Bible in 90 Days
Muerte de Saúl y de sus hijos(A)
10 Los filisteos pelearon contra Israel; huyeron delante de ellos los israelitas, pues muchos cayeron heridos de muerte en el monte Gilboa. 2 Los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. 3 Al concentrar sus ataques contra Saúl, le alcanzaron los flecheros y fue herido por ellos. 4 Entonces dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan mofa de mí»; pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se echó sobre ella. 5 Cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se mató. 6 Así murieron Saúl y sus tres hijos; y toda su casa murió junto con él. 7 Al ver todos los de Israel que habitaban en el valle que habían huido las tropas y que Saúl y sus hijos habían muerto, dejaron sus ciudades y huyeron. Vinieron entonces los filisteos y se establecieron en ellas.
8 Sucedió al día siguiente, que al venir los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos tendidos en el monte Gilboa. 9 Luego que lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después pusieron sus armas en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
11 Cuando oyeron los de Jabes de Galaad lo que habían hecho los filisteos de Saúl, 12 se levantaron todos los hombres valientes, tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos, y los trajeron a Jabes; enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabes, y ayunaron siete días.
13 Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, 14 y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí.
David, proclamado rey de Israel(B)
11 Entonces todo Israel se congregó en torno a David en Hebrón, y le dijeron: «Nosotros somos tu hueso y tu carne. 2 También antes de ahora, mientras Saúl reinaba, tú eras quien sacaba a la guerra a Israel, y lo volvías a traer. También Jehová tu Dios te ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel, mi pueblo.”»
3 Y vinieron todos los ancianos de Israel ante el rey, en Hebrón; David hizo un pacto con ellos delante de Jehová, y ungieron a David como rey sobre Israel, por medio de Samuel, conforme a la palabra de Jehová.
David toma la fortaleza de Sión(C)
4 Entonces se fue David con todo Israel a Jerusalén, la cual es Jebús; y los jebuseos habitaban en aquella tierra. 5 Y los habitantes de Jebús dijeron a David: «No entrarás acá.» Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la Ciudad de David. 6 David había dicho: «El que primero derrote a los jebuseos será cabeza y jefe». Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe. 7 Se instaló David en la fortaleza, y por esto la llamaron la Ciudad de David. 8 Edificó la ciudad alrededor, desde Milo hasta el muro; y Joab reparó el resto de la ciudad. 9 Y David iba adelantando y creciendo, y Jehová de los ejércitos estaba con él.
Los valientes de David(D)
10 Éstos son los jefes de los valientes que David tuvo, los que le ayudaron en su reino, junto con todo Israel, para hacerle reinar sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
11 Ésta es la lista de los valientes que David tuvo: Jasobeam hijo de Hacmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató. 12 Después de éste estaba Eleazar hijo de Dodo, el ahohíta, el cual era de los tres valientes. 13 Éste estuvo con David en Pasdamim, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela de tierra llena de cebada, y cuando el pueblo huyó delante de los filisteos, 14 él se puso en medio de la parcela, la defendió y venció a los filisteos, pues Jehová los favoreció con una gran victoria.
15 Tres de los treinta jefes descendieron a la peña a encontrarse con David, a la cueva de Adulam, cuando el campamento de los filisteos se hallaba en el valle de Refaim. 16 David estaba entonces en la fortaleza, mientras una guarnición de los filisteos ocupaba Belén. 17 David expresó este deseo: «¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta!» 18 Y aquellos tres irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, la tomaron y se la llevaron a David; pero él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo: 19 «Guárdeme mi Dios de hacer esto. ¿Voy acaso a beber la sangre y la vida de estos hombres que con peligro de sus vidas la han traído?» Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.
20 Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta. Una vez, blandió su lanza contra trescientos hombres y los mató. Así ganó renombre entre los tres. 21 Fue el más ilustre de los treinta, pues llegó a ser su jefe, pero no igualó a los tres primeros.
22 Benaía hijo de Joiada era hijo de un hombre valiente de Cabseel, de grandes hazañas; él venció a los dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en un foso, en medio de una nevada. 23 Él mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor, pero él descendió con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano y lo mató con su misma lanza. 24 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y conquistó renombre entre los tres valientes. 25 Fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A éste puso David en su guardia personal.
