Bible in 90 Days
22 No digas: «Me voy a vengar de este mal»;
espera a que el Señor se ocupe del asunto.
23 El Señor detesta el engaño;
no le agradan las balanzas adulteradas.
24 El Señor dirige nuestros pasos,
entonces, ¿por qué tratar de entender todo lo que pasa?
25 No te acorrales al hacer una promesa apresurada a Dios
y calcular el costo después.
26 El rey sabio esparce a los perversos como trigo,
y luego los atropella con su rueda de trillar.
27 La luz del Señor penetra el espíritu humano[a]
y pone al descubierto cada intención oculta.
28 El amor inagotable y la fidelidad protegen al rey;
su trono se afianza por medio de su amor.
29 La gloria de los jóvenes es su fuerza;
las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos.
30 El castigo físico limpia la maldad;[b]
semejante disciplina purifica el corazón.
21 El corazón del rey es como un arroyo dirigido por el Señor,
quien lo guía por donde él quiere.
2 La gente puede considerarse en lo correcto según su propia opinión,
pero el Señor examina el corazón.
3 Al Señor le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y justo
que cuando le ofrecemos sacrificios.
4 Los ojos arrogantes, el corazón orgulloso
y las malas acciones son pecado.
5 Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad,
pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza.
6 La riqueza fruto de una lengua mentirosa
es una neblina que se esfuma y una trampa mortal.[c]
7 La violencia de los perversos arrasará con ellos,
porque se niegan a hacer lo que es justo.
8 El culpable camina por un sendero torcido;
el inocente anda por un camino recto.
9 Es mejor vivir solo en un rincón de la azotea
que en una casa preciosa con una esposa que busca pleitos.
10 Los malvados desean el mal;
no muestran compasión a sus vecinos.
11 Si castigas al burlón, los ingenuos llegan a ser sabios;
si instruyes al sabio, será aún más sabio.
12 El Justo[d] sabe lo que ocurre en el hogar de los perversos;
él traerá desastre sobre ellos.
13 Los que tapan sus oídos al clamor del pobre
tampoco recibirán ayuda cuando pasen necesidad.
14 El regalo en secreto calma el enojo;
el soborno por debajo de la mesa aplaca la furia.
15 La justicia es una alegría para los justos,
pero hace temblar a los malhechores.
16 La persona que se aparta del sentido común
terminará en compañía de los muertos.
17 Los que aman el placer se vuelven pobres;
los que aman el vino y el lujo nunca llegarán a ser ricos.
18 Los perversos son castigados en lugar de los justos,
y los traidores, en lugar de las personas honradas.
19 Es mejor vivir solo en el desierto
que con una esposa que se queja y busca pleitos.
20 Los sabios tienen riquezas y lujos,
pero los necios gastan todo lo que consiguen.
21 El que busca la justicia y el amor inagotable
encontrará vida, justicia y honor.
22 El sabio conquista la ciudad de los fuertes
y arrasa la fortaleza en que confían.
23 Cuida tu lengua y mantén la boca cerrada,
y no te meterás en problemas.
24 Los burlones son orgullosos y altaneros;
actúan con una arrogancia que no tiene límites.
25 Por mucho que desee, el perezoso acabará en la ruina,
porque sus manos se niegan a trabajar.
26 Hay quienes se la pasan codiciando todo el tiempo,
¡pero a los justos les encanta dar!
27 El sacrificio del malvado es detestable,
sobre todo cuando lo ofrece con malas intenciones.
28 El testigo falso será silenciado,
pero al testigo creíble se le permitirá hablar.
29 El perverso finge para salir del apuro,
pero el honrado piensa antes de actuar.
30 No hay sabiduría humana ni entendimiento ni proyecto
que puedan hacerle frente al Señor.
31 El caballo se prepara para el día de la batalla,
pero la victoria pertenece al Señor.
22 Elige una buena reputación sobre las muchas riquezas;
ser tenido en gran estima es mejor que la plata o el oro.
2 El rico y el pobre tienen esto en común:
a ambos los hizo el Señor.
3 El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones.
El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias.
4 La verdadera humildad y el temor del Señor
conducen a riquezas, a honor y a una larga vida.
5 Los corruptos van por un camino espinoso y traicionero;
el que aprecie la vida lo evitará.
6 Dirige a tus hijos por el camino correcto,
y cuando sean mayores, no lo abandonarán.
7 Así como el rico gobierna al pobre,
el que pide prestado es sirviente del que presta.
8 Los que siembran injusticia cosecharán desgracia,
y su régimen de terror se acabará.[e]
9 Benditos son los generosos,
porque alimentan a los pobres.
10 Echa fuera al burlón, y también se acabarán las peleas.
Los pleitos y los insultos desaparecerán.
11 El que ama la pureza del corazón y habla con gracia
tendrá al rey como amigo.
12 El Señor preserva a los que tienen conocimiento,
pero arruina los planes de los traicioneros.
13 El perezoso afirma: «¡Hay un león allí afuera!
¡Si salgo, me puede matar!».
14 La boca de la mujer inmoral es una trampa peligrosa;
los que provoquen el enojo del Señor caerán en ella.
15 El corazón del muchacho está lleno de necedad,
pero la disciplina física la alejará de él.
16 La persona que saca ventaja oprimiendo al pobre,
o llenando de regalos al rico, terminará en la pobreza.
Dichos de los sabios
17 Escucha las palabras de los sabios;
aplica tu corazón a mi enseñanza.
18 Pues es bueno guardar estos dichos en tu corazón
y tenerlos siempre a flor de labios.
19 Yo te enseño hoy—sí, a ti—
para que confíes en el Señor.
20 Te he escrito treinta dichos[f]
llenos de consejos y de conocimiento.
21 Así podrás conocer la verdad
y llevar un informe preciso a quienes te enviaron.
22 No le robes al pobre tan solo porque puedes hacerlo,
ni saques provecho de los necesitados en la corte,
23 porque el Señor es su defensor.
Él destruirá a todo el que los destruya.
24 No te hagas amigo de la gente irritable,
ni te juntes con los que pierden los estribos con facilidad,
25 porque aprenderás a ser como ellos
y pondrás en peligro tu alma.
26 No te comprometas a garantizar la deuda de otro
ni seas fiador de nadie.
27 Si no puedes pagar,
te quitarán hasta la cama en la que duermes.
28 No engañes a tu vecino cambiando de lugar los antiguos límites de propiedad
establecidos por generaciones pasadas.
29 ¿Has visto a alguien realmente hábil en su trabajo?
Servirá a los reyes
en lugar de trabajar para la gente común.
23 Cuando te sientes a la mesa de un gobernante,
fíjate bien en lo que te sirven.
2 Si eres de buen comer,
ponle un cuchillo a tu garganta;
3 no desees todos los manjares,
porque tal vez tenga la intención de engañarte.
4 No te desgastes tratando de hacerte rico.
Sé lo suficientemente sabio para saber cuándo detenerte.
5 Las riquezas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos,
porque les saldrán alas
y se irán volando como las águilas.
6 No aceptes comer con los tacaños
ni desees sus manjares.
7 Están siempre pensando cuánto cuesta.[g]
«Come y bebe», te invitan, pero no lo dicen con sinceridad.
8 Vomitarás lo poco que hayas comido,
y se desperdiciarán tus cumplidos.
9 No gastes saliva con los necios,
porque despreciarán hasta el más sabio consejo.
10 No engañes a tu vecino cambiando de lugar los antiguos límites de propiedad
ni te apropies de la tierra de huérfanos indefensos.
11 Pues el Redentor[h] de ellos es fuerte;
él mismo levantará cargos en tu contra.
12 Entrégate a la instrucción;
presta suma atención a las palabras de conocimiento.
13 No dejes de disciplinar a tus hijos;
la vara de castigo no los matará.
14 La disciplina física
bien puede salvarlos de la muerte.[i]
15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,
¡mi propio corazón saltará de alegría!
16 Todo mi ser celebrará
cuando hables con rectitud.
17 No envidies a los pecadores;
en cambio, teme siempre al Señor.
18 Si lo haces, serás recompensado;
tu esperanza no se frustrará.
19 Hijo mío, presta atención y sé sabio:
mantén tu corazón en el camino recto.
20 No andes de juerga con borrachos
ni festejes con glotones,
21 porque van camino a la pobreza,
y por dormir tanto, vestirán harapos.
22 Escucha a tu padre, que te dio la vida,
y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
23 Adquiere la verdad y nunca la vendas;
consigue también sabiduría, disciplina y buen juicio.
24 El padre de hijos justos tiene motivos para alegrarse.
¡Qué satisfacción es tener hijos sabios[j]!
25 ¡Por eso, alegra a tu padre y a tu madre!
Que sea feliz la que te dio a luz.
26 Oh, hijo mío, dame tu corazón;
que tus ojos se deleiten en seguir mis caminos.
27 Una prostituta es una trampa peligrosa;
la mujer promiscua es tan peligrosa como caer en un pozo estrecho.
28 Se esconde y espera como lo hace un ladrón,
ansiosa por hacer que más hombres sean infieles.
29 ¿Quién tiene angustia? ¿Quién siente tristeza?
¿Quién es el que siempre pelea? ¿Quién está siempre quejándose?
¿Quién tiene moretones sin motivo? ¿Quién tiene los ojos rojos?
30 Es el que pasa muchas horas en las tabernas,
probando nuevos tragos.
31 No te fijes en lo rojo que es el vino,
ni en cómo burbujea en la copa, ni en lo suave que se desliza.
32 Pues al final muerde como serpiente venenosa;
pica como una víbora.
33 Tendrás alucinaciones
y dirás disparates.
34 Te tambalearás como un marinero en alta mar,
aferrado a un mástil que se mueve.
35 Y entonces dirás: «Me golpearon pero no lo sentí.
Ni siquiera me di cuenta cuando me dieron la paliza.
