Bible in 90 Days
Daniel le pide a Dios por su gente
9 1-4 Daniel también escribió:
«Un día, yo estaba leyendo el libro del profeta Jeremías. Cuando llegué al pasaje donde Dios le anuncia al profeta que Jerusalén quedaría destruida durante setenta años, decidí ayunar. Luego me vestí con ropas ásperas, me senté sobre ceniza, y comencé a pedirle a Dios por mi pueblo. Cuando esto sucedió, el rey Darío llevaba un año de reinar sobre los babilonios. Darío era hijo del rey Asuero, y pertenecía al pueblo de los medos.
»Yo le dije a Dios en mi oración:
“Dios mío, tú eres grande y poderoso. Tú siempre cumples lo que prometes, y muestras tu amor a quienes te aman y te obedecen. Por eso, tengo que reconocer 5 que hemos pecado. Nos hemos portado muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras, y te hemos desobedecido. 6 Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a nuestros jefes, y también a nuestros padres y a todos nosotros. Pero nunca ninguno de nosotros les hizo caso.
7 ”Dios mío, tú eres justo. Por eso nos sentimos muy avergonzados. Así se sienten los que viven en Jerusalén, y también los que viven en los países lejanos, adonde los expulsaste por haber pecado contra ti.
8 ”Dios mío, todos estamos muy avergonzados por haber pecado contra ti. Están avergonzados nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros padres. 9 Pero tú nos entiendes, y habrás de perdonarnos.
”Todos nosotros hemos pecado contra ti. 10-14 No te hemos hecho caso, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus profetas. No te hemos buscado, ni hemos dejado de hacer lo malo.
”Dios nuestro, tú ya nos lo habías advertido. Si no nos portábamos bien, caerían sobre nosotros maldiciones y castigos. Así nos lo había enseñado Moisés, que siempre estuvo a tu servicio. Y ya has cumplido tus amenazas contra nosotros y nuestros gobernantes. Nunca antes habías castigado a nadie como nos has castigado a nosotros. ¡La destrucción de Jerusalén ha sido terrible! Pero tú eres justo en todo lo que haces. Tú eres nuestro Dios, y ni así te hemos escuchado.
15-16 ”Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo malo, pero te rogamos que ya no te enojes contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros padres. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!
17 ”Por favor, Dios nuestro, escucha mi oración y mis ruegos. Por tu propio honor, te ruego que mires la triste situación en que ha quedado tu templo, y nos muestres tu amor. 18 ¡Escúchame, Dios mío! ¡Mira cómo ha quedado destruida la ciudad donde te adoramos!
”Si te pedimos esto, no es porque creamos que somos buenos, ni porque creamos merecer lo que te pedimos. Lo hacemos porque creemos que tú eres muy compasivo y bondadoso. 19 ¡Escúchanos, Dios mío, y perdónanos! ¡Atiéndenos, y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te lo pedimos por ti mismo, por tu ciudad y por tu pueblo, que te adora!”
20 »Mientras yo estaba orando por Jerusalén, y pidiendo perdón por mis pecados y los de mi pueblo, 21 llegó volando el ángel Gabriel, que ya se me había aparecido en sueños. Ya casi era la hora de presentar a Dios las ofrendas de la tarde. 22 Y Gabriel me dijo:
“Escucha, Daniel: vengo para ayudarte a entender todo esto. 23 Dios te quiere mucho, así que tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tus oraciones. Y yo he venido a darte su respuesta. Pon mucha atención, para que entiendas lo que quiere decir tu sueño.
24 ”Tienen que pasar setenta semanas
para que termine el castigo
contra tu pueblo y la ciudad santa,
y Dios les perdone su maldad.
Tienen que pasar setenta semanas
para que lleguen a su fin
la desobediencia y el pecado.
Al cabo de ese tiempo
siempre habrá justicia,
y sucederá lo que viste,
y Dios cumplirá su promesa.
Su santo templo será purificado,
y se le volverá a dedicar.
25 ”Tú debes entender bien esto:
Pasarán siete semanas
desde que se dé la orden
de arreglar y reconstruir Jerusalén,
hasta la llegada del Príncipe elegido.
Las calles de Jerusalén
y sus muros reconstruidos
durarán sesenta y dos semanas.
¡Serán días de angustia y tristeza!
26 ”Pasadas las sesenta y dos semanas,
vendrá un rey con su ejército
y matará al Príncipe elegido.
¡Jerusalén y el templo
serán destruidos por completo!
El fin llegará de repente,
como llega una inundación.
¡La guerra y las destrucciones
que habían sido anunciadas
seguirán hasta que llegue el fin!
27 Durante una semana más,
ese rey malvado hará un pacto
con gran número de gente;
pero a la mitad de la semana
prohibirá que se hagan ofrendas,
y en el altar de los sacrificios
se ofenderá gravemente a Dios.
Después de eso, Dios destruirá
al malvado que lo ofendió”».
Daniel sueña con ángeles
10 1-3 Daniel también escribió:
«Yo tuve otro sueño acerca de lo que estaba por pasar. Cuando eso sucedió, Ciro llevaba ya tres años como rey de Persia. También ese sueño era muy difícil de entender, pero yo me propuse entenderlo, y lo logré.
»Durante tres semanas estuve muy triste. No comí carne ni tomé vino, ni probé nada de lo que me gustaba. Tampoco me puse ningún perfume. 4 El día veinticuatro del mes de Abib,[a] yo estaba a la orilla del gran río Tigris. 5 De pronto, miré a alguien parecido a un hombre. Estaba vestido con ropa de lino, y tenía puesto un cinturón de oro puro. 6 Su cuerpo parecía estar hecho de cristal amarillo, y su cara tenía el brillo de un relámpago. Sus ojos parecían llamas de fuego, sus brazos y sus pies brillaban como metal pulido, y hablaba tan fuerte que su voz sonaba como el murmullo de mucha gente. Se trataba del ángel Gabriel.
7-8 »Cuando tuve este sueño, yo estaba solo, pues los que estaban conmigo se asustaron tanto que fueron a esconderse. Hasta yo mismo me puse pálido de miedo, y sentí que me desmayaba.
