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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Reina-Valera Antigua (RVA)
Version
Nehemías 1:1-3:14

PALABRAS de Nehemías, hijo de Hachâlías. Y acaeció en el mes de Chisleu, en el año veinte, estando yo en Susán, capital del reino,

Que vino Hanani, uno de mis hermanos, él y ciertos varones de Judá, y preguntéles por los Judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalem.

Y dijéronme: El residuo, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalem derribado, y sus puertas quemadas á fuego.

Y fué que, como yo oí estas palabras, sentéme y lloré, y enlutéme por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Y dije: Ruégote, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande, y terrible, que guarda el pacto y la misericordia á los que le aman y guardan sus mandamientos;

Esté ahora atento tu oído, y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos contra ti cometido; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, y estatutos y juicios, que mandaste á Moisés tu siervo.

Acuérdate ahora de la palabra que ordenaste á Moisés tu siervo, diciendo: Vosotros prevaricaréis, y yo os esparciré por los pueblos:

Mas os volveréis á mí, y guardaréis mis mandamientos, y los pondréis por obra. Si fuere vuestro lanzamiento hasta el cabo de los cielos, de allí os juntaré; y traerlos he al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.

10 Ellos pues son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.

11 Ruégote, oh Jehová, esté ahora atento tu oído á la oración de tu siervo, y la oración de tus siervos, quienes desean temer tu nombre: y ahora concede hoy próspero suceso á tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

Y FUÉ en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y dílo al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,

Díjome el rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

Y dije al rey: El rey viva para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas del fuego?

Y díjome el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

Y dije al rey: Si al rey place, y si agrada tu siervo delante de ti, que me envíes á Judá, á la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

Entonces el rey me dijo, (y la reina estaba sentada junto á él): ¿Hasta cuándo será tu viaje, y cuándo volverás? Y plugo al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.

Además dije al rey: Si al rey place, dénseme cartas para los gobernadores de la otra parte del río, que me franqueen el paso hasta que llegue á Judá;

Y carta para Asaph, guarda del bosque del rey, á fin que me dé madera para enmaderar los portales del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa donde entraré. Y otorgóme lo el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí.

Y vine luego á los gobernadores de la otra parte del río, y les dí las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de á caballo.

10 Y oyéndolo Sanballat Horonita, y Tobías, el siervo Ammonita, disgustóles en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.

11 Llegué pues á Jerusalem, y estado que hube allí tres días,

12 Levantéme de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré á hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalem; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en que cabalgaba.

13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y á la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalem que estaban derribados, y sus que puertas estaban consumidas del fuego.

14 Pasé luego á la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; mas no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.

15 Y subí por el torrente de noche, y consideré el muro, y regresando entré por la puerta del Valle, y volvíme.

16 Y no sabían los magistrados dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado á los Judíos y sacerdotes, ni á los nobles y magistrados, ni á los demás que hacían la obra.

17 Díjeles pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalem está desierta, y sus puertas consumidas del fuego: venid, y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más en oprobio.

18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.

19 Mas habiéndolo oído Samballat Horonita, y Tobías el siervo Ammonita, y Gesem el Arabe, escarnecieron de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿os rebeláis contra el rey?

20 Y volvíles respuesta, y díjeles: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos: que vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem.

Y LEVANTOSE Eliasib el gran sacerdote con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos aparejaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Meah, aparejándola hasta la torre de Hananeel.

Y junto á ella edificaron los varones de Jericó: y luego edificó Zachûr hijo de Imri.

Y los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado: ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

Y junto á ellos restauró Meremoth hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos, restauró Mesullam hijo de Berechîas, hijo de Mesezabeel. Junto á ellos restauró Sadoc hijo de Baana.

E inmediato á ellos restauraron los Tecoitas; mas sus grandes no prestaron su cerviz á la obra de su Señor.

Y la puerta Vieja restauraron Joiada hijo de Pasea, y Mesullam hijo de Besodías: ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.

Junto á ellos restauró Melatías Gabaonita, y Jadón Meronothita, varones de Gabaón y de Mizpa, por la silla del gobernador de la otra parte del río.

Y junto á ellos restauró Uzziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero. Así dejaron reparado á Jerusalem hasta el muro ancho.

Junto á ellos restauró también Repaías hijo de Hur, príncipe de la mitad de la región de Jerusalem.

10 Asimismo restauró junto á ellos, y frente á su casa, Jedaías hijo de Harumaph; y junto á él restauró Hattus hijo de Hasbanías.

11 Malchîas hijo de Harim y Hasub hijo de Pahath-moab, restauraron la otra medida, y la torre de los Hornos.

12 Junto á ellos restauró Sallum hijo de Lohes, príncipe de la mitad de la región de Jerusalem, él con sus hijas.

13 La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa: ellos la reedificaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos en el muro hasta la puerta del Muladar.

14 Y reedificó la puerta del Muladar, Malchîas hijo de Rechâb, príncipe de la provincia de Beth-haccerem: él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.

1 Corintios 7:1-24

CUANTO á las cosas de que me escribisteis, bien es al hombre no tocar mujer.

Mas á causa de las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.

El marido pague á la mujer la debida benevolencia; y asimismo la mujer al marido.

La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido: é igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer.

No os defraudéis el uno al otro, á no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en la oración: y volved á juntaros en uno, porque no os tiente Satanás á causa de vuestra incontinencia.

Mas esto digo por permisión, no por mandamiento.

Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo: empero cada uno tiene su propio don de Dios; uno á la verdad así, y otro así.

Digo pues á los solteros y á las viudas, que bueno les es si se quedaren como yo.

Y si no tienen don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse.

10 Mas á los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se aparte del marido;

11 Y si se apartare, que se quede sin casar, ó reconcíliese con su marido; y que el marido no despida á su mujer.

12 Y á los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer infiel, y ella consiente en habitar con él, no la despida.

13 Y la mujer que tiene marido infiel, y él consiente en habitar con ella, no lo deje.

14 Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; empero ahora son santos.

15 Pero si el infiel se aparta, apártese: que no es el hermano ó la hermana sujeto á servidumbre en semejante caso; antes á paz nos llamó Dios.

16 Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salva á tu marido? ¿ó de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salvo á tu mujer?

17 Empero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó á cada uno, así ande: y así enseño en todas las iglesias.

18 ¿Es llamado alguno circuncidado? quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircuncidado? que no se circuncide.

19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de las mandamientos de Dios.

20 Cada uno en la vocación en que fué llamado, en ella se quede.

21 ¿Eres llamado siendo siervo? no se te dé cuidado; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más.

22 Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor: asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo.

23 Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.

24 Cada uno, hermanos, en lo que es llamado, en esto se quede para con Dios.

Salmos 31:19-24

19 Cuán grande es tu bien, que has guardado para los que te temen, Que has obrado para los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

20 Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre: Los pondrás en un tabernáculo á cubierto de contención de lenguas.

21 Bendito Jehová, Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.

22 Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos: Tú empero oíste la voz de mis ruegos, cuando á ti clamaba.

23 Amad á Jehová todos vosotros sus santos: A los fieles guarda Jehová, Y paga abundantemente al que obra con soberbia.

24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome vuestro corazón aliento.

Proverbios 21:4

Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado.