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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Dios Habla Hoy (DHH)
Version
2 Crónicas 30-31

Ezequías celebra la Pascua

30 Ezequías mandó avisar en todo Israel y Judá, y también envió cartas a Efraín y Manasés, para invitarlos a acudir al templo del Señor en Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. El rey, después de haber consultado con sus funcionarios y con toda la comunidad de Jerusalén, había decidido celebrar la Pascua en el segundo mes, ya que no había podido celebrarla a su debido tiempo porque no había bastantes sacerdotes que se hubieran purificado ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. Y como tanto al rey como a toda la comunidad les había parecido buena la propuesta, decidieron hacer circular por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, la invitación a ir a celebrar en Jerusalén la Pascua del Señor, Dios de Israel. Porque antes no la habían celebrado con mucha asistencia, como estaba prescrito.

Así pues, salieron mensajeros por todo Israel y Judá con cartas del rey y de sus funcionarios para proclamar la orden real: «Israelitas: vuélvanse al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y él se volverá a ustedes, el resto que ha escapado de las manos de los reyes de Asiria. No sean como sus antepasados y como sus hermanos, que por ser infieles al Señor, Dios de sus antepasados, él los entregó a la destrucción, como ustedes ven. Por consiguiente, no sean tercos como sus antepasados; extiendan la mano al Señor para renovar la alianza y vengan a su santuario, que él ha consagrado para siempre. Sirvan al Señor su Dios, y él dejará de estar enojado con ustedes. Si ustedes se vuelven al Señor, los enemigos que ahora tienen prisioneros a sus hermanos y a sus hijos tendrán compasión de ellos y los dejarán volver a este país, porque el Señor, el Dios de ustedes, es compasivo y misericordioso y no los rechazará a ustedes, si ustedes se vuelven a él.»

10 Los mensajeros recorrieron el territorio de Efraín y Manasés, yendo de ciudad en ciudad hasta llegar a Zabulón. Pero la gente se reía y se burlaba de ellos. 11 Sin embargo, algunos hombres de las tribus de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron ante Dios y acudieron a Jerusalén. 12 Dios también movió a la gente de Judá para que estuvieran de acuerdo en cumplir la orden del rey y de las autoridades, según lo mandado por el Señor.

13 Así pues, una multitud sumamente grande se reunió el segundo mes en Jerusalén para celebrar la fiesta de los panes sin levadura. 14 Empezaron por quitar todos los altares y lugares para quemar incienso que había en Jerusalén, y los echaron al arroyo Cedrón. 15 El día catorce del segundo mes mataron el cordero de la Pascua. Los sacerdotes y levitas, sintiendo vergüenza de sí mismos, se purificaron y llevaron al templo del Señor animales para los holocaustos. 16 Luego ocuparon sus puestos, según les está asignado en la ley de Moisés, hombre de Dios. Los sacerdotes rociaban la sangre que les entregaban los levitas. 17 Y como en la comunidad había muchos que no se habían purificado, los levitas tuvieron que matar para la Pascua los animales de todos aquellos que no se habían purificado, a fin de consagrarlos al Señor. 18 En efecto, un gran número de personas de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón participaron de la comida de la Pascua, pero no de acuerdo con lo prescrito, pues no se habían purificado. Pero Ezequías oró por ellos, diciendo: «Señor bondadoso, perdona a todos los de corazón sincero que te buscan a ti, 19 oh Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se hayan purificado como lo requiere la santidad del templo.»

20 Y el Señor atendió la petición de Ezequías y perdonó al pueblo. 21 Así que, durante siete días, los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con mucha alegría la fiesta de los panes sin levadura. Y los sacerdotes y levitas estuvieron alabando diariamente al Señor con los imponentes instrumentos de música sagrada. 22 Ezequías felicitó a todos los levitas que habían demostrado sus excelentes disposiciones para el servicio del Señor.

Y después de haber participado de la comida de la fiesta durante siete días, de haber ofrecido sacrificios de reconciliación y de haber alabado al Señor, Dios de sus antepasados, 23 toda la comunidad decidió prolongar la fiesta por otros siete días, lo cual hicieron muy contentos; 24 porque Ezequías, rey de Judá, regaló a la comunidad mil becerros y siete mil ovejas, y por su parte las autoridades regalaron al pueblo mil becerros y diez mil ovejas. Muchos sacerdotes se purificaron. 25 Toda la comunidad de Judá se alegró, lo mismo que los sacerdotes, los levitas y toda la gente que había venido de Israel, y los extranjeros que llegaron del territorio de Israel o que vivían en Judá. 26 Hubo, pues, mucha alegría en Jerusalén, porque desde los tiempos de Salomón, hijo de David y rey de Israel, no había ocurrido nada semejante en Jerusalén. 27 Después los sacerdotes y levitas, de pie, bendijeron al pueblo; y el Señor los escuchó, y su oración llegó hasta el cielo, el lugar donde el Dios santo reside.

