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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Job 25-41

25 Y respondió Bildad suhita, y dijo:

El señorío y el temor están con Dios; El hace paz en sus alturas.

¿Por ventura sus ejércitos tienen número? ¿Y sobre quién no está su luz?

¶ ¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?

He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.

¿Cuánto menos el hombre que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?

26 Y respondió Job, y dijo:

¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Has salvado con tu brazo al que no tiene fortaleza?

¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia, y mostraste bien cómo son las cosas?

¿A quién has anunciado palabras, y de quién es el espíritu que de ti sale?

Cosas muertas son formadas debajo de las aguas, y de sus moradas.

El Seol es descubierto delante de él, y el infierno no tiene cobertura.

Extiende el aquilón sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada.

Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de ellas.

El aprieta la faz de su trono, y extiende sobre él su nube.

10 El cercó con término la superficie de las aguas, hasta que se acabe la luz y las tinieblas.

11 Las columnas del cielo tiemblan, y se espantan de su reprensión.

12 El rompe el mar con su potencia, y con su inteligencia hiere la hinchazón suya.

13 Su espíritu adornó los cielos; su mano creó la serpiente huidora.

14 He aquí, éstas son partes de sus caminos; ¡y cuán poco es lo que hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo entenderá?

27 Y volvió Job a tomar su parábola, y dijo:

Vive el Dios que me quitó mi derecho, y el Omnipotente, que amargó mi alma,

que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,

mis labios no hablarán iniquidad, ni mi lengua pronunciará engaño.

Nunca tal me acontezca que yo os justifique; hasta morir no quitaré de mí mi integridad.

Mi justicia tengo asida, y no la cederé; no me reprochará mi corazón en todos mis días.

¶ Sea como el impío mi enemigo, y como el inicuo mi adversario.

Porque ¿cuál es la esperanza del hipócrita, por mucho que hubiere robado, cuando Dios arrebatare su alma?

¿Por ventura oirá Dios su clamor cuando la tribulación viniere sobre él?

10 ¿Por ventura se deleitará en el Omnipotente? ¿Invocará a Dios en todo tiempo?

11 Yo os enseñaré lo que hay en la mano de Dios; no esconderé lo que hay acerca del Omnipotente.

12 He aquí que todos vosotros lo habéis visto, ¿por qué pues os desvanecéis con vanidad?

13 Esta es para con Dios la suerte del hombre impío, y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.

14 Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada; y sus descendientes no se saciarán de pan.

15 Los que de ellos quedaren, en muerte serán sepultados; y no llorarán sus viudas.

16 Si amontonare plata como polvo, y si preparare ropa como lodo;

17 la habrá preparado él, mas el justo se vestirá, y el inocente repartirá la plata.

18 Edificó su casa como la polilla, y como cabaña que el guarda hizo.

19 El rico dormirá, mas no será recogido; abrirá sus ojos, y no verá a nadie.

20 Asirán de él terrores como aguas; torbellino lo arrebatará de noche.

21 Lo tomará el solano, y partirá; la tempestad lo arrebatará del lugar suyo.

22 Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará. Hará él por huir de su mano.

23 Batirán sus manos sobre él, y desde su lugar le silbarán.

28 Ciertamente la plata tiene su oculto nacimiento, y el oro lugar de donde lo refinan.

El hierro es tomado del polvo, y de la piedra es fundido el bronce.

A las tinieblas puso término; y a toda obra perfecta que él hizo, puso piedra de oscuridad y de sombra de muerte.

Sale el río junto al morador, y las aguas sin pie, más altas que el hombre, se fueron.

Tierra de la cual nace el pan, y debajo de ella estará como convertida en fuego.

Lugar que sus piedras serán zafiro, y tendrá polvos de oro.

Senda que nunca la conoció ave, ni ojo de buitre la vio;

nunca la pisó hijo de soberbio, ni león pasó por ella.

En el pedernal puso su mano, y trastornó los montes de raíz.

10 De los peñascos cortó ríos, y sus ojos vieron todo lo preciado.

11 Detuvo los ríos en su nacimiento, e hizo salir a luz lo escondido.

12 ¶ Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento?

13 El hombre nunca supo su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes.

14 El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.

15 No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata.

16 No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro.

17 El oro no se le igualará, ni el diamante; ni se cambiará por vaso de oro fino.

18 De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas.

19 No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.

20 ¿De dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento?

21 Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta.

22 El infierno y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.

23 Dios entiende el camino de ella, y él solo conoce su lugar.

24 Porque él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo.

25 Haciendo peso al viento, y poniendo las aguas por medida;

26 cuando él hizo ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos.

27 Entonces la vio él, y la tasó; la preparó y también la inquirió.

28 Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal el entendimiento.

29 Y volvió Job a tomar su parábola, y dijo:

¡Quién me volviera como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba,

cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, a la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;

como fue en los días de mi juventud, cuando Dios era familiar en mi tienda;

cuando aún el Omnipotente estaba conmigo, y mis hijos alrededor de mí;

cuando lavaba yo mis caminos con manteca, y la piedra me derramaba ríos de aceite!

Cuando salía a la puerta a juicio, y en la plaza hacía aparejar mi silla,

Los jóvenes me veían, y se escondían; y los viejos se levantaban, y estaban en pie.

Los príncipes detenían sus palabras; ponían la mano sobre su boca;

10 la voz de los principales se ocultaba, y su lengua se pegaba a su paladar;

11 cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían, me daban testimonio.

12 Porque libraba al pobre que gritaba, y al huérfano que carecía de ayudador.

13 La bendición del que se iba a perder venía sobre mí; y al corazón de la viuda daba alegría.

14 Me vestía de justicia, y ella me cubría como un manto; y mi diadema era juicio.

15 Yo era ojos al ciego, y pies al cojo.

16 A los menesterosos era padre; y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia.

17 Y quebraba los colmillos del inicuo, y de sus dientes hacía soltar la presa.

18 Y decía yo: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré días.

19 Mi raíz está abierta junto a las aguas, y en mis ramas permanecerá rocío.

20 Mi gloria se renueva conmigo, y mi arco se renueva en mi mano.

21 Me oían, y esperaban; y callaban a mi consejo.

22 Tras mi palabra no replicaban, mas mi razón destilaba sobre ellos.

23 Me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.

24 Si me reía a ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.

25 Aprobaba el camino de ellos, y me sentaba en cabecera; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela llorosos.

30 Mas ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.

Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, en los cuales pereció el tiempo?

Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; huían a la soledad, al lugar tenebroso, asolado y desierto.

Que cogían malvas entre los arbustos, y raíces de enebro para su comida.

Eran echados de entre los hombres, y todos les daban gritos como al ladrón.

Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las piedras.

Bramaban entre las matas, y se congregaban debajo de las espinas.

Hijos de locos, y hombres sin nombre, más bajos que la misma tierra.

Y ahora yo soy su canción, y soy hecho a ellos refrán.

10 Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.

11 Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.

12 A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su destrucción.

13 Mi senda derribaron, se aprovecharon de mi quebrantamiento, contra los cuales no hubo ayudador.

14 Vinieron como por portillo ancho, se revolvieron por mi calamidad.

15 Se han revuelto turbaciones sobre mí; combatieron como viento mi voluntad, y mi salud como nube que pasa.

16 Y ahora mi alma está derramada en mí; días de aflicción se apoderan de mí.

17 De noche taladra sobre mí mis huesos, y mis pulsos no reposan.

18 Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa.

19 Me derribó en el lodo, y soy semejante al polvo, y a la ceniza.

20 Clamo a ti, y no me oyes; me presento, y no me atiendes.

21 Te has vuelto cruel para mí; con la fortaleza de tu mano me odias.

22 Me levantaste, y me hiciste cabalgar sobre el viento, y derretiste en mí el ser.

23 Porque yo conozco que me conduces a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente.

24 Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare?

25 ¿Por ventura no lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso?

26 Cuando esperaba el bien, entonces me vino el mal; y cuando esperaba la luz, vino la oscuridad.

27 Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me han sobrecogido.