¿Cuándo despertaré
para ir en busca de otro trago?».
24 No envidies a la gente malvada
ni desees su compañía.
2 Pues en su corazón traman violencia
y sus palabras siempre traen problemas.
3 Una casa se edifica con sabiduría
y se fortalece por medio del buen juicio.
4 Mediante el conocimiento se llenan sus cuartos
de toda clase de riquezas y objetos valiosos.
5 Los sabios son más poderosos que los fuertes,[k]
y los que tienen conocimiento se hacen cada vez más fuertes.
6 Así que, no vayas a la guerra sin consejo sabio;
la victoria depende de que tengas muchos consejeros.
7 La sabiduría es demasiado elevada para los necios.
Entre los líderes en la puerta de la ciudad, los necios no tienen nada que decir.
8 Una persona que maquina el mal
se gana la fama de alborotador.
9 Las intrigas del necio son pecaminosas;
todos detestan al burlón.
10 Si fallas bajo presión,
tu fuerza es escasa.
11 Rescata a los que están injustamente condenados a morir;
sálvalos mientras van tambaleando hacia su muerte.
12 No te excuses diciendo: «Ay, no lo sabíamos».
Pues Dios conoce cada corazón y él te ve.
El que cuida tu alma sabe bien que tú sabías.
Él pagará a cada uno según merecen sus acciones.
13 Come miel, hijo mío, porque es buena,
y el panal es dulce al paladar.
14 Así también, la sabiduría es dulce a tu alma.
Si la encuentras, tendrás un futuro brillante,
y tus esperanzas no se truncarán.
15 No estés al acecho frente a la casa del justo
ni ataques el lugar donde vive.
16 Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse.
En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso.
17 No te alegres cuando tus enemigos caigan;
no te pongas contento cuando tropiecen.
18 Pues el Señor se molestará contigo
y quitará su enojo de ellos.
19 No te inquietes por causa de los que hacen el mal
ni envidies a los perversos.
20 Pues la gente mala no tiene futuro;
la luz de los perversos se apagará.
21 Hijo mío, teme al Señor y al rey.
No te juntes con los rebeldes,
22 porque repentinamente les vendrá la calamidad.
¿Quién sabe qué castigo les caerá
de parte del Señor y del rey?
Más dichos de los sabios
23 A continuación hay más dichos de los sabios:
No es correcto mostrar favoritismo al emitir un juicio.
24 El juez que dice al perverso: «Eres inocente»,
será maldecido por muchos y denunciado por las naciones.
25 En cambio, les irá bien a los que condenan al culpable;
recibirán bendiciones en abundancia.
26 Una respuesta sincera
es como un beso amistoso.
27 Antes de construir tu casa,
haz tus planes y prepara los campos.
28 No testifiques contra tus vecinos sin motivo;
no mientas cuando hables de ellos.
29 No digas: «¡Ahora me voy a vengar de lo que me hicieron!
¡Me desquitaré con ellos!».
30 Pasé por el campo de un perezoso,
por el viñedo de uno que carece de sentido común.
31 Vi que habían crecido espinos por todas partes.
Estaba cubierto de maleza,
y sus muros, destruidos.
32 Entonces, mientras miraba y pensaba en lo que veía,
aprendí esta lección:
33 un rato más de dormir, un poquito más de sueño,
un breve descanso con los brazos cruzados,
34 entonces la pobreza te asaltará como un bandido;
la escasez te atacará como un ladrón armado.
Más proverbios de Salomón
25 Estos son más proverbios de Salomón, reunidos por los consejeros del rey Ezequías de Judá.
2 Es privilegio de Dios ocultar un asunto,
y privilegio del rey descubrirlo.
3 Nadie puede comprender la altura de los cielos, la profundidad de la tierra,
¡ni todo lo que pasa por la mente del rey!
4 Quita las impurezas de la plata
y quedará lista para el orfebre.
5 Quita al perverso de la corte del rey
y su reino se afianzará por medio de la justicia.
6 No exijas una audiencia con el rey
ni insistas en hacerte un lugar entre los grandes.
7 Es mejor esperar a que te inviten a la mesa principal
y no que te echen y pases vergüenza en público.
Tan solo por haber visto algo,
8 no vayas corriendo a los tribunales.
Pues, ¿qué harás si a fin de cuentas
tu prójimo te desmiente y te hace pasar vergüenza?
9 Cuando discutas con tu prójimo,
no reveles los secretos que otros te confiaron.
10 Te podrían acusar de chismoso,
y nunca recuperarás tu buena reputación.
11 El consejo oportuno es precioso,
como manzanas de oro en canasta de plata.
12 La crítica constructiva es, para quien la escucha,
como un pendiente u otras joyas de oro.
13 Los mensajeros confiables refrescan como la nieve en verano.
Reviven el espíritu de su patrón.
14 La persona que promete un regalo pero nunca lo da
es como las nubes y el viento que no traen lluvia.
15 La paciencia puede persuadir al príncipe,
y las palabras suaves pueden quebrar los huesos.
16 ¿Te gusta la miel?
¡No comas demasiada, porque te darán ganas de vomitar!
17 No visites a tus vecinos muy seguido,
porque se cansarán de ti y no serás bienvenido.
18 Decir mentiras acerca de otros
es tan dañino como golpearlos con un hacha,
herirlos con una espada
o lanzarles una flecha afilada.
19 Confiar en alguien inestable en tiempos de angustia
es como masticar con un diente roto o caminar con un pie cojo.
20 Cantar canciones alegres a quien tiene el corazón afligido
es como quitarle a alguien el abrigo cuando hace frío
o echarle vinagre a una herida.[l]
21 Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer.
Si tienen sed, dales agua para beber.
22 Amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza,
y el Señor te recompensará.
23 Tan cierto como que el viento del norte trae lluvia,
¡la lengua chismosa causa enojo!
24 Mejor vivir solo en un rincón de la azotea
que en una casa preciosa con una esposa que busca pleitos.
25 Las buenas noticias que llegan de lejos
son como el agua fresca para el que tiene sed.
26 Si el justo se doblega ante el perverso,
es como contaminar una fuente o enturbiar un manantial.
27 No es bueno comer mucha miel
ni buscar honores para uno mismo.
28 Una persona sin control propio
es como una ciudad con las murallas destruidas.
26 Como la nieve no es para el verano ni la lluvia para la cosecha,
tampoco el honor es para los necios.
2 Como gorrión que revolotea o golondrina que vuela sin rumbo,
la maldición inmerecida no llegará a quien iba dirigida.
3 Guía al caballo con el látigo, al burro con el freno,
¡y al necio con la vara en la espalda!
4 No respondas a los argumentos absurdos de los necios
o te volverás tan necio como ellos.
5 Responde a los argumentos absurdos de los necios
o se creerán sabios en su propia opinión.
6 Confiarle a un necio que lleve un mensaje
¡es como cortarse los pies o tomar veneno!
7 Un proverbio en boca de un necio
es tan inútil como una pierna paralizada.
8 Honrar a un necio
es tan absurdo como atar la piedra a la honda.
9 Un proverbio en boca de un necio
es como una rama espinosa agitada por un borracho.
10 El patrón que contrata a un necio o a cualquiera que pasa
es como un arquero que lanza su flecha al azar.
11 Así como el perro vuelve a su vómito,
el necio repite su necedad.
12 Hay más esperanza para los necios
que para los que se creen sabios.
13 El perezoso afirma: «¡Hay un león en el camino!
¡Sí, estoy seguro de que allí afuera hay un león!».
14 Así como la puerta gira sobre sus bisagras,
el perezoso da vueltas en la cama.
15 Los perezosos toman la comida con la mano
pero ni siquiera se la llevan a la boca.
16 Los perezosos se creen más listos
que siete consejeros sabios.
17 Entrometerse en los pleitos ajenos
es tan necio como jalarle las orejas a un perro.
18 Tanto daña
un loco que dispara un arma mortal
19 como el que miente a un amigo
y luego le dice: «Solo estaba bromeando».
20 El fuego se apaga cuando falta madera,
y las peleas se acaban cuando termina el chisme.
21 El buscapleitos inicia disputas con tanta facilidad
como las brasas calientes encienden el carbón o el fuego prende la madera.
22 Los rumores son deliciosos bocaditos
que penetran en lo profundo del corazón.
23 Las palabras suaves[m] pueden ocultar un corazón perverso,
así como un barniz atractivo cubre una olla de barro.
24 La gente podrá encubrir su odio con palabras agradables,
pero te están engañando.
25 Fingen ser amables, pero no les creas;
tienen el corazón lleno de muchas maldades.[n]
26 Aunque su odio esté encubierto por engaños,
sus fechorías serán expuestas en público.
27 Si tiendes una trampa para otros,
tú mismo caerás en ella.
Si echas a rodar una roca sobre otros,
no los aplastará a ellos sino a ti.
28 La lengua mentirosa odia a sus víctimas,
y las palabras aduladoras llevan a la ruina.
27 No te jactes del mañana,
ya que no sabes lo que el día traerá.
2 Que te alabe otro y no tu propia boca;
que lo haga un desconocido, no tus propios labios.
3 Una piedra es pesada, y la arena también,
pero el resentimiento causado por el necio es aún más pesado.
4 El enojo es cruel, y la ira es como una inundación,
pero los celos son aún más peligrosos.
5 ¡Una reprensión franca
es mejor que amar en secreto!
6 Las heridas de un amigo sincero
son mejores que muchos besos de un enemigo.
7 El que tiene el estómago lleno rechaza la miel;
pero al hambriento, hasta la comida amarga le sabe dulce.
8 El que se aleja de su hogar
es como el ave que se aleja de su nido.
9 El perfume y el incienso alegran el corazón,
y el dulce consejo de un amigo es mejor que la confianza propia.
10 Nunca abandones a un amigo,
sea tuyo o de tu padre.
