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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Spanish Blue Red and Gold Letter Edition (SRV-BRG)
Version
Salmos 135 - Proverbios 6

Aleluya.

135 ALABAD el nombre de Jehová;

Alabadle, siervos de Jehová;

Los que estáis en la casa de Jehová,

En los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad á JAH, porque es bueno Jehová:

Cantad salmos á su nombre, porque es suave.

Porque JAH ha escogido á Jacob para sí,

A Israel por posesión suya.

Porque yo sé que Jehová es grande,

Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.

Todo lo que quiso Jehová, ha hecho

En los cielos y en la tierra, en las mares y en todos los abismos.

Él hace subir las nubes del cabo de la tierra;

Él hizo los relámpagos para la lluvia;

Él saca los vientos de sus tesoros.

Él es el que hirió los primogénitos de Egipto,

Desde el hombre hasta la bestia.

Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,

Sobre Faraón, y sobre todos sus siervos.

10 El que hirió muchas gentes,

Y mató reyes poderosos:

11 A Sehón rey Amorrheo,

Y á Og rey de Basán,

Y á todos los reinos de Canaán.

12 Y dió la tierra de ellos en heredad,

En heredad á Israel su pueblo.

13 Oh Jehová, eterno es tu nombre;

Tu memoria, oh Jehová para generación y generación.

14 Porque juzgará Jehová su pueblo,

Y arrepentiráse sobre sus siervos.

15 Los ídolos de las gentes son plata y oro,

Obra de manos de hombres.

16 Tienen boca, y no hablan;

Tienen ojos, y no ven;

17 Tienen orejas, y no oyen;

Tampoco hay espíritu en sus bocas.

18 Como ellos son los que los hacen;

Todos los que en ellos confían.

19 Casa de Israel, bendecid á Jehová:

Casa de Aarón, bendecid á Jehová:

20 Casa de Leví, bendecid á Jehová:

Los que teméis á Jehová, bendecid á Jehová:

21 Bendito de Sión Jehová,

Que mora en Jerusalem.

Aleluya.

136 ALABAD á Jehová, porque es bueno;

Porque para siempre es su misericordia.

Alabad al Dios de los dioses,

Porque para siempre es su misericordia.

Alabad al Señor de los señores,

Porque para siempre es su misericordia.

Al solo que hace grandes maravillas,

Porque para siempre es su misericordia.

Al que hizo los cielos con entendimiento,

Porque para siempre es su misericordia.

Al que tendió la tierra sobre las aguas,

Porque para siempre es su misericordia;

Al que hizo las grandes luminarias,

Porque para siempre es su misericordia;

El sol para que dominase en el día,

Porque para siempre es su misericordia;

La luna y las estrellas para que dominasen en la noche,

Porque para siempre es su misericordia.

10 Al que hirió á Egipto en sus primogénitos,

Porque para siempre es su misericordia.

11 Al que sacó á Israel de en medio de ellos,

Porque para siempre es su misericordia;

12 Con mano fuerte, y brazo extendido,

Porque para siempre es su misericordia.

13 Al que dividió el mar Bermejo en partes,

Porque para siempre es su misericordia;

14 E hizo pasar á Israel por medio de él,

Porque para siempre es su misericordia;

15 Y arrojó á Faraón y á su ejército en el mar Bermejo,

Porque para siempre es su misericordia.

16 Al que pastoreó á su pueblo por el desierto,

Porque para siempre es su misericordia.

17 Al que hirió grandes reyes,

Porque para siempre es su misericordia;

18 Y mató reyes poderosos,

Porque para siempre es su misericordia;

19 A Sehón rey Amorrheo,

Porque para siempre es su misericordia;

20 Y á Og rey de Basán,

Porque para siempre es su misericordia;

21 Y dió la tierra de ellos en heredad,

Porque para siempre es su misericordia;

22 En heredad á Israel su siervo,

Porque para siempre es su misericordia.

23 Él es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,

Porque para siempre es su misericordia;

24 Y nos rescató de nuestros enemigos,

Porque para siempre es su misericordia.

25 Él da mantenimiento á toda carne,

Porque para siempre es su misericordia.

26 Alabad al Dios de los cielos:

Porque para siempre es su misericordia.

137 JUNTO á los ríos de Babilonia,

Allí nos sentábamos, y aun llorábamos,

Acordándonos de Sión.