26 Los valientes de los ejércitos eran: Asael, hermano de Joab, Elhanan hijo de Dodo, el de Belén, 27 Samot, el harodita, Heles, el pelonita; 28 Ira hijo de Iques, el tecoíta, Abiezer, el anatotita, 29 Sibecai, el husatita, Ilai, el ahohíta, 30 Maharai, el netofatita, Heled hijo de Baana, el netofatita, 31 Itai hijo de Ribai, de Gabaa, de los hijos de Benjamín, Benaía, el piratonita, 32 Hurai, del río Gaas, Abiel, el arbatita, 33 Azmavet, el barhumita, Eliaba, el saalbonita, 34 los hijos de Hasem, el gizonita, Jonatán hijo de Sage, el ararita, 35 Ahíam hijo de Sacar, el ararita, Elifal hijo de Ur, 36 Hefer, el mequeratita, Ahías, el pelonita, 37 Hezro, el carmelita, Naarai hijo de Ezbai, 38 Joel, hermano de Natán, Mibhar hijo de Hagrai, 39 Selec, el amonita, Naharai, el beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia, 40 Ira, el itrita, Gareb, el itrita, 41 Urías, el heteo, Zabad hijo de Ahlai, 42 Adina hijo de Siza, el rubenita, príncipe de los rubenitas, y treinta hombres con él, 43 Hanán hijo de Maaca, Josafat, el mitnita, 44 Uzías, el astarotita, Sama y Jehiel hijos de Hotam, el aroerita; 45 Jediael hijo de Simri, y Joha, su hermano, el tizita, 46 Eliel, el mahavita, Jerebai y Josavía hijos de Elnaam, Itma, el moabita, 47 Eliel, Obed, y Jaasiel, el mesobaíta.
El ejército de David
12 Éstos son los que vinieron ante David en Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis; eran de los valientes que le ayudaron en la guerra. 2 Estaban armados de arcos y usaban ambas manos para tirar piedras con la honda y flechas con el arco.
De los hermanos de Saúl de Benjamín, 3 el jefe era Ahiezer, después Joás, hijos de Semaa, el gabaatita; Jeziel y Pelet hijos de Azmavet, Beraca y Jehú, el anatotita, 4 Ismaías, el gabaonita, valiente entre los treinta, y jefe entre ellos; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad, el gederatita, 5 Eluzai, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías, el harufita, 6 Elcana, Isías, Azareel, Joezer y Jasobeam, coreítas, 7 y Joela y Zebadías hijos de Jeroham, de Gedor.
8 También de los de Gad huyeron y fueron adonde estaba David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con el escudo y la lanza; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas. 9 Ezer, el primero, Obadías, el segundo, Eliab, el tercero, 10 Mismana, el cuarto, Jeremías, el quinto, 11 Atai, el sexto, Eliel, el séptimo, 12 Johanán, el octavo, Elzabad, el noveno, 13 Jeremías, el décimo y Macbanai, el undécimo. 14 Éstos fueron capitanes del ejército de los hijos de Gad. El menor estaba a cargo de cien hombres, y el mayor, de mil. 15 Estos pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se había desbordado por todas sus riberas; e hicieron huir a todos los habitantes de los valles al oriente y al occidente.
16 Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá fueron ante David al lugar fuerte. 17 David salió a su encuentro y les habló diciendo:
—Si habéis venido a mí en son de paz y para ayudarme, me uniré a vosotros; pero si es para entregarme a mis enemigos, sin que mis manos estén manchadas de maldad, véalo el Dios de nuestros padres, y os lo demande.
18 Entonces el espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo:
«¡Somos tuyos, David!
¡Estamos contigo, hijo de Isaí!
¡Paz, paz para ti,
y paz para quienes te ayudan,
pues también tu Dios te ayuda!»
David los recibió y los puso entre los capitanes de la tropa.
19 También se pasaron a David algunos de Manasés, cuando fue con los filisteos a la batalla contra Saúl (pero David no los ayudó, porque los jefes de los filisteos, tras deliberar, lo despidieron diciendo: «Con peligro de nuestras cabezas se pasará a su señor Saúl.») 20 Así que cuando volvió él a Siclag, se pasaron a él de los de Manasés: Adnas, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletai, príncipes de millares de los de Manasés. 21 Estos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército. 22 Cada día le llegaba ayuda a David, hasta que se formó un gran ejército, como un ejército de Dios.
