por los siglos. Amén.
Saludos finales
12 Les he escrito brevemente por medio de Silas, a quien considero un hermano fiel, para exhortar y testificar que esta es la verdadera gracia de Dios. Estén firmes en ella.
13 Les saluda la iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con ustedes; también Marcos, mi hijo.
14 Salúdense unos a otros con un beso de amor. La paz sea con todos ustedes que están en Cristo[z].
1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: 2 Gracia a ustedes y paz les sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
Valores de la vida cristiana
3 Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia[aa]. 4 Mediante ellas nos han sido dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes sean hechos participantes de la naturaleza divina después de haber huido de la corrupción que hay en el mundo debido a las bajas pasiones. 5 Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción; 7 a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8 Porque cuando estas cosas están en ustedes y abundan, no los dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9 Pues el que no tiene estas cosas es ciego y tiene la vista corta, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados. 10 Por eso, hermanos, procuren aun con mayor empeño hacer firme su llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezarán jamás. 11 Pues de esta manera les será otorgada amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
12 Por eso, siempre les traeré estas cosas a la memoria, aunque ustedes las saben y están afirmados en la verdad que está presente en ustedes. 13 Pero considero justo estimularles la memoria entre tanto que estoy en esta mi morada temporal[ab]. 14 Pues como sé que dentro de poco tengo que dejar mi frágil morada[ac], como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo, 15 también procuraré con empeño que, después de mi partida, ustedes puedan tener memoria de estas cosas en todo momento.
Testimonio de los apóstoles
16 Porque les hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no siguiendo fábulas artificiosas, sino porque fuimos testigos oculares de su majestad. 17 Porque al recibir de parte de Dios Padre honra y gloria, desde la grandiosa gloria le fue dirigida una voz: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. 18 Y nosotros oímos esta voz dirigida desde el cielo cuando estábamos con él en el monte santo.
Testimonio de las Escrituras
19 También tenemos la palabra profética que es aun más firme. Ustedes hacen bien en estar atentos a ella como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana se levante en su corazón. 20 Y hay que tener muy en cuenta, antes que nada, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios[ad] siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Los falsos profetas y maestros
2 Pero hubo falsos profetas entre el pueblo, como también entre ustedes habrá falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructivas llegando aun hasta negar al soberano Señor que los compró, acarreando sobre sí mismos una súbita destrucción. 2 Y muchos seguirán tras la sensualidad de ellos, y por causa de ellos será difamado el camino de la verdad. 3 Por avaricia harán mercadería de ustedes con palabras fingidas. Desde hace tiempo su condenación no se tarda y su destrucción no se duerme.
4 Porque si Dios no dejó sin castigo a los ángeles que pecaron sino que, habiéndolos arrojado al infierno en prisiones[ae] de oscuridad, los entregó a ser reservados para el juicio; 5 y si tampoco dejó sin castigo al mundo antiguo pero preservó a Noé, heraldo de justicia, junto con otras siete personas cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos; 6 y si condenó a destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra reduciéndolas a cenizas y poniéndolas como ejemplo para los que habían de vivir impíamente; 7 y si rescató al justo Lot, quien era acosado por la conducta sensual de los malvados 8 —porque este hombre justo habitaba en medio de ellos y afligía de día en día su alma justa por los hechos malvados de ellos—; 9 entonces el Señor sabe rescatar de la prueba a los piadosos y guardar a los injustos para ser castigados en el día del juicio. 10 ¡Y especialmente a aquellos que andan tras las pervertidas pasiones de la carne y desprecian toda autoridad!
