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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Isaías 52:13-66:19

Sufrimiento y gloria del fiel servidor

13 Dios dijo:

«Mi fiel servidor triunfará;
se le pondrá en un alto trono
y recibirá los honores que merece.

14 »Muchos se asombrarán al verlo,
por tener la cara desfigurada,
y no parecer un ser humano.

15 »Muchas naciones se asombrarán,
y en la presencia de mi fiel servidor
los reyes quedarán mudos,
porque verán y entenderán
lo que jamás habían oído».

53 Isaías dijo:

«¡Nadie ha creído a nuestro mensaje!
¡Nadie ha visto el poder de Dios!
El fiel servidor creció
como raíz tierna en tierra seca.
No había en él belleza
ni majestad alguna;
su aspecto no era atractivo ni deseable.
Todos lo despreciaban y rechazaban.
Fue un hombre que sufrió el dolor
y experimentó mucho sufrimiento.
Todos evitábamos mirarlo;
lo despreciamos y no lo tuvimos en cuenta.

»A pesar de todo esto,
él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores.
Nosotros pensamos
que Dios lo había herido y humillado.
Pero él fue herido
por nuestras rebeliones,
fue golpeado por nuestras maldades;
él sufrió en nuestro lugar,
y gracias a sus heridas
recibimos la paz y fuimos sanados.

»Todos andábamos perdidos,
como suelen andar las ovejas.
Cada uno hacía lo que bien le parecía;
pero Dios hizo recaer en su fiel servidor
el castigo que nosotros merecíamos.

»Fue maltratado y humillado,
pero nunca se quejó.
Se quedó completamente callado,
como las ovejas cuando les cortan la lana;
y como cordero llevado al matadero,
ni siquiera abrió su boca.

»Cuando lo arrestaron,
no lo trataron con justicia.
Nadie lo defendió ni se preocupó por él;
y al final, por culpa de nuestros pecados,
le quitaron la vida.
El fiel servidor de Dios
murió entre criminales
y fue enterrado con los malvados,
aunque nunca cometió ningún crimen
ni jamás engañó a nadie.

10 »Dios quiso humillarlo y hacerlo sufrir,
y el fiel servidor ofreció su vida
como sacrificio por nosotros.
Por eso, él tendrá una vida muy larga,
llegará a ver a sus descendientes,
y hará todo lo que Dios desea.

11-12 »Después de tanto sufrimiento,
comprenderá el valor de obedecer a Dios.
El fiel servidor, aunque inocente,
fue considerado un criminal,
pues cargó con los pecados de muchos
para que ellos fueran perdonados.
Él dio su vida por los demás;
por eso Dios lo premiará
con poder y con honor».

Dios es el esposo de su pueblo

54 Isaías dijo:

«Jerusalén,
tú que nunca has sido madre
ni has podido tener hijos,
lanza gritos de alegría,
entona alegres canciones,
porque Dios dice:
“Jerusalén, mujer abandonada,
tendrás más hijos que la mujer casada”.

2-3 »Nación de Israel,
agranda tu tienda de campaña,
extiende las cuerdas
y clava bien las estacas,
porque te vas a extender
de un extremo al otro.
Tus hijos conquistarán muchas naciones
y ocuparán las ciudades
que ahora están deshabitadas.

»No tengas miedo,
pues no te insultarán
ni pasarás vergüenza.
Cuando eras joven
pasaste la vergüenza
de no tener hijos.
Después te quedaste sola
como una viuda.
Pero no volverás a acordarte
de tu vergüenza,
porque Dios es tu creador
y te tomará por esposa.

»El Dios santo de Israel
es tu salvador;
es el Dios todopoderoso
y reina en toda la tierra.

»Pueblo de Israel,
tú eras como una esposa joven,
que quedó abandonada y afligida,
pero tu Dios vuelve a llamarte
y te dice:

“Sólo por un momento
te dejé abandonada,
pero con gran ternura
te aceptaré de nuevo.

”Cuando me enojé contigo,
me alejé de ti por un poco de tiempo,
pero muy pronto tuve compasión de ti
y te manifesté mi amor eterno”».

El amor de Dios es eterno

Dios le dijo al pueblo de Israel:

«Después que cubrí toda la tierra
con las aguas del diluvio,
yo le juré a Noé:
“Nunca más habrá otro diluvio”.
Del mismo modo, ahora te juro
que nunca más me enojaré contigo
ni volveré a amenazarte.
10 Las montañas podrán cambiar de lugar,
los cerros podrán venirse abajo,
pero mi amor por ti no cambiará.
Siempre estaré a tu lado
y juntos viviremos en paz.
Te juro que tendré compasión de ti.

La nueva Jerusalén

11-12 »Ciudad de Jerusalén,
ahora estás oprimida y atormentada,
y no hay nadie que te consuele.
Pero yo construiré con piedras preciosas
tus cimientos y tus muros,
tus torres y tus puertas.
13 Yo instruiré a tus habitantes,
y todos vivirán en paz.
14 La justicia te hará fuerte,
y no volverás a sentir miedo.
15 Si una nación te ataca,
tú la vencerás
porque no cuenta con mi apoyo.

