Bible in 90 Days
Denuncia de los falsos profetas
9 A causa de los profetas
mi corazón está quebrantado dentro de mí,
todos mis huesos tiemblan.
A causa de Jehová
y a causa de sus santas palabras
estoy como un ebrio,
como un hombre dominado por el vino,
10 porque la tierra está llena de adúlteros;
por la maldición, la tierra está desierta
y los pastizales del desierto se secaron.
La carrera de ellos es mala
y su valentía no es recta.
11 «Tanto el profeta como el sacerdote son impíos;
aun en mi casa hallé su maldad,
dice Jehová.
12 Por tanto, su camino
será como resbaladero en la oscuridad;
serán empujados, y caerán en él;
porque yo traeré mal sobre ellos
en el año de su castigo,
dice Jehová.
13 »En los profetas de Samaria
he visto desatinos:
profetizaban en nombre de Baal
e hicieron errar a mi pueblo Israel.
14 Y en los profetas de Jerusalén
he visto torpezas:
cometen adulterios, andan con mentiras
y fortalecen las manos de los malos,
para que ninguno se convierta de su maldad.
Me son todos ellos como Sodoma,
y sus moradores como Gomorra.
15 Por tanto, esto dice Jehová de los ejércitos
contra aquellos profetas:
“Yo les hago comer ajenjos
y les haré beber agua envenenada,
porque de los profetas de Jerusalén
salió la impiedad sobre toda la tierra.”»
16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
«No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan;
os alimentan con vanas esperanzas;
hablan visión de su propio corazón,
no de la boca de Jehová.
17 Dicen atrevidamente a los que me irritan:
“¡Jehová dice que tendréis paz!”
Y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón,
dicen: “No vendrá el mal sobre vosotros.”»
18 Pero ¿quién estuvo en el secreto de Jehová,
y vio y oyó su palabra?
¿Quién estuvo atento a su palabra
y la oyó?
19 La tempestad de Jehová saldrá con furor;
la tempestad que está preparada
caerá sobre la cabeza de los malos.
20 No se apartará el furor de Jehová
hasta que lo haya hecho
y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón;
al final de los días lo entenderéis cabalmente.
21 «No envié yo aquellos profetas,
pero ellos corrían;
yo no les hablé,
mas ellos profetizaban.
22 Si ellos hubieran estado en mi secreto,
habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo,
y lo habrían hecho volver de su mal camino
y de la maldad de sus obras.
23 »¿Soy yo Dios de cerca solamente,
dice Jehová,
y no Dios de lejos?
24 ¿Se ocultará alguno,
dice Jehová,
en escondrijos donde yo no lo vea?
¿No lleno yo,
dice Jehová,
el cielo y la tierra?
25 »Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre: “¡Soñé, soñé!” 26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, que profetizan el engaño de su corazón? 27 ¿Con los sueños que cada uno cuenta a su compañero pretenden hacer que mi pueblo se olvide de mi nombre, del mismo modo que sus padres se olvidaron de mi nombre a causa de Baal? 28 El profeta que tenga un sueño, que cuente el sueño; y aquel a quien vaya mi palabra, que cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?, dice Jehová. 29 ¿No es mi palabra como un fuego, dice Jehová, y como un martillo que quebranta la piedra?
30 »Por tanto, yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que se roban mis palabras unos a otros. 31 Dice Jehová: Yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: “¡Él lo ha dicho!” 32 Ciertamente, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas. Yo no los envié ni los mandé, y ningún provecho han traído a este pueblo, dice Jehová.
