The Daily Audio Bible
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24 Luego Jeremías les dijo a todos, incluidas las mujeres: «Escuchen este mensaje del Señor, todos ustedes ciudadanos de Judá que viven en Egipto. 25 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Ustedes y sus esposas han dicho: ‘Guardaremos nuestras promesas de quemar incienso y derramar ofrendas líquidas a la reina del cielo’ y por sus hechos han demostrado que hablaban en serio. ¡Así que vayan, cumplan sus promesas y votos a ella!”.
26 »Sin embargo, escuchen este mensaje del Señor todos ustedes, los judíos que ahora viven en Egipto: “He jurado por mi gran nombre—dice el Señor—que mi nombre ya no será pronunciado por ningún judío en la tierra de Egipto. Ninguno de ustedes podrá invocar mi nombre ni usar el siguiente juramento: ‘Tan cierto como que el Señor Soberano vive’. 27 Pues los vigilaré para traerles desastre y no bien. Todos los de Judá que ahora viven en Egipto sufrirán guerra y hambre hasta que todos mueran. 28 Solo un pequeño número escapará de morir y regresará a Judá desde Egipto. ¡Entonces todos los que vinieron a Egipto sabrán cuáles palabras son verdad: las mías o las de ellos!
29 »”Esta es la prueba que les doy—dice el Señor—de que se cumplirán todas mis amenazas y de que aquí en esta tierra los castigaré”. 30 Esto dice el Señor: “Yo entregaré al faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, quienes desean su muerte, así como entregué al rey Sedequías de Judá en manos de Nabucodonosor[a] de Babilonia”».
Mensaje para Baruc
45 El profeta Jeremías le dio un mensaje a Baruc, hijo de Nerías, en el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías,[b] después que Baruc escribió todo lo que Jeremías le había dictado. Le dijo: 2 «Baruc, esto te dice el Señor, Dios de Israel: 3 “Tú has dicho: ‘¡Estoy repleto de dificultades! ¿No he sufrido ya lo suficiente? ¡Y ahora el Señor ha añadido más! Estoy agotado de tanto gemir y no encuentro descanso’”.
4 »Baruc, esto dice el Señor: “Destruiré esta nación que construí; arrancaré lo que planté. 5 ¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Yo traeré un gran desastre sobre todo este pueblo; pero a ti te daré tu vida como recompensa dondequiera que vayas. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».
Mensajes para las naciones
46 El profeta Jeremías recibió del Señor los siguientes mensajes con relación a las naciones extranjeras.
Mensajes acerca de Egipto
2 En el cuarto año del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, se dio este mensaje con relación a Egipto. Fue en ocasión de la batalla de Carquemis[c] cuando Nabucodonosor[d] de Babilonia venció al faraón Necao, rey de Egipto y a su ejército, junto al río Éufrates.
3 «¡Preparen sus escudos
y avancen a la batalla!
4 Ensillen los caballos,
y monten los sementales.
Tomen sus posiciones
y pónganse los cascos.
Afilen las lanzas
y preparen sus armaduras.
5 Pero ¿qué es lo que veo?
El ejército egipcio huye aterrorizado.
Sus hombres de guerra más valientes corren
sin mirar atrás.
A cada paso se llenan de terror
—dice el Señor—.
6 El corredor más veloz no puede huir;
los guerreros más poderosos no pueden escapar.
En el norte, junto al río Éufrates,
tropiezan y caen.
7 »¿Quién es este que se levanta como el Nilo en tiempos de crecida
e inunda toda la tierra?
8 Es el ejército egipcio
que inunda toda la tierra,
y se jacta de que cubrirá toda la tierra como un diluvio,
destruyendo ciudades y sus habitantes.
9 ¡A la carga, caballos y carros de guerra;
ataquen, poderosos guerreros de Egipto!
¡Vengan, todos ustedes aliados de Etiopía, Libia y Lidia[e]
que son hábiles con el escudo y el arco!
10 Pues este es el día del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales,
día para vengarse de sus enemigos.
La espada devorará hasta quedar satisfecha,
¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes!
El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio
en la tierra del norte, junto al río Éufrates.
11 »Sube a Galaad en busca de medicina,
¡oh hija virgen de Egipto!
Pero tus muchos tratamientos
no te devolverán la salud.
12 Las naciones han oído de tu vergüenza.
La tierra está llena de tus gritos de desesperación.
Tus guerreros más poderosos chocarán unos contra otros
y caerán juntos».
13 Entonces el profeta Jeremías recibió del Señor el siguiente mensaje acerca de los planes de Nabucodonosor para atacar Egipto.
14 «¡Grítenlo en Egipto!
¡Publíquenlo en las ciudades de Migdol, Menfis[f] y Tafnes!
Movilícense para la batalla,
porque la espada devorará a todos los que están a su alrededor.
15 ¿Por qué han caído sus guerreros?
No pueden mantenerse de pie porque el Señor los derribó.
16 Tropiezan y caen unos sobre otros
y se dicen entre sí:
“Vamos, volvamos a nuestra gente,
a la tierra donde nacimos.
¡Huyamos de la espada del enemigo!”.
17 Allí dirán:
“¡El faraón, rey de Egipto, es un bocón
que perdió su oportunidad!”.
18 »Tan cierto como que yo vivo—dice el Rey,
cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales—,
¡alguien viene contra Egipto
que es tan alto como el monte Tabor
o como el monte Carmelo junto al mar!
19 ¡Hagan las maletas! ¡Prepárense para ir al destierro,
ustedes ciudadanos de Egipto!
La ciudad de Menfis será destruida;
quedará sin un solo habitante.
20 Egipto es tan hermoso como una novilla,
¡pero el tábano del norte ya está en camino!
21 Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados.
Ellos también se darán vuelta y huirán,
porque este es el día del gran desastre para Egipto,
un momento de enorme castigo.
22 Egipto huye, silencioso como serpiente que se desliza.
Los soldados invasores avanzan;
se enfrentan a ella con hachas como si fueran leñadores.
23 Cortarán a su pueblo como se talan los árboles—dice el Señor—,
porque son más numerosos que las langostas.
24 Egipto será humillado;
será entregado en manos de la gente del norte».
25 El Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: «Castigaré a Amón, el dios de Tebas[g] y a todos los demás dioses de Egipto. Castigaré a sus gobernantes y al faraón también, y a todos los que confían en él. 26 Los entregaré en manos de los que buscan matarlos, al rey Nabucodonosor de Babilonia y a su ejército. Sin embargo, después la tierra se recuperará de los estragos de la guerra. ¡Yo, el Señor, he hablado!
27 »Pero no temas, mi siervo Jacob;
no te desalientes, Israel.
Pues los traeré de regreso a casa desde tierras lejanas,
y tus hijos regresarán del destierro.
Israel[h] regresará a vivir en paz y tranquilidad,
y nadie los atemorizará.
28 No temas, mi siervo Jacob,
porque yo estoy contigo—dice el Señor—.
Destruiré por completo a las naciones donde te envié al destierro,
pero no te destruiré a ti por completo.
Te disciplinaré, pero con justicia;
no puedo dejarte sin castigo».
Mensaje acerca de Filistea
47 Este es el mensaje que el profeta Jeremías recibió del Señor acerca de los filisteos de Gaza, antes de que la ciudad fuera conquistada por el ejército egipcio. 2 Esto dice el Señor:
«Del norte viene un diluvio
que inundará la tierra.
Destruirá la tierra y todo lo que hay en ella,
tanto las ciudades como sus habitantes.
La gente gritará de terror,
y todos en la tierra gemirán.
3 Escuchen el ruido de los cascos de los caballos
y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra al pasar.
Los padres aterrorizados corren desesperados;
ni siquiera miran hacia atrás para ver a sus hijos indefensos.
4 »Ha llegado el momento de destruir a los filisteos,
junto con sus aliados de Tiro y Sidón.
Sí, el Señor está destruyendo a los pocos que quedan de los filisteos,
a esos colonos de la isla de Creta.[i]
5 Gaza será humillada, su cabeza rapada;
Ascalón quedará en silencio.
Ustedes, los que quedan de las costas mediterráneas,[j]
¿hasta cuándo se harán cortaduras en el cuerpo en señal de duelo?
6 »Oh espada del Señor,
¿cuándo volverás a descansar?
Vuelve a tu vaina;
descansa y mantente quieta.
7 »¿Pero cómo se mantendrá quieta
cuando el Señor la ha enviado en una misión?
Pues la ciudad de Ascalón
y el pueblo que vive junto al mar
deben ser destruidos».
22 Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.
23 Te repito: no te metas en discusiones necias y sin sentido que solo inician pleitos. 24 Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos, capaz de enseñar y paciente con las personas difíciles. 25 Instruye con ternura a los que se oponen a la verdad. Tal vez Dios les cambie el corazón, y aprendan la verdad. 26 Entonces entrarán en razón y escaparán de la trampa del diablo. Pues él los ha tenido cautivos, para que hagan lo que él quiere.
Peligros de los últimos días
3 Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. 2 Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. 3 No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. 4 Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. 5 Actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos!
6 Pues son de los que se las ingenian para meterse en las casas de otros y ganarse la confianza de[a] mujeres vulnerables que cargan con la culpa del pecado y están dominadas por todo tipo de deseos. 7 (Dichas mujeres siempre van detrás de nuevas enseñanzas pero jamás logran entender la verdad). 8 Estos «maestros» se oponen a la verdad, tal como Janes y Jambres se opusieron a Moisés. Tienen la mente depravada, y una fe falsa; 9 pero no se saldrán con la suya por mucho tiempo. Algún día, todos se darán cuenta de lo tontos que son, tal como pasó con Janes y Jambres.
Encargo de Pablo a Timoteo
10 Pero tú, Timoteo, sabes muy bien lo que yo enseño y cómo vivo y cuál es el propósito de mi vida. También conoces mi fe, mi paciencia, mi amor y mi constancia. 11 Sabes cuánta persecución y sufrimiento he soportado, y cómo fui perseguido en Antioquía, Iconio y Listra; pero el Señor me rescató de todo eso. 12 Es cierto, y todo el que quiera vivir una vida de sumisión a Dios en Cristo Jesús sufrirá persecución; 13 pero los malos y los impostores serán cada vez más fuertes. Engañarán a otros, y ellos mismos serán engañados.
14 Pero tú debes permanecer fiel a las cosas que se te han enseñado. Sabes que son verdad, porque sabes que puedes confiar en quienes te las enseñaron. 15 Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. 17 Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.
94 Oh Señor, Dios de venganza,
oh Dios de venganza, ¡haz que tu gloriosa justicia resplandezca!
2 Levántate, oh Juez de la tierra;
dales su merecido a los orgullosos.
3 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Hasta cuándo los perversos tendrán permiso para regodearse?
4 ¿Hasta cuándo hablarán con arrogancia?
¿Hasta cuándo se jactarán estos malvados?
5 Aplastan a tu pueblo, Señor;
lastiman a los que llamas tuyos.
6 Matan a las viudas y a los extranjeros,
y asesinan a los huérfanos.
7 «El Señor no está mirando—dicen—,
y además, al Dios de Israel[a] no le importa».
8 ¡Piénsenlo mejor, necios!
¿Cuándo por fin se darán cuenta?
9 El que les hizo los oídos, ¿acaso es sordo?
El que les formó los ojos, ¿acaso es ciego?
10 Él castiga a las naciones, ¿acaso no los castigará a ustedes?
Él todo lo sabe, ¿acaso no sabe también lo que ustedes hacen?
11 El Señor conoce los pensamientos de la gente;
¡sabe que no valen nada!
12 Felices aquellos a quienes tú disciplinas, Señor,
aquellos a los que les enseñas tus instrucciones.
13 Los alivias en tiempos difíciles
hasta que se cave un pozo para capturar a los malvados.
14 El Señor no rechazará a su pueblo;
no abandonará a su posesión más preciada.
15 El juicio volverá a basarse en la justicia,
y los de corazón íntegro la procurarán.
16 ¿Quién me protegerá de los perversos?
¿Quién me defenderá de los malvados?
17 Si el Señor no me hubiera ayudado,
pronto me habría quedado en el silencio de la tumba.
18 Clamé: «¡Me resbalo!»,
pero tu amor inagotable, oh Señor, me sostuvo.
19 Cuando mi mente se llenó de dudas,
tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
20 ¿Acaso pueden los líderes injustos afirmar que Dios está de su lado,
los líderes cuyos decretos permiten la injusticia?
21 Se unen contra los justos
y condenan a muerte a los inocentes.
22 Pero el Señor es mi fortaleza;
mi Dios es la roca poderosa donde me escondo.
23 Dios hará que los pecados de los malvados se tornen contra ellos;
los destruirá por sus pecados.
El Señor nuestro Dios los destruirá.
6 Confiarle a un necio que lleve un mensaje
¡es como cortarse los pies o tomar veneno!
7 Un proverbio en boca de un necio
es tan inútil como una pierna paralizada.
8 Honrar a un necio
es tan absurdo como atar la piedra a la honda.
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