16 »Mira, yo he creado al herrero
que fabrica herramientas.
Pero también he creado ejércitos
que todo lo arruinan y destruyen.
17 Sin embargo,
nadie ha hecho un arma
capaz de destruirte.

»Israel, tú harás callar
a todo el que te acuse,
porque yo, el único Dios,
hago triunfar a los que me adoran.
Te juro que así será».

Dios se unirá a su pueblo

55 Dios dijo:

«Todos los que tengan sed
vengan a beber agua;
y los que no tengan dinero
vengan y lleven trigo, vino y leche
sin pagar nada.
¡Óiganme bien,
y comerán una comida
buena y deliciosa!
No vale la pena ganar dinero
y gastarlo en comidas
que no quitan el hambre.

»¡Vengan a mí
y presten atención;
obedézcanme y vivirán!
Yo me uniré a ustedes para siempre,
y así cumpliré las promesas
que hice a mi amado rey David.
Yo lo puse a él por testigo,
para que guiara y enseñara
a todas las naciones.

»Pueblo de Israel,
llamarás a pueblos que no conocías,
y ellos irán corriendo hacia ti,
porque yo, tu Dios,
te pondré sobre todas las naciones».

Isaías dijo:

«Ahora es el momento oportuno:
¡busquen a Dios!;
¡llámenlo ahora que está cerca!
Arrepiéntanse,
porque Dios está siempre
dispuesto a perdonar;
él tiene compasión de ustedes.

»Que cambien los malvados
su manera de pensar,
y que dejen su mala conducta».

8-9 Dios dijo:

«Yo no pienso
como piensan ustedes
ni actúo como ustedes actúan.
Mis pensamientos y mis acciones
están muy por encima
de lo que ustedes piensan y hacen:
¡están más altos que los cielos!
Les juro que así es».

El poder de la palabra de Dios

10 Dios dijo:

«La lluvia y la nieve bajan del cielo,
y no vuelven a subir
sin antes mojar y alimentar la tierra.
Así es como brotan las semillas
y el trigo que comemos.
11 Lo mismo pasa con mi palabra
cuando sale de mis labios:
no vuelve a mí
sin antes cumplir mis órdenes,
sin antes hacer lo que yo quiero.

Últimas palabras de consuelo

12 »Ustedes, los israelitas,
saldrán de Babilonia con alegría
y volverán con bien a su propio país.
Cuando los montes y los cerros los vean,
cantarán canciones muy alegres,
y los árboles del campo aplaudirán.
13 Crecerán pinos en lugar de espinos
y arrayanes en lugar de ortigas.

»El mundo entero alabará a Dios,
y eso será muestra
de su maravilloso poder».

Dios premia a los que son fieles

56 Dios dijo:

«Hagan lo que es justo y bueno
porque pronto voy a mostrar
mi poder salvador.
Dichoso el que obedece
mis mandamientos
y los cumple con fidelidad.
Dichoso el que respeta
el día de descanso
y nunca hace nada malo.

»Si un extranjero me adora,
no tiene por qué decir:
“Dios me apartará de su pueblo”.
El hombre que no puede tener hijos
tampoco debe decir:
“Yo parezco un árbol seco”.
Porque si estos hombres
respetan el día de descanso,
si me obedecen y son fieles a mi pacto,
yo les daré algo mejor
que tener hijos e hijas:
haré que el nombre de ellos
quede grabado para siempre
en los muros de mi templo.
Les daré un nombre eterno
que nunca será borrado.

6-7 »A los extranjeros que me adoran,
que respetan el día de descanso,
y son fieles a mi pacto,
yo los traeré a mi monte santo
y los haré dichosos
en mi casa de oración.
Si esos extranjeros me adoran,
me sirven y me aman,
yo aceptaré los sacrificios
que ofrecen sobre mi altar,
porque mi casa será llamada:
“Casa de oración
para todos los pueblos”.

»Yo haré que los israelitas
que aún están fuera de su tierra
vuelvan a reunirse en su país.
Les juro que así será».

Dios reprende a los jefes malos

Dios dijo:

«Naciones enemigas,
vengan y ataquen a mi pueblo;
devórenlo como animales salvajes.

10 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
deberían protegerlo
como perros guardianes;
pero parecen estar ciegos,
no se dan cuenta de nada;
parecen estar mudos,
no hacen ni dicen nada;
les gusta mucho dormir,
se pasan la vida durmiendo y soñando.

11 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
son como perros hambrientos
que nunca se llenan.
Son gente que no entiende nada,
cada uno va por su camino,
siempre detrás de sus ganancias.

12 »Ustedes, jefes de mi pueblo,
dicen:

“¡Vengan!
Vamos a emborracharnos.
Y mañana haremos lo mismo,
o beberemos mucho más”».

La muerte de la gente buena

57 Isaías dijo:

«Muere la gente honrada
y a nadie le llama la atención;
desaparece la gente buena
y nadie entiende que la muerte
los libra de sus males.
Ellos me obedecieron en todo
y ahora descansan en paz».

Contra el culto de los ídolos

Dios dijo:

«Y ustedes, gente infiel,
que adora a los ídolos,
acérquense y presten atención.
¿De quién se burlan ustedes?
¿A quién le sacan la lengua?
Ustedes son hijos del pecado;
son gente mentirosa.
Debajo de los robles
y de todo árbol verde
tienen relaciones sexuales
para adorar a dioses falsos;
junto a los arroyos
y en las cuevas de las rocas
sacrifican niños en su honor.

»Ustedes, los israelitas,
prefieren adorar
las piedras lisas del arroyo;
a ellas les han llevado
ofrendas de vino y de cereales.
Y después de todo esto,
¿esperan verme contento?

»Sobre un monte alto y empinado
tendieron sus camas,
y allí subieron a ofrecer sacrificios.
Detrás de las puertas de sus casas
colocaron sus dioses falsos,
se olvidaron de mí, y los adoraron;
hicieron pactos con otras naciones
mientras adoraban a esos ídolos.

»Van corriendo hacia el dios Mélec,
llevando aceite y muchos perfumes;
hasta buscan consejo
de los espíritus de los muertos.
10 Caminan y caminan
para adorar a sus dioses,
y parecen no cansarse.
¿Para qué tantas peregrinaciones,
si todo eso es inútil?
11 ¿Quiénes son esos dioses
que tanto los asustan,
para que me sean infieles
y me olviden por completo?

»Cuando ustedes no me adoraban,
yo me quedaba callado
y cerraba los ojos.
12 Pero ahora voy a denunciar
todo lo que están haciendo.
Todas sus obras
no les servirán de nada.
13 Cuando griten pidiendo auxilio,
esos ídolos no los ayudarán
ni los librarán.
El viento se los llevará;
de un soplo desaparecerán.
En cambio, el que se refugia en mí,
heredará la tierra y vivirá en Jerusalén.
Yo soy el Dios todopoderoso».

Castigo y curación de Israel

14 Entonces Dios dijo:

«¡Abran paso, abran paso,
preparen un camino llano,
para que pase mi pueblo!
15 Porque yo soy el Dios eterno
y mi nombre es santo.
Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con los pobres
y animo a los afligidos.

16 »Pueblo mío,
no siempre voy a acusarte,
ni estaré enojado todo el tiempo.
Yo mismo te hice,
y no quiero que
te desanimes.

17 »Israel, a causa de tu pecado
por un tiempo estuve enojado contigo;
entonces te castigué y me alejé de ti.
Pero ustedes los israelitas
se pusieron muy caprichosos
y se rebelaron contra mí.
18 Yo he visto su desobediencia,
pero les quitaré su rebeldía
y les daré descanso.
A todos los que están tristes
19 los haré entonar
este canto de acción de gracias:

“¡Paz al que está lejos,
paz al que está cerca!
¡Yo perdonaré a mi pueblo!
20 Pero los malvados
son como un mar agitado
que no se puede calmar;
sus olas arrastran barro y suciedad.
21 ¡No pueden vivir en paz!”

»Les juro que así es».

El ayuno que no agrada a Dios

58 Dios le dijo a Isaías:

«¡Grita bien fuerte,
grita sin miedo,
alza la voz como una trompeta!
¡Reprende a mi pueblo,
el pueblo de Israel,
a causa de sus culpas
y de todos sus pecados!

»Ellos me consultan todos los días
y dicen que quieren obedecerme,
como si fueran gente de bien
que no se aparta de mis leyes.
Ellos me piden leyes justas
y quieren estar cerca de mí.
Sin embargo, andan diciendo:
“¿Para qué ayunar,
si Dios no nos ve?
¿Para qué sacrificarnos,
si a él no le importa?”

»En el día de ayuno
ustedes hacen negocios
y maltratan a sus trabajadores.
Ese día discuten, se pelean,
y se agarran a golpes.
¡Si quieren que escuche sus oraciones
no ayunen de esa manera!
Ese tipo de ayuno
no me agrada para nada.

»Ustedes agachan la cabeza
como una caña del río,
y vestidos de luto
se acuestan sobre la ceniza.
Y a eso le llaman “ayuno”
y “día agradable para Dios”.
¡Pero en realidad no es así!

El ayuno que a Dios le agrada

»El ayuno que a mí me agrada
es que liberen a los presos
encadenados injustamente,
es que liberen a los esclavos,
es que dejen en libertad a los maltratados
y que acaben con toda injusticia;
es que compartan el pan
con los que tienen hambre,
es que den refugio a los pobres,
vistan a los que no tienen ropa,
y ayuden a los demás.

»Los que ayunan así
brillarán como la luz de la aurora,
y sus heridas sanarán muy pronto.
Delante de ellos irá la justicia
y detrás de ellos,
la protección de Dios.

»Si me llaman,
yo les responderé;
si gritan pidiendo ayuda,
yo les diré: “Aquí estoy”.
Si dejan de maltratar a los demás,
y no los insultan ni los maldicen;
10 si ofrecen su pan al hambriento
y ayudan a los que sufren,
brillarán como luz en la oscuridad,
como la luz del mediodía.

11 »Yo los guiaré constantemente,
les daré agua en el calor del desierto,
daré fuerzas a su cuerpo,
y serán como un jardín bien regado,
como una corriente de agua.
12 Reconstruirán las ruinas antiguas,
reforzarán los cimientos antiguos,
y los llamarán:
“Reparadores de muros caídos”,
“Reconstructores de casas en ruinas”.

Instrucciones sobre el día de descanso

13 »Respeten el día de descanso,
y no se ocupen de sus negocios.
Que ese día sea santo para ustedes,
y un motivo de alegría.
Que sea un día dedicado sólo a mí.

»Si respetan ese día,
dejando de hacer negocios
y de hablar inútilmente,
14 entonces yo, su Dios,
seré su alegría.
Los haré gobernantes del país
y les entregaré la tierra
que prometí a su antepasado Jacob.
Les juro que así será».

La maldad de Israel

59 Isaías dijo:

«Dios tiene poder para salvar
y tiene buenos oídos para oír.
Pero la maldad de ustedes
los ha separado de Dios.
Sus pecados han hecho
que Dios se tape los oídos
y no quiera escucharlos.

»Ustedes tienen las manos
llenas de sangre
por los crímenes que han cometido.
Ustedes mienten y maldicen.
Nadie se presenta ante el juez
con buenas intenciones,
y en los juicios falta la honradez.
Confían en la mentira
y nadie dice la verdad.
Están llenos de maldad
y no lo disimulan.

5-6 »Ustedes sólo planean maldades,
y traen la muerte a todos.
Viven haciendo el mal,
y están enredados en la violencia.
Se apresuran a cometer crímenes
y corren a derramar sangre inocente;
a su paso quedan sólo ruinas.

»No son gente de paz
ni hay rectitud en sus acciones.
Su conducta está torcida,
y los que andan con ellos
tampoco vivirán en paz».

Confesión de pecados

El pueblo de Israel dijo:

«Por causa de nuestra maldad
la justicia no se cumple entre nosotros:
esperábamos vivir en la luz,
pero nos hemos quedado en tinieblas.
10 Caminamos como ciegos,
tocando la pared;
tropezamos en pleno mediodía
como si fuera de noche;
aunque parezcamos tener vida,
en realidad estamos muertos.
11 Nos pasamos la vida llorando,
y esperando que se nos haga justicia,
pero Dios no viene en nuestra ayuda.

12 »Hemos ofendido a Dios,
y nuestros pecados nos acusan;
nuestras maldades nos acompañan,
y reconocemos nuestras culpas.
13 Hemos sido infieles a Dios,
no lo hemos obedecido;
somos violentos y traicioneros,
y engañamos a la gente.
14-15 Nos hemos burlado de la justicia
y Dios no viene a salvarnos.
La sinceridad está por los suelos;
ya no hay honradez,
y al que hace el bien
se le quita lo que tiene».

Dios hace justicia

Isaías dijo:

«Dios se mostró muy disgustado
al ver la falta de justicia.
16 Vio con sorpresa
que esto a nadie le importaba.
Entonces decidió usar su propio poder
y así nos dio la salvación.
17 Tomó la justicia como escudo
y se puso la salvación como casco;
la venganza lo cubrió como una capa
y el enojo lo envolvió como un manto,
18 para castigar a sus enemigos
y darle a cada cual su merecido.

19 »Al ver el poder de Dios,
todo el mundo temblará de miedo,
porque Dios vendrá
con la furia de un río desbordado,
y empujado por un fuerte viento.
20 Dios vendrá a salvar
a los que viven en Jerusalén,
y a todos los israelitas
que se arrepientan de sus pecados.
Dios ha jurado que así será».

Anuncio de la salvación

21 Dios dijo:

«Yo hago un pacto con ustedes:
les prometo que mi poder,
y las enseñanzas que les he dado,
nunca se apartarán de ustedes
ni de sus descendientes».

La nueva Jerusalén

60 1-3 Isaías dijo:

«Habitantes de Jerusalén,
ustedes están llenos de esplendor
porque la gloria de Dios
brilla sobre ustedes.
Una noche oscura
envuelve a las naciones,
pero Dios hará brillar su luz,
y así los reyes del mundo
verán la gloria futura de Israel».

Dios dijo:

«Habitantes de Jerusalén,
levanten los ojos y miren a su alrededor:
todo el mundo se reúne en Jerusalén.
De muy lejos vienen familias enteras,
con sus niños en brazos.
Al verlos llegar,
con los tesoros del mar
y las riquezas de las naciones,
se llenarán de gozo y alegría.

»A Jerusalén vendrá mucha gente
de las regiones del desierto.
Vendrán montados
sobre muchos camellos.
También vendrá gente
del reino de Sabá.
Vendrá con incienso y oro,
y alabará mis grandes hechos.
Las ovejas del país de Quedar
serán para ustedes;
sobre mi altar me podrán presentar
los carneros de Nebaiot
como ofrendas agradables,
y yo haré que mi templo
se vea aun más hermoso.

8-9 »Llegan barcos de alta mar
trayendo a los habitantes de Jerusalén
con su oro y su plata.
Vienen para adorarme,
pues soy el Dios santo de Israel
que los llena de poder.

10 »Habitantes de Jerusalén,
yo estuve muy enojado con ustedes
y por eso los castigué;
pero ahora les mostraré
lo mucho que los amo.
Gente extranjera reconstruirá
las murallas de la ciudad,
y los reyes de otras naciones
se pondrán a su servicio.

11 »Los portones de Jerusalén
no se cerrarán ni de día ni de noche;
así las naciones,
bajo la guía de sus reyes,
podrán traerles sus riquezas.
12 Todas las naciones
que no estén al servicio de ustedes
serán destruidas por completo».

13 Dios continuó diciendo a los habitantes de Jerusalén:

«Todas las riquezas del Líbano
y todas sus finas maderas
vendrán a dar hermosura a mi templo,
donde he puesto mi trono.

14 »Los descendientes
de sus antiguos enemigos
vendrán y se humillarán ante ustedes;
quienes antes los despreciaban,
se arrodillarán ante ustedes
y llamarán a Jerusalén:
“Ciudad del Dios santo de Israel”.

15 »Jerusalén se ha quedado
abandonada, odiada y muy sola,
pero yo haré que llegue a ser
motivo de orgullo y alegría.
16 Las naciones traerán
sus mejores alimentos
y los reyes le entregarán sus regalos.
Así los habitantes de Jerusalén
reconocerán que yo soy
el poderoso Salvador de Israel.

17 »Yo, el Dios de Israel,
haré que gobierne la paz
y que haya justicia.
Les daré oro en vez de bronce,
plata en vez de hierro,
bronce en vez de madera,
y hierro en vez de piedras.

18 »Nunca más se oirá en Israel
el ruido de la violencia,
ni habrá destrucción ni ruina:
a las murallas de Jerusalén
las llamarán “Salvación”,
y a sus portones “Alabanza”.
19 Ya no será necesario
que el sol alumbre de día
y que la luna brille de noche,
porque para siempre
yo seré su luz y resplandor.

20 »El sol jamás se ocultará
y la luna nunca perderá su luz,
porque yo soy el Dios de Israel,
y seré para ustedes
una luz que brillará para siempre.
Así pondré fin a su tristeza.

21 »En Jerusalén sólo vivirá gente honrada
que será la dueña del país.
Será como los brotes de una planta
que yo mismo plantaré;
será la obra de mis manos
que manifestará mi poder.
22 Hasta la familia más pequeña
se convertirá en una gran nación.
Yo soy el único Dios,
y cuando llegue el momento,
haré que todo esto suceda pronto».

Anuncio de la salvación a Israel

61 El fiel servidor de Dios dijo:

«El espíritu de Dios está sobre mí,
porque Dios me eligió y me envió
para dar buenas noticias a los pobres,
para consolar a los afligidos,
y para anunciarles a los prisioneros
que pronto van a quedar en libertad.

»Dios también me envió para anunciar:
“Éste es el tiempo que Dios eligió
para darnos salvación,
y para vengarse de nuestros enemigos”.

»Dios también me envió
para consolar a los tristes,
para cambiar su derrota en victoria,
y su tristeza en un canto de alabanza.

»Entonces los llamarán:
“Robles victoriosos,
plantados por Dios
para manifestar su poder”.

»Ustedes, habitantes de Jerusalén,
reconstruirán las ciudades antiguas
que quedaron en ruinas.
Gente de otras naciones
vendrá a cuidar los rebaños,
los campos y las viñas de ustedes.

»Ustedes serán llamados
“Sacerdotes de Dios”,
“Fieles servidores de Dios”.
Disfrutarán de las riquezas de las naciones
y se adornarán con sus magníficas joyas.
Porque ustedes han tenido que sufrir
el doble de lo que se merecían,
y los han llenado de vergüenza y de insultos.
Por eso recibirán doble porción de riquezas
y para siempre vivirán felices».

Dios dijo:

«Yo, el único Dios, amo la justicia,
pero odio el robo y el crimen.
Por eso les daré una gran recompensa
y haré con ustedes un pacto
que nunca tendrá fin.
Sus descendientes serán famosos
entre todas las naciones;
cuando la gente los vea, dirá:
“Son un pueblo bendecido por Dios”».

La alegría de los que habitan en Jerusalén

10 Isaías dijo:

«¡Mi Dios me llena de alegría;
su presencia me llena de gozo!
Él me dio salvación
y me trató con justicia.

11 »Así como de la tierra
brotan las semillas,
y en el jardín nacen las plantas,
así Dios hará brotar
la justicia y la alabanza
entre todas las naciones».

La nueva Jerusalén

62 Isaías dijo:

«Por amor a ustedes,
habitantes de Jerusalén,
no me callaré.
Por amor a ustedes,
no descansaré
hasta que Dios les dé la victoria.
Cuando Dios los salve,
ustedes brillarán
como el sol al amanecer.

