Bible in 90 Days
Invitación de la mujer infiel
7 Querido jovencito,
ten presente lo que te digo
y obedece mis mandamientos.
2-3 Cúmplelos, y vivirás;
grábalos en tu mente,
nunca te olvides de ellos.
Cuida mis enseñanzas
como a tu propia vida.
4 Hazte hermano de la sabiduría;
hazte amigo del conocimiento,
5 y te librará de la mujer
que te engaña con sus palabras
y le es infiel a su esposo.
6 Un día en que yo estaba
mirando a través de la ventana,
7 vi entre los muchachos imprudentes
a uno más imprudente que otros.
8 Llegó a la esquina,
cruzó la calle,
y lentamente se dirigió
a la casa de esa mujer.
9 Ya había caído la noche.
El día llegaba a su fin.
10 En ese preciso instante
la mujer salió a su encuentro.
Iba vestida como una prostituta,
y no disimulaba sus intenciones.
11 Llamaba mucho la atención;
se veía que era una mujer
incapaz de quedarse en casa.
12 A esa clase de mujeres
se las ve andar por las calles,
o andar vagando por las plazas,
o detenerse en cada esquina
esperando a ver quién pasa.
13 Cuando la mujer vio al joven,
se le echó al cuello y lo besó,
y abiertamente le propuso:
14 «Puedo invitarte a comer
de la carne ofrecida a mis dioses.
Hoy les cumplí mis promesas,
y estoy en paz con ellos.
15 Por eso salí a tu encuentro;
te buscaba, ¡y ya te encontré!
16 Tengo tendida en la cama
una colcha muy fina y colorida.
17 Mi cama despide el aroma
de los perfumes más excitantes.
18 Ven conmigo;
hagamos el amor hasta mañana.
19 Mi esposo no está en casa,
pues ha salido de viaje.
20 Llenó de dinero sus bolsas,
y no volverá hasta mediados del mes».
21 Con tanta dulzura le habló,
que lo hizo caer en sus redes.
22 Y el joven se fue tras ella
como va el buey al matadero;
cayó en la trampa como un venado
23 cuando le clavan la flecha;
cayó como los pájaros,
que vuelan contra la red
sin saber que perderán la vida.
24 Querido jovencito: obedéceme;
pon atención a lo que te digo.
25 No pienses en esa mujer,
ni pierdas por ella la cabeza.
26 Por culpa suya muchos han muerto;
¡sus víctimas son ya demasiadas!
27 Todo el que entra en su casa
va derecho a la tumba.
Invitación de la sabiduría
8 ¡La sabiduría está llamando!
¡Gritando está la experiencia!
2 Se para a la orilla del camino
o a la mitad de la calle,
para que todos puedan verla.
3 Se para junto a los portones,
a la entrada de la ciudad,
y grita a voz en cuello:
4 «Gente de todo el mundo,
¡a ustedes estoy llamando!
5 Jovencitos ignorantes,
muchachitos inexpertos,
¡piensen bien lo que hacen!
6 Préstenme atención,
pues voy a decirles algo importante;
7-8 no me gusta la mentira
ni tampoco la hipocresía,
siempre digo la verdad.
9 La gente que sabe entender
reconoce que mis palabras
son justas y verdaderas.
10 No busquen las riquezas,
mejor busquen mis enseñanzas
y adquieran mis conocimientos,
11 pues son más valiosos
que el oro y la plata.
¡Los más ricos tesoros
no se comparan conmigo!
12 »Yo soy la sabiduría,
y mi compañera es la experiencia;
siempre pienso antes de actuar.
13 Los que obedecen a Dios
aborrecen la maldad.
Yo aborrezco a la gente
que es orgullosa y presumida,
que nunca dice la verdad
ni vive como es debido.
14 Yo tengo en mi poder
el consejo y el buen juicio,
el valor y el entendimiento.
15-16 Yo hago que actúen con justicia
reyes, príncipes y gobernantes.
17 Yo amo a los que me aman,
y me dejo encontrar
por todos los que me buscan.
18 Mis compañeras son
la riqueza, el honor,
la abundancia y la justicia.
19 Lo que tengo para ofrecer
vale más que el oro y la plata.
20 Siempre actúo con justicia,
21 y lleno de riquezas
a todos los que me aman.
22-23 »Dios fue quien me creó.
Me formó desde el principio,
desde antes de crear el mundo.
Aún no había creado nada
cuando me hizo nacer a mí.
24 Nací cuando aún no había
mares ni manantiales.
25-26 Nací mucho antes
de que Dios hiciera
los cerros y las montañas,
la tierra y sus paisajes.
27 Yo vi cuando Dios puso
el cielo azul sobre los mares;
28 cuando puso las nubes en el cielo
y cerró las fuentes del gran mar,
29-30 cuando les ordenó a las aguas
no salirse de sus límites.
»Cuando Dios afirmó la tierra,
yo estaba allí, a su lado,
como su consejera.
