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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Judas - Apocalipsis 17

Saludos de Judas

Yo, Judas, esclavo de Jesucristo y hermano de Santiago, les escribo esta carta a todos los que han sido llamados por Dios Padre, quien los ama y los protege con el cuidado de Jesucristo.[a]

Que Dios les dé cada vez más misericordia, paz y amor.

El peligro de los falsos maestros

Queridos amigos, con gran anhelo tenía pensado escribirles acerca de la salvación que compartimos. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado una vez y para siempre a su pueblo santo. Les digo esto, porque algunas personas que no tienen a Dios se han infiltrado en sus iglesias diciendo que la maravillosa gracia de Dios nos permite llevar una vida inmoral. La condena de tales personas fue escrita hace mucho tiempo, pues han negado a Jesucristo, nuestro único Dueño y Señor.

Aunque ustedes ya saben estas cosas, igual quiero recordarles que Jesús[b] primero rescató de Egipto a la nación de Israel pero luego destruyó a los que no permanecieron fieles. Y les recuerdo de los ángeles que no se mantuvieron dentro de los límites de autoridad que Dios les puso, sino que abandonaron el lugar al que pertenecían. Dios los ha tenido firmemente encadenados en prisiones de oscuridad, en espera del gran día del juicio. Asimismo no se olviden de Sodoma y Gomorra ni de las ciudades vecinas, las cuales estaban llenas de inmoralidad y de toda clase de perversión sexual. Esas ciudades fueron destruidas con fuego y sirven como advertencia del fuego eterno del juicio de Dios.

De la misma manera, estos individuos—que pretenden tener autoridad por lo que reciben en sueños—llevan una vida inmoral, desafían a la autoridad y se burlan de los seres sobrenaturales.[c] Pero ni siquiera Miguel, uno de los ángeles más poderosos,[d] se atrevió a acusar al diablo de blasfemia, sino que simplemente le dijo: «¡Que el Señor te reprenda!». (Esto ocurrió cuando Miguel disputaba con el diablo acerca del cuerpo de Moisés). 10 Pero esa gente se burla de cosas que no entiende. Como animales irracionales, hacen todo lo que les dictan sus instintos y de esta manera provocan su propia destrucción. 11 ¡Qué aflicción les espera! Pues siguen los pasos de Caín, quien mató a su hermano. Al igual que Balaam, engañan a la gente por dinero; y, como Coré, perecen en su propia rebelión.

12 Cuando estos individuos participan con ustedes en sus comidas de compañerismo—las cuales conmemoran el amor del Señor—, son como arrecifes peligrosos que pueden hacerlos naufragar.[e] Son como pastores que no tienen vergüenza y que solo se preocupan por sí mismos. Son como nubes que pasan sobre la tierra sin dar lluvia. Son como árboles en el otoño, doblemente muertos, porque no dan fruto y han sido arrancados de raíz. 13 Son como violentas olas del mar que arrojan la espuma de sus actos vergonzosos. Son como estrellas que han perdido su rumbo, condenadas para siempre a la más negra oscuridad.

14 Enoc, quien vivió en la séptima generación después de Adán, profetizó acerca de estas personas. Dijo: «¡Escuchen! El Señor viene con incontables millares de sus santos 15 para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él»[f].

16 Estos individuos son rezongones, se quejan de todo y viven solo para satisfacer sus deseos. Son fanfarrones que se jactan de sí mismos y adulan a otros para conseguir lo que quieren.

Un llamado a permanecer fieles

17 Pero ustedes, mis queridos amigos, deben recordar lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. 18 Ellos les advirtieron que en los últimos tiempos habría gente burlona cuyo objetivo en la vida es satisfacer sus malos deseos. 19 Estos individuos son los que causan divisiones entre ustedes. Se dejan llevar por sus instintos naturales porque no tienen al Espíritu de Dios en ellos.

20 Pero ustedes, queridos amigos, deben edificarse unos a otros en su más santísima fe, orar en el poder del Espíritu Santo[g] 21 y esperar la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, quien les dará vida eterna. De esta manera, se mantendrán seguros en el amor de Dios.

22 Deben tener compasión de[h] los que no están firmes en la fe. 23 Rescaten a otros arrebatándolos de las llamas del juicio. Incluso a otros muéstrenles compasión[i] pero háganlo con mucho cuidado, aborreciendo los pecados que contaminan la vida de ellos.[j]

Una oración de alabanza

24 Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien es poderoso para evitar que caigan, y para llevarlos sin mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia. 25 Que toda la gloria sea para él, quien es el único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo nuestro Señor. ¡Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad! Amén.

Prólogo

Esta es una revelación de Jesucristo, la cual Dios le dio para mostrar a sus siervos los acontecimientos que deben suceder pronto.[k] Él envió a un ángel a presentarle esta revelación a su siervo, Juan, quien relató con fidelidad todo lo que vio. Este es su relato de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.

Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.

Saludo de Juan a las siete iglesias

Yo, Juan, les escribo esta carta a las siete iglesias que están en la provincia de Asia.[l]

Gracia y paz a ustedes de aquel que es, que siempre era y que aún está por venir; y del Espíritu de siete aspectos[m] que está delante de su trono; y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo.

Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros. Él ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios, su Padre. ¡A él sea toda la gloria y el poder por siempre y para siempre! Amén.

¡Miren! Él viene en las nubes del cielo.
    Y todos lo verán,
    incluso aquellos que lo traspasaron.
Y todas las naciones del mundo
    se lamentarán por él.
¡Sí! ¡Amén!

«Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin[n]—dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso».

Visión del Hijo del Hombre

Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y su compañero en el sufrimiento, en el reino de Dios y en la paciente perseverancia a la que Jesús nos llama. Me exiliaron a la isla de Patmos por predicar la palabra de Dios y por mi testimonio acerca de Jesús. 10 Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu.[o] De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, 11 que decía: «Escribe en un libro[p] todo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».

12 Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro. 13 Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre.[q] Vestía una túnica larga con una banda de oro que cruzaba el pecho. 14 La cabeza y el cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve, y los ojos eran como llamas de fuego. 15 Los pies eran como bronce pulido refinado en un horno, y su voz tronaba como potentes olas del mar. 16 Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor.

17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo: «¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último. 18 Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.[r]

19 »Escribe lo que has visto, tanto las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder.[s] 20 Este es el significado del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles[t] de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Mensaje a la iglesia de Éfeso

»Escribe esta carta al ángel[u] de la iglesia de Éfeso. Este es el mensaje de aquel que tiene las siete estrellas en la mano derecha, del que camina en medio de los siete candelabros de oro:

»Yo sé todo lo que haces. He visto tu arduo trabajo y tu paciencia con perseverancia. Sé que no toleras a la gente malvada. Has puesto a prueba las pretensiones de esos que dicen ser apóstoles pero no lo son. Has descubierto que son mentirosos. Has sufrido por mi nombre con paciencia sin darte por vencido.

»Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio![v] ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su lugar entre las iglesias; pero tienes esto a tu favor: odias las obras malvadas de los nicolaítas, al igual que yo.

»Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del fruto del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.

Mensaje a la iglesia de Esmirna

»Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Esmirna. Este es el mensaje de aquel que es el Primero y el Último, que estuvo muerto pero ahora vive:

»Yo sé de tu sufrimiento y tu pobreza, ¡pero tú eres rico! Conozco la blasfemia de los que se te oponen. Dicen ser judíos pero no lo son, porque su sinagoga le pertenece a Satanás. 10 No tengas miedo de lo que estás a punto de sufrir. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba, y sufrirán por diez días; pero si permaneces fiel, incluso cuando te enfrentes a la muerte, te daré la corona de la vida.

11 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. Los que salgan vencedores no sufrirán daño de la segunda muerte.

Mensaje a la iglesia de Pérgamo

12 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Pérgamo. Este es el mensaje de aquel que tiene la espada aguda de doble filo:

13 »Yo sé que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono; sin embargo, has permanecido leal a mi nombre. Te rehusaste a negarme aun cuando mi fiel testigo, Antipas, murió como mártir en medio de ustedes, allí en la ciudad de Satanás.

14 »Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual. 15 De modo parecido, entre ustedes hay algunos nicolaítas que siguen esa misma enseñanza. 16 Arrepiéntete de tu pecado, o de lo contrario, vendré a ti de repente y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

17 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe.

Mensaje a la iglesia de Tiatira

18 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Tiatira. Este es el mensaje del Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como bronce pulido:

19 »Yo sé todo lo que haces; he visto tu amor, tu fe, tu servicio y tu paciencia con perseverancia. Y veo tu constante mejoría en todas estas cosas.

20 »Pero tengo una queja en tu contra. Permites que esa mujer—esa Jezabel que se llama a sí misma profetisa—lleve a mis siervos por mal camino. Ella les enseña a cometer pecado sexual y a comer alimentos ofrecidos a ídolos. 21 Le di tiempo para que se arrepintiera, pero ella no quiere abandonar su inmoralidad.

22 »Por lo tanto, la arrojaré en una cama de sufrimiento,[w] y los que cometen adulterio con ella sufrirán terriblemente, a menos que se arrepientan y abandonen las maldades de ella. 23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.

24 »Pero también tengo un mensaje para el resto de ustedes en Tiatira, los que no han seguido esa falsa enseñanza (“verdades más profundas”, como ellos las llaman, que en realidad son profundidades de Satanás). No les pediré nada más, 25 solo que retengan con firmeza lo que tienen hasta que yo venga. 26 A todos los que salgan vencedores y me obedezcan hasta el final:

Les daré autoridad sobre todas las naciones.
27 Gobernarán las naciones con vara de hierro
    y las harán pedazos como si fueran ollas de barro.[x]

28 Tendrán la misma autoridad que yo recibí de mi Padre, ¡y también les daré la estrella de la mañana!

29 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Sardis

»Escribe esta carta al ángel[y] de la iglesia de Sardis. Este es el mensaje de aquel que tiene el Espíritu de Dios de siete aspectos[z] y las siete estrellas:

»Yo sé todo lo que haces y que tienes la fama de estar vivo, pero estás muerto. ¡Despierta! Fortalece lo poco que te queda, porque hasta lo que queda está a punto de morir. Veo que tus acciones no cumplen con los requisitos de mi Dios. Vuelve a lo que escuchaste y creíste al principio, y retenlo con firmeza. Arrepiéntete y regresa a mí. Si no despiertas, vendré a ti de repente, cuando menos lo esperes, como lo hace un ladrón.

»Sin embargo, hay algunos en la iglesia de Sardis que no se han manchado la ropa con maldad. Ellos caminarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen.

»Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Filadelfia

»Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Filadelfia.