23 Éste es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y llegaron a David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová: 24 De los hijos de Judá que traían escudo y lanza, seis mil ochocientos estaban listos para la guerra. 25 De los hijos de Simeón, siete mil cien hombres, valientes y esforzados para la guerra. 26 De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos; 27 asimismo Joiada, príncipe de los del linaje de Aarón, y con él tres mil setecientos hombres, 28 y Sadoc, joven valiente y esforzado, con veintidós de los principales de la casa de su padre. 29 De los hijos de Benjamín, hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces muchos de ellos se mantenían fieles a la casa de Saúl. 30 De los hijos de Efraín, veinte mil ochocientos, muy valientes, hombres ilustres en las casas de sus padres. 31 De la media tribu de Manasés, dieciocho mil, los cuales fueron designados para ir a proclamar a David como rey. 32 De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, y cuyas órdenes seguían todos sus hermanos. 33 De Zabulón, cincuenta mil, que salían a la campaña prontos para la guerra, con toda clase de armas de guerra y dispuestos a pelear sin doblez de corazón. 34 De Neftalí, mil capitanes, y con ellos treinta y siete mil con escudo y lanza. 35 De los de Dan, dispuestos a pelear, veintiocho mil seiscientos. 36 De Aser, dispuestos para la guerra y preparados para pelear, cuarenta mil. 37 Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas y gaditas y de la media tribu de Manasés, ciento veinte mil con toda clase de armas de guerra.
38 Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, fueron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David como rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de acuerdo en poner a David como rey. 39 Y estuvieron allí con David tres días comiendo y bebiendo, porque sus hermanos habían provisto para ellos. 40 También los que les eran vecinos, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisión de harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite, y bueyes y ovejas en abundancia, porque en Israel había alegría.
David propone trasladar el Arca a Jerusalén
13 Entonces David consultó con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes. 2 Y dijo David a toda la asamblea de Israel: «Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová, nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; 3 y traigamos el Arca de nuestro Dios junto a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella.»
4 Y dijo toda la asamblea que se hiciera así, porque el asunto parecía bien a todo el pueblo.
David intenta trasladar el Arca(E)
5 Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que trajeran el Arca de Dios desde Quiriat-jearim. 6 Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para trasladar de allí el Arca de Jehová Dios, que habita entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado. 7 Y llevaron el Arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro. 8 David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas. 9 Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano hacia al Arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban. 10 Se encendió contra Uza el furor de Jehová, y lo hirió, porque había extendido su mano hacia el Arca; y murió allí delante de Dios.
11 David tuvo pesar, porque Jehová había castigado a Uza; por lo que llamó a aquel lugar Pérez-uza, hasta el día de hoy. 12 Y David temió a Dios aquel día, y dijo: «¿Cómo he de llevar a mi casa el Arca de Dios?» 13 Y no trasladó David el Arca a su casa, a la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-edom, el geteo. 14 El Arca de Dios estuvo tres meses en la casa de la familia de Obed-edom; y bendijo Jehová la casa de Obed-edom, y todo cuanto tenía.
Hiram envía embajadores a David(F)
14 Hiram, rey de Tiro, envió a David embajadores y madera de cedro, y albañiles y carpinteros, para que le edificaran una casa. 2 Entonces entendió David que Jehová lo había confirmado como rey sobre Israel, pues había exaltado su reino sobre su pueblo Israel.
Hijos de David nacidos en Jerusalén(G)
3 También David tomó mujeres en Jerusalén, y engendró más hijos e hijas. 4 Éstos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5 Ibhar, Elisúa, Elpelet, 6 Noga, Nefeg, Jafía, 7 Elisama, Beeliada y Elifelet.
David derrota a los filisteos(H)
8 Cuando oyeron los filisteos que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos en busca de David. Lo supo David y salió contra ellos. 9 Los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refaim. 10 Entonces David consultó a Dios, diciendo:
—¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?
Jehová le respondió:
—Sube, porque yo los entregaré en tus manos.
11 Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: «Dios abrió una brecha entre mis enemigos por mi mano, como un torrente de agua.» Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim. 12 Dejaron allí sus dioses, y David dijo que los quemaran.
13 Volvieron los filisteos a extenderse por el valle, 14 y volvió David a consultar a Dios, y Dios le dijo: «No subas tras ellos, sino rodéalos y atácalos frente a las balsameras. 15 Cuando oigas venir un estruendo por las copas de las balsameras, sal a la batalla, porque Dios saldrá delante de ti y herirá el ejército de los filisteos.»
16 Hizo, pues, David como Dios le mandó, y derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer. 17 Y la fama de David se divulgó por todas aquellas tierras; y Jehová puso el temor de David sobre todas las naciones.
Traslado del Arca a Jerusalén(I)
15 Hizo David también casas para sí en la Ciudad de David, y arregló un lugar para el Arca de Dios, y le levantó una tienda. 2 Entonces dijo David: «El Arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el Arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.»
3 Congregó, pues, David a todo Israel en Jerusalén, para que llevaran el Arca de Jehová al lugar que él le había preparado. 4 Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas; 5 de los hijos de Coat, a Uriel, el jefe, y sus hermanos, ciento veinte. 6 De los hijos de Merari, a Asaías, el jefe, y sus hermanos, doscientos veinte. 7 De los hijos de Gersón, a Joel, el jefe, y sus hermanos, ciento treinta. 8 De los hijos de Elizafán, a Semaías, el jefe, y sus hermanos, doscientos. 9 De los hijos de Hebrón, a Eliel, el jefe, y sus hermanos, ochenta. 10 De los hijos de Uziel, a Aminadab, el jefe, y sus hermanos, ciento doce.
11 Luego llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: «Vosotros, que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y llevad el Arca de Jehová, Dios de Israel, al lugar que le he preparado; 13 pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová, nuestro Dios, nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.»
14 Se santificaron, pues, los sacerdotes y los levitas para traer el Arca de Jehová, Dios de Israel. 15 Y los hijos de los levitas trajeron el Arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.
16 Asimismo dijo David a los principales de los levitas que designaran a cantores entre sus hermanos, con instrumentos de música, con salterios, arpas y címbalos, para que los hicieran resonar con alegría. 17 Entonces los levitas designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías. 18 Y con ellos a sus hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros.
19 Así, Hemán, Asaf y Etán, que eran cantores, tocaban címbalos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía tenían salterios sobre Alamot. 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías, tenían arpas afinadas en la octava para dirigir. 22 Y Quenanías, jefe de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello. 23 Berequías y Elcana eran porteros del Arca. 24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del Arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del Arca.
25 David, pues, junto a los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el Arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría. 26 Como Dios ayudó a los levitas que llevaban el Arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros. 27 Iba David vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el Arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino. 28 De esta manera llevaba todo Israel el Arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas, trompetas y címbalos, al son de salterios y arpas. 29 Cuando el Arca del pacto de Jehová llegó a la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana; al ver al rey David que saltaba y danzaba, lo menospreció en su corazón.
16 Así trajeron el Arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios. 2 Cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová. 3 Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne y una torta de pasas.
4 Puso delante del Arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordaran, confesaran y alabaran a Jehová, Dios de Israel: 5 Asaf, el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf tocaba los címbalos. 6 También los sacerdotes Benaía y Jahaziel tocaban continuamente las trompetas delante del Arca del pacto de Dios.
Salmo de acción de gracias de David(J)
7 Aquel día David, por primera vez, puso a Asaf y sus hermanos a cargo de la alabanza a Jehová:
8 «¡Alabad a Jehová,
invocad su nombre,
dad a conocer entre los pueblos sus obras!
9 ¡Cantad a él, cantadle salmos;
hablad de todas sus maravillas!
10 »¡Gloriaos en su santo nombre;
alégrese el corazón
de los que buscan a Jehová!
11 ¡Buscad a Jehová y su poder;
buscad su rostro continuamente!
12 Acordaos de las maravillas que ha hecho,
de sus prodigios y de los juicios de su boca,
13 vosotros, hijos de Israel, su siervo,
hijos de Jacob, sus escogidos.
14 Jehová, él es nuestro Dios,
sus juicios están en toda la tierra.
15 Él se acuerda de su pacto perpetuamente,
y de la palabra que mandó para mil generaciones;
16 del pacto que concertó con Abraham,
y de su juramento a Isaac,
17 el cual confirmó a Jacob por estatuto,
a Israel por pacto sempiterno,
18 diciendo: “A ti daré la tierra de Canaán,
porción de tu heredad.”