Sobre los sauces en medio de ella

Colgamos nuestras arpas.

Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos,

Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:

Cantadnos algunos de los himnos de Sión.

¿Cómo cantaremos canción de Jehová

En tierra de extraños?

Si me olvidare de ti, oh Jerusalem,

Mi diestra sea olvidada.

Mi lengua se pegue á mi paladar,

Si de ti no me acordare;

Si no ensalzare á Jerusalem

Como preferente asunto de mi alegría.

Acuérdate, oh Jehová, de los hijos de Edom

En el día de Jerusalem;

Quienes decían: Arrasadla, arrasadla

Hasta los cimientos.

Hija de Babilonia destruída,

Bienaventurado el que te diere el pago

De lo que tú nos hiciste.

Bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños

Contra las piedras.

Salmo de David.

138 ALABARTE he con todo mi corazón:

Delante de los dioses te cantaré salmos.

Encorvaréme al templo de tu santuario,

Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad:

Porque has hecho magnífico tu nombre, y tu dicho sobre todas las cosas.

En el día que clamé, me respondiste;

Esforzásteme con fortaleza en mi alma.

Confesarte han, oh Jehová, todos los reyes de la tierra,

Cuando habrán oído los dichos de tu boca.

Y cantarán de los caminos de Jehová:

Que la gloria de Jehová es grande.

Porque el alto Jehová atiende al humilde;

Mas al altivo mira de lejos.

Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás:

Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano,

Y salvaráme tu diestra.

Jehová cumplirá por mí:

Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;

No dejarás la obra de tus manos.

Al Músico principal: Salmo de David.

139 OH Jehová, tú me has examinado y conocido.

Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme,

Has entendido desde lejos mis pensamientos.

Mi senda y mi acostarme has rodeado,

Y estás impuesto en todos mis caminos.

Pues aun no está la palabra en mi lengua,

Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

Detrás y delante me guarneciste,

Y sobre mí pusiste tu mano.

Más maravillosa es la ciencia que mi capacidad;

Alta es, no puedo comprenderla.

¿Adónde me iré de tu espíritu?

¿Y adónde huiré de tu presencia?

Si subiere á los cielos, allí estás tú:

Y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás.

Si tomare las alas del alba,

Y habitare en el extremo de la mar,

10 Aun allí me guiará tu mano,

Y me asirá tu diestra.

11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

Aun la noche resplandecerá tocante á mí.

12 Aun las tinieblas no encubren de ti,

Y la noche resplandece como el día:

Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13 Porque tú poseiste mis riñones;

Cubrísteme en el vientre de mi madre.

14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras:

Estoy maravillado,

Y mi alma lo conoce mucho.

15 No fué encubierto de ti mi cuerpo,

Bien que en oculto fuí formado,

Y compaginado en lo más bajo de la tierra.

16 Mi embrión vieron tus ojos,

Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas,

Sin faltar una de ellas.

17 Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!

18 Si los cuento, multiplícanse más que la arena:

Despierto, y aun estoy contigo.

19 De cierto, oh Dios, matarás al impío;

Apartaos pues de mí, hombres sanguinarios.

20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti:

Tus enemigos toman en vano tu nombre

21 ¿No tengo en odio, oh Jehová, á los que te aborrecen,

Y me conmuevo contra tus enemigos?

22 Aborrézcolos con perfecto odio;

Téngolos por enemigos.

23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón:

Pruébame y reconoce mis pensamientos:

24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,

Y guíame en el camino eterno.

Al Músico principal: Salmo de David.

140 LÍBRAME, oh Jehová, de hombre malo:

Guárdame de hombre violento;

Los cuales maquinan males en el corazón,

Cada día urden contiendas.

Aguzaron su lengua como la serpiente;

Veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah.)

Guárdame, oh Jehová, de manos del impío,

Presérvame del hombre injurioso;

Que han pensado de trastornar mis pasos.

Hanme escondido lazo y cuerdas los soberbios;

Han tendido red junto á la senda;

Me han puesto lazos. (Selah.)

He dicho á Jehová: Dios mío eres tú;

Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.

Jehová Señor, fortaleza de mi salud,

Tú pusiste á cubierto mi cabeza el día de las armas.

No des, oh Jehová, al impío sus deseos;

No saques adelante su pensamiento, que no se ensoberbezca. (Selah.)

