Bible in 90 Days
8 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Haz la figura de una serpiente venenosa y átala a un poste. Todos los que sean mordidos vivirán tan solo con mirar la serpiente». 9 Así que Moisés hizo una serpiente de bronce y la ató a un poste. ¡Entonces los que eran mordidos por una serpiente miraban la serpiente de bronce y sanaban!
Viaje de Israel a Moab
10 Después, los israelitas viajaron a Obot y acamparon allí. 11 Luego siguieron a Ije-abarim, en el desierto situado en la frontera oriental de Moab. 12 De allí viajaron al valle del arroyo Zered y armaron el campamento. 13 Después partieron y acamparon en el otro lado del río Arnón, en el desierto junto al territorio amorreo. El río Arnón forma la frontera que divide a los moabitas de los amorreos. 14 Por esta razón El libro de las guerras del Señor habla de la ciudad de Vaheb en la región de Sufa, de los barrancos del río Arnón, 15 y de los barrancos que se extienden hasta los asentamientos de Ar en la frontera de Moab.
16 De allí los israelitas viajaron a Beer,[a] el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: «Reúne al pueblo y yo les daré agua». 17 Allí los israelitas entonaron el siguiente canto:
«¡Brota, oh pozo!
¡Sí, canten sus alabanzas!
18 Canten de este pozo,
que príncipes excavaron,
que grandes líderes abrieron
con sus cetros y varas».
Luego los israelitas salieron del desierto y pasaron por Mataná, 19 Nahaliel y Bamot. 20 Después fueron al valle en Moab donde está la cima del monte Pisga, con vista a la tierra baldía.[b]
Victoria sobre Sehón y Og
21 Después los israelitas enviaron embajadores a Sehón, rey de los amorreos, con el siguiente mensaje:
22 «Permítenos atravesar tu territorio. Tendremos cuidado de no pasar por tus campos y viñedos, ni siquiera beberemos agua de tus pozos. Seguiremos derecho por el camino real hasta que hayamos atravesado tu territorio».
23 Sin embargo, el rey Sehón rehusó permitirles atravesar su territorio. En cambio, movilizó a todo su ejército y atacó a Israel en el desierto y peleó con ellos en Jahaza. 24 Así que los israelitas los masacraron a filo de espada y ocuparon su tierra, desde el río Arnón hasta el río Jaboc. Avanzaron solo hasta los límites de los amonitas porque su frontera estaba fortificada.[c]
25 De manera que Israel tomó todas las ciudades amorreas y se estableció en ellas, incluida la ciudad de Hesbón y sus aldeas vecinas. 26 Hesbón había sido la capital de Sehón, rey de los amorreos. Él había derrotado al rey moabita anterior y se había apoderado de toda su tierra hasta el río Arnón. 27 Por eso los poetas antiguos escribieron lo siguiente sobre él:
«¡Vengan a Hesbón y que sea reconstruida!
Que la ciudad de Sehón sea restaurada.
28 Un fuego ardiente salió de Hesbón,
un incendio de la ciudad de Sehón.
Quemó la ciudad de Ar en Moab;
destruyó a los gobernantes de las alturas de Arnón.
29 ¡Qué aflicción te espera, oh pueblo de Moab!
¡Están acabados, oh adoradores de Quemos!
Quemos dejó a sus hijos como refugiados,
a sus hijas como cautivas de Sehón, el rey amorreo.
30 Los hemos destruido por completo,
desde Hesbón hasta Dibón.
Los hemos exterminado por completo,
hasta lugares tan lejanos como Nofa y Medeba[d]».
31 Así pues, el pueblo de Israel ocupó el territorio de los amorreos. 32 Después que Moisés envió hombres a explorar la región de Jazer, tomaron todas las ciudades de la región y expulsaron a los amorreos que vivían allí. 33 Luego volvieron y se marcharon por el camino que se dirige a Basán, pero Og, rey de Basán, los atacó con todo su pueblo en Edrei. 34 El Señor le dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque yo te lo he entregado junto con toda su gente y su tierra. Haz con él lo mismo que hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que gobernó en Hesbón». 35 Así que Israel mató al rey Og, a sus hijos y a todos sus súbditos; no quedó nadie con vida. Entonces Israel ocupó su territorio.
Balac envía por Balaam
22 Luego el pueblo de Israel viajó a las llanuras de Moab y acampó al oriente del río Jordán, frente a Jericó. 2 Balac, hijo de Zipor, el rey moabita, había visto todo lo que los israelitas hicieron a los amorreos. 3 Entonces cuando el pueblo de Moab vio que los israelitas eran muchos, se aterró. 4 El rey de Moab dijo a los ancianos de Madián: «¡Esta muchedumbre devorará todo lo que esté a la vista, como un buey devora el pasto en el campo!».
Entonces Balac, rey de Moab, 5 envió mensajeros para llamar a Balaam, hijo de Beor, que vivía en Petor, su tierra natal,[e] cerca del río Éufrates.[f] Su mensaje decía:
«Mira, una inmensa multitud que cubre la faz de la tierra ha llegado de Egipto y me amenaza. 6 Ven, por favor, maldíceme a este pueblo, porque es demasiado poderoso para mí. De esa manera quizás yo pueda conquistarlos y expulsarlos de la tierra. Yo sé que sobre el pueblo que tú bendices, caen bendiciones y al pueblo que tú maldices, le caen maldiciones».
7 Entonces los mensajeros de Balac y los ancianos de Moab y de Madián, partieron con el dinero para pagarle a Balaam a fin de que maldijera a Israel.[g] Llegaron donde estaba Balaam y le transmitieron el mensaje de Balac. 8 «Quédense aquí esta noche—dijo Balaam—, y en la mañana les diré lo que me indique el Señor». Así que los funcionarios de Moab se quedaron con Balaam.
9 Esa noche Dios vino a Balaam y le preguntó:
—¿Quiénes son estos hombres que te visitan?
10 Balaam le dijo a Dios:
—Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me envió este mensaje: 11 “Mira, una inmensa multitud que cubre la faz de la tierra ha llegado de Egipto. Ven y maldíceme a este pueblo. De esa manera quizás podré hacerles frente y expulsarlos de esta tierra”.
12 Pero Dios le dijo a Balaam:
—No vayas con ellos ni maldigas a este pueblo, ¡porque es bendito!
13 A la mañana siguiente, Balaam se levantó y les dijo a los funcionarios de Balac: «¡Regresen a casa! El Señor no me dejará ir con ustedes».