19 »Cuando ellos eran pocos en número,
pocos y forasteros en ella,
20 y andaban de nación en nación,
y de un reino a otro pueblo,
21 no permitió que nadie los oprimiera;
antes por amor de ellos castigó a los reyes.
22 Dijo: “No toquéis a mis ungidos
ni hagáis mal a mis profetas.”
23 »Cantad a Jehová toda la tierra,
proclamad de día en día su salvación.
24 Cantad entre las gentes su gloria,
en todos los pueblos sus maravillas.
25 Porque grande es Jehová,
digno de suprema alabanza
y más temible que todos los demás dioses.
26 Porque ídolos son todos los dioses de los pueblos,
mas Jehová hizo los cielos.
27 Alabanza y magnificencia hay delante de él.
Poder y alegría hay en su morada.
28 »¡Tributad a Jehová, familias de los pueblos,
dad a Jehová gloria y poder!
29 ¡Dad a Jehová la honra debida a su nombre!
Traed ofrenda y venid delante de él.
¡Postraos delante de Jehová
en la hermosura de la santidad!
30 ¡Que tiemble en su presencia toda la tierra!
Él afirmó el mundo para que no se conmueva.
31 Alégrense los cielos, gócese la tierra.
Digan en las naciones: “Jehová reina.”
32 ¡Resuene el mar y su plenitud!
¡Alégrese el campo y todo lo que hay en él!
33 Entonces cantarán los árboles de los bosques
delante de Jehová,
porque viene a juzgar la tierra.
34 »Aclamad a Jehová, porque él es bueno;
porque su misericordia es eterna.
35 Y decid: “¡Sálvanos, Dios, salvación nuestra!
Recógenos y líbranos de las naciones,
para que confesemos tu santo nombre,
y nos gloriemos en tus alabanzas.”
36 ¡Bendito sea Jehová, Dios de Israel,
de eternidad a eternidad!»
Y dijo todo el pueblo: «Amén», y alabó a Jehová.
Los levitas encargados del Arca
37 David dejó allí, delante del Arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministraran de continuo delante del Arca, según el rito de cada día; 38 y a Obed-edom con sus sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún, y a Hosa, como porteros. 39 Asimismo al sacerdote Sadoc, y a los sacerdotes, sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que estaba en Gabaón, 40 para que sacrificaran continuamente, por la mañana y por la tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley que Jehová prescribió a Israel. 41 Con ellos estaban Hemán, Jedutún y los otros escogidos, designados por sus nombres, para glorificar a Jehová, porque es eterna su misericordia. 42 Y con ellos, a Hemán y Jedutún, que tenían trompetas, címbalos y otros instrumentos de música para acompañar los cantos a Dios. Los hijos de Jedutún eran porteros.
43 Después todo el pueblo se fue, cada cual a su casa; también David se volvió para bendecir su casa.
Pacto de Dios con David(K)
17 Viviendo ya David en su casa, dijo al profeta Natán:
—Mira, yo habito en casa de cedro, mientras el Arca del pacto de Jehová está bajo cortinas.
2 Y Natán dijo a David:
—Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.
3 Pero aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo: 4 «Ve y di a David mi siervo: “Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa para que yo habite. 5 Pues no he habitado en casa alguna desde el día en que saqué a los hijos de Israel hasta el día de hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo. 6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, nunca dije a ninguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentaran a mi pueblo: ‘¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?’” 7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israel. 8 He estado contigo en todo cuanto has andado, he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré un nombre grande, como el nombre de los grandes de la tierra. 9 Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los malhechores lo sigan oprimiendo, como antes, 10 como en el tiempo cuando puse jueces sobre mi pueblo Israel; sino que humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa. 11 Cuando se cumplan los días para que vayas con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Él me edificará Casa, y yo confirmaré su trono eternamente. 13 Seré para él como padre, y él será para mí un hijo; no apartaré de él mi misericordia, como hice con aquel que fue antes de ti; 14 sino que lo confirmaré en mi Casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.”»
15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.