Cuando ocurra la calamidad, no tendrás que pedirle ayuda a tu hermano.
Mejor es recurrir a un vecino que a un hermano que vive lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón.
Entonces podré responder a los que me critican.
12 El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones.
El simplón sigue adelante a ciegas y sufre las consecuencias.
13 Al que salga fiador por la deuda de un desconocido, pídele una garantía.
Exígele un depósito como garantía si lo hace por extranjeros.[o]
14 Un saludo alegre y en voz alta temprano en la mañana
¡será considerado una maldición!
15 Una esposa que busca pleitos es tan molesta
como una gotera continua en un día de lluvia.
16 Poner fin a sus quejas es como tratar de detener el viento
o de sostener algo con las manos llenas de grasa.
17 Como el hierro se afila con hierro,
así un amigo se afila con su amigo.
18 Como a los que cuidan de la higuera se les permite comer del fruto,
así serán recompensados los empleados que protegen los intereses de su patrón.
19 Así como el rostro se refleja en el agua,
el corazón refleja a la persona tal como es.
20 Así como la Muerte y la Destrucción[p] nunca se sacian,
el deseo del hombre nunca queda satisfecho.
21 El fuego prueba la pureza del oro y de la plata,
pero la persona es probada por las alabanzas[q] que recibe.
22 Es imposible separar al necio de su necedad,
aunque lo muelas como al grano en un mortero.
23 Mantente al tanto del estado de tus rebaños
y entrégate de lleno al cuidado de tus ganados,
24 porque las riquezas no duran para siempre,
y tal vez la corona no pase a la próxima generación.
25 Cuando se haya cosechado el heno y aparezca la nueva cosecha
y se recojan las hierbas de los montes,
26 tus ovejas proveerán la lana para vestirte,
y tus cabras servirán para comprar un campo.
27 Y tendrás suficiente leche de cabra para ti,
para tu familia y para tus criadas.
28 Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue,
pero los justos son tan valientes como el león.
2 Cuando hay corrupción moral en una nación, su gobierno se desmorona fácilmente.
En cambio, con líderes sabios y entendidos viene la estabilidad.
3 El pobre que oprime a los pobres
es como la lluvia torrencial que destruye la cosecha.
4 Rechazar la ley es enaltecer a los perversos;
obedecer la ley es luchar contra ellos.
5 Los malvados no comprenden la justicia,
pero los que siguen al Señor la entienden a la perfección.
6 Es mejor ser pobre y honesto
que ser rico y deshonesto.
7 Los jóvenes que obedecen la ley son sabios;
los que tienen amigos desenfrenados traen vergüenza a sus padres.[r]
8 Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses
terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres.
9 Dios detesta la oración
del que no hace caso de la ley.
10 El que lleva a la gente buena por mal camino
caerá en su propia trampa,
pero los honrados heredarán cosas buenas.
11 Los ricos se creen sabios,
pero no pueden engañar a un pobre que tiene discernimiento.
12 Cuando los justos triunfan, todo el mundo se alegra.
Cuando los perversos toman el control, todos se esconden.
13 Los que encubren sus pecados no prosperarán,
pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia.
14 Benditos los que tienen temor de hacer lo malo,[s]
pero los tercos van directo a graves problemas.
15 Para los pobres, un gobernante malvado es tan peligroso
como un león rugiente o un oso a punto de atacar.
16 Un gobernante sin entendimiento oprimirá a su pueblo,
pero el que odia la corrupción tendrá una larga vida.
17 La conciencia atormentada del asesino lo llevará a la tumba.
¡No lo protejas!
18 Los intachables serán librados del peligro,
pero los corruptos serán destruidos de repente.
19 El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia,
pero el que persigue fantasías termina en la pobreza.
20 La persona digna de confianza obtendrá gran recompensa,
pero el que quiera enriquecerse de la noche a la mañana se meterá en problemas.
21 Nunca es bueno mostrar parcialidad,
incluso algunos hacen lo malo por un simple pedazo de pan.
22 Los avaros tratan de hacerse ricos de la noche a la mañana,
pero no se dan cuenta de que van directo a la pobreza.
23 A fin de cuentas, la gente aprecia la crítica sincera
mucho más que la adulación.
24 El que roba a su padre y a su madre,
y dice: «¿Qué tiene de malo?»,
es igual que un asesino.
25 La avaricia provoca pleitos;
confiar en el Señor resulta en prosperidad.
26 Los que confían en su propia inteligencia son necios,
pero el que camina con sabiduría está a salvo.
27 Al que ayuda al pobre no le faltará nada,
en cambio, los que cierran sus ojos ante la pobreza serán maldecidos.
28 Cuando los perversos toman el control, todos se esconden.
Cuando los perversos caen en la calamidad, los justos prosperan.
29 Quien se niega tercamente a aceptar la crítica
será destruido de repente sin poder recuperarse.
2 Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra.
Pero cuando los perversos están en el poder, el pueblo gime.