Este es el mensaje de aquel que es santo y verdadero,
    el que tiene la llave de David.
Lo que él abre, nadie puede cerrar;
    y lo que él cierra, nadie puede abrir:[aa]

»Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre. Mira, a esos que pertenecen a la sinagoga de Satanás—esos mentirosos que dicen ser judíos y no lo son—los obligaré a que vengan y se postren a tus pies. Ellos reconocerán que es a ti a quien amo.

10 »Dado que has obedecido mi mandato de perseverar, yo te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero para probar a los que pertenecen a este mundo. 11 Yo vengo pronto.[ab] Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite tu corona. 12 A todos los que salgan vencedores, los haré columnas en el templo de mi Dios, y nunca tendrán que salir de allí. Yo escribiré sobre ellos el nombre de mi Dios, y ellos serán ciudadanos de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo y de mi Dios. Y también escribiré en ellos mi nuevo nombre.

13 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.

Mensaje a la iglesia de Laodicea

14 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Laodicea. Este es el mensaje de aquel que es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio[ac] de la nueva creación de Dios:

15 »Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!; 16 pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de mi boca! 17 Tú dices: “Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!”. Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. 18 Así que te aconsejo que de mí compres oro—un oro purificado por fuego—y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver. 19 Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia.

20 »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos. 21 Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.

22 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias».

Adoración en el cielo

Entonces, mientras miraba, vi una puerta abierta en el cielo, y la misma voz que había escuchado antes me habló como un toque de trompeta. La voz dijo: «Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto». Y al instante, yo estaba en el Espíritu[ad] y vi un trono en el cielo y a alguien sentado en él. El que estaba sentado en el trono brillaba como piedras preciosas: como el jaspe y la cornalina. El brillo de una esmeralda rodeaba el trono como un arco iris. Lo rodeaban veinticuatro tronos en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos. Todos vestían de blanco y tenían una corona de oro sobre la cabeza. Del trono salían relámpagos y estruendo de truenos. Delante del trono había siete antorchas con llamas encendidas; esto es el Espíritu de Dios de siete aspectos.[ae] Delante del trono también había un mar de vidrio brillante, reluciente como el cristal.

En el centro y alrededor del trono había cuatro seres vivientes, cada uno cubierto de ojos por delante y por detrás. El primero de esos seres vivientes era semejante a un león, el segundo era como un buey, el tercero tenía cara humana, y el cuarto era como un águila en vuelo. Cada uno de los seres vivientes tenía seis alas, y las alas estaban totalmente cubiertas de ojos por dentro y por fuera. Día tras día y noche tras noche repiten continuamente:

«Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso,
    el que siempre fue, que es, y que aún está por venir».

Cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), 10 los veinticuatro ancianos se postran y adoran al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), y ponen sus coronas delante del trono, diciendo:

11 «Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios,
    de recibir gloria y honor y poder.
Pues tú creaste todas las cosas,
    y existen porque tú las creaste según tu voluntad».

El Cordero abre el rollo

Luego vi un rollo[af] en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. El rollo estaba escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Vi a un ángel poderoso, que proclamaba con fuerte voz: «¿Quién es digno de romper los sellos de este rollo y abrirlo?». Pero nadie en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el rollo y leerlo.

Entonces comencé a llorar amargamente porque no se encontraba a nadie digno de abrir el rollo y leerlo; pero uno de los veinticuatro ancianos me dijo: «¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David,[ag] ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos».

Entonces vi a un Cordero que parecía que había sido sacrificado, pero que ahora estaba de pie entre el trono y los cuatro seres vivientes y en medio de los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos que representan los siete aspectos del Espíritu[ah] de Dios, el cual es enviado a todas las partes de la tierra. Él pasó adelante y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios. Y cantaban un nuevo canto con las siguientes palabras:

«Tú eres digno de tomar el rollo
    y de romper los sellos y abrirlo.
Pues tú fuiste sacrificado y tu sangre pagó el rescate para Dios
    de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación.
10 Y la has transformado
    en un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
    Y reinarán[ai] sobre la tierra».

11 Entonces volví a mirar y oí las voces de miles de millones de ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. 12 Ellos cantaban en un potente coro:

«Digno es el Cordero que fue sacrificado,
    de recibir el poder y las riquezas
y la sabiduría y la fuerza
    y el honor y la gloria y la bendición».

13 Y entonces oí a toda criatura en el cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el mar que cantaban:

«Bendición y honor y gloria y poder
    le pertenecen a aquel que está sentado en el trono
    y al Cordero por siempre y para siempre».

14 Y los cuatro seres vivientes decían: «¡Amén!». Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron al Cordero.

El Cordero rompe los primeros seis sellos

Mientras miraba, el Cordero rompió el primero de los siete sellos que había en el rollo.[aj] Entonces oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno: «¡Ven!». Levanté la vista y vi que había un caballo blanco, y su jinete llevaba un arco, y se le colocó una corona sobre la cabeza. Salió cabalgando para ganar muchas batallas y obtener la victoria.

Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo ser viviente decía: «¡Ven!». Entonces apareció otro caballo, de color rojo. Al jinete se le dio una gran espada y la autoridad para quitar la paz de la tierra. Y hubo guerra y masacre por todas partes.

Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercer ser viviente decía: «¡Ven!». Levanté la vista y vi un caballo negro, y el jinete llevaba una balanza en la mano. Y oí que una voz que salió de entre los cuatro seres vivientes decía: «Un pan de trigo o tres panes de cebada costarán el salario de un día.[ak] Y no desperdicies[al] el aceite de oliva y el vino».

Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí que el cuarto ser viviente decía: «¡Ven!». Levanté la vista y vi un caballo de color verde pálido. El jinete se llamaba Muerte y su compañero era la Tumba.[am] A estos dos se les dio autoridad sobre una cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre y con enfermedad[an] y con animales salvajes.

Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de todos los que habían muerto como mártires por causa de la palabra de Dios y por haber sido fieles en su testimonio. 10 Ellos clamaban al Señor y decían: «Oh Señor Soberano, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?». 11 Entonces a cada uno de ellos se le dio una túnica blanca, y se les dijo que descansaran un poco más hasta que se completara el número de sus hermanos, los consiervos de Jesús que se unirían a ellos después de morir como mártires.

12 Mientras yo miraba, el Cordero rompió el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió tan oscuro como tela negra, y la luna se volvió tan roja como la sangre. 13 Entonces las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra como los higos verdes que caen de un árbol cuando es sacudido por el fuerte viento. 14 El cielo fue enrollado como un pergamino, y todas las montañas y las islas fueron movidas de su lugar.

15 Entonces todo el mundo—los reyes de la tierra, los gobernantes, los generales, los ricos, los poderosos, todo esclavo y hombre libre—se escondió en las cuevas y entre las rocas de las montañas. 16 Y gritaban a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro de aquel que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero; 17 porque ha llegado el gran día de su ira, ¿y quién podrá sobrevivir?».

El pueblo de Dios será protegido

Después vi a cuatro ángeles que estaban de pie en las cuatro esquinas de la tierra. Sujetaban los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios viviente. Gritó a los cuatro ángeles que habían recibido poder para dañar la tierra y el mar: «¡Esperen! No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que hayamos puesto el sello de Dios en la frente de sus siervos».

Y oí el número de los que fueron marcados con el sello de Dios. Fueron sellados 144.000 de todas las tribus de Israel:

de la tribu de Judá12.000
de la tribu de Rubén12.000
de la tribu de Gad12.000
de la tribu de Aser12.000
de la tribu de Neftalí12.000
de la tribu de Manasés12.000
de la tribu de Simeón12.000
de la tribu de Leví12.000
de la tribu de Isacar12.000
de la tribu de Zabulón12.000
de la tribu de José12.000
de la tribu de Benjamín12.000

Alabanza de la gran multitud

Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras. 10 Y gritaban con gran estruendo:

«¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono
    y del Cordero!».

11 Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, 12 cantando:

«¡Amén! ¡La bendición y la gloria y la sabiduría
    y la acción de gracias y el honor
y el poder y la fuerza pertenecen a nuestro Dios
    por siempre y para siempre! Amén».

13 Entonces uno de los veinticuatro ancianos me preguntó:

—¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?

14 Y yo le contesté:

—Tú eres quien lo sabe, señor.

Entonces él me dijo:

—Estos son los que murieron en[ao] la gran tribulación.[ap] Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero.

15 »Por eso están delante del trono de Dios
    y le sirven día y noche en su templo.
Y aquel que está sentado en el trono
    les dará refugio.
16 Nunca más tendrán hambre ni sed;
    nunca más les quemará el calor del sol.
17 Pues el Cordero que está en el trono[aq]
    será su Pastor.
Él los guiará a manantiales del agua que da vida.
    Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.

El Cordero rompe el séptimo sello

Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo,[ar] hubo silencio por todo el cielo durante una media hora. Vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas.

Entonces vino otro ángel con un recipiente de oro para quemar incienso y se paró ante el altar. Se le dio una gran cantidad de incienso para mezclarlo con las oraciones del pueblo de Dios como una ofrenda sobre el altar de oro delante del trono. El humo del incienso, mezclado con las oraciones del pueblo santo de Dios, subió hasta la presencia de Dios desde el altar donde el ángel lo había derramado. Entonces el ángel llenó el recipiente para quemar incienso con fuego del altar y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos con gran estruendo, relámpagos y un gran terremoto.

Las primeras cuatro trompetas

Entonces los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para hacerlas sonar.

El primer ángel tocó su trompeta, y granizo y fuego mezclados con sangre fueron lanzados sobre la tierra. Se incendió la tercera parte de la tierra, y se quemó la tercera parte de los árboles y toda la hierba verde.

Entonces el segundo ángel tocó su trompeta, y una gran montaña de fuego fue lanzada al mar. La tercera parte de las aguas del mar se convirtió en sangre, murió la tercera parte de todos los seres que viven en el mar y fue destruida la tercera parte de todos los barcos.

10 Entonces el tercer ángel tocó su trompeta, y una gran estrella cayó del cielo, ardiendo como una antorcha. Cayó sobre una tercera parte de los ríos y sobre los manantiales de agua. 11 El nombre de la estrella era Amargura.[as] Hizo que la tercera parte de las aguas se volviera amarga, y mucha gente murió por beber de esa agua amarga.

12 Entonces el cuarto ángel tocó su trompeta, y se dañó la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, y se oscurecieron. Así que la tercera parte del día quedó sin luz, y también la tercera parte de la noche.

13 Entonces miré, y oí la voz de un águila que cruzaba los cielos gritando fuerte: «¡Terror, terror, terror para todos los habitantes de este mundo por lo que vendrá cuando los últimos tres ángeles toquen sus trompetas!».

La quinta trompeta trae el primer terror

Entonces el quinto ángel tocó su trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra, y a la estrella se le dio la llave del pozo del abismo sin fondo.[at] Cuando lo abrió, salió humo como si fuera de un gran horno, y la luz del sol y el aire se oscurecieron debido al humo.

