Bible in 90 Days
8 y el Señor le dijo a Moisés:
«Haz una serpiente como éstas, y ponla en un asta. Todo el que sea mordido y la mire, vivirá.»
9 Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta;(A) y cuando alguna serpiente mordía a alguien, si miraba a la serpiente de bronce, seguía con vida.
Los israelitas rodean la tierra de Moab
10 Los hijos de Israel partieron de allí y acamparon en Obot. 11 Al partir de Obot, acamparon en Iyé Abarín, en el desierto que está enfrente de Moab, por donde sale el sol. 12 Al partir de allí, acamparon en el valle de Zered. 13 Al partir de allí, acamparon al otro lado del río Arnón, que está en el desierto y que va más allá del territorio del amorreo. Este río Arnón es el límite entre los moabitas y los amorreos. 14 Por eso en el libro de las batallas del Señor puede leerse:
«... lo que hizo en el Mar Rojo
y en los arroyos de Arnón,
15 y en la corriente de los arroyos
que va a parar en Ar
y se detiene en los límites de Moab.»
16 De allí siguieron hasta Ber,[a] es decir, el pozo donde el Señor le dijo a Moisés: «Reúne al pueblo, que voy a darles agua.»
17 Israel entonó allí este cántico:
«¡Canta, pozo! ¡Deja fluir el agua!
18 Los grandes señores cavaron este pozo;
¡con sus cetros lo cavaron
los nobles y los príncipes del pueblo!»
Del desierto se dirigieron a Matana, 19 de Matana a Najaliel, de Najaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre del Pisga, que mira hacia el desierto.
Israel derrota a Sijón(B)
21 Israel envió embajadores a Sijón, el rey de los amorreos, para decirle:
22 «Voy a pasar por tu tierra. No iremos por los sembrados ni por las viñas, ni beberemos agua de tus pozos. Iremos por el camino principal, hasta salir de tu territorio.»
23 Pero Sijón no permitió que Israel pasara por su territorio, sino que juntó a todo su ejército y salió al desierto para pelear contra Israel. Al llegar a Yahás, 24 Israel hirió a Sijón a filo de espada y se posesionó de su tierra, desde Arnón hasta Jaboc y hasta los hijos de Amón, porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte. 25 Israel se apoderó de todas estas ciudades, y habitó en todas las ciudades de los amorreos, y en Jesbón y todas sus aldeas. 26 Jesbón era la ciudad de Sijón, el rey de los amorreos que antes había tenido guerra con el rey de Moab, y se había apoderado de toda su tierra, hasta Arnón. 27 Por eso dicen los proverbistas:
«¡Vengan todos a Jesbón!
¡Que vuelva a levantarse la ciudad de Sijón!
28 Porque de Jesbón salió fuego;
de la ciudad de Sijón salieron llamas
que consumieron las ciudades de Moab
y las señoriales alturas de Arnón.
29 »¡Ay de ti, Moab!
¡Quedaste destruido, pueblo de Quemos!
Tus hijos fueron puestos en fuga,
y tus hijas fueron hechas cautivas
del rey Sijón de los amorreos.
30 »¡Pero nosotros devastamos su reino!
Jesbón quedó en ruinas hasta Dibón,
pues la destruimos hasta Nofa y Medeba.»
Israel derrota a Og de Basán(C)
31 Fue así como Israel llegó a habitar la tierra de los amorreos. 32 Además, Moisés mandó exploradores a Jazer, y se apoderaron de sus aldeas y desalojaron a los amorreos. 33 Cuando volvieron, lo hicieron por el camino de Basán; pero Og, el rey de Basán, salió con todo su ejército a combatirlos, y pelearon en Edrey. 34 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
«No le tengas miedo, porque a él y a todo su pueblo yo los pondré en tus manos, lo mismo que a su tierra, y harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón.»
35 Y los israelitas hirieron de muerte a Sijón y a sus hijos, y a todo su ejército. No dejaron con vida a nadie. Así se apoderaron de su tierra.
Balac manda llamar a Balaam
22 Los hijos de Israel partieron de allí, y acamparon en los campos de Moab, frente a Jericó, a orillas del río Jordán. 2 Y cuando Balac hijo de Sipor se dio cuenta de todo lo que Israel había hecho con los amorreos, 3 él y todos los moabitas tuvieron mucho miedo del pueblo de Israel, pues eran una gran multitud. Fue tanta la angustia de los moabitas 4 que les dijeron a los ancianos de Madián:
«Esta gente va a acabar con todos nuestros contornos, del mismo modo que el buey acaba con la grama del campo.»
Balac hijo de Sipor era entonces el rey de Moab, 5 así que mandó llamar a Balaam hijo de Beor, que estaba en Petor, junto al río, en el territorio de los hijos de su pueblo. Los mensajeros le dijeron:
«De Egipto ha salido un pueblo que cubre la faz de la tierra, y que ha venido a plantarse delante de mí. 6 Yo sé que a quien tú bendices, es bendecido, y que a quien tú maldices es maldecido. Por eso, te ruego que vengas y lo maldigas por mí, porque es un pueblo más fuerte que yo. ¡Tal vez logre yo herirlo y echarlo fuera de mi tierra!»
7 Los ancianos de Moab y de Madián fueron a ver a Balaam. Con los regalos de adivinación en la mano, le dieron el mensaje que le enviaba Balac. 8 Y Balaam les dijo:
«Descansen aquí esta noche, que yo les daré la respuesta que el Señor me comunique.»
Y los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. 9 Pero Dios vino y le dijo a Balaam:
«¿Quiénes son estos hombres que están contigo?»
10 Balaam le respondió a Dios:
«Balac hijo de Sipor, que es rey de Moab, mandó a decirme: 11 “De Egipto ha salido un pueblo que cubre la faz de la tierra. Yo te ruego que vengas y lo maldigas por mí. ¡Tal vez logre yo herirlo y echarlo fuera!”»
12 Entonces Dios le dijo a Balaam:
«No vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es un pueblo bendito.»
13 Y así, al día siguiente Balaam se levantó y les dijo a los príncipes de Balac:
«Vuelvan a su tierra. El Señor no me permite ir con ustedes.»
14 Los príncipes de Moab se levantaron y fueron a decirle a Balac:
«Balaam no quiso venir con nosotros.»
