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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Job 8-24

Bildad proclama la justicia de Dios

Respondió Bildad suhita, y dijo:

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?
¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
Si tus hijos pecaron contra él,
Él los entregó a merced de su pecado.
Si tú de mañana buscas a Dios,
E imploras al Todopoderoso;
Si eres limpio y recto,
Ciertamente luego él velará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
Y aunque tu principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.

Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y atiende a lo que sus padres averiguaron;
Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como una sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el papiro fuera del pantano?
¿Crece el junco fuera del agua?
12 Aun en su verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.
13 Tal es el final de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;
14 Porque su esperanza será cortada como un hilo,
Y su confianza es como tela de araña.
15 Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Asirá de ella, mas no resistirá.
16 A manera de un árbol, está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen por encima de su huerto;
17 Se van entretejiendo sus raíces junto a un montón de piedras,
Y enlazándose hasta un muro de piedra.
18 Si le arrancan de su lugar,
Éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente éste será el final de su camino gozoso.
Y de la misma tierra brotarán otros.

20 He aquí, Dios no rechaza al hombre íntegro,
Ni apoya la mano de los malignos.
21 Aún llenará tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la morada de los impíos desaparecerá.

Incapacidad de Job para responder a Dios

Respondió Job, y dijo:

Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre ante Dios?
Si quisiera discutir con él,
No le podrá responder a una cosa entre mil.
Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?
Él arranca los montes con su furor,
Y no saben quién los trastornó;
Él sacude la tierra de su lugar,
Y hace temblar sus columnas;
Él manda al sol, y no sale;
Y guarda bajo sello las estrellas;
Él solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;
Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y las ocultas constelaciones del sur;
10 Él hace prodigios incomprensibles,
Y maravillas sinnúmero.
11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;
Se deslizará, y no lo percibiré.
12 He aquí, arrebatará su presa; ¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá: Qué haces?

13 Dios no ceja en su cólera,
Y debajo de él se abaten los que ayudan a Rahab.
14 ¿Cuánto menos le responderé yo,
Y hablaré con él palabras escogidas?
15 Aunque tuviera yo razón, no respondería;
Antes habría de implorar clemencia a mi juez.
16 Si yo le invocara, y él me respondiese,
Aún no creería que hubiese escuchado mi voz.
17 Porque me ha quebrantado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas sin causa.
18 No me ha concedido que tome respiro,
Sino que me ha llenado de amarguras.
19 Si hablásemos de su potencia, por cierto es fuerte;
Si de juicio, ¿quién le emplazará?
20 Si yo me justificase, me condenaría mi boca;
Si me tuviese por perfecto, esto me haría inicuo.
21 ¿Soy acaso intachable?
Ni yo mismo me conozco; desprecio mi vida.
22 Una cosa resta que yo diga:
Al perfecto y al impío él los consume.
23 Si un azote acarrea la muerte de improviso,
Se ríe del sufrimiento de los inocentes.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos,
Y él cubre el rostro de sus jueces,
Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está?
25 Mis días han sido más ligeros que un correo;
Huyeron sin haber gustado la dicha.
26 Se deslizaron como lanchas de papiro;
Como el águila que se arroja sobre la presa.
27 Si yo dijese: Olvidaré mi queja,
Dejaré mi triste semblante, y me alegraré,
28 Me turban todos mis dolores;
Sé que no me tendrás por inocente.
29 Y si soy culpable,
¿Para qué trabajaré en vano?
30 Aunque me lave con aguas de nieve,
Y limpie mis manos con la limpieza más esmerada,
31 Aún me hundirías en el fango,
Y mis propios vestidos me abominarían.
32 Porque él no es hombre como yo, para que yo le responda,
Y vengamos juntamente a juicio.
33 No hay entre nosotros árbitro
Que ponga su mano sobre nosotros dos.
34 Quite de sobre mí su vara,
Y su terror no me espante.
35 Entonces hablaré, y no le temeré;
Porque en este estado no soy dueño de mí.

Job lamenta su condición

10 Está mi alma hastiada de mi vida;

Daré libre curso a mi queja,
Hablaré en la amargura de mi alma.
Diré a Dios: No me condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Te parece bien que me oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos?
¿Tienes tú acaso ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los días de un mortal,
Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado,
Aunque tú sabes que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre?
Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?
Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?
10 ¿No me vertiste como leche,
Y como queso me cuajaste?
11 Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.
12 Vida y misericordia me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu.
13 Pero he aquí lo que guardabas en tu corazón;
Ahora sé que pensabas esto.
14 Que si pecaba, me observarías vigilante,
Y no me absolverías de mi iniquidad.
15 Si soy culpable, ¡ay de mí!
Y si soy justo, no levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.
16 Si mi cabeza se alzase, cual león tú me cazarías,
Y de nuevo mostrarías tu gigantesco poder contra mí.
17 Renuevas contra mí tus pruebas testificales,
Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.

18 ¿Por qué me sacaste de la matriz?
Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.
19 Sería como si nunca hubiera existido,
Conducido desde el vientre a la sepultura.
20 ¿No son pocos mis días?
Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco,
21 Antes que me vaya para no volver,
A la región de las tinieblas de sombra de muerte;
22 Tierra de oscuridad, lóbrega,
Como sombra de muerte y sin orden,
Y donde la luz misma es como densas tinieblas.

Zofar acusa de maldad a Job

11 Respondió Zofar naamatita, y dijo:

¿Tanta palabrería no ha de tener respuesta?
¿Y tendrá razón el charlatán?
¿Harán tus falacias callar a los hombres?
¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence?
Tú dices: Mi doctrina es pura,
Y yo soy limpio delante de tus ojos.
Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara,
Y abriera sus labios para responderte,
Y te declarara los secretos de la sabiduría,
Que son de doble valor que tus argucias!
Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

¿Descubrirás tú las profundidades de Dios?
¿Alcanzarás el límite de la perfección del Todopoderoso?
Es más alta que los cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?
Su dimensión es más extensa que la tierra,
Y más ancha que el mar.
10 Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá contrarrestarle?
11 Porque él conoce a los hombres vanos;
Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?
12 El hombre vano se hará entendido,
Cuando un asno montés se convierta en hombre.

13 Si tú diriges tu corazón a Dios,
Y extiendes a él tus manos;
14 Si alguna iniquidad hay en tu mano, y la echas de ti,
Y no consientes que more en tu casa la injusticia,
15 Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada temerás;
16 Y olvidarás tu miseria,
O te acordarás de ella como de aguas que pasaron.
17 La vida te será más luminosa que el mediodía;
Aunque oscurezca, será como el amanecer.
18 Tendrás confianza, porque hay esperanza;
Mirarás alrededor de tu tienda, y dormirás seguro.
19 Te acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos buscarán tu favor.
20 Pero los ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será dar su último suspiro.

Job proclama el poder y la sabiduría de Dios

12 Respondió entonces Job, diciendo:

Ciertamente vosotros sois la gente importante,
Y con vosotros morirá la sabiduría.
Pero también yo tengo entendimiento como vosotros;
No soy yo menos que vosotros;
¿Y a quién se le ocultan estas cosas?
Yo soy uno de quien su amigo se mofa,
Que invoca a Dios, y él le responde;
Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
Aquel cuyos pies van a resbalar
Es como una lámpara despreciada por aquel que está a sus anchas.
Prosperan las tiendas de los ladrones,
Y los que provocan a Dios viven seguros,
Pensando que lo tienen en su puño.
Pero pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán;
A las aves de los cielos, y ellas te informarán.
O habla a la tierra, y ella te enseñará;
Los peces del mar te lo declararán también.
¿Qué cosa de todas éstas no entiende
Que la mano de Jehová la hizo?
10 En su mano está el alma de todo viviente,
Y el hálito de todo el género humano.
11 Ciertamente el oído distingue las palabras,
Y el paladar gusta las viandas.
12 En los ancianos está la sabiduría,
Y en la larga edad la inteligencia.

13 Con Dios está la sabiduría y el poder;
Suyo es el consejo y la inteligencia.
14 Si él derriba, no hay quien edifique;
Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.
15 Si él detiene las aguas, todo se seca;
Si las suelta, destruyen la tierra.
16 Con él está la fuerza y la pericia;
Suyo es el que yerra, y el que hace errar.
17 Él hace andar despojados de consejo a los consejeros,
Y entontece a los jueces.
18 Él rompe las cadenas de los tiranos,
Y les ata una soga a sus lomos.
19 Él lleva despojados a los príncipes,
Y abate a los poderosos.
20 Priva del habla a los consejeros.
Y quita a los ancianos la discreción.
21 Él derrama menosprecio sobre los príncipes,
Y desata el cinto de los fuertes.
22 Él descubre las profundidades de las tinieblas.
Y saca a luz la más densa oscuridad.
23 Él engrandece a las naciones, y él las destruye;
Desparrama a las naciones, y las vuelve a recoger.
24 Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra,
Y los hace vagar como por un yermo sin camino.
25 Van a tientas, como en tinieblas y sin luz,
Y los hace tambalearse como borrachos.