En cuanto á los que por todas partes me rodean,

La maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.

10 Caerán sobre ellos brasas;

Dios los hará caer en el fuego,

En profundos hoyos de donde no salgan.

11 El hombre deslenguado no será firme en la tierra:

El mal cazará al hombre injusto para derribarle.

12 Yo sé que hará Jehová el juicio del afligido,

El juicio de los menesterosos.

13 Ciertamente los justos alabarán tu nombre;

Los rectos morarán en tu presencia.

Salmo de David.

141 JEHOVÁ, á ti he clamado; apresúrate á mí;

Escucha mi voz, cuando te invocare.

Sea enderezada mi oración delante de ti como un perfume,

El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.

Pon, oh Jehová, guarda á mi boca:

Guarda la puerta de mis labios.

No dejes se incline mi corazón á cosa mala,

A hacer obras impías

Con los que obran iniquidad,

Y no coma yo de sus deleites.

Que el justo me castigue, será un favor,

Y que me reprenda será un excelente bálsamo.

Que no me herirá la cabeza:

Así que aun mi oración tendrán en sus calamidades.

Serán derribados en lugares peñascosos sus jueces,

Y oirán mis palabras, que son suaves.

Como quien hiende y rompe la tierra,

Son esparcidos nuestros huesos á la boca de la sepultura.

Por tanto á ti, oh Jehová Señor, miran mis ojos:

En ti he confiado, no desampares mi alma.

Guárdame de los lazos que me han tendido,

Y de los armadijos de los que obran iniquidad.

10 Caigan los impíos á una en sus redes,

Mientras yo pasaré adelante.

Masquil de David: Oración que hizo cuando estaba en la cueva.

142 CON mi voz clamaré á Jehová,

Con mi voz pediré á Jehová misericordia.

Delante de él derramaré mi querella;

Delante de él denunciaré mi angustia.

Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.

En el camino en que andaba, me escondieron lazo.

Miraba á la mano derecha, y observaba; mas no había quien me conociese;

No tuve refugio, no había quien volviese por mi vida.

Clamé á ti, oh Jehová,

Dije: Tú eres mi esperanza,

Y mi porción en la tierra de los vivientes.

Escucha mi clamor, que estoy muy afligido;

Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.

Saca mi alma de la cárcel para que alabe tu nombre:

Me rodearán los justos,

Porque tú me serás propicio.

Salmo de David.

143 OH Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos:

Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

Y no entres en juicio con tu siervo;

Porque no se justificará delante de ti ningún viviente.

Porque ha perseguido el enemigo mi alma;

Ha postrado en tierra mi vida;

Hame hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.

Y mi espíritu se angustió dentro de mí;

Pasmóse mi corazón.

Acordéme de los días antiguos;

Meditaba en todas tus obras,

Reflexionaba en las obras de tus manos.

Extendí mis manos á ti;

Mi alma á ti como la tierra sedienta. (Selah.)

Respóndeme presto, oh Jehová que desmaya mi espíritu:

No escondas de mí tu rostro,

Y venga yo á ser semejante á los que descienden á la sepultura.

Hazme oir por la mañana tu misericordia,

Porque en ti he confiado:

Hazme saber el camino por donde ande,

Porque á ti he alzado mi alma

Líbrame de mis enemigos, oh Jehová:

A ti me acojo.

10 Enséñame á hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios:

Tu buen espíritu me guíe á tierra de rectitud.

11 Por tu nombre, oh Jehová me vivificarás:

Por tu justicia, sacarás mi alma de angustia.

12 Y por tu misericordia disiparás mis enemigos,

Y destruirás todos los adversarios de mi alma:

Porque yo soy tu siervo.

Salmo de David.

144 BENDITO sea Jehová, mi roca,

Que enseña mis manos á la batalla,

Y mis dedos á la guerra:

Misericordia mía y mi castillo,

Altura mía y mi libertador,

Escudo mío, en quien he confiado;

El que allana mi pueblo delante de mí.

Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que de él conozcas?

¿O el hijo del hombre, para que lo estimes?

El hombre es semejante á la vanidad:

Sus días son como la sombra que pasa.

Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende:

Toca los montes, y humeen.

Despide relámpagos, y disípalos,

Envía tus saetas, y contúrbalos.