33 »Y cuando te pregunte este pueblo, o el profeta o el sacerdote, diciendo: “¿Cuál es la profecía de Jehová?”, les dirás: “Ésta es la profecía: ‘Os abandonaré’, ha dicho Jehová.” 34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que diga: “Profecía de Jehová”, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. 35 Así diréis cada cual a su compañero y cada cual a su hermano: “¿Qué ha respondido Jehová? ¿Qué dijo Jehová?” 36 Y nunca más volveréis a decir: “Carga de Jehová”, porque la palabra de cada uno será una carga para él, pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, el Dios nuestro. 37 Así dirás al profeta: “¿Qué te respondió Jehová? ¿Qué dijo Jehová?” 38 Pero si decís: “Carga de Jehová”, entonces Jehová dice así: “Porque dijisteis esta palabra, ‘Carga de Jehová’, habiendo yo enviado a deciros: ‘No digáis: Carga de Jehová’, 39 por eso, yo os echaré en el olvido y os arrancaré de mi presencia, a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres; 40 y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, eterna confusión que nunca borrará el olvido.”»
La señal de los higos buenos y malos
24 Después de haber transportado Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá, y a los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia, me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová. 2 Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de tan malos no se podían comer. 3 Y me dijo Jehová: «¿Qué ves tú, Jeremías?» Yo dije: «Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de tan malos no se pueden comer.»
4 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 5 «Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los deportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para su bien. 6 Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra. Los edificaré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 7 Les daré un corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.
8 »Y como a los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que habitan en la tierra de Egipto. 9 Y los daré por horror y por mal a todos los reinos de la tierra, y por infamia, por refrán, por burla y por maldición a todos los lugares donde yo los disperse. 10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y peste, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.»
Setenta años de desolación
25 Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia; 2 la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo: 3 «Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde el principio y sin cesar, pero no escuchasteis. 4 Y envió Jehová a vosotros a todos sus siervos los profetas. Los envió desde el principio y sin cesar; pero no escuchasteis ni inclinasteis vuestro oído para escuchar 5 cuando decían: “Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y habitaréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre. 6 Pero no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndolos y adorándolos, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos, y no os haré mal.” 7 Pero no me habéis escuchado, dice Jehová, sino que me habéis provocado a ira con la obra de vuestras manos para vuestro propio mal.
8 »Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis escuchado mis palabras, 9 yo enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas estas naciones en derredor. Los destruiré, y los pondré por espanto, por burla y desolación perpetua. 10 Haré que desaparezca de entre ellos la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el ruido del molino y la luz de la lámpara. 11 Toda esta tierra será convertida en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia durante setenta años. 12 Y cuando se hayan cumplido los setenta años, dice Jehová, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación, por su maldad, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desolación perpetua. 13 Traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones. 14 Porque también ellas estarán sometidas a muchas naciones y a grandes reyes; y yo les pagaré conforme a sus hechos y conforme a la obra de sus manos.»
La copa de ira para las naciones
15 Así me dijo Jehová, Dios de Israel: «Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y haz que beban de ella todas las naciones a las cuales yo te envío. 16 Beberán, y temblarán y enloquecerán a causa de la espada que yo envío entre ellas.»
17 Yo tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas las naciones a las cuales me envió Jehová: 18 a Jerusalén, a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para convertirlos en ruinas, en espanto, en burla y en maldición, como hasta hoy; 19 al faraón, rey de Egipto, a sus servidores, a sus príncipes y a todo su pueblo; 20 y a todo el conjunto de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz y a todos los reyes de la tierra de Filistea: de Ascalón, Gaza, Ecrón y el resto de Asdod; 21 de Edom, Moab y los hijos de Amón; 22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las costas que están de ese lado del mar: 23 Dedán, Tema y Buz, y todos los que se rapan las sienes; 24 a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes del conjunto de pueblos que habitan en el desierto; 25 a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media; 26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, a los unos y a los otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la tierra. Y el rey de Babilonia beberá después de ellos.
27 «Les dirás, pues: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¡Bebed, embriagaos y vomitad; caed y no os levantéis, a causa de la espada que yo envío entre vosotros!” 28 Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, tú les dirás: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis que beberla, 29 porque yo comienzo a causarle mal a la ciudad en la cual es invocado mi nombre, ¿y vosotros seréis absueltos? ¡No seréis absueltos, porque espada traigo sobre todos los habitantes de la tierra!”, dice Jehová de los ejércitos.
30 »Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras. Les dirás:
»“Jehová ruge desde lo alto,
y desde su morada santa da su voz;
ruge fuertemente contra su redil;
canción de lagareros canta
contra todos los moradores de la tierra.
31 Llega el estruendo hasta el fin de la tierra,
porque Jehová está en pleito contra las naciones;
él es el Juez de todo mortal
y entregará a los impíos a la espada,
dice Jehová.”»
32 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
«Ciertamente el mal
irá de nación en nación,
y una gran tempestad se levantará
desde los extremos de la tierra.»
33 Yacerán los muertos de Jehová en aquel día
desde un extremo de la tierra hasta el otro;
no se hará lamentación,
ni se recogerán ni serán enterrados,
sino que como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.
34 ¡Aullad, pastores! ¡Gritad!
¡Revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño!,
porque se han cumplido vuestros días
para que seáis degollados y esparcidos.
Caeréis como vaso precioso.
35 Se acabará el asilo para los pastores,
y no escaparán los mayorales del rebaño.
36 ¡Voz de la gritería de los pastores,
y aullido de los mayorales del rebaño!,
porque Jehová asoló sus pastizales.
37 Los pastos delicados serán destruidos
por el ardor de la ira de Jehová.
38 Dejó cual leoncillo su guarida,
pues asolada fue la tierra de ellos
por la ira del opresor,
por el furor de su ira.
Jeremías es amenazado de muerte
26 En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo: 2 «Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todos los que vienen de las ciudades de Judá para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles. No retengas palabra. 3 Quizá escuchen y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras. 4 Les dirás, pues: “Así ha dicho Jehová: Si no me obedecéis para andar en mi Ley, la cual puse ante vosotros, 5 y para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os he enviado desde el principio y sin cesar, a los cuales no habéis escuchado, 6 yo trataré a esta casa como a Silo, y a esta ciudad la pondré por maldición ante todas las naciones de la tierra.”»
7 Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová. 8 Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablara a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: «¡De cierto morirás! 9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: “Esta Casa será como Silo y esta ciudad quedará asolada y sin habitantes”?» Y todo el pueblo se reunió contra Jeremías en la casa de Jehová.
10 Los príncipes de Judá, al oír estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa de Jehová y se sentaron a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová. 11 Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: «¡Este hombre ha incurrido en pena de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros propios oídos!» 12 Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: «Jehová me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído. 13 Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y escuchad la voz de Jehová, vuestro Dios; y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros. 14 En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca. 15 Pero sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes, porque fue en verdad Jehová quien me envió a vosotros para que dijera todas estas palabras en vuestros oídos.»
16 Dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: «No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en el nombre de Jehová, nuestro Dios, nos ha hablado.» 17 Entonces se levantaron algunos de los ancianos del país y hablaron a todo el pueblo congregado, diciendo: 18 «Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías, rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo:
»“Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Sión será arada como un campo,
Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas
y el monte de la Casa se llenará de maleza”.
19 »¿Acaso lo mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Jehová y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros un mal tan grande contra nosotros mismos?»
20 Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová: Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías.
21 Oyeron sus palabras el rey Joacim, todos sus grandes y todos sus príncipes. Entonces el rey procuró matarlo; pero Urías, dándose cuenta de esto, tuvo temor y huyó a Egipto. 22 El rey Joacim envió hombres a Egipto: a Elnatán hijo de Acbor, y a otros hombres con él. 23 Estos sacaron de Egipto a Urías y lo llevaron al rey Joacim, el cual lo mató a espada y arrojó su cuerpo a una fosa común.
24 Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para evitar que lo entregaran en las manos del pueblo para matarlo.
La señal de los yugos
27 Al comienzo del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de parte de Jehová a Jeremías: 2 Jehová me ha dicho: «Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; 3 los enviarás al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos de Amón, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por medio de los mensajeros que vienen a Jerusalén para ver a Sedequías, rey de Judá. 4 Les mandarás que digan a sus señores que Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha dicho: “Así habéis de decir a vuestros señores: 5 ‘Yo, con mi gran poder y con mi brazo extendido, hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, y la di a quien quise. 6 Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. 7 Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que llegue también el tiempo de su misma tierra y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.
8 »”’A la nación y al reino que no sirva a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada, con hambre y con peste, dice Jehová, hasta que acabe con ella por medio de su mano. 9 Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, adivinos, soñadores, agoreros o encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. 10 Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra y para que yo os arroje y perezcáis. 11 Pero a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y lo sirva, la dejaré en su tierra, dice Jehová, la labrará y habitará en ella.’”»
12 Hablé también a Sedequías, rey de Judá, conforme a todas estas palabras, diciendo: «Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, servidle a él y a su pueblo, y vivid. 13 ¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de peste, según ha dicho Jehová de la nación que no sirva al rey de Babilonia? 14 No oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: “No serviréis al rey de Babilonia”, porque os profetizan mentira. 15 Porque yo no los envié, ha dicho Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan.»
16 También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: «Así ha dicho Jehová: No escuchéis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: “Los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia muy pronto”; porque os profetizan mentira. 17 No los escuchéis, sino servid al rey de Babilonia y vivid. ¿Por qué habrá de ser asolada esta ciudad? 18 Y si ellos son profetas y está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia, 19 porque así ha dicho Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del estanque, de las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad, 20 que no quitó Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando transportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén. 21 Esto, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén: 22 A Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice Jehová. Después los traeré y los restauraré a este lugar.»
Falsa profecía de Hananías
28 Aconteció en el mismo año, al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo: 2 «Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: “Quebranté el yugo del rey de Babilonia. 3 Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia, 4 y yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los transportados de Judá que entraron en Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia.”»
5 Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová. 6 Dijo el profeta Jeremías: «¡Amén, así lo haga Jehová! Confirme Jehová tus palabras, con las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de Jehová, y todos los transportados, han de ser devueltos de Babilonia a este lugar. 7 Con todo, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo: 8 Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y peste contra muchas tierras y contra grandes reinos. 9 Cuando se cumpla la palabra del profeta que profetiza paz, entonces él será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.»
10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró. 11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: «Así ha dicho Jehová: “De esta manera, dentro de dos años, romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones.”»
Siguió Jeremías su camino. 12 Después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 13 «Ve y habla a Hananías, diciendo: “Así ha dicho Jehová: Yugos de madera quebraste, pero en vez de ellos harás yugos de hierro. 14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y han de servirle; y aun también le he dado las bestias del campo.”» 15 Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: «¡Escucha ahora, Hananías! Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo. 16 Por tanto, así ha dicho Jehová: “Yo te quito de sobre la faz de la tierra; en este año morirás, porque has hablado rebelión contra Jehová.”» 17 En el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo.
Carta de Jeremías a los cautivos
29 Éstas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron deportados, a los sacerdotes y profetas, y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia 2 (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los gobernantes de Judá y de Jerusalén, los artesanos y los ingenieros de Jerusalén), 3 por medio de Elasa hijo de Safán, y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías, rey de Judá, a Babilonia, a Nabucodonosor, rey de Babilonia. La carta decía:
4 «Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: 5 Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed del fruto de ellos. 6 Casaos y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas. Multiplicaos allá, y no disminuyáis. 7 Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová, porque en su paz tendréis vosotros paz. 8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni hagáis caso de los sueños que sueñan. 9 Porque falsamente os profetizan en mi nombre. Yo no los envié, ha dicho Jehová. 10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12 Entonces me invocaréis. Vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé. 13 Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 14 Seré hallado por vosotros, dice Jehová; haré volver a vuestros cautivos y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová. Y os haré volver al lugar de donde os hice llevar. 15 Pero vosotros habéis dicho: “Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia.” 16 Pero así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David, y acerca de todo el pueblo que habita en esta ciudad, de vuestros hermanos que no partieron con vosotros al cautiverio, 17 así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo envío contra ellos espada, hambre y peste, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer. 18 Los perseguiré con espada, con hambre y con peste, y los haré el horror de todos los reinos de la tierra, objeto de aversión, de espanto, de burla y de afrenta ante todas las naciones entre las cuales los he arrojado; 19 por cuanto no escucharon mis palabras, dice Jehová, que les envié por mis siervos los profetas, desde el principio y sin cesar. No habéis escuchado, dice Jehová. 20 ¡Escuchad, pues, palabra de Jehová, vosotros todos los deportados que envié de Jerusalén a Babilonia! 21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca de Sedequías hijo de Maasías, que os profetizan falsamente en mi nombre: Yo los entrego en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos. 22 Y todos los deportados de Judá que están en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo: “¡Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia!” 23 Porque hicieron maldad en Israel: cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos y falsamente hablaron en mi nombre palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico, dice Jehová.»
