The Daily Audio Bible
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21 Así Balaam se levantó por la mañana, y cinchó su asna, y fué con los príncipes de Moab.
22 Y el furor de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos mozos suyos.
23 Y el asna vió al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y apartóse el asna del camino, e iba por el campo. Entonces hirió Balaam al asna para hacerla volver al camino.
24 Mas el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared de una parte y pared de otra.
25 Y viendo el asna al ángel de Jehová, pegóse á la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam: y él volvió á herirla.
26 Y el ángel de Jehová pasó más allá, y púsose en una angostura, donde no había camino para apartarse ni á diestra ni á siniestra.
27 Y viendo el asna al ángel de Jehová, echóse debajo de Balaam: y enojóse Balaam, e hirió al asna con el palo.
28 Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo á Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has herido estas tres veces?
29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí: ¡ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría!
30 Y el asna dijo á Balaam: ¿No soy yo tu asna? sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado á hacerlo así contigo? Y él respondió: No.
31 Entonces Jehová abrió los ojos á Balaam, y vió al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, e inclinóse sobre su rostro.
32 Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has herido tu asna estas tres veces? he aquí yo he salido para contrarrestarte, porque tu camino es perverso delante de mí:
33 El asna me ha visto, y hase apartado luego de delante de mí estas tres veces: y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría á ti, y á ella dejaría viva.
34 Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, que no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino: mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.
35 Y el ángel de Jehová dijo á Balaam: Ve con esos hombres: empero la palabra que yo te dijere, esa hablarás. Así Balaam fué con los príncipes de Balac.
36 Y oyendo Balac que Balaam venía, salió á recibirlo á la ciudad de Moab, que está junto al término de Arnón, que es el cabo de los confines.
37 Y Balac dijo á Balaam: ¿No envié yo á ti á llamarte? ¿por qué no has venido á mí? ¿no puedo yo honrarte?
38 Y Balaam respondió á Balac: He aquí yo he venido á ti: mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré.
39 Y fué Balaam con Balac, y vinieron á la ciudad de Husoth.
40 Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió á Balaam, y á los príncipes que estaban con él.
41 Y el día siguiente Balac tomó á Balaam, e hízolo subir á los altos de Baal, y desde allí vió la extremidad del pueblo.
23 Y BALAAM dijo á Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
2 Y Balac hizo como le dijo Balaam: y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.
3 Y Balaam dijo á Balac: Ponte junto á tu holocausto, y yo iré: quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te la noticiaré. Y así se fué solo.
4 Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
5 Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y díjole: Vuelve á Balac, y has de hablar así.
6 Y volvió á él, y he aquí estaba él junto á su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.
7 Y él tomó su parábola, y dijo:
De Aram me trajo Balac,
Rey de Moab, de los montes del oriente:
Ven, maldíceme á Jacob;
Y ven, execra á Israel.
8 ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
9 Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
Y desde los collados lo miraré:
He aquí un pueblo que habitará confiado,
Y no será contado entre las gentes.
10 ¿Quién contará el polvo de Jacob,
O el número de la cuarta parte de Israel?
Muera mi persona de la muerte de los rectos,
Y mi postrimería sea como la suya.
11 Entonces Balac dijo á Balaam: ¿Qué me has hecho? hete tomado para que maldigas á mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones.
12 Y él respondió, y dijo: ¿No observaré yo lo que Jehová pusiere en mi boca para decirlo?
13 Y dijo Balac: Ruégote que vengas conmigo á otro lugar desde el cual lo veas; su extremidad solamente verás, que no lo verás todo; y desde allí me lo maldecirás.
14 Y llevólo al campo de Sophim, á la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
15 Entonces él dijo á Balac: Ponte aquí junto á tu holocausto, y yo iré á encontrar á Dios allí.
16 Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y díjole: Vuelve á Balac, y así has de decir.
17 Y vino á él, y he aquí que él estaba junto á su holocausto, y con él los príncipes de Moab: y díjole Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?
18 Entonces él tomó su parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye;
Escucha mis palabras, hijo de Zippor:
19 Dios no es hombre, para que mienta;
Ni hijo de hombre para que se arrepienta:
Él dijo, ¿y no hará?;
Habló, ¿y no lo ejecutará?
20 He aquí, yo he tomado bendición:
Y él bendijo, y no podré revocarla.
21 No ha notado iniquidad en Jacob,
Ni ha visto perversidad en Israel:
Jehová su Dios es con él,
Y júbilo de rey en él.
22 Dios los ha sacado de Egipto;
Tiene fuerzas como de unicornio.
23 Porque en Jacob no hay agüero,
Ni adivinación en Israel:
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
24 He aquí el pueblo, que como león se levantará,
Y como león se erguirá:
No se echará hasta que coma la presa,
Y beba la sangre de los muertos.
25 Entonces Balac dijo á Balaam: Ya que no lo maldices, ni tampoco lo bendigas.
26 Y Balaam respondió, y dijo á Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me dijere, aquello tengo de hacer?
27 Y dijo Balac á Balaam: Ruégote que vengas, te llevaré á otro lugar; por ventura parecerá bien á Dios que desde allí me lo maldigas.
28 Y Balac llevó á Balaam á la cumbre de Peor, que mira hacia Jesimón.
29 Entonces Balaam dijo á Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
30 Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
57 Y á Elisabet se le cumplió el tiempo de parir, y parió un hijo.
58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.
59 Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban del nombre de su padre, Zacarías.
60 Y respondiendo su madre, dijo: No; sino Juan será llamado.
61 Y le dijeron: ¿Por qué? nadie hay en tu parentela que se llame de este nombre.
62 Y hablaron por señas á su padre, cómo le quería llamar.
63 Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
64 Y luego fué abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo á Dios.
65 Y fué un temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.
66 Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
67 Y Zacarías su padre fué lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
68 Bendito el Señor Dios de Israel,
Que ha visitado y hecho redención á su pueblo,
69 Y nos alzó un cuerno de salvación
En la casa de David su siervo,
70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio:
71 Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
72 Para hacer misericordia con nuestros padres,
Y acordándose de su santo pacto;
73 Del juramento que juró á Abraham nuestro padre,
Que nos había de dar,
74 Que sin temor librados de nuestros enemigos,
Le serviríamos
75 En santidad y en justicia delante de él, todos los días nuestros.
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado;
Porque irás ante la faz del Señor, para aparejar sus caminos;
77 Dando conocimiento de salud á su pueblo,
Para remisión de sus pecados,
78 Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó de lo alto el Oriente,
79 Para dar luz á los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;
Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró á Israel.
Al Músico principal: sobre No destruyas: Michtam de David.
58 OH congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes con el corazón obráis iniquidades:
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Enajenáronse los impíos desde la matriz;
Descarriáronse desde el vientre, hablando mentira.
4 Veneno tienen semejante al veneno de la serpiente:
Son como áspide sordo que cierra su oído;
5 Que no oye la voz de los que encantan,
Por más hábil que el encantador sea.
6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas:
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7 Corránse como aguas que se van de suyo:
En entesando sus saetas, luego sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe:
Como el abortivo de mujer, no vean el sol.
9 Antes que vuestras ollas sientan las espinas,
Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Alegraráse el justo cuando viere la venganza:
Sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
12 El que carece de entendimiento, menosprecia á su prójimo:
Mas el hombre prudente calla.
13 El que anda en chismes, descubre el secreto:
Mas el de espíritu fiel encubre la cosa.
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