31 Cuando todo eso terminó, todos los israelitas que se encontraban allí se fueron a las ciudades de Judá e hicieron pedazos las piedras sagradas, rompieron las representaciones de Aserá y derribaron los santuarios en lugares altos, hasta que terminaron con todas aquellas cosas en todo Judá y en Benjamín, y también en Efraín y Manasés. Luego todos los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad.

Después Ezequías repartió a los sacerdotes y levitas por turnos, para que unos y otros, cada uno según su propio oficio, ofrecieran holocaustos y sacrificios de reconciliación, dieran gracias y alabaran al Señor, y sirvieran en las puertas del templo. Además el rey contribuyó de sus propios bienes para el holocausto de la mañana y de la tarde, para los holocaustos del sábado, de la fiesta de luna nueva y de las fiestas solemnes, como está escrito en la ley del Señor. También ordenó a la gente que vivía en Jerusalén que entregaran a los sacerdotes y levitas la contribución que les correspondía, para que pudieran dedicarse con todo empeño a cumplir la ley del Señor. Y cuando la orden se difundió, los israelitas dieron con gran generosidad lo mejor de su cosecha de trigo, vino, aceite, miel y toda clase de productos del campo. También llevaron la décima parte de todos sus productos, en gran cantidad.

También los habitantes de Israel y los que vivían en otras ciudades de Judá trajeron la décima parte del ganado vacuno y del ganado menor, y la décima parte de las cosas consagradas al Señor su Dios. Todo lo colocaron en montones. En el tercer mes empezaron a amontonar aquellas cosas, y terminaron en el séptimo. Y cuando Ezequías y las autoridades fueron a ver lo que se había amontonado, bendijeron al Señor y a su pueblo Israel. Entonces Ezequías pidió a los sacerdotes y levitas información sobre aquellos montones, 10 y el sumo sacerdote Azarías, de la familia de Sadoc, le respondió: «Desde que empezaron a traer la contribución al templo del Señor, hemos tenido suficiente para comer y aun ha sobrado mucho; toda esta cantidad ha sobrado, porque el Señor ha bendecido a su pueblo.»

11 Por tal motivo, Ezequías mandó que prepararan depósitos en el templo del Señor. Una vez hechos, 12 metieron allí, fielmente, la contribución, la décima parte que habían entregado y las porciones consagradas al Señor. Pusieron de encargado principal de todo eso al levita Conanías, y a su hermano Simí como sustituto suyo. 13 Como vigilantes bajo las órdenes de Conanías y de su hermano Simí, fueron nombrados por el rey Ezequías y por Azarías, el jefe principal del templo de Dios, los siguientes: Jehiel, Azazías, Náhat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Máhat y Benaías. 14 El portero de la puerta oriental, que era el levita Coré, hijo de Imná, estaba encargado de las ofrendas voluntarias para Dios y de repartir la contribución para el Señor y las porciones consagradas a Dios. 15 A Coré lo ayudaban fielmente, en las ciudades de los sacerdotes, Edén, Minjamín, Jesús, Semaías, Amarías y Secanías, para hacer el reparto de las porciones entre sus colegas. Lo hacían de acuerdo con sus turnos, lo mismo a mayores que a menores, 16 a todos los que acudían al templo para sus diarias tareas, según sus turnos y sus propios oficios, con tal de que estuvieran inscritos en los registros, que incluían a todos los que tenían de tres años para arriba. 17 Los sacerdotes estaban inscritos por familias, y los levitas de veinte años para arriba, según sus oficios y turnos. 18 En el registro quedaban incluidos todos los niños pequeños, las esposas, los hijos y las hijas, es decir toda la comunidad, ya que por el oficio que se les ha confiado quedan consagrados a Dios. 19 En todas las ciudades había hombres nombrados para repartir las porciones a todo varón entre los sacerdotes descendientes de Aarón, y a todos los levitas que estaban inscritos y que vivían en las tierras de pastoreo de las ciudades de los sacerdotes.

20 Ezequías hizo esto en todo Judá. Sus acciones fueron buenas, rectas y sinceras ante el Señor su Dios. 21 Todo lo que emprendió para el servicio del templo de Dios o referente a la ley y los mandamientos, lo hizo procurando buscar a Dios de todo corazón, y por eso tuvo éxito.

Romanos 15:1-22

Seguir el ejemplo de Cristo

15 Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, y no buscar lo que a nosotros mismos nos agrada. Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua. Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo; al contrario, en él se cumplió lo que dice la Escritura: «Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.» Todo lo que antes se dijo en las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, tengamos esperanza. Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Así pues, acéptense los unos a los otros, como también Cristo los aceptó a ustedes, para gloria de Dios. Puedo decirles que Cristo vino a servir a los judíos para cumplir las promesas hechas a nuestros antepasados y demostrar así que Dios es fiel a lo que promete. Vino también para que los no judíos alaben a Dios por su misericordia, según dice la Escritura:

«Por eso te alabaré entre las naciones
y cantaré himnos a tu nombre.»

10 En otra parte, la Escritura dice:

«¡Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios!»

11 Y en otro lugar dice:

«Naciones y pueblos todos,
¡alaben al Señor!»

12 Isaías también escribió:

«Brotará la raíz de Jesé,
que se levantará para gobernar a las naciones,
las cuales pondrán en él su esperanza.»

13 Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo.

El trabajo apostólico de Pablo

14 Hermanos míos, estoy convencido de que ustedes están llenos de bondad y de todo conocimiento, y que saben aconsejarse unos a otros; 15 pero en esta carta me he atrevido a escribirles francamente sobre algunas cosas, para que no las olviden. Lo hago por el encargo que Dios en su bondad me ha dado, 16 de servir a Cristo Jesús para bien de los que no son judíos. El servicio sacerdotal que presto consiste en anunciar el evangelio de Dios, con el fin de presentar ante él a los no judíos, como ofrenda que le sea grata, santificada por el Espíritu Santo.

17 Tengo razón para gloriarme en Cristo Jesús de mi servicio a Dios, 18 porque no me atrevo a hablar de nada, aparte de lo que Cristo mismo ha hecho por medio de mí para llevar a los no judíos a obedecer a Dios. Esto se ha realizado con palabras y hechos, 19 por el poder de señales y milagros y por el poder del Espíritu de Dios. De esta manera he llevado a buen término el anuncio del evangelio de Cristo, desde Jerusalén y por todas partes hasta la región de Iliria. 20 Pero siempre he procurado anunciar el evangelio donde nunca antes se había oído hablar de Cristo, para no construir sobre bases puestas por otros, 21 sino más bien, como dice la Escritura:

«Verán los que nunca habían tenido noticias de él;
entenderán los que nunca habían oído de él.»

Planes de viaje

22 Precisamente por esto no he podido ir a verlos, aunque muchas veces me lo había propuesto.

Salmos 25:1-15

Oración pidiendo la dirección de Dios

(1a) De David.

25 (1b) Señor, a ti dirijo mi oración;
mi Dios, en ti confío:
no dejes que me hunda en la vergüenza.
¡Que no se rían de mí mis enemigos!
¡Que no sea jamás avergonzado
ninguno de los que en ti confían!
¡Que sean puestos en vergüenza
los que sin motivo se rebelan contra ti!

Señor,
muéstrame tus caminos;
guíame por tus senderos;
guíame, encamíname en tu verdad,
pues tú eres mi Dios y Salvador.
¡En ti confío a todas horas!

Señor,
acuérdate del amor y la ternura
que siempre nos has manifestado,
pero no te acuerdes de mis pecados
ni del mal que hice en mi juventud.
Señor, acuérdate de mí,
por tu gran amor y bondad.

El Señor es bueno y justo;
él corrige la conducta de los pecadores
y guía por su camino a los humildes;
¡los instruye en la justicia!
10 Él siempre procede con amor y fidelidad,
con los que cumplen su alianza
y sus mandamientos.

11 Señor, es grande mi maldad;
perdóname, haz honor a tu nombre.
12 Al hombre que honra al Señor,
él le muestra el camino que debe seguir;
13 lo rodea de bienestar
y da a sus descendientes posesión del país.
14 El Señor es amigo de quienes lo honran,
y les da a conocer su alianza.
15 Siempre dirijo mis ojos al Señor,
porque él me libra de todo peligro.

Proverbios 20:13-15

13 No te entregues al sueño, o te quedarás pobre;
manténte despierto y tendrás pan de sobra.

14 «¡Que mala mercancía!», dice el comprador,
pero una vez comprada se felicita a sí mismo.

15 Vale más quien habla con sabiduría,
que todo el oro y las joyas del mundo.

Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.