3 El hombre que ama la sabiduría hace feliz a su padre,
pero si anda con prostitutas, desperdicia su fortuna.
4 El rey que hace justicia da estabilidad a su nación,
pero uno que exige sobornos la destruye.
5 Adular a un amigo
es tenderle una trampa para los pies.
6 La gente malvada queda atrapada por el pecado,
pero los justos escapan con gritos de alegría.
7 Los justos se preocupan por los derechos del pobre;
al perverso no le importa en absoluto.
8 Los burlones pueden alborotar a toda una ciudad,
pero los sabios calman los ánimos.
9 Si un sabio lleva a un necio a juicio,
habrá alboroto y burlas pero no se solucionará nada.
10 Los sanguinarios odian a las personas intachables,
pero los honrados procuran ayudarlas.[t]
11 Los necios dan rienda suelta a su enojo,
pero los sabios calladamente lo controlan.
12 Si un gobernante presta atención a los mentirosos,
todos sus consejeros serán perversos.
13 El pobre y el opresor tienen esto en común:
el Señor les da la vista a ambos.
14 Si un rey juzga al pobre con justicia,
su trono perdurará para siempre.
15 Disciplinar a un niño produce sabiduría,
pero un hijo sin disciplina avergüenza a su madre.
16 Cuando los perversos están en autoridad, el pecado abunda,
pero los justos vivirán para verlos caer.
17 Disciplina a tus hijos, y te darán tranquilidad de espíritu
y alegrarán tu corazón.
18 Cuando la gente no acepta la dirección divina, se desenfrena.
Pero el que obedece la ley es alegre.
19 No solo con palabras se disciplina a un sirviente;
podrá entender las palabras, pero no hará caso.
20 Hay más esperanza para un necio
que para la persona que habla sin pensar.
21 El sirviente mimado desde pequeño
se volverá un rebelde.
22 La persona enojada comienza pleitos;
el que pierde los estribos con facilidad comete todo tipo de pecados.
23 El orgullo termina en humillación,
mientras que la humildad trae honra.
24 Si ayudas a un ladrón, solo te perjudicas a ti mismo;
juras decir la verdad, pero no testificarás.
25 Temer a la gente es una trampa peligrosa,
pero confiar en el Señor significa seguridad.
26 Muchos buscan el favor del gobernante,
pero la justicia proviene del Señor.
27 Los justos desprecian a los injustos;
los perversos desprecian a los justos.
Los dichos de Agur
30 Los dichos de Agur, hijo de Jaqué, contienen el siguiente mensaje.[u]
Cansado estoy, oh Dios:
cansado, oh Dios, y agotado.[v]
2 Soy demasiado torpe para ser humano
y me falta el sentido común.
3 No he dominado la sabiduría humana
ni conozco al Santo.
4 ¿Quién sino Dios sube a los cielos y desciende de ellos?
¿Quién retiene el viento en sus puños?
¿Quién envuelve los océanos en su manto?
¿Quién ha creado el mundo entero?
¿Cuál es su nombre? ¿Y el nombre de su hijo?
¡Dime, si los sabes!
5 Toda palabra de Dios demuestra ser verdadera.
Él es un escudo para todos los que buscan su protección.
6 No agregues nada a sus palabras,
o podría reprenderte y ponerte al descubierto como un mentiroso.
7 Oh Dios, te ruego dos favores;
concédemelos antes de que muera.
8 Primero, ayúdame a no mentir jamás.
Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza!
Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades.
9 Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?».
Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.
10 Nunca difames al empleado ante su patrón,
porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias.
11 Algunas personas maldicen a su padre
y no son agradecidas con su madre.
12 Se consideran puras en su propia opinión,
pero están sucias y no se han lavado.
13 Contemplan a su alrededor con soberbia
y miran a otros con desdén.
14 Tienen los dientes como espadas
y los colmillos como cuchillos.
Devoran al pobre de la tierra
y a los necesitados de entre la humanidad.
15 La sanguijuela tiene dos bocas que chupan,
y gritan: «¡Más, más!»[w].
Hay tres cosas que nunca se sacian;
no, son cuatro las que nunca dicen «¡basta!»:
16 la tumba,[x]
la matriz estéril,
el desierto árido
y el fuego abrasador.
17 El ojo que se burla de su padre
y desprecia las instrucciones de su madre
será arrancado por los cuervos del valle
y devorado por los buitres.
18 Hay tres cosas que me asombran;
no, son cuatro las que no comprendo:
19 cómo planea el águila por el cielo,
cómo se desliza la serpiente sobre la roca,
cómo navega el barco en el océano,
y cómo ama el hombre a la mujer.
20 La mujer adúltera devora al hombre,
luego se limpia la boca y dice: «¿Qué hice de malo?».
21 Hay tres cosas que hacen temblar la tierra;
no, son cuatro las que no puede soportar:
22 al esclavo que llega a ser rey,
al necio autoritario que prospera,
23 a la mujer amargada que finalmente encuentra marido,
y a la criada que toma el lugar de su señora.
