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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Números 21:8-32:19

y el Señor le dijo:

— Haz esculpir una serpiente venenosa y colócala en la punta de una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, se recuperará.

Esculpió, en efecto, Moisés una serpiente de bronce y la puso en la punta de una asta; cuando uno cualquiera era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se recuperaba.

Etapas por el desierto

10 Los israelitas continuaron su marcha y acamparon en Obot. 11 Luego partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarín, en el desierto que está frente a Moab, al oriente. 12 Partieron de allí y acamparon en el valle de Záred. 13 Partieron de allí y acamparon al otro lado del Arnón que cruza el desierto y procede del territorio de los amorreos; y es que el Arnón marca la frontera entre Moab y los amorreos. 14 Por eso se dice en el libro de las Batallas del Señor: “… Waheb en Sufa y los arroyos del Arnón; 15 sus afluentes se alargan hasta donde se asienta Ar y fluyen a lo largo de la frontera de Moab”.

16 Desde allí se dirigieron a Beer, que es el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: “Reúne al pueblo y yo le proporcionaré agua”. 17 Fue entonces cuando Israel entonó esta canción:

¡Brota, pozo! ¡Canten en su honor!
18 Es el pozo que cavaron los príncipes,
excavado por los jefes del pueblo;
con sus cetros lo cavaron,
con sus propios cayados.

Desde el desierto se dirigieron a Mataná; 19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot 20 y de Bamot al valle que está en la campiña de Moab, hasta llegar a la cumbre del Pisga desde donde se domina la estepa.

Victoria en Transjordania

21 Entonces Israel envió mensajeros a Sejón, rey de los amorreos, y le dijo:

22 — Déjame pasar por tu país. No iremos por los sembrados, ni por las viñas, ni beberemos agua de los pozos. Iremos por la calzada real, hasta que hayamos cruzado tu territorio.

23 Pero Sejón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que convocó a todo su pueblo e hizo frente a Israel en el desierto. Se encontró con Israel en Jasá y le presentó batalla. 24 Pero Israel los pasó a espada, se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Yaboc, llegando hasta la frontera de los amonitas, frontera que estaba fuertemente fortificada. 25 Israel capturó todas estas ciudades y se asentó en todas las ciudades de los amorreos, en Jesbón y en todas sus aldeas anejas.

26 Jesbón era la ciudad de Sejón, rey de los amorreos, quien había guerreado con el anterior rey de Moab y le había arrebatado todo su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso cantan los trovadores:

¡Vengan a Jesbón!
¡Qué fortificada estaba
y qué firmemente construida,
la ciudad de Sejón!
28 Pero salió fuego de Jesbón,
llamas de la ciudad de Sejón,
que devoraron Ar de Moab,
a los señores de los altos del Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
¡Estás perdido, pueblo de Quemós!
Tus hijos se dieron a la fuga,
tus hijas siguen cautivas
de Sejón, el rey amorreo.
30 El poder de Moab ha perecido
desde Jesbón hasta Dibón;
todo lo hemos arrasado
desde Nofaj hasta Madabá.

31 Así fue como Israel ocupó el territorio de los amorreos.

32 Luego envió Moisés a explorar el territorio de Jazer, se apoderaron de sus aldeas y expulsaron a los amorreos que habitaban allí. 33 Siguiendo la marcha, tomaron el camino de Basán. Por aquel entonces ocupaba el trono de Basán el rey Og quien, con todo su pueblo, salió al encuentro de los israelitas y les presentó batalla en Edreí. 34 Pero el Señor dijo a Moisés:

— No le temas porque lo he puesto en tus manos junto con todo su pueblo y su territorio. Harás con él lo que hiciste con Sejón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón.

35 Y así fue; los israelitas derrotaron a Og junto con sus hijos y todo su pueblo; no dejaron ni un solo superviviente y se apoderaron de su territorio.

En la estepa de Moab (22—25)

Balac y Balaán

22 Los israelitas siguieron su marcha y acamparon en la llanura de Moab junto al Jordán, a la altura de Jericó. Balac hijo de Zipor estaba enterado de todo lo que Israel había hecho con los amorreos. Así que Moab se alarmó al ver un pueblo tan numeroso. Asustado ante los israelitas, Moab dijo a los ancianos de Madián:

— Ahora esta gente devorará todos nuestros bienes, como devora el buey el pasto del campo.

Balac, hijo de Zipor, que era entonces rey de Moab, envió mensajeros a Balaán, hijo de Beor, que residía en Petor, ciudad que está junto al río Éufrates y era su país de origen, para que le dijeran:

— Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; ahora se ha asentado delante de mí. Ven, pues, y maldice a este pueblo de mi parte pues es más fuerte que yo; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio. Porque yo sé bien que será bendito quien reciba tu bendición y a quien tú maldigas, maldito será.

Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián partieron llevando consigo el pago por el vaticinio. Llegaron adonde estaba Balaán y le dieron el mensaje de Balac. Él les respondió:

— Pasen aquí esta noche y yo les contestaré según me diga el Señor.

Se quedaron, en efecto, con Balaán aquella noche los dignatarios de Moab. Y tuvo Balaán una visión en la que Dios le preguntó:

— ¿Qué es lo que quieren esos hombres de ti?

10 Balaán respondió a Dios:

— Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado este mensaje: 11 “Un pueblo ha salido de Egipto y cubre ya la faz de la tierra; Ven, pues, y maldice a ese pueblo de mi parte; quizá entonces yo pueda derrotarlo y expulsarlo de mi territorio”.

12 Pero Dios dijo a Balaán:

— No vayas con ellos. Tú no debes maldecir a ese pueblo porque es un pueblo bendito.

13 Balaán se levantó por la mañana y dijo a los dignatarios de Balac:

— Retornen a su tierra, porque el Señor no me deja ir con ustedes.

14 Los dignatarios de Moab partieron y regresaron donde estaba Balac y le dijeron:

— Balaán rehusó venir con nosotros.