15 Una vez más, Balac envió a otros príncipes, más importantes todavía que los anteriores, 16 y éstos le dijeron a Balaam:
«Así dice Balac, hijo de Sipor: “Te ruego que no dejes de venir a mí. 17 Puedes estar seguro de que yo te colmaré de riquezas, y haré todo lo que me digas. Por favor, ven y maldice por mí a este pueblo.”»
18 Pero Balaam les respondió a los siervos de Balac:
«Aun cuando Balac me dé su casa llena de oro y plata, yo no puedo desobedecer en lo más mínimo las órdenes del Señor. 19 Yo les ruego que descansen aquí esta noche, hasta que yo sepa qué más me dice el Señor.»
20 Durante la noche, Dios vino y le dijo a Balaam:
«Puesto que estos hombres han acudido a ti, levántate y vete con ellos. Pero harás sólo lo que yo te diga.»
El ángel y el asna de Balaam
21 Al día siguiente, Balaam se levantó, le puso a su asna el aparejo, y se fue con los príncipes de Moab. 22 Balaam iba montado sobre su asna, y acompañado de dos criados suyos, pero en el camino la ira de Dios se encendió y su ángel salió dispuesto a obstruirle el paso. 23 Cuando el asna vio que el ángel del Señor estaba en el camino, y que en la mano tenía desenvainada la espada, se apartó del camino y se fue por el campo. Balaam azotó al asna para hacerla volver al camino, 24 pero el ángel del Señor se puso en un sendero de viñas, que de uno y otro lado tenía un cerco de piedras. 25 En cuanto el asna vio al ángel del Señor, se arrimó contra el cerco de piedras y apretó contra la pared el pie de Balaam, por lo que él volvió a azotarla. 26 Entonces el ángel del Señor avanzó un poco más y se puso en un lugar más angosto, donde ya no había manera de avanzar ni a un lado ni al otro. 27 Al ver el asna al ángel del Señor, se echó al suelo debajo de Balaam, y éste se enojó y la azotó con un palo. 28 Entonces el Señor hizo que el asna hablara, y ésta le dijo a Balaam:
«¿Y yo qué te he hecho? ¿Por qué me has azotado tres veces?»
29 Y Balaam le respondió:
«¡Es que te has burlado de mí! Si tuviera yo una espada en la mano, ¡ahora mismo te mataría!»
30 El asna le contestó:
«Pero, Balaam, ¿acaso no soy yo tu asna? Desde que me tienes, y hasta este día, tú has montado sobre mí. ¿Acaso te he tratado así alguna vez?»
Como Balaam respondió que no, 31 el Señor le abrió los ojos, y al ver Balaam que el ángel del Señor estaba en el camino y con la espada en la mano, se inclinó y se postró sobre su rostro. 32 Entonces el ángel del Señor le dijo:
«¿Por qué azotaste a tu asna tres veces? Como puedes ver, yo he salido dispuesto a no dejarte seguir, porque tu camino me parece perverso. 33 En cuanto el asna me vio, tres veces se apartó de mí. Si ella no se hubiera apartado de mí, yo te habría matado a ti, y a ella la habría dejado con vida.»
34 Entonces Balaam dijo al ángel del Señor:
«He pecado. Y es que no sabía que tú te interponías en mi camino. Pero ya que esto te parece mal, voy a regresarme.»
35 Pero el ángel del Señor le dijo:
«Puedes ir con esos hombres. Pero sólo dirás lo que yo te ordene que digas.»
Y así, Balaam se fue con los príncipes de Balac. 36 Y cuando Balac supo que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, la cual está en los límites de Arnón, es decir, en los extremos de su territorio. 37 Allí, Balac le dijo a Balaam:
«¿Acaso no mandé a llamarte? ¿Por qué no acudiste a mi llamado? ¿Crees que no puedo darte muchas riquezas?»
38 Balaam le respondió:
«Pues ya estoy aquí. Pero no puedo decir nada que Dios no me ordene decir.»
39 Y Balaam se fue con Balac, y se dirigieron a Quiriat Jusot. 40 Allí Balac ordenó sacrificar bueyes y ovejas, y los envió a Balaam y a los príncipes que estaban con él.
Balaam bendice a Israel
41 Al día siguiente, Balac llevó a Balaam hasta la cima de Bamot Baal, y desde allí Balaam vio la parte más extrema del pueblo.
23 Balaam le dijo a Balac:
«Levanta aquí siete altares, y prepárame siete becerros y siete carneros.»
2 Balac hizo lo que Balaam le ordenó, y Balac y Balaam ofrecieron un becerro y un carnero en cada altar. 3 Luego Balaam le dijo a Balac:
«Quédate junto a tu holocausto, que yo iré a ver si el Señor quiere encontrarse conmigo. Si hay algo que él me muestre, te lo haré saber.»
Y Balaam se fue a un monte desolado. 4 Entonces Dios vino al encuentro de Balaam, y éste le dijo:
«He ordenado levantar siete altares, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.»
5 El Señor puso su palabra en labios de Balaam, y le dijo:
«Regresa a donde está Balac, y dile lo que voy a decirte.»
6 Balaam volvió a donde estaba Balac, y lo encontró junto a su holocausto, junto con todos los príncipes de Moab. 7 Entonces Balaam pronunció estas palabras proféticas:
«Balac, el rey de Moab, me trajo de Aram;
me hizo venir de los montes del oriente.
Me pidió venir y maldecir a Jacob;
me ordenó desearle el mal a Israel.
8 ¿Y cómo maldecir a quien Dios no maldijo?
¿Cómo condenar a quien el Señor no ha condenado?
9 Desde lo alto de las peñas puedo verlo;
desde las colinas puedo observarlo.
Es un pueblo que habita confiado,[b]
y que las naciones no toman en cuenta.
10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob,
o la cuarta parte del pueblo de Israel?
¡Espero morir como mueren los justos!
¡Espero tener el mismo final de ellos!»
11 Entonces Balac le dijo a Balaam:
«¿Pero qué es lo que haces conmigo? Te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, ¡y ahora resulta que los estás bendiciendo!»
12 Balaam le respondió:
«¿Y acaso no tengo que decir lo que el Señor ponga en mis labios?»
13 Pero Balac insistió:
«Te ruego que vengas conmigo a otro lugar, desde donde no puedas ver a todos ellos sino solamente su parte extrema. Desde allí los maldecirás por mí.»