Estos atrevidos y arrogantes no temen maldecir a las potestades superiores, 11 mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y poder, no pronuncian juicio de maldición contra ellos delante del Señor. 12 Pero estos, maldiciendo lo que no entienden, como animales irracionales que por naturaleza han sido creados para presa y destrucción, también perecerán en su perdición. 13 Recibirán injusticia como pago de la injusticia porque consideran delicia el gozar en pleno día de placeres sensuales. Estos son manchas y suciedad que, mientras comen con ustedes, se deleitan en sus engaños. 14 Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables para el pecado. Seducen a las almas inconstantes. Tienen el corazón ejercitado para la avaricia. Son hijos de maldición. 15 Abandonando el camino recto se extraviaron al seguir el camino de Balaam hijo de Beor, quien amó el pago de la injusticia 16 y fue reprendido por su iniquidad. ¡Una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, frenó la locura del profeta!
17 Son fuentes sin agua y nubes arrastradas por la tempestad. Para ellos se ha guardado la profunda oscuridad de las tinieblas[af]. 18 Porque, hablando arrogantes palabras de vanidad, seducen con las pasiones sensuales de la carne a los que a duras penas se habían escapado de los que viven en el error. 19 Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción; puesto que cada cual es hecho esclavo de lo que le ha vencido. 20 Porque si los que se han escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo se enredan de nuevo en ellas y son vencidos, el último estado les viene a ser peor que el primero. 21 Pues mejor les habría sido no haber conocido el camino de justicia que, después de conocerlo, volver atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22 A ellos les ha ocurrido lo del acertado proverbio: El perro se volvió a su propio vómito[ag]; y “la puerca lavada, a revolcarse en el cieno”.
A la espera del día del Señor
3 Amados, esta es la segunda carta que les escribo. En estas dos cartas estimulo con exhortación su limpio entendimiento, 2 para que recuerden las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador declarado por los apóstoles de ustedes[ah].
3 Primeramente, sepan que en los últimos días vendrán burladores con sus burlas, quienes procederán según sus bajas pasiones 4 y dirán: “¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en que nuestros padres durmieron todas las cosas siguen igual, así como desde el principio de la creación”. 5 Pues bien, por su propia voluntad pasan por alto esto: que por la palabra de Dios existían desde tiempos antiguos los cielos, y la tierra que surgió del agua y fue asentada en medio del agua. 6 Por esto el mundo de entonces fue destruido, inundado en agua. 7 Pero por la misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen están reservados para el fuego; guardados hasta el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos.
8 Pero, amados, una cosa no pasen por alto: que delante del Señor un día es como mil años y mil años como un día. 9 El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes[ai] porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón[aj]. Entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán deshechos; y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas. 11 Ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en conducta santa y piadosa, 12 aguardando y apresurándose para la venida del día de Dios! Por causa de ese día los cielos, siendo encendidos, serán deshechos; y los elementos, al ser abrasados, serán fundidos. 13 Según las promesas de Dios esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia.
14 Por tanto, oh amados, estando a la espera de estas cosas, procuren con empeño ser hallados en paz por él, sin mancha e irreprensibles. 15 Consideren que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo les ha escrito, según la sabiduría que le ha sido dada. 16 Él habla de estas cosas en todas sus epístolas, en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen, como lo hacen también con las otras Escrituras para su propia destrucción.
Conclusión
17 Así que ustedes, oh amados, sabiendo esto de antemano, guárdense; no sea que, siendo desviados por el engaño de los malvados, caigan de su firmeza. 18 Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén[ak].
La Palabra de vida
1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida 2 —la vida fue manifestada, y la hemos visto; y les testificamos y anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada—, 3 lo que hemos visto y oído lo anunciamos también a ustedes, para que ustedes también tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. 4 Estas cosas escribimos nosotros[al] para que nuestro[am] gozo sea completo.
Andando en la luz
5 Y este es el mensaje que hemos oído de parte de él y les anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ningunas tinieblas. 6 Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. 7 Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 10 Pero si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros.
2 Hijitos míos, estas cosas les escribo para que no pequen. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo. 2 Él es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros sino también por los de todo el mundo.
El mandamiento del amor
3 En esto sabemos que nosotros lo hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: “Yo lo conozco” y no guarda sus mandamientos es mentiroso y la verdad no está en él. 5 Pero en el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo.