»Israelitas, las naciones verán
cuando Dios los salve,
y todos los reyes de la tierra
reconocerán su grandeza.
Entonces Dios les dará
un nombre nuevo,
y serán en la mano de Dios
como la hermosa corona de un rey.

»Ya no le dirán a Jerusalén:
“Ciudad abandonada”,
sino: “La favorita de Dios”,
ni a la tierra de Israel:
“País en ruinas”,
sino: “La esposa de Dios”.
Porque Dios se casará con ella,
como se casa un joven con su novia;
Dios la reconstruirá y vivirá feliz con ella,
como vive feliz el marido con su esposa.

»Jerusalén, en tus murallas
yo he puesto guardias
que día y noche dirán:

“Ustedes, los que adoran a Dios,
no se queden callados.
No le den a Dios
ni un minuto de descanso,
hasta que reconstruya Jerusalén
y la haga una ciudad famosa”.

»Dios ha jurado por sí mismo:

“Nunca más permitiré
que los enemigos de Israel
se coman su trigo,
o que los extranjeros les quiten el vino
que con tanto trabajo hicieron.
Israel comerá lo que coseche,
recogerá las uvas y beberá el vino nuevo,
cantando alabanzas a mi nombre
en los patios de mi santo templo”».

10 Isaías continuó diciendo:

«¡Habitantes de Jerusalén,
salgan por los portones de la ciudad,
preparen un camino para el pueblo!
Háganlo con cuidado,
quítenle las piedras
y pongan señales
que sirvan de guía a las naciones.

11 »Dios ha dado este mensaje
a todos los habitantes de la tierra:

“Digan a la ciudad de Jerusalén
que ha llegado su salvador;
díganle que Dios ha liberado a su pueblo.
12 Los israelitas serán llamados:
‘Pueblo santo, salvado por su Dios’,
y a Jerusalén la llamarán:
‘Ciudad deseada’,
‘Ciudad llena de vida’.”»

La victoria de Dios sobre Edom

Isaías

63 ¿Quién es ése
que llega desde Bosrá,
la capital del reino de Edom,
con las ropas teñidas de rojo?
¿Quién es ése
que está tan bien vestido
y avanza con una fuerza terrible?

Dios

Soy yo, el Dios de Israel,
el que anuncia la victoria
y tiene poder para salvar.

Isaías

¿Y por qué están rojas tus ropas,
como si hubieras pisado uvas?

Dios

Yo he destruido a mis enemigos;
los he aplastado como a la uvas
cuando se hace el vino;
Con furia los he pisoteado,
y su sangre me manchó la ropa.

Consideré que ya era tiempo
de hacer justicia
y de salvar a mi pueblo.
Miré, y vi con sorpresa
que nadie estaba dispuesto a ayudarme.
Fue mi poder el que me dio la victoria;
lleno de furia aplasté a las naciones,
y su sangre corrió por el suelo.

Dios es bondadoso con su pueblo

Isaías dijo:

«Quiero hablar del amor de Dios,
y cantar sus alabanzas
por todos sus favores.

»Dios ha sido muy bondadoso
con el pueblo de Israel,
le ha mostrado su bondad
y su gran amor.

»Dios había dicho:

“Ellos son mi pueblo,
son mis hijos fieles”.

»Por eso Dios los salvó
de todos sus males.
No fue un enviado suyo
el que los salvó,
sino Dios en persona.
Él los libró por su amor
y su misericordia;
los levantó en sus brazos,
como siempre lo había hecho.

10 »Pero los israelitas desobedecieron
y ofendieron al Dios santo;
por eso, él los trató
como si fueran enemigos
y les declaró la guerra.

11 »Entonces ellos se acordaron
de lo que Dios había hecho
en los tiempos pasados;
se acordaron de cómo Moisés
había liberado a su pueblo,
y por eso se preguntaban:

“¿Dónde está ahora
el Dios que sacó del río Nilo a Moisés,
el líder de los israelitas?”

»También se preguntaban:

“¿Dónde está ahora
el Dios que puso en Moisés
su santo espíritu?
12-13 ¿Dónde está ahora
el Dios que con su gran poder
acompañó a Moisés;
el Dios que se hizo famoso
cuando dividió el mar
para que su pueblo cruzara
librándolo de todo peligro?
14 ¿Dónde está el Dios
que le dio descanso a su pueblo,
como cuando el ganado
baja a pastar a la llanura?”»

Isaías terminó diciendo:

«¡Dios nuestro,
así guiaste a tu pueblo,
y te cubriste de gloria!»

Israel pide ayuda a Dios

15 Israel oró a Dios y le dijo:

«Dios nuestro,
tú tienes en el cielo
tu santo y grandioso trono.
Muéstranos tu amor y tu poder;
déjanos ver tu ternura y compasión.
No seas indiferente a nuestro dolor.

16 »¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Jacob se acuerde de nosotros,
tú eres nuestro Dios y nuestro padre;
¡siempre has sido nuestro salvador!

17 »No permitas que nos alejemos de ti
ni que seamos desobedientes.
¡Por amor a nosotros,
tus fieles servidores,
y a las tribus que te pertenecen,
vuelve a mostrarnos tu bondad!
18 No permitas que los malvados
sigan pisoteando tu santo templo.
19 Desde hace mucho tiempo
nos hemos alejado de tus mandamientos;
¡vuelve a mostrarnos tu bondad!»

64 1-2 El pueblo de Israel continuó su oración:

«¡Dios nuestro,
cómo quisiéramos
que abrieras el cielo y bajaras,
haciendo temblar las montañas
con tu presencia!
Así tus enemigos te reconocerían
como el único Dios.

»¡Cómo quisiéramos
que bajaras como el fuego
que hace hervir el agua
y quema la paja!
Así las naciones temblarían ante ti.

»Tus terribles hechos
nos dejaron sorprendidos;
por eso hasta las montañas
temblaron ante ti.

»Jamás se ha escuchado
ni se ha visto que otro dios
haya hecho grandes milagros
a favor de los que en él confían.
A ti te agradan
los que hacen el bien con alegría
y se acuerdan de obedecerte.

»Tú estás enojado
porque desde hace tiempo
hemos pecado y te hemos ofendido.
Aun nuestras mejores obras
son como un trapo sucio;
hemos caído como hojas secas,
y nuestros pecados
nos arrastran como el viento.
No hay nadie que te adore
ni haga nada para apoyarse en ti.
Somos unos malvados;
por eso te has escondido
y nos has abandonado.

»Dios, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro
y tú eres el alfarero:
¡tú eres nuestro creador!

»Dios, no te enojes demasiado
ni te acuerdes todo el tiempo
de nuestros pecados:
¡mira que somos tu pueblo!
10 Las ciudades de tu pueblo elegido
son ahora un desierto;
Jerusalén está en ruinas,
completamente destruida.

11 »Nuestro grandioso santuario,
donde nuestros padres te alababan,
ha sido destruido por el fuego.
¡Todo lo que tanto queríamos
ha quedado en ruinas!

12 »Y ahora, Dios nuestro,
no te quedes sin hacer nada;
no te quedes callado
ni nos humilles más».

Dios condena la idolatría

65 Dios dijo:

«Yo he salido al encuentro
de gente que no me buscaba;
a un pueblo que no me había llamado,
yo le dije: “Aquí estoy”.
Siempre he estado dispuesto
a recibir a ese pueblo rebelde,
que va por malos caminos
y sigue sus propios caprichos.
Ese pueblo siempre me ofende:
ofrece sacrificios a los ídolos
y quema incienso sobre unos ladrillos.

»Este pueblo se sienta en los sepulcros
y pasa la noche en las cuevas
para rendirles culto a sus muertos;
hasta come carne de cerdo
y llena sus ollas con el caldo
que ha ofrecido a los ídolos.

»Este pueblo anda diciendo:

“No se metan con nosotros;
somos un pueblo elegido por Dios”.

»Pero son un pueblo tan molesto
como el humo en las narices,
como un fuego que arde todo el día.
Por eso llevo la cuenta
de todo lo que hace,
y no me quedaré callado,
sino que le daré su merecido.

»Castigaré a este pueblo
por todos los crímenes que ha cometido.
Me ofendió grandemente
al quemar incienso a los ídolos
sobre los montes y las colinas.
Por eso, ajustaremos cuentas,
y le daré su merecido.
Les juro que así será».

Dios da a cada uno su merecido

Dios también dijo:

«Cuando las uvas están jugosas,
la gente no las desecha,
porque puede sacar mucho vino.
Por eso yo,
por amor a mis servidores,
no destruiré a toda la nación.
Haré que Israel y Judá
tengan muchos descendientes,
y que habiten esta tierra
llena de colinas y montañas.
Mis elegidos poseerán la tierra,
mis servidores habitarán allí.
10 En la llanura de Sarón
habrá muchas ovejas,
y en el valle de Acor
pastará el ganado
que tendrá mi pueblo fiel.

11 »Pero a ustedes,
que se apartan de mí,
que se olvidan de mi templo,
y ofrecen comida y vino
a los dioses de la buena fortuna
y del destino,
12 no les espera nada bueno.
Porque yo los llamé
y ustedes no me respondieron,
les hablé y no me obedecieron;
hicieron lo que no me gusta,
y eligieron lo que no me agrada».

13 Dios también dijo:

«Mis fieles seguidores tendrán comida,
pero ustedes,
los que se apartan de mí,
sentirán hambre;
mis seguidores tendrán agua,
pero ustedes tendrán sed.

»Mis seguidores se alegrarán,
pero ustedes quedarán avergonzados.
14 Ellos cantarán con el corazón alegre,
mientras que ustedes gritarán y llorarán
con el corazón hecho pedazos.

15 »A mis seguidores les daré
un nombre hermoso;
en cambio, el nombre de ustedes
se usará para maldecir a otros.

16 »Yo soy un Dios fiel,
y prometo que mis fieles seguidores
dejarán de sufrir.
Todo el que pida
una bendición en el país,
la pedirá en mi nombre,
porque yo cumplo lo que prometo;
y todo el que haga un juramento
jurará en mi nombre,
porque yo cumplo mis juramentos».

El cielo nuevo y la tierra nueva

17-18 Dios dijo:

«Llénense de alegría,
porque voy a crear algo nuevo.
Voy a crear un cielo nuevo
y una tierra nueva.
Todo lo del pasado será olvidado,
y nadie lo recordará más.

»Voy a crear una nueva Jerusalén;
será una ciudad feliz
y en ella vivirá un pueblo alegre.
19 Yo mismo me alegraré con Jerusalén
y haré fiesta con mi pueblo.
En Jerusalén no habrá más llanto
ni se oirán gritos de angustia.

20 »No habrá niños
que mueran al nacer,
ni ancianos que mueran
antes de tiempo.
Morir a los cien años
será morir joven;
no llegar a esa edad
será una maldición.

21-22 »Mi pueblo construirá casas,
y vivirá en ellas;
sembrará viñedos y campos de trigo,
y comerá pan y beberá vino.
Mi pueblo tendrá una larga vida,
y podrá disfrutar del trabajo de sus manos.

23 »Mi pueblo no trabajará en vano,
ni sus hijos morirán antes de tiempo.
Porque yo los bendeciré
a ellos, a sus hijos y a sus nietos.
24 Antes de que me llamen,
yo les responderé;
antes de que terminen de hablar,
ya los habré escuchado.

25 »El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto como el buey,
y la serpiente sólo comerá tierra.
No habrá en toda Jerusalén
nadie que haga daño a los demás.
Les juro que así será».

Dios es el creador

66 Dios dijo:

«El cielo es mi trono;
sobre la tierra apoyo mis pies.
Nadie puede hacerme una casa
donde pueda descansar.
Yo hice todo lo que existe,
y todo me pertenece».

El culto que desagrada a Dios

Dios continuó diciendo:

«Yo miro con bondad
a los pobres y afligidos
que respetan mi palabra.
Pero hay gente que me adora
ofreciendo un toro en sacrificio,
y después sale y mata a una persona.

»Hay gente que me sacrifica una oveja
y ofrece a los ídolos un perro.
Hay gente que me presenta
ofrendas de cereales
y luego me ofende
ofreciendo a los ídolos sangre de cerdos.
Hay gente que me honra con incienso
y luego bendice a un ídolo.

»Esa gente hace lo que quiere,
porque así lo ha decidido;
pero también yo decidiré
con qué desgracias castigarlos.

»Llamé, y nadie me respondió;
hablé, y nadie me obedeció;
hicieron lo que no me gusta
y eligieron lo que no me agrada».

La nueva Jerusalén

Isaías dijo:

«Ustedes que adoran a Dios,
escuchen su mensaje:

“Algunos de sus compatriotas,
que les tienen mucho odio
porque me adoran,
dicen burlonamente:
‘Que Dios muestre su poder,
a ver si se ponen contentos’.
¡Pero esos que los odian
serán avergonzados!

”Una voz resuena en la ciudad,
una voz se oye desde el templo:
es mi voz,
que reprende a sus enemigos.

”Jerusalén ha dado a luz
antes de sentir dolores de parto.
¿Quién ha oído algo parecido?
¿Quién ha visto algo semejante?
Una nación no nace en un solo día.
Un pueblo no surge de repente.
En cambio la ciudad de Jerusalén,
sí nació en un día.
Yo no iba a impedirlo,
porque soy el Dios de la vida.
Les juro que así es”».

La felicidad de Israel

10 Dios dijo:

«Ustedes, los que aman a Jerusalén,
y han llorado con ella,
alégrense ahora y únanse a su alegría.

11 »Así Jerusalén, como una madre,
les dará un alimento delicioso,
y los dejará satisfechos.
12 Yo soy el único Dios;
yo haré que la paz
y las riquezas de las naciones
lleguen hasta Jerusalén
como un río desbordado.

»Jerusalén los llevará en sus brazos,
los alimentará y les mostrará su cariño.

13 »Yo, por mi parte,
los consolaré a ustedes,
como una madre consuela a su hijo.
Así ustedes recibirán consuelo
en la ciudad de Jerusalén».

14 Isaías dijo:

«Cuando vean todo esto,
el corazón se les llenará de alegría
y tendrán nuevas fuerzas.
Porque Dios mostrará
su poder entre sus seguidores
y su enojo entre sus enemigos.
15 Dios llegará en medio del fuego;
sus carros son como un torbellino.
Dios descargará su enojo;
su castigo será como fuego ardiente.
16 Dios juzgará al mundo entero
con el fuego y con la espada,
y serán muchos los muertos».

17-19 Dios dijo:

«Hay gente que entra en los jardines,
y allí adora a los ídolos.
Otros comen carne de cerdo, de ratas
y de otros animales impuros.
Pero yo sé bien
lo que esa gente hace y piensa;
por eso, de un solo golpe,
los castigaré.

»Yo mismo vendré,
y les daré una señal
a los que aún queden vivos.
Los enviaré a los pueblos y naciones
para que hablen de mi poder.
Los enviaré a Tarsis,
a Libia y a Lidia,
a Tubal y a Grecia,
y a los más lejanos países del mar.