Entonces del humo salieron langostas y descendieron sobre la tierra, y se les dio poder para picar como escorpiones. Se les ordenó que no dañaran la hierba ni las plantas ni los árboles, sino solamente a las personas que no tuvieran el sello de Dios en la frente. Se les ordenó que no las mataran, sino que las torturaran durante cinco meses con un dolor similar al dolor que causa la picadura del escorpión. Durante esos días, las personas buscarán la muerte, pero no la encontrarán; desearán morir, ¡pero la muerte escapará de ellas!

Las langostas parecían caballos preparados para la batalla. Llevaban lo que parecían coronas de oro sobre la cabeza, y las caras parecían humanas. Su cabello era como el de una mujer, y tenían dientes como los del león. Llevaban puestas armaduras de hierro, y sus alas rugían como un ejército de carros de guerra que se apresura a la batalla. 10 Tenían colas que picaban como escorpiones, y durante cinco meses tuvieron el poder para atormentar a la gente. 11 Su rey es el ángel del abismo sin fondo; su nombre—el Destructor—en hebreo es Abadón y en griego es Apolión.

12 El primer terror ya pasó, pero mira, ¡vienen dos terrores más!

La sexta trompeta trae el segundo terror

13 Entonces el sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que hablaba desde los cuatro cuernos del altar de oro que está en la presencia de Dios. 14 Y la voz le dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: «Suelta a los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates». 15 Entonces los cuatro ángeles que habían sido preparados para esa hora, ese día, ese mes y ese año, fueron desatados para matar a la tercera parte de toda la gente de la tierra. 16 Oí que su ejército estaba formado por doscientos millones de tropas a caballo.

17 Así en mi visión, vi los caballos y a los jinetes montados sobre ellos. Los jinetes llevaban puesta una armadura de color rojo fuego, azul oscuro y amarillo. La cabeza de los caballos era como la de un león, y de la boca les salía fuego, humo y azufre ardiente. 18 La tercera parte de toda la gente de la tierra murió a causa de estas tres plagas: el fuego, el humo y el azufre ardiente que salían de la boca de los caballos. 19 El poder de estos caballos estaba en la boca y en la cola, pues sus colas tenían cabezas como de serpiente, con el poder para herir a la gente.

20 Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar! 21 Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.

El ángel y el rollo pequeño

10 Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego. En la mano tenía un rollo[au] pequeño que había sido abierto. Se paró con el pie derecho sobre el mar y el pie izquierdo sobre la tierra, y dio un fuerte grito, como el rugido de un león. Y cuando gritó, los siete truenos respondieron.

Cuando hablaron los siete truenos, yo estuve a punto de escribir, pero oí una voz del cielo que decía: «Guarda en secreto[av] lo que los siete truenos dijeron y no lo escribas».

Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo. Hizo un juramento en el nombre de aquel que vive por siempre y para siempre, quien creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, y el mar y todo lo que hay en él. El ángel dijo: «Ya no habrá más demora. Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, el misterioso plan de Dios se cumplirá. Sucederá tal como él lo anunció a sus siervos los profetas».

Después la voz del cielo me habló de nuevo: «Ve y toma el rollo abierto de la mano del ángel, que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».

Así que me acerqué al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Él me dijo: «Sí, tómalo y cómelo. Será dulce como la miel en tu boca, ¡pero se volverá amargo en tu estómago!». 10 Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago.

11 Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».

Los dos testigos

11 Luego me fue dada una vara para medir y me fue dicho: «Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta el número de adoradores; pero no midas el atrio exterior porque ha sido entregado a las naciones, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses. Mientras tanto, yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».

Estos dos profetas son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de toda la tierra. Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño. Ellos tienen el poder de cerrar los cielos para que no llueva durante el tiempo que profeticen. También tienen el poder de convertir los ríos y los mares en sangre, y de azotar la tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas.

Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondo[aw] declarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará. Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén,[ax] la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado. Y durante tres días y medio, todos los pueblos y todas las tribus, lenguas y naciones se quedarán mirando los cadáveres. A nadie se le permitirá enterrarlos. 10 Los que pertenecen a este mundo se alegrarán y se harán regalos unos a otros para celebrar la muerte de los dos profetas que los habían atormentado.

11 Pero después de tres días y medio, Dios sopló vida en ellos, ¡y se pusieron de pie! El terror se apoderó de todos los que estaban mirándolos. 12 Luego una fuerte voz del cielo llamó a los dos profetas: «¡Suban aquí!». Entonces ellos subieron al cielo en una nube mientras sus enemigos los veían.

13 En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo.

14 El segundo terror ya pasó, pero mira, el tercer terror viene pronto.

La séptima trompeta trae el tercer terror

15 Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo:

«Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo,[ay]
    y él reinará por siempre y para siempre».

16 Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron rostro en tierra y lo adoraron, 17 diciendo:

«Te damos gracias, Señor Dios, el Todopoderoso,
    el que es y que siempre fue,
porque ahora has tomado tu gran poder
    y has comenzado a reinar.
18 Las naciones se llenaron de ira,
    pero ahora el tiempo de tu ira ha llegado.
Es tiempo de juzgar a los muertos
    y de recompensar a tus siervos, los profetas,
    y también a tu pueblo santo
y a todos los que temen tu nombre,
    desde el menos importante hasta el más importante.
Es tiempo de destruir
    a todos los que han causado destrucción en la tierra».

19 Después se abrió en el cielo el templo de Dios, y el arca de su pacto se podía ver dentro del templo. Salieron relámpagos, rugieron truenos y estruendos, y hubo un terremoto y una fuerte tormenta de granizo.

La mujer y el dragón

12 Entonces fui testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi a una mujer vestida del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Estaba embarazada y gritaba a causa de los dolores de parto y de la agonía de dar a luz.

Luego fui testigo de otro suceso importante en el cielo. Vi a un gran dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cabeza. Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas en el cielo y las arrojó a la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se paró delante de ella, listo para devorar al bebé en cuanto naciera.

Ella dio a luz a un hijo que gobernaría a todas las naciones con vara de hierro. Al dragón le arrebataron el hijo y lo llevaron hasta Dios y su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde Dios había preparado un lugar para que la cuidaran durante 1260 días.

Entonces hubo guerra en el cielo. Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles. El dragón perdió la batalla y él y sus ángeles fueron expulsados del cielo. Este gran dragón—la serpiente antigua llamada diablo o Satanás, el que engaña al mundo entero—fue lanzado a la tierra junto con todos sus ángeles.

10 Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo:

«Por fin han llegado
    la salvación y el poder,
el reino de nuestro Dios,
    y la autoridad de su Cristo.[az]
Pues el acusador de nuestros hermanos
    —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche—
    ha sido lanzado a la tierra.
11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero
    y por el testimonio que dieron.
Y no amaron tanto la vida
    como para tenerle miedo a la muerte.
12 Por lo tanto, ¡alégrense, oh cielos!
    ¡Y alégrense, ustedes, los que viven en los cielos!
Pero el terror vendrá sobre la tierra y el mar,
    pues el diablo ha descendido a ustedes con gran furia,
    porque sabe que le queda poco tiempo».

13 Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido lanzado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón; 14 pero a ella se le dieron dos alas como las de una gran águila para que pudiera volar al lugar que se había preparado para ella en el desierto. Allí sería cuidada y protegida lejos del dragón[ba] durante un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.

15 Luego el dragón trató de ahogar a la mujer con un torrente de agua que salía de su boca; 16 pero entonces la tierra ayudó a la mujer y abrió la boca y tragó el río que brotaba de la boca del dragón. 17 Así que el dragón se enfureció contra la mujer y le declaró la guerra al resto de sus hijos, a todos los que obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en su testimonio de Jesús.

18 Entonces el dragón se plantó[bb] a la orilla junto al mar.

La bestia que sale del mar

13 Después vi a una bestia que subía del mar. Tenía siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada cuerno; y escrito en cada cabeza había nombres que blasfemaban a Dios. Esta bestia se parecía a un leopardo, ¡pero tenía las patas de un oso y la boca de un león! Y el dragón le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad.

Vi que una de las cabezas de la bestia parecía estar herida de muerte, ¡pero la herida mortal sanó! Todo el mundo se maravilló de este milagro y dio lealtad a la bestia. Adoraron al dragón por haberle dado semejante poder a la bestia y también adoraron a la bestia. «¿Quién es tan grande como la bestia?—exclamaban—. ¿Quién puede luchar contra ella?».

A la bestia se le permitió decir grandes blasfemias contra Dios, y se le dio autoridad para hacer todo lo que quisiera durante cuarenta y dos meses. Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo.[bc] Además se le permitió a la bestia hacer guerra contra el pueblo santo de Dios y conquistarlo; y se le dio autoridad para gobernar sobre todo pueblo y toda tribu, lengua y nación. Y adoraron a la bestia todos los que pertenecen a este mundo, aquellos cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida que pertenece al Cordero que fue sacrificado antes de la creación del mundo.[bd]

El que tenga oídos para oír,
    que escuche y entienda.
10 Todo el que esté destinado a la cárcel,
    a la cárcel será llevado.
Todo el que esté destinado a morir a espada,
    morirá a filo de espada.

Esto significa que el pueblo de Dios tiene que soportar la persecución con paciencia y permanecer fiel.

La bestia que sale de la tierra

11 Luego vi a otra bestia; esta salía de la tierra. Tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba con la voz de un dragón. 12 Ejercía toda la autoridad de la primera bestia y exigía que toda la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, la que se había recuperado de su herida mortal. 13 Hacía milagros asombrosos, incluso que cayera fuego del cielo a la tierra mientras todos observaban. 14 Con los milagros que se le permitió hacer en nombre de la primera bestia, engañó a todos los que pertenecen a este mundo. Les ordenó que hicieran una gran estatua de la primera bestia, la que estaba herida de muerte y después volvió a la vida. 15 Luego se le permitió dar vida a esa estatua para que pudiera hablar. Entonces la estatua de la bestia ordenó que todo el que se negara a adorarla debía morir.

16 Además exigió que a todos—pequeños y grandes; ricos y pobres; libres y esclavos—se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente. 17 Y nadie podía comprar ni vender nada sin tener esa marca, que era el nombre de la bestia o bien el número que representa su nombre. 18 Aquí se requiere sabiduría. El que tenga entendimiento, que resuelva el significado del número de la bestia, porque es el número de un hombre.[be] Su número es 666.[bf]

El Cordero y los 144.000

14 Luego vi al Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él había 144.000 que tenían el nombre del Cordero y el de su Padre escrito en la frente. Y oí un sonido que venía del cielo, era como el rugido de grandes olas del mar o el retumbar de fuertes truenos. Parecía el sonido de muchos arpistas tocando juntos.