14 Y Balac llevó a Balaam al campo de Sofín, que está en la cumbre del Pisga. Allí edificó siete altares, y en cada altar ofreció un becerro y un carnero. 15 Entonces Balaam le dijo a Balac:
«Quédate aquí, junto a tu holocausto, que yo iré por allí a encontrarme con Dios.»
16 Entonces el Señor salió al encuentro de Balaam, y puso en sus labios su palabra. Le dijo:
«Vuelve adonde está Balac, y dile lo que voy a decirte.»
17 Balaam fue adonde estaba Balac, y lo encontró junto a su holocausto, acompañado de los príncipes de Moab. Y Balac le dijo:
«¿Qué te dijo el Señor?»
18 Y Balaam pronunció estas palabras proféticas:
«Vamos, Balac, ¡ponte de pie!
¡Escucha mis palabras, hijo de Sipor!
19 Dios no es un simple mortal
para que mienta o cambie de parecer.
Si él habla, ciertamente actúa;
si él dice algo, lo lleva a cabo.
20 Yo he recibido la orden de bendecir;
la bendición de Dios no puedo revocarla.
21 Dios no ha hallado iniquidad en Jacob,
ni ha encontrado perversidad en Israel.
El Señor su Dios está con ellos,
y ellos lo aclaman como su rey.
22 Dios los ha sacado de Egipto
con la poderosa fuerza de un búfalo.
23 Contra Jacob nada pueden las brujerías;
contra Israel nada valen las artes mágicas.
De Jacob, que es Israel, se dirá:
¡Miren lo que ha hecho Dios con ellos!
24 Este pueblo se levantará como un león;
como león rugiente se pondrá de pie.
No se echará hasta haber devorado la presa,
¡hasta saciarse con la sangre de los muertos!»
25 Pero Balac le dijo a Balaam:
«Si no lo vas a maldecir, ¡tampoco lo bendigas!»
26 Y Balaam le respondió:
«¿No te he dicho que yo debo decir todo lo que el Señor me diga?»
27 Balac le dijo entonces:
«Yo te ruego que me acompañes a otro lugar. Tal vez desde allí Dios maldiga a Israel.»
28 Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Pegor, desde donde se mira hacia el desierto.[c] 29 Allí Balaam le dijo a Balac:
«Levanta aquí siete altares, y prepárame siete becerros y siete carneros.»
30 Balac hizo lo que Balaam le ordenó, y éste ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
24 Cuando Balaam se dio cuenta de que al Señor le parecía bien que él bendijera a Israel, ya no recurrió a las artes de hechicería, como lo había hecho la primera y la segunda vez, sino que dirigió la mirada hacia el desierto. 2 Al levantar la vista, pudo ver a Israel asentado por orden tribal. Entonces el espíritu de Dios vino sobre él, 3 y él pronunció estas palabras proféticas:
«Así dice Balaam hijo de Beor;
así dice el hombre de penetrante mirada;
4 así dice el que oye la voz de Dios,
el que recibe visiones del Omnipotente,
el que postrado mantiene abiertos los ojos:
5 »¡Qué hermosas son tus tiendas, Jacob!
¡Qué hermosas son tus habitaciones, Israel!
6 Expandidas, como los arroyos;
como los huertos a la vera del río,
como los áloes que el Señor ha plantado,
como los cedros cercanos a las aguas.
7 De sus afluentes mana agua en abundancia;
sus semillas estarán bien regadas.
Su rey es más importante que Agag,
y su reinado será enaltecido.
8 »Dios lo sacó de Egipto,
y le infundió las fuerzas de un búfalo.
Devorará a las naciones enemigas,
les desmenuzará los huesos,
y las traspasará con sus saetas.
9 Se pone al acecho, como un león;
se agazapa como leona: ¿quién lo azuzará?(D)
¡Benditos sean quienes lo bendigan!
¡Malditos sean quienes lo maldigan!»(E)
Profecía de Balaam
10 En ese instante la ira de Balac se encendió contra Balaam, y agitando las manos le dijo:
«Yo te hice venir para que maldijeras a mis enemigos, ¡y ya van tres veces que los bendices! 11 ¡Mejor lárgate a tu casa! Yo había prometido colmarte de riquezas, pero es el Señor quien te ha privado de recibirlas.»
12 Balaam le respondió:
«¿Acaso no se lo advertí a los mensajeros que me enviaste? Yo les dije: 13 “Aun si Balac me da su casa llena de oro y plata, yo no podré desobedecer las órdenes del Señor, ni hacer nada bueno o malo por mi propia voluntad. Yo diré sólo aquello que el Señor me ordene decir.” 14 Como puedes ver, yo estoy regresando a mi pueblo. Pero ven conmigo, que voy a indicarte lo que este pueblo hará con tu pueblo en los últimos tiempos.»
15 Y Balaam pronunció estas palabras proféticas:
«Así dice Balaam hijo de Beor;
así dice el hombre de penetrante mirada;
16 así dice el que oye la voz de Dios,
el que tiene los conocimientos del Altísimo,
el que recibe visiones del Omnipotente,
el que postrado mantiene abiertos los ojos:
17 »Yo lo veré, pero no en este momento;
lo contemplaré, pero no de cerca.
De Jacob saldrá una estrella;
un cetro surgirá en Israel,
que herirá a Moab en las sienes
y descalabrará a todos los hijos de Set.
18 Edom será conquistado;
también Seir será tomado por sus enemigos.
Pero Israel realizará grandes proezas.
19 De Jacob saldrá un conquistador,
y acabará con los que aún queden en la ciudad.»
20 Luego, Balaam se fijó en Amalec, y pronunció estas palabras proféticas:
«Amalec es una nación importante,
pero al final desaparecerá para siempre.»
21 Al ver a los quenitas, Balaam pronunció estas palabras proféticas:
«Tú habitas en un lugar seguro;
has construido tu nido en la roca.
22 Con todo, quenita, serás echado al fuego,
y Asiria te llevará cautivo.»
23 Y Balaam pronunció también estas palabras proféticas:
«¡Ay! ¿quién podrá seguir con vida
cuando Dios se decida a actuar?
24 De las costas de Quitín vendrán naves
que afligirán a Asiria, lo mismo que a Éber,
pues también ellos perecerán para siempre.»