15 Entonces Balac envió otros dignatarios, más numerosos y más honorables que los anteriores, 16 los cuales llegaron adonde estaba Balaán y le dijeron:

— Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no rehúses venir a mí. 17 Yo te recompensaré espléndidamente y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora y maldice a este pueblo de mi parte.

18 Pero Balaán respondió a los enviados de Balac:

— Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, yo no podré hacer nada, grande o pequeño, que vaya contra lo mandado por el Señor, mi Dios. 19 Les ruego, por tanto, que pasen aquí esta noche para que yo averigüe si el Señor tiene algo que decirme.

20 Esa noche se apareció Dios a Balaán y le dijo:

— Ya que esos hombres han venido a buscarte, puedes ir con ellos. Pero sólo harás lo que yo te ordene.

21 Cuando Balaán se levantó por la mañana, aparejó su burra y partió con los dignatarios moabitas. 22 Pero, una vez en marcha, se encendió la ira de Dios y el ángel del Señor se interpuso en el camino cerrándole el paso. Iba él montado en su burra, con sus dos criados acompañándole, 23 cuando de pronto la burra vio al ángel del Señor, de pie en medio del camino con su espada desenvainada en la mano; se desvió entonces la burra del camino y se echó a correr por el campo, mientras Balaán golpeaba a la burra para hacerla volver al camino. 24 Pero el ángel del Señor le cerró el camino poniéndose en medio de una senda que discurría entre las viñas, con una tapia por ambos lados. 25 Al ver al ángel del Señor, la burra se pegó al muro apretando contra él la pierna de Balaán que volvió a apalearla. 26 De nuevo el ángel del Señor se adelantó y se plantó en una angostura donde no había camino para desviarse ni a derecha ni a izquierda. 27 Cuando la burra vio otra vez al ángel del Señor, se tumbó en el suelo teniendo encima a Balaán que, por su parte, estaba enfurecido y no cesaba de apalearla con su vara.

28 Entonces el Señor hizo que la burra hablara e increpara a Balaán:

— ¿Qué te he hecho, para que me hayas apaleado ya tres veces?

29 Balaán le contestó:

— Tú te has burlado de mí. Si tuviera una espada a mano, te mataría ahora mismo.

30 La burra replicó a Balaán:

— Mira, yo soy la burra que te ha servido de cabalgadura desde tus primeros días hasta hoy; ¿acaso me he portado alguna vez de esta manera contigo?

Balaán respondió:

— No.

31 Entonces el Señor abrió los ojos de Balaán que, al ver al ángel del Señor de pie en medio del camino con la espada desenvainada en su mano, hizo una profunda reverencia y se postró rostro a tierra. 32 El ángel del Señor le dijo:

— ¿Por qué has apaleado tres veces a tu burra? Era yo quien te cerraba el paso, pues no me agrada tu viaje. 33 Cuando la burra me vio, se desvió por mi causa estas tres veces. De no haberse desviado, yo te hubiera matado a ti, dejándola a ella viva.

34 Entonces Balaán dijo al ángel del Señor:

— He pecado al no saber que eras tú quien te interponías en mi camino. Si el viaje te sigue pareciendo mal, regresaré de inmediato.

35 Pero el ángel del Señor dijo a Balaán:

— Vete con esos hombres; pero sólo dirás lo que yo te ordene.

Encuentro con Balac

Marchó, pues, Balaán con los dignatarios de Balac. 36 Y cuando Balac oyó que venía Balaán, salió a recibirlo a Ir Moab, ciudad que está junto a la frontera del Arnón, en el límite de su territorio. 37 Balac dijo a Balaán:

— ¿Por qué no viniste cuando te mandé llamar por primera vez? ¿Acaso no está en mi mano recompensarte?

38 A lo que Balaán respondió:

— Y ahora que he venido a ti, ¿podré decir lo que quiera? ¡Pues no! Sólo podré pronunciar las palabras que Dios ponga en mi boca.

39 Acompañó Balaán a Balac hasta Quiriat-Jus 40 donde Balac ofreció un sacrificio de toros y ovejas, del que envió porciones a Balaán y a los dignatarios que estaban con él.

Balaán bendice a Israel

41 A la mañana siguiente, Balac subió con Balaán a Bamot-Baal desde donde podía contemplarse parte de la comunidad israelita.

23 Entonces dijo Balaán a Balac:

— Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete becerros y siete carneros.

Balac hizo como Balaán le dijo y juntos ofrecieron en cada altar un becerro y un carnero. Luego Balaán dijo a Balac:

— Quédate junto a tu holocausto mientras yo me retiro por si el Señor quiere manifestárseme; si es así, te comunicaré cualquiera cosa que me revele.

Se fue Balaán hacia una colina sin vegetación donde Dios se le manifestó. Balaán le dijo:

— He mandado preparar siete altares y he ofrecido un becerro y un carnero en cada altar.

Entonces el Señor comunicó a Balaán las palabras que debía pronunciar, diciéndole:

— Regresa adonde está Balac y comunícale mis palabras.

Regresó Balaán adonde había dejado a Balac y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de todos los dignatarios de Moab. Entonces recitó Balaán este poema:

De Aram me ha hecho venir Balac,
el rey de Moab, desde los montes de oriente.
“Ven, maldíceme a Jacob;
ven, lanza imprecaciones contra Israel”.
¿Cómo podré maldecir yo
al que Dios no ha maldecido?
¿Cómo lanzaré imprecaciones
contra el que el Señor no lo ha hecho?
Los veo desde la cumbre de los montes,
los contemplo desde las colinas:
es un pueblo que habita separado
y no se considera como una nación más.
10 Jacob es como nube de polvo,
¿quién podrá contarlos?
¿Quién enumerará las multitudes de Israel?
Muera yo la muerte de los rectos
y mi destino sea como el suyo.

Nueva bendición sobre Israel

11 Entonces Balac dijo a Balaán:

— ¿Qué me has hecho? ¡Yo te he traído para que maldigas a mis enemigos y tú, por el contrario, los bendices!

12 Balaán respondió:

— Yo sólo puedo repetir fielmente lo que el Señor me comunica.

13 Le replicó Balac:

— Ven conmigo a otro lugar pues desde aquí sólo puedes ver una parte de ese pueblo, pero no a todos; desde allí los maldecirás de mi parte.

14 Y lo llevó al mirador de los vigías en la cumbre del Pisga. Construyó allí siete altares y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15 Entonces Balaán dijo a Balac:

— Permanece aquí junto a tu holocausto mientras yo voy a encontrarme con Dios.

16 El Señor se manifestó a Balaán y, después de comunicarle las palabras que debía pronunciar, le dijo:

— Vuelve adonde está Balac y comunícale mis palabras.

17 Balaán regresó adonde había dejado a Balac y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de los dignatarios de Moab. Y Balac le preguntó:

— ¿Qué te ha dicho el Señor?

18 Entonces Balaán recitó este poema:

Balac, presta atención y oye,
escúchame, hijo de Zipor:
19 No es Dios un ser humano
para que pueda mentir,
ni es mortal para cambiar de opinión.
¿Dirá algo y no lo hará?
¿Prometerá y no lo cumplirá?
20 Mi orden era bendecir;
si él ha bendecido, yo no puedo revocarlo.
21 No hay desgracia a la vista para Jacob,
ni cabe infortunio en Israel.
El Señor su Dios está con él
y como su rey ellos lo aclaman.
22 Dios los está liberando de Egipto,
mostrando la fuerza de un búfalo.
23 No sirven conjuros contra Jacob,
ni adivinación contra Israel.
A su tiempo Jacob e Israel escucharán
las maravillas hechas por Dios.
24 Es un pueblo que se yergue como una leona,
y como león se pone en pie:
no descansará hasta devorar la presa
y beber la sangre de sus víctimas.

Últimas bendiciones y oráculos

25 Balac dijo a Balaán:

— ¡Ya que no puedes maldecirlos, al menos no los bendigas!

26 A lo que respondió Balaán:

— ¿No te he dicho que todo lo que el Señor me ordene, eso tengo que hacer?

27 Dijo entonces Balac a Balaán:

— Ven, te llevaré a otro lugar. Quizás le parecerá bien a Dios que los maldigas de mi parte desde allí.

28 Balac llevó a Balaán a la cumbre de Peor, desde donde se domina el desierto. 29 Balaán dijo a Balac:

— Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete becerros y siete carneros.

30 Así lo hizo Balac, tal como Balaán le dijo, ofreciendo un becerro y un carnero en cada altar.

24 Al ver Balaán que lo que agradaba al Señor era que él bendijera a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que dirigió su mirada hacia el desierto. Pero cuando Balaán alzó sus ojos y vio a Israel acampado tribu por tribu, el espíritu de Dios vino sobre él y recitó este poema:

Oráculo de Balaán hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos abiertos,
oráculo del que oye las palabras de Dios
y recibe visiones del Altísimo,
del que cae en éxtasis con ojos abiertos.
¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob,
tus asentamientos, Israel!
Son como filas de palmeras,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por el Señor,
como cedros junto a las aguas.
Sus ramas destilan humedad,
el agua empapa sus raíces.
Su rey será enaltecido más que Agag,
su reino será engrandecido.
Es Dios quien los está liberando de Egipto,
mostrándose con ellos fuerte como un búfalo.
Devora a las naciones enemigas,
tritura sus huesos
y los destruye con sus flechas.
Se agazapa y se tumba como un león,
como una fiera leona;
¿quién hará que se levante?
¡Benditos los que te bendigan!
¡Malditos los que te maldigan!

10 Entonces Balac palmoteó enfurecido contra Balaán y le dijo:

— ¡Te he llamado para maldecir a mis enemigos y los has bendecido por tres veces! 11 Regresa, pues, a tu tierra. Yo te iba a recompensar espléndidamente, pero el Señor te ha privado de la recompensa.

12 Balaán le respondió:

— ¿Acaso no dije a los mensajeros que me enviaste: 13 “Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, no podré hacer nada por propia iniciativa, ni bueno ni malo, si es contrario al mandato del Señor? Lo que el Señor ordene, eso diré”. 14 Ahora regreso a mi tierra, pero antes quiero anunciarte lo que el pueblo de Israel hará con el tuyo en el futuro.

15 Entonces Balaán recitó este poema:

Oráculo de Balaán hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos abiertos,
16 oráculo del que oye las palabras de Dios
y recibe visiones del Altísimo,
del que cae en éxtasis con ojos abiertos.
17 Lo que veo, no sucederá en seguida;
lo que contemplo, no está cercano:
una estrella sale de Jacob,
un rey surge en Israel
que aplastará las sienes de Moab,
el cráneo de todos los hijos de Set.
18 Edom será conquistada
y Seír, su enemigo, caerá en su poder,
mientras Israel sale triunfante.
19 De Jacob saldrá el dominador
que destruirá lo que quede de Ir.

20 Entonces Balaán vio a Amalec y recitó este poema:

Amalec es líder entre las naciones,
pero acabará pereciendo para siempre.

21 Luego vio a los quenitas y recitó este poema:

Aunque es segura tu morada
y tienes en la roca tu nido,
22 tu nido será destruido
cuando Asiria te lleve cautivo.

23 Finalmente recitó este poema:

¡Ay! ¿Quién sobrevivirá si Dios lo condena?
24 Vendrán naves de la costa de Quitín
y subyugarán a Assur, subyugarán a Éber,
pero también ellos acabarán pereciendo.

25 Después de esto Balaán partió de regreso a su tierra; y también Balac se fue por su camino.

Cultos idolátricos en Sitín

25 Acampó Israel en Sitín y el pueblo comenzó a prostituirse con las mujeres de Moab que lo incitaban a participar en los sacrificios en honor de su dios. El pueblo participó en esos sacrificios y adoró a ese dios, rindiendo culto a Baal-Peor. Ello hizo que estallara contra Israel la cólera del Señor que ordenó a Moisés:

— Convoca a todos los líderes del pueblo y cuélgalos públicamente en mi presencia para que mi ardiente cólera se aparte de Israel.

Entonces Moisés ordenó a los magistrados de Israel:

— Que cada uno de ustedes dé muerte a aquellos de ustedes que hayan rendido culto a Baal-Peor.

Y sucedió que un israelita se hizo presente en medio de sus hermanos llevando a su casa una mujer madianita; hizo esto a la vista de Moisés y de toda la comunidad israelita que lloraba a la entrada de la Tienda del encuentro. Cuando lo vio Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la comunidad, tomó una lanza en su mano, siguió al israelita hasta su tienda y traspasó a ambos por el vientre, al israelita y a la mujer madianita. Con ello cesó el castigo que se había desencadenado contra los israelitas, un castigo en el que murieron veinticuatro mil. 10 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

11 — Finés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, ha apartado de los israelitas mi furor, saliendo en mi defensa en medio de ellos y evitando así que mi furor los aniquilara. 12 Por tanto diles: “Yo hago con Finés una alianza de paz. 13 Para él y para todos sus descendientes será una alianza que le asegure para siempre el sacerdocio, por cuanto salió en defensa de su Dios e hizo expiación por los israelitas”.

14 El nombre del israelita muerto, ejecutado junto con la mujer madianita, era Zimrí, hijo de Salú, jefe de una familia de la tribu de Simeón; 15 el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbí, hija de Zur, jefe de clan en una familia patriarcal de Madián.

16 El Señor se dirigió entonces a Moisés y le dijo:

17 — Ataquen a los madianitas y derrótenlos, 18 pues ellos, con sus ardides, se han convertido en enemigos de ustedes; así se portaron en el caso de Baal-Peor y en el de su compatriota Cozbí —hija de un jefe madianita— que murió el día del castigo desencadenado por lo de Peor.

II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (26—36)

Normas sobre la ocupación de la tierra (26—31)

El segundo censo

26 Cuando cesó el castigo, el Señor se dirigió a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y les dijo:

— Hagan un censo de toda la comunidad israelita, registrando por casas patriarcales a todos los mayores de veinte años que sean aptos para el servicio militar en Israel.

Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar dieron a los israelitas instrucciones al respecto, estando ya en la llanura de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó. Les dijeron:

- Hay que hacer el censo de los mayores de veinte años, tal como ha mandado el Señor a Moisés.

Y estos resultaron ser los israelitas que habían salido del país de Egipto:

Descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, eran: el clan de los enoquitas, que procedía de Enoc; el de los faluítas, que procedía de Falú; el de los jesronitas, que procedía de Jesrón, y el de los carmitas, que procedía de Carmí. Estos eran los clanes de los rubenitas; el total de personas registradas fue de cuarenta y tres mil setecientas treinta. Hijo de Falú fue Eliab, e hijos de Eliab fueron: Nemuel, Datán y Abirán. Estos son los mismos Datán y Abirán elegidos como consejeros de la comunidad y que se amotinaron contra Moisés y Aarón cuando Coré y sus secuaces se rebelaron contra el Señor. 10 Fue cuando la tierra abrió su boca y se tragó a Coré junto con todos sus secuaces, siendo devoradas por el fuego doscientas cincuenta personas, para servir de escarmiento. 11 Los hijos de Coré, sin embargo, no murieron.

12 Descendientes de Simeón por clanes eran: el clan de los nemuelitas, que procedía de Nemuel; el de los jaminitas, que procedía de Jamín; 13 el de los zerajitas, que procedía de Zeraj; el de los saulitas, que procedía de Saúl. 14 Estos eran los clanes de los simeonitas; un total de veintidós mil doscientas personas.

15 Descendientes de Gad por clanes eran: el clan de los sefonitas, que procedía de Sefón; el de los jaguitas, que procedía de Jaguí; el de los sunitas que procedía de Suní; 16 el de los oznitas, que procedía de Ozní; el de los eritas, que procedía de Erí; 17 el de los aroditas, que procedía de Arod; y el de los arelitas, que procedía de Arelí. 18 Estos eran los clanes de Gad; el total de personas registradas fue de cuarenta mil quinientas.

19 Hijos de Judá fueron Er y Onán que murieron en tierra de Canaán. 20 Descendientes de Judá por clanes eran: el clan de los selaítas que procedía de Selá; el de los faresitas, que procedía de Farés; el de los zeraítas, que procedía de Zerá. 21 Descendientes de Farés eran: el clan de los jesronitas, que procedía de Jesrón; y el de los jamulitas, que procedía de Jamul. 22 Estos eran los clanes de Judá; el total de personas registradas fue de setenta y seis mil quinientas.

23 Descendientes de Isacar por clanes eran: el clan de los tolaítas, que procedía de Tolá; el de los fuítas, que procedía de Fúe; 24 el de los jasubitas, que procedía de Jasub; de los simronitas, que procedía de Simrón. 25 Estos eran los clanes de Isacar; el total de personas registradas fue de sesenta y cuatro mil trescientas.

26 Descendientes de Zabulón por clanes eran: el clan de los sereditas, que procedía de Séred; el de los elonitas, que procedía de Elón; el de los jajlelitas, que procedía de Jajleel. 27 Estos eran los clanes de Zabulón; el total de personas registradas fue de sesenta mil quinientas.

28 Descendientes de José por clanes, a través de sus hijos Manasés y Efraín, eran: 29 de Manasés, el clan de los maquiritas, que procedía de Maquir, el padre de Galaad; el clan de los galaaditas, que procedía de Galaad. 30 Descendientes de Galaad eran: el clan de los jezeritas, que procedía de Jezer; el de los jelequitas, que procedía de Jéleq; 31 el de los asrielitas, que procedía de Asriel; el de los siquenitas, que procedía de Siquén; 32 el de los semidaítas, que procedía de Semidá; el de los jeferitas, que procedía de Jéfer. 33 Hijo de Jéfer fue Selofjad que no tuvo hijos, sino solamente hijas; los nombres de las hijas de Selofjad fueron Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. 34 Estos eran los clanes de Manasés; el total de personas registradas fue de cincuenta y dos mil setecientas.

35 Los descendientes de Efraín por clanes eran: el clan de los sutelajitas, que procedía de Sutelaj; el de los bequeritas, que procedía de Béquer; el de los tajanitas, que procedía de Taján; 36 de Sutelaj descendían Erán y su clan. 37 Estos eran los clanes de Efraín; el total de personas registradas fue de treinta y dos mil quinientas.

38 Descendientes de Benjamín por clanes eran: el clan de los belaítas, que procedía de Belá; el de los asbelitas, que procedía de Asbel; el de los ajiramitas, que procedía de Ajirán; 39 el de los sufanitas, que procedía de Sufán; el de los jufanitas, que procedía de Jufán. 40 Hijos de Belá fueron Ard y Naamán; de Ard procedía el clan de los arditas, y de Naamán el de los naamitas. 41 Estos eran los clanes de Benjamín; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil seiscientas.

42 Descendientes de Dan por clanes eran: el clan de los sujamitas, que procedía de Suján 43 y que tenía registradas un total de sesenta y cuatro mil cuatrocientas personas.

44 Descendientes de Aser por clanes eran: el clan de los imnitas, que procedía de Imní; el clan de los isuítas, que procedía de Isuí; el de los beriaítas, que procedía de Beriá. 45 Descendientes de Beriá fueron: el clan de los jeberitas, que procedía de Jéber; y el de los malquielitas, que procedía de Malquiel. 46 El nombre de la hija de Aser fue Será. 47 Estos eran los clanes de Aser; el total de personas registradas fue de cincuenta y tres mil cuatrocientas.

48 Descendientes de Neftalí por clanes eran: el clan de los Jajselitas, que procedía de Jajseel; el de los gunitas, que procedía de Guní; 49 el de los jezeritas, que procedía de Jezer; y el de los silemitas, que procedía de Silem. 50 Estos eran los clanes de Neftalí; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil cuatrocientas.

51 El total de personas israelitas censadas fue de seiscientas un mil setecientas treinta.

52 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

53 — Entre estos se repartirá la tierra en heredad, de acuerdo con el número de los registrados. 54 A los clanes más numerosos darás mayor heredad; a los menos numerosos, una heredad menor. A cada clan se le dará una heredad en conformidad con las personas que tenga registradas. 55 La tierra será repartida por sorteo y la heredad estará en relación con el número de las personas de su familia. 56 La heredad de cada clan será asignada por sorteo, tanto para los más numerosos como para los más reducidos.

Censo de los levitas

57 Los levitas registrados por clanes fueron estos: el clan de los guersonitas, que procedía de Guersón; el de los queatitas, que procedía de Queat; el de los meraritas, que procedía de Merarí. 58 Figuraban, además, entre los clanes levíticos: el clan de los libnitas, el de los hebronitas, el de los majlitas, el de los musitas y el de los coreítas. Queat fue el padre de Amrán, 59 cuya mujer se llamaba Jocabed, hija, a su vez, de Leví y nacida en Egipto. Amrán y Jocabed fueron los padres de Aarón y de Moisés y de su hermana María. 60 De Aarón nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abihú murieron cuando ofrecieron fuego ilícito en presencia del Señor. 62 El total de levitas censados fue de veintitrés mil, todos varones mayores de un mes, que no fueron incluidos en el censo regular de los israelitas, porque no se les había asignado heredad entre los israelitas.

Conclusión del censo

63 Estos fueron los censados por Moisés y el sacerdote Eleazar, encargados de hacer el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 64 Entre los censados no había ninguno de los que figuraban en el censo de los israelitas que Moisés y el sacerdote Aarón hicieron en el desierto de Sinaí. 65 Porque el Señor los había condenado a morir en el desierto y, en efecto, ninguno de ellos sobrevivió, salvo Caleb, hijo de Jefuné, y Josué, hijo de Nun.

La herencia de las hijas

27 Las hijas de Selofjad, que se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá, y que pertenecían a la tribu de José a través de Jéfer, Galaad, Maquir y Manasés, vinieron y se presentaron ante Moisés, ante el sacerdote Eleazar, ante los jefes y ante la comunidad en pleno, a la entrada de la Tienda del encuentro, diciendo:

— Nuestro padre murió en el desierto. Él no formó parte de los secuaces de Coré, que se amotinaron contra el Señor, sino que murió por su propio pecado sin dejar hijos varones. ¡Que no se pierda el nombre de nuestro padre entre su clan por no haber tenido un hijo varón! ¡Danos, pues, una propiedad entre los parientes de nuestro padre!

Moisés presentó el caso ante el Señor que le contestó:

— El requerimiento de las hijas de Selofjad es justo: les darás una propiedad en posesión hereditaria entre los parientes de su padre, transfiriéndoles la posesión hereditaria de su padre. Además dirás esto a los israelitas: “Cuando alguno muera sin hijos, transferirá la herencia a su hija. Si tampoco tiene hijas, la herencia pasará a sus hermanos; 10 y si no tiene hermanos, darán la herencia a los hermanos de su padre. 11 Y si su padre no tiene hermanos, se la darán como herencia al pariente más cercano de su clan familiar”.

Esto servirá como estatuto judicial para los israelitas, según el Señor mandó a Moisés.

Josué sucede a Moisés

12 El Señor dijo a Moisés:

— Asciende a la cumbre del Abarín y contempla la tierra que he dado a los israelitas. 13 Cuando la hayas contemplado, también tú te reunirás con los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón, 14 pues cuando la comunidad se rebeló en el desierto de Sin, desobedecieron mi mandato y no pusieron de manifiesto ante los israelitas mi santidad por medio del agua; hablo de las aguas de Meribá de Cadés en el desierto de Sin.

15 Moisés respondió al Señor y le dijo:

16 — Que el Señor, origen de toda vida ponga alguien al frente de la comunidad 17 para que la presida y la guíe, de manera que la comunidad del Señor no sea como un rebaño de ovejas que no tienen pastor.

18 El Señor dijo a Moisés:

— Toma a Josué, hijo de Nun, hombre dotado de espíritu, e impón tu mano sobre él. 19 Preséntalo ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad y, en presencia de todos ellos, dale las órdenes oportunas. 20 Transmítele tu autoridad, para que toda la comunidad israelita lo obedezca. 21 Se presentará Josué al sacerdote Eleazar, quien consultará por él la decisión del Señor a través de los Urín cuyo dictamen seguirán tanto él como toda la comunidad israelita.

22 Moisés hizo tal como el Señor le había mandado. Tomó a Josué y lo presentó al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad; 23 impuso sobre él sus manos y le dio las oportunas instrucciones, tal como se lo había ordenado el Señor.

Calendario de sacrificios públicos

28 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Di a los israelitas: Estén atentos a presentarme en los tiempos prefijados mis ofrendas, es decir, los alimentos que me pertenecen, junto con mis otras ofrendas que me causan un grato olor. Indícales, además, cuales son las ofrendas que han de presentar al Señor y que serán las siguientes:

El sacrificio diario

Como holocausto diario ofrecerán dos corderos de un año sin defecto alguno: un cordero por la mañana y otro a la caída de la tarde, acompañados de la correspondiente ofrenda de cereal, a saber, dos kilos y cuarto de flor de harina amasada con un litro de aceite de olivas machacadas. Este es el holocausto perpetuo, que fue instituido en el monte Sinaí, como ofrenda sacrificial de olor grato al Señor. La libación que debe acompañar este sacrificio será de un litro [de vino] por cordero; esta libación de bebida fermentada en honor del Señor ha de hacerse en el santuario.

El segundo cordero lo ofrecerás a la caída de la tarde, preparando la misma ofrenda de cereal y la misma libación que por la mañana, todo como ofrenda de olor grato al Señor.

El sacrificio del sábado

Cada sábado ofrecerás dos corderos de un año sin defecto alguno; los ofrecerás con cuatro kilos y medio de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de cereal, junto con su correspondiente libación. 10 Este será el holocausto de cada sábado, además del holocausto diario y su correspondiente libación.

El sacrificio del primer día del mes

11 Cada primer día del mes ofrecerán en holocausto al Señor dos becerros, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno. 12 Como ofrenda de cereal por cada becerro ofrecerán seis kilos y medio de flor de harina amasada con aceite; como ofrenda de cereal por cada carnero, cuatro kilos y medio de flor de harina amasada con aceite 13 y como ofrenda de cereal por cada cordero, dos kilos y cuarto de flor de harina amasada con aceite. Este será un holocausto de olor grato, una ofrenda sacrificial al Señor. 14 Las correspondientes libaciones serán: dos litros de vino por cada becerro, litro y medio por cada carnero y un litro por cada cordero. Este es el holocausto de cada primero de mes para todos los meses del año. 15 Además del holocausto diario con su libación, se ofrecerá al Señor un macho cabrío como ofrenda de purificación con su correspondiente libación.

Sacrificios en la fiesta de la Pascua y de los Panes sin levadura

16 El día catorce del primer mes es la Pascua en honor del Señor. 17 Y el día quince de ese mes es día de fiesta; durante siete días se comerán panes sin levadura. 18 El primer día se celebrará una asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo. 19 Presentarán como ofrenda sacrificial en holocausto al Señor, dos becerros, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto alguno. 20 La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 21 y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. 22 Ofrecerán, además, un macho cabrío como ofrenda de purificación por ustedes. 23 Ofrecerán todo esto además del holocausto de la mañana, que forma parte del holocausto perpetuo. 24 Presentarán estas ofrendas cada uno de los siete días, como ofrenda de alimentos y como ofrenda sacrificial de olor grato al Señor; la presentarán con sus correspondientes libaciones además del holocausto diario. 25 Y el séptimo día celebrarán asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo.

Sacrificios en la fiesta de las Semanas

26 El día de las primicias, cuando presenten al Señor la ofrenda del nuevo cereal en la fiesta de las Semanas, celebrarán asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo. 27 Como holocausto de olor grato al Señor ofrecerán dos becerros, un carnero y siete corderos de un año. 28 La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 29 y un kilo y cuarto por cada uno de los siete corderos. 30 Ofrecerán, además, un macho cabrío como ofrenda de purificación por ustedes. 31 Presentarán las ofrendas con sus correspondientes libaciones, además del holocausto diario acompañado de su ofrenda de cereal. Los animales ofrecidos no tendrán defecto alguno.

El sacrificio del día de las trompetas

29 El primer día del séptimo mes, celebrarán asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo. Lo celebrarán como el día del resonar de las trompetas. Como holocausto de olor grato al Señor, ofrecerán un becerro, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno. La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación por ustedes, además del holocausto del día primero de mes con su ofrenda de cereal, y del holocausto diario con su ofrenda de cereal, todo ello acompañado de las correspondientes libaciones, tal y como está reglamentado; serán ofrendas sacrificiales de olor grato al Señor.

Sacrificios en el Día de la Expiación

El día diez del mismo séptimo mes celebrarán asamblea solemne. Ayunarán y no harán ningún tipo de trabajo. Como holocausto de olor grato al Señor ofrecerán un becerro, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto alguno. Las ofrendas de cereal que los acompañen serán de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 10 y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. 11 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además de la ofrenda expiatoria en el Día del Perdón, y del holocausto diario acompañado de las ofrendas de cereal y de las correspondientes libaciones.

Sacrificios en la fiesta de las Tiendas

12 El día quince de ese mismo séptimo mes celebrarán asamblea solemne. No harán ningún tipo de trabajo y durante siete días estarán de fiesta en honor del Señor. 13 Como holocausto, en ofrenda sacrificial de olor grato al Señor, ofrecerán trece becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto alguno. 14 Las ofrendas de cereal que los acompañen serán de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada uno de los trece becerros, cuatro kilos y medio por cada uno de los dos carneros 15 y dos kilos y cuarto por cada uno de los catorce corderos. 16 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

17 El segundo día ofrecerán doce becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 18 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 19 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

20 El tercer día ofrecerán once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 21 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 22 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

23 El día cuarto ofrecerán diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 24 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 25 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

26 El quinto día ofrecerán nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 27 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 28 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

29 El sexto día ofrecerán ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 30 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 31 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

32 El séptimo día ofrecerán siete becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 33 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 34 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

35 El octavo día será día de asamblea solemne en el que no harán ningún tipo de trabajo. 36 Como holocausto de olor grato al Señor ofrecerán un becerro, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno, 37 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 38 Ofrecerán también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

39 Estas son las ofrendas que presetarán al Señor en sus fiestas solemnes, además de las ofrendas que hagan voluntariamente o en virtud de una promesa, sean holocaustos, ofrendas de cereal, libaciones o sacrificios de comunión.

30 De esta manera Moisés instruyó a los israelitas conforme a todo lo que el Señor le había mandado.

Normas sobre promesas y juramentos

Se dirigió Moisés a los líderes de las tribus israelitas y les dijo:

— Esto es lo que el Señor ha mandado. Si alguien hace una promesa al Señor o se impone con juramento una obligación a sí mismo, no quebrantará su palabra, sino que cumplirá aquello a lo que se comprometió.

Si una mujer, que es aún joven y reside en la casa de su padre, hace una promesa al Señor, y su padre, conocedor de la promesa y de la obligación que ha asumido, no pone objeción a ello, todas las promesas de la joven serán firmes y los compromisos que haya asumido serán válidos. Pero si, al enterarse de las promesas que ha hecho y de las obligaciones que ha asumido, su padre se opone, entonces ni las promesas hechas ni las obligaciones asumidas serán firmes y el Señor no se lo tendrá en cuenta, por cuanto su padre se opuso.

Puede suceder que la joven se case mientras las promesas hechas y las obligaciones asumidas están vigentes; si su marido se entera y no pone objeción, tanto las promesas hechas como las obligaciones asumidas serán firmes. Pero si su marido pone objeción al enterarse, entonces la promesa que hizo y la obligación que asumió la esposa quedarán anuladas y el Señor no se lo tendrá en cuenta.

10 La promesa o cualquier otro compromiso que haya asumido una viuda o repudiada, será firme. 11 Si hizo una promesa o se comprometió con juramento mientras permanecía en casa de su marido 12 sin que este, al enterarse, haya puesto objeción, entonces tanto las promesas hechas como las obligaciones asumidas serán firmes. 13 Pero si su marido, al enterarse, las anuló, entonces todas las promesas salidas de sus labios y todas las las obligaciones asumidas serán nulas; el Señor no se lo tendrá en cuenta por cuanto su marido las anuló. 14 Cualquier promesa o juramento por el que la esposa se obligue a ayunar, podrá ser confirmado o anulado por su marido. 15 Si, pasados dos días después de enterarse, su marido no pone objeción, se entiende que ha confirmado todas las promesas hechas y todas obligaciones asumidas. 16 Pero si las anula pasado un tiempo después de haberse enterado, entonces cargará con la culpa que le correspondía a la esposa.

17 Estas son las normas que el Señor prescribió a Moisés acerca del marido y su esposa, y acerca del padre y su hija mientras esta es aún joven y permanece en la casa de su padre.

Guerra contra los madianitas

31 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Haz primero que los israelitas se venguen de los madianitas; después irás a reunirte con tus antepasados.

Así que Moisés se dirigió al pueblo con estas palabras:

— Escojan de entre ustedes hombres que vayan a la guerra contra Madián y ejecuten así la venganza decretada por el Señor contra Madián. Pondrán en pie de guerra a mil varones de cada una de las tribus de Israel.

Se alistaron, en efecto, entre los batallones de Israel, mil de cada tribu: un total de doce mil movilizados para la guerra. Y Moisés envió a la guerra a esos mil de cada tribu, con Finés, hijo del sacerdote Eleazar, como sacerdote de campaña, encargado de llevar los objetos sagrados y de hacer sonar las trompetas. Presentaron batalla contra los madianitas, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés, y dieron muerte a todos los varones. Entre los muertos estaban también los cinco reyes de Madián: Eví, Requén, Zur, Jur y Rebá. También pasaron a espada a Balaán, hijo de Beor.

Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres madianitas junto con sus hijos y se apoderaron de todo su ganado, de sus rebaños y de toda su riqueza, 10 incendiando todas las ciudades y aldeas en que habitaban. 11 Juntaron luego todos los despojos y todo el botín, tanto de personas como de animales, 12 y lo pusieron todo —prisioneros y botín— a disposición de Moisés, del sacerdote Eleazar y de la comunidad israelita que se encontraba acampada en los llanos de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó.

13 Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad, salieron a recibirlos fuera del campamento. 14 Y Moisés se enojó contra los comandantes del ejército y contra los jefes de millar y de cien que volvían de la guerra, 15 diciéndoles:

— ¿Cómo es que han dejado con vida a todas las mujeres? 16 Fueron precisamente ellas las que, por consejo de Balaán, incitaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor dando culto a Baal-Peor, lo que provocó que el castigo se abatiera sobre la comunidad del Señor. 17 Maten, pues, ahora a todos los niños varones y a toda mujer que haya tenido relaciones sexuales con un hombre. 18 Pero dejen con vida para ustedes a todas las mujeres jóvenes que no hayan tenido relaciones sexuales con hombres. 19 En cuanto a ustedes, permanezcan fuera del campamento durante siete días; y cualquiera de ustedes o de sus prisioneros que haya dado muerte a una persona o tocado un cadáver, deberá purificarse al tercer y al séptimo día. 20 Asimismo purificarán todo vestido y toda prenda fabricada con piel o con pelo de cabra y también todo utensilio de madera.

21 El sacerdote Eleazar dijo a las tropas que habían tomado parte en la batalla:

— Esta es la disposición legal que el Señor ha prescrito a Moisés: 22 todo objeto de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, 23 capaz de resistir el calor, lo harán pasar por el fuego y quedará purificado, aunque deberá ser purificado también con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, deberán pasarlo por el agua de purificación. 24 El séptimo día lavarán sus vestidos, quedarán así purificados y podrán ya entrar en el campamento.

25 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

26 — Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de familia de la comunidad hagan un inventario del botín que se ha capturado, tanto de personas como de animales; 27 y dividan por igual el botín entre los combatientes que participaron directamente en la guerra y el resto de la comunidad. 28 Reservarás un tributo para el Señor: para los combatientes que participaron directamente en la batalla, reservarás una parte de cada quinientos, tanto de las personas como de los bueyes, asnos y ovejas; 29 lo tomarás de la parte que les corresponde y se lo darás al sacerdote Eleazar como contribución al Señor. 30 De lo que corresponde al resto de los israelitas, tomarás una parte de cada cincuenta, tanto de las personas como de los bueyes, asnos, ovejas y demás animales; se lo darás todo a los levitas que tienen encomendado el servicio de la Morada del Señor.

31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés. 32 Lo que quedaba del botín capturado por los combatientes ascendía a seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 setenta y dos mil bueyes, 34 y sesenta y un mil asnos, 35 además de un total de treinta y dos mil personas, es decir, de mujeres que no habían tenido relaciones sexuales con hombres.

36 La porción de los que habían participado directamente en la batalla fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 37 de las que se reservaron seiscientas setenta y cinco como tributo para el Señor; 38 treinta y seis mil bueyes, de los que se reservaron setenta y dos como tributo para el Señor; 39 treinta mil quinientos asnos, de los que se reservaron sesenta y uno como tributo para el Señor; 40 y dieciséis mil personas, de las que se reservaron treinta y dos como tributo para el Señor. 41 Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar para que fuera presentado como ofrenda al Señor mediante el rito de la elevación, tal como el Señor lo había mandado a Moisés.

42 La porción correspondiente a la comunidad israelita —es decir, la que Moisés separó de la que pertenecía a los que habían participado directamente en la batalla— 43 fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44 treinta y seis mil bueyes, 45 treinta mil quinientos asnos, 46 y dieciséis mil personas. 47 De esta porción de los israelitas, Moisés tomó una parte de cada cincuenta, tanto de personas como de animales, y lo entregó todo a los levitas, que tenían encomendado el servicio de la Morada del Señor, cumpliendo así lo que el Señor había mandado a Moisés.

Ofrenda voluntaria

48 Los comandantes de las tropas israelitas, junto con los jefes de millar y de cien, se presentaron a Moisés 49 y le dijeron:

— Tus siervos han contado a los combatientes a nuestro cargo y no falta ninguno. 50 Por lo cual traemos como ofrenda al Señor artículos de oro de lo que nos ha tocado a cada uno: brazaletes, pulseras, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nosotros delante del Señor. 51 Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los objetos de oro que les traían, así como todo tipo de joyas. 52 El total de oro aportado por los jefes de millar y de cien, y ofrecido al Señor mediante el rito de la elevación, fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. 53 Pero la tropa regular del ejército se quedó con el botín que había tomado cada uno para sí. 54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron el oro de los jefes de millar y de cien y lo llevaron a la Tienda del encuentro como memorial de los israelitas ante el Señor.

Ocupación de Transjordania y últimas disposiciones (32—36)

El asentamiento en Transjordania

32 Los rubenitas y los gaditas poseían ganado en gran cantidad. Viendo que la tierra de Jazer y de Galaad era una región apropiada para el ganado, los gaditas y los rubenitas vinieron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad, y les dijeron:

— Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón —territorio que el Señor ha conquistado para la comunidad de Israel— es un territorio apropiado para el ganado, y tus siervos tienen ganado. Nos harían un favor si nos das esta tierra en posesión y no nos haces cruzar el Jordán.

Moisés respondió a los gaditas y a los rubenitas:

— ¿Van a ir sus hermanos a la guerra mientras ustedes se quedan aquí? ¿Por qué desaniman a los israelitas para que no crucen a la tierra que el Señor les ha dado? Eso es precisamente lo que hicieron sus padres, cuando los envié desde Cadés Barnea para que explorasen la tierra: después de llegar hasta el valle de Escol y de hacer un reconocimiento de la tierra, desalentaron a los israelitas para que no entrasen a la tierra que el Señor les había dado. 10 Fue entonces cuando el Señor estalló en cólera y juró: 11 Los mayores de veinte años que salieron de Egipto no verán la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob, porque no permanecieron leales a mí; 12 ninguno la verá, excepto Caleb, hijo de Jefuné el cenezeo, y Josué, hijo de Nun, que permanecieron leales al Señor. 13 La cólera del Señor estalló contra Israel y durante cuarenta años los hizo andar errantes por el desierto, hasta que desapareció toda la generación que había provocado el enojo del Señor. 14 Y ahora ustedes, estirpe de pecadores, siguen las huellas de sus padres, incrementando aún más la cólera del Señor contra Israel. 15 Si se apartan del Señor, volverá a hacerlos andar errantes por el desierto, y acarrearán una gran calamidad a todo este pueblo.

16 Entonces ellos se acercaron a Moisés y le dijeron:

— Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado y ciudades para nuestros niños. 17 Pero iremos bien pertrechados como tropas de choque delante de los israelitas, hasta que los hayamos establecido en el territorio que tienen destinado; mientras tanto nuestros niños permanecerán en las ciudades fortificadas, a buen recaudo de los habitantes de esta tierra. 18 No retornaremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas posea su heredad. 19 Y renunciamos a tener con ellos heredad en el territorio al otro lado del Jordán, por cuanto hemos recibido ya nuestra heredad al oriente del Jordán.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España