28 Denegrido anduve, y no por el sol; me he levantado en la congregación, y clamé.

29 He venido a ser hermano de los dragones, y compañero de los búhos.

30 Mi piel está denegrida sobre mí, y mis huesos se secaron con ardentía.

31 Se ha tornado mi arpa en luto, y mi órgano en voz de lamentadores.

31 Hice pacto con mis ojos; ¿cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente de las alturas?

¿Por ventura no hay quebrantamiento para el impío, e infortunio para los que obran iniquidad?

¿Por ventura no ve él mis caminos, y cuenta todos mis pasos?

Si anduve con mentira, y si mi pie se apresuró a engaño,

péseme Dios en balanzas de justicia, y conocerá mi integridad.

Si mis pasos se apartaron del camino, y si mi corazón se fue tras mis ojos, y si alguna mancha se apegó a mis manos,

siembre yo, y otro coma, y mis renuevos sean arrancados.

Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

10 muela para otro mi mujer, y sobre ella otros se encorven.

11 Porque es maldad e iniquidad, comprobada.

12 Porque es fuego que devoraría hasta el Seol, y desarraigaría toda mi hacienda.

13 Si hubiera tenido en poco el derecho de mi esclavo y de mi esclava, cuando ellos pleitearan conmigo,

14 ¿qué haría yo cuando Dios se levantare? Y cuando él visitara, ¿qué le respondería yo?

15 ¿Por ventura el que en el vientre me hizo a mí, no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso un mismo autor en la matriz?

16 Si estorbé el contento de los pobres, e hice desfallecer los ojos de la viuda;

17 y si comí mi bocado solo, y no comió de él el huérfano;

18 (porque desde mi juventud creció conmigo el huérfano como con padre, y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

19 si he visto que pereciera alguno sin vestido, y al menesteroso sin cobertura;

20 si no me bendijeron sus lomos, y del vellón de mis ovejas se calentaron;

21 si alcé contra el huérfano mi mano, aunque viere que todos me ayudarían en la puerta;

22 mi espalda se caiga de mi hombro, y mi brazo sea quebrado de mi canilla.

23 Porque temí el castigo de Dios, contra cuya alteza yo no tendría poder.

24 Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú;

25 si me alegré de que mi hacienda se multiplicare, y de que mi mano hallare mucho;

26 si he mirado al sol cuando resplandecía, y a la luna cuando iba hermosa,

27 y mi corazón se engañó en secreto, y mi boca besó mi mano,

28 esto también fuera iniquidad comprobada; porque habría negado al Dios soberano.

29 Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, y me regocijé cuando le halló el mal;

30 que ni aun entregué al pecado mi paladar, pidiendo maldición para su alma;

31 cuando mis domésticos decían: ¡Quién nos diera de su carne! Nunca nos hartaríamos.

32 El extranjero no tenía fuera la noche; mis puertas abría al caminante.

33 Si encubrí, como Adán mis prevaricaciones, escondiendo en mi seno mi iniquidad;

34 si temí a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta,

35 ¡quién me diera quien me oyere! He aquí mi señal es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me hubiera escrito los cargos.

36 Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, y me lo ataría en lugar de corona.

37 Yo le contaría el número de mis pasos, y como príncipe me llegaría a él.

38 Si mi tierra clamara contra mí, y llorarán todos sus surcos;

39 si comí su sustancia sin dinero, o afligí el alma de sus dueños;

40 en lugar de trigo me nazcan espinos, y abrojos en lugar de cebada. Se acaban las palabras de Job.

32 Y cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo en sus ojos.

Entonces Eliú hijo de Baraquel, buzita, de la familia de Ram, se enojó con furor contra Job; se enojó con furor, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios.

Se enojó asimismo con furor contra sus tres amigos, por cuanto no hallaban qué responder, habiendo condenado a Job.

Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque todos eran más viejos de días que él.

Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, su furor se encendió.

Y respondió Eliú hijo de Baraquel, buzita, y dijo: Yo soy menor de días y vosotros viejos; por tanto he tenido miedo, y he temido de declararos mi opinión.

Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

Ciertamente espíritu hay en el hombre, e inspiración del Omnipotente los hace que entiendan.

No siempre los grandes son los sabios, ni los viejos entienden el derecho.