25 Dicho esto, Balaam se fue de allí y volvió al lugar de donde había venido, y también Balac se fue por su camino.
Israel acude a Baal Pegor
25 Mientras Israel estuvo viviendo en Sitín, el pueblo empezó a prostituirse con las mujeres de Moab, 2 las cuales invitaban al pueblo a participar en los sacrificios de sus dioses, y el pueblo comía de esos sacrificios y adoraba a esos dioses. 3 Y como el pueblo acudía a Baal Pegor, el furor del Señor se encendió contra Israel, 4 y el Señor le dijo a Moisés:
«Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos delante de mí a pleno sol. Sólo así mi ira se apartará de Israel.»
5 Moisés dijo entonces a los jueces de Israel:
«Mate cada uno de ustedes a los suyos que hayan acudido a Baal Pegor.»
6 Mientras los israelitas lloraban a la entrada del tabernáculo de reunión, un israelita llegó y, a la vista de Moisés y de toda la congregación de los israelitas, presentó una madianita a sus hermanos. 7 Al ver esto Finés hijo de Eleazar, que era hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la congregación y, con una lanza en la mano, 8 se lanzó tras aquel israelita. Al llegar a su tienda, con su lanza atravesó por el vientre a los dos, al israelita y a la mujer. Al instante, cesó la mortandad entre los hijos de Israel, 9 aunque ya habían muerto veinticuatro mil de ellos.
10 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:
11 «Llevado por el celo que yo mismo tengo por mí, Finés hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho que mi furor se aparte de los hijos de Israel. Por eso no los he consumido. 12 Por lo tanto, dile que yo he establecido ya mi pacto de paz con él. 13 Tanto él como sus descendientes contarán con el pacto del sacerdocio perpetuo, por haber mostrado celo por su Dios y por haber hecho expiación por los hijos de Israel.»
14 El israelita que fue atravesado junto con la madianita se llamaba Zimri hijo de Salu, y era jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 La madianita que murió con él se llamaba Cozbi hija de Sur, quien era príncipe de pueblos y padre de familia en Madián.
16 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
17 «Hostilicen a los madianitas, y mátenlos. 18 También ellos los hostilizaron a ustedes con sus ardides; los engañaron en relación con Baal Pegor y con su hermana Cozbi, la hija del príncipe de Madián, que por causa de Baal Pegor fue muerta el día de la mortandad.»
Censo del pueblo en Moab
26 Después de la mortandad, sucedió que el Señor habló con Moisés y Eleazar, el hijo del sacerdote Aarón. Les dijo:
2 «Levanten un censo(F) de toda la congregación de todos los hijos de Israel, mayores de veinte años, que pueden salir a pelear por Israel, en el orden de las familias de sus antepasados.»
3 Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con los israelitas en los campos de Moab, es decir, junto al Jordán y frente a Jericó. Les dijeron:
4 «Cuenten al pueblo mayor de veinte años, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés y a los hijos de Israel que salieron de Egipto.»
5 De Rubén, primogénito de Israel, fueron contadas las siguientes familias:
De Enoc, la familia de los enoquitas.
De Falú, la familia de los faluitas.
6 De Jesrón, la familia de los jesronitas.
De Carmi, la familia de los carmitas.
7 Éstas son las familias de los rubenitas. De ellas fueron contados cuarenta y tres mil setecientos treinta hombres.
8 Los hijos de Falú: Eliab.
9 Los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abirán. Estos Datán y Abirán fueron los dos del consejo de la congregación que, junto con el grupo de Coré, se rebelaron contra Moisés y Aarón, y contra el Señor, 10 cuando la tierra se abrió y se los tragó, a ellos y a Coré, y aquel grupo murió al consumir el fuego a doscientos cincuenta hombres, para que sirviera de escarmiento. 11 Pero los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón, en el orden de sus familias:
De Nemuel, la familia de los nemuelitas.
De Jamín, la familia de los jaminitas.
De Jaquín, la familia de los jaquinitas.
13 De Zeraj, la familia de los zeraítas.
De Saúl, la familia de los saulitas.
14 Éstas son las familias de los simeonitas, con un total de veintidós mil doscientos hombres.
15 Los hijos de Gad por sus familias:
De Zefón, la familia de los zefonitas.
De Jaguí, la familia de los haguitas.
De Suni, la familia de los sunitas.
16 De Ozni, la familia de los oznitas.
De Eri, la familia de los eritas.
17 De Arod, la familia de los aroditas.
De Areli, la familia de los arelitas.
18 Éstas son las familias de Gad, con un total de cuarenta mil quinientos hombres.
19 Los hijos de Judá: Er y Onán.
Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Los hijos de Judá, por sus familias, fueron:
De Sela, la familia de los selaítas.
De Fares, la familia de los faresitas.
De Zeraj, la familia de los zeraítas.
21 Los hijos de Fares fueron:
De Jesrón, la familia de los jesronitas.
De Jamul, la familia de los hamulitas.
22 Éstas son las familias de Judá, con un total de setenta y seis mil quinientos hombres.
23 Los hijos de Isacar, en el orden de sus familias:
De Tola, la familia de los tolaítas.
De Fuvá, la familia de los funitas.
24 De Jasub, la familia de los jasubitas.
De Simerón, la familia de los simronitas.
25 Éstas son las familias de Isacar, con un total de sesenta y cuatro mil trescientos hombres.
26 Los hijos de Zabulón, en el orden de sus familias:
De Sered, la familia de los sereditas.
De Elón, la familia de los elonitas.
De Yajelel, la familia de los jahleelitas.
27 Éstas son las familias de los zabulonitas, con un total de sesenta mil quinientos hombres.
28 Los hijos de José, en el orden de sus familias:
Manasés y Efraín.
29 Los hijos de Manasés:
De Maquir, la familia de los maquiritas. Y Maquir engendró a Galaad.
De Galaad, la familia de los galaaditas.
30 Éstos son los hijos de Galaad:
De Yézer, la familia de los jezeritas.
De Jélec, la familia de los helequitas.
31 De Asriel, la familia de los asrielitas.
De Siquén, la familia de los siquemitas.
32 De Semida, la familia de los semidaítas.
De Jéfer, la familia de los jeferitas.
33 Selofejad hijo de Jéfer no tuvo hijos, sino hijas. Los nombres de las hijas de Selofejad fueron Malá, Nogá, Joglá, Milca y Tirsa.
34 Éstas son las familias de Manasés, con un total de cincuenta y dos mil setecientos hombres.