9 »Al oír que el ángel me hablaba, me desmayé y caí de cara al suelo. 10 Pero el ángel me ayudó a levantarme, y me puso de rodillas, con las manos sobre el suelo. 11 Entonces me dijo: “Daniel, levántate y escucha bien lo que voy a decirte. Dios te ama, y por eso me envió a darte este mensaje”.
»Mientras el ángel hablaba conmigo, yo me puse de pie, pero seguía temblando. 12-14 Y el ángel me dijo:
“Daniel, no tengas miedo. Dios escuchó tus oraciones desde el primer día, cuando trataste de entender ese sueño tan difícil y te humillaste ante él. Por eso Dios me envió a decirte que tú has visto lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro.
”Yo iba a venir antes, pero no pude hacerlo porque, durante veintiún días, el ángel encargado de cuidar al reino de Persia me lo impidió. Yo me había quedado solo, junto a los reyes de Persia, pero vino en mi ayuda Miguel, uno de los ángeles más importantes de todos”.
15 »Mientras el ángel Gabriel me decía todo esto, yo me quedé callado y sólo miraba al suelo. 16-17 Entonces alguien más, que también parecía un hombre, me tocó los labios. Yo le dije al ángel que estaba conmigo: “Mi señor, lo que estoy viendo me llena de angustia y me deja sin fuerzas. ¿Cómo quiere usted que le hable, si casi no puedo respirar?”
18 »Aquel personaje volvió a tocarme, y me dio nuevas fuerzas. 19 Me dijo: “¡No tengas miedo, ni te preocupes de nada! ¡Alégrate y ten valor, pues Dios te ama!”
»Y mientras me decía esto, sentí que me volvían las fuerzas. Entonces le dije: “Mi señor, ahora puede usted hablarme, pues ya tengo nuevas fuerzas”.
20 »Entonces aquel personaje me dijo: “He venido a verte porque tengo que pelear con el ángel encargado de cuidar a Persia. Cuando yo termine de pelear contra él, vendrá el ángel encargado de cuidar a Grecia. 21 En mi lucha contra él, sólo cuento con la ayuda de Miguel, que es el ángel que protege a Israel. Ahora yo te voy a explicar lo que dice el libro de la verdad”».
Guerras entre norte y sur
11 Y aquel personaje siguió diciendo:
«Durante el primer año del reinado de Darío en Media, yo le brindé mi ayuda y mi apoyo. 2 Y es que Persia todavía tendrá tres reyes. Después vendrá un cuarto rey, que será más rico que los tres anteriores. Será tan rico y poderoso que atacará al reino de Grecia.
3 »Después vendrá un rey muy valiente, que gobernará un gran imperio y hará lo que se le antoje. 4 Cuando su reino ya esté bien establecido, será destruido y se dividirá en cuatro partes. Este rey no les dejará el poder a sus hijos, ni será tan poderoso como antes fue, porque su reino estará dividido y en su lugar gobernarán otros reyes.
5 »El rey del sur será muy poderoso, pero uno de los jefes de su ejército le ganará en poder y controlará a muchas naciones y pueblos. 6 Después de algunos años, el rey del norte y el rey del sur unirán sus fuerzas. Para que haya paz entre ellos, el rey del norte se casará con la hija del rey del sur. Sin embargo, este plan no tendrá éxito porque matarán a la hija y a su esposo, junto con su hijo y sus criados.
7 »Un miembro de la familia del rey del sur peleará contra el ejército del rey del norte, y lo vencerá; luego ocupará el castillo del rey, y con su ejército lo controlará todo. 8 Se llevará a Egipto sus dioses de metal, y otros objetos de oro y plata. De este modo, durante algún tiempo no habrá guerra entre estos dos reinos.
9 »Tiempo después, el rey del norte tratará de conquistar al reino del sur, pero tendrá que regresar a su tierra. 10 Entonces los hijos del rey del norte se enojarán y reunirán un gran ejército para luchar contra el rey del sur. Y lo atacarán, y llegarán hasta el castillo de ese rey. A su paso lo destruirán todo, como si fueran un río desbordado.
11 »Ante este ataque, el rey del sur se enojará mucho. Entonces saldrá a luchar contra el ejército del rey del norte, y lo derrotará por completo. 12 Esta victoria hará que el rey del sur se vuelva muy orgulloso. Pero su orgullo no le durará mucho tiempo, 13 porque el rey del norte organizará otro ejército, más grande y mejor preparado que el primero, y después de algunos años volverá a atacar al rey del sur y lo vencerá.
14 »En ese tiempo, muchos se unirán al rey del norte para pelear contra el rey del sur. Tal y como lo viste en tu sueño, entre ellos habrá algunos israelitas malvados; pero no les irá bien, pues serán derrotados. 15 El rey del norte construirá una rampa alrededor de una ciudad amurallada, y subirá a sus muros y la conquistará. ¡Ni los soldados más valientes del sur podrán detener al ejército enemigo! 16 El rey conquistador hará lo que quiera, y nadie se atreverá a hacerle frente. Destruirá todo lo que encuentre a su paso, y se quedará en la tierra más hermosa.
17 »El rey del norte tratará de vencer por completo al rey del sur. Para quedarse con su reino, firmará la paz y dejará que su hija se case con él. Pero su plan no tendrá éxito. 18 Entonces atacará las ciudades que están a la orilla del mar, y a muchas de ellas las conquistará. Pero un jefe del ejército terminará con esto, y pondrá en vergüenza al rey del norte. 19 Así el rey del norte volverá a sus castillos, pero un accidente le causará la muerte, y nadie más volverá a hablar de él.
20 »Su lugar lo ocupará otro rey, que para hacerse rico enviará uno de sus criados a cobrar impuestos. Pero pocos días después morirá, aunque no en la guerra.
21 »Después de ese rey vendrá un malvado, que no merecerá ser rey, pero que llegará a serlo por medio de engaños, y sin que nadie se dé cuenta de sus intenciones. 22 Ese malvado derrotará por completo a los ejércitos enemigos, y también al príncipe con quien hizo un tratado. 23 Engañará también a sus amigos, y a pesar de no tener un gran ejército logrará sus propósitos.
24 »Ese malvado tomará por sorpresa las tierras más ricas del lugar, y hará lo que no hicieron sus padres ni sus abuelos: repartirá entre sus soldados las riquezas que hayan ganado en la guerra, y hará planes para conquistar a las ciudades más protegidas. Pero esto no durará mucho tiempo. 25 Sin embargo, se sentirá tan poderoso que, con su gran ejército, atacará al rey del sur.
»Pero el rey del sur se le enfrentará valientemente, apoyado por su ejército grande y poderoso. Sin embargo, este rey será traicionado y no podrá resistir los ataques de sus enemigos. 26 Sus propios amigos, a quienes invitaba a comer en su propia mesa, serán la causa de su desgracia. Y así, su ejército perderá la guerra, y muchos de sus soldados perderán la vida.
27 »Estos dos reyes se sentarán a comer en la misma mesa, pero sólo pensarán en hacerse daño. Se engañarán el uno al otro, pero ninguno de los dos logrará su propósito, porque todavía no será el tiempo adecuado. 28 Después de llevar a cabo sus planes, el rey del norte regresará a su país, llevándose todo lo que ganó en la guerra.
»Pasado el tiempo, el rey del norte no cumplirá con el tratado de paz que hizo. 29 Al contrario, en el momento preciso volverá a luchar contra el rey del sur, sólo que esta vez no triunfará. 30 Vendrá en barcos un ejército del oeste, y lo atacará. Esto le dará tanto miedo que lo hará huir. Entonces les hará caso a quienes, por estar a su servicio, no cumplieron con el tratado de paz. Será tanto su odio que hará cosas terribles en contra de ese tratado.
31 »Sus soldados no respetarán el templo ni la ciudad amurallada. No permitirán que se presente la ofrenda de todos los días, y en su lugar ofrecerán algo asqueroso. 32 El rey tratará de ganarse la simpatía de los que no cumplieron con el tratado de paz, pero los que aman a su Dios se mantendrán firmes y no le harán caso.
33-35 »Los maestros del pueblo enseñarán a mucha gente a mantenerse fieles a Dios, aunque serán perseguidos. A unos los matarán, a otros los quemarán, y a otros les robarán todas sus pertenencias. Muchos de ellos serán llevados como esclavos a otros países. Mientras esto suceda, no les faltará un poco de ayuda, aunque muchos se unirán a ellos sólo por conveniencia. Todo esto sucederá como preparación, para que puedan resistir mejor otras pruebas. Pero esto durará sólo un poco de tiempo, hasta que llegue el momento final señalado por Dios.
36-37 »El rey del norte hará todo lo que quiera. Será tanto su orgullo que se creerá superior a todos los dioses. Hasta llegará a ofender gravemente al verdadero Dios. Y todo le saldrá bien, pero sólo hasta que Dios lo castigue, porque lo que Dios tiene que hacer lo hace.
38 »Este rey adorará al dios de las ciudades amuralladas, dios al que ni sus padres ni sus abuelos adoraron, y hasta le ofrecerá oro, plata, piedras preciosas y objetos de mucho valor. 39 Para defender las ciudades conquistadas, pedirá el apoyo de un ejército que adora a otros dioses. Y a todos los que le rindan honores, los recompensará con puestos muy importantes y con grandes territorios.
40 »Cuando llegue el momento final, el rey del sur atacará al rey del norte, pero éste responderá a los ataques. Saldrá al frente de carros de guerra, y de todo un ejército montado a caballo, y apoyado por muchos barcos. ¡Caerá sobre todo el país, con la fuerza de una tormenta! 41 También invadirá la tierra más hermosa, y matará a muchísimas personas; sin embargo, no les pasará nada a los que viven en Edom y Moab, ni a la mayoría de los que viven en Amón.
42 »El ejército del rey del norte conquistará varios países, y ni siquiera Egipto se escapará. 43 El rey se llevará todos los tesoros de Egipto: el oro, la plata y todas sus riquezas. Después de eso, conquistará Libia y Etiopía.
44 »Pero le llegarán noticias del este y del norte, que le darán mucho miedo. Se enojará tanto que querrá matar a muchos. 45 Entonces pondrá su campamento entre el mar y la montaña de Dios, que está en la tierra más hermosa. Allí le llegará la hora de su muerte, y nadie podrá ayudarlo.
Los días finales
12 »En ese tiempo aparecerá Miguel, que es jefe de los ángeles y defensor de Israel.
»Serán días de grandes preocupaciones,
como no las ha habido
desde que Dios creó este mundo.
Cuando llegue el momento,
Dios pondrá a salvo
a todos los de tu pueblo.
Ya el nombre de ellos está escrito
en el libro de la vida.
2 Ese día volverán a vivir
muchos de los que ya han muerto.
Unos se levantarán de la tumba
para vivir para siempre,
pero otros volverán a vivir
para sufrir por siempre
la vergüenza y el horror.
3 Pero los maestros sabios,
que enseñaron a muchos
a andar por el buen camino,
brillarán para siempre
como las estrellas del cielo.
4 »Y tú, Daniel, no digas nada de esto a nadie. Mantén cerrado el libro hasta que llegue la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro queriendo saber más».
5 Yo, Daniel, vi también a otros dos hombres. Uno de ellos estaba en una de las orillas del río, y el otro estaba en la orilla opuesta. 6 Mientras el ángel vestido con ropa de lino estaba parado sobre las aguas del río, uno de aquellos hombres le preguntó:
—¿Cuándo dejarán de suceder estas cosas tan maravillosas?
7 El ángel levantó las manos al cielo y, en el nombre del Dios de la vida, juró:
—Esto terminará cuando termine la destrucción del pueblo de Dios, es decir, dentro de tres años y medio.
8 Yo oí lo que el ángel dijo, pero no entendí nada. Por eso le pregunté:
—Mi señor, y después de que haya pasado todo esto, ¿qué sucederá?
9 El ángel me contestó:
—A ti, Daniel, te toca llevar una vida normal. Nadie debe saber nada de todo esto, hasta que llegue la hora final. 10 Muchos van a sufrir por todo lo que te he dicho, pero después de ese sufrimiento serán mejores personas. La gente malvada seguirá siendo malvada, y no se dará cuenta de lo que estará sucediendo. Pero los maestros sabios sí se darán cuenta de todo.