Mi dicha de todos los días
era siempre gozar de su presencia.
31 El mundo creado por Dios
me llenaba de alegría;
¡la humanidad creada por Dios
me llenaba de felicidad!
32 »Querido jovencito,
¡escúchame bien!
Dios te bendecirá
si sigues mis consejos.
33 Acepta mis enseñanzas;
no las rechaces.
¡Piensa con la cabeza!
34 Si todos los días
vienes a mi casa
y escuchas mis enseñanzas,
Dios te bendecirá.
35 Los que me encuentran,
encuentran también la vida
y reciben bendiciones de Dios;
36 pero los que me ofenden
ponen su vida en peligro;
odiarme es amar la muerte».
La sabiduría y la ignorancia
9 La sabiduría hizo una casa
y le puso siete columnas labradas.
2 Hizo además una fiesta,
en la que ofreció el mejor vino.
Una vez puesta la mesa,
3 mandó mensajeras
a la parte alta de la ciudad,
para que desde allí gritaran:
4 «Jovencitos sin experiencia,
ya que les falta entendimiento,
vengan conmigo.
5 Vengan a gozar de mi banquete;
beban del vino que he preparado.
6 Si realmente quieren vivir,
déjense de tonterías
y actúen con inteligencia.
7 »Si corriges a los burlones,
sólo ganarás que te insulten;
si reprendes a los malvados,
sólo te ganarás su desprecio.
8 No reprendas a los burlones,
o acabarán por odiarte;
mejor reprende a los sabios,
y acabarán por amarte.
9 Educa al sabio,
y aumentará su sabiduría;
enséñale algo al justo,
y aumentará su saber.
10 »Todo el que quiera ser sabio
que comience por obedecer a Dios;
conocer al Dios santo
es dar muestras de inteligencia.
11 Yo, la sabiduría,
te daré muchos años de vida.
12 Si eres sabio,
tú eres quien sale ganando;
pero si eres malcriado,
sufrirás las consecuencias».
13 La ignorancia es escandalosa,
tonta y sinvergüenza.
14 Cuando está en su casa,
se sienta a la entrada misma;
cuando está en la ciudad,
se sienta donde todos la vean,
15 y llama a los distraídos
que pasan por el camino:
16 «Jovencitos inexpertos,
faltos de entendimiento,
¡vengan conmigo!
17 ¡No hay nada más sabroso
que beber agua robada!
¡No hay pan que sepa tan dulce
como el que se come a escondidas!»
18 Pero estos tontos no saben
que esa casa es un cementerio;
¡no saben que sus invitados
ahora están en el fondo de la tumba!
Los dichos del sabio Salomón
10 Qué dicha es tener un hijo sabio;
qué triste es tener un hijo tonto.
2 De muy poco aprovecha
el dinero mal ganado.
Lo que vale es la honradez,
pues te salva de la muerte.
3 Dios calma el hambre de la gente buena,
pero no el apetito de la gente malvada.
4 Si no trabajas, te quedas pobre;
si trabajas, te vuelves rico.
5 El que es precavido
guarda comida durante el verano;
el que duerme durante la cosecha
termina en la vergüenza.
6 Al hombre honrado, Dios lo bendice;
al malvado, la violencia lo domina.
7 Al hombre honrado, Dios lo bendice;
al malvado, su mala fama lo destruye.
8 El hombre sabio cumple una orden;
el imprudente acaba en la ruina.
9 El que vive honradamente
lleva una vida tranquila.
El que es sinvergüenza
un día será descubierto.
10 El engaño causa muchos problemas
y la imprudencia lleva a la ruina.
11 Las palabras del hombre honrado
son una fuente de vida.
Al malvado, la violencia lo domina.
12 El odio produce más odio;
el amor todo lo perdona.
13 En los labios del sabio
no falta la sabiduría;
en la espalda del imprudente
no faltan los garrotazos.
14 El sabio sabe callar;
el tonto habla y causa problemas.
15 Al rico lo defiende su riqueza;
al pobre no lo defiende nada.
16 ¿Qué gana el justo? La vida.
¿Qué gana el malvado? El pecado.
17 El que acepta la corrección
tendrá una larga vida,
pero quien no oye consejos
no llegará muy lejos.
18 Los mentirosos no muestran su odio,
pero los tontos todo lo cuentan.
19 Hablar mucho es de tontos;
saber callar es de sabios.
20 La palabra justa vale mucho;
los planes malvados no valen nada.
21 El buen consejo es ayuda de muchos,
pero la imprudencia es trampa de tontos.
22 La bendición de Dios es riqueza
que viene libre de preocupaciones.
23 Al tonto lo divierte la maldad;
al sabio lo entretiene la sabiduría.
24 Lo que menos desea el malvado
es lo que más le sucede,
en cambio al que es honrado
se le cumplen sus deseos.
25 Llegan los problemas,
se acaban los malvados;
¡sólo el que es honrado
permanece para siempre!