Ese gran coro entonaba un nuevo canto maravilloso delante del trono de Dios y delante de los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos. Nadie podía aprender ese canto aparte de los 144.000 que habían sido rescatados de la tierra. Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes,[bg] y son los que siguen al Cordero dondequiera que va. Han sido comprados de entre los pueblos de la tierra como ofrenda especial[bh] para Dios y para el Cordero. Ellos no han dicho mentiras y son intachables.

Los tres ángeles

Y vi a otro ángel, que volaba por el cielo y llevaba la eterna Buena Noticia para proclamarla a los que pertenecen a este mundo: a todo pueblo y toda nación, tribu y lengua. «Teman a Dios—gritaba—. Denle gloria a él, porque ha llegado el tiempo en que ocupe su lugar como juez. Adoren al que hizo los cielos, la tierra, el mar y todos los manantiales de agua».

Luego otro ángel lo siguió por el cielo mientras gritaba: «Babilonia ha caído—cayó esa gran ciudad—porque hizo que todas las naciones del mundo bebieran el vino de su apasionada inmoralidad».

Después un tercer ángel los siguió mientras gritaba: «Todo el que adore a la bestia y a su estatua o acepte su marca en la frente o en la mano 10 tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha servido sin diluir en la copa del furor de Dios. Ellos serán atormentados con fuego y azufre ardiente en presencia de los ángeles santos y del Cordero. 11 El humo de su tormento subirá por siempre jamás, y no tendrán alivio ni de día ni de noche, porque adoraron a la bestia y a su estatua y aceptaron la marca de su nombre».

12 Esto significa que el pueblo de Dios tiene que soportar la persecución con paciencia, obedeciendo sus mandamientos y manteniendo la fe en Jesús.

13 Y oí una voz del cielo que decía: «Escribe lo siguiente: benditos son los que de ahora en adelante mueran en el Señor. El Espíritu dice: “Sí, ellos son en verdad benditos, porque descansarán de su arduo trabajo, ¡pues sus buenas acciones los siguen!”».

La cosecha de la tierra

14 Entonces vi una nube blanca y sentado en la nube estaba alguien parecido al Hijo del Hombre.[bi] Tenía una corona de oro en la cabeza y en la mano una hoz afilada.

15 Entonces vino otro ángel desde el templo y le gritó al que estaba sentado en la nube: «Da rienda suelta a la hoz, porque ha llegado el tiempo para cosechar; ya está madura la cosecha en la tierra». 16 Y el que estaba sentado en la nube pasó la hoz sobre la tierra, y toda la tierra fue cosechada.

17 Después vino otro ángel desde el templo que está en el cielo, y él también tenía una hoz afilada. 18 Luego otro ángel, que tenía poder para destruir con fuego, vino desde el altar y le gritó al ángel que tenía la hoz afilada: «Pasa ahora tu hoz y junta los racimos de los viñedos de la tierra, porque las uvas ya están maduras para el juicio». 19 Así que el ángel pasó su hoz sobre la tierra y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20 Las uvas fueron pisadas en el lagar fuera de la ciudad, y del lagar brotó un río de sangre de unos trescientos kilómetros[bj] de largo que llegaba hasta los frenos de un caballo.

El canto de Moisés y del Cordero

15 Luego vi en el cielo otro maravilloso suceso de gran importancia. Siete ángeles sostenían las últimas siete plagas, que completarían la ira de Dios. Vi delante de mí algo que parecía un mar de cristal mezclado con fuego. Sobre este mar estaban de pie todos los que habían vencido a la bestia, a su estatua y al número que representa su nombre. Todos tenían arpas que Dios les había dado y entonaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero:

«Grandes y maravillosas son tus obras,
    oh Señor Dios, el Todopoderoso.
Justos y verdaderos son tus caminos,
    oh Rey de las naciones.[bk]
¿Quién no te temerá, Señor,
    y glorificará tu nombre?
    Pues solo tú eres santo.
Todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti,
    porque tus obras de justicia han sido reveladas».

Las siete copas de las siete plagas

Luego miré y vi que se abría por completo el templo que está en el cielo, el tabernáculo de Dios. Los siete ángeles que sostenían las siete plagas salieron del templo. Estaban vestidos de un lino blanco[bl] sin mancha alguna y tenían una banda de oro que cruzaba el pecho. Entonces uno de los cuatro seres vivientes le entregó a cada uno de los siete ángeles una copa de oro llena de la ira de Dios, quien vive por siempre y para siempre. El templo se llenó del humo de la gloria y el poder de Dios. Nadie podía entrar en el templo hasta que los siete ángeles terminaran de derramar las siete plagas.

16 Luego oí una voz potente que venía del templo y decía a los siete ángeles: «Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas que contienen la ira de Dios».

Así que el primer ángel salió del templo y derramó su copa sobre la tierra, y a todos los que tenían la marca de la bestia y que adoraban a su estatua les salieron horribles llagas malignas.

Después el segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y el agua se volvió como la sangre de un cadáver, y murió todo lo que estaba en el mar.

Entonces el tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, y estos se convirtieron en sangre. Y oí que el ángel que tenía autoridad sobre todas las aguas decía:

«Oh Santo, el que es y que siempre era, tú eres justo,
    porque has enviado estos juicios.
Como derramaron la sangre
    de tu pueblo santo y de tus profetas,
tú les has dado a beber sangre.
    Es su justa recompensa».