7 Amados, no les escribo un mandamiento nuevo sino el mandamiento antiguo que tenían desde el principio. El mandamiento antiguo es la palabra que han oído. 8 Otra vez les escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en ustedes, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya está alumbrando. 9 El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía. 10 El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas; y no sabe a dónde va porque las tinieblas le han cegado los ojos.
La victoria del que conoce a Dios
12 Les escribo a ustedes, hijitos, porque los pecados de ustedes han sido perdonados por causa de su nombre.
13 Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno.
Les he escrito a ustedes, niñitos, porque han conocido al Padre.
14 Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.
15 No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él 16 porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del mundo. 17 Y el mundo está pasando y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Los enemigos de Cristo
18 Hijitos, ya es la última hora; y como oyeron que el anticristo había de venir, así también ahora han surgido muchos anticristos. Por esto sabemos que es la última hora. 19 Salieron de entre nosotros pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que fuera evidente que no todos eran de nosotros.
20 Pero ustedes tienen la unción de parte del Santo y conocen todas las cosas. 21 No les escribo porque desconozcan la verdad sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo: el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre. 24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio. Si permanece en ustedes lo que han oído desde el principio, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos ha hecho: la vida eterna.
26 Les he escrito esto acerca de los que los engañan. 27 Y en cuanto a ustedes, la unción que han recibido de él permanece en ustedes, y no tienen necesidad de que alguien les enseñe. Pero, como la misma unción les enseña acerca de todas las cosas, y es verdadera y no falsa, así como les enseñó, permanezcan en él.
Los hijos de Dios
28 Ahora, hijitos, permanezcan en él para que, cuando aparezca, tengamos confianza y no nos avergoncemos delante de él en su venida. 29 Si saben que él es justo, sepan también que todo aquel que hace justicia es nacido de él.
3 Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que, cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él también es puro.
4 Todo aquel que comete pecado también infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y ustedes saben que él fue manifestado para quitar los pecados y que en él no hay pecado. 6 Todo aquel que permanece en él no continúa pecando. Todo aquel que sigue pecando no lo ha visto ni le ha conocido.
7 Hijitos, nadie los engañe. El que practica justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede seguir pecando porque ha nacido de Dios. 10 En esto se revelan los hijos de Dios y los hijos del diablo: Todo aquel que no practica justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.
El amor mutuo
11 Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. 12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran justas. 13 Y no se maravillen, hermanos, si el mundo los aborrece. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama[an] permanece en muerte. 15 Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él. 16 En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestra vida por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? 18 Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad.
Confianza delante de Dios
19 En esto sabremos que somos de la verdad y tendremos nuestro corazón confiado delante de él; 20 en caso de que nuestro corazón nos reprenda, mayor es Dios que nuestro corazón, y él conoce todas las cosas. 21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, tenemos confianza delante de Dios; 22 y cualquier cosa que pidamos la recibiremos de él porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros, como él nos ha mandado. 24 Y el que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y por esto sabemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
Discerniendo los espíritus
4 Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben si los espíritus son de Dios. Porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 2 En esto conozcan el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne procede de Dios, 3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús[ao] no procede de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del cual han oído que había de venir y que ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos, ustedes son de Dios, y los han vencido, porque el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo. 5 Ellos son del mundo; por eso, lo que hablan es del mundo, y el mundo los oye. 6 Nosotros somos de Dios, y el que conoce a Dios nos oye; y el que no es de Dios no nos oye. En esto conocemos el Espíritu de verdad y el espíritu de error.
Dios es amor
7 Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 8 El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados.
11 Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13 En esto sabemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo. 15 El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros.
Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en él. 17 En esto se ha perfeccionado el amor entre nosotros para que tengamos confianza en el día del juicio: en que como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros amamos[ap] porque él nos amó primero. 20 Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar[aq] a Dios a quien no ha visto. 21 Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano.
La fe victoriosa en Dios
5 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios, y todo aquel que ama al que engendró ama también al que es nacido de él. 2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. 3 Pues este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Testigos del Hijo de Dios
6 Este es Jesucristo, el que vino por agua y sangre[ar]; no por agua solamente sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 7 Porque tres son los que dan testimonio[as]: 8 el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan en uno. 9 Si recibimos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor; porque este es el testimonio de Dios: que él ha dado testimonio acerca de su Hijo. 10 El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios lo ha hecho mentiroso porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Conclusión
13 Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios para que sepan que tienen vida eterna[at]. 14 Y esta es la confianza que tenemos delante de él: que si pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
16 Si alguno ve que su hermano comete pecado que no es de muerte, pedirá, y se le dará vida; digo, a los que no pecan de muerte. Hay pecado de muerte acerca del cual no digo que se pida. 17 Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel que fue engendrado de Dios lo guarda y el maligno no lo toca. 19 Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el maligno. 20 No obstante, sabemos que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. 21 Hijitos, guárdense de los ídolos[au].
1 El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en verdad —y no solo yo, sino también todos los que han conocido la verdad— 2 a causa de la verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre: 3 La gracia, la misericordia y la paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros[av] en verdad y amor.
4 Me alegré mucho al hallar de entre tus hijos a quienes andan en la verdad, conforme al mandamiento que hemos recibido del Padre. 5 Y ahora te ruego, señora, no como si te escribiera un nuevo mandamiento sino el mismo que teníamos desde el principio: que nos amemos unos a otros. 6 Y este es el amor: que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento en que han de andar, como han oído desde el principio.
7 Porque muchos engañadores han salido al mundo, quienes no confiesan que Jesucristo ha venido en la carne. Tal persona es el engañador y el anticristo. 8 Miren por ustedes mismos para que no pierdan[aw] las cosas en que hemos trabajado[ax] sino que reciban[ay] abundante recompensa. 9 Todo el que se extravía y no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina, este tiene al Padre y también al Hijo. 10 Si alguien va a ustedes y no lleva esta doctrina, no lo reciban en casa ni le digan: “¡Bienvenido!”. 11 Porque el que le da la bienvenida participa de sus malas obras.
12 Aunque tengo muchas cosas que escribirles, no he querido comunicarlas por medio de papel y tinta. Más bien, espero estar con ustedes y hablar cara a cara para que nuestro gozo sea completo.
13 Los hijos de tu hermana elegida te saludan[az].
1 El anciano al muy amado Gayo, a quien amo en verdad.
2 Amado, mi oración es que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Pues me gocé mucho cuando venían hermanos y daban testimonio de tu verdad, es decir, de cómo andas en la verdad. 4 No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad.
5 Amado, fielmente procedes en todo lo que haces a favor de los hermanos, y más aún cuando son forasteros. 6 En presencia de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor. Si los encaminas como es digno de Dios, harás bien; 7 porque partieron por amor del Nombre sin tomar nada de los gentiles. 8 Por lo tanto, nosotros debemos sostener a los tales para que seamos colaboradores en la verdad.
9 He escrito a la iglesia; pero Diótrefes, quien ambiciona ser el primero entre ellos, no nos admite. 10 Por esta causa, si voy allá, haré recordar las obras que hace y cómo nos denigra con palabras maliciosas. No satisfecho con esto, él mismo no admite a los hermanos; además, impide a los que los quieren recibir y los expulsa de la iglesia.
11 Amado, no imites lo que es malo sino lo que es bueno. El que hace lo bueno procede de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios.
12 Se ha dado buen testimonio acerca de Demetrio de parte de todos y aun por la misma verdad. También nosotros damos testimonio, y ustedes saben que nuestro testimonio es veraz.
13 Tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero hacerlo por medio de tinta y pluma. 14 Más bien, espero verte dentro de poco, y hablaremos cara a cara.
15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno por nombre.
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