11-12 »A partir del momento en que no se permita presentar las ofrendas diarias, y que se ofrezca en el templo de Dios algo horrible y asqueroso, pasarán mil doscientos noventa días. Felices los que esperen todo ese tiempo confiando en Dios. 13 Y tú, Daniel, vive tranquilo hasta el día de tu muerte. Cuando llegue la hora final, te levantarás de entre los muertos para recibir tu premio.»
Oseas se casa con una prostituta
1 Dios le habló al profeta Oseas hijo de Beerí, cuando Jeroboam hijo de Joás era rey de Israel. Esto sucedió durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá. 2 Lo primero que Dios le dijo a Oseas fue lo siguiente:
«Ve y cásate con una prostituta,
y ten hijos con ella,
porque los israelitas me abandonaron,
y se comportaron como las prostitutas».
3 Oseas obedeció y se casó con Gómer, la hija de Diblaim. Ella quedó embarazada y tuvo un hijo. 4-5 Entonces Dios le dijo a Oseas:
«El rey Jehú ha cometido muchos crímenes
en el valle de Jezreel.
Por lo tanto, en ese mismo valle
derrotaré a su ejército.
Castigaré a sus descendientes
y acabaré con el reino de Israel.
Por eso, a tu hijo
le pondrás por nombre Jezreel».
6 Tiempo después, Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo una hija. Entonces Dios le dijo a Oseas:
«A esta niña la llamarás Lo-ruhama,
que quiere decir “no-compadecida”,
porque no volveré a perdonar
ni a tener compasión
de los habitantes del reino de Israel.
7 Sólo tendré compasión
de los habitantes del reino de Judá.
Yo mismo los salvaré,
y para eso no necesito ejércitos
ni armas de guerra».
8 Cuando Gómer dejó de darle pecho a Lo-ruhama, volvió a quedar embarazada; pero esta vez tuvo un hijo. 9 Entonces Dios le dijo a Oseas:
«A este niño lo llamarás Lo-amí,
que quiere decir “no-mi pueblo”.
Porque los israelitas ya no son mi pueblo
y yo he dejado de ser su Dios.
10 Pero un día los del reino de Israel
volverán a ser como la arena del mar,
que no se puede contar.
»Cuando llegue ese día,
ya no volveré a decirles:
“Ustedes no son mi pueblo”;
al contrario, les diré:
“Ustedes son mi pueblo,
porque yo soy el Dios de la vida”.
11 Ese día será grandioso,
pues yo les devolveré
a los reinos de Judá y de Israel
la grandeza que tuvieron.
Volverán a ser una sola nación;
tendrán un solo rey,
y volverán a Jerusalén
los que fueron llevados a otros países.
2 El día que vuelvan,
los hombres serán llamados
“Pueblo de Dios”,
y las mujeres serán llamadas
“Compadecidas”».
Gómer representa a Israel
2 Dios también dijo:
«Para mí, Israel fue como una esposa,
pero me fue infiel
y ya no tengo nada que ver con ella.
¡Así que ustedes, israelitas,
preséntenla ante los jueces!
¡Que deje de portarse como una cualquiera!
¡Que deje de complacer a sus amantes!
3 »Si no lo hace, la desnudaré;
¡la mostraré tal como vino al mundo!
¡La rechazaré,
y no volveré a tener hijos con ella!
4 No tendré compasión de sus hijos,
porque esos hijos no son míos.
5 »¡Israel se comporta
como una desvergonzada!
Todo el tiempo anda diciendo:
“Voy a buscar a mis amantes,
pues ellos son los que me dan
todo lo que me hace falta:
me alimentan, me visten,
me perfuman y me divierten”.
6-7 »Irá en busca de sus amantes,
pero no podrá alcanzarlos
ni tampoco los encontrará.
Yo voy a encerrarla
en una cerca de espinos,
para que no pueda salir.
Allí se pondrá a pensar:
“Me iba mejor con mi primer marido,
así que voy a volver con él”.
8 »Ella no quiere reconocer
que soy yo quien la alimenta
y le da todo lo que le falta;
¡hasta oro y plata le he dado
y con ellos se hizo ídolos!
9 Por eso voy a quitarle
todo eso que le he dado,
10 y ante sus amantes
la desnudaré y la avergonzaré.
¡De ésta no se va a salvar!
11 »Voy a ponerles fin
a sus fiestas de cada semana,
de cada mes y de cada año;
¡ya no volverá a alegrarse!
12 »Ella siempre presume
de las muchas higueras y viñas
que le han regalado sus amantes;
pero yo las voy a destruir
y las convertiré en matorrales;
¡los animales salvajes las devorarán!
13 »Cuando visita a sus amantes
se pone joyas y les lleva regalos,
pero a mí me tiene olvidado.
Por eso la voy a castigar,
pues ha adorado a dioses falsos.
»Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así lo haré.
Dios perdonará a su pueblo
14 »A pesar de todo eso,
llevaré a Israel al desierto,
y allí, con mucho cariño,
haré que se vuelva a enamorar de mí.
15 Le devolveré sus viñas,
y convertiré su desgracia
en gran bendición.
Volverá a responderme
como cuando era joven,
como cuando salió de Egipto.
16-17 Ya no volverá a serme infiel
adorando a otros dioses,
sino que me reconocerá
como su único Dios.
»Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así será.
18 »Cuando llegue ese día,
me comprometo a que los israelitas
vivirán tranquilos y en paz.
No habrá animal que les haga daño
ni pueblo que les declare la guerra.
19-20 »Israel, Israel,
yo volveré a casarme contigo
y serás mi esposa para siempre.
Cuando tú seas mi esposa,
realmente llegarás a conocerme;
seré para ti un esposo fiel,
sincero y lleno de amor.
21 »Yo soy el Dios de Israel,
y te juro que así será.
»Israel, cuando llegue ese día,
yo haré que el cielo
derrame su lluvia sobre la tierra,
22 y que la tierra produzca
trigo, vino y aceite en abundancia,
y así el valle de Jezreel prosperará.
23 Te daré la tierra,
y serás solamente para mí.
Y te diré: “No eras mi pueblo,
pero ahora ya lo eres”;
Tú, por tu parte, me dirás:
“¡Y tú eres mi Dios!”»
Oseas y su esposa infiel
3 Dios volvió a decirme:
«Oseas, tu esposa te es infiel:
tiene un amigo que es su amante.
