Bible in 90 Days
Saludo
1 Queridos hermanos y hermanas de la iglesia de Tesalónica:
Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios Padre y al Señor Jesucristo.
Deseamos de todo corazón que Dios los llene de su amor y les dé su paz.
Los tesalonicenses son un ejemplo
2-3 Siempre damos gracias a Dios nuestro Padre, y en nuestras oraciones le pedimos que los ayude. Sabemos bien que, en todo lo que hacen, ustedes demuestran su confianza en Dios y su amor por él. Y aun cuando sufren, se mantienen firmes, esperando la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará. 4 Hermanos, Dios los ama, y nosotros sabemos que él los ha elegido para que sean parte de su pueblo. 5 Cuando les anunciamos la buena noticia, no lo hicimos sólo con palabras. Al contrario, cuando estuvimos entre ustedes dejamos bien claro que tenemos el poder de Dios, y que el Espíritu Santo actúa por medio de nosotros, para el bien de ustedes.
6 Ustedes siguieron nuestro ejemplo y el de nuestro Señor, y aunque sufrieron mucho, recibieron ese mensaje con la profunda alegría que da el Espíritu Santo. 7 Por eso llegaron a ser un ejemplo para todos los seguidores de Jesucristo que viven en las regiones de Macedonia y Acaya. 8 Ustedes han anunciado el mensaje de Jesucristo, no sólo en esas regiones sino en muchas otras partes. La gente de esos lugares ya sabe que ustedes confían mucho en Dios, y no hace falta que nosotros les digamos nada más. 9 Porque todos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron, y cuentan cómo ustedes dejaron de adorar ídolos para adorar y servir al Dios vivo y verdadero. 10 Ellos saben que ustedes esperan que Jesucristo regrese del cielo. Dios hizo que él resucitara para salvarnos del castigo que él dará a los pecadores en el día del juicio.
El trabajo de Pablo en Tesalónica
2 Hermanos en Cristo, ustedes saben bien que la visita que les hice no fue inútil. 2 También saben que en la ciudad de Filipos nos insultaron y maltrataron. Pero aunque tuvimos muchas dificultades, Dios nos dio valor para anunciarles la buena noticia. 3 Y cuando la anunciamos, dijimos siempre la verdad: nuestras intenciones eran buenas y no tratamos de engañar a nadie. 4 Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó anunciar la buena noticia, y eso es lo que hacemos. No tratamos de agradar a nadie, sino sólo a Dios, pues él examina todo lo que sentimos y pensamos. 5 Como ustedes saben, jamás les hemos dicho cosas lindas para tratar de convencerlos, ni los hemos engañado para ganar dinero. Dios sabe que esto es cierto. 6 Nunca hemos querido que ustedes, o que otras personas, nos traten como a gente importante. 7 Como somos apóstoles de Cristo, pudimos haberles exigido que nos ayudaran, pero no lo hicimos. En vez de eso, cuando estuvimos con ustedes, los tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que cuida y cría a sus propios hijos. 8 Tanto los amamos y queremos que no sólo les habríamos anunciado la buena noticia de Dios sino que, de haber sido necesario, hasta habríamos dado nuestra vida por ustedes.
9 Hermanos míos, ustedes seguramente se acuerdan de lo duro que trabajamos para ganarnos la vida. Mientras les anunciábamos la buena noticia de Dios, trabajábamos de día y de noche, para que ninguno de ustedes tuviera que darnos dinero. 10 Ustedes confían en Dios, y nosotros nos hemos portado bien y correctamente con ustedes. Dios sabe que eso es cierto, y ustedes también. Nadie puede acusarnos de nada. 11 Saben que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus hijos. Los animamos, los consolamos, 12 y también insistimos en que vivieran como deben vivir los que son de Dios, los que han sido llamados a compartir su propio reino y poder.
13 Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevarles su mensaje, ustedes lo aceptaron como si lo recibieran de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir. 14 A ustedes, hermanos, les pasó lo mismo que a los cristianos de las iglesias de Dios en Judea: ¡su propia gente se burló de ellos y los atacó! Eso les pasó a ustedes cuando gente de su propio país los buscó para maltratarlos. 15 Los judíos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y luego nos echaron de su país. Ellos no hacen lo que a Dios le agrada, sino que están en contra de todos, 16 y a nosotros no nos dejan anunciar el mensaje de salvación a los que no son judíos. Así añaden más pecados a los que ya han cometido. Pero al final Dios los castigará terriblemente.
Pablo deseaba visitar a los tesalonicenses
17 Sin embargo, hermanos míos, aunque nosotros nos separamos de ustedes por un tiempo, siempre los recordábamos con cariño y deseábamos mucho ir a verlos. 18 Intentamos visitarlos, y en más de una ocasión yo mismo traté de ir, pero Satanás nos lo impidió. 19 Teníamos deseos de verlos, pues cuando nuestro Señor Jesús regrese y nos pida cuentas, nos sentiremos orgullosos, felices y seguros de nuestro trabajo por ustedes. 20 ¡Ustedes son nuestro orgullo y alegría!
3 Por eso, cuando ya no pudimos resistir el deseo de saber de ustedes, decidimos quedarnos solos en Atenas 2 y enviarles a Timoteo, nuestro querido amigo. Él colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Lo enviamos a ustedes para que los animara y ayudara a confiar firmemente en Jesucristo; 3 así las dificultades y problemas que ustedes afrontan no los harán dudar. Ustedes saben que tenemos que hacer frente a esos problemas. 4 Además, cuando todavía estábamos con ustedes, les advertimos que tendríamos dificultades. Y como ustedes bien saben, así ha sido. 5 Por eso, como ya no pude resistir más, envié a Timoteo, pues necesitaba saber si ustedes seguían confiando en Dios. ¡Yo temía que el diablo los hubiera hecho caer en sus trampas, y que hubiera echado a perder todo lo que hicimos por ustedes!
6 Pero ahora Timoteo ha regresado de la ciudad de Tesalónica, y nos ha contado que ustedes se aman unos a otros y no han dejado de confiar en Dios. También nos dijo que ustedes nos recuerdan siempre con cariño, y que desean vernos, así como nosotros deseamos verlos a ustedes.
7 Hermanos, a pesar de todos nuestros problemas y sufrimientos, nos alegra saber que siguen confiando en el Señor Jesús. 8 Ahora que sabemos esto, sentimos nuevas fuerzas para seguir viviendo. 9 ¡No sabemos cómo dar gracias a Dios por la gran alegría que ustedes nos han dado! 10 Día y noche rogamos a Dios que nos permita verlos personalmente, para ayudarlos a confiar completamente en él.
Oración de Pablo y de sus compañeros
11 Pedimos a Dios nuestro Padre, y a nuestro Señor Jesús, que nos den la oportunidad de ir a visitarlos. 12 Le pedimos al Señor que los haga amarse más los unos a los otros, y amar también a todos por igual. Porque así los amamos nosotros a ustedes. 13 También le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios, y les dé también un corazón puro y sin pecado. Así, cuando él venga con todo su pueblo elegido, nadie podrá acusarlos de nada delante de Dios. Amén.