16 Entonces entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: «Jehová Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar? 17 Y aun esto, Dios, te ha parecido poco, pues has hablado del porvenir de la casa de tu siervo, y me has mirado como a un hombre excelente, Jehová Dios. 18 ¿Qué más puede decir David del honor que has dado a tu siervo, si tú conoces a tu siervo? 19 Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta gran obra, haciendo notorias todas tus grandezas. 20 Jehová, no hay nadie semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos. 21 ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual su Dios fue a rescatar, a fin de engrandecer su nombre por medio de prodigios y maravillas, arrojando a las naciones de delante de tu pueblo, al que tú rescataste de Egipto? 22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.
23 »Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho. 24 Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: “Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel.” Y se mantenga la casa de tu siervo David firme en tu presencia. 25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído de tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti. 26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios, y has prometido a tu siervo este bien; 27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y bendita será para siempre.»
David extiende sus dominios(L)
18 Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, los humilló y les arrebató Gat y sus villas. 2 También derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, y le pagaban tributo.
3 Asimismo derrotó David a Hadad-ezer, rey de Soba, en Hamat, cuando éste iba a asegurar su dominio sobre la región del Éufrates. 4 David le capturó mil carros, siete mil soldados de los carros y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.
5 Luego llegaron los sirios de Damasco en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba, pero David hirió de ellos veintidós mil hombres. 6 Y puso David una guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sometidos a tributo; pues Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba.
7 Tomó también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén. 8 Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9 Cuando oyó Toi, rey de Hamat, que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, 10 envió a Adoram, su hijo, al rey David, para saludarlo y bendecirlo por haber peleado contra Hadad-ezer y haberlo vencido, ya que Toi estaba en guerra con Hadad-ezer. Le envió también toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce; 11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, junto a la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.
12 Además de esto, Abisai hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas. 13 Puso una guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; pues Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba.
Funcionarios del reino(M)
14 Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo. 15 Joab hijo de Sarvia era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller. 16 Sadoc hijo de Ahitob, y Abimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario. 17 Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los principales ayudantes del rey.
Israel derrota a sirios y amonitas(N)
19 Después de estas cosas aconteció que murió Nahas, rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo. 2 Y dijo David: «Tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre tuvo conmigo misericordia.» Así David envió embajadores para que lo consolaran de la muerte de su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón, donde estaba Hanún, para consolarlo, 3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: «¿Según tu parecer ha enviado David a consolarte porque quiere honrar a tu padre? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, examinar y reconocer la tierra?»
4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó. 5 Se fueron luego, y cuando llegó a David la noticia sobre aquellos hombres, envió a recibirlos, porque estaban muy avergonzados. El rey mandó que les dijeran: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis.»
6 Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba. 7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se reunieron también los hijos de Amón en sus ciudades y acudieron a la guerra.
8 Cuando David lo supo, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes. 9 Los amonitas salieron y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo. 10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios. 11 Puso luego el resto de la gente al mando de Abisai, su hermano, y los organizó en orden de batalla contra los amonitas. 12 Y dijo: «Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo te ayudaré. 13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca.»
14 Entonces avanzó Joab con el pueblo que traía consigo, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él. 15 Cuando los amonitas vieron que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
16 Al ver los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer. 17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó adonde estaban y ordenó batalla contra ellos. David ordenó su tropa contra los sirios, y estos pelearon contra él. 18 Pero el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac, general del ejército. 19 Cuando los siervos de Hadad-ezer vieron que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David y quedaron sometidos a él. A partir de entonces, el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los amonitas.
Caída y destrucción de Rabá(O)
20 Al año siguiente, en el tiempo en que suelen los reyes salir a la guerra, Joab sacó las fuerzas del ejército y destruyó la tierra de los amonitas. Luego fue y sitió a Rabá, mientras David estaba en Jerusalén. Joab atacó a Rabá y la destruyó. 2 Entonces tomó David la corona de encima de la cabeza del rey de Rabá, y descubrió que pesaba un talento de oro. Había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad un botín muy grande. 3 Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los amonitas. Y volvió David con todo el ejército a Jerusalén.
Los hombres de David matan a los gigantes(P)
4 Después de esto aconteció que tuvo lugar una batalla en Gezer contra los filisteos; y Sibecai, el husatita, mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados. 5 Y hubo otra guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat, el geteo, cuya lanza tenía un asta tan grande como un rodillo de telar.
6 Volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía seis dedos en los pies y las manos, veinticuatro en total; y era descendiente de los gigantes. 7 Este hombre desafió a Israel, pero lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David. 8 Estos eran descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron a manos de David y de sus siervos.
