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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Daniel 4

Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones, y lenguas, que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:

Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique.

¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su Reino, Reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación.

Yo Nabucodonosor estaba quieto en mi casa, y floreciente en mi palacio.

Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.

Por lo cual yo puse mandamiento para hacer venir delante de mí todos los sabios de Babilonia, que me mostraran la declaración del sueño.

Y vinieron magos, astrólogos, caldeos, y adivinos; y dije el sueño delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración;

hasta tanto que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltasar, que cuando lo nombro me parece que nombro a mi dios, y en el cual hay espíritu del santo Dios, y dije el sueño delante de él, diciendo:

Beltasar, príncipe de los sabios, ya que he entendido que hay en ti espíritu del santo Dios, y que ningún misterio se te esconde, dime las visiones de mi sueño que he visto, y su declaración.

10 Las visiones de mi cabeza en mi cama eran: Me parecía que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.

11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.

12 Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y toda carne se mantenía de él.

13 Veía en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aquí que un centinela y santo descendía del cielo.

14 Y clamaba fuertemente y decía así: Cortad el árbol, y desmochad sus ramas, derribad su copa, y derramad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.

15 Mas el tronco de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce quede atado en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias en la hierba de la tierra.

16 Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.

17 Por sentencia de los centinelas se acuerda el negocio, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.

18 Yo el rey Nabucodonosor vi este sueño. Tú pues, Beltasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque hay en ti espíritu del santo Dios.

19 Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban. El rey entonces habló, y dijo: Beltasar, el sueño ni su declaración te espanten. Respondió Beltasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.

20 El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;

21 y cuya copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos había mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,

22 tú mismo eres, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.

23 Y en cuanto a lo que vio el rey, un centinela y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas el tronco de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de bronce quede atado en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos:

24 Esta es la declaración, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre el rey mi señor:

25 que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que a quien él quisiere lo dará.

26 Y lo que dijeron, que dejaran en la tierra el tronco de las raíces del mismo árbol; tu reino se te quedará firme, para que entiendas que el señorío es en los cielos.

27 Por tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias de los pobres: he aquí la medicina de tu pecado.

28 Todo vino sobre el rey Nabucodonosor.

29 Al cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,

30 habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi fortaleza, y para gloria de mi grandeza?

31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; El reino es traspasado de ti;

32 y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y a quien él quisiere lo dará.

33 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves.

34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es sempiterno, y su Reino por todas las edades.

35 Y todos los moradores de la tierra por nada son contados; y en el ejército del cielo, y en los moradores de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe con su mano, y le diga: ¿Qué haces?

36 En el mismo tiempo mi sentido me fue vuelto, y torné a la majestad de mi reino; mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fui restituido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.

37 Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y a los que andan con soberbia, puede humillar.

2 Pedro 1

¶ Simón Pedro, esclavo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo:

Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús.

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos son dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud,

por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fuerais hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia.

¶ Vosotros también, poniendo toda diligencia en esto mismo, mostrad en vuestra fe, virtud; y en la virtud, ciencia;

y en la ciencia, templanza; y en la templanza, paciencia; y en la paciencia, temor de Dios;

y en el temor de Dios, amor fraternal; y en el amor fraternal, caridad.

Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Pero el que no tiene estas cosas, es ciego, y anda tentando el camino con la mano, habiendo olvidado de la purgación de sus antiguos pecados.

10 Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

11 Porque de esta manera os será abundantemente administrada la entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

12 ¶ Por esto, yo no dejaré de amonestaros siempre de estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.

13 Porque tengo por justo, (en tanto que estoy en este tabernáculo), de incitaros con amonestación,

14 sabiendo que brevemente tengo que dejar este mi tabernáculo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.

15 También yo procuraré con diligencia, que después de mi fallecimiento, vosotros podáis tener memoria de estas cosas.

16 ¶ Porque nosotros no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor, Jesucristo, siguiendo fábulas por arte compuestas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

17 Porque él había recibido de Dios el Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él enviada de la magnífica gloria: Este es el amado Hijo mío, en el cual yo me he agradado.

18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente con él en el Monte Santo.

19 ¶ Tenemos también la palabra de los profetas más firme, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación;

21 porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.

Salmos 119:97-112

97 ¶ MEM ¡Cuánto he amado tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque me son eternos.

99 Más que todos mis enseñadores he entendido; porque tus testimonios han sido mi meditación.

100 He entendido más que los ancianos, porque he guardado tus mandamientos.

101 De todo mal camino detuve mis pies, para guardar tu palabra.

102 De tus juicios no me aparté; porque tú me enseñaste.

103 ¡Cuán dulces han sido a mi paladar tus dichos! Más que la miel a mi boca.

104 De tus mandamientos he adquirido entendimiento; por tanto he aborrecido todo camino de mentira.

105 ¶ NUN Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbre a mi camino.

106 Juré y ratifiqué el guardar los juicios de tu justicia.

107 Afligido estoy en gran manera; oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu palabra.

108 Te ruego, oh SEÑOR, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca; y enséñame tus juicios.

109 De continuo está mi alma en mi mano; mas no me he olvidado de tu ley.

110 Me pusieron lazo los impíos; pero yo no me desvié de tus mandamientos.

111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre; porque son el gozo de mi corazón.

112 Mi corazón incliné a poner por obra tus estatutos de continuo, hasta el fin.

Proverbios 28:17-18

17 ¶ El hombre que hace violencia con sangre de persona, huirá hasta el sepulcro, y nadie le sustentará.

18 ¶ El que camina en integridad, será salvo; mas el de perversos caminos caerá en alguno.

Biblia del Jubileo (JBS)

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