También los israelitas me son infieles,
pues adoran a dioses falsos
y comen de las ofrendas que presentan.
Sin embargo, ve y ama a tu esposa,
así como yo amo a los israelitas».
2 Yo, Oseas, le pagué al amante de mi esposa quince monedas de plata y le di trescientos treinta kilos de cebada, para que ella volviera a vivir conmigo. 3 Y luego le dije a ella:
«Ya eres mía,
y vivirás conmigo mucho tiempo.
Si tú prometes serme fiel,
yo también te seré fiel,
aunque por un tiempo
no viviremos como esposos».
4 Lo mismo sucederá con los israelitas: Durante mucho tiempo no tendrán rey ni jefe; tampoco podrán presentar ofrendas a Dios, ni sabrán lo que Dios quiere que hagan; además, no tendrán sacerdotes ni ídolos familiares. 5 Después de esto, se arrepentirán. Cuando llegue el tiempo del fin, volverán a obedecer a Dios y pedirán sus bendiciones, y también seguirán el ejemplo del rey David.
Pecados de los israelitas
4 1-2 ¡Escuchen, israelitas, el mensaje de su Dios! Él les dice:
«Yo tengo un pleito
contra ustedes, los israelitas.
Ustedes no son sinceros,
ni aman a su prójimo.
Todo el mundo mata y roba,
miente y jura en falso,
y no es fiel en su matrimonio.
Por todos lados hay violencia.
¡Nadie me reconoce como su Dios!
3 Por eso todos en el país
lloran y se desaniman,
y van desapareciendo
los animales de la tierra,
del cielo y del mar.
4 »Mi acusación
es sólo contra los sacerdotes,
¡nadie más es responsable!
5 De día y de noche pecan,
y hacen pecar a los profetas;
¡por eso destruiré a su descendencia!
6 »Mi pueblo no ha querido
reconocerme como su Dios,
y por eso se está muriendo.
¡Ni los sacerdotes me reconocen!
Por eso no quiero que sigan
sirviendo en mi templo.
Ya que olvidaron mis mandamientos,
yo también me olvidaré de sus hijos.
7 »Mientras más sacerdotes había,
más gente pecaba contra mí;
por eso, en vez de premiarlos,
los voy a humillar.
8 Con las ofrendas que da mi pueblo
para el perdón de sus pecados,
ustedes hacen negocio.
Por eso hacen todo lo posible
para que el pueblo siga pecando.
9 »La verdad es que castigaré
tanto al pueblo como a los sacerdotes,
10 pues ambos se han alejado de mí.
Por eso, aunque coman mucho,
siempre se quedarán con hambre;
y por más que traten de tener hijos,
jamás llegarán a tenerlos.
Israel adora a los ídolos
11 »¡Por andar con prostitutas
y emborracharse con vino,
han perdido la cabeza!
12 Es tan fuerte su deseo sexual
que prefieren andar con mujerzuelas;
por eso se han apartado de mí.
»¡Es increíble!
Mi pueblo le pide consejos
a un pedazo de madera;
¡quiere que un simple palo
le ayude a adivinar el futuro!
13 Suben a lo alto de las colinas,
y bajo la sombra de los árboles
presentan ofrendas a sus dioses;
¡sus hijas y sus nueras
se portan como unas mujerzuelas!
14 Pero yo no voy a castigarlas
por tener sexo con tantos hombres,
pues ustedes mismos tienen sexo
con mujeres que adoran a otros dioses.
»¡Un pueblo que pierde la cabeza,
acaba por destruirse!
15 Si ustedes, israelitas,
siguen adorando a otros dioses,
¡por lo menos que Judá
no siga ese mal ejemplo!
¡Ya no adoren a esos ídolos
de Guilgal y Bet-avén!
¡Ya no juren en mi nombre!
16 Ustedes son muy rebeldes;
¡son más tercos que una mula!
No esperen que yo los trate
como si fueran mansos corderos.
17 »Si ustedes, israelitas,
quieren seguir adorando ídolos,
¡pues sigan haciéndolo!
18 ¡Mientras se emborrachan,
van en busca de mujerzuelas!
Prefieren la mala vida
a vivir como gente decente.
19 Por seguir adorando a esos ídolos,
van a quedar en vergüenza
y serán destruidos por completo.
Mensaje contra Israel
5 1-2 »¡Escúchenme, sacerdotes!
¡Atiéndanme, jefes de Israel!
¡Préstenme atención,
familiares del rey!
Yo los voy a juzgar y a castigar
porque han engañado a mi pueblo.
¡Hicieron a Israel aun más rebelde!
Lo obligaron a adorar a otros dioses
en los santuarios de Mispá y de Tabor.
3 »Israelitas,
yo sé cómo se portan ustedes;
¡se portan como una prostituta,
4 porque adoran a otros dioses!
No me reconocen como su Dios,
ni se arrepienten de su maldad.
5 Ustedes son tan malos y orgullosos
que acabarán por ser destruidos;
¡lo mismo pasará con Judá!
6 »Pero un día me buscarán;
y llevarán como ofrenda
sus vacas y sus ovejas,
pero no podrán encontrarme.
¡Yo los abandonaré!
7 Se han portado como una adúltera:
me engañaron adorando a otros dioses,
y sus descendientes ya no serán mi pueblo.
Por eso, muy pronto,
tanto ustedes como sus campos
serán destruidos.
Dios castiga a Israel
8 »¡Avísenles a todos en Guibeá,
Ramá y Bet-avén!
¡Den el toque de alerta!
¡Adviertan a los del reino de Judá!
9 Israelitas, yo les aseguro
que cumpliré lo que antes anuncié.
El día que yo los castigue,
¡dejaré su país en ruinas!
10 »Voy a castigar con furia
a los jefes de Judá,
porque son como los ladrones de terrenos:
han invadido el territorio de Israel.
11 El reino de Israel es maltratado
y nadie respeta sus derechos
porque prefirió adorar a dioses falsos.
12 Por eso yo acabaré con ese reino
y con el reino de Judá;
¡los destruiré por completo,
como destruye la polilla a la madera!
13 Y cuando Israel y Judá
se vean en ruinas,
buscarán la ayuda del rey de Asiria;
pero él no podrá ayudarlos.