Vivamos como a Dios le agrada
4 Queridos hermanos en Cristo, nosotros les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada, y ustedes en verdad viven así. Ahora les rogamos y los animamos, de parte del Señor Jesús, a que se esfuercen cada vez más por seguir viviendo así.
2 Ustedes ya conocen las instrucciones que les dimos con la autoridad que recibimos del Señor Jesús. 3 Dios quiere que ustedes vivan consagrados a él, que no tengan relaciones sexuales prohibidas, 4 y que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo, como algo sagrado y digno de respeto. 5 Deben dominar sus malos deseos sexuales, y no portarse como los que no creen en Dios. 6 No deben engañar a los demás miembros de la iglesia, ni aprovecharse de ellos. Ya les hemos advertido que el Señor castigará duramente a los que se comporten así. 7 Porque Dios no nos ha llamado a seguir pecando, sino a vivir una vida santa. 8 Por eso, el que rechaza esta enseñanza no nos está rechazando a nosotros, sino a Dios mismo, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.
9 No hace falta que les escriba acerca del amor que debe existir entre los miembros de la iglesia, pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. 10 Así lo han hecho ustedes con todos los seguidores de Cristo en la región de Macedonia. Les rogamos, entonces, que se amen más y más. 11 Traten de vivir tranquilos, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen, como ya antes les hemos ordenado que lo hagan. 12 De ese modo se ganarán el respeto de la gente que no confía en Dios, y no tendrán que pedirle nada a nadie.
El regreso del Señor
13 Hermanos míos, queremos que sepan lo que en verdad pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza. 14 Nosotros creemos que Jesucristo murió y resucitó, y que del mismo modo Dios resucitará a los que vivieron y murieron confiando en él.
15 Por eso les decimos, de acuerdo con lo que el Señor Jesús nos enseñó, que los que aún vivamos cuando él venga nos reuniremos con él, después de que se hayan reunido con él los que estaban muertos. 16 Porque cuando Dios dé la orden por medio del jefe de los ángeles, y oigamos que la trompeta anuncia que el Señor Jesús baja del cielo, los primeros en resucitar serán los que antes de morir confiaron en él. 17 Después Dios nos llevará a nosotros, los que estemos vivos en ese momento, y nos reunirá en las nubes con los demás. Allí, todos juntos nos encontraremos con el Señor Jesús, y nos quedaremos con él para siempre. 18 Así que, anímense los unos a los otros con estas enseñanzas.
5 Hermanos míos, no hace falta que yo les escriba acerca del momento exacto en que todo esto ocurrirá. 2 Ustedes saben muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en la noche. 3 Cuando la gente diga: «Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo», entonces todo será destruido de repente. Nadie podrá escapar, pues sucederá en el momento menos esperado, como cuando le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada. ¡No podrán escapar! 4 Pero ustedes, hermanos, no viven en la ignorancia, así que el regreso del Señor Jesús no los sorprenderá como un ladrón en la noche. 5 Todos ustedes confían en el Señor Jesús, y eso es como vivir a plena luz del día, y no en la oscuridad. 6 Por eso, debemos mantenernos alerta y vivir correctamente, y no tan despreocupados como viven algunos. 7 Los que viven pecando y emborrachándose, y sin preocuparse por el regreso del Señor Jesús, realmente viven en la oscuridad. 8 Pero nosotros no vivimos en la oscuridad, sino en la luz. Por eso debemos mantenernos alerta, y confiar en Dios y amar a toda persona. ¡Nuestra confianza y nuestro amor nos pueden proteger del pecado como una armadura! Y si no dudamos nunca de nuestra salvación, esa seguridad nos protegerá como un casco. 9 Porque Dios no nos ha llamado para castigarnos, sino para que recibamos la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 10 Porque Jesucristo murió por nosotros para que podamos vivir con él, ya sea que estemos vivos o muertos cuando él vuelva. 11 Por eso, anímense los unos a los otros, y ayúdense a fortalecer su vida cristiana, como ya lo están haciendo.
Instrucciones finales
12 Hermanos, les rogamos que respeten a los líderes de la iglesia. Ellos se esfuerzan mucho para enseñarles a vivir su vida cristiana. 13 Por eso, trátenlos con respeto y amor por todo lo que hacen, y vivan en paz los unos con los otros.
14 También les recomendamos, hermanos, que reprendan a los que no quieren hacer nada. Animen a los que son tímidos, apoyen a los que todavía dudan del Señor Jesús, y tengan paciencia con todos.
15 No permitan que nadie devuelva un mal con otro mal. Al contrario, deben esforzarse por hacer el bien entre ustedes mismos y con todos los demás.
16 Estén siempre contentos. 17 Oren en todo momento. 18 Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son. 19 No alejen de ustedes al Espíritu Santo. 20 Y si él les da la capacidad de profetizar, no la desprecien. 21 Pónganlo todo a prueba, pero quédense nada más con lo bueno, 22 y rechacen todo lo malo.
23 Que el Dios de paz los mantenga completamente dedicados a su servicio. Que los conserve sin pecado hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, para que ni el espíritu ni el alma, ni el cuerpo de ustedes sean hallados culpables delante de Dios. 24 Él los eligió para ser parte de su pueblo, y hará todo esto porque siempre cumple lo que promete.
Despedida
25 Hermanos, oren también por nosotros.
26 Saluden con un beso santo[a] a todos los hermanos de la iglesia.
27 Con la autoridad que me da el Señor Jesús, les encargo que lean esta carta a todos los de la iglesia.
28 Pido a nuestro Señor Jesucristo que les siga mostrando su amor.
Saludo
1 1-2 Queridos hermanos y hermanas de la iglesia en Tesalónica:
Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo, a quienes les pido de todo corazón les den su amor y su paz.
Pablo ora por los tesalonicenses
3 Hermanos míos, en todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues ustedes confían cada vez más en Dios, y se aman más y más los unos a los otros. 4 Por eso, nos sentimos orgullosos cuando hablamos de ustedes en las otras iglesias de Dios. Porque, aunque ustedes tienen dificultades y problemas, se mantienen firmes y siguen confiando en Dios. 5 Esto demuestra que en verdad Dios es justo, y que los está haciendo merecedores de su reino, por el que ahora sufren.
6 Dios es justo, y castigará a quienes ahora los hacen sufrir. 7 Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y en compañía de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros; 8 castigará a los que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo, 9 y los destruirá para siempre. Los echará lejos de su presencia, donde no podrán compartir su gloria y su poder. 10 Esto sucederá cuando el Señor Jesucristo vuelva, para que todo su pueblo elegido lo alabe y admire. Y ustedes son parte de ese pueblo, pues han creído en el mensaje que les dimos.
11 Por eso oramos siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro Dios que los haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes desean, y complete lo que ustedes han empezado a hacer gracias a su confianza en él. 12 De este modo ustedes honrarán a nuestro Señor Jesús, y él los honrará a ustedes, de acuerdo con el gran amor de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.