Envía tu mano desde lo alto;

Redímeme, y sácame de las muchas aguas,

De la mano de los hijos de extraños;

Cuya boca habla vanidad,

Y su diestra es diestra de mentira.

Oh Dios, á ti cantaré canción nueva:

Con salterio, con decacordio cantaré á ti.

10 Tú, el que da salud á los reyes,

El que redime á David su siervo de maligna espada.

11 Redímeme, y sálvame de mano de los hijos extraños,

Cuya boca habla vanidad,

Y su diestra es diestra de mentira.

12 Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud;

Nuestras hijas como las esquinas labradas á manera de las de un palacio;

13 Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;

Nuestros ganados, que paran á millares y diez millares en nuestras plazas:

14 Que nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;

Que no tengamos asalto, ni que hacer salida,

Ni grito de alarma en nuestras plazas.

15 Bienaventurado el pueblo que tiene esto:

Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.

Salmo de alabanza: de David.

145 ENSALZARTE he, mi Dios, mi Rey;

Y bendeciré tu nombre por siglo y para siempre.

Cada día te bendeciré,

Y alabaré tu nombre por siglo y para siempre.

Grande es Jehová y digno de suprema alabanza:

Y su grandeza es inescrutable.

Generación á generación narrará tus obras,

Y anunciarán tus valentías.

La hermosura de la gloria de tu magnificencia,

Y tus hechos maravillosos, hablaré.

Y la terribilidad de tus valentías dirán los hombres;

Y yo recontaré tu grandeza.

Reproducirán la memoria de la muchedumbre de tu bondad,

Y cantarán tu justicia.

Clemente y misericordioso es Jehová,

Lento para la ira, y grande en misericordia.

Bueno es Jehová para con todos;

Y sus misericordias sobre todas sus obras.

10 Alábente, oh Jehová, todas tus obras;

Y tus santos te bendigan.

11 La gloria de tu reino digan,

Y hablen de tu fortaleza;

12 Para notificar á los hijos de los hombres sus valentías,

Y la gloria de la magnificencia de su reino.

13 Tu reino es reino de todos los siglos,

Y tu señorío en toda generación y generación.

14 Sostiene Jehová á todos los que caen,

Y levanta á todos los oprimidos.

15 Los ojos de todos esperan en ti,

Y tú les das su comida en su tiempo.

16 Abres tu mano,

Y colmas de bendición á todo viviente.

17 Justo es Jehová en todos sus caminos,

Y misericordioso en todas sus obras.

18 Cercano está Jehová á todos los que le invocan,

A todos los que le invocan de veras.

19 Cumplirá el deseo de los que le temen;

Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.

20 Jehová guarda á todos los que le aman;

Empero destruirá á todos los impíos.

21 La alabanza de Jehová hablará mi boca;

Y bendiga toda carne su santo nombre por siglo y para siempre.

Aleluya.

146 ALABA, oh alma mía, á Jehová.

Alabaré á Jehová en mi vida:

Cantaré salmos á mi Dios mientras viviere.

No confiéis en los príncipes,

Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salud.

Saldrá su espíritu, tornaráse en su tierra:

En aquel día perecerán sus pensamientos.

Bienaventurado aquel en cuya ayuda es el Dios de Jacob,

Cuya esperanza es en Jehová su Dios:

El cual hizo los cielos y la tierra,

La mar, y todo lo que en ellos hay;

Que guarda verdad para siempre;

Que hace derecho á los agraviados;

Que da pan á los hambrientos:

Jehová suelta á los aprisionados;

Jehová abre los ojos á los ciegos;

Jehová levanta á los caídos;

Jehová ama á los justos.

Jehová guarda á los extranjeros;

Al huérfano y á la viuda levanta;

Y el camino de los impíos trastorna.

10 Reinará Jehová para siempre;

Tu Dios, oh Sión, por generación y generación.

Aleluya.

147 ALABAD á JAH,

Porque es bueno cantar salmos á nuestro Dios;

Porque suave y hermosa es la alabanza.

Jehová edifica á Jerusalem;

A los echados de Israel recogerá.

Él sana á los quebrantados de corazón,

Y liga sus heridas.

Él cuenta el número de las estrellas;

A todas ellas llama por sus nombres.

Grande es el Señor nuestro, y de mucha potencia;

Y de su entendimiento no hay número.