14 Entonces los oficiales moabitas regresaron al rey Balac y le informaron: «Balaam se negó a venir con nosotros». 15 Así que Balac intentó de nuevo. Esta vez envió a un mayor número de funcionarios, aún más distinguidos que los que envió la primera vez. 16 Llegaron donde estaba Balaam y le transmitieron el siguiente mensaje:
«Esto dice Balac, hijo de Zipor: “Por favor, no permitas que nada te impida venir a ayudarme. 17 Te pagaré muy bien y haré todo lo que me pidas. ¡Solamente ven y maldíceme a este pueblo!”».
18 Entonces Balaam les respondió a los mensajeros de Balac: «Aunque Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, yo no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor mi Dios. 19 Pero quédense aquí una noche más y veré si el Señor tiene algo más que decirme».
20 Esa noche Dios vino a Balaam y le dijo: «Ya que estos hombres vinieron por ti, levántate y ve con ellos, pero solo haz lo que yo te indique».
Balaam y su burra
21 A la mañana siguiente Balaam se levantó, ensilló su burra y salió con los funcionarios moabitas; 22 pero Dios se enojó porque Balaam iba con ellos. Así que envió al ángel del Señor a pararse en medio del camino para impedirle el paso. Mientras Balaam y dos de sus sirvientes iban montando, 23 la burra de Balaam vio al ángel del Señor de pie en el camino, con una espada desenvainada en su mano. La burra se apartó del camino y se desbocó hacia un campo, pero Balaam la golpeó y la obligó a regresar al camino. 24 Entonces el ángel del Señor se detuvo en un lugar donde el camino se hacía estrecho entre las paredes de dos viñedos. 25 Cuando la burra vio al ángel del Señor, trató de pasar pero aplastó el pie de Balaam contra la pared. Así que Balaam la golpeó de nuevo. 26 Entonces el ángel del Señor se adelantó y se plantó en un lugar tan estrecho que la burra no podía pasar del todo. 27 Esta vez cuando la burra vio al ángel, se echó al suelo con Balaam encima. Entonces Balaam, furioso, volvió a golpear al animal con su vara.
28 Así que el Señor le dio a la burra la capacidad de hablar.
—¿Qué te he hecho para merecer que me pegues tres veces?—le preguntó a Balaam.
29 —¡Me has dejado en ridículo!—gritó Balaam—. ¡Si tuviera una espada, te mataría!
30 —Pero yo soy la misma burra que has montado toda tu vida—le contestó la burra—. ¿Alguna vez te he hecho algo así?
—No—admitió Balaam.
31 Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam y vio al ángel del Señor de pie en el camino con una espada desenvainada en su mano. Balaam se inclinó y cayó rostro en tierra ante él.
32 —¿Por qué le pegaste a tu burra tres veces?—le preguntó el ángel del Señor—. Mira, he venido a impedirte el paso porque con terquedad te me opones. 33 Tres veces la burra me vio y se apartó del camino; si no, te aseguro que te habría matado a ti y habría dejado a la burra con vida.
34 Entonces Balaam le confesó al ángel del Señor:
—He pecado. No comprendí que tú estabas parado en el camino para impedirme el paso. Volveré a casa si te opones a mi viaje.
35 Pero el ángel del Señor le dijo a Balaam:
—Ve con estos hombres, pero habla solamente lo que yo te diga.
Así que Balaam siguió con los funcionarios de Balac. 36 Cuando el rey Balac supo que Balaam estaba en camino, salió a su encuentro a una ciudad moabita, situada en el río Arnón, en la frontera más distante de su tierra.
37 —¿No era urgente la invitación que te envié? ¿Por qué no viniste enseguida?—le preguntó Balac a Balaam—. ¿No me creíste cuando te dije que te honraré con una generosa recompensa?
38 —Mira—contestó Balaam—, ya he venido pero no está en mis manos decir lo que yo quiera. Hablaré únicamente el mensaje que Dios ponga en mi boca.
39 Luego Balaam acompañó a Balac a Quiriat-huzot. 40 Allí el rey sacrificó ganado y ovejas, y envió porciones de la carne a Balaam y a los oficiales que estaban con él. 41 A la mañana siguiente Balac subió con Balaam a un lugar llamado Bamot-baal y desde allí se podía ver parte del pueblo de Israel.
Balaam bendice a Israel
23 Entonces Balaam le dijo al rey Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepara siete becerros y siete carneros para que los sacrifique». 2 Balac siguió sus instrucciones y los dos sacrificaron un becerro y un carnero en cada altar.
3 Entonces Balaam le dijo a Balac: «Quédate aquí con tus ofrendas quemadas y yo iré a ver si el Señor me responde. Entonces te diré lo que él me revele». Así que Balaam fue solo a la cima de una colina sin vegetación 4 y allí se reunió Dios con él. Balaam le dijo:
—Preparé siete altares y sacrifiqué un becerro y un carnero en cada altar.
5 El Señor le dio a Balaam un mensaje para el rey Balac y después le dijo:
—Regresa donde está Balac y dale mi mensaje.
6 Así que Balaam volvió y encontró al rey de pie, al lado de sus ofrendas quemadas, con todos los funcionarios de Moab. 7 Este es el mensaje que Balaam transmitió:
«Balac me mandó a llamar desde Aram;
el rey de Moab me trajo de las colinas del oriente.
“¡Ven—me dijo—, maldíceme a Jacob!
Ven y anuncia la ruina de Israel”.
8 Pero ¿cómo puedo maldecir
a quienes Dios no ha maldecido?
¿Cómo puedo condenar
a quienes el Señor no ha condenado?
9 Desde las cimas del precipicio los veo;
los miro desde las colinas.
Veo a un pueblo que vive aislado,
apartado de las otras naciones.
10 ¿Quién puede contar a los descendientes de Jacob, tan numerosos como el polvo?
¿Quién puede contar siquiera a una cuarta parte del pueblo de Israel?
Permíteme morir como los justos;
deja que mi vida acabe como la de ellos».
11 Entonces el rey Balac le reclamó a Balaam:
—¿Qué me has hecho? Te traje para maldecir a mis enemigos. ¡En cambio, los has bendecido!
12 Pero Balaam respondió:
—Yo hablaré solamente el mensaje que el Señor ponga en mi boca.
Segundo mensaje de Balaam
13 Entonces el rey Balac le dijo:
—Ven conmigo a otro lugar. Allí verás otra parte de la nación de Israel, aunque no a todos. ¡Maldice por lo menos a esa parte!
14 Así que Balac llevó a Balaam a la meseta de Zofim en la cima del monte Pisga. Allí construyó siete altares y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
15 Entonces Balaam le dijo al rey:
—Quédate aquí con tus ofrendas quemadas mientras yo voy allá a encontrarme con el Señor.
16 Entonces el Señor se reunió con Balaam y le dio un mensaje. Le dijo: «Regresa con Balac y dale mi mensaje».
17 Balaam volvió y encontró al rey de pie junto a sus ofrendas quemadas, con todos los funcionarios de Moab.
—¿Qué dijo el Señor?—preguntó Balac ansiosamente.
18 Este es el mensaje que Balaam transmitió:
«¡Levántate, Balac, y escucha!
Óyeme, hijo de Zipor.
19 Dios no es un hombre; por lo tanto, no miente.
Él no es humano; por lo tanto, no cambia de parecer.
¿Acaso alguna vez habló sin actuar?
¿Alguna vez prometió sin cumplir?
20 Escucha, yo recibí la orden de bendecir;
¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!
21 Ninguna desgracia está en su plan para Jacob;
ningún problema espera a Israel.
Pues el Señor su Dios está con ellos;
él ha sido proclamado su rey.
22 Dios los sacó de Egipto;
para ellos, él es tan fuerte como un buey salvaje.
23 Ninguna maldición puede tocar a Jacob;
ninguna magia ejerce poder alguno contra Israel.
Pues ahora se dirá de Jacob:
“¡Qué maravillas ha hecho Dios por Israel!”.
24 Este pueblo se levanta como una leona,
como un majestuoso león que se despierta.
Ellos se niegan a descansar
hasta que hayan devorado su presa,
¡y beben la sangre de los que han matado!».
25 Entonces Balac le dijo a Balaam:
—Está bien si no los maldices, ¡pero al menos no los bendigas!
26 Así que Balaam le respondió a Balac:
—¿No te dije que solamente podía hacer lo que el Señor me indicara?
Tercer mensaje de Balaam
27 Entonces el rey Balac le dijo a Balaam:
—Ven, te llevaré a un lugar más. Quizá esto agrade a Dios y te permita maldecirlos desde allí.
28 Así que Balac llevó a Balaam a la cima del monte Peor, con vista a la tierra baldía.[h] 29 Allí Balaam le dijo de nuevo a Balac:
—Constrúyeme siete altares y prepara siete becerros y siete carneros para que yo los sacrifique.
30 Entonces Balac hizo lo que Balaam le pidió y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
24 Finalmente Balaam comprendió que el Señor estaba decidido a bendecir a Israel, así que no recurrió a la adivinación como antes. En cambio, se dio vuelta y miró hacia el desierto 2 donde vio al pueblo de Israel acampado por tribus. Entonces el Espíritu de Dios vino sobre él 3 y le dio el siguiente mensaje:
«Este es el mensaje de Balaam, hijo de Beor,
el mensaje del hombre cuyos ojos ven con claridad,
4 el mensaje del que oye las palabras de Dios,
del que ve una visión que proviene del Todopoderoso,
y se inclina con los ojos abiertos:
5 ¡Qué hermosas son tus carpas, oh Jacob;
qué bellos son tus hogares, oh Israel!
6 Se extienden ante mí como arboledas de palmeras,[i]
como jardines por la ribera.
Son como altos árboles plantados por el Señor,
como cedros junto a las aguas.
7 Agua fluirá de sus cántaros;
su descendencia tendrá toda la que necesite.
Su rey será más grande que Agag;
su reino será exaltado.
8 Dios los sacó de Egipto;
para ellos, él es tan fuerte como un buey salvaje.
Él devora a las naciones que se le oponen,
quiebra sus huesos en pedazos
y las atraviesa con flechas.
9 Como un león, Israel se agazapa y se tiende;
como a una leona, ¿quién se atreve a despertarla?
Bendito todo el que te bendice, oh Israel,
y maldito todo el que te maldice».
10 Entonces el rey Balac se enfureció contra Balaam y en señal de enojo palmeó las manos y gritó:
—¡Yo te llamé para maldecir a mis enemigos! En cambio, los has bendecido tres veces. 11 ¡Fuera de aquí ahora mismo! ¡Vuelve a tu casa! Te prometí una generosa recompensa, pero el Señor te ha impedido que la recibieras.
12 Balaam le dijo a Balac:
—¿No recuerdas lo que expliqué a tus mensajeros? Dije: 13 “Aunque Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor”. ¡Te advertí que únicamente podría decir lo que el Señor me dijera! 14 Ahora me regreso a mi propia gente, pero primero, déjame decirte lo que los israelitas harán a tu pueblo en el futuro.
Últimos mensajes de Balaam
15 Balaam dio el siguiente mensaje:
«Este es el mensaje de Balaam, el hijo de Beor,
el mensaje del hombre cuyos ojos ven con claridad,
16 el mensaje del que oye las palabras de Dios,
del que tiene conocimiento dado por el Altísimo,
del que ve una visión que proviene del Todopoderoso,
y se inclina con los ojos abiertos:
17 Lo veo a él, pero no aquí ni ahora.
Lo percibo, pero lejos, en un futuro distante.
Una estrella se levantará de Jacob;
un cetro surgirá de Israel.
Aplastará la cabeza del pueblo de Moab,
y partirá el cráneo[j] de la gente de Set.
18 Tomará posesión de Edom,
y a Seir, su enemigo, lo conquistará,
mientras Israel marcha adelante en triunfo.
19 Un gobernante se levantará en Jacob
que destruirá a los sobrevivientes de Ar».
20 Luego Balaam miró hacia el pueblo de Amalec y dio este mensaje:
«Amalec fue la más importante de las naciones,
¡pero su destino es la destrucción!».
21 Después miró hacia los ceneos y transmitió el siguiente mensaje:
«Su casa está segura;
su nido está entre las rocas.
22 Pero los ceneos serán destruidos
cuando Asiria[k] los lleve cautivos».
23 Balaam concluyó sus mensajes con estas palabras:
«¡Ay!, ¿quién puede sobrevivir
a menos que Dios lo disponga?
24 Naves vendrán de las costas de Chipre;[l]
y oprimirán a Asiria y afligirán a Heber,
pero ellos también serán destruidos por completo».
25 Entonces Balaam se fue y regresó a su casa; Balac también se fue y tomó su camino.
Moab seduce a Israel
25 Mientras los israelitas acampaban en la arboleda de Acacias,[m] algunos hombres se contaminaron al tener[n] relaciones sexuales con las mujeres moabitas del lugar. 2 Estas mujeres los invitaron a los sacrificios a sus dioses, así que los israelitas festejaron con ellas y rindieron culto a los dioses de Moab. 3 De ese modo Israel se unió al culto a Baal de Peor, lo cual encendió el enojo del Señor contra su pueblo.
4 Entonces el Señor le dictó a Moisés la siguiente orden: «Detén a todos los cabecillas y ejecútalos delante del Señor, a plena luz del día, para que su ira feroz se aleje del pueblo de Israel».
5 Así que Moisés les ordenó a los jueces de Israel: «Cada uno de ustedes debe quitarles la vida a los hombres bajo su autoridad que se han unido a rendir culto a Baal de Peor».