24 Hay cuatro cosas sobre la tierra que son pequeñas pero extraordinariamente sabias:
25 Las hormigas no son fuertes,
pero almacenan su alimento todo el verano.
26 Los damanes[y] no son poderosos,
pero construyen su hogar entre las rocas.
27 Las langostas no tienen rey,
pero marchan en fila.
28 Las lagartijas son fáciles de atrapar,
pero se encuentran hasta en los palacios reales.
29 Hay tres cosas que caminan con paso firme y majestuoso;
no, son cuatro las que se dan aires al andar:
30 el león, rey de los animales, que no retrocede ante nada,
31 el gallo que se pavonea,
el macho cabrío,
y el rey al frente de su ejército.
32 Si como un necio has sido orgulloso o has tramado el mal,
tapa tu boca de vergüenza.
33 Así como al batir la crema se obtiene mantequilla
y al golpearse la nariz sale sangre,
al provocar el enojo surgen peleas.
Los dichos del rey Lemuel
31 Los dichos del rey Lemuel contienen el siguiente mensaje,[z] que le enseñó su madre.
2 Oh hijo mío, oh hijo de mi vientre,
oh hijo de mis votos,
3 no desperdicies tu vigor con mujeres,
esas que arruinan a los reyes.
4 No es para los reyes, oh Lemuel, beber mucho vino.
Los gobernantes no deberían ansiar bebidas alcohólicas.
5 Pues si beben, podrían olvidarse de la ley
y no harían justicia a los oprimidos.
6 Las bebidas alcohólicas son para los que se están muriendo,
y el vino para los que sufren angustias amargas.
7 Que beban para olvidar su pobreza
y nunca más se acuerden de sus problemas.
8 Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos;
garantiza justicia para todos los abatidos.
9 Sí, habla a favor de los pobres e indefensos,
y asegúrate de que se les haga justicia.
La esposa de carácter noble
10 [aa]¿Quién podrá encontrar una esposa virtuosa y capaz?
Es más preciosa que los rubíes.
11 Su marido puede confiar en ella,
y ella le enriquecerá en gran manera la vida.
12 Esa mujer le hace bien y no mal,
todos los días de su vida.
13 Ella encuentra lana y lino
y laboriosamente los hila con sus manos.
14 Es como un barco mercante
que trae su alimento de lejos.
15 Se levanta de madrugada y prepara el desayuno para su familia
y planifica las labores de sus criadas.
16 Va a inspeccionar un campo y lo compra;
con sus ganancias planta un viñedo.
17 Ella es fuerte y llena de energía
y es muy trabajadora.
18 Se asegura de que sus negocios tengan ganancias;
su lámpara está encendida hasta altas horas de la noche.
19 Tiene sus manos ocupadas en el hilado;
con sus dedos tuerce el hilo.
20 Tiende la mano al pobre
y abre sus brazos al necesitado.
21 Cuando llega el invierno, no teme por su familia,
porque todos tienen ropas abrigadas.[ab]
22 Ella hace sus propias colchas.
Se viste con túnicas de lino de alta calidad y vestiduras de color púrpura.
23 Su esposo es bien conocido en las puertas de la ciudad,
donde se sienta junto con los otros líderes del pueblo.
24 Confecciona vestimentas de lino con cintos
y fajas para vender a los comerciantes.
25 Está vestida de fortaleza y dignidad,
y se ríe sin temor al futuro.
26 Cuando habla, sus palabras son sabias,
y da órdenes con bondad.
27 Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar,
y no sufre las consecuencias de la pereza.
28 Sus hijos se levantan y la bendicen.
Su marido la alaba:
29 «Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en el mundo,
¡pero tú las superas a todas!».
30 El encanto es engañoso, y la belleza no perdura,
pero la mujer que teme al Señor será sumamente alabada.
31 Recompénsenla por todo lo que ha hecho.
Que sus obras declaren en público su alabanza.
1 Estas son las palabras del Maestro,[ac] hijo del rey David y gobernante de Jerusalén.
Nada tiene sentido
2 «Nada tiene sentido—dice el Maestro—, ¡ningún sentido en absoluto!».
3 ¿Qué obtiene la gente con trabajar tanto bajo el sol? 4 Las generaciones van y vienen, pero la tierra nunca cambia. 5 El sol sale y se pone, y se apresura a dar toda la vuelta para volver a salir. 6 El viento sopla hacia el sur y luego gira hacia el norte. Da vueltas y vueltas soplando en círculos. 7 Los ríos desembocan en el mar, pero el mar nunca se llena. Luego el agua vuelve a los ríos y sale nuevamente al mar. 8 Todo es tan tedioso, imposible de describir. No importa cuánto veamos, nunca quedamos satisfechos. No importa cuánto oigamos, nada nos tiene contentos.
9 La historia no hace más que repetirse; ya todo se hizo antes. No hay nada realmente nuevo bajo el sol. 10 A veces la gente dice: «¡Esto es algo nuevo!»; pero la verdad es que no lo es, nada es completamente nuevo. 11 Ninguno de nosotros recuerda lo que sucedió en el pasado, y las generaciones futuras tampoco recordarán lo que hacemos ahora.