Jehová ensalza á los humildes;

Humilla los impíos hasta la tierra.

Cantad á Jehová con alabanza,

Cantad con arpa á nuestro Dios.

Él es el que cubre los cielos de nubes,

El que prepara la lluvia para la tierra,

El que hace á los montes producir hierba.

Él da á la bestia su mantenimiento,

Y á los hijos de los cuervos que claman.

10 No toma contentamiento en la fortaleza del caballo,

Ni se complace en las piernas del hombre.

11 Complácese Jehová en los que le temen,

Y en los que esperan en su misericordia.

12 Alaba á Jehová, Jerusalem;

Alaba á tu Dios, Sión.

13 Porque fortificó los cerrojos de tus puertas;

Bendijo á tus hijos dentro de ti.

14 Él pone en tu término la paz;

Te hará saciar de grosura de trigo.

15 Él envía su palabra á la tierra;

Muy presto corre su palabra.

16 Él da la nieve como lana,

Derrama la escarcha como ceniza.

17 Él echa su hielo como pedazos:

Delante de su frío ¿quién estará?

18 Enviará su palabra, y los derretirá:

Soplará su viento, y fluirán las aguas.

19 Él denuncia sus palabras á Jacob.

Sus estatutos y sus juicios á Israel.

20 No ha hecho esto con toda gente;

Y no conocieron sus juicios.

Aleluya.

Aleluya.

148 ALABAD á Jehová desde los cielos:

Alabadle en las alturas.

Alabadle, vosotros todos sus ángeles:

Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.

Alabadle, sol y luna:

Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.

Alabadle, cielos de los cielos,

Y las aguas que están sobre los cielos.

Alaben el nombre de Jehová;

Porque él mandó, y fueron criadas.

Y las hizo ser para siempre por los siglos;

Púsoles ley que no será quebrantada.

Alabad á Jehová, de la tierra

Los dragones y todos los abismos;

El fuego y el granizo, la nieve y el vapor,

El viento de tempestad que ejecuta su palabra;

Los montes y todos los collados;

El árbol de fruto, y todos los cedros;

10 La bestia y todo animal;

Reptiles y volátiles;

11 Los reyes de la tierra y todos los pueblos;

Los príncipes y todos los jueces de la tierra;

12 Los mancebos y también las doncellas;

Los viejos y los niños,

13 Alaben el nombre de Jehová,

Porque sólo su nombre es elevado;

Su gloria es sobre tierra y cielos.

14 El ensalzó el cuerno de su pueblo;

Alábenle todos sus santos, los hijos de Israel,

El pueblo á él cercano.

Aleluya.

Aleluya.

149 CANTAD á Jehová canción nueva:

Su alabanza sea en la congregación de los santos.

Alégrese Israel en su Hacedor:

Los hijos de Sión se gocen en su Rey.

Alaben su nombre con corro:

Con adufe y arpa á él canten.

Porque Jehová toma contentamiento con su pueblo:

Hermoseará á los humildes con salud.

Gozarse han los píos con gloria:

Cantarán sobre sus camas.

Ensalzamientos de Dios modularán en sus gargantas.

Y espadas de dos filos habrá en sus manos;

Para hacer venganza de las gentes,

Y castigo en los pueblos;

Para aprisionar sus reyes en grillos,

Y sus nobles con cadenas de hierro;

Para ejecutar en ellos el juicio escrito:

Gloria será esta para todos sus santos.

Aleluya.

Aleluya.

150 ALABAD á Dios en su santuario:

Alabadle en la extensión de su fortaleza.

Alabadle por sus proezas:

Alabadle conforme á la muchedumbre de su grandeza.

Alabadle á son de bocina:

Alabadle con salterio y arpa.

Alabadle con adufe y flauta:

Alabadle con cuerdas y órgano.

Alabadle con címbalos resonantes:

Alabadle con címbalos de júbilo.

Todo lo que respira alabe á JAH.

Aleluya.

LOS proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:

Para entender sabiduría y doctrina;

Para conocer las razones prudentes;

Para recibir el consejo de prudencia,

Justicia, y juicio y equidad;

Para dar sagacidad á los simples,

Y á los jóvenes inteligencia y cordura.

Oirá el sabio, y aumentará el saber;

Y el entendido adquirirá consejo;

Para entender parábola y declaración;

Palabras de sabios, y sus dichos oscuros.

