The Daily Audio Bible
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16 »También les he dicho:
“Deténganse en los cruces de camino,
y pregunten qué camino deben seguir,
y no se aparten de él.
Sólo siguiendo el mejor camino
podrán descansar.
¡Pero ustedes se niegan a seguirlo!”
17 »Yo les he enviado mensajeros
para advertirles del peligro,
pero ustedes no han prestado atención.
18 Por eso quiero que las naciones
sepan lo que le espera a mi pueblo.
19 Quiero que todo el mundo me escuche:
por los pecados que han cometido
voy a enviarles una desgracia,
pues no quisieron hacerme caso,
y rechazaron mis enseñanzas.
20 »¿De qué me sirve este incienso
que me traen del reino de Sabá?
¿Para qué quiero la caña dulce
que me traen de un país lejano?
¡Me disgustan todas las ofrendas
que queman sobre mi altar!
21-23 »Por eso, también les digo:
Del norte, desde una región muy lejana,
viene una nación muy poderosa.
Sus soldados están bien armados,
son muy crueles y no tienen compasión.
Vienen cabalgando sobre sus caballos,
y gritan con tanta fuerza
que parecen un mar furioso.
¡Vienen contra ti, Jerusalén!
¡Vienen dispuestos a atacarte!
Yo haré que te destruyan».
24 El pueblo respondió:
«Nos ha llegado la noticia,
y tenemos mucho miedo;
es tanto nuestro sufrimiento
que parecemos una mujer
a punto de tener un hijo.
25 ¡Que no salga nadie al campo,
ni ande nadie por los caminos!
¡Ya se acerca el enemigo,
y viene con la espada en la mano!
¡Hay terror en todas partes!»
Yo dije:
26 «Ponte ropa de luto, pueblo mío,
y revuélcate en las cenizas.
Llora de dolor,
como si hubiera muerto tu único hijo;
el enemigo que nos va a destruir,
nos atacará por sorpresa».
Dios dijo:
27 «Yo te he puesto entre mi pueblo
para que vigiles su conducta.
28 Todos ellos son muy rebeldes,
son tercos y mentirosos.
Aparentan ser honestos,
pero en realidad son unos corruptos.
29 El metal se purifica en el fuego,
pero a los malvados no los purifica nada.
¡Son un caso perdido!
30 Los llaman “basura”,
porque yo los deseché».
La religión que no sirve
7 Dios me dijo: 2 «Jeremías, ve a la puerta del templo, y desde allí anuncia este mensaje: “¡Escúchenme, todos ustedes, que viven en Judá y que pasan por estas puertas para adorar a nuestro Dios! 3-7 Así dice el todopoderoso Dios de Israel:
‘No les presten atención a esos que andan asegurando que no voy a destruir esta ciudad porque aquí está mi templo. Al contrario, hagan lo siguiente:
’Mejoren su conducta,
sean justos los unos con los otros,
traten bien a los refugiados,
a las viudas y a los huérfanos;
hagan justicia al inocente
y adórenme sólo a mí.
Si no lo hacen, les irá mal;
pero si lo hacen,
vivirán por siempre en este país,
el cual di a sus antepasados.
8 ’¡Pero ustedes creen en las mentiras que les dicen, y que no les sirven para nada! 9 Ustedes roban, matan, tienen relaciones sexuales con la esposa de otro hombre, no cumplen lo que prometen, adoran al dios Baal, y a otros dioses que ni conocen. 10 Aun así, vienen a este templo, que es mi casa, y piensan que por estar aquí están a salvo. Después salen y siguen haciendo todas estas porquerías. 11 Este templo es mi casa, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones. ¡Yo mismo lo he visto! Les juro que así es.
12 ’Israelitas, vayan ahora al santuario de Siló, donde me adoraron al principio, y vean cómo destruí ese santuario por culpa de ustedes. 13 Yo les he hablado muchas veces, pero no han querido escucharme; en vez de tomar en cuenta mis advertencias, han seguido haciendo lo malo. Les juro que así es. 14 Por eso, aunque este templo es mi casa, y ustedes han puesto en él su confianza, yo lo destruiré como destruí el santuario de Siló. Yo les di este templo a ustedes y a sus antepasados, 15 pero los voy a expulsar de mi presencia, así como expulsé a todos sus hermanos, los descendientes de Efraín.’”
16 »Y ahora, Jeremías, escúchame bien: no me ruegues ni me supliques por este pueblo. No me insistas, porque no voy a escucharte. 17 ¡Mira lo que pasa en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén! 18 Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la masa, ¡y hacen panes para adorar a la que llaman Reina del cielo! Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí. 19 Lo más vergonzoso es que, en realidad, no me insultan a mí; ¡se insultan ellos mismos! Les juro que así es.
20 »Por eso, castigaré con furia a este lugar, y a los hombres y a los animales, a los árboles del campo y a los frutos de la tierra. ¡Mi enojo será como un fuego difícil de apagar! Les juro que así será. 21 Si quieren, sigan juntando las ofrendas y los animales que presentan en mi honor, y empáchense con la carne. 22 Pero lo cierto es que, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les mandé presentarme ofrendas ni animales. 23 Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Sólo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos, para que siempre les fuera bien. 24 Pero sus antepasados no me obedecieron ni me prestaron atención; al contrario, fueron tercos y actuaron con maldad. Fue así como, en vez de mejorar, empeoraron. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto y hasta ahora, yo no he dejado de enviarles a mis servidores, los profetas. Lo he hecho una y otra vez, 26 y a pesar de todo eso, ellos no me obedecen ni me prestan atención, sino que son peores que sus antepasados.
27 »Jeremías, diles todo esto, aunque yo sé que no te van a contestar, y ni siquiera te harán caso. 28 Diles que son una nación mentirosa, que no ha querido obedecerme ni ha aceptado ser corregida».
Dios advierte a Jerusalén
29 «Habitantes de Jerusalén,
vístanse de luto;
vayan a las montañas desiertas
y canten una canción fúnebre.
Ustedes me hicieron enojar,
y por eso los he rechazado;
¡los he abandonado por completo!
30 »Ustedes, que son descendientes de Judá, han cometido el peor de los males: Han llenado de pecado este templo, que es mi casa, al poner allí sus ídolos asquerosos. Les juro que así es. 31 Para colmo, en el valle de Ben-hinom construyeron el santuario de Tófet, y sobre el altar quemaron a sus hijos y a sus hijas. Pero eso es algo que jamás les ordené y ni siquiera se me ocurrió. 32 Por eso, vienen días en que ese lugar no se llamará más santuario de Tófet ni valle de Ben-hinom, sino Valle de la Matanza. ¡Allí enterrarán a sus muertos, porque no habrá otro lugar! 33 Las aves del cielo y los animales de la tierra se comerán los cadáveres de esta gente, y nadie lo podrá evitar. 34 Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén dejen de escucharse los gritos de alegría y de entusiasmo, y las canciones de los novios y las novias, porque el país quedará convertido en un horrible desierto.
8 1-2 »Cuando llegue ese día, sacarán de las tumbas los huesos de todas las autoridades y de todos los habitantes de Judá. Los tenderán en el suelo, a la luz del sol, la luna y las estrellas, pues ellos no solamente adoraron a estos astros del cielo, sino que los amaron y los consultaron. Esos huesos no volverán a ser enterrados, sino que se quedarán sobre la tierra, tirados como basura. Les juro que así será. 3 Dispersaré por todo el mundo a esta gente tan malvada, y los que queden con vida preferirán morir antes que seguir viviendo. Les juro que así será.
Pecado y castigo
4 »Cuando alguien se equivoca, se corrige;
cuando pierde el camino, vuelve a buscarlo.
5 Pero este pueblo me abandonó
y no quiere volver a mí.
La gente de Jerusalén insiste en rechazarme;
prefiere a los dioses falsos,
y no quiere volver a mí,
que soy el Dios verdadero.
6 Los he escuchado con mucha atención,
pero no hay quien diga la verdad,
ni quien se arrepienta de su maldad.
¡Nadie admite que ha hecho mal!
Todos hacen lo que les da la gana,
¡parecen caballos fuera de control!
7 Hasta la cigüeña y la grulla
conocen las estaciones del año;
también la tórtola y la golondrina
saben cuándo ir a un lugar más cálido.
En cambio, este pueblo no me conoce
ni quiere obedecer mis leyes.
8 Tengan cuidado. No presten atención a los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que parecen contener sabiduría, pero que sólo son enseñanzas humanas. Esa gente obedece a los espíritus poderosos de este mundo, y no a Cristo.
9 Cristo es completamente igual a Dios, 10 y reina sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad. A ustedes no les falta nada, pues están unidos a Cristo.
11 Los judíos se circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios. Pero a ustedes Dios los hizo parte de su pueblo al unirlos a Cristo, y así les quitó el deseo de seguir pecando. Ésa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo. 12 Cuando ustedes fueron bautizados, fueron sepultados con Cristo. Y resucitaron con él, porque confiaron en el poder de Dios. 13 Antes, ustedes estaban muertos, pues eran pecadores y no formaban parte del pueblo de Dios. Pero ahora Dios les ha dado vida junto con Cristo, y les ha perdonado todos sus pecados. 14 La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero Dios le puso fin por medio de la muerte de Cristo en la cruz. 15 Dios les quitó el poder a los espíritus que tienen autoridad, y por medio de Cristo los humilló delante de todos, al pasearlos como prisioneros en su desfile victorioso.
16 No dejen que nadie los critique por lo que comen o beben, o porque no celebran ciertas fiestas ni respetan los días de luna nueva o de descanso. 17 Todo eso no era más que la sombra engañosa de lo que estaba por venir. Lo real y verdadero es Cristo. 18 Así que no dejen que nadie los condene, y menos esa gente que adora a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que ven visiones, pero mienten. Sus pensamientos los llenan de orgullo, pero sólo piensan cosas malas. 19 Esa gente no está unida a Cristo, que es quien gobierna a la iglesia y quien le da más y más fuerzas. Cristo le da a la iglesia todo lo que necesita, y une a todos sus miembros de acuerdo con el plan de Dios.
Vivir como Dios quiere
20 Ustedes están unidos a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los espíritus que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué se comportan como si todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen 21 «no toquen esto», «no coman eso», «no prueben aquello»? 22 Esas reglas no son más que enseñanzas humanas, que con el tiempo van perdiendo su valor. 23 No se puede negar que son útiles, porque enseñan acerca de la conducta religiosa, la humildad y el dominio del cuerpo. Pero lo cierto es que no ayudan a combatir los malos deseos de nuestra naturaleza humana.
Dios cuida y guía a su pueblo
SALMO 78 (77)
Himno de Asaf.
78 Pueblo mío,
escucha mis enseñanzas;
atiende a mis palabras.
2 Te hablaré por medio de ejemplos,
y te explicaré los misterios del pasado.
3 Son cosas que ya conocemos
pues nuestros padres nos las contaron.
4 Pero nuestros hijos deben conocerlas;
debemos hablarles a nuestros nietos
del poder de Dios
y de sus grandes acciones;
¡de las maravillas que puede realizar!
5 Dios fijó una ley permanente
para su pueblo Israel,
y a nuestros abuelos les ordenó
instruir en ella a sus hijos,
6 para que ellos, a su vez,
nos instruyeran a nosotros
y a las futuras generaciones
que todavía no han nacido.
7 Así confiaremos en Dios,
tendremos presentes sus grandes hechos
y cumpliremos sus mandamientos.
8 Así no seremos rebeldes,
como lo fueron nuestros abuelos:
tan malvados eran sus pensamientos
que Dios no podía confiar en ellos.
9 Los israelitas eran buenos guerreros,
pero se acobardaron
y no entraron en batalla.
10 No cumplieron su compromiso con Dios,
ni siguieron sus enseñanzas.
11-12 Cuando estaban en Egipto,
en la región de Soan,
vieron las grandes maravillas
que Dios realizó ante sus ojos,
pero no las tomaron en cuenta.
13 Dios partió el mar en dos,
y para que ellos pudieran cruzar,
mantuvo las aguas firmes como paredes.
14 De día, los guiaba con una nube;
de noche, los alumbraba con un fuego.
15-16 Cuando llegaron al desierto,
Dios partió en dos una piedra;
¡de ella hizo que brotaran
verdaderos torrentes de agua,
y así apagaron su sed!
17 Pero nuestros abuelos
volvieron a pecar contra Dios:
¡en pleno desierto se pusieron
en contra del Dios altísimo!
18 Se les metió en la cabeza
poner a Dios a prueba,
y le pidieron comida a su antojo.
19 Hablaron mal de Dios,
y hasta llegaron a decir:
«Aquí en el desierto
Dios no puede darnos de comer.
20 Es verdad que golpeó una piedra
y que hizo que brotaran
grandes torrentes de agua,
¡pero no podrá alimentarnos!
¡No va a poder darnos carne!»
21 Cuando Dios oyó lo que decían,
se encendió su enojo contra ellos,
22 pues no confiaron en él
ni creyeron que podría ayudarlos.
23-24 Dios, desde el alto cielo,
les dio una orden a las nubes,
y del cielo llovió comida:
Dios les dio a comer maná,
que es el pan del cielo.
25 Dios les mandó mucha comida,
y aunque eran gente insignificante
comieron como los ángeles.
26 Luego, con su poder
Dios hizo que desde el cielo
soplaran vientos encontrados.
27 ¡Dios hizo que les lloviera carne
como si les lloviera polvo!
¡Les mandó nubes de pájaros,
tantos como la arena del mar!
28 Dios dejó caer esos pájaros
dentro y fuera del campamento,
29 y la gente se hartó de comer,
pues Dios les cumplió su capricho.
30 No les duró mucho el gusto:
todavía tenían la comida en la boca
31 cuando Dios se enojó contra ellos.
¡Les quitó la vida
a sus hombres más fuertes!
¡Hirió de muerte
a los mejores israelitas!
26 Una respuesta sincera
es tan dulce como un beso.
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