Y oí una voz que venía del altar y[bm] decía:

«Sí, oh Señor Dios, el Todopoderoso,
    tus juicios son verdaderos y justos».

Entonces el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, esto hacía que quemara a todos con su fuego. Todos sufrieron quemaduras debido a la descarga de calor y maldijeron el nombre de Dios, quien tenía control sobre todas estas plagas. No se arrepintieron de sus pecados ni se volvieron a Dios ni le dieron la gloria.

10 Después el quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y el reino de la bestia quedó sumergido en la oscuridad. Sus súbditos rechinaban los dientes[bn] por la angustia 11 y maldecían al Dios del cielo por los dolores y las llagas, pero no se arrepintieron de sus fechorías ni volvieron a Dios.

12 Luego el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates, y este se secó para que los reyes del oriente pudieran marchar con sus ejércitos sin obstáculos hacia el occidente. 13 Y vi que de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta saltaban tres espíritus malignos[bo] que parecían ranas. 14 Estos son espíritus de demonios que hacen milagros y salen a reunir a todos los gobernantes del mundo para pelear contra el Señor en la batalla del gran día del juicio de Dios, el Todopoderoso.

15 «Miren, ¡yo vendré como un ladrón, cuando nadie lo espere! Benditos son todos los que me esperan y tienen su ropa lista para no tener que andar desnudos y avergonzados».

16 Y los espíritus de demonios reunieron a todos los gobernantes y a sus ejércitos en un lugar que en hebreo se llama Armagedón.[bp]

17 Luego el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió un fuerte grito: «¡Todo ha terminado!». 18 Entonces rugieron y retumbaron truenos, y salieron relámpagos; y se produjo un fuerte terremoto, el peor desde que el hombre fue puesto sobre la tierra. 19 La gran ciudad de Babilonia se partió en tres secciones, y las ciudades de muchas naciones cayeron y quedaron reducidas a escombros. Así que Dios se acordó de todos los pecados de Babilonia, y la hizo beber de la copa que estaba llena del vino del furor de su ira. 20 Entonces desaparecieron todas las islas, y las montañas se vinieron abajo y no existieron más. 21 Hubo una gran tormenta de granizo, y piedras de granizo, como de treinta y cuatro kilos[bq] cada una, cayeron del cielo sobre las personas. Maldijeron a Dios debido a la terrible plaga de granizo.

La gran prostituta

17 Uno de los siete ángeles que derramaron las siete copas se acercó y me dijo: «Ven conmigo, y te mostraré la sentencia que recibirá la gran prostituta, que gobierna[br] sobre muchas aguas. Los reyes del mundo cometieron adulterio con ella, y los que pertenecen a este mundo se emborracharon con el vino de su inmoralidad».

Entonces el ángel me llevó en el Espíritu[bs] al desierto. Allí vi a una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata que tenía siete cabezas y diez cuernos, y estaba llena de blasfemias escritas contra Dios. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata y llevaba puestas hermosas joyas de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano tenía una copa de oro llena de obscenidades y de las inmundicias de su inmoralidad. Tenía escrito en la frente un nombre misterioso: Babilonia la grande, madre de todas las prostitutas y obscenidades del mundo. Pude ver que ella estaba borracha, borracha de la sangre del pueblo santo de Dios, es decir, los que testificaron de Jesús. Me quedé mirándola totalmente asombrado.

«¿Por qué te asombras tanto?—preguntó el ángel—. Te explicaré el misterio de esta mujer y de la bestia con siete cabezas y diez cuernos sobre la que ella está sentada. La bestia que viste, antes vivía pero ya no. Sin embargo, pronto subirá del abismo sin fondo[bt] e irá a la destrucción eterna. Los que pertenecen a este mundo cuyos nombres no fueron escritos en el libro de la vida antes de la creación del mundo, se asombrarán al ver la reaparición de esta bestia, que había muerto.

»Aquí se requiere una mente con entendimiento: las siete cabezas de la bestia representan las siete colinas donde la mujer gobierna. También representan siete reyes: 10 cinco reyes ya han caído, el sexto reina actualmente, y el séptimo todavía no ha llegado pero su reino será breve.

11 »La bestia escarlata que existía pero que ya no existe es el octavo rey. Este rey es como los otros siete, y él también va rumbo a la destrucción. 12 Los diez cuernos de la bestia son diez reyes que todavía no han subido al poder; pero estos serán designados como reyes por un breve momento para reinar junto con la bestia. 13 Los diez estarán de acuerdo en entregarle a la bestia el poder y la autoridad que tienen. 14 Irán juntos a la guerra contra el Cordero, pero el Cordero los derrotará porque él es el Señor de todos los señores y el Rey de todos los reyes. Y los que él ha llamado y elegido y le son fieles, estarán con él».

15 Luego el ángel me dijo: «Las aguas donde la prostituta gobierna representan grandes multitudes de cada nación y lengua. 16 Tanto la bestia escarlata como sus diez cuernos odian a la prostituta. La desnudarán, comerán su carne y quemarán con fuego lo que quede de ella. 17 Pues Dios les ha puesto un plan en la mente, un plan que llevará a cabo los propósitos de Dios. Ellos estarán de acuerdo en entregarle a la bestia escarlata la autoridad que tienen, y así se cumplirán las palabras de Dios. 18 La mujer que viste en la visión representa la gran ciudad que reina sobre los reyes del mundo».

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