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová:

Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre,

Y no desprecies la dirección de tu madre:

Porque adorno de gracia serán á tu cabeza,

Y collares á tu cuello.

10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar,

No consientas.

11 Si dijeren: Ven con nosotros,

Pongamos asechanzas á la sangre,

Acechemos sin motivo al inocente;

12 Los tragaremos vivos como el sepulcro,

Y enteros, como los que caen en sima;

13 Hallaremos riquezas de todas suertes,

Henchiremos nuestras casas de despojos;

14 Echa tu suerte entre nosotros;

Tengamos todos una bolsa:

15 Hijo mío, no andes en camino con ellos;

Aparta tu pie de sus veredas:

16 Porque sus pies correrán al mal,

E irán presurosos á derramar sangre.

17 Porque en vano se tenderá la red

Ante los ojos de toda ave;

18 Mas ellos á su propia sangre ponen asechanzas,

Y á sus almas tienden lazo.

19 Tales son las sendas de todo el que es dado á la codicia,

La cual prenderá el alma de sus poseedores.

20 La sabiduría clama de fuera,

Da su voz en las plazas:

21 Clama en los principales lugares de concurso;

En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:

22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza,

Y los burladores desearán el burlar,

Y los insensatos aborrecerán la ciencia?

23 Volveos á mi reprensión:

He aquí yo os derramaré mi espíritu,

Y os haré saber mis palabras.

24 Por cuanto llamé, y no quisisteis:

Extendí mi mano, y no hubo quien escuchase;

25 Antes desechasteis todo consejo mío,

Y mi reprensión no quisisteis:

26 También yo me reiré en vuestra calamidad,

Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;

27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,

Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;

Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

28 Entonces me llamarán, y no responderé;

Buscarme han de mañana, y no me hallarán:

29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría,

Y no escogieron el temor de Jehová,

30 Ni quisieron mi consejo,

Y menospreciaron toda reprensión mía:

31 Comerán pues del fruto de su camino,

Y se hartarán de sus consejos.

32 Porque el reposo de los ignorantes los matará,

Y la prosperidad de los necios los echará á perder.

33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente,

Y vivirá reposado, sin temor de mal.

HIJO mío, si tomares mis palabras,

Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

Haciendo estar atento tu oído á la sabiduría;

Si inclinares tu corazón á la prudencia;

Si clamares á la inteligencia,

Y á la prudencia dieres tu voz;

Si como á la plata la buscares,

Y la escudriñares como á tesoros;

Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehová da la sabiduría,

Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Él provee de sólida sabiduría á los rectos:

Es escudo á los que caminan rectamente.

Es el que guarda las veredas del juicio,

Y preserva el camino de sus santos.

Entonces entenderás justicia, juicio,

Y equidad, y todo buen camino.

10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,

Y la ciencia fuere dulce á tu alma,

11 El consejo te guardará,

Te preservará la inteligencia:

12 Para librarte del mal camino,

De los hombres que hablan perversidades;

13 Que dejan las veredas derechas,

Por andar en caminos tenebrosos;

14 Que se alegran haciendo mal,

Que se huelgan en las perversidades del vicio;

15 Cuyas veredas son torcidas,

Y torcidos sus caminos.

16 Para librarte de la mujer extraña,

De la ajena que halaga con sus palabras;

17 Que desampara el príncipe de su mocedad,

Y se olvida del pacto de su Dios.

18 Por lo cual su casa está inclinada á la muerte,

Y sus veredas hacia los muertos:

19 Todos los que á ella entraren, no volverán,

Ni tomarán las veredas de la vida.

20 Para que andes por el camino de los buenos,

Y guardes las veredas de los justos.

21 Porque los rectos habitarán la tierra,

Y los perfectos permanecerán en ella;

22 Mas los impíos serán cortados de la tierra,

Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

HIJO mío, no te olvides de mi ley;

Y tu corazón guarde mis mandamientos:

Porque largura de días, y años de vida

Y paz te aumentarán.

Misericordia y verdad no te desamparen;

Átalas á tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón:

Y hallarás gracia y buena opinión

En los ojos de Dios y de los hombres.

Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no estribes en tu prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu opinión:

Teme á Jehová, y apártate del mal;

Porque será medicina á tu ombligo,

Y tuétano á tus huesos.