24 «Y a Semaías, de Nehelam, hablarás, diciendo: 25 “Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Tú enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo: 26 ‘Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para que te encargues en la casa de Jehová de todo loco que profetice, poniéndolo en el calabozo y en el cepo.’ 27 ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza? 28 Porque él nos envió a decir en Babilonia: ‘Largo será el cautiverio; edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed el fruto de ellos.’”»
29 El sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías. 30 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 31 «Envía a decir a todos los cautivos: “Así ha dicho Jehová acerca de Semaías, de Nehelam: Por cuanto os profetizó Semaías, sin que yo lo hubiera enviado, y os hizo confiar en mentira, 32 por eso, así ha dicho Jehová: Yo castigaré a Semaías, de Nehelam, y a su descendencia; no tendrá varón que habite en medio de este pueblo, ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová; porque contra Jehová ha hablado rebelión.”»
Dios promete que los cautivos volverán
30 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 «Así habló Jehová, Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado. 3 Porque vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo de Israel y de Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.»
4 Éstas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. 5 Así ha dicho Jehová:
«¡Hemos oído gritos de terror y espanto!
¡No hay paz!
6 ¡Inquirid ahora, considerad si un varón da a luz!,
porque he visto que todos los hombres
tenían las manos sobre sus caderas
como la mujer que está de parto,
y que se han puesto pálidos todos los rostros.
7 ¡Ah, cuán grande es aquel día!
Tanto, que no hay otro semejante a él.
Es un tiempo de angustia para Jacob,
pero de ella será librado.
8 »Aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
yo quebraré el yugo de su cuello y romperé sus coyundas,
y extranjeros no volverán a ponerlo en servidumbre,
9 sino que servirán a Jehová, su Dios, y a David, su rey, a quien yo les levantaré.
10 »Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas,
dice Jehová;
no te atemorices, Israel,
porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos,
a ti y a tu descendencia,
de la tierra de tu cautiverio.
Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo,
y no habrá quien lo espante.
11 Porque yo estoy contigo para salvarte,
dice Jehová,
y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí.
Pero a ti no te destruiré,
aunque te castigaré con justicia:
de ninguna manera te dejaré sin castigo.»
12 Así ha dicho Jehová:
«Incurable es tu quebrantamiento
y dolorosa tu llaga.
13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte;
no hay para ti medicina eficaz.
14 Todos tus enamorados te olvidaron;
no te buscan,
porque te herí como hiere un enemigo,
con azote de adversario cruel,
a causa de la magnitud de tu maldad
y de tus muchos pecados.
15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento?
Incurable es tu dolor,
porque por la grandeza de tu iniquidad
y por tus muchos pecados te he hecho esto.
16 Pero serán devorados todos los que te devoran,
y todos tus adversarios, todos ellos,
irán al cautiverio;
pisoteados serán los que te pisotearon,
y a todos los que te despojaron,
yo los entregaré al despojo.
17 Mas yo haré venir sanidad para ti,
y sanaré tus heridas,
dice Jehová,
porque “Desechada” te llamaron, diciendo:
“Ésta es Sión, de la que nadie se acuerda.”»
18 Así ha dicho Jehová:
«He aquí yo hago volver a los cautivos de las tiendas de Jacob,
y de sus tiendas tendré misericordia;
la ciudad será edificada sobre su colina,
y el palacio será asentado en su lugar.
19 Saldrá de ellos acción de gracias
y voz de nación que está en regocijo.
Los multiplicaré y no serán disminuidos;
los multiplicaré y no serán menoscabados.
20 Serán sus hijos como antes,
y su congregación delante de mí será confirmada.
Yo castigaré a todos sus opresores.
21 De ella saldrá su soberano,
y de en medio de ella saldrá su gobernante.
Lo haré acercarse
y él se acercará a mí,
porque ¿quién es aquel que se atreve a acercarse a mí?,
dice Jehová.
22 Entonces vosotros seréis mi pueblo
y yo seré vuestro Dios.
23 »La tempestad de Jehová
sale con furor;
la tempestad que se prepara
se cierne sobre la cabeza de los impíos.
24 No se calmará el ardor de la ira de Jehová
hasta que haya hecho y cumplido
los pensamientos de su corazón.
¡Al final de los días entenderéis esto!
31 »En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellas serán mi pueblo».
2 Así ha dicho Jehová:
«El pueblo que escapó de la espada
halló gracia en el desierto,
cuando Israel iba en busca de reposo.
3 Jehová se me manifestó hace ya mucho tiempo, diciendo:
“Con amor eterno te he amado;
por eso, te prolongué mi misericordia.
4 Volveré a edificarte: serás reedificada,
virgen de Israel.
De nuevo serás adornada con tus panderos
y saldrás en alegres danzas.
5 Volverás a plantar viñas
en los montes de Samaria;
plantarán los que plantan y disfrutarán de ellas,
6 porque habrá día en que clamarán los guardas
en los montes de Efraín:
‘¡Levantaos y subamos a Sión,
a Jehová, nuestro Dios!’”»
7 Así ha dicho Jehová:
«Regocijaos en Jacob con alegría;
dad voces de júbilo a la cabeza de naciones.
¡Haced oír, alabad y decid:
“Salva, Jehová, a tu pueblo,
el resto de Israel”!
8 Yo los hago volver de la tierra del norte,
los reuniré de los extremos de la tierra;
entre ellos, juntamente, a ciegos y a cojos,
a la mujer que está encinta y a la que dio a luz.
En gran compañía volverán acá.
9 Irán con llanto,
mas con misericordia los haré volver
y los haré andar junto a arroyos de aguas,
por camino derecho en el cual no tropezarán,
porque yo soy el padre de Israel,
y Efraín es mi primogénito.
10 »¡Oíd palabra de Jehová, naciones,
y hacedlo saber en las costas que están lejos!
Decid: “El que dispersó a Israel,
lo reunirá y guardará,
como el pastor a su rebaño”,
11 porque Jehová redimió a Jacob,
lo redimió de mano del más fuerte que él.
12 Vendrán con gritos de gozo a lo alto de Sión
y correrán a los bienes de Jehová:
al pan, al vino, al aceite
y al ganado de ovejas y de vacas.
Su vida será como un huerto de riego
y nunca más tendrán dolor alguno.
13 Entonces la virgen danzará alegremente,
junto con los jóvenes y los viejos;
cambiaré su llanto en gozo,
los consolaré
y los alegraré de su dolor.
14 El alma del sacerdote satisfaré con abundancia,
y mi pueblo será saciado de mis bienes,
dice Jehová.»
15 Así ha dicho Jehová:
«Voz fue oída en Ramá,
llanto y lloro amargo:
es Raquel que llora por sus hijos,
y no quiso ser consolada acerca de sus hijos,
porque perecieron.»
16 Así ha dicho Jehová:
«Reprime del llanto tu voz
y de las lágrimas tus ojos,
porque salario hay para tu trabajo,
dice Jehová.
Volverán de la tierra del enemigo.
17 Esperanza hay también para tu porvenir,
dice Jehová,
y los hijos volverán a su propia tierra.
18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba:
“Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito;
conviérteme, y seré convertido,
porque tú eres Jehová, mi Dios.
19 Después que me aparté,
me arrepentí,
y después que reconocí mi falta,
me golpeé el muslo;
me avergoncé y me confundí,
porque llevé la afrenta de mi juventud.”
20 ¿No es Efraín un hijo precioso para mí?
¿No es un niño en quien me deleito?
Desde que hablé de él,
lo he recordado constantemente.
Por eso mis entrañas se conmovieron por él,
y ciertamente tendré de él misericordia,
dice Jehová.
21 »Levanta para ti indicadores,
ponte señales altas,
fíjate con atención en la calzada.
¡Vuélvete por el camino por donde fuiste, virgen de Israel,
vuelve a estas tus ciudades!
22 ¿Hasta cuándo andarás errante, hija rebelde?,
porque Jehová ha creado una cosa nueva sobre la tierra:
¡la mujer cortejará al varón!»
23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: «Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver a sus cautivos: “¡Jehová te bendiga, morada de justicia, monte santo!” 24 Y habitará allí Judá; y en todas sus ciudades, los labradores y los que van con los rebaños. 25 Porque satisfaré al alma cansada y saciaré a toda alma entristecida.»
26 En esto, me desperté y miré, y mi sueño me fue agradable.
El nuevo pacto
27 «Vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. 28 Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, para trastornar, perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová. 29 En aquellos días no dirán más: “Los padres comieron las uvas agrias y a los hijos les da dentera”, 30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; a todo aquel que coma uvas agrias le dará dentera.
31 »Vienen días, dice Jehová, en los cuales haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día en que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: “Conoce a Jehová”, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová. Porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado.
35 »Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día,
las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche,
que agita el mar y braman sus olas;
Jehová de los ejércitos es su nombre:
36 Si llegaran a faltar estas leyes delante de mí,
dice Jehová,
también faltaría la descendencia de Israel,
y dejaría de ser para siempre una nación delante de mí.
37 »Así ha dicho Jehová:
Si se pudieran medir los cielos arriba
y explorar abajo los fundamentos de la tierra,
también yo desecharía a toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron, dice Jehová.
38 »Vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. 39 El cordel de medir saldrá en línea recta hasta el collado de Gareb, y luego girará hacia Goa. 40 Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos al oriente, serán santos a Jehová. Nunca volverán a ser arrasados ni jamás serán destruidos.»
Jeremías compra la heredad de Hanameel
32 Palabra de Jehová que vino a Jeremías el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. 2 Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá, 3 porque Sedequías, rey de Judá, lo había puesto en prisión, diciendo: «¿Por qué profetizas tú diciendo: “Así ha dicho Jehová: Yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará; 4 y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que de cierto será entregado en mano del rey de Babilonia. Hablará con él cara a cara, y sus ojos verán sus ojos, 5 y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que yo lo visite; y si peleáis contra los caldeos, no os irá bien, dice Jehová”?»
6 Y Jeremías dijo: «La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 7 “Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: ‘Cómprame mi heredad que está en Anatot, porque tú tienes derecho de compra sobre ellos.’” 8 Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: “Cómprame ahora la heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti.” Entonces conocí que era palabra de Jehová.
9 »Compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata. 10 Redacté la escritura, la sellé, la hice certificar con testigos y pesé el dinero en balanza. 11 Luego tomé la escritura de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta. 12 Y entregué la carta de venta a Baruc hijo de Nerías hijo de Maasías, delante de Hanameel, el hijo de mi tío, delante de los testigos que habían suscrito la escritura de venta y delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel. 13 Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo: 14 “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ‘Toma estas escrituras, esta escritura de venta, sellada, y esta escritura abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven durante mucho tiempo.’
15 »”Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ‘Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra.’” 16 Después que di la escritura de venta a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehová, diciendo: 17 “¡Ah, Señor Jehová!, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti. 18 Tú haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos. ¡Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre! 19 Grande eres en consejo y magnífico en hechos; tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras. 20 Tú hiciste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, en Israel y entre los seres humanos; así te has hecho renombre, como se ve en este día. 21 Sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con gran terror. 22 Les diste esta tierra, la cual juraste a sus padres que les darías, la tierra que fluye leche y miel. 23 Ellos entraron y la disfrutaron, pero no escucharon tu voz ni anduvieron en tu Ley. Nada hicieron de lo que les mandaste hacer, y por eso has hecho venir sobre ellos todo este mal. 24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla, y la ciudad, a causa de la espada, el hambre y la peste, va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella. Ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo. 25 ¡Ah, Señor Jehová!, cuando la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, ¿tú me dices: ‘Cómprate la heredad por dinero y pon testigos’?”»