35 Éstos son los hijos de Efraín, en el orden de sus familias:
De Sutelaj, la familia de los sutelaítas.
De Bequer, la familia de los bequeritas.
De Taján, la familia de los tahanitas.
36 Éstos son los hijos de Sutelaj:
De Erán, la familia de los eranitas.
37 Éstas son las familias de los hijos de Efraín, con un total de treinta y dos mil quinientos hombres. Éstos son los hijos de José por sus familias.
38 Los hijos de Benjamín, en el orden de sus familias:
De Bela, la familia de los belaítas.
De Asbel, la familia de los asbelitas.
De Ajirán, la familia de los ahiramitas.
39 De Sufán, la familia de los sufamitas.
De Jufán, la familia de los hufamitas.
40 Los hijos de Bela fueron Ard y Namán.
De Ard, la familia de los arditas.
De Namán, la familia de los naamitas.
41 Éstos son los hijos de Benjamín, en el orden de sus familias, con un total de cuarenta y cinco mil seiscientos hombres.
42 Éstos son los hijos de Dan, en el orden de sus familias:
De Suján, la familia de los sujanitas.
Éstas son las familias de Dan, en el orden de sus familias. 43 De las familias de los sujanitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.
44 Los hijos de Aser, en el orden de sus familias:
De Imna, la familia de los imnitas.
De Isúi, la familia de los isuitas.
De Beria, la familia de los beriaítas.
45 Los hijos de Beria:
De Jéber, la familia de los heberitas.
De Malquiel, la familia de los malquielitas.
46 La hija de Aser se llamaba Será.
47 Éstas son las familias de los hijos de Aser, con un total de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.
48 Los hijos de Neftalí, en el orden de sus familias:
De Yajesel, la familia de los jahzeelitas.
De Guni, la familia de los gunitas.
49 De Yézer, la familia de los jezeritas.
De Silén, la familia de los silemitas.
50 Éstas son las familias de Neftalí, en el orden de sus familias, con un total de cuarenta y cinco mil cuatrocientos hombres.
51 El total de los hijos de Israel censados fue de seiscientos un mil setecientos treinta hombres.
La repartición de la tierra
52 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
53 «La tierra se repartirá entre estos hombres, según los nombres censados. 54 A los que sean más, les darás una propiedad mayor; a los que sean menos, les darás una propiedad menor. Cada uno recibirá su propiedad según el número de hombres censados. 55 Pero la tierra se repartirá por sorteo, y la recibirán en propiedad según los nombres de las tribus de sus padres. 56 Según les toque en suerte, la tierra se repartirá entre los que sean más y los que sean menos.»(G)
Censo de la tribu de Leví
57 Los levitas censados según el orden de sus familias fueron éstos:
De Gersón, la familia de los gersonitas.
De Coat, la familia de los coatitas.
De Merari, la familia de los meraritas.
58 Éstas son las familias de los levitas:
la familia de los libnitas,
la familia de los hebronitas,
la familia de los malitas,
la familia de los musitas,
la familia de los coreítas.
Coat fue el padre de Amirán. 59 La mujer de Amirán se llamaba Jocabed, hija de Leví, y le nació a Leví en Egipto. Esta Jocabed fue la madre de Aarón, Moisés y María, y el padre de ellos fue Amirán. 60 Aarón fue el padre de Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.(H) 61 Nadab y Abiú murieron por haber ofrecido fuego extraño delante del Señor.(I)
62 Los levitas censados fueron veintitrés mil hombres, todos ellos mayores de un mes. No fueron contados entre los hijos de Israel porque no recibieron ninguna propiedad entre los hijos de Israel.
Caleb y Josué sobreviven
63 Éstos son los israelitas censados por Moisés y el sacerdote Eleazar en los campos de Moab, junto al Jordán y frente a Jericó. 64 Ninguno de ellos era de los que fueron contados por Moisés y el sacerdote Aarón en el desierto de Sinaí. 65 Y es que el Señor había dicho acerca de ellos: Morirán en el desierto.(J) Así que ninguno de ellos quedó con vida, excepto Caleb hijo de Yefune y Josué hijo de Nun.
Las hijas de Selofejad
27 Selofejad hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, tenía cinco hijas llamadas Malá, Nogá, Joglá, Milca y Tirsa. Éstas fueron 2 a la puerta del tabernáculo de reunión y se presentaron ante Moisés y el sacerdote Eleazar, y ante los príncipes y toda la congregación, para decirles:
3 «Nuestro padre murió en el desierto, pero no por haber estado en el grupo de Coré, entre los que se juntaron contra el Señor, sino que murió por su propio pecado y sin haber tenido hijos varones. 4 ¿Acaso por no haber tenido hijos nuestro padre se quitará su nombre de entre su familia? ¡Danos una propiedad familiar entre sus hermanos!»
5 Moisés le presentó el caso al Señor, 6 y el Señor le respondió:
7 «Las hijas de Selofejad tienen razón. Dales posesión de una propiedad familiar entre los hermanos de su padre. Traspasa a ellas(K) los derechos de propiedad de su padre. 8 Además, diles a los hijos de Israel que, cuando alguno de ellos muera sin tener hijos, sus derechos de propiedad se traspasarán a su hija. 9 Si tampoco tuvo hija, sus derechos de propiedad pasarán a sus hermanos. 10 Si tampoco tuvo hermanos, sus derechos de propiedad pasarán a los hermanos de su padre. 11 Y si su padre tampoco tuvo hermanos, sus derechos pasarán a su pariente tribal más cercano, y éste será el dueño. Esto será un estatuto legal para los hijos de Israel, tal y como yo, el Señor, te lo he ordenado.»
Josué, sucesor de Moisés
12 El Señor le dijo a Moisés:
«Sube a este monte Abarín. Desde allí verás la tierra que voy a darles a los hijos de Israel. 13 Después de que la hayas visto, también tú irás a reunirte con tu pueblo, como tu hermano Aarón, 14 porque allá en Meriba, en el desierto de Zin, cuando la congregación me hizo reclamos, ustedes se rebelaron contra mi mandato y delante de ellos(L) no me santificaron.»
Estas aguas de Meriba están en Cades, en el desierto de Zin.
15 Moisés le respondió al Señor:
16 «Señor y Dios del espíritu que habita en todo ser, pon a cargo de la congregación alguien 17 que salga al frente de ellos y que los haga volver. Que no sea tu congregación, Señor, como un rebaño de ovejas sin pastor.»
