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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Nehemías 5:14-7:73

14 También desde el día que me mandó el rey que fuera capitán de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo, ni mis hermanos comimos el pan del capitán.

15 Mas los primeros capitanes que fueron antes de mí, cargaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino sobre cuarenta siclos de plata; a más de esto, sus criados se enseñoreaban sobre el pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

16 Además de esto, en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí a la obra.

17 También tuve ciento cincuenta hombres de los judíos y magistrados, y los que venían a nosotros de los gentiles que están en nuestros contornos a mi mesa.

18 Y lo que se aderezaba para cada día era un buey, seis ovejas escogidas, y aves también se aparejaban para mí, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del capitán, porque la servidumbre de este pueblo era grave.

19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice a este pueblo.

Y fue que habiendo oído Sanbalat, Tobías, y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que había yo edificado el muro, y que en él no quedaba portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto puertas en las portadas),

Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven, y pactaremos juntos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.

Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.

Cuatro veces me enviaron mensajes sobre el mismo asunto por cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.

Entonces Sanbalat me envió a su esclavo para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano,

en la cual estaba escrito: Se ha oído entre los gentiles, y Gesem lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;

y que has puesto profetas que prediquen de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Rey en Judá! Y ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos.

Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas.

Porque todos ellos nos infundían miedo, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Esfuerza pues mis manos, oh Dios.

10 Vine luego en secreto a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Juntémonos en la casa de Dios dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

11 Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién hay como yo que entre al templo y viva? No entraré.

12 Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí, porque Tobías y Sanbalat le habían alquilado por salario.

13 Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecare, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.

14 Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas obras suyas, y también de Noadías profetisa, y de los otros profetas que hacían por infundirme miedo.

15 Se terminó pues el muro el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.

16 Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todos los gentiles que estaban en nuestros alrededores, y cayeron mucho en sus ojos, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.

17 Asimismo en aquellos días iban muchas cartas de los principales de Judá a Tobías, y las de Tobías venían a ellos.

18 Porque muchos en Judá se habían conjurado con él, porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado la hija de Mesulam, hijo de Berequías.

19 También contaban delante de mí sus buenas obras, y a él le referían mis palabras. Y enviaba Tobías cartas para atemorizarme.

Y luego que el muro fue edificado, y asenté las puertas, y fueron señalados porteros, cantores y levitas,

mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, príncipe del palacio en Jerusalén (porque era éste, como varón de verdad y temeroso de Dios, sobre muchos);

y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aun con los guardas presentes, cierren las puertas, y atrancad. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su guardia, y cada uno delante de su casa.

¶ Y la ciudad era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas reedificadas.

Y puso Dios en mi corazón que juntara los principales, los magistrados, y el pueblo, para que fueran empadronados por el orden de sus linajes; y hallé el libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré en él escrito:

Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que hizo pasar Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad;

los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum, y Baana. La cuenta de los varones del pueblo de Israel:

Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos;

los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos;

10 los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos;

11 los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho;

12 los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

13 los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco;

14 los hijos de Zacai, setecientos sesenta;

15 los hijos de Binúi, seiscientos cuarenta y ocho;

16 los hijos de Bebai, seiscientos veintiocho;

17 los hijos de Azgad, dos mil seiscientos veintidós;

18 los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete;

19 los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete;

20 los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco;

21 los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho;

22 los hijos de Hasum, trescientos veintiocho;

23 los hijos de Bezai, trescientos veinticuatro;

24 los hijos de Harif, ciento doce;

25 los hijos de Gabaón, noventa y cinco;

26 los varones de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho;

27 los varones de Anatot, ciento veintiocho;

28 los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos;

29 los varones de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres;

30 los varones de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno;

31 los varones de Micmas, ciento veintidós;

32 los varones de Bet-el y de Hai, ciento veintitrés;

33 los varones del otro Nebo, cincuenta y dos;

34 los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

35 los hijos de Harim, trescientos veinte;

36 los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco;

37 los hijos de Lod, Hadid, y Ono, setecientos veintiuno;

38 los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.