26 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 27 «Yo soy Jehová, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí? 28 Por tanto, así ha dicho Jehová: Voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos y en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la tomará. 29 Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, le prenderán fuego y la quemarán, junto con las casas en cuyas azoteas quemaron incienso a Baal y derramaron libaciones a dioses extraños, para provocarme a ira, 30 porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová. 31 De tal manera que para mi enojo y mi indignación ha servido esta ciudad desde el día que la edificaron hasta hoy. Yo, pues, la haré borrar de mi presencia, 32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. 33 Ellos me volvieron la espalda en vez del rostro, y cuando les enseñaba desde el principio y sin cesar, no escucharon para recibir corrección, 34 sino que pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, contaminándola. 35 Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y sus hijas, en honor de Moloc, lo cual no les mandé. ¡Nunca pensé que cometieran tal abominación para hacer pecar a Judá!
36 »Con todo, ahora así dice Jehová, Dios de Israel, a esta ciudad, de la cual decís vosotros: “Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a peste”: 37 Yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, con mi enojo y mi gran indignación; los haré volver a este lugar y los haré habitar seguros, 38 y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 39 Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman por siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. 40 Haré con ellos un pacto eterno: que no desistiré de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. 41 Yo me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma.
42 »Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este mal tan grande, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. 43 Poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros decís: “Está desierta, sin hombres ni animales, y va a ser entregada en manos de los caldeos.” 44 Heredades comprarán por dinero; harán escrituras y las sellarán, y pondrán testigos en tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela y en las ciudades del Neguev, porque yo haré regresar a sus cautivos, dice Jehová.»
Restauración de la prosperidad de Jerusalén
33 Vino palabra de Jehová a Jeremías por segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: 2 «Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: 3 Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. 4 Porque así ha dicho Jehová, Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad y de las casas de los reyes de Judá, derribadas por el ariete y la espada 5 (porque salir a enfrentarse con los caldeos será llenarlas de cadáveres, de muertos heridos por mi furor y mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad): 6 Yo les traeré sanidad y medicina; los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad. 7 Haré volver los cautivos de Judá y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. 8 Los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra mí, y perdonaré todas sus iniquidades con que contra mí pecaron y contra mí se rebelaron. 9 Esta ciudad me será por nombre de gozo, de alabanza y de gloria entre todas las naciones de la tierra, cuando oigan todo el bien que yo les hago. Temerán y temblarán por todo el bien y toda la paz que yo les daré.
10 »Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual decís que está desierto, sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están asoladas, sin nadie que habite allí, ni hombre ni animal, 11 ha de oírse aún voz de gozo y de alegría; voz de novio y voz de novia; voz de los que digan: “¡Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia!”; voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la casa de Jehová, porque yo volveré a traer a los cautivos de la tierra, para que sea como al principio, ha dicho Jehová.
12 »Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre ni animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados. 13 En las ciudades de las montañas, en las ciudades de la Sefela, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín, alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, aún pasarán ganados por las manos del que los cuente, dice Jehová.
14 »He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. 15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo justo, que actuará conforme al derecho y la justicia en la tierra. 16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura. Y se le llamará: “Jehová, justicia nuestra”.
17 »Porque así dice Jehová: No faltará a David un descendiente que se siente sobre el trono de la casa de Israel, 18 ni a los sacerdotes y levitas faltará un descendiente que delante de mí ofrezca holocausto, encienda ofrenda y haga sacrificio cada día».
19 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 20 «Así ha dicho Jehová: Si pudiera invalidarse mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no hubiera día ni noche a su debido tiempo, 21 podría también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener un hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros. 22 Como no puede ser contado el ejército del cielo ni se puede medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de David, mi siervo, y de los levitas que me sirven.»
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