26 El mensajero perezoso
es peor que vinagre en los dientes;
¡es peor que humo en los ojos!
27 Quien obedece a Dios vivirá muchos años,
pero el malvado no vivirá mucho tiempo.
28 A los justos les espera la felicidad;
a los malvados, la ruina.
29 Dios cuida de los buenos,
pero destruye a los malvados.
30 Los buenos nunca fracasarán;
los malvados no habitarán la tierra.
31 Los buenos hablan siempre con sabiduría;
a los malvados se les obliga a callar.
32 Los buenos saben decir cosas bonitas;
los malvados sólo dicen cosas feas.
¡Cuidado con lo que haces!//¡Cuidado con lo que dices!
11 Dios rechaza a los tramposos,
pero acepta a los honrados.
2 El orgulloso termina en la vergüenza,
y el humilde llega a ser sabio.
3 Al bueno lo guía la justicia;
al traidor lo destruye la hipocresía.
4 Cuando te enfrentes al Gran Juez,
de nada te servirán las riquezas;
sólo haciendo lo que es justo
te librarás de la muerte.
5 Cuando somos honrados,
todo en la vida es más fácil;
pero a los malvados
su propia maldad los destruye.
6 Cuando somos honrados,
estamos a salvo del mal;
pero a los traidores
su ambición los domina.
7 Cuando mueren los malvados,
mueren con ellos su esperanza
y sus sueños de grandeza.
8 A los malvados les cae la desgracia,
pero los buenos quedan a salvo.
9 Los chismes de los malvados
destruyen a sus semejantes,
pero a la gente honrada
la salva la sabiduría.
10 Cuando los buenos triunfan,
la ciudad se alegra;
cuando los malvados mueren,
todo el mundo hace fiesta.
11 La presencia de los buenos
trae bienestar a la ciudad;
la presencia de los malvados
sólo le trae desgracias.
12 El que es imprudente
critica a su amigo;
el que piensa lo que dice
sabe cuándo guardar silencio.
13 La gente chismosa todo lo cuenta;
la gente confiable sabe callar.
14 Sin buenos gobernantes,
la nación fracasa;
con muchos consejeros
puede salvarse.
15 Si te comprometes a pagar
las deudas de un desconocido,
te metes en grandes problemas;
evita esos compromisos
y vivirás tranquilo.
16 La mujer bondadosa
gana respeto,
y el hombre emprendedor
gana riquezas.
17 Compadécete de los demás
y te harás bien a ti mismo;
pero si les haces daño,
el daño te lo harás tú.
18 Las ganancias del malvado
no son más que una mentira;
la verdadera ganancia
consiste en hacer el bien.
19 El premio del bueno es la vida,
y el del malvado es la muerte.
20 Dios no soporta a los malvados,
pues piensan sólo en la maldad;
en cambio a la gente honrada
le muestra su bondad.
21 Una cosa es segura:
Los malvados no quedarán sin castigo,
pero la gente buena se salvará.
22 La mujer bella pero tonta
es como anillo de oro
en la trompa de un cerdo.
23 Los deseos de los buenos
siempre traen bendición;
los deseos de los malos
sólo traen destrucción.
24 Quienes son generosos,
reciben en abundancia;
quienes ni sus deudas pagan,
acaban en la miseria.
25 El que es generoso, progresa;
el que siembra, también cosecha.
26 Al que esconde el trigo
para venderlo más caro,
la gente lo maldice;
al que lo vende a buen precio,
la gente lo bendice.
27 Trata de hacer el bien,
y te ganarás amigos;
busca hacer la maldad,
y el mal te destruirá.
28 Quien confía en sus riquezas,
se encamina al fracaso;
pero quien es honrado
camina seguro al triunfo.
29 El tonto que daña a su familia
acaba perdiéndolo todo,
y termina siendo esclavo del sabio.
30 El premio de los buenos
es la vida misma,
y el premio de los sabios
es el aprecio de la gente.
31 Si aquí en la tierra
los buenos reciben su recompensa,
¡con más razón reciben su merecido
los malvados y los pecadores!
Haz el bien y vivirás
12 Quien ama la corrección,
también ama el conocimiento;
¡hay que ser tonto
para no aprender del castigo!
2 Al que es bondadoso
Dios le muestra su bondad,
pero al que es tramposo
Dios le da su merecido.
3 La maldad no es apoyo seguro;
la bondad es una base firme.
4 La buena esposa
llena de orgullo a su esposo;
la mala esposa le arruina la vida.
5 La gente buena hace planes justos;
la malvada sólo piensa en engañar.
6 Cuando habla la gente malvada,
tiende trampas mortales;
cuando habla la gente buena,
libra a otros de la muerte.
7 Caen los malvados,
y termina su existencia;
sólo queda con vida
toda la gente buena.
8 Al sabio se le alaba
por su sabiduría;
al tonto se le desprecia
por su estupidez.
9 Más vale pobre acompañado,
que rico abandonado.
10 Los buenos saben
que hasta los animales sufren,
pero los malvados
de nadie tienen compasión.
11 El que trabaja la tierra
siempre tiene comida de sobra,
pero el que sueña despierto
es un gran tonto.
12 Los malvados son esclavos
de sus malos deseos;
pero los buenos son como árboles
que dan mucho fruto.
13 Los malvados caen en la trampa
de sus propias mentiras;
los buenos triunfan sobre el mal.
14 Cada uno recibe lo que merecen
sus palabras y sus hechos.
15 El tonto está seguro
de que hace lo correcto;
el sabio hace caso del consejo.
16 Los tontos fácilmente se enojan;
los sabios perdonan la ofensa.
17 La gente honrada
siempre dice la verdad,
pero el testigo falso
dice puras mentiras.
18 El que habla sin pensar
hiere como un cuchillo,
pero el que habla sabiamente
sabe sanar la herida.
19 El que dice la verdad
vive una larga vida;
el que sólo dice mentiras
no vive mucho tiempo.
20 En la mente de los malvados
sólo hay engaño;
entre los que aman la paz
reina la alegría.
21 El bueno no sufre ningún daño;
al malvado los males le llegan juntos.
22 Dios no soporta a los mentirosos,
pero ama a la gente sincera.
23 Si realmente eres sabio,
no presumas de lo que sabes;
sólo los tontos
se jactan de su estupidez.
24 Trabaja, y triunfarás;
no trabajes, y fracasarás.
25 La angustia causa tristeza;
pero una palabra amable
trae alegría.
26 El buen amigo da buenos consejos;
el malvado se pierde en su maldad.
27 El perezoso se queda sin comida;
el trabajador la tiene en abundancia.
28 Hacer lo bueno da larga vida;
haz el bien y vivirás.
Recompensa de los buenos,//castigo de los malos
13 El hijo sabio acepta
que su padre lo castigue;
el hijo malcriado no permite
que le llamen la atención.
2 Los que hablan de hacer el bien
reciben su justo premio,
pero los traidores reciben
el castigo que se merecen.
3 El que cuida lo que dice
protege su vida;
el que sólo dice tonterías
provoca su propia desgracia.
4 El que desea tener sin trabajar,
al final no consigue nada;
¡trabaja, y todo lo tendrás!
5 La gente honrada odia la mentira;
el malvado siempre causa
vergüenza y deshonra.
6 Al bueno lo protege su honradez;
al pecador lo arruina su maldad.
7 Algunos dicen ser ricos
y no tienen nada;
otros dicen ser pobres
y nada les falta.
8 El rico, por su dinero,
corre el peligro de ser secuestrado;
el pobre no tiene ese problema,
pues nadie lo amenaza.
9 La vida de los buenos
es luz que llena de alegría;
la vida de los malvados
es una lámpara apagada.
10 La gente orgullosa
provoca peleas;
la gente humilde
escucha consejos.
11 Lo que fácilmente se gana,
fácilmente se acaba;
ahorra poco a poco,
y un día serás rico.
12 ¡Qué tristeza da
que los deseos no se cumplan!
¡Y cómo nos llena de alegría
ver cumplidos nuestros deseos!
13 Si te burlas de una orden,
tendrás tu merecido;
si la obedeces,
tendrás tu recompensa.
14 Las enseñanzas del sabio
son una fuente de vida
y pueden salvarte de la muerte.
15 El que da buenos consejos
se gana el aprecio de todos,
pero el que da malos consejos
acabará en la ruina.
16 El sabio piensa bien lo que hace;
el tonto deja ver su estupidez.
17 El mensajero malvado
te mete en problemas;
el buen mensajero
te saca de ellos.
18 Si no aprecias la disciplina,
te esperan la pobreza y la deshonra;
si aceptas que se te corrija,
recibirás grandes honores.
19 ¡Cómo nos alegramos
cuando se cumplen nuestros deseos!
¡Y cómo le cuesta trabajo al necio
apartarse del mal!
20 Quien con sabios anda
a pensar aprende;
quien con tontos se junta
acaba en la ruina.
21 El bien te trae bendiciones;
el mal sólo te trae problemas.
22 Las riquezas del hombre bueno
serán para sus nietos;
las riquezas del pecador
serán la herencia de la gente honrada.
23 En los campos de los pobres
hay comida de sobra;
donde hay maldad, todo se pierde.
24 Si amas a tu hijo, corrígelo;
si no lo amas, no lo castigues.
25 Los buenos comen hasta llenarse,
pero los malvados se quedan con hambre.
Mente sana en cuerpo sano
14 La mujer sabia une a su familia;
la mujer tonta la desbarata.
2 La gente honrada obedece a Dios;
la gente malvada lo desprecia.
3 Es de tontos hablar con orgullo;
es de sabios ser de pocas palabras.
4 Sin las herramientas apropiadas,
el trabajo no da fruto;
con buenas herramientas
se saca mejor provecho.
5 El testigo verdadero dice la verdad;
el testigo falso siempre dice mentiras.
6 El malcriado quisiera ser sabio,
pero jamás llegará a serlo;
en cambio, el entendido
muy pronto gana conocimientos.
7 Aléjate de los tontos,
que nunca aprenderás nada de ellos.
8 El que es sabio lo demuestra
en que piensa bien lo que hace,
pero el tonto vive engañado
por su propia estupidez.
9 A los necios no les importa
si Dios los perdona o no,
pero la gente buena
quiere el perdón de Dios.
10 Nadie más que tú
conoce realmente
tus tristezas y tus alegrías.
11 La familia del malvado
será destruida,
pero el hogar del bueno
prosperará.
12 Hay cosas que hacemos
que nos parecen correctas,
pero que al fin de cuentas
nos llevan a la tumba.
13 La mucha risa causa dolor;
hay alegrías que acaban en tristeza.
14 La gente tonta
es feliz con su mala conducta;
la gente buena es feliz
con sus buenas acciones.
15 La gente tonta cree
todo lo que le dicen;
la gente sabia piensa bien
antes de actuar.
16 El sabio conoce el miedo
y se cuida del peligro,
pero el tonto es atrevido
y se pasa de confiado.
17 El que pronto se enoja
pronto hace tonterías,
pero el que piensa en lo que hace
muestra gran paciencia.
18 La recompensa de los tontos
es su propia estupidez;
el premio de los sabios
consiste en saber cómo actuar.
19 Los malvados no resisten
la justicia de los buenos.
20 Si eres pobre,
ni tus amigos te buscan;
si eres rico,
todo el mundo es tu amigo.
21 No debes despreciar al amigo;
¡si eres bueno con los pobres,
Dios te bendecirá!
22 Los que piensan hacer lo malo
cometen un grave error;
los que procuran hacer lo bueno
reciben el gran amor de Dios.
23 Todo esfuerzo vale la pena,
pero quien habla y no actúa
acaba en la pobreza.
24 La riqueza del sabio es su sabiduría;
la pobreza del tonto es su estupidez.
25 El testigo que dice la verdad
salva a otros de la muerte,
pero hay testigos mentirosos.
26 El que obedece a Dios
ya tiene un poderoso protector
para él y para sus hijos.
27 El que obedece a Dios
tiene larga vida;
ha escapado de la muerte.
28 Para el rey es un orgullo
gobernar a un pueblo numeroso;
¡qué vergüenza es para él
no tener a quién gobernar!
29 El sabio domina su enojo;
el tonto no controla su violencia.
30 Mente sana en cuerpo sano;
por eso la envidia
te destruye por completo.
31 Quien le quita todo al pobre
ofende a Dios, su creador;
quien obedece a Dios
trata bien al pobre.
32 El malvado fracasa por su maldad;
pero el hombre bueno
confía en Dios hasta la muerte.
33 En la mente del sabio
hay lugar para la sabiduría;
pero la gente tonta
no llega a conocerla.
34 El orgullo de un pueblo
es que se haga justicia;
la desgracia de los pueblos
es que se cometa pecado.
35 El ayudante inteligente
se gana el aprecio del jefe,
pero el empleado sinvergüenza
provoca su enojo.
El valor de la humildad
15 La respuesta amable calma el enojo;
la respuesta grosera lo enciende más.
2 Cuando los sabios hablan,
comparten sus conocimientos;
cuando los tontos hablan,
sólo dicen tonterías.
3 Dios está en todas partes,
y vigila a buenos y a malos.
4 Las palabras que brindan consuelo
son la mejor medicina;
las palabras dichas con mala intención
son causa de mucha tristeza.
5 El que es tonto no acepta
que su padre lo corrija,
pero el que es sabio
acepta la corrección.
6 A la familia del hombre honrado
nunca le falta nada;
al malvado sus ganancias
le traen grandes problemas.
7 Cuando los sabios hablan,
comparten su conocimiento;
¡los ignorantes no hacen esto
ni con el pensamiento!
8 A Dios no le agradan
las ofrendas de los malvados,
pero recibe con agrado
las oraciones de la gente buena.
9 A Dios no le agrada
la conducta de los malvados,
pero les muestra su amor
a los que aman la justicia.
10 Un buen castigo merece
quien muestra mala conducta;
hasta merece la muerte
quien no acepta ser corregido.
11 Para Dios no están ocultos
la tumba ni la muerte,
ni tampoco nuestros pensamientos.
12 Al malcriado no le gusta
que nadie lo corrija,
ni se junta con los sabios.
13 La tristeza y la alegría
se reflejan en la cara.
14 Los que aman el conocimiento
siempre buscan aprender más;
pero los ignorantes hablan
y sólo dicen tonterías.
15 Para el que anda triste,
todos los días son malos;
para el que anda feliz,
todos los días son alegres.
16 Más vale ser pobre y obedecer a Dios
que ser rico y vivir en problemas.
17 Las verduras son mejores que la carne
cuando se comen con amor.
18 Quien fácilmente se enoja,
fácilmente entra en pleito;
quien mantiene la calma,
mantiene la paz.
19 ¡Qué difícil es la vida
para el que es perezoso!
¡Y qué fácil es la vida
para la persona honrada!
20 El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo tonto los avergüenza.
21 El tonto encuentra muy graciosa
su falta de inteligencia;
el que es inteligente
corrige su conducta.
22 Ningún proyecto prospera
si no hay buena dirección;
los proyectos que alcanzan el éxito
son los que están bien dirigidos.
23 Es muy bueno dar buenas respuestas,
pero responder a tiempo es aún mejor.
24 Los sabios van rumbo al cielo;
los tontos, rumbo a la muerte.
25 Dios derriba la casa del orgulloso,
pero protege los terrenos de las viudas.
26 Dios no soporta los planes malvados,
pero le agradan las palabras amables.
27 El que siempre quiere tener más
hace daño a su familia,
pero el que no vende su honradez
a cambio de dinero,
tendrá una larga vida.
28 El bueno piensa antes de responder;
el malvado habla y deja ver su maldad.
29 Dios se aparta de los malvados,
pero escucha la oración de los buenos.
30 Una mirada amistosa alegra el corazón;
una buena noticia renueva las fuerzas.
31 Si quieres ser sabio,
acepta las correcciones
que buscan mejorar tu vida.
32 Quien no acepta la corrección
se hace daño a sí mismo;
quien la acepta, gana en entendimiento.
33 Quien obedece a Dios
gana en sabiduría y disciplina;
quien quiera recibir honores
debe empezar por ser humilde.
Planes humanos,//respuesta de Dios
16 El hombre propone
y Dios dispone.
2 Todo el mundo cree hacer lo mejor,
pero Dios juzga las intenciones.
3 Deja en manos de Dios
todo lo que haces,
y tus proyectos se harán realidad.
4 Todo lo que Dios hace
tiene un propósito;
¡hasta creó al malvado
para el día del castigo!
5 Dios no soporta a los orgullosos,
y una cosa es segura:
no los dejará sin castigo.
6 El pecado se perdona
cuando se ama de verdad;
uno se aleja del mal
cuando obedece a Dios.
7 Cuando Dios está contento
con nuestro comportamiento,
hasta con nuestros enemigos
nos hace vivir en paz.
8 Más vale ser pobre pero honrado,
que ser rico pero tramposo.
9 El hombre planea su futuro,
pero Dios le marca el rumbo.
10 No hay rey que cometa errores,
si deja que Dios lo aconseje.
11 Dios quiere que seas honrado
en todos tus negocios.
12 Ningún rey soporta a los malvados;
todo buen reinado depende
de que se practique la justicia.
13 Los reyes aprecian a la gente
que les habla con la verdad.
14 El enojo del rey
es amenaza de muerte;
el que es sabio procura calmarlo.
15 La sonrisa del rey
es promesa de vida;
contar con su apoyo
es recibir un premio inesperado.
16 La sabiduría y el entendimiento
valen más que el oro y la plata.
17 La gente honrada se aparta del mal,
y así protege su vida.
18 El orgulloso y arrogante
al fin de cuentas fracasa.
19 Vale más compartir
la pobreza de los humildes
que las riquezas de los orgullosos.
20 El buen administrador prospera;
¡Dios bendice a quienes en él confían!
21 Al que piensa bien las cosas
se le llama inteligente;
quien habla con dulzura
convence mejor.
22 El que piensa antes de actuar
vivirá por muchos años,
pero es una tontería
corregir a los tontos.
23 Quien piensa bien las cosas
se fija en lo que dice;
quien se fija en lo que dice
convence mejor.
24 Las palabras amables
son como la miel:
endulzan la vida
y sanan el cuerpo.
25 Hay quienes piensan
que está bien todo lo que hacen,
pero al fin de cuentas
acaban en la tumba.
26 Mientras más hambre se tiene,
más duro se trabaja.
27 El malvado es un horno lleno de maldad;
sus palabras queman como el fuego.
28 El que es malvado y chismoso
provoca peleas y causa divisiones.
29 El violento engaña a su amigo,
y lo lleva por camino de maldad.
30 Quien te hace señas con los ojos
y te sonríe sin razón,
algo malo trama contra ti,
o algo malo ha cometido.
31 Llegar a viejo es una honra;
las canas son la corona
que se gana por ser honrado.
32 Vale más ser paciente que valiente;
vale más dominarse uno mismo
que dominar a los demás.
33 El hombre propone,
y Dios dispone.
La sabiduría no tiene precio
17 Vale más pan duro entre amigos
que mucha carne entre enemigos.