10 Por tanto yo dije: Escuchadme; declararé yo también mi conocimiento.

11 He aquí yo he esperado a vuestras palabras, he escuchado vuestros argumentos, entre tanto que buscábais palabras.

12 Y aun os he considerado, y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job, y responda a sus razones.

13 Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría; que conviene que Dios lo derribe, y no el hombre.

14 Ahora bien, él no dirigió a mí sus palabras, ni yo le responderé con vuestras razones.

15 Se espantaron, no respondieron más; se les fueron las palabras.

16 Y yo esperé, porque no hablaban, antes pararon, y no respondieron más.

17 Por eso yo también responderé mi parte, también yo declararé mi opinión.

18 Porque lleno estoy de palabras, y el espíritu de mi vientre me constriñe.

19 De cierto mi vientre está como el vino que no tiene respiradero, y está que se brote como licor. {Heb. espíritus}

20 Hablaré pues y respiraré; abriré mis labios, y responderé.

21 No haré ahora acepción de personas, ni usaré con títulos lisonjeros con el hombre.

22 Porque no sé hablar lisonjas; de otra manera en breve mi Hacedor me consuma.

33 Por tanto, Job, oye ahora mis razones, y escucha todas mis palabras.

He aquí yo abriré ahora mi boca, y mi lengua hablará en mi boca.

Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y mis labios proferirán conocimiento puro.

El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.

Si pudieres, respóndeme; dispón tus palabras, estás delante de mí.

Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho: De lodo soy yo también formado.

He aquí que mi terror no te espantará, ni mi mano se agravará sobre ti.

De cierto tú dijiste a oídos míos, y yo oí la voz de tus palabras que decían:

Yo soy limpio y sin rebelión; y soy inocente, y no hay iniquidad en mí.

10 He aquí que Dios buscó achaques contra mí, y me tiene por su enemigo;

11 puso mis pies en el cepo, y guardó todas mis sendas.

12 He aquí en esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.

13 ¶ ¿Por qué tomaste pleito contra él? Porque él no contestará todas sus palabras.

14 Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios al que no ve.

15 Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho;

16 entonces revela al oído de los hombres, y les sella su instrucción;

17 para quitar al hombre de su propia obra, y cubrir al varón de la soberbia.

18 Así detendrá su alma de corrupción, y su vida de ser pasado a espada.

19 También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos,

20 que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave.

21 Su carne desfallece sin verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.

22 Su alma se acercará al sepulcro, y su vida a los enterradores.

23 Si tuviera cerca de él un mensajero, un intérprete, uno entre mil que mostrare al hombre su rectitud;

24 que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló rescate;

25 se enternecerá su carne más que de niño, y volverá a los días de su juventud.

26 Orará a Dios, y le amará, y verá su faz con gritos de alegría; y él dará al hombre el pago de su justicia.

27 El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado;

28 Dios rescatará su alma, que no pase a la huesa, y su vida se verá en luz.

29 He aquí, todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el hombre;

30 para apartar su alma de la huesa, e iluminarlo con la luz de los vivientes.

31 Escucha, Job, y óyeme; calla, y yo hablaré.

32 Y si tuvieres palabras, respóndeme; habla, porque yo te quiero justificar.

33 Y si no, óyeme tú a mí; calla, y te enseñaré sabiduría.

34 Además respondió Eliú, y dijo:

Oíd, sabios, mis palabras; y vosotros, doctos, estadme atentos.

Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta para comer.

Escojamos para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno;

porque Job ha dicho: Yo soy justo, y Dios me ha quitado mi derecho.

En mi juicio fue mentiroso, mi saeta es gravosa sin haber yo prevaricado.

¿Qué hombre hay como Job, que bebe el escarnio como agua?

Y va en compañía con los que obran iniquidad, y anda con los hombres maliciosos.

Porque dijo: De nada servirá al hombre el conformar su voluntad con Dios.

10 Por tanto, varones de entendimiento, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad.

11 Porque él pagará al hombre según su obra, y él le hará hallar conforme a su camino.

12 Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho.

13 ¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?

14 Si él pusiera sobre el hombre su corazón, y recogiere así su espíritu y su aliento,

15 toda carne perecería juntamente, y el hombre se tornaría en polvo.

16 Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.

17 ¿Por ventura se enseñoreará el que aborrece el juicio? ¿Y condenarás tú al poderoso siendo justo?

18 ¿Por ventura se ha de llamar al rey: De Belial; y a los príncipes: Impíos?

19 Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni el rico es de él más respetado que el pobre; porque todos son obras de sus manos.

20 En un momento mueren, y a media noche se alborotarán los pueblos, y pasarán, y sin mano será quitado el poderoso.

21 Porque sus ojos están puestos sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos.

22 No hay tinieblas, ni sombra de muerte donde se encubran los que obran iniquidad.

23 No carga pues él al hombre más de lo justo, para que vaya con Dios a juicio.

24 El quebrantará a los fuertes sin pesquisa, y hará estar a otros en su lugar.

25 Por tanto él hará notorias las obras de ellos, cuando los trastornará en la noche, y serán quebrantados.

26 Como a malos los herirá en lugar donde sean vistos;

27 por cuanto así se apartaron de él, y no consideraron todos sus caminos;

28 haciendo venir delante de sí el clamor del pobre, y él oye el clamor de los necesitados.

29 Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;

30 para que el hombre hipócrita no reine, y el pueblo no tropiece.

31 Porque de Dios es decir: Yo perdoné, no destruiré.

32 Enséñame tú lo que yo no veo; que si hice iniquidad, no lo haré más.

33 ¿Por ventura acabará por ti su obra, que no quieras tú, o quieras, o yo? Di lo que sabes.

34 Los hombres de entendimiento dirán conmigo, y el hombre sabio me oirá:

35 Que Job no habla con conocimiento, y sus palabras no son con prudencia.

36 Deseo yo que Job sea probado ampliamente, para que haya respuestas contra los hombres inicuos.

37 Porque a su pecado añadió rebelión; bate las manos entre nosotros, y contra Dios multiplica sus palabras.

35 Y procediendo Eliú en su razonamiento, dijo:

¿Piensas ser conforme a derecho esto que dijiste: Más justo soy yo que Dios?

Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacarás tú de ello? ¿O qué provecho tendré de [ser limpiado de] mi pecado?

Yo te responderé razones, y a tus compañeros contigo.

Mira a los cielos, y ve, y considera que los cielos son más altos que tú.

Si pecares, ¿qué habrás hecho contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?

Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?

Al hombre como tú dañará tu impiedad, y al hijo del hombre aprovechará tu justicia.

¶ A causa de la gran violencia clamarán, y darán voces por la fuerza de los muchos.

10 Y ninguno dirá: ¿Dónde está Dios mi hacedor, que da canciones en la noche?

11 Que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace sabios más que las aves del cielo.

12 Allí clamarán, y él no oirá, por la soberbia de los malos.

13 Ciertamente Dios no oirá la vanidad, ni la mirará el Omnipotente.

14 Aunque más digas, no lo mirará; haz juicio delante de él, y espera en él.

15 Mas ahora, porque no visitó en su ira, ni se conoce con rigor,

16 por eso Job abrió su boca vanamente, y multiplica palabras sin conocimiento.

36 Y Añadió Eliú, y dijo:

Espérame un poco, y te enseñaré; porque todavía hablo por Dios.

Tomaré mi sabiduría de lejos, y daré la justicia a mi hacedor.

Porque de cierto no son mentira mis palabras; antes se trata contigo con perfecto conocimiento.

He aquí que Dios es grande, y no aborrece; fuerte es en virtud de corazón.

No dará vida al impío, antes a los humildes dará su derecho.

No quitará sus ojos del justo; antes bien con los reyes los pondrá en silla para siempre, y serán ensalzados.

Y si estuvieren presos en grillos, y cautivos en las cuerdas de la aflicción,

él les anunciará la obra de ellos, y que sus rebeliones prevalecieron.

10 Y despierta el oído de ellos para instrucción, y les manda que se conviertan de la iniquidad.

11 Si oyeren, y le sirvieren, acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.

12 Mas si no oyeren, serán pasados a espada, y perecerán sin conocimiento.

13 Pero los hipócritas de corazón lo irritarán más, y no clamarán cuando él los atare.

14 Fallecerá el alma de ellos en su juventud, y su vida entre los prostitutos del culto pagano.

15 Al pobre librará de su pobreza, y en la aflicción despertará su oído.

16 ¶ Asimismo te apartaría de la boca de la angustia a lugar espacioso, libre de todo apuro; y te asentará mesa llena de grosura.