6 En ese momento, mientras todos lloraban a la entrada del tabernáculo,[o] un israelita llevó a una madianita a su carpa ante los ojos de Moisés y de todo el pueblo. 7 Cuando Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, los vio, se levantó de un salto y salió de la asamblea. Fue y tomó una lanza 8 y corrió detrás del hombre hasta su carpa. Con la lanza, Finees atravesó el cuerpo del hombre y perforó hasta el estómago de la mujer. Entonces se detuvo la plaga contra los israelitas, 9 pero ya habían muerto veinticuatro mil personas.
10 Así que el Señor le dijo a Moisés: 11 «Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, alejó mi enojo de los israelitas porque demostró entre ellos el mismo celo que yo. Así que dejé de destruir a todo Israel, como pensaba hacerlo a causa del enojo de mi celo. 12 Ahora dile que establezco con él mi especial pacto de paz, 13 por medio del cual doy a él y a sus descendientes el derecho perpetuo al sacerdocio. Pues en su celo por mí, su Dios, él purificó al pueblo de Israel, y los hizo justos ante mí[p]».
14 El israelita que murió con la madianita se llamaba Zimri, hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 La mujer se llamaba Cozbi, hija de Zur, jefe de un clan madianita.
16 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 17 «Ataca a los madianitas y destrúyelos, 18 porque los agredieron con artimañas y los engañaron para que rindieran culto a Baal de Peor, y también por causa de Cozbi, hija de un jefe madianita, que murió durante la plaga debido a lo que ocurrió en Peor».
Segundo registro de las tropas de Israel
26 Una vez que pasó la plaga,[q] el Señor les dijo a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón: 2 «Registren por familias los nombres de los guerreros de toda la comunidad israelita. Anoten en una lista a todos los hombres de veinte años o más y que sean aptos para la guerra».
3 Así que, allí en las llanuras de Moab, junto al río Jordán, frente a Jericó, Moisés y el sacerdote Eleazar dieron las siguientes instrucciones a los jefes de Israel: 4 «Anoten en una lista a todos los hombres de Israel de veinte años o más, así como el Señor le ordenó a Moisés».
Este es el registro de todos los descendientes de Israel que salieron de Egipto.
Tribu de Rubén
5 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Rubén, el hijo mayor de Jacob:[r]
el clan hanoquita, nombrado así por su antepasado Hanoc;
el clan faluita, nombrado así por su antepasado Falú;
6 el clan hezronita, nombrado así por su antepasado Hezrón;
el clan carmita, nombrado así por su antepasado Carmi.
7 Esos eran los clanes de Rubén. Sus tropas registradas sumaron 43.730 hombres.
8 Falú fue el antepasado de Eliab, 9 y Eliab fue el padre de Nemuel, Datán y Abiram. Datán y Abiram, son los mismos jefes de la comunidad que conspiraron contra Moisés y Aarón, junto con Coré, cuando se rebelaron contra el Señor. 10 Pero la tierra abrió su boca y se los tragó juntamente con Coré, y el fuego devoró a doscientos cincuenta de sus seguidores. Esto sirvió de advertencia a la nación entera de Israel. 11 Sin embargo, los hijos de Coré no murieron ese día.
Tribu de Simeón
12 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Simeón:
el clan jemuelita, nombrado así por su antepasado Jemuel;[s]
el clan jaminita, nombrado así por su antepasado Jamín;
el clan jaquinita, nombrado así por su antepasado Jaquín;
13 el clan zoharita, nombrado así por su antepasado Zohar;[t]
el clan saulita, nombrado así por su antepasado Saúl.
14 Esos eran los clanes de Simeón. Sus tropas registradas sumaron 22.200 hombres.
Tribu de Gad
15 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Gad:
el clan zefonita, nombrado así por su antepasado Zefón;
el clan haguita, nombrado así por su antepasado Hagui;
el clan sunita, nombrado así por su antepasado Suni;
16 el clan oznita, nombrado así por su antepasado Ozni;
el clan erita, nombrado así por su antepasado Eri;
17 el clan arodita, nombrado así por su antepasado Arodi;[u]
el clan arelita, nombrado así por su antepasado Areli.
18 Esos eran los clanes de Gad. Sus tropas registradas sumaron 40.500 hombres.
Tribu de Judá
19 Judá tenía dos hijos, Er y Onán, que murieron en la tierra de Canaán. 20 Estos eran los clanes descendientes de los hijos sobrevivientes de Judá:
el clan selaíta, nombrado así por su antepasado Sela;
el clan faresita, nombrado así por su antepasado Fares;
el clan zeraíta, nombrado así por su antepasado Zera.
21 Estos eran los subclanes descendientes de los faresitas:
los hezronitas, nombrados así por su antepasado Hezrón;
los hamulitas, nombrados así por su antepasado Hamul.
22 Esos eran los clanes de Judá. Sus tropas registradas sumaron 76.500 hombres.
Tribu de Isacar
23 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Isacar:
el clan tolaíta, nombrado así por su antepasado Tola;
el clan puanita, nombrado así por su antepasado Púa;[v]
24 el clan jasubita, nombrado así por su antepasado Jasub;
el clan simronita, nombrado así por su antepasado Simrón.
25 Esos eran los clanes de Isacar. Sus tropas registradas sumaron 64.300 hombres.
Tribu de Zabulón
26 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Zabulón:
el clan seredita, nombrado así por su antepasado Sered;
el clan elonita, nombrado así por su antepasado Elón;
el clan jahleelita, nombrado así por su antepasado Jahleel.
27 Esos eran los clanes de Zabulón. Sus tropas registradas sumaron 60.500 hombres.
Tribu de Manasés
28 Dos clanes descendían de José mediante Manasés y Efraín.
29 Estos eran los clanes descendientes de Manasés:
el clan maquirita, nombrado así por su antepasado Maquir;
el clan galaadita, nombrado así por su antepasado Galaad, hijo de Maquir.
30 Estos eran los subclanes descendientes de los galaaditas:
los jezeritas, nombrados así por su antepasado Jezer;
los helequitas, nombrados así por su antepasado Helec;
31 los asrielitas, nombrados así por su antepasado Asriel;
los siquemitas, nombrados así por su antepasado Siquem;
32 los semidaítas, nombrados así por su antepasado Semida;
los heferitas, nombrados así por su antepasado Hefer.
33 (Zelofehad, uno de los descendientes de Hefer, no tuvo hijos, pero los nombres de sus hijas eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa).
34 Esos eran los clanes de Manasés. Sus tropas registradas sumaron 52.700 hombres.
Tribu de Efraín
35 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Efraín:
el clan sutelaíta, nombrado así por su antepasado Sutela;
el clan bequerita, nombrado así por su antepasado Bequer;
el clan tahanita, nombrado así por su antepasado Tahán.
36 Este era el subclan descendiente de los sutelaítas:
los eranitas, nombrados así por su antepasado Erán.
37 Esos eran los clanes de Efraín. Sus tropas registradas sumaron 32.500 hombres.
Todos los clanes de Manasés y Efraín eran los descendientes de José.
Tribu de Benjamín
38 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Benjamín:
el clan belaíta, nombrado así por su antepasado Bela;
el clan asbelita, nombrado así por su antepasado Asbel;
el clan ahiramita, nombrado así por su antepasado Ahiram;
39 el clan sufamita, nombrado así por su antepasado Sufam;[w]
el clan hufamita, nombrado así por su antepasado Hufam.
40 Estos eran los subclanes descendientes de los belaítas:
los arditas, nombrados así por su antepasado Ard;[x]
los naamitas, nombrados así por su antepasado Naamán.
41 Esos eran los clanes de Benjamín. Sus tropas registradas sumaron 45.600 hombres.
Tribu de Dan
42 Este era el clan descendiente de los hijos de Dan:
el clan suhamita, nombrado así por su antepasado Súham.
43 Esos eran los clanes suhamitas de Dan. Sus tropas registradas sumaron 64.400 hombres.
Tribu de Aser
44 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Aser:
el clan imnita, nombrado así por su antepasado Imna;
el clan isuita, nombrado así por su antepasado Isúi;
el clan de beriaíta, nombrado así por su antepasado Bería.
45 Estos eran los subclanes descendientes de los beriaítas:
los heberitas, nombrados así por su antepasado Heber;
los malquielitas, nombrados así por su antepasado Malquiel.
46 Aser también tenía una hija llamada Sera.
47 Esos eran los clanes de Aser. Sus tropas registradas sumaron 53.400 hombres.
Tribu de Neftalí
48 Estos eran los clanes descendientes de los hijos de Neftalí:
el clan jahzeelita, nombrado así por su antepasado Jahzeel;
el clan gunita, nombrado así por su antepasado Guni;
49 el clan jezerita, nombrado así por su antepasado Jezer;
el clan silemita, nombrado así por su antepasado Silem.
50 Esos eran los clanes de Neftalí. Sus tropas registradas sumaron 45.400 hombres.
Resultados del registro
51 En resumen, las tropas registradas de todo Israel sumaron 601.730.
52 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 53 «Reparte la tierra entre las tribus y distribuye las porciones de tierra de acuerdo a la población de las tribus, conforme al número de los nombres en la lista. 54 Da una mayor porción de tierra a las tribus más numerosas y una menor a las más pequeñas, de modo que cada una reciba una porción de tierra en proporción al tamaño de su población. 55 Sin embargo, asigna la tierra por sorteo y dale a cada tribu patriarcal su porción según el número de nombres en la lista. 56 Cada porción de tierra se asignará por sorteo entre las tribus más grandes y las más pequeñas».
Tribu de Leví
57 Este es el registro de los levitas enumerados según sus clanes:
el clan gersonita, nombrado así por su antepasado Gersón;
el clan coatita, nombrado así por su antepasado Coat;
el clan merarita, nombrado así por su antepasado Merari.
58 Los libnitas, los hebronitas, los mahlitas, los musitas y los coreítas eran subclanes de los levitas.
Coat fue el antepasado de Amram; 59 la esposa de Amram se llamaba Jocabed. Ella también era descendiente de Leví, nacida entre los levitas en la tierra de Egipto. Amram y Jocabed eran los padres de Aarón, Moisés y su hermana Miriam. 60 Los hijos de Aarón eran Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abiú murieron cuando en la presencia del Señor quemaron una clase de fuego diferente al que él había ordenado.
62 Los hombres de los clanes levitas de un mes o más sumaron 23.000. Pero no se incluyó a los levitas en el registro del resto del pueblo porque a ellos no se les repartió una asignación de tierra cuando fue dividida entre los israelitas.
63 Esos son los resultados del registro del pueblo de Israel que Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán, frente a Jericó. 64 Nadie en esta lista aparecía en el registro anterior hecho por Moisés y Aarón en el desierto de Sinaí. 65 Pues el Señor había dicho acerca de ellos: «Todos morirán en el desierto». Ninguno de ellos sobrevivió excepto Caleb, hijo de Jefone y Josué, hijo de Nun.
Las hijas de Zelofehad
27 Cierto día las hijas de Zelofehad—Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa—presentaron una petición. Zelofehad, su padre, era descendiente de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, hijo de José. 2 Estas mujeres acudieron a Moisés, al sacerdote Eleazar, a los jefes de las tribus y a toda la comunidad, a la entrada del tabernáculo.[y] 3 Ellas dijeron: «Nuestro padre murió en el desierto, pero no por estar entre los seguidores de Coré que se rebelaron contra el Señor, sino que murió debido a su propio pecado y no tuvo hijos varones. 4 ¿Por qué debería desaparecer el nombre de nuestro padre de entre su clan solo porque no tuvo hijos varones? Dennos una porción de terreno entre el resto de nuestros parientes».
5 Entonces Moisés presentó el caso ante el Señor. 6 Y el Señor le contestó a Moisés: 7 «La petición de las hijas de Zelofehad es legítima. Así que dales una porción de terreno junto con los parientes de su padre. Asígnales la porción de terreno que se hubiera dado a su padre.
8 »Y da al pueblo de Israel las siguientes instrucciones: si un hombre muere sin dejar hijo varón, entonces se le dará su herencia a sus hijas. 9 Y si tampoco tiene hijas, su herencia se transferirá a sus hermanos. 10 Si no tiene hermanos, entrega su herencia a los hermanos de su padre. 11 Y si su padre no tiene ningún hermano, entonces entrega su herencia al pariente más cercano dentro de su clan. Este es un requisito legal para el pueblo de Israel, tal como el Señor le ordenó a Moisés».
Josué elegido para dirigir a Israel
12 Cierto día el Señor le dijo a Moisés:
—Sube a una de las montañas al oriente del río,[z] y contempla la tierra que le he dado al pueblo de Israel. 13 Después de verla, al igual que tu hermano Aarón, morirás; 14 pues los dos se rebelaron contra mis instrucciones en el desierto de Zin. Cuando los israelitas se rebelaron, ustedes no les demostraron mi santidad junto a las aguas.
(Estas son las aguas de Meriba en Cades[aa] en el desierto de Zin).
15 Entonces Moisés le dijo al Señor:
16 —Oh Señor, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas. Por favor, nombra a un nuevo hombre como líder de la comunidad. 17 Dales a alguien que los guíe dondequiera que vayan y que los conduzca en batalla, para que la comunidad del Señor no ande como ovejas sin pastor.
18 El Señor le respondió:
—Toma a Josué, hijo de Nun, en quien está el Espíritu, y pon tus manos sobre él. 19 Preséntalo al sacerdote Eleazar ante toda la comunidad y públicamente encárgale que dirija al pueblo. 20 Entrégale de tu autoridad para que toda la comunidad de Israel lo obedezca. 21 Cuando se necesite dirección del Señor, Josué se presentará ante el sacerdote Eleazar, quien usará el Urim—uno de los sorteos sagrados que se hacen ante el Señor—para determinar su voluntad. De esta manera Josué y el resto de la comunidad de Israel decidirán todo lo que deben hacer.
22 Así que Moisés hizo lo que el Señor le ordenó y presentó a Josué ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad. 23 Luego Moisés impuso sus manos sobre él y le entregó el cargo de dirigir al pueblo, tal como el Señor había ordenado por medio de Moisés.
Ofrendas diarias
28 El Señor le dijo a Moisés: 2 «Da al pueblo de Israel estas instrucciones: las ofrendas especiales que ustedes presentan son un aroma agradable para mí; son mi pan. Asegúrense de que sean llevadas en el tiempo indicado y ofrecidas de acuerdo a mis instrucciones.
3 »Diles a los israelitas: esta es la ofrenda especial que deberán presentar al Señor como ofrenda quemada diaria. Ofrezcan dos corderos de un año, que no tengan ningún defecto. 4 Sacrifiquen un cordero por la mañana y otro al atardecer. 5 Con cada cordero entreguen una ofrenda de grano de dos litros[ab] de harina selecta mezclada con un litro[ac] de aceite puro de olivas prensadas. 6 Esta es la ofrenda quemada habitual, instituida en el monte Sinaí, como ofrenda especial, un aroma agradable al Señor. 7 Junto con la ofrenda quemada presenten la ofrenda líquida apropiada de un litro de bebida fermentada por cada cordero y derrámenla en el Lugar Santo como ofrenda al Señor. 8 Ofrezcan el segundo cordero al atardecer, con la misma ofrenda de grano y ofrenda líquida. También es una ofrenda especial, un aroma agradable al Señor.
Ofrendas del día de descanso
9 »En el día de descanso[ad] sacrifiquen dos corderos de un año, sin defecto, junto con una ofrenda de grano de cuatro litros[ae] de harina selecta humedecida con aceite de oliva y una ofrenda líquida. 10 Esta es la ofrenda quemada que se presentará cada día de descanso, además de la ofrenda quemada habitual y su correspondiente ofrenda líquida.
Ofrendas mensuales
11 »El primer día de cada mes presenten al Señor una ofrenda quemada adicional de dos becerros, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto. 12 Estas ofrendas deben ser acompañadas de ofrendas de grano de harina selecta humedecida con aceite de oliva, seis litros[af] por cada becerro, cuatro litros por cada carnero, 13 y dos litros por cada cordero. Esta ofrenda quemada será especial, un aroma agradable al Señor. 14 Ofrezcan también una ofrenda líquida con cada sacrificio: dos litros[ag] de vino por cada becerro, un litro y tercio[ah] por cada carnero y un litro[ai] por cada cordero. Presenten esta ofrenda quemada el primer día de cada mes, durante todo el año.
15 »El primer día de cada mes ofrezcan también al Señor un chivo como sacrificio por el pecado además de la ofrenda quemada habitual y su correspondiente ofrenda líquida.
Ofrendas para la Pascua
16 »Deben celebrar la Pascua del Señor el día catorce del primer mes.[aj] 17 El siguiente día—el día quince del mes—se iniciará un festival jubiloso de siete días, pero no comerán pan preparado con levadura. 18 El primer día del festival será un día oficial para celebrar una asamblea santa y no harán ningún trabajo habitual. 19 Como ofrenda especial presenten al Señor una ofrenda quemada: dos becerros, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto. 20 Estas serán acompañadas de las ofrendas de grano de harina selecta humedecidas con aceite de oliva: seis litros con cada becerro, cuatro litros con el carnero, 21 y dos litros con cada uno de los siete corderos. 22 Ofrezcan también un chivo como ofrenda por el pecado, para purificarse y hacerse justos ante el Señor.[ak] 23 Estas ofrendas las presentarán además de la ofrenda quemada habitual de cada mañana. 24 Este es el procedimiento que deberán seguir—en cada uno de los siete días del festival—cuando preparen la comida que presenten como ofrenda especial, un aroma agradable al Señor. Estas las ofrecerán además de las ofrendas quemadas habituales y de las ofrendas líquidas. 25 El séptimo día del festival será otro día oficial para celebrar una asamblea santa, y ese día no harán ningún trabajo habitual.
Ofrendas para el Festival de la Cosecha
26 »Durante el Festival de la Cosecha,[al] cuando presenten al Señor lo primero de su nuevo grano, convoquen un día oficial para una asamblea santa y ese día no harán ningún trabajo habitual. 27 Ese día, presenten una ofrenda quemada especial como un aroma agradable al Señor, compuesta de dos becerros, un carnero y siete corderos de un año. 28 Estas serán acompañadas de las ofrendas de grano de harina selecta humedecidas con aceite de oliva: seis litros con cada becerro, cuatro litros con el carnero 29 y dos litros con cada uno de los siete corderos. 30 Ofrezcan también un chivo para purificarse y hacerse justos ante el Señor. 31 Preparen estas ofrendas quemadas especiales, junto con sus ofrendas líquidas, además de la ofrenda quemada habitual y su correspondiente ofrenda de grano. Asegúrense de que los animales que sacrifiquen no tengan ningún defecto.
Ofrendas para el Festival de las Trompetas
29 »Cada año, el primer día del mes señalado, al principio del otoño,[am] celebren el Festival de las Trompetas. Convoquen un día oficial para una asamblea santa y no hagan ningún trabajo habitual. 2 Ese día deben presentar una ofrenda quemada como aroma agradable al Señor: un becerro, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto. 3 Estas deben ser acompañadas de las ofrendas de grano de harina selecta humedecidas con aceite de oliva: seis litros[an] con el becerro, cuatro litros[ao] con el carnero 4 y dos litros[ap] con cada uno de los siete corderos. 5 Además sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado, para purificarse y hacerse justos ante el Señor.[aq] 6 Estos sacrificios especiales, junto con sus ofrendas obligatorias de grano y las ofrendas líquidas, son además de las ofrendas quemadas habituales, mensuales y diarias. Se las presenta como ofrenda especial al Señor, un aroma agradable a él.
Ofrendas para el Día del Perdón
7 »Diez días después, el décimo día del mismo mes,[ar] convoquen otra asamblea santa. Ese día, el Día del Perdón, el pueblo no debe comer ni hacer ningún trabajo habitual. 8 Deberán presentar una ofrenda quemada como aroma agradable al Señor: un becerro, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto. 9 Estas ofrendas deben ser acompañadas por las ofrendas obligatorias de grano de harina selecta humedecidas con aceite de oliva: seis litros de harina selecta con el becerro, cuatro litros de harina selecta con el carnero 10 y dos litros de harina selecta con cada uno de los siete corderos. 11 Sacrifiquen también un chivo como ofrenda por el pecado. Esta es además de la ofrenda por el pecado para el perdón y además de la ofrenda quemada diaria habitual, junto con su ofrenda de grano y sus correspondientes ofrendas líquidas.
Ofrendas para el Festival de las Enramadas
12 »Cinco días después, el día quince del mismo mes,[as] convoquen otra asamblea santa de todo el pueblo y ese día no hagan ningún trabajo habitual. Ese día es el comienzo del Festival de las Enramadas,[at] un festival de siete días al Señor. 13 El primer día del festival presenten, como ofrenda especial, una ofrenda quemada como aroma agradable al Señor: trece becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 14 Cada una de estas ofrendas debe ser acompañada por una ofrenda de grano de harina selecta humedecida con aceite de oliva: seis litros para cada uno de los trece becerros, cuatro litros para cada uno de los dos carneros 15 y dos litros para cada uno de los catorce corderos. 16 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
17 »El segundo día de este festival de siete días, sacrifiquen doce becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 18 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 19 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
20 »El tercer día del festival, sacrifiquen once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 21 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 22 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
23 »El cuarto día del festival, sacrifiquen diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 24 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 25 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
26 »El quinto día del festival, sacrifiquen nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 27 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 28 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
29 »El sexto día del festival, sacrifiquen ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 30 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 31 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
32 »El séptimo día del festival, sacrifiquen siete becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto. 33 Cada una de estas ofrendas de becerros, carneros y corderos debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 34 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
35 »El octavo día del festival, proclamen otro día santo. No hagan ningún trabajo habitual en ese día. 36 Presenten una ofrenda quemada como ofrenda especial, un aroma agradable al Señor, de un becerro, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto. 37 Cada una de estas ofrendas debe ser acompañada por su ofrenda obligatoria de grano y su ofrenda líquida. 38 También sacrifiquen un chivo como ofrenda por el pecado además de la ofrenda quemada habitual con su correspondiente ofrenda de grano y ofrenda líquida.
39 »Presenten estas ofrendas al Señor durante sus festivales anuales. Estas ofrendas son además de los sacrificios y las ofrendas que presentan en relación con votos o como ofrendas voluntarias, ofrendas quemadas, ofrendas de grano, ofrendas líquidas u ofrendas de paz».
40 [au]Así que Moisés dio al pueblo de Israel todas estas instrucciones, tal como el Señor le había ordenado.
Leyes acerca de votos
30 [av]Moisés mandó llamar a los jefes de las tribus de Israel y les dijo: «Esto es lo que el Señor ha ordenado: 2 un hombre que hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento jamás deberá faltar a su palabra. Tiene que cumplir exactamente con lo que dijo que haría.
3 »Si una mujer joven hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento, mientras todavía vive en la casa de su padre, 4 y su padre se entera del voto o de la promesa y no se opone, entonces todos sus votos y todas sus promesas siguen en pie. 5 Sin embargo, si su padre, el día que se entera, se niega a darle permiso para que cumpla el voto o la promesa, quedarán anulados todos sus votos y todas sus promesas. El Señor la perdonará porque su padre no le permitió cumplirlos.
6 »Ahora bien, supongamos que una joven hace un voto o se compromete a sí misma al hacer una promesa impulsiva y luego se casa. 7 Si su marido llega a saber de su voto o de su promesa y no se opone el día que se entera, sus votos y sus promesas siguen en pie. 8 Sin embargo, si su marido se niega a aceptar su voto o promesa impulsiva el día que se entera, sus compromisos quedarán anulados y el Señor la perdonará. 9 Pero si se trata de una viuda o de una divorciada, esta persona deberá cumplir con todos sus votos y todas sus promesas.
10 »Ahora bien, supongamos que una mujer está casada y vive en casa de su esposo cuando ella hace un voto o se compromete a sí misma con una promesa. 11 Si su marido se entera y no se opone, entonces su voto o su promesa sigue en pie. 12 Pero si su marido se niega a aceptarlo el día que se entera, entonces su voto o su promesa quedará anulado y el Señor la perdonará. 13 Su marido puede confirmar o anular todo voto o toda promesa que haya hecho para negarse a sí misma. 14 Pero si no se opone el día que se entera, esto significa que está de acuerdo con todos sus votos y todas sus promesas. 15 Si él espera más de un día y entonces intenta anular un voto o una promesa, él recibirá el castigo por la culpa de ella».
16 Estas son las ordenanzas que el Señor le dio a Moisés acerca de las relaciones entre el hombre y su esposa y entre el padre y su hija joven que todavía vive en su casa.
Conquista de los madianitas
31 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 2 «En nombre del pueblo de Israel, toma venganza en contra de los madianitas por haber conducido a mi pueblo a la idolatría. Después morirás y te reunirás con tus antepasados».
3 Así que Moisés le dijo al pueblo: «Escojan a algunos hombres y ármenlos para pelear la guerra de venganza del Señor contra Madián. 4 De cada tribu de Israel envíen mil hombres a la batalla». 5 Entonces escogieron a mil hombres de cada tribu de Israel, en total reunieron a doce mil hombres armados para la batalla. 6 Así que Moisés envió a mil hombres de cada tribu, y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, los dirigió en la batalla. Llevaban los objetos sagrados del santuario y las trompetas para dar la orden de ataque. 7 Así que atacaron a Madián, tal como el Señor le había ordenado a Moisés, y mataron a todos los hombres. 8 Los cinco reyes madianitas—Evi, Requem, Zur, Hur y Reba—murieron en la batalla. También mataron a espada a Balaam, hijo de Beor.
9 El ejército israelita capturó a las mujeres y a los niños madianitas y tomó como botín el ganado y los rebaños y toda su riqueza. 10 Quemaron todas las ciudades y las aldeas donde los madianitas habían vivido. 11 Después que reunieron el botín y a los cautivos, tanto personas como animales, 12 llevaron todo a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de Israel que acampaba en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán frente a Jericó. 13 Entonces Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro afuera del campamento. 14 Pero Moisés se enfureció con los generales y los capitanes[aw] que volvieron de la batalla.
15 «¿Por qué dejaron con vida a las mujeres?—les reclamó—. 16 Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el Señor en el monte Peor. Son ellas las que causaron la plaga que hirió al pueblo del Señor. 17 Así que maten a todos los niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales. 18 Dejen con vida únicamente a las niñas vírgenes; pueden quedarse con ellas. 19 Y todos ustedes, los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver deben permanecer fuera del campamento durante siete días. Purifíquense ustedes y sus prisioneros en el tercer día y en el séptimo. 20 Purifiquen también toda su ropa y todo lo que está hecho de cuero, pelo de cabra o madera».