2 El sirviente que se esfuerza
se convierte en jefe del mal hijo,
y se queda con la herencia
que a éste le tocaba.
3 El oro y la plata
se prueban en el fuego;
nuestras intenciones
las pone a prueba Dios.
4 El mentiroso le cree al mentiroso
y el malvado le cree al malvado.
5 Es una ofensa contra Dios
burlarse del pobre en desgracia;
quien lo haga no quedará sin castigo.
6 El orgullo de los padres
son los hijos;
la alegría de los abuelos
son los nietos.
7 Tan ridículo resulta que un tonto
pretenda hablar con elegancia,
como que un gobernante piense
que en su país todos son tontos.
8 El que da dinero a otros
para que le hagan favores
cree tener una varita mágica,
para conseguir siempre lo que quiere.
9 Quien perdona gana un amigo;
quien no perdona gana un enemigo.
10 El que es inteligente
con un regaño aprende,
pero el que es necio
ni con cien golpes entiende.
11 El que es revoltoso
siempre anda buscando pelea,
pero un día se enfrentará
con un adversario más cruel.
12 El necio que cree tener la razón
es más peligroso que una osa
que defiende a sus cachorros.
13 Al que es malagradecido
siempre le irá mal.
14 Si comienzas una pelea,
ya no podrás controlarla;
es como un río desbordado,
que arrastra todo a su paso.
15 Dios no soporta dos cosas:
que el culpable sea declarado inocente,
y que el inocente sea declarado culpable.
16 De qué le sirve al tonto el dinero,
si no tiene entendimiento;
¡la sabiduría no se compra!
17 El amigo siempre es amigo,
y en los tiempos difíciles
es más que un hermano.
18 Hay que ser muy tonto
para salir fiador de otros;
¿por qué pagar deudas ajenas?
19 Dime quién pelea
y te diré quién peca;
dime quién se cree mucho
y te diré quién fracasa.
20 Al que es mal intencionado
nunca le irá bien;
al que es mentiroso
siempre le irá mal.
21 ¡Qué triste es tener
un hijo falto de entendimiento!
No es motivo de alegría
ser el padre de un tonto.
22 No hay mejor medicina
que tener pensamientos alegres.
Cuando se pierde el ánimo,
todo el cuerpo se enferma.
23 El malvado se vende por dinero;
¡por eso hay tanta injusticia!
24 El sabio quiere más sabiduría;
el tonto no sabe lo que quiere.
25 ¡Cuánto enojo y cuánta amargura
causa a sus padres el hijo necio!
26 No es justo castigar al inocente,
ni azotar al hombre honrado.
27 Hablar poco es de sabios;
la gente inteligente mantiene la calma.
28 Hasta el tonto pasa por sabio
si se calla y mantiene la calma.
Premio o castigo,//tú lo decides
18 El que es egoísta
sólo piensa en sí mismo
y no acepta ningún consejo.
2 Al tonto no le interesa aprender,
sino mostrar lo poco que sabe.
3 La maldad nunca llega sola;
viene siempre acompañada
de vergüenza y desprecio.
4 Las palabras del sabio
son fuente de sabiduría.
5 ¡Qué malo es
declarar inocente al malvado
y no hacerle justicia al inocente!
6 Cuando el tonto abre la boca,
causa discusiones y pleitos.
7 Cuando el necio abre la boca,
pone su vida en peligro.
8 ¡Qué sabrosos son los chismes,
pero cuánto daño causan!
9 El vago y el destructor,
¡hasta parecen hermanos!
10 Dios es como una alta torre;
hacia él corren los buenos
para ponerse a salvo.
11 El rico cree estar protegido,
piensa que sus riquezas
son como una ciudad con murallas
donde nadie puede hacerle daño.
12 El orgullo acaba en fracaso;
la honra comienza con la humildad.
13 Es muy tonto y vergonzoso
responder antes de escuchar.
14 Con ánimo se alivia al enfermo,
pero no a quien está deprimido.
15 El que es sabio e inteligente
presta atención y aprende más.
16 Con un regalo generoso
todo el mundo te recibe;
¡hasta la gente más importante
te abre sus puertas!
17 El primero en defenderse
alega ser inocente,
pero llegan los testigos
y afirman lo contrario.
18 Los pleitos más difíciles
hay que ponerlos en manos de Dios.
19 Es más fácil derribar un muro
que calmar al amigo ofendido.
20 Cada uno recibe por sus palabras
su premio o su castigo.
21 La lengua tiene poder
para dar vida y para quitarla;
los que no paran de hablar
sufren las consecuencias.
22 Si ya tienes esposa,
ya tienes lo mejor:
¡Dios te ha demostrado su amor!
23 El pobre suplica;
el rico insulta.
24 Con ciertos amigos,
no hacen falta enemigos,
pero hay otros amigos
que valen más que un hermano.
El sabio oye consejos
19 Más vale ser pobre y honrado,
que ser necio y tramposo.