Job defiende su integridad

13 He aquí que todas estas cosas las han visto mis ojos,

Y las han oído y percibido mis oídos.
Como vosotros lo sabéis, lo sé yo;
No soy menos que vosotros.
Mas yo querría dirigirme al Todopoderoso,
Y querría discutir con Dios.
Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira;
Sois todos vosotros médicos nulos.
Ojalá os callarais por completo,
Porque esto os sería contado por sabiduría.
Oíd ahora mi razonamiento,
Y estad atentos a los argumentos de mis labios.
¿Hablaréis iniquidad a favor de Dios?
¿Hablaréis por él engaño?
¿Haréis acepción de personas a su favor?
¿Actuaréis como abogados de Dios?
¿Os iría bien si él os escudriñase?
¿Os burlaríais de él como quien se burla de un hombre?
10 Él os reprochará de seguro,
Si solapadamente hacéis acepción de personas.
11 De cierto su majestad os habría de espantar,
Y su terror habría de caer sobre vosotros.
12 Vuestras máximas sentenciosas son refranes de ceniza,
Y vuestras réplicas son argumentos de arcilla.

13 Guardad silencio, que voy a hablar yo,
Y que me venga después lo que viniere.
14 Pondré mi carne entre mis dientes,
Y arriesgaré la vida en mis manos.
15 He aquí, aunque él me mate, en él esperaré;
No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
16 Y esto mismo será mi salvación,
Porque no comparecerá en su presencia el impío.
17 Oíd con atención mi razonamiento,
Y mi declaración entre en vuestros oídos.
18 He aquí ahora, si yo expongo mi causa,
Sé que saldré absuelto.
19 ¿Quién es el que contenderá conmigo?
Porque si ahora yo callara, moriría.
20 A lo menos ahórrame dos cosas;
Entonces no me esconderé de tu rostro:
21 Aparta de mí tu mano,
Y no me asombre tu terror.
22 Emplázame luego, y yo responderé;
O yo hablaré, y respóndeme tú.
23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo?
Demuéstrame mis transgresiones y mis pecados.
24 ¿Por qué escondes tu rostro,
Y me tratas como a un enemigo?
25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar,
Y a una paja seca has de perseguir?
26 ¿Por qué dictas contra mí amargas sentencias,
Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
27 Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos,
Midiendo las huellas de mis pies.
28 Y mi cuerpo se va gastando como cosa carcomida,
Como vestido roído por la polilla.

Job discurre sobre la brevedad de la vida

14 El hombre nacido de mujer,

Vive por pocos días, y hastiado de sinsabores,
Sale como una flor y es cortado,
Y huye como la sombra y no permanece.
¿Sobre éste abres tus ojos,
Y me traes a juicio contigo?
¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.
Ciertamente sus días están contados,
Y el número de sus meses te es bien conocido;
Le pusiste límites, de los cuales no pasará.
¡Déjalo! Que descanse
Y disfrute de su salario como el jornalero.

Porque si el árbol es cortado, aún queda para él esperanza;
Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.
Si se envejece en la tierra su raíz,
Y su tronco se muere en el polvo,
Al percibir el agua reverdecerá,
Y echará ramaje como planta nueva.
10 Mas el hombre morirá, y será cortado;
Cuando el hombre expire, ¿adónde irá él?
11 Como las aguas de un lago se evaporan,
Y el río se agota y se seca,
12 Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que pasen los cielos, no despertará,
Ni se levantará de su sueño.
13 ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol,
Que me ocultases hasta apaciguarse tu ira,
Que me fijases un plazo para acordarte de mí!
14 Si el hombre muere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi milicia esperaré,
Hasta que venga mi relevo.
15 Entonces llamarás, y yo te responderé;
Tendrás nostalgia de la hechura de tus manos.
16 Pero ahora me cuentas los pasos,
Y no cesas de observar mis pecados;
17 Tienes sellada en saco mi prevaricación,
Y tienes cosida mi iniquidad.
18 Así como un monte que cae se deshace,
Y las peñas son removidas de su lugar;
19 Como las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
20 Para siempre serás más fuerte que él, hasta hacerlo desaparecer;
Desfigurarás su rostro, y le despedirás.
21 Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá;
O serán humillados, y no se enterará.
22 Sólo se dolerá él por su propia carne,
Y por sí mismo se entristecerá su alma.