18 Y el Señor le dijo:
«Pues toma a Josué(M) hijo de Nun, que es un hombre con espíritu. Pon tu mano sobre él, 19 y llévalo ante el sacerdote Eleazar y ante toda la congregación, y en presencia de ellos entrégale el mando. 20 Pon sobre él tus propias atribuciones, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. 21 Él se presentará ante el sacerdote Eleazar para consultarme por medio del Urim.(N) Cuando Josué lo ordene, todos los hijos de Israel saldrán, y cuando él lo ordene, todos los hijos de Israel volverán.»
22 Moisés hizo lo que el Señor le ordenó, y tomó a Josué y lo llevó ante el sacerdote Eleazar y ante toda la congregación, 23 y poniendo sobre él las manos le entregó el mando,(O) tal y como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.
Las ofrendas diarias(P)
28 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Dales esta orden a los hijos de Israel: Deben presentarme a tiempo mis ofrendas y mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato. 3 Y diles también que la ofrenda encendida que deberán presentarme es la siguiente: Cada día, para el holocausto continuo, dos corderos de un año y sin defecto. 4 Uno de los corderos lo ofrecerás por la mañana, y el otro lo ofrecerás al caer la tarde. 5 También me ofrecerás dos litros de flor de harina, amasada con un litro de aceite de olivas machacadas. 6 Se trata del holocausto continuo en olor grato, que fue ordenado en el monte Sinaí como ofrenda encendida al Señor. 7 Con cada cordero derramarás en el santuario, ante el Señor, como libación, un litro de vino superior. 8 Y el segundo cordero lo ofrecerás al caer la tarde, junto con su libación, tal y como lo hiciste con la ofrenda de la mañana. Se trata de una ofrenda encendida en olor grato al Señor.
Ofrendas mensuales y del día de reposo
9 »El día de reposo presentarás como ofrenda dos corderos de un año y sin defecto, y cuatro litros de flor de harina amasada con aceite, junto con su libación. 10 Se trata del holocausto para cada día de reposo, además del holocausto continuo y de su libación.(Q)
11 »Al principio de cada mes ofrecerán al Señor, en holocausto, dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año, sin defecto. 12 Con cada becerro ofrecerán seis litros de flor de harina amasada con aceite; con cada carnero ofrecerán cuatro litros de flor de harina amasada con aceite, 13 y con cada cordero ofrecerán dos litros de flor de harina amasada con aceite, como holocausto de olor grato. Se trata de una ofrenda encendida en honor del Señor. 14 Con cada becerro derramarán como libación dos litros de vino; con cada carnero, un litro y medio; y con cada cordero, un litro. Éste será el holocausto de cada mes, todos los meses del año. 15 Además del holocausto continuo con su libación, se ofrecerá al Señor un macho cabrío, como expiación.
Ofrendas de las fiestas solemnes(R)
16 »La pascua del Señor(S) la celebrarán a los catorce días del mes primero, 17 y a los quince días de ese mismo mes celebrarán la fiesta solemne. Durante siete días se comerán panes sin levadura.(T) 18 El primer día será de convocación santa. No deberán realizar ningún trabajo. 19 Ofrecerán en holocausto al Señor, como ofrenda encendida, dos becerros de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, todos ellos sin ningún defecto, 20 junto con su ofrenda de harina amasada con aceite: seis litros por cada becerro, cuatro litros por cada carnero, 21 y dos litros por cada uno de los siete corderos, 22 más un macho cabrío como expiación, para reconciliarse conmigo. 23 Ofrecerán esto, además del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo. 24 Cada día de los siete días ofrecerán vianda y ofrenda encendida en olor grato al Señor, además del holocausto continuo con su libación. 25 El séptimo día celebrarán una convocación santa, y nadie debe realizar ningún trabajo.
26 »Durante la fiesta de las semanas,(U) cuando ustedes presenten al Señor una ofrenda nueva en el día de las primicias, celebrarán una convocación santa. Nadie debe realizar ningún trabajo. 27 Ofrecerán en holocausto, en olor grato al Señor, dos becerros de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, 28 junto con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite, que es de seis litros por cada becerro, cuatro litros por cada carnero, 29 y dos litros por cada uno de los siete corderos, 30 más un macho cabrío para hacer expiación por ustedes. 31 No deberán tener ningún defecto, y los presentarán con sus ofrendas, además del holocausto continuo y sus libaciones.
29 »El día primero del mes séptimo harán sonar las trompetas y celebrarán una convocación santa. Ese día nadie debe hacer ningún trabajo. 2 Ofrecerán en holocausto, en olor grato al Señor, un becerro de la vacada, un carnero y siete corderos de un año sin ningún defecto, 3 junto con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite: seis litros con cada becerro, cuatro litros con cada carnero, 4 y dos litros con cada uno de los siete corderos, 5 más un macho cabrío como expiación, para reconciliarse conmigo, 6 además del holocausto del mes y su ofrenda, del holocausto continuo y su ofrenda, y de sus libaciones, conforme a la ley, como ofrenda encendida en olor grato al Señor.
7 »El día diez del mes séptimo celebrarán una convocación santa y ayunarán.(V) Nadie debe hacer ningún trabajo. 8 Ofrecerán al Señor en olor grato, como holocausto, un becerro de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, sin ningún defecto, 9 junto con sus ofrendas de flor de harina amasada con aceite: seis litros con cada becerro, cuatro litros con cada carnero, 10 y dos litros con cada uno de los siete corderos, 11 más un macho cabrío como expiación, además de la ofrenda de expiación por el pecado, del holocausto continuo, y de sus ofrendas con sus libaciones.
12 »A los quince días del mes séptimo celebrarán también una convocación santa. Nadie debe hacer ningún trabajo. Durante siete días(W) celebrarán fiesta solemne al Señor. 13 Ofrecerán en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato al Señor, trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año, todos ellos sin ningún defecto, 14 junto con sus ofrendas de flor de harina amasada con aceite: seis litros con cada uno de los trece becerros, cuatro litros con cada uno de los dos carneros, 15 y dos litros con cada uno de los catorce corderos, 16 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, de su ofrenda y de su libación.
17 »El segundo día ofrecerán doce becerros de la vacada, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto, 18 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 19 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, y de su ofrenda y su libación.