Honra á Jehová de tu sustancia,

Y de las primicias de todos tus frutos;

10 Y serán llenas tus trojes con abundancia,

Y tus lagares rebosarán de mosto.

11 No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová;

Ni te fatigues de su corrección:

12 Porque al que ama castiga,

Como el padre al hijo á quien quiere.

13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,

Y que obtiene la inteligencia:

14 Porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata,

Y sus frutos más que el oro fino.

15 Más preciosa es que las piedras preciosas;

Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar á ella.

16 Largura de días está en su mano derecha;

En su izquierda riquezas y honra.

17 Sus caminos son caminos deleitosos,

Y todas sus veredas paz.

18 Ella es árbol de vida á los que de ella asen:

Y bienaventurados son los que la mantienen.

19 Jehová con sabiduría fundó la tierra;

Afirmó los cielos con inteligencia.

20 Con su ciencia se partieron los abismos,

Y destilan el rocío los cielos.

21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;

Guarda la ley y el consejo;

22 Y serán vida á tu alma,

Y gracia á tu cuello.

23 Entonces andarás por tu camino confiadamente,

Y tu pie no tropezará.

24 Cuando te acostares, no tendrás temor;

Antes te acostarás, y tu sueño será suave.

25 No tendrás temor de pavor repentino,

Ni de la ruina de los impíos cuando viniere:

26 Porque Jehová será tu confianza,

Y él preservará tu pie de ser preso.

27 No detengas el bien de sus dueños,

Cuando tuvieres poder para hacerlo.

28 No digas á tu prójimo: Ve, y vuelve,

Y mañana te daré;

Cuando tienes contigo qué darle.

29 No intentes mal contra tu prójimo,

Estando él confiado de ti.

30 No pleitees con alguno sin razón,

Si él no te ha hecho agravio.

31 No envidies al hombre injusto,

Ni escojas alguno de sus caminos.

32 Porque el perverso es abominado de Jehová:

Mas su secreto es con los rectos.

33 La maldición de Jehová está en la casa del impío;

Mas él bendecirá la morada de los justos.

34 Ciertamente él escarnecerá á los escarnecedores,

Y á los humildes dará gracia.

35 Los sabios heredarán honra:

Mas los necios sostendrán ignominia.

OID, hijos, la doctrina de un padre,

Y estad atentos para que conozcáis cordura.

Porque os doy buena enseñanza;

No desamparéis mi ley.

Porque yo fuí hijo de mi padre,

Delicado y único delante de mi madre.

Y él me enseñaba, y me decía:

Mantenga tu corazón mis razones,

Guarda mis mandamientos, y vivirás:

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

No la dejes, y ella te guardará;

Ámala, y te conservará.

Sabiduría ante todo: adquiere sabiduría:

Y ante toda tu posesión adquiere inteligencia.

Engrandécela, y ella te engrandecerá:

Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado.

Adorno de gracia dará á tu cabeza:

Corona de hermosura te entregará.

10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones;

Y se te multiplicarán años de vida.

11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,

Y por veredas derechas te he hecho andar.

12 Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos;

Y si corrieres, no tropezarás.

13 Ten el consejo, no lo dejes;

Guárdalo, porque eso es tu vida.

14 No entres por la vereda de los impíos,

Ni vayas por el camino de los malos.

15 Desampárala, no pases por ella;

Apártate de ella, pasa.

16 Porque no duermen ellos, si no hicieren mal;

Y pierden su sueño, si no han hecho caer.

17 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos.

18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,

Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19 El camino de los impíos es como la oscuridad:

No saben en qué tropiezan.

20 Hijo mío, está atento á mis palabras;

Inclina tu oído á mis razones.

21 No se aparten de tus ojos;

Guárdalas en medio de tu corazón.

22 Porque son vida á los que las hallan,

Y medicina á toda su carne.

23 Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.

24 Aparta de ti la perversidad de la boca,

Y aleja de ti la iniquidad de labios.

25 Tus ojos miren lo recto,

Y tus párpados en derechura delante de ti.

26 Examina la senda de tus pies,

Y todos tus caminos sean ordenados.

27 No te apartes á diestra, ni á siniestra:

Aparta tu pie del mal.