14-15 »Yo atacaré a Israel y a Judá
con la misma furia de un león.
Los agarraré y los haré pedazos,
y no habrá quien los salve.
Luego los dejaré por un tiempo,
y esperaré a que se arrepientan;
cuando reconozcan que me han ofendido,
se llenarán de angustia y me buscarán.»
Los israelitas se arrepienten
6 Entonces los israelitas dijeron:
«¡Volvamos a Dios!
Aunque él nos ha castigado mucho,
también nos dará su perdón.
2 Dos o tres días le serán suficientes
para restaurarnos por completo.
3 »¡Volvamos a Dios!
Si lo hacemos así,
él vendrá a buscarnos;
vendrá como el sol de cada día,
¡como las primeras lluvias
que caen en primavera!»
Dios responde a Israel
4 Pero Dios respondió:
«Habitantes de Israel y de Judá:
¿qué voy a hacer con ustedes?,
¿cómo debo tratarlos?
Ustedes dicen que me aman,
pero su amor es como la niebla
y como el rocío de la mañana:
¡muy pronto desaparece!
5 »Por eso el mensaje que les di
por medio de mis profetas,
fue como un rayo destructor
que les trajo la muerte.
6 »Ustedes me traen ofrendas,
pero eso no es lo que quiero.
Lo que quiero es que me amen
y que me reconozcan como su Dios.
7 Pero ustedes se portan como Adán:
son traidores y desobedientes,
pues no han cumplido con mi pacto.
8 En la ciudad de Galaad
sólo hay gente malvada y asesina.
9 En el camino que lleva
al santuario de Siquem,
los sacerdotes parecen ladrones:
se esconden para asaltar y matar
a todos los que pasan por allí.
10 »Por lo que he visto,
ustedes los de Israel son de lo peor:
son gente infiel y desobediente.
11 ¡Pero ustedes, los de Judá,
no son muy buenos que digamos,
y por eso recibirán su castigo!
»Tiempo después,
haré que todo mi pueblo
regrese a su tierra.»
Dios quiere ayudar a su pueblo
7 Dios continuó diciendo:
«Yo quiero salvar a mi pueblo,
pero veo que todos ellos
han cometido grandes pecados.
Todos ellos son mentirosos y ladrones;
entran a robar en las casas
y en plena calle cometen asaltos.
2 Yo los conozco muy bien:
están llenos de maldad,
pero ellos no quieren reconocerlo.
3 Con sus pecados y mentiras
alegran al rey y a sus jefes.
4 No hay uno solo de ellos
que sea fiel en su matrimonio;
se parecen a un horno caliente,
al que no hace falta calentarlo más:
el panadero sólo tiene que esperar
a que fermente la masa.
5 »Cuando el rey celebra alguna fiesta,
los jefes beben hasta emborracharse;
¡y son esos borrachos burlones
a quienes el rey llama sus amigos!
6 Pero ellos se acercan al rey
con la intención de traicionarlo.
No descansan durante la noche,
sino que se la pasan planeando
cómo destruirlo al día siguiente.
7 Son como un horno:
¡arden para quemar por completo
a todos sus gobernantes!
Quitan del trono a sus reyes,
¡pero ninguno de ellos busca mi ayuda!
El pueblo abandona a Dios
8 »Los de Israel han hecho amistad
con gente que no cree en mí.
Mi pueblo se parece al pan mal horneado:
por un lado está bien cocido
y por el otro lado está crudo.
9 Los egipcios y los sirios
están acabando con Israel,
pero Israel ni siquiera se da cuenta.
¡Han acabado con sus fuerzas,
pero tampoco se da cuenta!
10 »Israel no ha querido arrepentirse
ni buscarme a mí, que soy su Dios.
Su orgullo no lo deja hacerlo.
11 »Israel les pide ayuda y apoyo
a las naciones de Egipto y Asiria.
Actúa como una paloma
confundida y sin inteligencia;
12 pero, cuando vaya a buscar ayuda,
lo atraparé como a los pájaros
y lo castigaré por su maldad.
13 »¡Qué mal les va a ir!
¡Se arrepentirán de haberme abandonado!
¡Terribles cosas vendrán sobre ellos
porque se han rebelado contra mí!
Yo estoy dispuesto a salvarlos,
pero ellos sólo me dicen mentiras.
14 En sus camas lloran de dolor,
y se hacen heridas a propósito,
pero sus oraciones no son sinceras;
lo hacen para pedirme buenas cosechas,
pero siguen siendo rebeldes.
15 »Yo les he dado enseñanzas,
los he llenado de fuerza,
pero ellos hacen planes contra mí.
16 No me toman en cuenta,
y por eso fracasan en todo.
Sus jefes se creen muy valientes,
pero morirán en el campo de batalla
y los egipcios se burlarán de ellos.
8 »¡Vigilante, toca la trompeta!
¡Da la señal de alerta!
Ya viene el destructor de mi pueblo;
se parece a un águila
que se lanza sobre su presa.
Mi pueblo es muy desobediente;
no ha cumplido con mi pacto
ni ha seguido mis mandamientos.
2 Ellos quieren convencerme a gritos
de que reconocen que soy su Dios,
3 pero no quieren hacer lo bueno.
¡Por eso los perseguirá el enemigo!
4 Cuando eligieron a sus reyes,
no me tomaron en cuenta;
cuando nombraron a sus jefes,
no me pidieron consejo;
¡ellos mismos se hicieron daño
al fabricarse ídolos de oro y plata!
5-6 »Habitantes de Samaria,
¡dejen ya de pecar!
Estoy muy enojado con ustedes
porque adoran a ese toro.
¡Es tan sólo un dios falso,
hecho por ustedes mismos!
Pero yo lo haré pedazos.
7 »Si no me obedecen,
recibirán su castigo:
sus campos no darán frutos;
y si llegaran a darlos,
servirán de alimento para gente extraña.
8 ¡Israel quedará en ruinas!
¡Será la burla de todas las naciones!
9 »Mi pueblo anda solo y perdido
como perro callejero.
Ha pedido ayuda a los asirios,
10 pero de nada le servirá pagar impuestos
ni a Asiria ni a las otras naciones.
Yo lo enviaré como prisionero
a otras naciones lejanas,
y por un tiempo
no tendrá reyes ni jefes.
11 »Israelitas,
ustedes han construido muchos altares,
que sólo les sirven para pecar.
12 Yo les di muchas enseñanzas,
y se las puse por escrito,
pero ustedes las despreciaron.
13 Les encanta presentar ofrendas,
y luego se comen la carne
de los animales que presentan;
pero todo eso me disgusta.
Yo soy su Dios,
y tengo presente sus muchos pecados.
Por eso los voy a castigar,
y volverán a ser esclavos de Egipto.
14 »Israelitas, ustedes se olvidan de mí,
que soy su creador.
Construyen palacios,
edifican ciudades y altas murallas,
pero yo le prenderé fuego
a todo lo que construyan».
Dios castigará a Israel
9 El profeta le dijo al pueblo:
«¡No cantes victoria, Israel!
¡No imites a esos pueblos
que saltan de alegría!
Te has apartado de Dios;
has adorado a dioses falsos.
Has sido infiel a tu Dios,
porque al ver tus cosechas
diste gracias a dioses falsos.
2 »Por eso, pueblo de Israel,
faltará el trigo en tus graneros
y el vino en tus bodegas.
3-4 No tendrás pan ni vino
para ofrecerlos en honor de tu Dios;
el poco pan que comas
será como pan de velorio:
sólo sirve para calmar el hambre,
pero no para ofrecérselo a Dios,
porque Dios no lo acepta.
»Israel, ya no vivirás en la tierra
que Dios te dio.
Más bien volverás al país de Egipto
y al país de Asiria.
Allí tendrás que alimentarte
con lo que Dios te ha prohibido comer.
5 Ya no podrás celebrar
ninguna fiesta en honor de Dios.
6 Si escapas de la destrucción,
Egipto se encargará de atraparte,
y te enterrará en la ciudad de Menfis.
¡En tus ciudades y entre tus tesoros
crecerán la maleza y los espinos!»
7-8 Dios dijo:
«Pronto entenderás, Israel,
que ya ha llegado el día
en que te daré tu merecido.
Tan grande es tu maldad,
y tan exagerado es tu odio,
que llamas “tontos” y “locos”
a los profetas que te he enviado.
Los envié para avisarte del peligro,
pero tú les tendiste trampas;
¡ni en mi propio templo
les ocultaste tu gran odio!
9 Tu maldad es tan grande
que en nada eres diferente
de los que vivían en Guibeá;
¡pero no olvidaré tu maldad
y te castigaré por tus pecados!
10 »Grande fue mi alegría
cuando te hallé por primera vez.
Fue como hallar uvas en el desierto;
¡fue como cortar los primeros frutos!
Pero al llegar a Baal-peor
tus antepasados se volvieron repugnantes
por adorar a dioses falsos,
a esos ídolos que tanto amaban.
11 »Israel tiene grandes riquezas,
pero esas riquezas no durarán;
¡volarán como hojas al viento!
Sus mujeres ya no tendrán hijos.
12 Y si llegaran a tenerlos,
yo les quitaré la vida.
¡Pobres de ellos cuando yo los abandone!
13 »Israel y Tiro se parecen:
los dos países tienen un hermoso territorio,
¡pero Israel conduce a sus hijos
por un camino de muerte!»
Oración de Oseas
14 «Dios nuestro, ¡dales su merecido!
¡Que no tengan hijos sus mujeres!
Y, si acaso llegan a tenerlos,
¡que no puedan alimentarlos!»
Respuesta de Dios
15 «Ustedes los israelitas
llegaron a Guilgal
y cometieron toda clase de maldad;
por eso he dejado de amarlos,
y los echaré de aquí.
Ustedes son tan rebeldes
como lo fueron sus jefes;
por eso he dejado de amarlos.
16 »Ustedes, israelitas,
han sido heridos de muerte;
¡son como un árbol con raíces secas,
que ya no da fruto!
Si acaso llegan a tener hijos,
yo les quitaré la vida,
aunque los quieran mucho».
Habla el profeta
17 Oseas le dijo al pueblo:
«Israelitas, mi Dios los rechazará
porque lo han desobedecido.
Por eso perderán su patria
y andarán vagando entre las naciones.
10 »Ustedes, israelitas,
llegaron a ser muy ricos;
¡parecían viñas cargadas de uvas!
Pero mientras más ricos eran,
más templos construían para sus dioses;
mientras más fértil era su tierra,
más bellos eran los monumentos
que construían para sus ídolos.
2 »Por eso Dios los va a castigar;
destruirá sus templos y monumentos,
y les hará pagar por su pecado,
pues quieren al mismo tiempo
amar a Dios y a los dioses falsos.
3 »Ahora ustedes dirán:
“Por no respetar a Dios,
nos hemos quedado sin rey.
Pero aunque lo tuviéramos,
ya no podría ayudarnos”.
4 »Ustedes hablan por hablar;
hacen tratos y no los cumplen.
¡Ustedes han sembrado maldad
donde debería haber justicia!
5-6 »Los habitantes de Samaria,
la ciudad capital de Israel,
se sienten orgullosos del toro
que adoran en Bet-avén.
Pero vendrá el ejército asirio
y se llevará ese ídolo a su país
como un regalo para su rey.
»Por eso los israelitas
lloran y tiemblan de miedo,
junto con sus sacerdotes;
ahora todos se avergüenzan
de haber adorado a ese ídolo.
7 Su rey, que vive en Samaria,
será arrastrado por el río
como un pedazo de madera.
8 »Los templos que están en los cerros
serán destruidos por completo,
porque allí pecaban
adorando a dioses falsos.
En sus ruinas crecerán
la maleza y las espinas.
»Entonces ustedes los israelitas
desearán que una montaña
les caiga encima y los mate».
Dios reprende a Israel
9 Dios le dijo a su pueblo:
«Israelitas,
¡ustedes son unos malvados!
Comenzaron a pecar en Guibeá,
y no han dejado de hacerlo;
por eso serán destruidos
en el mismo lugar donde pecaron.
10-11 Haré que las naciones
se unan contra ustedes;
así los castigaré, y quedaré satisfecho.
Ustedes me obedecían con alegría,
pero es tanto lo que han pecado
que ahora tendré que castigarlos.
Ni los de Judá ni los de Israel
escaparán del castigo».
Habla el profeta
12 Oseas le dijo al pueblo:
«¡Prepárense para buscar a Dios!
Ustedes son como un campo nuevo;
siembren la semilla de justicia,
y tendrán una cosecha de amor.
Entonces Dios vendrá y los salvará;
será como la lluvia
cuando cae sobre la tierra seca.
13 »Pero ustedes han sembrado maldad;
por eso ahora cosechan violencia
y comen el fruto de sus mentiras.
Pusieron su confianza
en el poder de su ejército.
14 Ahora estalla la guerra,
las fuertes murallas son destruidas,
y mueren las madres y los hijos,
como cuando el rey Salmán
destruyó la ciudad de Bet-arbel.
15 Esto mismo les ha pasado
a los habitantes de Betel,
porque es grande su maldad.
¡Tan pronto como amanezca,
el rey de Israel perderá la vida!»
El amor de Dios por su pueblo
11 Dios le dijo a su pueblo:
«Israel,
cuando eras un país joven,
yo te demostré mi amor por ti.
Yo te saqué de Egipto
porque eres un hijo para mí.
2 Pero mientras más te llamaba,
más te alejabas de mí,
y les presentabas ofrendas
a tus ídolos y dioses falsos.
3-4 »Israel,
por el gran amor que te tengo
te llevé de la mano como a un niño,
te enseñé a caminar,
te di de comer
y te ayudé en tus problemas;
pero no te diste cuenta
de todos estos cuidados.
5 »No quisiste volver a mí;
no quisiste dejar tu mala conducta.
Por eso te castigaré
y volverás a ser esclavo en Egipto;
por eso Asiria te dominará.
6 Habrá guerra en tus ciudades,
tus enemigos matarán a toda tu gente,
y echarán a perder tus planes.
7 »Pueblo mío, ya lo has decidido;
me abandonaste por otros dioses.
Los crees más fuertes que yo,
pero no podrán ayudarte.
8 »Israelitas,
¡yo no puedo abandonarlos!
¡No sería capaz de hacerlo!
¡No podría destruirlos,
como destruí a la gente malvada
de Admá y Seboím!
¡Mi gran amor por ustedes
no me lo permite!
9 »No volveré a enojarme con ustedes;
ni volveré a destruirlos,
pues no soy un simple hombre;
¡yo soy Dios,
y habito en medio de mi pueblo!
10-11 »Yo rugiré como un león,
y ustedes me obedecerán.
Desde Egipto y desde Asiria,
sus descendientes volverán a mí;
vendrán temblando de miedo,
como las aves que vienen del oeste,
y yo los llevaré a sus casas
para que vuelvan a habitarlas.
Yo soy el Dios de Israel,
y les juro que así será.
Los pecados del pueblo de Dios
12 »Ustedes los israelitas
me mienten todo el tiempo;
siempre me están engañando.
Y ustedes los de Judá me traicionan,
pues adoran a dioses falsos.
12 Son cada vez
más mentirosos y violentos.
Hacen pactos con Asiria,
y envían regalos a Egipto;
¡y hasta piensan que del desierto
les puede llegar ayuda!»
Habla el profeta
2 Oseas le dijo al pueblo:
«Dios ha iniciado un juicio
contra el pueblo de Israel;
va a castigar su mala conducta.
3-4 »Desde antes de nacer
Jacob, el antepasado de ustedes,
engañó a su hermano;
y cuando llegó a ser hombre
Dios se le apareció en Betel.
Allí Jacob luchó con un ángel,
¡y consiguió vencerlo!
Luego, con lágrimas en los ojos,
le pidió a Dios que lo perdonara,
y Dios lo perdonó.
5 »¡Nuestro Dios
es el Dios todopoderoso!
6 Por eso, israelitas,
pídanle a Dios que los perdone,
actúen con amor y con justicia,
y confíen siempre en su Dios».
Habla Dios
7-8 Dios le dijo al pueblo:
«Israelitas,
ustedes son como los comerciantes
que engañan a sus clientes:
¡les gusta usar pesas falsas!
Se creen muy ricos
y que tienen grandes riquezas;
piensan que nadie puede probar
que todo se lo han robado.
9 »Pero yo soy su Dios
desde que estaban en Egipto,
y los haré vivir de nuevo en carpas,
como cuando andaban en el desierto.
10 Yo les he hablado muchas veces
por medio de mis profetas.
11 »¡Los israelitas que viven en Galaad,
son gente malvada!
Van a Guilgal, y allí matan toros
para ofrecerlos a sus dioses;
¡pero yo los destruiré por completo!
¡Sus altares quedarán en ruinas!
¡Quedarán esparcidos por el campo!»
Habla el profeta
12 Oseas dijo:
«Jacob, antepasado de ustedes,
huyó al país de los arameos
y allí, para conseguir esposa,
trabajó como pastor de ovejas.
13 Por medio de un profeta,
Dios cuidó de los israelitas
y los sacó de Egipto.
14 Pero ahora los israelitas
han hecho enojar a Dios,
por eso los castigará.
¡Les hará pagar sus crímenes
y toda la maldad que han cometido!
Dios castigará a Israel
13 »Hubo un tiempo,
cuando la tribu de Efraín hablaba
y las demás tribus de Israel
escuchaban con respeto;
pero luego la gente de Efraín
adoró al dios Baal,
y ésa fue su sentencia de muerte.
2 ¡Y todavía sigue pecando!
A sus artesanos les piden
que hagan toros de plata,
y ellos los fabrican a su gusto.
¡Besan a esos dioses falsos
y les presentan ofrendas!
3 »Por eso, pronto dejarán de existir.
Se esfumarán como la niebla
y como el rocío de la mañana.
El viento los arrastrará
como a hojas secas,
como al humo que sale de la chimenea».
4 Dios le dijo a su pueblo:
«Israel, yo soy tu Dios;
no tienes otro salvador.
Yo he sido tu único Dios
desde que estabas en Egipto.
5-6 Yo te cuidé y te alimenté
cuando andabas por el desierto;
pero te llenaste de orgullo
y te olvidaste de mí
en cuanto calmaste tu hambre.
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