Elifaz reprende a Job

15 Respondió Elifaz temanita, y dijo:

¿Proferirá el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento solano?
¿Disputará con palabras sin sentido,
Y con razones inútiles?
Tú incluso disipas el temor,
Y menoscabas la oración delante de Dios.
Porque tu boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el lenguaje de los astutos.
Tu boca te condena, y no yo;
Y tus labios testifican contra ti.

¿Naciste tú primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que los collados?
¿Oíste tú el secreto de Dios,
Y acaparas tú la sabiduría?
¿Qué sabes tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que a nosotros se nos escape?
10 Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días que tu padre.
11 ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura se te dicen?
12 ¿Por qué te arrebata tu corazón,
Y por qué centellean tus ojos,
13 Para que contra Dios vuelvas tu enojo,
Y saques tales palabras de tu boca?
14 ¿Qué cosa es el hombre para que se crea limpio,
Y para que se vea inocente el nacido de mujer?
15 He aquí, en sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos;
16 ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil,
Que se bebe la iniquidad como agua?

17 Escúchame; yo te declararé,
Y te contaré lo que he visto;
18 Lo que los sabios nos contaron
De sus padres, y no lo encubrieron;
19 A ellos solos fue dada la tierra,
Y no pasó ningún extranjero por en medio de ellos.
20 Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está ya almacenado para el violento.
21 Estruendos espantosos resuenan en sus oídos;
En medio de su prosperidad, el asolador vendrá sobre él.
22 Él no cree que volverá de las tinieblas,
Y está indefenso para la espada.
23 Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día de tinieblas.
24 Tribulación y angustia le turbarán,
E irrumpirán contra él como un rey dispuesto para la batalla,
25 Por cuanto él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso.
26 Embistió contra él con cuello erguido,
Tras la barrera de su escudo macizo.
27 Porque la gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues de grasa sobre sus ijares;
28 Y ahora habita en ciudades asoladas,
En casas inhabitadas,
Que amenazan ruina.
29 No prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni se llevará a la tumba sus posesiones.
30 No escapará de las tinieblas;
El ardor del bochorno secará sus ramas,
Y el viento barrerá sus flores.
31 No confíe el iluso en la vanidad,
Porque ella será su recompensa.
32 Él será cortado antes de tiempo,
Y sus renuevos no reverdecerán.
33 Perderá su agraz como la vid,
Y derramará su flor como el olivo.
34 Porque la congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
35 Concibieron maldad, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas madura el engaño.

Job se queja contra Dios

16 Respondió Job, y dijo:

Muchas veces he oído cosas como éstas;
Consoladores importunos sois todos vosotros.
¿No tendrán fin las palabras vacías?
¿O qué te anima a responder?
También yo podría hablar como vosotros,
Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía;
Yo podría ensartar contra vosotros palabras,
Y por vosotros menear mi cabeza.
Pero yo os alentaría con mis palabras,
Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.

Pero aunque hable, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
Pero ahora tú, oh Dios, me has extenuado;
Has asolado toda mi familia.
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Su furor me despedazó, y me ha aborrecido.
Crujió sus dientes contra mí;
Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
10 Abrieron contra mí su boca;
Hirieron mis mejillas con afrenta;
Contra mí se juntaron todos.
11 Me ha entregado Dios a los malvados,
Y en las manos de los impíos me hizo caer.
12 Vivía yo tranquilo, y me desmenuzó;
Me agarró por la nuca y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo.
13 Me rodearon sus flecheros,
Traspasó mis riñones sin piedad;
Mi hiel derramó por tierra.
14 Me quebrantó con quebranto sobre quebranto;
Me asaltó como un guerrero.
15 Cosí un saco sobre mi piel,
Y hundí mi cabeza en el polvo.
16 Mi rostro está inflamado con el llanto,
Y mis párpados ensombrecidos,
17 A pesar de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido pura mi oración.
18 ¡Oh tierra!, no cubras mi sangre,
Y no haya lugar adonde no llegue mi clamor.
19 Mas he aquí que en los cielos está aún mi testigo,
Y mi defensor en las alturas.
20 Mis amigos se burlan de mí;
Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21 ¡Ojalá pudiese abogar un hombre ante Dios,
Como lo hace con su prójimo!
22 Mas los años que me restan son contados,
Y yo me iré por el camino de donde ya no volveré.

17 Mi aliento se agota, se acaban mis días,

Y me está preparado el sepulcro.
No hay conmigo sino escarnecedores,
Y mis ojos pasan las noches en amarguras.

Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti,
Ya que nadie quiere estrechar mi mano.
Porque a éstos les has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no prevalecerán.
El que traiciona a sus amigos con lisonjas,
Los ojos de sus hijos languidecerán.

Él me ha puesto como proverbio de las gentes,
Y delante de ellos he sido como una escupidera.
Mis ojos se oscurecieron por el dolor,
Y mis miembros todos son como sombra.
Los rectos se maravillarán de esto,
Y el inocente se indignará contra el impío.
No obstante, el justo proseguirá su camino,
Y el limpio de manos aumentará su fuerza.
10 Pero volved todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros ni un sabio.
11 Pasaron mis días, fracasaron mis planes,
Los designios de mi corazón.
12 Cambian la noche en día,
Y la luz se acerca delante de las tinieblas.
13 Pero ¿qué espero?, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas.
14 A la podredumbre he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
15 ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la verá?
16 A la profundidad del Seol descenderá conmigo,
Y juntamente descansará en el polvo.

Bildad describe la suerte de los malos

18 Respondió Bildad suhita, y dijo:

¿Cuándo pondrás fin a tus palabras?
Reflexiona, y después hablaremos.
¿Por qué nos tienes por bestias,
Y a tus ojos somos viles?
Oh tú, que te despedazas en tu furor,
¿Quedará desierta la tierra por tu causa,
Y serán removidas de su lugar las peñas?

Ciertamente la luz de los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la llama de su hogar.
La luz se oscurecerá en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara.
Sus pasos vigorosos serán acortados,
Y sus mismos planes lo derribarán.
Porque red será echada a sus pies,
Y sobre mallas andará.
Un lazo le prenderá por el calcañar;
Se cerrará la trampa sobre él.
10 Su cuerda está escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda.
11 De todas partes le aterrarán temores,
Y le harán huir pisándole los talones.
12 Serán gastadas de hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparada la desgracia.
13 La enfermedad roerá su piel,
Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte.
14 Su confianza será arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos será conducido.
15 En su tienda morará el extraño como si fuese suya;
Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
16 Abajo se secarán sus raíces,
Y arriba serán cortadas sus ramas.
17 Su recuerdo perecerá de la tierra,
Y no tendrá nombre en la comarca.
18 De la luz será lanzado a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo.
19 No tendrá hijo ni nieto en medio de su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas.
20 Al ver su trágico final, se espantarán los de occidente,
Y el pavor caerá sobre los de oriente.
21 Ciertamente tales son las moradas del impío,
Y éste será el lugar del que no reconoce a Dios.

Job confía en que Dios lo justificará

19 Respondió entonces Job, y dijo:

¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma,
Y me moleréis con palabras?
Ya me habéis vituperado diez veces;
No os avergonzáis de injuriarme.
Aun si fuese verdad que yo haya errado,
Sobre mí recaería mi error.
Pero si vosotros os hacéis el grande contra mí,
Y contra mí alegáis mi oprobio,
Sabed ahora que Dios es quien me ha derribado,
Y me ha envuelto en su red.
He aquí, yo clamaré: ¡violencia!, y no seré oído;
Daré voces, y no habrá justicia.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré;
Y sobre mis veredas puso tinieblas.
Me ha despojado de mi gloria,
Y quitado la corona de mi cabeza.
10 Demolió mis muros por todos lados, y perezco;
Y ha descuajado mi esperanza como árbol arrancado.
11 Hizo arder contra mí su furor,
Y me contó para sí entre sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en torno a mí,
Y acamparon en derredor de mi tienda.

13 Hizo alejar de mí a mis hermanos,
Y mis parientes como extraños se apartaron de mí.
14 Mis vecinos se alejaron,
Y mis conocidos se olvidaron de mí.
15 Los servidores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño;
Forastero fui yo a sus ojos.
16 Llamo a mi siervo, y no me responde;
Con mi propia boca le suplicaba.
17 Mi aliento le repugna a mi mujer,
Y fétido soy a los hijos de mi propia madre.
18 Aun los jovenzuelos me menosprecian;
Al levantarme, se burlan de mí.
19 Todos mis íntimos amigos me aborrecen,
Y los que yo amaba se han vuelto contra mí.
20 Mi piel y mi carne se pegan a mis huesos,
Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
21 ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me ha herido.
22 ¿Por qué me perseguís como lo hace Dios,
Y ni aun os saciáis de mi carne?

23 ¡Quién me diese ahora que mis palabras fuesen escritas!
¡Quién me diese que se inscribiesen en un documento;
24 Que con cincel de hierro y con plomo
Fuesen esculpidas en piedra para siempre!
25 Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;
26 Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver de nuevo a Dios;
27 Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no los de otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
28 Mas si decís: ¿Cómo atraparle,
Y qué pretexto hallaremos contra él?
29 Temed vosotros delante de la espada;
Porque el furor de la espada se encenderá contra las injusticias,
Para que sepáis que hay juicio.

Zofar describe las calamidades de los malos

20 Respondió Zofar naamatita, y dijo:

Por cierto mis pensamientos me urgen a responder,
Y por tanto me apresuro.
He oído una reprensión que me ultraja,
Y me hace responder un soplo de mi mente.
¿No sabes esto, que así fue siempre,
Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,
Que la alegría de los malos es efímera,
Y el gozo del impío sólo dura un momento?
Aunque suba su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza toque las nubes,
Como su estiércol, perecerá para siempre;
Los que le hayan visto dirán: ¿Qué queda de él?
Como un sueño pasará, y no será hallado,
Y se disipará como visión nocturna,
El ojo que le veía, nunca más le verá,
Ni su morada le conocerá más.
10 Sus hijos tendrán que indemnizar a los pobres,
Y sus manos devolverán lo que él robó.
11 Sus huesos rebosaban de vigor juvenil,
Mas con él en el polvo yacerán.
12 Si el mal era dulce a su boca,
Si lo ocultaba debajo de su lengua,
13 Si le parecía bien, y no lo soltaba,
Sino que lo retenía en su paladar;
14 Su comida se corromperá en sus entrañas;
Hiel de áspides será dentro de él.
15 Devoró riquezas, pero las vomitará;
De su vientre se las sacará Dios.
16 Veneno de áspides chupará;
Lo matará lengua de víbora.
17 No verá los arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de leche.

18 Restituirá su ganancia conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni gozará.
19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres,
Y robó casas que no había edificado.
20 Por cuanto no se saciaba su vientre,
Ni se salvó nada de su codicia,
21 Y no quedó nada que no devorase,
Por tanto, su bienestar no será duradero.
22 En el colmo de su abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los malvados vendrá sobre él.
23 Cuando se ponga a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor de su ira,
Y la hará llover sobre él y sobre su comida.
24 Si escapa de las armas de hierro,
El arco de bronce le atravesará.
25 La saeta le traspasará y le saldrá por la espalda,
Y la punta relumbrante saldrá por su hiel;
Sobre él se abatirá el pavor.
26 Todas las tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los consumirá;
Devorará lo que quede en su tienda.
27 Los cielos descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará contra él.
28 Los productos de sus cosechas serán arrastrados por una inundación;
Serán esparcidos en el día de su furor.
29 Ésta es la suerte que Dios reserva al hombre impío,
Y la heredad que Dios le señala por su palabra.

Job afirma que los malos prosperan

21 Entonces respondió Job, y dijo:

Oíd atentamente mis palabras,
Y sea esto el consuelo que me deis.
Tened paciencia, y hablaré;
Y después que haya hablado, escarnecedme.
¿Acaso me quejo yo de algún hombre?
¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
Miradme, y espantaos,
Y poned la mano sobre la boca.
Aun yo mismo, cuando lo recuerdo, me horrorizo,
Y el temblor estremece mi carne.
¿Por qué siguen con vida los impíos,
Y hasta cuando envejecen, aún crecen en riquezas?
Su descendencia se robustece en su presencia,
Y sus renuevos están delante de sus ojos.
Sus casas están a salvo de temor,
Y no viene azote de Dios sobre ellos.
10 Sus toros engendran, y no fallan;
Paren sus vacas, y no malogran su cría.
11 Salen sus pequeñuelos como manada,
Y sus hijos andan saltando.
12 Al son del tamboril y de la cítara saltan,
Y se regocijan al son de la flauta.
13 Pasan sus días en prosperidad,
Y descienden en paz al Seol.
14 Y, sin embargo, le dicen a Dios: Apártate de nosotros,
Porque no queremos conocer tus caminos.
15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?
16 He aquí que su dicha no está en manos de ellos;
Lejos esté de mí el consejo de los impíos.
17 ¿Cuántas veces es apagada la lámpara de los impíos,
Y viene sobre ellos su quebranto,
Y Dios en su ira les reparte dolores?
18 ¿Serán acaso como la paja delante del viento,
Y como el tamo que arrebata el torbellino?
19 ¿Guardará Dios para los hijos de ellos su violencia?
¡Que le dé su pago a él, para que aprenda!
20 ¡Vean sus ojos su quebranto,
Y beba de la ira del Todopoderoso!
21 Porque ¿qué le importará a él la suerte de su casa después de muerto,
Cuando se haya acabado el número de sus meses?
22 ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría,
Si él juzga a los más encumbrados?
23 Hay quien muere en su pleno vigor,
En el colmo de la dicha y de la paz;
24 Sus ijares están llenos de grasa,
Y sus huesos bien regados de tuétano.
25 En cambio, otro morirá en amargura de ánimo,
Y sin haber comido jamás con gusto.
26 Pero igualmente yacerán ambos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán.

27 He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,
Y las maquinaciones que contra mí forjáis.
28 Porque decís: ¿Qué queda de la casa del poderoso,
Y qué de las tiendas en que moraban los impíos?
29 ¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos,
Y no habéis conocido su respuesta,
30 Que el malo es preservado en el día de la destrucción?
Guardado será en el día de la ira.
31 ¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
32 Porque llevado será al cementerio,
Y sobre su mausoleo estarán velando.
33 Los terrones del valle le cubrirán suavemente;
Tras él marchará un enorme gentío,
Y delante de él una multitud innumerable.
34 ¿Cómo, pues, me consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?

Elifaz acusa a Job de muchas maldades

22 Respondió Elifaz temanita, y dijo:

¿Traerá el hombre provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio.
¿Tiene algún interés el Omnipotente en que tú seas justificado,
O gana algo conque tú seas intachable?
¿Acaso te castiga,
O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad?
¿No será más bien porque tu malicia es grande,
Y tus maldades no tienen fin?
Porque exigías prenda a tus hermanos sin razón,
Y despojaste de sus ropas a los desnudos.
No dabas de beber al sediento,
Y le negabas el pan al hambriento.
Pero al hombre pudiente dabas la tierra,
Y habitó en ella el distinguido.
A las viudas las despedías con las manos vacías,
Y los brazos de los huérfanos quebrantabas.
10 Por eso, hay lazos alrededor de ti,
Y te turban terrores repentinos;
11 O tinieblas, para que no veas,
Y abundancia de agua que te anega.

12 ¿No está Dios en lo alto de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.
13 ¿Y dirás tú: Qué sabe Dios?
¿Cómo distinguirá a través de los densos nubarrones?
14 Las nubes le rodean, y no ve;
Y por el contorno del cielo se pasea.
15 ¿Quieres tú seguir la senda antigua
Que pisaron los hombres perversos,
16 Los cuales fueron cortados antes de tiempo,
Cuando una riada arrasó sus cimientos?
17 Decían a Dios: Apártate de nosotros.
¿Y qué puede hacernos el Omnipotente?
18 ¡Les había colmado de bienes sus casas;
Pero los pensamientos de ellos estaban lejos de él!
19 Verán los justos y se gozarán;
Y el inocente los escarnecerá, diciendo:
20 Fueron destruidos nuestros adversarios,
Y el fuego consumió lo que de ellos quedó.

21 Reconcíliate ahora con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien.
22 Recibe la instrucción de su boca,
Y pon sus palabras en tu corazón.
23 Si te vuelves al Omnipotente, serás restablecido;
Y si alejas de tu tienda la iniquidad
24 Y tienes el oro por tierra,
Y como piedras de arroyos el oro de Ofir,
25 El Todopoderoso será tu tesoro,
Y tendrás la plata en abundancia.
26 Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente,
Y alzarás a Dios tu rostro.
27 Orarás a él, y él te oirá;
Y tú cumplirás tus votos.
28 Todo lo que emprendas te saldrá bien,
Y sobre tus caminos resplandecerá la luz.
29 Cuando sean abatidos los arrogantes, dirás tú: Enaltecimiento habrá,
Porque Dios salvará al humilde de ojos.
30 Él libertará incluso al que no es inocente;
Sí, por la pureza de tus manos será librado.

Job desea abogar su causa delante de Dios mismo

23 Respondió Job, y dijo:

Hoy también hablaré con amargura;
Porque es más grave mi llaga que mi gemido.
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su tribunal.
Expondría mi causa delante de él,
Y llenaría mi boca de argumentos.
Yo comprendería las razones de su réplica,
Y entendería lo que me dijera.
¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza?
No; antes él me atendería.
Reconocería en su adversario un hombre recto,
Y yo escaparía para siempre de mi juez.
Pero me dirijo al oriente, y no lo hallo;
Y al occidente, y no lo percibo;
Si muestra su poder al norte, yo no lo veo;
Al sur me vuelvo, y no lo encuentro.
10 Mas él conoce mi camino;
Me examinará, y saldré como el oro.
11 Mis pies han seguido sus pisadas;
Guardé su camino, y no me torcí.
12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
13 Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo.
14 Él, pues, acabará lo que ha determinado hacer de mí;
Y muchas cosas como éstas tiene en su mente.
15 Por lo cual yo me espanto en su presencia;
Cuando lo considero, tiemblo de sólo pensarlo.
16 Dios ha enervado mi corazón,
Y me ha turbado el Omnipotente.
17 ¿Por qué no fui yo envuelto en las tinieblas,
Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro?

Job se queja de que Dios es indiferente ante la maldad

24 ¿Por qué no señala plazos el Todopoderoso?

¿Por qué los que le conocen no ven sus visitaciones?
Los malvados traspasan los linderos,
Roban los ganados, y los apacientan.
Se llevan el asno de los huérfanos,
Y toman en prenda el buey de la viuda.
Hacen apartar del camino a los menesterosos,
Y todos los pobres de la tierra se esconden.
He aquí, éstos como asnos monteses en el desierto,
Salen a su obra madrugando para hacer presa;
El desierto es mantenimiento de sus hijos.
En el campo siegan su pasto,
Y vendimian la viña del rico.
Pasan la noche desnudos,
Sin tener cobertura contra el frío.
Con las lluvias de los montes se mojan,
Y se abrazan a las peñas por falta de abrigo.
Arrancan del pecho a los huérfanos,
Y del hijo del pobre toman en prenda.
10 Desnudos andan y sin vestido,
Y hambrientos arrebatan las gavillas.
11 Dentro de sus paredes exprimen el aceite,
Pisan los lagares, y mueren de sed.
12 En la ciudad gimen los moribundos,
Y claman las almas de los heridos de muerte,
Pero Dios no atiende su oración.

13 Otros hay que, rebeldes a la luz,
Nunca conocieron sus caminos,
Ni estuvieron en sus veredas.
14 Al alba se levanta el asesino; mata al pobre y al necesitado,
Y de noche ronda como ladrón.
15 El ojo del adúltero está aguardando la noche,
Diciendo: No me verá nadie;
Y esconde su rostro con un velo.
16 En las tinieblas minan las casas
Que de día para sí señalaron;
No conocen la luz.
17 Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte;
Ya que están acostumbrados a la oscuridad.

18 Huyen ligeros sobre la corriente de aguas;
Su finca es maldita en la tierra;
No andará nadie por el camino de sus viñas.
19 Como la sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve;
Así también el Seol a los pecadores.
20 Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura;
Nunca más habrá de ellos memoria,
Y como se tala un árbol, los impíos serán quebrantados.

21 A la mujer estéril, que no concebía, afligieron,
Y a la viuda nunca socorrieron.
22 No obstante, Dios les prolonga la vida con su poder,
Y se levantan, incluso cuando creen que no van a sobrevivir.
23 Él les da seguridad y confianza;
Pero sus ojos están sobre los caminos de ellos.
24 Fueron exaltados por un poco, mas desaparecen,
Y son abatidos como todos los demás;
Se marchitarán y serán cortados como cabezas de espigas.
25 Y si no, ¿quién me desmentirá ahora,
O reducirá a nada mis palabras?

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.