17 Mas tú has llenado el juicio del impío, contra la justicia y el juicio que lo sustentan todo.

18 Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate.

19 ¿Por ventura estimará él tus riquezas, ni del oro, ni de todas las fuerzas de la potencia?

20 No anheles la noche, en la cual él corta los pueblos de su lugar.

21 Guárdate, no mires a la iniquidad; teniéndola por mejor que la pobreza.

22 He aquí que Dios es excelso con su potencia; ¿qué enseñador semejante a él?

23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Iniquidad has hecho?

24 Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres.

25 La cual vieron todos los hombres; y el hombre la ve de lejos.

26 He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; ni se puede rastrear el número de sus años.

27 Porque él detiene las goteras de las aguas, cuando la lluvia se derrama de su vapor;

28 cuando gotean de las nubes, gotean sobre los hombres en abundancia.

29 ¿Si entenderá también los extendimientos de las nubes, y los bramidos de su tienda?

30 He aquí que sobre él extiende su luz, y cubrió las raíces del mar.

31 Con ellas juzga a los pueblos, y da comida a la multitud.

32 Con las nubes encubre la luz, y les manda que vayan contra ella.

33 La una da nuevas de la otra; la una adquiere ira contra la que viene.

37 A esto también se espanta mi corazón, y salta de su lugar.

Oíd atentamente su voz terrible, y la palabra que sale de su boca.

Debajo de todos los cielos lo enderezará, y su luz se extenderá hasta los fines de la tierra.

Tras de él bramará el sonido, tronará su valiente voz, y aunque sea oída su voz, no los detiene.

Tronará Dios maravillosamente con su voz; él hace grandes cosas, y nosotros no lo entendemos.

Porque a la nieve dice: Sé en la tierra; lluvia tras lluvia, y lluvia tras lluvia en su fortaleza.

Sella la mano a todo hombre; para que todos los hombres conozcan su obra.

La bestia se entrará en su escondrijo, y habitará en sus moradas.

Del mediodía viene el torbellino, y de los vientos del norte el frío.

10 Por el soplo de Dios se da el hielo, y las anchas aguas son constreñidas.

11 Además de esto con la claridad fatiga las nubes, y las esparce con su luz.

12 Y ellas se revuelven en derredor por sus designios, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mandó.

13 Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará aparecer.

14 Escucha esto, Job: Repósate, y considera las maravillas de Dios.

15 ¿Supiste tú por ventura, cuando Dios las ponía en concierto, y hacía levantar la luz de su nube?

16 ¿Has conocido tú por ventura las diferencias de las nubes, las maravillas del Perfecto en sabiduría?

17 ¿Y eran calientes tus vestidos cuando él daba el reposo a la tierra del mediodía?

18 ¿Extendiste tú por ventura con él los cielos firmes como un espejo de fundición?

19 Muéstranos, qué le hemos de decir; para que no hablemos disparates.

20 ¿Por ventura cuando yo hablare le será contado? ¿Cuando alguno se anegare le será dicho?

21 También alguna vez no se ve la luz clara en los cielos, y pasa un viento y los limpia.

22 De la parte del norte vendrá la serenidad por el Dios terrible de alabanza.

23 El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos; grande en potencia, y en juicio, y en multitud de justicia no aflige.

24 Por tanto los hombres le temerán; todos los sagaces de corazón no le verán.

38 Y respondió el SEÑOR a Job desde el torbellino, y dijo:

¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento?

Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y hazme saber tú.

¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes entendimiento.

¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular,

cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?

¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;

cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad?

10 Y determiné sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo,

11 y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante, y allí parará el orgullo de tus ondas.

12 ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,

13 para que ocupe los fines de la tierra, y que sean sacudidos de ella los impíos?

14 Es transformado como lodo al sello, y luego se para como vestidura;

15 mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado.

16 ¿Por ventura has entrado hasta los nacederos del mar, y has andado escudriñando el abismo?

17 ¿Por ventura te han sido descubiertas las puertas de la muerte o has visto las puertas de la sombra de muerte?

18 ¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.

19 ¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?

20 ¿Si la tomarás tú en sus términos, y si entendieras las sendas de su casa?

21 ¿Si sabías cuando habías de nacer, y si el número de tus días había de ser grande?

22 ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, y has visto los tesoros del granizo,

23 lo cual tengo yo reservado para el tiempo de la angustia, para el día de la guerra y de la batalla?

24 ¿Cuál sea el camino por donde se reparte la luz; por donde se esparce el viento solano sobre la tierra?

25 ¿Quién repartió conducto al turbión, y camino a los relámpagos del trueno,

26 haciendo llover sobre la tierra deshabitada, sobre el desierto, donde no hay hombre,

27 para saciar la tierra desierta e inculta, y para hacer producir de verdura renuevos?

28 ¿Por ventura la lluvia tiene padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?

29 ¿Del vientre de quién salió el hielo? Y la helada del cielo, ¿quién la engendró?

30 Las aguas se endurecen a manera de piedra, y se congela la faz del abismo.

31 ¿Detendrás tú por ventura las delicias de las Pléyades, o desatarás las ligaduras del Orión?

32 ¿Sacarás tú a su tiempo los signos de los cielos, o guiarás el Arcturo con sus hijos?

33 ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?

34 ¿Alzarás tú a las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre de aguas?

35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te dirán ellos: Henos aquí?

36 ¿Quién puso la sabiduría en lo íntimo? ¿O quién dio al entendimiento la inteligencia?

37 ¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría? Y los odres de los cielos, ¿quién los hace parar,

38 cuando el polvo se ha endurecido con dureza, y los terrones se pegan unos a otros?

39 ¿Cazarás tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,

40 cuando están echados en las cuevas, o se están en sus guaridas para acechar?

41 ¿Quién preparó al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes sin comida?

39 ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?

¿Contaste tú los meses de su preñez, y sabes el tiempo cuando han de parir?

Como se encorvan, tienen sus hijos, pasan sus dolores.

Sus hijos son sanos, crecen con el grano; salen y nunca más vuelven a ellas.

¿Quién echó libre al asno montés, y quién soltó sus ataduras?

Al cual yo puse casa en la soledad, y sus moradas en la tierra salada.

Se ríe de la multitud de la ciudad; no oye las voces del que demanda los peajes.

Rebusca los montes para su pasto, y anda buscando todo lo que está verde.

¿Por ventura querrá el unicornio servirte a ti, ni quedar a tu pesebre?

10 ¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?

11 ¿Por ventura confiarás en él, por ser grande su fortaleza, y le fiarás tu labor?

12 ¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, y que la allegará en tu era?

13 ¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz?

14 El cual desampara en la tierra sus huevos, y sobre el polvo los calienta,

15 y se olvida de que los pisará el pie, y que los quebrará alguna bestia del campo.

16 Se endurece para con sus hijos, como si no fueran suyos, no temiendo que su trabajo haya sido en vano;

17 porque Dios lo hizo olvidar de sabiduría, y no le dio entendimiento.

18 A su tiempo se levanta en alto, y se burla del caballo y del que se monta en él.

19 ¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho?

20 ¿Por ventura le harás saltar como a alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable;

21 escarba la tierra, se alegra en su fuerza, sale al encuentro de las armas;

22 hace burla del espanto, y no teme, ni vuelve el rostro delante de la espada.

23 Contra él suena la aljaba, el resplandor de la lanza y de la pica;

24 y él con ímpetu y furor escarba la tierra, sin importarle el sonido del shofar;

25 antes los toques de shofar le infunden ánimo; y desde lejos huele la batalla, el estruendo de los príncipes, y el estruendo de la consigna de la batalla.

26 ¿Por ventura vuela el gavilán por tu industria, y extiende hacia el mediodía sus alas?

27 ¿Por ventura enaltece el águila por tu mandamiento, y pone en alto su nido?

28 Ella habita y está en la piedra, en la cumbre del peñasco y de la roca.

29 Desde allí acecha la comida; sus ojos observan de muy lejos.

30 Sus polluelos chupan la sangre; y donde hubiere muertos, allí está.

40 Además de eso respondió el SEÑOR a Job y dijo:

¿Es por ventura sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto.

Y respondió Job al SEÑOR, y dijo:

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

Una vez hablé, y no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar.

Entonces respondió el SEÑOR a Job desde el torbellino, y dijo:

Cíñete ahora como varón tus lomos; yo te preguntaré, y explícame.

¿Por ventura invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte a ti?

¿Tienes brazo como Dios? ¿Y tronarás tú con voz como él?

10 Atavíate ahora de majestad y de alteza; y vístete de honra y de hermosura.

11 Esparce furores de tu ira; y mira a todo soberbio, y abátelo.

12 Mira a todo soberbio, y próstralo, y quebranta a los impíos en su asiento.

13 Encúbrelos a todos en el polvo, venda sus rostros en la oscuridad;

14 y yo también te confesaré que podrá salvarte tu diestra.

15 He aquí ahora behemot, al cual yo hice contigo; hierba come como buey.

16 He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su fortaleza en el ombligo de su vientre.

17 Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus genitales son entretejidos.

18 Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.

19 El es el comienzo de los caminos de Dios; el que lo hizo, acercará a él su espada.

20 Ciertamente los montes llevan renuevo para él; y toda bestia del campo retoza allá.

21 Se echará debajo de las sombras, en lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.

22 Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; los sauces del arroyo lo cercan.

23 He aquí que él tomará el río sin inmutarse; y se confía que el Jordán pasará por su boca.

24 Su hacedor lo tomará por sus ojos en tropezaderos, y horadará su nariz.

41 ¿Sacarás tú al leviatán con el anzuelo, o con la cuerda que le echares en su lengua?

¿Pondrás tú garfio en sus narices, y horadarás con espinas su quijada?

¿Por ventura multiplicará él ruegos para contigo? ¿Te hablará él lisonjas?

¿Por ventura hará pacto contigo para que lo tomes por esclavo perpetuo?

¿Jugarás por ventura con él como con pájaro, y lo atarás para tus niñas?

¿Por ventura harán banquete por causa de los compañeros? ¿Lo partirán entre los mercaderes?

¿Cortarás tú con cuchillo su cuero, o con asta de pescadores su cabeza?

Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.

He aquí que tu esperanza acerca de él será burlada; porque aun a su sola vista se desmayarán.

10 Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿quién pues podrá estar delante de mí?

11 ¿Quién me ha anticipado, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.

12 Yo no ocultaré sus mentiras, ni lo de su fuerza ni la belleza de su orden.

13 ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se llegará a él con freno doble?

14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Los órdenes de sus dientes espantan.

15 Sus escamas {Heb. escudos} son su orgullo, cerrados entre sí como con sello.

16 El uno se junta tan cerca del otro, que viento no entra entre ellos.

17 Pegado está el uno con el otro, están trabados entre sí, que no se pueden apartar.

18 Con sus estornudos encienden lumbre, y sus ojos son como los párpados del alba.

19 De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden.

20 De sus narices sale humo como de una olla o caldero que hierve.

21 Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama.

22 En su cerviz mora la fortaleza, y delante de él es deshecho el trabajo.

23 Las fallas de su carne están pegadas entre sí; está firme su carne en él, y no se mueve.

24 Su corazón es firme como una piedra, y fuerte como una pieza de la muela de abajo.

25 De su grandeza tienen temor los fuertes, y por quebrantamientos se remueven el pecado.

26 Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará contra él.

27 El hierro estima por paja, y el bronce por leño podrido.

28 Saeta no le hace huir; las piedras de honda se le tornan aristas.

29 Tiene toda arma por hojarasca, y del blandir de la pica se burla.

30 Por debajo tiene vasos de barro quebrados; imprime su agudez en el suelo.

31 Hace hervir como una olla el mar profundo, y lo vuelve como una olla de ungüento.

32 En pos de sí hace resplandecer la senda, que parece que el mar es cano.

33 No hay sobre la tierra su semejante, quien se comporta sin temor.

34 Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los hijos de la soberbia.

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