El hombre malvado
2 Cuando nuestro Señor Jesucristo regrese, nosotros nos reuniremos con él. Por eso, les rogamos, hermanos, 2 que no se dejen confundir tan fácilmente. No se asusten si alguien asegura que ya llegó el día en que el Señor Jesús volverá. Tal vez alguien les mienta diciendo que el Espíritu le dijo eso, o que nosotros le enseñamos eso personalmente o por carta. 3 No permitan que nadie los engañe. Ese día no llegará hasta que los enemigos de Dios se rebelen contra él y haya aparecido el hombre malvado,[b] que será destruido. 4 Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que está dedicado a Dios. Hasta pondrá su trono en el templo de Dios, y afirmará que él mismo es Dios. 5 Acuérdense de que ya les había hablado de esto cuando estuve con ustedes.
6 Bien saben ustedes qué es lo que detiene al hombre malvado, para que no aparezca antes de tiempo. 7 Porque su plan secreto de maldad ya está en marcha; sólo falta que se quite de en medio lo que detiene a ese hombre. 8-12 Después de eso, el malvado aparecerá. Satanás lo ayudará a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron amar y aceptar el verdadero mensaje de Jesucristo, mensaje que podría haberlos salvado del castigo que recibirán. Dios permite que ese hombre mentiroso y malvado los engañe, para que acepten lo que es falso. Así Dios castigará a todos los que no han querido creer en el verdadero mensaje y son felices haciendo el mal. Pero cuando el Señor Jesús vuelva, con todo su poder y su gloria, destruirá con el soplo de su boca al hombre malvado, y le quitará su poder.
Confiar en Dios
13 Pero nosotros siempre debemos darle gracias a Dios por ustedes. Dios los ama, y los eligió desde un principio para que se salvaran del castigo. Los eligió por medio del Espíritu que los separó para él, y porque ustedes aceptaron la buena noticia. 14 Dios los llamó por medio de la buena noticia que les anunciamos, para que participen del poder y de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
15 Por eso, hermanos míos, sigan confiando en Dios, y no se olviden de las enseñanzas que, personalmente o por carta, les hemos dado. 16 Dios nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado, y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido 17 que les den ánimo y fuerzas, para que siempre digan y hagan lo bueno.
Pablo pide que oren
3 Por último, hermanos, les pedimos que oren por nosotros, para que hagamos llegar a todas partes el mensaje del Señor Jesús, y para que la gente lo reciba con aprecio, así como lo hicieron ustedes. 2 Pídanle también a Dios que nos proteja de la gente malvada, porque no todos quieren confiar en Jesucristo. 3 Pero el Señor Jesucristo les dará una firme confianza y los protegerá del mal, porque él siempre cumple lo que dice. 4 Gracias al Señor Jesucristo, estamos seguros de que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. 5 Deseamos que el Señor Jesús los ayude a amar a los demás, así como Dios ama a todos, y que les dé su fortaleza para resistir en medio del sufrimiento.
Todos tienen que trabajar
6 Hermanos míos, con la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que se alejen de cualquier miembro de la iglesia que no quiera trabajar ni viva de acuerdo con la enseñanza que les dimos. 7 Ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nunca estuvimos entre ustedes sin hacer nada, 8 y nunca recibimos comida sin pagar por ella. Al contrario, trabajábamos de día y de noche para que ninguno de ustedes tuviera que pagar nada por nosotros. 9 En realidad, teníamos derecho a pedirles que nos ayudaran, pero preferimos trabajar para ganarnos el pan, y así darles un ejemplo a seguir. 10 Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer. 11 Pero nos hemos enterado de que hay entre ustedes algunos que no quieren trabajar, y que se la pasan metiéndose en asuntos ajenos. 12 A esas personas les llamamos la atención y, con la autoridad que el Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que trabajen para ganarse la vida, y que dejen de molestar a los demás.
13 En cuanto a ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. 14 Aléjense de cualquier miembro de la iglesia que no obedezca lo que ordenamos en esta carta, para que le dé vergüenza. 15 Pero no lo traten como a un enemigo, sino repréndanlo como a un hermano.
Despedida
16 Que el Señor que da la paz, les dé paz en todo lugar y en todo tiempo, y los acompañe siempre.
17 Yo, Pablo, escribo este saludo final con mi propia mano. Así es como firmo todas mis cartas; ésta es mi letra. 18 Deseo que nuestro Señor sea bueno y amoroso con todos ustedes.
Saludo
1 1-2 Querido Timoteo:
Te envío mis saludos.
Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo, pues Dios nuestro Salvador, y Cristo Jesús, nuestra esperanza, me enviaron a comunicar su mensaje.
Para mí, tú eres como un hijo. Por eso les pido a Dios nuestro Padre y a Jesucristo nuestro Señor, que te amen mucho, que te ayuden en todo, y que te den su paz.
¡Cuidado con las falsas enseñanzas!
3 Cuando me fui a la región de Macedonia, te pedí que te quedaras en la ciudad de Éfeso. Y ahora te lo vuelvo a pedir. Allí hay ciertas personas que imparten enseñanzas falsas. Ordénales que no lo hagan más. 4 Diles que no pierdan el tiempo estudiando historias falsas y las interminables listas de sus antepasados. Los que se interesan en esas cosas discuten por nada, y eso no los ayuda a conocer los planes de Dios. Esos planes sólo podemos conocerlos si confiamos en él.
5 Te pido que les enseñes a amar de verdad. Sólo los que tienen la conciencia tranquila, y confían sinceramente en Dios, pueden amar así.
6 Algunos han dejado esa clase de amor y pierden su tiempo en discusiones tontas. 7 Pretenden ser maestros de la Ley, y se sienten muy seguros de lo que dicen y enseñan, pero ni ellos mismos saben de qué están hablando.
8 Todos sabemos que la ley es buena, siempre y cuando se use correctamente. 9 También sabemos que las leyes no se dan para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. También son para los que matan a sus semejantes, y hasta a sus propios padres y madres. 10 Son para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres; para los secuestradores y los mentirosos, y para los que juran decir la verdad pero luego mienten. En fin, las leyes son para corregir a los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza 11 del maravilloso mensaje que nuestro Dios bendito me ha encargado enseñar.
Pablo da gracias a Jesucristo
12 Le doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque ha confiado en mí y me ha dado fuerzas para trabajar por él. 13 Antes yo ofendía a Jesucristo, lo perseguía y lo insultaba. Aun así, él confió en mí. Y es que Dios fue bueno conmigo y me perdonó, pues yo todavía no creía en Cristo ni sabía lo que estaba haciendo. 14 Nuestro Dios me amó mucho y me perdonó: por medio de Jesucristo me dio confianza y amor.
15-16 Esto es verdad, y todos deben creerlo: Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores del castigo que merecen, ¡y yo soy el peor pecador de todos! Pero Dios fue bueno y me salvó. Así demostró la gran paciencia que Jesucristo tuvo conmigo. Lo hizo para que otros sigan mi ejemplo, y confíen en Cristo para tener vida eterna. 17 ¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.
18 Timoteo, hijo mío, las cosas que te pido hacer están de acuerdo con las profecías que se dijeron acerca de ti. Si cumples con ellas, serás como un buen soldado que sabe pelear. 19-20 Serás un soldado que confía en Dios, y a quien no se le puede acusar de nada malo. Algunas personas, como Himeneo y Alejandro, dejaron de confiar en Dios. Por eso no les permití seguir en la iglesia, para que Satanás haga con ellos lo que quiera, y así aprendan a no insultar a Dios.
Cómo orar en la iglesia
2 En primer lugar, recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole que les muestre su bondad y los ayude. 2 Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás. 3 Esta clase de oración es buena y le agrada a Dios, nuestro Salvador; 4 pues él quiere que todos se salven y sepan que:
5 Sólo hay un Dios,
y sólo hay uno que puede
ponernos en paz con Dios:
Jesucristo, el hombre.
6 Jesús dio su propia vida
para salvar a todo el mundo.
En el momento oportuno,
Dios nos demostró
que quiere salvar a todos.
7 Dios me envió a dar esta buena noticia a los que no son judíos. Debo enseñarles la verdad y lo que significa confiar en Dios. ¡Les aseguro que no estoy mintiendo, sino que digo la verdad!
8 Deseo que en todas partes los varones dejen de discutir y de enojarse, y que en vez de eso sean buenos cristianos y oren.
9 También deseo que las mujeres se vistan con sencillez, decencia y modestia. Que no usen peinados exagerados, ni joyas de oro o adornos de perlas ni ropa muy cara. 10 Más bien, que se preocupen por hacer lo bueno, como se espera de las mujeres que aman y respetan a Dios.
11 Quiero que las mujeres aprendan en silencio lo que se les enseñe, y que sean obedientes. 12 Y no permito que las mujeres enseñen en las reuniones de la iglesia, ni que les den órdenes a los hombres. 13 Porque Dios creó primero a Adán, y después a Eva. 14 Además, Adán no fue el engañado por Satanás, sino Eva. Y cuando Eva fue engañada, pecó. 15 Sin embargo, las mujeres se salvarán si tienen hijos, si confían en Jesucristo, y si aman a los demás y viven con modestia y santidad.
Los líderes de la iglesia
3 Si alguien desea dirigir una iglesia, realmente desea un buen trabajo. 2 Pero debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Debe tener una sola esposa, controlar todos sus deseos, y pensar dos veces lo que va a hacer. Debe comportarse correctamente, recibir con gusto en su hogar a los visitantes, y saber enseñar. 3 No debe ser borracho ni violento, ni buscar pelea. Al contrario, debe ser amable y tranquilo, y no estar preocupado sólo por el dinero.
4 Además, debe gobernar bien a su propia familia y educar a sus hijos, para que sean obedientes y respetuosos. 5 Porque si no puede gobernar a su propia familia, tampoco podrá gobernar a la iglesia de Dios. 6 Y no debe ser alguien con poco tiempo de haber creído en Jesucristo, pues puede volverse orgulloso, y entonces recibirá el mismo castigo que Satanás. 7 Por último, debe contar con el respeto de la gente que no cree en Jesucristo, para que nunca pase vergüenza delante de ellos ni caiga en alguna trampa de Satanás.
Los diáconos de la iglesia
8 Los diáconos deben ser gente respetable; no deben mentir ni beber mucho vino, ni hacer trampa en los negocios. 9 Además, deben creer siempre en todo el mensaje de la buena noticia que Dios nos ha dado, y tener la conciencia tranquila. 10-12 Deben tener una sola esposa, y dirigir bien a sus hijos y a toda su familia.
Las mujeres[c] también deben ser respetables. No deben ser chismosas, sino más bien serias y fieles en todo.
Los que quieran ser diáconos serán puestos a prueba. Si no hay nada de qué acusarlos, y pasan la prueba, trabajarán en la iglesia. 13 Los que hagan bien su trabajo como diáconos tendrán buena fama, y se ganarán el respeto y la confianza de todos en la iglesia de Cristo.
La gran verdad
14 Espero visitarte pronto. Pero te escribo todo esto, 15 por si acaso no llego a tiempo. Así sabrás cómo debemos comportarnos los que pertenecemos a la iglesia, que es la familia del Dios vivo. La iglesia sostiene y defiende la verdad.
16 No hay duda de que es muy profunda la verdad de la religión cristiana:
Cristo vino al mundo como ser humano.
El Espíritu lo declaró inocente.
Los ángeles lo vieron.
Su mensaje se anunció
entre las naciones,
y el mundo creyó en él.
Fue llevado al cielo
y Dios lo colmó de honores.
Las falsas enseñanzas
4 El Espíritu Santo ha dicho claramente que, en los últimos tiempos, algunas personas dejarán de confiar en Dios. Serán engañadas por espíritus mentirosos y obedecerán enseñanzas de demonios. 2 Le harán caso a gente hipócrita y mentirosa, incapaz de sentir vergüenza de nada. 3 Esa gente prohíbe casarse y comer ciertos alimentos. Pero Dios creó todos los alimentos para que nosotros los comamos y le demos las gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad. 4 Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y podemos comer de todo sin rechazar nada, si le damos las gracias. 5 Por tanto, podemos comerlos porque Dios así lo ha dicho, y porque nosotros hemos orado por esos alimentos.
Instrucciones para Timoteo
6 Si enseñas la verdad a los miembros de la iglesia, serás un buen servidor de Jesucristo. Estudiar y obedecer las enseñanzas cristianas, como tú lo haces, es lo mismo que alimentarse bien. 7 No prestes atención a historias falsas, que la gente inventa. Más bien, esfuérzate por ser un buen discípulo de Jesucristo. 8-9 Es verdad que el ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano, pero es mucho mejor esforzarse por confiar cada vez más en Dios, porque nos hace bien aquí en la tierra y también nos servirá cuando vivamos en el cielo. Esto es una verdad que podemos creer, y debemos creer. 10 Por eso nos esforzamos tanto, pues confiamos firmemente en Dios. Él vive para siempre y es el Salvador de todos, especialmente de los que confían en él.
11 Enseña estas cosas, y diles a todos que las obedezcan. 12 No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.
13 Mientras llego a visitarte, sigue leyéndoles la Biblia a los miembros de la iglesia, y no dejes de animarlos ni de enseñarles. 14 No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo. 15 Haz todo eso y dedica tiempo para ello, para que todos vean que cada día eres mejor.
16 Timoteo, compórtate como es debido, y ten cuidado de lo que enseñas. Sigue haciendo esto, y no sólo te salvarás a ti mismo, sino que también salvarás a los que te escuchen.
Cómo tratar a los demás
5 1-2 Cuando corrijas a un anciano, no lo regañes; al contrario, aconséjalo como si fuera tu propio padre. Trata a las ancianas como a tu propia madre, a los jóvenes como a tus hermanos, y a las jóvenes como a tus hermanas, es decir, con todo respeto.
3 Ayuda a las viudas que de veras necesiten ayuda. 4 Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, son ellos los primeros que deben ayudarla en todo lo que necesite, así como antes ella los cuidó y los ayudó. Esto es lo que Dios quiere que se haga.
5 La viuda que realmente se ha quedado sola, confía en Dios y le pide su ayuda de día y de noche. 6 Pero la viuda que sólo piensa en divertirse está muerta en vida. 7 Por eso, ordénales a todos que hagan lo que te he dicho, para que nadie pueda criticarlos. 8 Quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios.
9 Para que una viuda esté en la lista de ayuda de la iglesia, debe tener por lo menos sesenta años de edad y haber estado casada una sola vez. 10 También debe ser conocida por sus buenas obras. Por ejemplo, tiene que haber criado bien a sus hijos y a sus hijas, haber recibido bien a quienes visitaron su casa, haber sido humilde con los miembros de la iglesia, y haber ayudado a los que sufren. Es decir, en esa lista deben estar las que hayan hecho lo bueno.
11-12 No pongas en esa lista a las viudas de menos edad, porque más tarde quieren volver a casarse, se oponen a Cristo, y dejan de cumplir su promesa de no casarse y de trabajar en la iglesia. ¡Y Dios tendrá que castigarlas! 13 Además, se vuelven perezosas y se acostumbran a andar de casa en casa para llevar y traer chismes, y para meterse en asuntos ajenos y hablar de lo que no deben.
14 Por eso, quiero que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, y que tengan hijos y se ocupen de cuidar a su familia. Así los que no creen en Jesucristo no podrán criticarnos. 15 Y es que algunas de ellas ya han dejado de confiar en Cristo, y ahora obedecen a Satanás.
16 Si alguna mujer cree en Jesucristo, y en su familia hay alguna viuda, debe ayudarla. De este modo la iglesia tendrá una responsabilidad menos y podrá ayudar a las viudas que realmente lo necesiten.
17 Los líderes de la iglesia que hacen bien su trabajo merecen que se les pague el doble, especialmente los que anuncian y enseñan la buena noticia. 18 Porque la Biblia dice: «No impidan que el buey coma mientras desgrana el trigo», y también dice: «Quien trabaja merece que se le pague.»
19 Cuando alguien acuse a un líder, pídele que presente a dos o tres testigos. Si no lo hace, no le prestes atención. 20 Si alguno de los líderes sigue pecando, corrígelo ante toda la iglesia, para que los demás tengan miedo y no hagan lo mismo.
21 Dios, y Jesucristo, y todos los ángeles que Dios ha elegido, están escuchando lo que te voy a decir: Obedece todo lo que te he ordenado hacer y sé justo con todos, sin tener favoritos. 22 Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, piénsalo bien. Porque, si esa persona hace algo malo, tú serás también responsable de lo que haga. Tú mismo debes apartarte del mal.
23 Como casi siempre estás enfermo del estómago, no bebas sólo agua, sino también un poco de vino.
24 Algunas veces podemos darnos cuenta de que una persona está pecando, aun antes de que se le juzgue. Pero otras veces no nos damos cuenta hasta mucho después. 25 Lo mismo pasa con las buenas acciones. Algunas se ven con facilidad, pero otras no. Sin embargo, ninguna de ellas quedará oculta.
6 Los miembros de la iglesia que sean esclavos[d] deben respetar en todo a sus amos, para que nadie hable mal de Dios ni de las enseñanzas cristianas. 2 Y los que tengan amos cristianos no deben dejar de obedecerlos sólo porque ambos son cristianos. Al contrario, deben hacer bien su trabajo, y aún mejor, pues lo están haciendo para alguien a quien aprecian y que también confía en Dios.
Las falsas enseñanzas y el dinero
A los miembros de la iglesia, y a sus líderes, enséñales que deben obedecer lo que te voy a decir: 3 Si alguien enseña algo que no va de acuerdo con las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, ni con la verdadera religión cristiana, 4 es un orgulloso que no sabe nada, y que tiene la mala costumbre de discutir sobre el significado de ciertas palabras. Con esto sólo causa envidias, enojos, insultos, desconfianza 5 y peleas en todo momento. Los que hacen eso no son capaces de pensar bien ni conocen la verdad; piensan que, por medio de la religión, pueden ganar mucho dinero. 6 Por supuesto, la religión cristiana hace que nuestra vida sea mucho mejor, pero sólo cuando uno está contento con lo que tiene. 7 Porque, cuando nacimos no trajimos nada al mundo, y cuando muramos tampoco podremos llevarnos nada. 8 Así que debemos estar contentos de que tenemos ropa y comida. 9 Pero los que sólo piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente. 10 Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos.
Recomendaciones y despedida
11 Pero tú, Timoteo, estás al servicio de Dios. Por eso, aléjate de todo lo malo. Trata siempre de obedecer a Dios y de ser un buen discípulo de Jesucristo. No dejes de confiar en él, y ama a todos los hermanos de la iglesia. Cuando enfrentes dificultades, ten paciencia y sé amable con los demás. 12 Imita al deportista, que se esfuerza por ganar la competencia: haz todo lo posible por ser un buen discípulo de Jesucristo, y recibirás el premio de la vida eterna. Dios te llamó y te prometió esa vida cuando, delante de mucha gente, anunciaste que habías confiado en Dios.
13 Delante de Dios, que creó todo lo que existe, y delante de Jesucristo, que ante Pilato dio buen testimonio de su confianza en Dios, 14 te pido que obedezcas todo lo que te ordeno, para que nadie pueda acusarte de nada. Haz esto hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, 15 quien vendrá en el momento oportuno, cuando nuestro maravilloso Dios así lo quiera. Porque Dios es el único que gobierna sobre todos; Dios es el más grande de los reyes y el más poderoso de los gobernantes.
16 Dios es el único que vive para siempre, y vive en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder son de él para siempre! Amén.
17 Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. 18 Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen. 19 Así tendrán un tesoro que, en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna.
20 Timoteo, ¡trata de hacer bien tu trabajo! No prestes atención a lo que dicen los que no creen en Cristo, ni a los que critican nuestras enseñanzas y afirman tener la verdad. 21 Por hacerles caso, algunos ya han dejado de confiar en Dios.
Yo le pido a Dios que a ustedes los llene de su amor.
Saludos
1 1-2 Querido hijo[e] Timoteo:
Te envío mis saludos, y de todo corazón les pido a Dios Padre y a Jesucristo nuestro Señor que te llenen de amor, te ayuden en todo, y te den su paz.
Como te dije antes, soy apóstol de Cristo. Dios me envió a comunicar su mensaje, y me prometió la vida eterna por medio de Cristo Jesús.
Oración de agradecimiento
3 Mis familiares y yo hemos servido a Dios, y nadie puede acusarnos de nada malo. Siempre que oro, ya sea de día o de noche, te recuerdo y doy gracias a Dios por ti. 4 Cada vez que me acuerdo de cómo lloraste y te pusiste triste, me dan más ganas de verte. ¡Cómo me alegraría eso! 5 Tu abuela Loida y tu madre Eunice confiaron sinceramente en Dios; y cuando me acuerdo de ti, me siento seguro de que también tú tienes esa misma confianza.
No hay que avergonzarse
6 Por eso te recomiendo que no dejes de usar esa capacidad especial que Dios te dio cuando puse mis manos sobre tu cabeza.[f] 7 Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana.
8 Por lo tanto, no te avergüences de hablar bien de nuestro Señor Jesús. Tampoco te avergüences de mí, que estoy preso por servir a Jesucristo. Al contrario, tienes que estar dispuesto a sufrir por anunciar la buena noticia. ¡Ya Dios te dará las fuerzas necesarias para soportar el sufrimiento!
9 Dios nos salvó y nos eligió para que seamos parte de su pueblo santo. No hicimos nada para merecerlo, sino que Dios, por su gran amor, así lo planeó. Dios ya nos amaba desde antes de crear el mundo, pues desde entonces pertenecíamos a Cristo Jesús. 10 Dios nos mostró ese gran amor por medio de lo que Jesucristo nuestro Salvador hizo por nosotros. Porque él destruyó a la muerte y, por medio de la buena noticia, nos ha dado la vida eterna.
11 Dios me nombró apóstol para anunciar y enseñar a las naciones la buena noticia. 12 Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quién he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo. 13 Las enseñanzas que te he dado son un buen ejemplo de lo que debes hacer. No dejes de confiar en Dios y en el amor que tenemos por estar unidos a Jesucristo. 14 No permitas que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste. Dios te ha encargado ese trabajo, y el Espíritu Santo te ayudará a hacerlo.
15 Seguramente ya sabes que todos los cristianos de la provincia de Asia me abandonaron. ¡Hasta Figelo y Hermógenes me dejaron solo!
16 Le pido a Dios que sea bueno con la familia de Onesíforo y la ayude. Él me animó muchas veces, y no se avergonzó de que yo estuviera en la cárcel. 17 Al contrario, tan pronto llegó a Roma, me buscó por todas partes, hasta que me encontró. 18 Espero que el Señor Jesús lo trate con bondad el día en que Dios juzgará a todo el mundo. Como sabes, Onesíforo nos fue de gran ayuda en la ciudad de Éfeso.
El fiel soldado de Jesucristo
2 Hijo mío,[g] Dios te ama mucho porque has creído en Jesucristo. Pídele fuerzas para soportar cualquier cosa. 2 Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.
3 Tú, como buen soldado de Jesucristo, debes estar dispuesto a sufrir por él. 4 Los soldados que tratan de agradar a sus jefes no se interesan por ninguna otra cosa que no sea el ejército. 5 De igual manera, el atleta que participa en una carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia. 6 Y el que cultiva la tierra tiene que trabajarla antes de poder disfrutar de la cosecha. 7 Piensa en estas cosas, y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo todo.
8 ¡Acuérdate de Jesucristo! Según la buena noticia que yo enseño, Jesús era de la familia del rey David; y aun cuando murió, resucitó. 9 Por anunciar esa buena noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado. 10 Por esa razón soporto toda clase de sufrimientos, para que los que Dios ha elegido se salven y reciban la vida eterna que Cristo ofrece junto a Dios.
11 Esto es verdad:
Si morimos por Cristo,
también viviremos con él.
12 Si soportamos los sufrimientos,
compartiremos su reinado.
Si decimos que no lo conocemos,
también él dirá que no nos conoce.
13 Y aunque no seamos fieles,
Cristo permanece fiel;
porque él jamás rompe su promesa.
El sirviente aprobado
14 No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. 15 Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero.
16 No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor, 17 y sus malas enseñanzas se van extendiendo, como el cáncer. Así también lo han hecho Himeneo y Fileto. 18 Ellos afirman que ya hemos resucitado, pero eso no es verdad, y lo único que logran es confundir a los creyentes.
19 Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo que Dios nos ha enseñado es como la sólida base de un edificio, en donde está escrito lo siguiente: «Dios sabe quiénes son suyos», y también: «Que todos los que adoran a Dios dejen de hacer el mal.»
20 En la casa de un hombre rico no todo es de oro o de plata, sino que algunos objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales, y otros para usarlos todos los días. 21 Algo parecido pasa con nosotros: si dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como esos objetos útiles y muy especiales. Toda nuestra vida le será útil a Dios, que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.
22 No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él. 23 No prestes atención a discusiones que no ayudan en nada. Los que así discuten siempre terminan peleando. 24 Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia.
25 Y cuando corrijas a tus enemigos, hazlo con humildad. Tal vez Dios les dé la oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad. 26 Se darán cuenta entonces de que cayeron en una trampa del diablo, y lograrán escapar. Por el momento, el diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere.
Cómo será todo antes del fin del mundo
3 Debes saber también que en los últimos días, antes de que llegue el fin del mundo, la gente enfrentará muchas dificultades. 2 Habrá gente egoísta, interesada solamente en ganar más y más dinero. También habrá gente orgullosa, que se creerá más importante que los demás. No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán malagradecidos y ofenderán a todos. 3 Serán crueles y violentos, no podrán dominar sus malos deseos, se llenarán de odio, dirán mentiras acerca de los demás, y odiarán todo lo que es bueno. 4 No se podrá confiar en esos orgullosos, porque actuarán sin pensar. En vez de obedecer a Dios, sólo harán lo que les venga en gana. 5 Dirán que aman y respetan a Dios, pero con su conducta demostrarán lo contrario.
No te hagas amigo de esa clase de gente, 6 porque tienen la mala costumbre de meterse en cualquier casa, para engañar a mujeres tontas y pecadoras, que son incapaces de dominar sus malos deseos; 7 siempre están queriendo aprender algo nuevo, pero nunca llegan a entender la verdad. 8-9 Esa clase de gente es enemiga de que se dé a conocer el verdadero mensaje de Dios. Tiene la mente corrompida, y no ha aprendido a confiar en Dios. Pero no seguirá así por mucho tiempo. Todos habrán de darse cuenta de que esa gente es estúpida, como lo eran Janes y Jambrés, los magos que estaban en contra de Moisés.
Últimas instrucciones para Timoteo
10 Pero tú, Timoteo, conoces bien mis enseñanzas, mi manera de vivir y de pensar, y sabes cuánto confío en Dios. Tú has visto mi paciencia, mi amor y mi fuerza para soportar las dificultades. 11 Sabes cómo me han maltratado, y cómo he sufrido en las ciudades de Antioquía, Iconio y Listra. Pero el Señor Jesucristo me libró de todo eso. 12 Bien sabemos que todo el que desee vivir obedeciendo a Jesucristo será maltratado. 13 Pero los malvados y los engañadores irán de mal en peor, y engañarán a unos, pero serán engañados por otros.
14 Tú debes seguir creyendo en lo que aprendiste, y que sabes que es la verdad. Después de todo, conoces muy bien a quienes te lo han enseñado. 15 Recuerda que desde niño has leído la Biblia, y que sus enseñanzas pueden hacerte sabio, para que aprendas a confiar más en Jesucristo y así seas salvo. 16 Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. 17 De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien.
4 Cuando Jesucristo venga como Rey, juzgará a todos, tanto a los que estén vivos como a los que estén muertos. Por eso pongo a Dios y a Jesucristo por testigos de lo que te ordeno. 2 Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia. 3 Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír. 4 La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos. 5 Pero tú, Timoteo, mantén la calma en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.
6 Ya falta poco para que yo muera, y mi muerte será mi ofrenda a Dios. 7 He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios. 8 Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no sólo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.
Instrucciones personales
9 Haz todo lo posible por venir a verme pronto. 10 Demas me ha abandonado y se ha ido a la ciudad de Tesalónica, pues ama demasiado las cosas de este mundo. Crescente se fue a la región de Galacia, y Tito a la de Dalmacia. 11 El único que está conmigo es Lucas.
Marcos puede ayudarme mucho en mi trabajo, así que búscalo y tráelo contigo cuando vengas. 12 A Tíquico lo envié a la ciudad de Éfeso.
13 Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en la ciudad de Tróade, en casa de Carpo. Trae también los libros, especialmente los pergaminos.[h]
14-15 Cuídate de Alejandro, el herrero, pues me ha hecho mucho daño y está en contra de lo que enseñamos. Pero yo sé que el Señor Jesucristo habrá de castigarlo.
16 La primera vez que tuve que presentar mi defensa ante las autoridades de Roma, nadie me ayudó. ¡Todos me abandonaron! Le pido a Dios que no los castigue por eso. 17 Pero el Señor Jesucristo sí me ayudó, y me dio valor para anunciar su mensaje a gente de otros países. Así Dios me salvó de la muerte, como si me hubiera rescatado de la boca de un león hambriento. 18 Yo sé que Dios siempre me cuidará y me protegerá de todo mal, hasta que me lleve a su reino celestial. ¡Él merece que lo alabemos por siempre! Amén.
Despedida
19 Dale mis saludos a Priscila y a Áquila, y a toda la familia de Onesíforo.
20 Erasto se quedó en la ciudad de Corinto, y a Trófimo lo dejé en la ciudad de Mileto porque estaba enfermo.
21 Haz todo lo posible por venir antes de que llegue el invierno.
Te envían sus saludos Eubulo, Pudente, Lino y Claudia, y todos los hermanos de la iglesia.
22 Que el Señor Jesucristo te bendiga. Que el amor de Dios los acompañe siempre.
Saludo
1 1-4 Querido Tito:
Yo te ayudé a confiar en Jesucristo, y por eso tú eres para mí como un verdadero hijo. Tú y yo confiamos en Dios; por eso yo le pido a él, que es nuestro Padre, y a Jesucristo, nuestro Salvador, que te llenen de su amor y de su paz.
Como bien sabes, soy servidor de Dios y apóstol de Jesucristo. Fui enviado por él para que los elegidos de Dios confíen en él, y para que lleguen a conocer la verdad que enseña nuestra religión. Así estarán seguros de recibir la vida eterna, que Dios nuestro Salvador prometió desde hace mucho tiempo. Y sabemos que Dios no miente. En el momento que él consideró oportuno, me dio ese mensaje y me pidió que lo anunciara a los demás.
Lo que Tito debía hacer en Creta
5 Te dejé en la isla de Creta para que resolvieras los problemas pendientes, y para que nombraras líderes en las iglesias de cada pueblo. Tal y como te dije, 6 un líder de la iglesia debe ser alguien al que no se le pueda acusar de nada malo. Debe ser esposo de una sola mujer, y sus hijos deben creer en Jesucristo, portarse bien y ser obedientes. 7 Dios les ha encargado a los líderes de la iglesia que vigilen el trabajo de todos, para que todo se haga bien. Por eso, no deben ser tiranos, ni enojarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios. 8 Al contrario, deben hacer siempre lo bueno, y recibir con gusto en su casa a quienes los visiten. Deben pensar bien las cosas antes de hacerlas, y ser justos, santos y disciplinados en todo. 9 No deberán creer otro mensaje que no sea el verdadero mensaje recibido de Dios, y mucho menos enseñarlo. Así podrán animar a otros por medio de la buena enseñanza, y convencer a los que se oponen a ella.
10 Porque por allí andan muchos que no obedecen la verdadera enseñanza, sino que engañan a los demás con sus enseñanzas tontas. Esto pasa, sobre todo, con algunos de ustedes que insisten en seguir practicando la circuncisión. 11 No los dejes enseñar, porque confunden a familias enteras, y lo hacen sólo para ganar dinero.
12 Fue uno de los propios profetas de Creta el que dijo:
«Esa gente de Creta es mentirosa,
glotona y perezosa.
Se portan como animales salvajes.»
13 ¡Y es verdad! Por eso tienes que reprender mucho a esta clase de gente, y ayudarla para que vuelva a confiar en Jesucristo como es debido. 14 Ayúdalos a no prestar atención a mandamientos dados por gente mentirosa, ni a cuentos inventados por los judíos.
15 Los que obedecen sinceramente a Jesucristo consideran que todo es bueno. Pero los que no obedecen ni confían en él, creen que nada es bueno; sólo piensan en lo malo, y no les remuerde la conciencia. 16 Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son odiosos y desobedientes, incapaces de hacer algo bueno.
Instrucciones para distintos grupos de personas
2 Pero tú, Tito, debes enseñar lo que es correcto. 2 A los ancianos, diles que deben ser responsables, que deben controlar sus deseos y pensar bien lo que van a hacer. También deben confiar en Dios, amar a los demás, y ser siempre pacientes.
3 Recomienda a las ancianas que se comporten como personas que aman a Dios. No deben ser chismosas ni emborracharse, sino más bien ser un buen ejemplo para las mujeres más jóvenes, 4 y enseñarles a amar a sus esposos e hijos. 5 También deben enseñarles a pensar bien lo que van a hacer, y a ser dueñas de sí mismas, a atender bien a su familia y sujetarse a su esposo. Así nadie podrá hablar mal del mensaje de Dios.
6 A los jóvenes, recomiéndales que aprendan a controlar sus malos deseos. 7 Tú mismo tienes que ser un buen ejemplo en todo. Enséñales a hacer el bien y, cuando lo hagas, hazlo con seriedad y honestidad. 8 Di siempre lo bueno, y así nadie podrá criticarte. Si haces lo que te digo, los que están en contra nuestra sentirán vergüenza y no podrán hablar mal de nosotros.