David censa al pueblo(Q)
21 Se levantó Satanás contra Israel e incitó a David a que hiciera censo del pueblo. 2 Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo:
—Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa.
3 Respondió Joab:
—¡Que Jehová añada a su pueblo cien veces más de lo que es, rey, señor mío! ¿Acaso no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que traerá pecado sobre Israel?
4 Pero la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab y recorrió todo Israel; entonces volvió a Jerusalén y dio cuenta a David de las cifras del pueblo: 5 había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y en Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada. 6 Entre estos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.
7 Esto desagradó a Dios, el cual castigó a Israel. 8 Entonces dijo David a Dios:
—He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la maldad de tu siervo, pues he actuado muy locamente.
9 Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo: 10 «Ve, habla a David y dile: “Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una y así haré contigo.”»
11 Gad fue ante David y le dijo:
—Así ha dicho Jehová: 12 “Escoge para ti: tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante tus enemigos, con la espada de tus adversarios, o bien tres días durante los cuales la espada de Jehová y la peste recorran la tierra, y el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel.” Mira, pues, qué responderé a quien me ha enviado.
13 David respondió a Gad:
—Estoy en grande angustia. Prefiero caer en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en manos de los hombres.
14 Entonces Jehová envió una peste sobre Israel, y murieron setenta mil hombres. 15 Envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: «¡Basta ya! ¡Detén tu mano!» El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, vestidos de ropas ásperas. 17 Y dijo David a Dios:
—¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, caiga ahora tu mano sobre mí, y sobre la casa de mi padre, pero no envíes la peste sobre tu pueblo.
18 El ángel de Jehová ordenó a Gad decirle a David que subiera y construyera un altar a Jehová en la era de Ornán, el jebuseo. 19 Y David subió, conforme a la orden que Gad le había dado en nombre de Jehová. 20 Al volverse Ornán, que estaba trillando el trigo, vio al ángel, y los cuatro hijos que estaban con él se escondieron. 21 Cuando David llegó adonde estaba Ornán, éste miró y vio a David; entonces salió de la era y se postró en tierra ante David. 22 Luego dijo David a Ornán:
—Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.
23 Respondió Ornán a David:
—Tómala para ti, y haga mi señor, el rey, lo que bien le parezca. Yo daré los bueyes para el holocausto, trillos para leña y trigo para la ofrenda. Yo lo doy todo.
24 Replicó el rey David a Ornán:
—No, todo quiero comprarlo por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.
25 Y dio David a Ornán por aquel lugar la suma de seiscientos siclos de oro. 26 David edificó allí un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto. 27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.
28 Al ver David que Jehová lo había oído en la era de Ornán, el jebuseo, ofreció sacrificios allí. 29 Pues el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón; 30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.
22 Y dijo David: «Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel.»
Preparativos para la edificación del Templo
2 Después mandó David que se reuniera a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de entre ellos canteros que labraran piedras para edificar la casa de Dios. 3 Asimismo preparó David mucho hierro para los clavos de las puertas y para las junturas; y también una incalculable cantidad de bronce, y madera de cedro sin cuenta, 4 pues los sidonios y tirios habían traído a David abundante madera de cedro.
5 David se decía: «Salomón, mi hijo, es muchacho y de tierna edad, y la Casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por su excelencia, para renombre y honra suya en todas las tierras; ahora, pues, yo haré los preparativos necesarios.» E hizo David grandes preparativos antes de su muerte.
6 Llamó entonces David a Salomón, su hijo, y le mandó que edificara Casa a Jehová, Dios de Israel. 7 Y dijo David a Salomón: «Hijo mío, en mi corazón tuve el propósito de edificar un templo dedicado al nombre de Jehová, mi Dios. 8 Pero recibí palabra de Jehová, que decía: “Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras; no edificarás Casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí. 9 Mira que te nacerá un hijo, el cual será hombre de paz, pues yo le haré estar en paz con todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y en sus días concederé paz y reposo a Israel. 10 Él edificará una Casa a mi nombre; será para mí un hijo, y yo seré para él un padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre.” 11 Ahora pues, hijo mío, Jehová esté contigo, y seas prosperado, para que edifiques la Casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti. 12 Que Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel guardes la ley de Jehová, tu Dios. 13 Entonces serás prosperado, si cuidas de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes. 14 Mira, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, pues es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, lo cual tú podrás aumentar. 15 Tienes contigo muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, hombres expertos en toda clase de obra. 16 Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, hay en abundancia. Levántate y manos a la obra; que Jehová esté contigo.»
17 Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudaran a Salomón, su hijo, diciendo: 18 «¿No está con vosotros Jehová, vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha entregado en mis manos a los habitantes de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante de Jehová y delante de su pueblo. 19 Aplicad, pues, ahora vuestros corazones y vuestras almas a buscar a Jehová, vuestro Dios. Levantaos y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el Arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová.»
Distribución y deberes de los levitas
23 Viejo ya David y colmado de días, proclamó a Salomón, su hijo, rey de Israel. 2 Habiendo reunido a todos los principales de Israel, a los sacerdotes y a los levitas, 3 fueron contados los levitas mayores de treinta años; y fue el número de ellos, contados uno por uno, treinta y ocho mil. 4 De estos, veinticuatro mil dirigirían la obra de la casa de Jehová, y seis mil serían gobernadores y jueces. 5 Además, cuatro mil serían porteros, y cuatro mil alabarían a Jehová, con los instrumentos que David había hecho para tributar alabanzas.
6 Los repartió David en grupos conforme a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
7 Los hijos de Gersón: Laadán y Simei. 8 Los hijos de Laadán: Jehiel, el primero, después Zetam y Joel; tres en total. 9 Los hijos de Simei: Selomit, Haziel y Harán; tres en total. Éstos fueron los jefes de las familias de Laadán. 10 Los hijos de Simei: Jahat, Zina, Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei. 11 Jahat era el primero, y Zina, el segundo; Jeús y Bería no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron contados como una familia.
12 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel; cuatro en total. 13 Los hijos de Amram: Aarón y Moisés. Aarón fue apartado para ser dedicado a las cosas más santas, tanto él como sus hijos, para siempre, a fin de que quemaran incienso delante de Jehová, le ministraran y bendijeran su nombre para siempre. 14 Y los hijos de Moisés, varón de Dios, fueron contados en la tribu de Leví. 15 Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliezer. 16 Hijo de Gersón fue Sebuel, el jefe. 17 E hijo de Eliezer fue Rehabías, el jefe. Eliezer no tuvo otros hijos, pero los hijos de Rehabías fueron muy numerosos. 18 Hijo de Izhar fue Selomit, el jefe. 19 Los hijos de Hebrón: Jerías, el jefe, el segundo, Amarías, el tercero, Jahaziel y el cuarto, Jecamán. 20 Los hijos de Uziel: Micaía, el jefe, y el segundo, Isías.
21 Los hijos de Merari: Mahli y Musi. Los hijos de Mahli: Eleazar y Cis. 22 Y murió Eleazar sin hijos; pero tuvo hijas, y los hijos de Cis, sus parientes, las tomaron por mujeres. 23 Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jeremot; tres en total.
24 Éstos son los hijos de Leví, según las familias de sus padres, jefes de familias, según el censo de ellos, contados por sus nombres, uno por uno, de veinte años para arriba, los cuales trabajaban en el ministerio de la casa de Jehová.
25 Porque David había dicho: «Jehová, Dios de Israel, ha dado paz a su pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre. 26 Por eso los levitas no tendrán que transportar más el Tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio.»
27 Así que, conforme a las últimas palabras de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba. 28 Estos estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para el servicio de la casa de Jehová, en los atrios, en las cámaras, en la purificación de toda cosa santificada, y en lo demás de la obra del ministerio en la casa de Dios. 29 Asimismo tenían a su cargo los panes de la proposición, la flor de harina para el sacrificio, las hojuelas sin levadura, las ofrendas preparadas en sartén y las cocidas, y todos los pesos y medidas. 30 Tenían además que asistir todos los días por la mañana y por la tarde para dar gracias y tributar alabanzas a Jehová. 31 También tenían que ofrecer todos los holocaustos a Jehová los sábados, lunas nuevas y fiestas solemnes, continuamente delante de Jehová, según su número y de acuerdo con su rito. 32 Tenían también a su cargo el cuidado del Tabernáculo de reunión y del santuario, bajo las órdenes de los hijos de Aarón, sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.
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