The Daily Audio Bible
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Los utensilios del santuario(A)
10 »Todos los que tengan capacidad artística, deben venir y hacer todo lo que el Señor ha ordenado: 11 el santuario con su tienda de campaña, la cubierta de la tienda de campaña, sus ganchos, sus tablas, sus travesaños, sus postes, sus bases, 12 el arca con los travesaños y la tapa, y el velo que lo cubre, 13 la mesa con sus travesaños y todos sus utensilios, el pan que se consagra al Señor, 14 el candelabro para el alumbrado, con sus utensilios y sus lámparas, el aceite para las lámparas, 15 el altar del incienso con sus travesaños, el aceite de consagrar, el incienso aromático, la cortina para la entrada del santuario, 16 el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus travesaños y todos sus utensilios, la palangana con su base, 17 las cortinas para el patio, con sus postes y bases, la cortina para la entrada del patio, 18 las estacas para el santuario y para el patio, con sus cuerdas, 19 la ropa tejida para oficiar en el culto del santuario, la ropa sagrada del sacerdote Aarón, y la ropa sacerdotal de sus hijos.»
El pueblo trae la ofrenda
20 Toda la comunidad israelita se despidió de Moisés, 21 y después, todos aquellos que se sintieron movidos de corazón y con sincera voluntad, volvieron con una ofrenda para el Señor, para que se hiciera la tienda del encuentro y todo lo que le era necesario, así como la ropa especial. 22 Vinieron hombres y mujeres, y todos ellos traían, voluntariamente y de corazón, prendedores, anillos, argollas, pendientes de oro y toda clase de artículos de oro. Cada uno trajo la ofrenda especial de oro que había dedicado al Señor. 23 Los que tenían tela morada, tela de púrpura y tela roja, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo o pieles finas, lo traían. 24 Los que hacían una ofrenda de plata o de bronce, la traían ante el Señor; y los que tenían madera de acacia, la traían para que se hiciera todo lo necesario. 25 Las mujeres con capacidad artística para tejer a mano, traían sus tejidos de tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino fino; 26 y las mujeres con capacidad artística y que sintieron deseos de hacerlo, torcieron pelo de cabra. 27 Los jefes trajeron piedras de cornalina y otras piedras finas para montarlas en el efod y el pectoral del sumo sacerdote, 28 perfume y aceite para el alumbrado, para el aceite de consagrar y para el incienso aromático.
29 Todos los hombres y mujeres israelitas que sintieron deseos de ayudar para que se hiciera lo que el Señor le había ordenado a Moisés, trajeron su ofrenda voluntaria al Señor.
Los artesanos para el santuario(B)
30 Moisés les dijo a los israelitas: «Miren, de la tribu de Judá el Señor ha escogido a Besalel, que es hijo de Urí y nieto de Hur, 31 y lo ha llenado del espíritu de Dios, y de sabiduría, entendimiento, conocimientos y capacidad creativa 32 para hacer diseños y trabajos en oro, plata y bronce, 33 para tallar y montar piedras preciosas, y para tallar madera y hacer cualquier trabajo artístico de diseño. 34 También le ha dado capacidad para enseñar. A él y a Oholiab, hijo de Ahisamac, que es de la tribu de Dan, 35 los ha llenado de capacidad artística para hacer cualquier trabajo de tallado y de diseño, y de bordado en tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino fino, y para tejer cualquier labor de diseño artístico. 36 1 Así que Besalel y Oholiab, y todo el que tenga capacidad artística, y a quien el Señor le haya dado sabiduría y entendimiento para hacer bien todo lo necesario para el culto del santuario, llevarán a cabo lo que el Señor ha ordenado.»
La gente trae abundantes ofrendas
2 Moisés llamó a Besalel y a Oholiab, y a todos los que tenían capacidad artística, y a quienes el Señor había dado esa capacidad y se habían ofrecido voluntariamente para ayudar en este trabajo. 3 Ellos recibieron de manos de Moisés las ofrendas que los israelitas habían traído, para comenzar a hacer lo necesario para el culto del santuario.
Mientras tanto, los israelitas seguían trayendo ofrendas voluntarias día tras día. 4 Entonces los artesanos que estaban haciendo lo necesario para el santuario, suspendieron su trabajo y fueron 5 a decirle a Moisés: «La gente está trayendo más de lo que se necesita para el trabajo que el Señor ordenó hacer.»