El Maestro habla sobre la inutilidad de la sabiduría
12 Yo, el Maestro, fui rey de Israel y viví en Jerusalén. 13 Me dediqué a buscar el entendimiento y a investigar con sabiduría todo lo que se hacía debajo del cielo. Pronto descubrí que Dios le había dado una existencia trágica al género humano. 14 Observé todo lo que ocurría bajo el sol, y a decir verdad, nada tiene sentido, es como perseguir el viento.
15 Lo que está mal no puede corregirse;
lo que se ha perdido no puede recuperarse.
16 Me dije: «A ver, soy más sabio que todos los reyes que gobernaron Jerusalén antes que yo. Tengo más sabiduría y conocimiento que cualquiera de ellos». 17 Así que me dispuse a aprender de todo: desde la sabiduría hasta la locura y la insensatez; pero descubrí por experiencia que procurar esas cosas es como perseguir el viento.
18 Cuanta más sabiduría tengo, mayor es mi desconsuelo;
aumentar el conocimiento solo trae más dolor.
La inutilidad de los placeres
2 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido. 2 Entonces dije: «La risa es tonta. ¿De qué sirve andar en busca de placeres?». 3 Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso por este mundo.
4 También traté de encontrar sentido a la vida edificándome enormes mansiones y plantando hermosos viñedos. 5 Hice jardines y parques, y los llené con toda clase de árboles frutales. 6 Construí represas para juntar agua con la cual regar todos mis huertos florecientes. 7 Compré esclavos y esclavas, y otros nacieron en mi propiedad. También tuve enormes manadas y rebaños, más que cualquiera de los reyes que vivieron en Jerusalén antes que yo. 8 Junté grandes cantidades de plata y de oro, el tesoro de muchos reyes y provincias. Contraté cantores estupendos, tanto hombres como mujeres, y tuve muchas concubinas hermosas. ¡Tuve todo lo que un hombre puede desear!
9 De modo que me hice más poderoso que todos los que vivieron en Jerusalén antes que yo, y mi sabiduría nunca me falló. 10 Todo lo que quise lo hice mío; no me negué ningún placer. Hasta descubrí que me daba gran satisfacción trabajar mucho, la recompensa de toda mi labor; 11 pero al observar todo lo que había logrado con tanto esfuerzo, vi que nada tenía sentido; era como perseguir el viento. No había absolutamente nada que valiera la pena en ninguna parte.
El sabio y el necio
12 Entonces decidí comparar la sabiduría con la locura y la insensatez (porque, ¿quién puede hacer eso mejor que yo, que soy el rey?[ad]). 13 Pensé: «La sabiduría es mejor que la insensatez, así como la luz es mejor que la oscuridad. 14 Pues el sabio puede ver hacia dónde va, pero el necio camina a oscuras». Sin embargo, me di cuenta de que el sabio y el necio tienen el mismo destino: 15 los dos mueren. Así que me dije: «Ya que voy a terminar igual que el necio, ¿de qué vale toda mi sabiduría? ¡Nada de eso tiene sentido!». 16 Pues tanto el sabio como el necio van a morir. Al sabio no se le recordará más que al necio. En los días futuros, ambos serán olvidados.
17 Por lo tanto, llegué a odiar la vida, porque todo lo que se hace aquí, bajo el sol, es tan complicado. Nada tiene sentido, es como perseguir el viento.
La inutilidad del trabajo
18 Llegué a odiar todo el trabajo que hice en este mundo porque tengo que dejarles a otros lo que yo he ganado. 19 ¿Y quién sabe si mis sucesores serán sabios o necios? Sin embargo, ellos se van a apoderar de todo lo que yo he adquirido bajo el sol a través de mi destreza y esfuerzo. ¡Qué absurdo! 20 Así que, desilusionado, me di por vencido y cuestioné el valor de todo mi duro trabajo en este mundo.
21 Algunas personas trabajan con sabiduría, conocimiento y destreza, pero luego tienen que dejarle el fruto de su labor a alguien que no ha trabajado para conseguirlo. Eso tampoco tiene sentido, es una gran tragedia. 22 Entonces, ¿qué gana la gente con tanto esfuerzo y preocupación en esta vida? 23 Sus días de trabajo están llenos de dolor y angustia, ni siquiera de noche pueden descansar la mente. Nada tiene sentido.
24 Entonces llegué a la conclusión de que no hay nada mejor que disfrutar de la comida y la bebida, y encontrar satisfacción en el trabajo. Luego me di cuenta de que esos placeres provienen de la mano de Dios. 25 Pues, ¿quién puede comer o disfrutar de algo separado de él[ae]? 26 Dios da sabiduría, conocimiento y alegría a quienes son de su agrado; pero si un pecador se enriquece, Dios le quita las riquezas y se las da a quienes le agradan. Eso tampoco tiene sentido, es como perseguir el viento.
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