The Daily Audio Bible
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Alef:
3 Yo soy un hombre que ve aflicción en la vara de su enojo.
Alef:
2 Me guió y me llevó en tinieblas, mas no en luz.
Alef:
3 Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
Bet:
4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos.
Bet:
5 Edificó contra mí, y me cercó de tósigo y de trabajo.
Bet:
6 Me asentó en oscuridades, como los muertos para siempre.
Guímel:
7 Me cercó de seto, y no saldré; agravó mis grillos.
Guímel:
8 Aun cuando clamé y di voces, cerró mi oración.
Guímel:
9 Cercó de seto mis caminos a piedra tajada, torció mis senderos.
Dálet:
10 Oso que acecha fue para mí, como león en escondrijos.
Dálet:
11 Torció mis caminos, y me despedazó; me tornó asolado.
Dálet:
12 Su arco entesó, y me puso como blanco a la saeta.
He:
13 Hizo entrar en mis riñones las saetas de su aljaba.
He:
14 Fui escarnio a todo mi pueblo, canción de ellos todos los días.
He:
15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjo.
Vau:
16 Me quebró los dientes con cascajo, me cubrió de ceniza.
Vau:
17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien.
Vau:
18 Y dije: Pereció mi fortaleza, y mi esperanza del SEÑOR.
Zain:
19 Acuérdate de mi aflicción y de mi lloro, del ajenjo y de la hiel.
Zain:
20 Lo tendrá aún en memoria mi alma, porque en mí está humillada.
Zain:
21 Esto reduciré a mi corazón, por tanto esperaré.
Chet:
22 Es por las misericordias del SEÑOR que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Chet:
23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fe.
Chet:
24 Mi parte es el SEÑOR, dijo mi alma; por tanto a él esperaré.
Tet:
25 Bueno es el SEÑOR a los que en él esperan, al alma que le buscare.
Tet:
26 Bueno es esperar callando en la salvación del SEÑOR.
Tet:
27 Bueno es al varón, si llevare el yugo desde su juventud.
Yod:
28 Se sentará solo, y callará, porque lo llevó sobre sí.
Yod:
29 Pondrá su boca en el polvo, si por ventura habrá esperanza.
Yod:
30 Dará la mejilla al que le hiriere; se llenará de afrenta.
Cof:
31 Porque el Señor no desechará para siempre;
Cof:
32 Antes si afligiere, también se compadecerá según la multitud de sus misericordias.
Cof:
33 Porque no aflige ni acongoja de su corazón a los hijos de los hombres.
Lámed:
34 Para desmenuzar debajo de sus pies todos los encarcelados de la tierra,
Lámed:
35 Para hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo,
Lámed:
36 Para trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo sabe.
Mem:
37 ¿Quién será aquel que diga, que vino algo que el Señor no mandó?
Mem:
38 ¿De la boca del Altísimo no saldrá malo ni bueno?
Mem:
39 ¿Por qué tiene dolor el hombre viviente, el hombre en su pecado?
Nun:
40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos al SEÑOR.
Nun:
41 Levantemos nuestros corazones con las manos a Dios en los cielos.
Nun:
42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; por tanto tú no perdonaste.
Sámec:
43 Desplegaste la ira, y nos perseguiste; mataste, no perdonaste.
Sámec:
44 Te cubriste de nube, para que no pasara la oración nuestra.
Sámec:
45 Raedura y abominación nos tornaste en medio de los pueblos.
Pe:
46 Todos nuestros enemigos abrieron sobre nosotros su boca.
Pe:
47 Temor y lazo fue para nosotros, asolamiento y quebrantamiento.
Pe:
48 Ríos de aguas echan mis ojos, por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
Ayin:
49 Mis ojos destilan, y no cesan, porque no hay alivio,
Ayin:
50 Hasta que el SEÑOR mire y vea desde los cielos.
Ayin:
51 Mis ojos contristaron mi alma, por todas las hijas de mi ciudad.
Tsade:
52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin razón.
Tsade:
53 Ataron mi vida en mazmorra, pusieron piedra sobre mí.
Tsade:
54 Aguas de avenida vinieron sobre mi cabeza; yo dije: muerto soy.
Cof:
55 Invoqué tu nombre, oh SEÑOR, desde la cárcel profunda.
Cof:
56 Oíste mi voz; no escondas tu oído a mi clamor, para mi respiro.
Cof:
57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.
Resh:
58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.
Resh:
59 Tú has visto, oh SEÑOR, mi sinrazón; pleitea mi causa.
Resh:
60 Tú has visto toda su venganza; todos sus pensamientos contra mí.
Sin:
61 Tú has oído la afrenta de ellos, oh SEÑOR, todas sus maquinaciones contra mí;
Sin:
62 Los dichos de los que se levantaron contra mí, y su designio contra mí todo el día.
Sin:
63 Su sentarse, y su levantarse mira; yo soy su canción.
Tau:
64 Dales el pago, oh SEÑOR, según la obra de sus manos.
Tau:
65 Dales ansia de corazón, tu maldición a ellos.
Tau:
66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh SEÑOR.
1 ¶ Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó por heredero de todo, por el cual asimismo hizo los siglos;
3 el cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas,
4 ¶ hecho tanto más excelente que los ángeles, por cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos.
5 Porque ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, hoy yo te he engendrado, Y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí Hijo?
6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en la redondez de la tierra, dice: Y adórenlo todos los Angeles de Dios.
7 Y ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego.
8 Mas al Hijo: Tu trono, oh DIOS; por el siglo del siglo; vara de equidad la vara de tu Reino;
9 amaste la justicia, y aborreciste la maldad; por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros.
10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra; y los cielos son obras de tus manos;
11 ellos perecerán, mas tú eres permanente; y todos ellos se envejecerán como una vestidura;
12 y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años nunca se acabarán.
13 Pues, ¿A cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
14 ¿No son todos espíritus servidores, enviados en servicio por amor de los que son los herederos de la salud?
Oración del pobre en espíritu, cuando estuviere atormentado, y delante del SEÑOR derramare su queja.
1 SEÑOR, oye mi oración, y venga mi clamor a ti.
2 No escondas de mí tu rostro; en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; el día que te invocare, apresúrate a responderme.
3 Porque mis días se han consumido como humo; y mis huesos son quemados como en hogar.
4 Mi corazón fue herido, y se secó como la hierba; por lo cual me olvidé de comer mi pan.
5 Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
6 Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades.
7 Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.
8 Cada día me afrentan mis enemigos; los que se enfurecen contra mí, se han conjurado contra mí.
9 Por lo cual como la ceniza a manera de pan, y mi bebida mezclo con lloro,
10 a causa de tu enojo y de tu ira; porque me alzaste, y me arrojaste.
11 Mis días son como la sombra que se va; y me he secado como la hierba.
12 ¶ Mas tú, SEÑOR, para siempre permanecerás, y tu memoria de generación y generación.
13 Tú levantándote, tendrás misericordia de Sion; porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo es llegado.
14 Porque tus esclavos amaron sus piedras, y del polvo de ella tuvieron compasión.
15 Entonces temerán los gentiles el Nombre del SEÑOR, y todos los reyes de la tierra tu gloria;
16 por cuanto el SEÑOR habrá edificado a Sion, y será visto en su gloria;
17 habrá mirado a la oración de los solitarios y menesterosos, y no habrá desechado el ruego de ellos.
18 Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que se criará, alabará a JAH.
19 Porque miró de lo alto de su santuario; el SEÑOR miró de los cielos a la tierra,
20 para oír el gemido de los presos, para soltar a los hijos de muerte;
21 para que cuenten en Sion el Nombre del SEÑOR, y su alabanza en Jerusalén,
22 cuando los pueblos se congregaren en uno, y los reinos, para servir al SEÑOR.
23 ¶ El afligió mi fuerza en el camino; acortó mis días.
24 Dije: Dios mío, no me cortes en el medio de mis días; por generación de generaciones son tus años.
25 Tú fundaste la tierra antiguamente, y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos perecerán, y tú permanecerás; y todos ellos como un vestido se envejecerán; como una ropa de vestir los mudarás, y serán mudados;
27 mas tú eres el mismo, y tus años no se acabarán.
28 Los hijos de tus esclavos habitarán, y su simiente será afirmada delante de ti.
21 El carbón para brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda.
22 Las palabras del chismoso parecen blandas; mas ellas entran hasta lo secreto del vientre.
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