9 A los miembros de la iglesia que son esclavos,[i] diles que obedezcan siempre a sus amos, y que sean amables y no discutan nada. 10 No deben robar, sino ser totalmente honestos, para que todos vean lo hermosa que es la enseñanza acerca de Dios nuestro salvador.
Dios es bueno y nos da una nueva vida
11 Dios ha demostrado cuánto ama a todo el mundo, pues les ha ofrecido la posibilidad de salvarse del castigo que merecen. 12 Ese amor de Dios nos enseña que debemos dejar de hacer el mal, y no desear lo malo de este mundo. También nos enseña que, en este mundo, debemos ser honestos y fieles a Dios, y pensar bien lo que hacemos. 13 Así debemos vivir, mientras llega ese día feliz y maravilloso que todos esperamos, cuando se manifestará nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él quiso morir para rescatarnos de todo lo malo y para purificarnos de nuestros pecados. Al hacerlo, nos convirtió en su pueblo, en un pueblo decidido a hacer el bien.
15 Enseña estas cosas con toda autoridad, para animar y corregir a la gente. No des motivo para que te falten el respeto.
Responsabilidades de los miembros
3 A los hermanos de la iglesia, recuérdales que deben obedecer a los gobernantes y a las autoridades del país. Recuérdales también que deben ser obedientes en todo y estar siempre dispuestos a hacer el bien. 2 No deben hablar mal de nadie, ni discutir. Deben ser amables con todos y mostrar humildad en su trato con los demás.
3 Antes, nosotros mismos éramos ignorantes y desobedientes, y andábamos perdidos. Para divertirnos, hacíamos todo lo malo que se nos ocurría. Éramos malvados y envidiosos, y esclavos de esos malos deseos. Todo el mundo nos odiaba, y nosotros también odiábamos a los demás. 4 Pero Dios, nuestro salvador, nos mostró que él es bueno, y que ama a todo el mundo, 5 y nos salvó. Pero no lo hizo porque nosotros hubiéramos hecho algo bueno, sino porque nos ama y quiso ayudarnos. Por medio del poder del Espíritu Santo nos salvó, nos purificó de todos nuestros pecados, y nos dio nueva vida. ¡Fue como si hubiéramos nacido de nuevo! 6 Gracias a Jesucristo, nuestro salvador, Dios nos dio el Espíritu Santo. 7 Por su gran amor, Dios nos aceptó y nos dio la seguridad de que tendremos la vida eterna tan esperada.
8 Esto es verdad, y quiero que insistas en enseñarlo, para que los que confían en Dios se dediquen a hacer lo que es bueno. Estas cosas son buenas y ayudan a todos. 9 Pero no te pongas a discutir acerca de tonterías, ni prestes atención a las leyendas que hablan de nuestros antepasados. No te enojes ni te pelees con nadie, sólo por hablar de la ley de Moisés. Esas discusiones son inútiles y no conducen a nada.
10 A los que siempre están peleando en la iglesia, llámales la atención una o dos veces. Si no te hacen caso, apártate de ellos. 11 Puedes estar seguro de que esa gente ha dejado de creer en la verdadera enseñanza, y sus propios pecados demuestran que son culpables.
Instrucciones para Tito
12 Voy a mandarte a Artemas o a Tíquico. Tan pronto como llegue uno de ellos, haz todo lo posible por venir a visitarme en Nicópolis, porque allí pienso pasar el invierno.
13 Ayuda en todo al abogado Zenas, y también a Apolo. Dales todo lo que necesiten para seguir su viaje, y cuida de que no les falte nada.
14 Los nuestros deben aprender a hacer lo que es bueno, y ayudar a otros. Así vivirán como personas útiles.
Despedida
15 Todos los que están conmigo te envían saludos. Saluda a todos nuestros amigos de la iglesia.
Deseo de todo corazón que el amor de Dios los acompañe siempre.
Saludo
1 Filemón, querido compañero de trabajo:
Te escribe Pablo. Como bien sabes, estoy preso por servir a Jesucristo.
Recibe mis saludos y los del hermano Timoteo. 2 También saludamos a toda la iglesia que se reúne en tu casa, y a la hermana Apia y al hermano Arquipo, nuestro compañero de trabajo. 3 Deseamos de todo corazón que Dios nuestro Padre, y el Señor Jesucristo, los llenen siempre de amor y paz.
Pablo ora por Filemón
4 Filemón, siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, 5 porque me han dicho que amas al Señor Jesús y confías en él, y que sientes el mismo amor por todos los que forman parte del pueblo de Dios. 6 Tú confías en el Señor, lo mismo que nosotros. Por eso le pido a Dios que sigas confiando en él hasta que conozcas todo el bien que podemos hacer, gracias al amor que sentimos por Cristo.
Pablo pide un favor para Onésimo
7 Hermano Filemón, estoy muy contento y animado de saber que amas mucho a los demás, pues tú has consolado y animado a todos los que pertenecen al pueblo de Dios. 8-9 Yo ya soy viejo, y ahora estoy en la cárcel por servir a Jesucristo. Yo sé que tú me amas. Por eso, aunque te lo podría ordenar, pues Cristo me ha dado esa autoridad, prefiero pedirte que me hagas el siguiente favor: 10 Te ruego que recibas bien a Onésimo. Para mí, él es como un hijo, pues yo le anuncié la buena noticia aquí en la cárcel.
11 Antes, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. 12 Por eso ahora te lo envío de vuelta, y espero que lo recibas como si me recibieras a mí. 13 Me hubiera gustado que se quedara conmigo, para que me ayudara en lugar tuyo mientras yo siga preso por anunciar la buena noticia. 14 Pero no haré nada sin que tú estés de acuerdo, para que el favor que te pido no te resulte una obligación.
15 Tal vez Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora sea tuyo para siempre. 16 Sólo que ahora ya no lo tendrás como a un esclavo, sino como a un hermano muy querido, lo cual es mucho mejor. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo aún más. Quiérelo como a un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier persona.
17 Si realmente me consideras tu hermano, te pido que lo recibas como si me recibieras a mí. 18 Si Onésimo te hizo algo malo, o si te debe algo, cóbramelo a mí. 19 Con esta firma, que es de mi puño y letra, me comprometo a pagarte todo. Aunque, francamente, no deberías cobrarme nada, pues todo lo que tienes, y todo lo que eres, me lo debes a mí.
20 Hermano Filemón, hazme este favor, pero no lo hagas por mí, sino por tu amor al Señor. Tú y yo somos hermanos: ¡dame esa tranquilidad!
21 Te escribo porque estoy seguro de que harás lo que te pido, y mucho más. 22 Y aprovecho la ocasión para pedirte que me prepares un lugar donde quedarme, porque espero que, por las oraciones de ustedes, Dios me deje salir de la cárcel para ir a visitarlos.
Saludos finales
23 Epafras, que está preso conmigo por servir a Jesucristo, te envía saludos. 24 También te envían saludos Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, que son mis compañeros de trabajo.
25 Deseo de todo corazón que el amor del Señor Jesucristo los acompañe siempre.
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