39 Los sacerdotes: los hijos de Jedaía, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres;

40 los hijos de Imer, mil cincuenta y dos;

41 los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete;

42 los hijos de Harim, mil diecisiete.

43 Los levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.

44 Los cantores: los hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.

45 Los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.

46 Los netineos: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,

47 los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,

48 los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai,

49 los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar,

50 los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda,

51 los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah,

52 los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim,

53 los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur,

54 los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa,

55 los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,

56 los hijos de Nezía, y los hijos de Hatifa.

57 Los hijos de los esclavos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Perida,

58 Los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,

59 los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón.

60 Todos los netineos, e hijos de los esclavos de Salomón, trescientos noventa y dos.

61 Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:

62 Los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, y los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.

63 Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas.

64 Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron echados del sacerdocio por contaminados.

65 Y les dijo el Tirsata que no comieren de las cosas santísimas, hasta que hubiera sacerdote con Urim y Tumim.

66 Toda la congregación unida como un varón era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,

67 sin sus esclavos y esclavas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.

68 Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;

69 camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.

70 Y algunos de los príncipes de las familias dieron para la obra. El Tirsata dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales.

71 Y de los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra, veinte mil dracmas de oro, y dos mil doscientas libras de plata.

72 Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dracmas de oro, y dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.

73 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los netineos, y todo Israel, en sus ciudades. Y venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades.

1 Corintios 8

¶ En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos ciencia. La ciencia envanece, mas la caridad edifica.

Y si alguno piensa que sabe algo, aún no sabe nada como le conviene saber.

Mas el que ama a Dios, el tal es enseñado de Dios.

¶ Acerca, pues, de las viandas que son sacrificadas a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.

Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, o en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),

nosotros, sin embargo, no tenemos más que un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él; y un Señor, Jesús, el Cristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.

¶ Mas no en todos hay esta ciencia, porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, las comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo flaca, es contaminada.

La vianda no nos hace más aceptos a Dios; ni porque comamos, seremos más ricos; ni porque no comamos, seremos más pobres.

Pero mirad que esta libertad vuestra no sea tropezadero a los que son débiles.

10 Porque si te ve alguno, a ti que tienes esta ciencia, sentado a la mesa en el lugar de los ídolos, ¿la conciencia de aquel que es débil, no será llevada a comer de lo sacrificado a los ídolos?

11 Y por tu ciencia se perderá el hermano débil por el cual el Cristo murió.

12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su flaca conciencia, contra Cristo pecáis.

13 Por lo cual, si la comida es a mi hermano ocasión de caer, jamás comeré carne, ni haré cosa con la que caiga mi hermano.

Salmos 33:1-11

Cantad justos en el SEÑOR; a los rectos es hermosa la alabanza.

Celebrad al SEÑOR con arpa; cantadle con salterio y decacordio.

¡Cantadle canción nueva! Hacedlo bien tañendo con júbilo.

Porque recta es la palabra del SEÑOR, y toda su obra es hecha con verdad.

El ama justicia y juicio; de la misericordia del SEÑOR está llena la tierra.

Con la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos con el espíritu de su boca.

El junta como en un montón las aguas del mar; él pone por tesoros los abismos.

Tema al SEÑOR toda la tierra; teman de él todos los habitadores del mundo.

Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió.

10 El SEÑOR hace anular el consejo de los gentiles, y hace anular las maquinaciones de los pueblos.

11 El consejo del SEÑOR permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

Proverbios 21:8-10

¶ El camino del hombre perverso es torcido y extraño; mas la obra del limpio es recta.

¶ Mejor es vivir en un rincón del terrado que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.

10 ¶ El alma del impío desea mal; su prójimo no le parece bien.

Biblia del Jubileo (JBS)

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