2 No es bueno actuar sin pensar;
la prisa es madre del error.
3 El tonto fracasa en todo,
y luego dice:
«¡Dios tiene la culpa!»
4 El rico tiene muchos amigos;
el pobre no tiene ninguno.
5 No hay testigo falso
que salga bien librado;
todo mentiroso recibe su castigo.
6 A los ricos les sobran amigos;
todo el mundo busca su amistad
por los regalos que dan.
7 Al pobre ni sus hermanos lo quieren;
¡mucho menos lo buscan sus amigos!
Cuando más los necesita,
no están para ayudarlo.
8 Si en verdad te aprecias, estudia.
Bien harás en practicar lo aprendido.
9 No hay testigo falso
que salga bien librado;
todos los mentirosos serán destruidos.
10 No hay nada más absurdo
que un tonto viviendo entre lujos,
y un esclavo gobernando a reyes.
11 Es de sabios tener paciencia,
y es más honroso perdonar la ofensa.
12 Cuando el rey se enoja,
grita como león furioso.
Cuando el rey está contento,
reanima como fresca lluvia.
13 El hijo tonto arruina a su padre,
y la mujer peleona
poco a poco arruina al marido.
14 La casa y el dinero
son regalo de los padres;
la esposa inteligente
es un regalo de Dios.
15 Tanto duerme el perezoso
que acaba pasando hambre.
16 El que respeta una orden
se respeta a sí mismo;
el que deja de cumplirla
dicta su sentencia de muerte.
17 Prestarle al pobre
es como prestarle a Dios.
¡Y Dios siempre paga sus deudas!
18 Corrige a tu hijo
antes de que sea muy tarde;
no te hagas culpable de su muerte.
19 Quien fácilmente se enoja
sufrirá las consecuencias;
no tiene caso calmarlo,
pues se enciende más su enojo.
20 El que oye consejo
y acepta que lo corrijan
acabará siendo sabio.
21 El hombre propone,
y Dios dispone.
22 Todo el mundo quiere tener
a alguien en quien confiar;
todo el mundo prefiere al pobre
más que al mentiroso.
23 Obedece a Dios y vivirás;
así dormirás tranquilo
y no tendrás ningún temor.
24 Hay gente tan perezosa
que hasta de comer se cansa.
25 El tonto sólo aprende
a través del castigo;
al que es sabio le basta
con sólo ser reprendido.
26 No hay hijo más malo
ni más sinvergüenza
que el que roba a su padre
y echa a la calle a su madre.
27 Querido jovencito,
si no aceptas la corrección,
te apartarás de los sabios consejos.
28 Un testigo malvado
se burla de la justicia;
su alimento es la maldad.
29 Para el malcriado, el castigo;
para el tonto, los azotes.
Dios dirige nuestra vida
20 Es de tontos emborracharse,
porque se pierde el control
y se provoca mucho alboroto.
2 Cuando el rey se enoja
es como un león que ruge;
quien lo hace enojar,
pone en peligro su vida.
3 Cualquier tonto inicia un pleito,
pero quien lo evita merece aplausos.
4 Quien no trabaja en otoño
se muere de hambre en invierno.
5 Los planes de la mente humana
son profundos como el mar;
quien es inteligente los descubre.
6 Hay muchos que afirman ser leales,
pero nadie encuentra gente confiable.
7 Dios bendice
a los hijos del hombre honrado,
cuando ellos siguen su ejemplo.
8 En cuanto el rey se sienta
para juzgar al acusado,
con una mirada suya
acaba con el malvado.
9 Nadie puede decir
que tiene buenos pensamientos
ni que está limpio de pecado.
10 Dios no soporta dos cosas:
que engañes al que te vende,
y que engañes al que te compra.
11 Por los hechos se llega a saber
si el joven tiene buena conducta.
12 Dios ha creado dos cosas:
los oídos para oír
y los ojos para ver.
13 Si sólo piensas en dormir
terminarás en la pobreza.
Mejor piensa en trabajar,
y nunca te faltará comida.
14 Para el que compra,
ninguna mercancía es buena;
para el que vende,
ninguna mercancía es mejor.
15 Podrá haber mucho oro,
y muchas piedras preciosas,
pero nada hay más valioso
que las enseñanzas del sabio.
16 Si te comprometes a pagar
las deudas de un desconocido,
te pedirán dar algo en garantía
y perderás hasta el abrigo.
17 Tal vez te sepa muy sabroso
ganarte el pan con engaños,
pero acabarás comiendo basura.
18 Siempre que hagas planes,
sigue los buenos consejos;
nunca vayas a la guerra
sin un buen plan de batalla.
19 El que habla mucho
no sabe guardar secretos.
No te juntes con gente chismosa.
20 El que maldice a sus padres
morirá antes de tiempo.
21 Lo que al principio
se gana fácilmente,
al final no trae ninguna alegría.
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