6 Moisés hizo correr por todo el campamento la voz de que ni hombres ni mujeres siguieran haciendo más labores como ofrendas para el santuario. Así se impidió que el pueblo siguiera trayendo ofrendas, 7 pues no sólo había material suficiente para llevar a cabo el trabajo, sino que sobraba.
Construcción del santuario(C)
8 Los que tenían más capacidad artística que el resto de los trabajadores, hicieron el santuario. Lo hicieron de diez cortinas de lino torcido, tela morada, tela de púrpura y tela roja, en las que bordaron artísticamente dos seres alados. 9 Cada cortina medía doce metros y medio de largo por dos de ancho. Todas medían lo mismo. 10 Cinco cortinas las cosieron juntas, una sobre la otra, lo mismo que las otras cinco. 11 Luego pusieron unos ojales de cordón morado en el borde de la primera cortina de un grupo, y también en el borde de la última cortina del otro grupo. 12 Tanto a la cortina del primer grupo como a la del segundo grupo les hicieron cincuenta ojales, de tal manera que los ojales quedaran uno frente al otro. 13 También hicieron cincuenta ganchos de oro para enganchar un grupo de cortinas sobre el otro, y así el santuario formaba un todo.
14 Besalel hizo también once cortinas de pelo de cabra para formar una tienda de campaña que cubriera el santuario. 15 Cada cortina medía trece metros y medio de largo por dos de ancho. Todas medían lo mismo. 16 Cosió cinco cortinas juntas por una parte, y seis por otra. 17 Luego hizo cincuenta ojales en el borde de la cortina que cerraba el primer grupo, y otros cincuenta ojales en el borde de la última cortina del segundo grupo. 18 También hizo cincuenta ganchos de bronce para unir completamente la tienda de campaña.
19 Para la tienda de campaña, Besalel hizo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y para la parte superior hizo una cubierta de pieles finas. 20 Luego hizo las tablas de madera de acacia para el santuario, y las puso bien derechas. 21 Cada tabla medía cuatro metros y medio de largo por sesenta y cinco centímetros de ancho, 22 y tenía dos espigas para quedar ensamblada con otra tabla. Todas las tablas para el santuario las hizo así. 23 Hizo veinte tablas para el lado sur, 24 y puso cuarenta bases de plata debajo de ellas. Cada tabla tenía dos bases debajo, para sus dos espigas. 25 También para el otro lado del santuario, o sea el lado norte, hizo veinte tablas 26 con sus cuarenta bases de plata, para que debajo de cada tabla hubiera dos bases. 27 Para la parte posterior del santuario, o sea el lado oeste, hizo seis tablas, 28 y dos tablas más para las esquinas de la parte posterior. 29 Estas tablas formaban pareja y estaban unidas por la parte de arriba hasta el primer anillo. Esto fue lo que hizo con las dos tablas para las dos esquinas, 30 así que había ocho tablas con sus correspondientes dieciséis bases de plata, y debajo de cada tabla había dos bases.
31 Besalel hizo también cinco travesaños de madera de acacia para las tablas de un lado del santuario, 32 cinco travesaños para las tablas del otro lado del santuario, y otros cinco travesaños para las tablas de la parte posterior, la que daba al oeste. 33 El travesaño central lo hizo de modo que pasara de un lado al otro, a la mitad de las tablas. 34 Luego recubrió de oro las tablas, y les hizo argollas de oro para pasar a través de ellas los travesaños, ya recubiertos de oro.
35 Hizo además el velo de tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino torcido, y en él tejió artísticamente dos seres alados. 36 Luego, con unos ganchos de oro, lo colgó de cuatro postes de madera de acacia, los cuales estaban recubiertos de oro y sobre cuatro bases de plata.
37 Para la entrada de la tienda de campaña hizo una cortina de tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino torcido, bordada artísticamente. 38 También hizo cinco postes con ganchos y con sus cinco bases de bronce, y recubrió de oro la parte superior de los postes y sus anillos.
Jesús es crucificado(A)
32 Al salir de allí, encontraron a un hombre llamado Simón, natural de Cirene, a quien obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
33 Cuando llegaron a un sitio llamado Gólgota, (es decir, «Lugar de la Calavera»), 34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Jesús, después de probarlo, no lo quiso beber.