HIJO mío, está atento á mi sabiduría,

Y á mi inteligencia inclina tu oído;

Para que guardes consejo,

Y tus labios conserven la ciencia.

Porque los labios de la extraña destilan miel,

Y su paladar es más blando que el aceite;

Mas su fin es amargo como el ajenjo,

Agudo como cuchillo de dos filos.

Sus pies descienden á la muerte;

Sus pasos sustentan el sepulcro:

Sus caminos son instables; no los conocerás,

Si no considerares el camino de vida.

Ahora pues, hijos, oidme,

Y no os apartéis de las razones de mi boca.

Aleja de ella tu camino,

Y no te acerques á la puerta de su casa;

Porque no des á los extraños tu honor,

Y tus años á cruel;

10 Porque no se harten los extraños de tu fuerza,

Y tus trabajos estén en casa del extraño;

11 Y gimas en tus postrimerías,

Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,

12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,

Y mi corazón menospreció la reprensión;

13 Y no oí la voz de los que me adoctrinaban,

Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!

14 Casi en todo mal he estado,

En medio de la sociedad y de la congregación.

15 Bebe el agua de tu cisterna,

Y los raudales de tu pozo.

16 Derrámense por de fuera tus fuentes,

En las plazas los ríos de aguas.

17 Sean para ti solo,

Y no para los extraños contigo.

18 Sea bendito tu manantial;

Y alégrate con la mujer de tu mocedad.

19 Como cierva amada y graciosa corza,

Sus pechos te satisfagan en todo tiempo;

Y en su amor recréate siempre.

20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena,

Y abrazarás el seno de la extraña?

21 Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,

Y él considera todas sus veredas.

22 Prenderán al impío sus propias iniquidades,

Y detenido será con las cuerdas de su pecado.

23 Él morirá por falta de corrección;

Y errará por la grandeza de su locura.

HIJO mío, si salieres fiador por tu amigo,

Si tocaste tu mano por el extraño,

Enlazado eres con las palabras de tu boca,

Y preso con las razones de tu boca.

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,

Ya que has caído en la mano de tu prójimo:

Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

No des sueño á tus ojos,

Ni á tus párpados adormecimiento.

Escápate como el corzo de la mano del cazador,

Y como el ave de la mano del parancero.

Ve á la hormiga, oh perezoso

Mira sus caminos, y sé sabio;

La cual no teniendo capitán,

Ni gobernador, ni señor,

Prepara en el verano su comida

Y allega en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar,

Y cruzar por un poco las manos para reposo:

11 Así vendrá tu necesidad como caminante,

Y tu pobreza como hombre de escudo.

12 El hombre malo, el hombre depravado,

Anda en perversidad de boca;

13 Guiña de sus ojos, habla con sus pies,

Indica con sus dedos;

14 Perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo;

Enciende rencillas.

15 Por tanto su calamidad vendrá de repente;

Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,

Y el que enciende rencillas entre los hermanos.

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,

Y no dejes la enseñanza de tu madre:

21 Átalos siempre en tu corazón,

Enlázalos á tu cuello.

22 Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres te guardarán;

Hablarán contigo cuando despertares.

23 Porque el mandamiento es antorcha, y la enseñanza luz;

Y camino de vida las reprensiones de la enseñanza:

24 Para que te guarden de la mala mujer,

De la blandura de la lengua de la extraña.

25 No codicies su hermosura en tu corazón,

Ni ella te prenda con sus ojos:

26 Porque á causa de la mujer ramera es reducido el hombre á un bocado de pan;

Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno,

Sin que sus vestidos se quemen?

28 ¿Andará el hombre sobre las brasas,

Sin que sus pies se abrasen?

29 Así el que entrare á la mujer de su prójimo;

No será sin culpa cualquiera que la tocare.

30 No tienen en poco al ladrón, cuando hurtare

Para saciar su alma teniendo hambre:

31 Empero tomado, paga las setenas,

Da toda la sustancia de su casa.

32 Mas el que comete adulterio con la mujer, es falto de entendimiento:

Corrompe su alma el que tal hace.

33 Plaga y vergüenza hallará;

Y su afrenta nunca será raída.

34 Porque los celos son el furor del hombre,

Y no perdonará en el día de la venganza.

35 No tendrá respeto á ninguna redención;

Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

Spanish Blue Red and Gold Letter Edition (SRV-BRG)

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