20 »El tercer día ofrecerán once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 21 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 22 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo y de su ofrenda y de su libación.
23 »El cuarto día ofrecerán diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 24 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 25 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo y de su ofrenda y de su libación.
26 »El quinto día ofrecerán nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 27 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 28 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo y de su ofrenda y de su libación.
29 »El sexto día ofrecerán ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 30 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 31 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, y de su ofrenda y de su libación.
32 »El séptimo día ofrecerán siete becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 33 junto con sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 34 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, y de su ofrenda y de su libación.
35 »El octavo día celebrarán una reunión solemne. Nadie debe hacer ningún trabajo. 36 Ofrecerán en holocausto, como ofrenda encendida de olor grato al Señor, un becerro, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto, 37 junto con sus ofrendas y sus libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos, según el número de ellos y conforme a la ley, 38 más un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, y de su ofrenda y de su libación.
39 »Todo esto lo ofrecerán al Señor en sus fiestas solemnes, además de sus votos y de sus ofrendas voluntarias para sus holocaustos y para sus ofrendas, lo mismo que para sus libaciones y para sus ofrendas de paz.»
40 Y Moisés repitió a los hijos de Israel todo lo que el Señor le había ordenado decirles.
Ley de los votos
30 Moisés habló con los príncipes de las tribus de los hijos de Israel, y les dijo:
«El Señor ha ordenado esto: 2 Cuando alguien haga un voto al Señor, o haga un juramento que lo comprometa, no deberá faltar a su palabra, sino que hará todo lo que se haya comprometido a hacer.(X)
3 »En el caso de una mujer joven, que aún viva en casa de su padre y que haga un voto al Señor y se comprometa a hacer algo, 4 si su padre oye su voto y el compromiso que ella adquirió, y guarda silencio, todos los votos que ella haga se mantendrán vigentes, lo mismo que todo compromiso que ella adquiera. 5 Por el contrario, si al oír su padre todos sus votos y sus compromisos adquiridos, se opone a ellos, esos compromisos quedarán invalidados y el Señor la perdonará, porque su padre se opuso a ellos.
6 »Si la mujer es casada y hace votos, o pronuncia con sus labios algo que la comprometa, 7 si su marido oye esto y guarda silencio, los votos de ella se mantendrán vigentes, lo mismo que el compromiso adquirido por ella. 8 Pero si al oírla su marido, se opone al voto que ella haga y al compromiso adquirido por ella misma, éstos quedarán invalidados y el Señor la perdonará.
9 »Todo voto con que una viuda o repudiada se haya comprometido, se mantendrá vigente. 10 Si los votos los hizo en casa de su marido, y se comprometió por medio de un juramento, 11 y su marido la oyó pero guardó silencio y no objetó, entonces todos esos votos se mantendrán vigentes, lo mismo que todo compromiso que ella haya adquirido. 12 Pero si al momento de oírla su marido los invalidó, todos los votos que ella haya pronunciado con sus labios, y todos los compromisos que haya adquirido, quedarán invalidados. Su marido los invalidó y, por lo tanto, el Señor la perdonará.
13 »Todo voto, y todo juramento que comprometa a la mujer, deberá ser confirmado o invalidado por su esposo. 14 Pero si los días pasan y el marido guarda silencio, entonces todos sus votos y todos sus compromisos quedarán confirmados, por haber guardado silencio el día que la oyó pronunciarlos. 15 Aunque, si el esposo los anula después de haberlos oído, entonces será él quien cargue con el pecado de ella.»
16 Éstas son las ordenanzas que el Señor le dio a Moisés para el esposo y la esposa, y para el padre y la hija que, siendo joven, viva en casa de su padre.
Venganza de Israel contra Madián
31 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Toma venganza por los hijos de Israel en contra de los madianitas. Después de eso, irás a reunirte con tus antepasados.»
3 Moisés fue entonces a hablar con el pueblo, y les dijo:
«Tomen sus armas algunos de ustedes, y vayan a pelear contra Madián. Vamos a tomar venganza de ellos en nombre del Señor. 4 Cada una de las doce tribus de Israel debe enviar a la guerra mil soldados.»
5 Fue así como de las legiones de Israel se formó un ejército de doce mil soldados en pie de guerra, a razón de mil por cada tribu. 6 A esos mil de cada tribu los envió Moisés a la guerra. Finés, el hijo del sacerdote Eleazar, fue a la guerra con ellos, llevando en sus manos los vasos del santuario y las trompetas para tocarlas. 7 Y los israelitas pelearon contra Madián, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés, y mataron a todos sus hombres. 8 Entre ellos mataron también a los cinco reyes de Madián, es decir, a Evi, Requén, Sur, Jur y Reba, y mataron también a filo de espada a Balaam hijo de Beor.
9 Los israelitas se llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, y a sus niños, y les arrebataron todos sus bienes, lo mismo que todas sus bestias y todos sus ganados, 10 e incendiaron todas las ciudades y aldeas donde habitaban. 11 Recogieron todos los despojos, y todo el botín de guerra, tanto de hombres como de animales, 12 y todo se lo llevaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel. Los cautivos, el botín y los despojos los llevaron al campamento, el cual estaba en los llanos de Moab, junto al Jordán y frente a Jericó.
13 Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, salieron a recibirlos fuera del campamento. 14 Pero Moisés se enojó contra los capitanes del ejército y contra los jefes de miles y centenas que volvían de la guerra. 15 Les reclamó:
«¿Por qué dejaron con vida a todas las mujeres? 16 Por culpa de Balaam y de sus consejos ellas fueron la causa de que los hijos de Israel pecaran contra el Señor en relación con Baal Pegor.(Y) ¡Por eso hubo tan gran mortandad en la congregación del Señor! 17 Así que, ahora, maten a todos los niños varones, y maten también a toda mujer que haya tenido relaciones carnales con algún hombre. 18 Sólo dejen con vida a todas las niñas que aún sean vírgenes. 19 En cuanto a ustedes, cualquiera que haya dado muerte a otro, y cualquiera que haya tocado algún cadáver, se quedará fuera del campamento siete días. Al tercer día, y al séptimo, tanto ustedes como sus cautivos deberán purificarse, 20 y también deberán purificar todo vestido, toda prenda de piel, todo tejido de pelo de cabra, y todo utensilio de madera.»