21 Entonces el sacerdote Eleazar les dijo a los hombres que participaron en la batalla: «El Señor le ha dado a Moisés este requisito legal: 22 todo lo que está hecho de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, 23 es decir, todos los metales resistentes al fuego, deberán ser pasados por el fuego para que queden ceremonialmente puros. Además deben purificar estos objetos de metal con el agua de la purificación. Pero todo lo que no es resistente al fuego lo purificarán únicamente con el agua. 24 El séptimo día laven su ropa y quedarán purificados, entonces podrán regresar al campamento».
Distribución del botín
25 Después el Señor le dijo a Moisés: 26 «Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias de cada tribu, hagan una lista de todo el botín tomado en la batalla, incluidos la gente y los animales. 27 Luego dividan el botín en dos partes y den la mitad a los hombres que lucharon en la batalla y la otra mitad al resto del pueblo. 28 De lo que le pertenece al ejército, entreguen primero la porción del botín que le corresponde al Señor: uno de cada quinientos prisioneros, así como del ganado, de los burros, de las ovejas y de las cabras. 29 Esta porción de lo que le corresponde al ejército, entrégasela al sacerdote Eleazar como ofrenda al Señor. 30 De la mitad que pertenece al pueblo de Israel, toma uno de cada cincuenta de los prisioneros y del ganado, de los burros, de las ovejas, de las cabras y otros animales. Entrega esta porción a los levitas, que están encargados del cuidado del tabernáculo del Señor». 31 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo que el Señor ordenó a Moisés.
32 El botín que quedó de todo lo que los hombres de guerra habían tomado sumó 675.000 ovejas y cabras, 33 72.000 cabezas de ganado, 34 61.000 burros 35 y 32.000 muchachas vírgenes.
36 La mitad del botín se entregó a los hombres de guerra. El total sumó 337.500 ovejas y cabras, 37 de las cuales 675 eran la porción para el Señor; 38 36.000 cabezas de ganado, de las cuales 72 eran la porción para el Señor; 39 30.500 burros de los cuales 61 eran la porción para el Señor; 40 y 16.000 muchachas vírgenes de las cuales 32 eran la porción para el Señor. 41 Moisés le dio al sacerdote Eleazar la porción del Señor, tal como el Señor lo había ordenado.
42 La mitad del botín pertenecía al pueblo de Israel, y Moisés la separó de la mitad que pertenecía a los hombres de guerra. 43 El total entregado a los israelitas sumó 337.500 ovejas y cabras, 44 36.000 cabezas de ganado, 45 30.500 burros, 46 16.000 muchachas vírgenes. 47 De la mitad entregada al pueblo, Moisés tomó uno de cada cincuenta prisioneros y animales y los dio a los levitas que cuidaban el tabernáculo del Señor. Todo se realizó como el Señor le había ordenado a Moisés.
48 Después los generales y los capitanes vinieron a Moisés 49 y le dijeron: «Nosotros, tus servidores, contamos a todos los hombres que salieron a la batalla bajo nuestras órdenes; ¡no falta ninguno de nosotros! 50 Así que, de nuestra porción del botín, presentamos como ofrenda al Señor los artículos de oro que tomamos: brazaletes, pulseras, anillos, aretes y collares. Esto purificará nuestras vidas ante el Señor y nos hará justos ante él[ax]».
51 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de todos los comandantes del ejército, que consistía en todo tipo de joyas y artículos artesanales. 52 El oro que los generales y los capitanes presentaron como ofrenda al Señor pesaba aproximadamente ciento noventa kilos.[ay] 53 Todos los hombres de guerra habían tomado para sí parte del botín. 54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los regalos de los generales y capitanes y llevaron el oro al tabernáculo[az] como recordatorio al Señor de que el pueblo de Israel le pertenece.
Tribus al oriente del Jordán
32 Las tribus de Rubén y Gad poseían una enorme cantidad de animales. Así que cuando vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas, 2 se acercaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los otros jefes de la comunidad y les dijeron:
3 —Observen las ciudades de Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sibma,[ba] Nebo y Beón. 4 El Señor conquistó todo este territorio para la comunidad de Israel y es ideal para todos nuestros animales. 5 Si contamos con su favor, permítannos ocupar esta tierra como nuestra propiedad en lugar de darnos tierra al otro lado del río Jordán.
6 —¿Significa esto que ustedes pretenden quedarse aquí mientras sus hermanos cruzan el río y combaten sin su apoyo?—preguntó Moisés a los hombres de Gad y de Rubén—. 7 ¿Por qué quieren desalentar al resto del pueblo de Israel de cruzar a la tierra que el Señor le ha dado? 8 Sus antepasados hicieron lo mismo cuando los envié de Cades-barnea a explorar la tierra. 9 Después que subieron al valle de Escol y exploraron la tierra, desanimaron al pueblo de Israel para que no entrara a la tierra que el Señor le daba. 10 Por eso el Señor se enojó mucho contra ellos y juró: 11 “De todos los que rescaté de Egipto, ninguno de veinte años o más verá jamás la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me han obedecido de corazón. 12 Las únicas excepciones son Caleb, hijo de Jefone el cenezeo, y Josué, hijo de Nun, porque ellos han seguido al Señor de todo corazón”.
13 »El Señor se enojó con los israelitas y los hizo vagar en el desierto durante cuarenta años hasta que murió la generación entera que había pecado a los ojos del Señor. 14 ¡Pero ahora aquí están ustedes, raza de pecadores, haciendo exactamente lo mismo! Ustedes están provocando que el Señor se enoje aún más con Israel. 15 ¡Si ustedes se alejan de él y él abandona nuevamente al pueblo en el desierto, ustedes serán responsables de la destrucción de la nación entera!
16 Pero ellos se acercaron a Moisés y le dijeron:
—Nosotros simplemente queremos construir corrales para nuestros animales y ciudades fortificadas para nuestras esposas e hijos. 17 Después tomaremos las armas e iremos al frente de nuestros hermanos israelitas a la batalla, hasta que los llevemos seguros a su tierra. Mientras tanto, nuestras familias se quedarán en las ciudades fortificadas que construiremos aquí, para que no corran peligro de los ataques de la gente del lugar. 18 No volveremos a nuestras casas hasta que todo el pueblo de Israel haya recibido su porción de tierra. 19 Sin embargo, no reclamamos ninguna parte de la tierra del otro lado del Jordán. Preferimos vivir aquí, al oriente del Jordán y la aceptamos como nuestra porción de tierra.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.