35 Cuando ya lo habían crucificado, los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. 36 Luego se sentaron allí para vigilarlo. 37 Y por encima de su cabeza pusieron un letrero, donde estaba escrita la causa de su condena. El letrero decía: «Éste es Jesús, el Rey de los judíos.»
38 También fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 39 Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza 40 y diciendo:
—¡Tú ibas a derribar el templo y a reconstruirlo en tres días! ¡Si eres Hijo de Dios, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!
41 De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos. Decían:
42 —Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Es el Rey de Israel: ¡pues que baje de la cruz, y creeremos en él! 43 Ha puesto su confianza en Dios: ¡pues que Dios lo salve ahora, si de veras lo quiere! ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios?
44 Y hasta los bandidos que estaban crucificados con él, lo insultaban.
Muerte de Jesús(B)
45 Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó en oscuridad. 46 A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza: «Elí, Elí, ¿lemá sabactani?» (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
47 Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron:
—Éste está llamando al profeta Elías.
48 Al momento, uno de ellos fue corriendo en busca de una esponja, la empapó en vino agrio, la ató a una caña y se la acercó para que bebiera. 49 Pero los otros dijeron:
—Déjalo, a ver si Elías viene a salvarlo.
50 Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió. 51 En aquel momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron 52 y los sepulcros se abrieron; y hasta muchas personas santas, que habían muerto, volvieron a la vida. 53 Entonces salieron de sus tumbas, después de la resurrección de Jesús, y entraron en la santa ciudad de Jerusalén, donde mucha gente los vio.
54 Cuando el capitán y los que estaban con él vigilando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que estaba pasando, se llenaron de miedo y dijeron:
—¡De veras este hombre era Hijo de Dios!
55 Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea y que lo habían ayudado. 56 Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Jesús es sepultado(C)
57 Cuando ya anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se había hecho seguidor de Jesús. 58 José fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo dieran, 59 y José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana de lino limpia 60 y lo puso en un sepulcro nuevo, de su propiedad, que había hecho cavar en la roca. Después de tapar la entrada del sepulcro con una gran piedra, se fue. 61 Pero María Magdalena y la otra María se quedaron sentadas frente al sepulcro.
La guardia ante el sepulcro de Jesús
62 Al día siguiente, es decir, el sábado, los jefes de los sacerdotes y los fariseos fueron juntos a ver a Pilato, 63 y le dijeron:
—Señor, recordamos que aquel mentiroso, cuando aún vivía, dijo que después de tres días iba a resucitar. 64 Por eso, mande usted asegurar el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos y roben el cuerpo, y después digan a la gente que ha resucitado. En tal caso, la última mentira sería peor que la primera.
65 Pilato les dijo:
—Ahí tienen ustedes soldados de guardia. Vayan y aseguren el sepulcro lo mejor que puedan.
66 Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poniendo un sello sobre la piedra que lo tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia.
Alabanzas a la bondad del Señor
(1) De David, cuando se retiró de la presencia de Abimélec, ante quien había fingido sufrir un ataque de locura.
34 (2) Bendeciré al Señor a todas horas;
mis labios siempre lo alabarán.
2 (3) Yo me siento orgulloso del Señor;
¡óiganlo y alégrense, hombres humildes!
3 (4) Alabemos juntos y a una voz
la grandeza del nombre del Señor.
4 (5) Recurrí al Señor, y él me contestó,
y me libró de todos mis temores.
5 (6) Los que miran al Señor
quedan radiantes de alegría
y jamás se verán defraudados.
6 (7) Este pobre gritó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
7 (8) El ángel del Señor protege y salva
a los que honran al Señor.
8 (9) Prueben, y vean que el Señor es bueno.
¡Feliz el hombre que en él confía!
9 (10) Honren al Señor, los consagrados a él,
pues nada faltará a los que lo honran.
10 (11) Los ricos se vuelven pobres, y sufren hambre,
pero a los que buscan al Señor nunca les faltará ningún bien.
7 Corrige al insolente y malvado,
y sólo lograrás que te insulte y ofenda.
8 Reprende al insolente y te ganarás su odio;
corrige al sabio y te ganarás su aprecio.
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