Repartición del botín
21 Por su parte, el sacerdote Eleazar les dijo a los soldados que volvían del combate:
«Ésta es la ordenanza de la ley que el Señor le ha dado a Moisés: 22 Todo el oro y la plata, y el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, 23 y todo lo que resista el fuego, tendrán que pasarlo por el fuego para purificarlo, aunque también tendrá que purificarse en las aguas de purificación. Todo lo que no resista el fuego tendrán que pasarlo por el agua. 24 Además, el séptimo día lavarán sus vestidos, y así serán purificados. Después de eso, podrán entrar en el campamento.»
25 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
26 «Hagan tú y el sacerdote Eleazar, junto con los jefes de los padres de la congregación, una relación del botín que se ha capturado, tanto de la gente como de los animales, 27 y repártelo entre los que salieron a la guerra y entre toda la congregación. 28 Del tributo de los que salieron a la guerra, apartarás para mí uno de cada quinientos hombres y uno de cada quinientos bueyes, asnos y ovejas. 29 Los tomarás de la parte que les toque, y se los darás al sacerdote Eleazar como la ofrenda que me corresponde. 30 De la parte que les toque a los hijos de Israel tomarás una de cada cincuenta personas, y uno de cada cincuenta bueyes, asnos y ovejas, y de cualquier otro animal. Todo esto se lo darás a los levitas, que tienen a su cargo mi tabernáculo.»
31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés. 32 Y el resto del botín que tomaron los soldados fue de seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 setenta y dos mil bueyes, 34 y sesenta y un mil asnos. 35 En cuanto a las mujeres que todavía eran vírgenes, eran un total de treinta y dos mil. 36 La parte que correspondía a los que habían salido a la guerra fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 37 y el tributo de las ovejas para el Señor fue de seiscientas setenta y cinco. 38 Los bueyes sumaron treinta y seis mil, de los cuales setenta y dos fueron el tributo para el Señor. 39 Los asnos eran treinta mil quinientos, de los cuales sesenta y uno fueron el tributo para el Señor. 40 Las personas fueron dieciséis mil, de las cuales treinta y dos personas fueron el tributo para el Señor. 41 Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar, como ofrenda elevada para el Señor, tal y como el Señor se lo ordenó a Moisés.
42 Luego Moisés apartó, de los que habían ido a la guerra, la parte que les correspondía a los hijos de Israel. 43 (La parte que le correspondió a la congregación fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44 treinta y seis mil bueyes, 45 treinta mil quinientos asnos, 46 y dieciséis mil personas.) 47 De la parte correspondiente a los hijos de Israel, Moisés tomó una de cada cincuenta personas y uno de cada cincuenta animales, y se los dio a los levitas, los cuales tenían a su cargo el tabernáculo del Señor, tal y como el Señor se lo había ordenado.
48 Después los jefes de aquel ejército, es decir, los jefes de millares y de centenas, fueron a ver a Moisés 49 y le dijeron:
«Tus siervos han pasado revista de los soldados que están bajo nuestro mando, y ninguno de nosotros falta. 50 Por eso hemos decidido presentar al Señor una ofrenda de las alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas que cada uno de nosotros ha hallado, para hacer expiación por nosotros delante del Señor.»
51 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron de manos de ellos el oro y las alhajas, 52 y todo el oro que los jefes de millares y de centenas ofrendaron al Señor pesó más de ciento ochenta y cuatro kilos. 53 Cada soldado había tomado botín para sí mismo. 54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo llevaron al tabernáculo de reunión, como memorial de los hijos de Israel delante del Señor.
Propiedad familiar de Rubén y Gad(Z)
32 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían incontables cabezas de ganado, así que cuando vieron la tierra de Jazer y de Galaad, les pareció el lugar ideal para sus ganados. 2 Entonces los hijos de Gad y los hijos de Rubén fueron a hablar con Moisés y con el sacerdote Eleazar, lo mismo que con los príncipes de la congregación, y les dijeron:
3 «Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Jesbón, Eleale, Sebán, Nebo y Beón, 4 es decir, la tierra que el Señor derrotó ante la congregación de Israel, es tierra para ganado, y tus siervos lo tienen. 5 Si te parece bien, ordena que esta tierra le sea dada a tus siervos como su propiedad familiar. ¡No nos hagas cruzar el Jordán!»
6 Moisés les respondió a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén:
«¿Y sus hermanos irán a la guerra, mientras ustedes se quedan aquí? 7 ¿Por qué desaniman así a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que el Señor les ha dado? 8 Eso mismo hicieron los padres de ustedes, cuando desde Cadés Barnea los envié a explorar la tierra. 9 Subieron hasta el torrente de Escol, y luego de ver la tierra desalentaron a los hijos de Israel para que no entraran en la tierra que el Señor les había dado.(AA) 10 Entonces la ira del Señor se encendió, por lo que juró: 11 “Los hombres mayores de veinte años, que salieron de Egipto, no fueron perfectos ni me han seguido; por eso no verán la tierra que juré darles a Abrahán, Isaac y Jacob. 12 Sólo la verán Caleb hijo de Yefune el quenizita, y Josué hijo de Nun, porque ellos sí fueron perfectos y me han seguido.” 13 (En efecto, la ira del Señor se encendió contra Israel, y durante cuarenta años los hizo andar errantes por el desierto, hasta que se acabó toda esa generación que hizo lo malo delante del Señor.(AB))
14 »Y ahora resulta que ustedes, prole de pecadores, siguen el mal ejemplo de sus padres y añaden más a la ira del Señor contra Israel. 15 Si ustedes se apartan de él, él se apartará de ustedes y los dejará en el desierto, pero ustedes habrán acabado con todo este pueblo.»
16 Entonces ellos hablaron con Moisés y le dijeron:
«Vamos a levantar aquí corrales para nuestro ganado, y ciudades para nuestros hijos, 17 pero nosotros tomaremos las armas y marcharemos sin temor al frente de los hijos de Israel, hasta que los hayamos introducido en su tierra. Nuestros hijos se quedarán en ciudades fortificadas, por causa de los habitantes del país, 18 pero nosotros no volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel hayan tomado posesión de la tierra que les corresponde. 19 Nosotros ya no tomaremos posesión de nada que esté al otro lado del Jordán, ni más allá, porque ya tendremos nuestra propia tierra en esta ribera oriental del río Jordán.»
Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas