Bible in 90 Days
8 y Jehová le respondió:
«Hazte una serpiente ardiente y ponla sobre una asta; cualquiera que sea mordido y la mire, vivirá.»
9 Hizo Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y vivía.
Los israelitas rodean la tierra de Moab
10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 11 Luego partieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, hacia el nacimiento del sol. 12 Partieron de allí y acamparon en el valle de Zered. 13 De allí partieron y acamparon al otro lado del Arnón, que está en el desierto y que sale del territorio del amorreo, pues el Arnón sirve de límite entre Moab y el amorreo. 14 Por eso se dice en el libro de las batallas de Jehová:
«Lo que hizo en el Mar Rojo
y en los arroyos del Arnón;
15 y a la corriente de los arroyos
que va a parar en Ar
y descansa en el límite de Moab.»
16 De allí pasaron a Beer: éste es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: «Reúne al pueblo, y les daré agua.» 17 Entonces, entonó Israel este cántico:
«¡Sube, pozo! ¡A él cantad!
18 Pozo que cavaron los señores,
que cavaron los príncipes del pueblo,
con sus cetros, con sus bastones.»
Del desierto fueron a Matana, 19 de Matana a Nahaliel, de Nahaliel a Bamot, 20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre del Pisga, que mira hacia el desierto.
Derrota de Sehón, rey amorreo(A)
21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón, rey de los amorreos, con este mensaje: 22 «Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados ni por las viñas, ni beberemos las aguas de los pozos. Por el camino real iremos, hasta que atravesemos tu territorio.»
23 Pero Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, llegó a Jahaza y allí peleó contra Israel. 24 Israel lo hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, hasta los límites de los hijos de Amón, porque la frontera de los hijos de Amón estaba fortificada. 25 Tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas. 26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, el cual había estado en guerra antes con el rey de Moab, y le había quitado todo su territorio hasta el Arnón. 27 Por eso dicen los proverbistas:
«¡Venid a Hesbón! ¡Que sea reedificada!
Que sea restaurada la ciudad de Sehón.
28 Porque fuego ha salido de Hesbón,
y llama de la ciudad de Sehón,
que consumió a Ar de Moab,
a los señores de las alturas del Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
¡Pereciste, pueblo de Quemos!
Fueron puestos en fuga sus hijos,
y sus hijas en cautividad,
por Sehón, rey de los amorreos.
30 Mas devastamos su reino;
pereció Hesbón hasta Dibón,
y destruimos hasta Nofa y Medeba.»
Israel derrota a Og, rey de Basán(B)
31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo. 32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas y echaron al amorreo que estaba allí. 33 Después volvieron y subieron camino de Basán. Salió contra ellos Og, rey de Basán, junto con toda su gente, para pelear en Edrei. 34 Entonces Jehová dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque en tus manos lo he entregado, a él con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.»
35 Así lo hirieron a él, a sus hijos y a toda su gente, sin que quedara uno con vida, y se apoderaron de su tierra.
Balac manda llamar a Balaam
22 Partieron los hijos de Israel y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
2 Vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo, 3 y sintió Moab un gran temor por aquel pueblo, pues era muy numeroso. Se angustió Moab a causa de los hijos de Israel, 4 y dijo a los ancianos de Madián: «Ahora esta gente va a devorar todos nuestros contornos, como devora el buey la grama del campo.»
Balac hijo de Zipor, que entonces era rey de Moab, 5 envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamaran, diciendo: «Un pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra y se ha establecido frente a mí. 6 Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito quedará.»
7 Partieron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en sus manos. Llegaron a Balaam y le comunicaron las palabras de Balac. 8 Balaam les respondió:
—Reposad aquí esta noche, y yo os responderé según Jehová me hable.
Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. 9 Entonces se le apareció Dios a Balaam y le preguntó:
—¿Quiénes son estos que están contigo?
10 Balaam respondió a Dios:
—Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11 “Este pueblo que ha salido de Egipto cubre toda la tierra. Ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo.”
12 Entonces dijo Dios a Balaam:
—No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque bendito es.
13 Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac:
—Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros.
14 Los príncipes de Moab se levantaron, regresaron a donde estaba Balac y le dijeron:
—Balaam no quiso venir con nosotros.
15 Otra vez volvió Balac a enviar príncipes, en mayor número y más honorables que los otros, 16 los cuales fueron a ver a Balaam y le dijeron:
—Así dice Balac hijo de Zipor: “Te ruego que no dejes de venir a mí, 17 pues sin duda te honraré mucho y haré todo lo que me digas. Ven, pues, ahora, y maldíceme a este pueblo.”
18 Balaam respondió a los siervos de Balac:
—Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová, mi Dios, para hacer cosa chica ni grande. 19 Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová.
20 Y se le apareció Dios a Balaam de noche, y le dijo:
«Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.»
El ángel y el asna de Balaam
21 Balaam se levantó por la mañana, ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab.
22 Pero la ira de Dios se encendió porque él iba, y el ángel de Jehová se puso en el camino como un adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. 23 Cuando el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con la espada desnuda en la mano, se apartó del camino y se fue por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. 24 Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 25 Al ver el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam. Él volvió a azotarla. 26 El ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en un sendero angosto donde no había camino para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 27 Cuando el asna vio al ángel de Jehová, se echó al suelo debajo de Balaam. Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 28 Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam:
—¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?
29 —Porque te has burlado de mí —respondió Balaam al asna—. ¡Si tuviera una espada en mi mano, ahora mismo te mataría!
30 El asna dijo a Balaam:
—¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo?
—No —respondió él.
31 Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, que vio al ángel de Jehová en medio del camino, con la espada desnuda en la mano. Balaam hizo una reverencia y se postró sobre su rostro. 32 El ángel de Jehová le dijo:
—¿Por qué has azotado a tu asna estas tres veces? Yo soy el que ha salido a resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 33 El asna me ha visto y se ha apartado de mí estas tres veces. Y si de mí no se hubiera apartado, ya te hubiera matado a ti, y a ella la habría dejado viva.
34 Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová:
—He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; pero ahora, si te parece mal, yo regresaré.
35 Pero el ángel de Jehová respondió a Balaam:
—Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, ésa hablarás.
Así Balaam se fue con los príncipes de Balac.
36 Cuando Balac oyó que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, en los confines de su territorio. 37 Y Balac dijo a Balaam:
—¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido ante mí? ¿No puedo yo honrarte?
38 Balaam respondió a Balac:
—Mira, ya he venido ante ti; pero ¿podré ahora decir alguna cosa? La palabra que Dios ponga en mi boca, ésa hablaré.
39 Luego fue Balaam con Balac, y llegaron a Quiriat-huzot. 40 Balac hizo matar bueyes y ovejas, y lo envió a Balaam y a los príncipes que estaban con él.
Balaam bendice a Israel
41 Al día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio una parte del pueblo.
23 Balaam dijo a Balac:
—Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
2 Balac hizo como le dijo Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.
3 Luego Balaam dijo a Balac:
—Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová salga a mi encuentro, y cualquier cosa que me muestre, te la haré saber.
Y se fue a un monte descubierto. 4 Entonces vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo:
—Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
5 Jehová puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo:
—Vuelve donde está Balac y comunícale lo que yo te he dicho.
6 Volvió a él y lo halló junto a su holocausto, acompañado de todos los príncipes de Moab. 7 Entonces Balaam pronunció esta profecía:
«De Aram me trajo Balac,
rey de Moab, desde los montes del oriente.
“¡Ven, maldíceme a Jacob;
ven, execra a Israel!”
8 ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
9 Porque desde la cumbre de las peñas puedo verlo,
desde los collados puedo mirarlo;
es un pueblo que habita confiado
y no se cuenta entre las naciones.
10 ¿Quién contará el polvo de Jacob
o el número de la cuarta parte de Israel?
Que muera yo la muerte de los rectos
y mi fin sea como el suyo.»
11 Entonces Balac dijo a Balaam:
—¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y tú has proferido bendiciones.
12 Él respondió y dijo:
—¿No debo cuidarme de decir lo que Jehová ponga en mi boca?
13 Entonces dijo Balac:
—Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas, si no a todos, por lo menos a una parte de ellos, y desde allí me los maldecirás.
14 Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga. Allí edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 15 Entonces Balaam dijo a Balac:
«Ponte aquí, junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí.»
16 Jehová salió al encuentro de Balaam, puso una palabra en su boca, y le dijo:
«Vuelve donde está Balac, y dile así.»
17 Volvió a él y lo halló junto a su holocausto, acompañado de los príncipes de Moab. Balac le preguntó:
«¿Qué ha dicho Jehová?»
18 Entonces Balaam pronunció esta profecía:
«Balac, levántate y oye;
escucha mis palabras, hijo de Zipor:
19 Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
¿Acaso dice y no hace?
¿Acaso promete y no cumple?
20 He recibido orden de bendecir;
él dio una bendición, y no podré revocarla.
21 No ha notado iniquidad en Jacob
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová, su Dios, está con él,
y ellos lo aclaman como rey.
22 Dios, que los ha sacado de Egipto,
tiene fuerzas como de búfalo.
23 Porque contra Jacob no vale agüero,
ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
24 Este pueblo, como león se levanta,
como león se yergue.
No se echará hasta que devore la presa
y beba la sangre de los muertos.»
25 Entonces Balac dijo a Balaam:
—Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.
26 Balaam respondió y dijo a Balac:
—¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?
27 Luego dijo Balac a Balaam:
—Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar. Quizás le parezca bien a Dios que desde allí me lo maldigas.
28 Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 29 Entonces Balaam dijo a Balac:
—Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
30 Balac hizo como Balaam le dijo, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
24 Cuando vio Balaam que le parecía bien a Jehová que él bendijera a Israel, no fue, como la primera y la segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto. 2 Al alzar sus ojos, vio a Israel acampado por tribus, y el espíritu de Dios vino sobre él. 3 Entonces pronunció esta profecía:
«Dice Balaam hijo de Beor,
dice el varón de ojos abiertos,
4 dice el que oyó los dichos de Dios,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos:
5 ¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob,
y tus habitaciones, Israel!
6 Como arroyos están extendidas,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por Jehová,
como cedros junto a las aguas.
7 De sus manos destilan aguas,
y su descendencia tiene agua en abundancia.
Su rey es más grande que Agag,
y su reino es engrandecido.
8 Dios, que lo sacó de Egipto,
tiene fuerzas como de búfalo.
Devora a las naciones enemigas,
desmenuza sus huesos
y las traspasa con sus flechas.
9 Se agazapa y se echa como un león,
como una leona. ¿Quién lo despertará?
¡Benditos sean los que te bendigan
y malditos los que te maldigan!»
La profecía de Balaam
10 Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo las manos le dijo:
—Para maldecir a mis enemigos te he llamado, pero tú los has bendecido ya tres veces. 11 Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, pero Jehová te ha privado de honra.
12 Balaam le respondió:
—¿No lo declaré yo también a los mensajeros que me enviaste, diciendo: 13 “Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, pero lo que hable Jehová, eso diré yo”? 14 Yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los últimos días.
15 Entonces pronunció esta profecía:
«Dice Balaam hijo de Beor,
dice el varón de ojos abiertos;
16 dice el que oyó los dichos de Jehová,
el que sabe la ciencia del Altísimo,
el que vio la visión del Omnipotente;
caído, pero abiertos los ojos:
17 Lo veo, mas no ahora;
lo contemplo, mas no de cerca:
Saldrá estrella de Jacob,
se levantará cetro de Israel,
y herirá las sienes de Moab
y destruirá a todos los hijos de Set.
18 Será tomada Edom,
será también tomada Seir por sus enemigos,
Israel realizará grandes prodigios.
19 De Jacob saldrá el vencedor
y destruirá lo que quede de la ciudad.»
20 Al ver a Amalec, pronunció esta profecía:
«Amalec es la cabeza de las naciones,
mas al fin perecerá para siempre.»
21 Al ver al ceneo, pronunció esta profecía:
«Fuerte es tu habitación;
en la peña está tu nido.
22 Pero el ceneo será destruido,
cuando Asiria te lleve cautivo.»
23 Después pronunció esta profecía:
«¡Ay!, ¿quién vivirá cuando haga Dios estas cosas?
24 Vendrán naves de la costa de Quitim,
afligirán a Asiria y afligirán también a Heber,
mas él también perecerá para siempre.»
25 Entonces se levantó Balaam y se fue de regreso a su lugar, y también Balac se fue por su camino.
Israel en Baal-peor
25 Israel estaba en Sitim cuando el pueblo empezó a prostituirse con las hijas de Moab, 2 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; el pueblo comió y se inclinó a sus dioses. 3 Así acudió el pueblo a Baal-peor, y el furor de Jehová se encendió contra Israel. 4 Jehová dijo a Moisés:
«Toma a todos los príncipes del pueblo y ahórcalos ante Jehová a plena luz del día, para que el ardor de la ira de Jehová se aparte de Israel.»
5 Moisés dijo a los jueces de Israel:
«Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor.»
6 Uno de los hijos de Israel llegó trayendo una madianita adonde estaban sus hermanos, ante los ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras ellos lloraban a la puerta del Tabernáculo de reunión. 7 Al ver esto, Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la congregación, tomó una lanza en su mano, 8 entró tras aquel hombre de Israel a la tienda y los traspasó a ambos por el vientre, al varón de Israel y a la mujer. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. 9 Los que murieron a causa de aquella plaga fueron veinticuatro mil.
10 Entonces Jehová habló a Moisés y le dijo:
11 «Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, porque ha mostrado entre ellos un celo como el mío; por eso yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel. 12 Diles, por tanto: “Yo establezco mi pacto de paz con él. 13 Será para él, y para su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.”»
14 El nombre del hombre que fue muerto junto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15 Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi, hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.
16 Jehová habló a Moisés y le dijo:
17 «Atacad a los madianitas y heridlos, 18 por cuanto ellos os afligieron a vosotros engañándoos con sus ardides en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi, hija del príncipe de Madián, hermana de ellos, la cual fue muerta el día de la mortandad que vino por lo de Baal-peor.»
Censo del pueblo en Moab
26 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y le dijo: 2 «Haced el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años para arriba, por las casas de sus padres, de todos los que pueden salir a la guerra en Israel.»
3 Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, y les dijeron: 4 «Registraréis a la gente de veinte años para arriba, como mandó Jehová a Moisés.»
Los hijos de Israel que salieron de tierra de Egipto fueron:
5 Rubén, el primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; 6 de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. 7 Éstas son las familias de los rubenitas; y fueron registrados de ellas 43.730.
8 Los hijos de Falú: Eliab. 9 Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando éste se rebeló contra Jehová. 10 La tierra abrió su boca y se los tragó junto con Coré; así murió aquel grupo, cuando el fuego consumió a doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento. 11 Pero los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón, por familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; 13 de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. 14 Éstas son las familias de los simeonitas: 22.200.
15 Los hijos de Gad, por familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; 16 de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; 17 de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. 18 Éstas son las familias de Gad; y fueron registrados de ellas 40.500.
19 Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20 Y fueron los hijos de Judá, por familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. 21 Los hijos de Fares fueron: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. 22 Éstas son las familias de Judá; y fueron registrados de ellas 76.500.
23 Los hijos de Isacar, por familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; 24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. 25 Éstas son las familias de Isacar; y fueron registrados de ellas 64.300.
26 Los hijos de Zabulón, por familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. 27 Éstas son las familias de los zabulonitas; y fueron registrados de ellas 60.500.
28 Los hijos de José, por familias: Manasés y Efraín. 29 Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. 30 Éstos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; 31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; 32 de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. 33 Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas. Los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 34 Éstas son las familias de Manasés; y fueron registrados de ellas 52.700.
35 Éstos son los hijos de Efraín, por familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. 36 Y éstos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. 37 Éstas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron registrados de ellas 32.500. Éstos son los hijos de José, por familias.
38 Los hijos de Benjamín, por familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; 39 de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. 40 Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. 41 Éstos son los hijos de Benjamín, por familias; y fueron registrados de ellos 45.600.
42 Éstos son los hijos de Dan, por familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Éstas son las familias de los descendientes de Dan. 43 De las familias de los suhamitas fueron registrados 64.400.
44 Los hijos de Aser, por familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. 45 Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. 46 El nombre de la hija de Aser fue Sera. 47 Éstas son las familias de los hijos de Aser; y fueron registrados de ellas 53.400.
48 Los hijos de Neftalí, por familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; 49 de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. 50 Éstos son los descendientes de Neftalí, por familias; y fueron registrados de ellas 45.400.
51 Éstos son los registrados de los hijos de Israel: 601.730.
Orden para la repartición de la tierra
52 Habló Jehová a Moisés y le dijo: 53 «Entre estos se repartirá la tierra como heredad, conforme al número de los registrados. 54 A los más numerosos darás mayor heredad; a los menos numerosos, menor heredad. A cada uno se le dará su heredad según el número de los registrados. 55 Pero la tierra será repartida por suertes; heredarán según el número de los registrados por cada tribu paterna. 56 Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.»
Censo de la tribu de Leví
57 Los registrados de los levitas, por familias, son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. 58 Éstas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas.
Coat engendró a Amram. 59 La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto. Ella le dio de Amram estos hijos: Aarón, Moisés y María, su hermana. 60 A Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová. 62 De los levitas fueron registrados 23.000, todos hombres de un mes para arriba; porque no fueron registrados entre los hijos de Israel, pues no se les había de dar heredad entre los hijos de Israel.
Caleb y Josué, los sobrevivientes del éxodo
63 Éstos son los censados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales hicieron el censo de los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 64 Entre estos no había ninguno de los registrados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes hicieron el censo de los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. 65 Porque Jehová había dicho de ellos: «Morirán en el desierto», y no quedó ninguno de ellos, excepto Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Las hijas de Zelofehad
27 Se acercaron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 2 Se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del Tabernáculo de reunión, y dijeron: 3 «Nuestro padre murió en el desierto. Él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que por su propio pecado murió, y no tuvo hijos. 4 ¿Por qué será borrado el nombre de nuestro padre de su familia? ¿Por no haber tenido hijos? Danos alguna heredad entre los hermanos de nuestro padre.»
5 Moisés llevó su causa delante de Jehová, 6 y Jehová respondió a Moisés: 7 «Bien dicen las hijas de Zelofehad. Les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas. 8 Y a los hijos de Israel les dirás: Cuando alguien muera sin dejar hijos, traspasaréis su herencia a su hija. 9 Si no tiene hija, daréis su herencia a sus hermanos; 10 y si no tiene hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre. 11 Si su padre no tiene hermanos, daréis su herencia al pariente más cercano de su familia, y de este será.» Para los hijos de Israel esto será una norma de derecho, como Jehová mandó a Moisés.
Josué, sucesor de Moisés
12 Jehová dijo a Moisés:
—Sube a este monte Abarim y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. 13 Después que la hayas visto, tú también serás reunido con tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón. 14 Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a los ojos de ellos. Éstas son las aguas de la rencilla de Cades, en el desierto de Zin.
15 Entonces respondió Moisés a Jehová:
16 —Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, ponga sobre la congregación un hombre 17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como rebaño sin pastor.
18 Jehová dijo a Moisés:
—Toma a Josué hijo de Nun, hombre en el cual hay espíritu, y pon tu mano sobre él. 19 Preséntalo luego ante el sacerdote Eleazar y ante toda la congregación, y le darás el cargo en presencia de ellos. 20 Pon parte de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. 21 Él se presentará ante el sacerdote Eleazar y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová. Por el dicho de él saldrán y por el dicho de él entrarán, él y toda la comunidad de los hijos de Israel junto con él.
22 Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo presentó ante el sacerdote Eleazar y ante toda la congregación. 23 Puso sobre él sus manos y le dio el cargo, como Jehová había mandado por medio de Moisés.
La ofrenda diaria(C)
28 Habló Jehová a Moisés y le dijo: 2 «Manda a los hijos de Israel y diles: Cuidaréis de presentarme a su tiempo mis ofrendas, mi pan con las ofrendas quemadas de olor grato para mí.
3 »También les dirás: Ésta es la ofrenda quemada que presentaréis a Jehová: dos corderos sin tacha, de un año, cada día, será el holocausto continuo. 4 Ofrecerás un cordero por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás a la caída de la tarde; 5 y como oblación, la décima parte de un efa de flor de harina amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas. 6 Es el holocausto continuo de olor grato que fue ordenado en el monte Sinaí como ofrenda quemada para Jehová. 7 Su libación: la cuarta parte de un hin con cada cordero. Derramarás la libación de vino superior ante Jehová en el santuario. 8 Ofrecerás el segundo cordero a la caída de la tarde; conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a su libación ofrecerás. Es una ofrenda quemada de olor grato a Jehová.
La ofrenda semanal y mensual
9 »Pero el sábado ofrecerás dos corderos de un año, sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite como oblación, con su libación. 10 Es el holocausto de cada sábado, además del holocausto continuo y su libación.
11 »Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto; 12 tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como oblación por cada becerro; dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como oblación por el carnero, 13 y una décima de flor de harina amasada con aceite, como oblación que se ofrecerá por cada cordero. Es un holocausto de olor grato, ofrenda que se quema a Jehová. 14 Sus libaciones de vino: medio hin por cada becerro, la tercera parte de un hin por cada carnero y la cuarta parte de un hin por cada cordero. Éste es el holocausto de cada mes para todos los meses del año. 15 También un macho cabrío en expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación.
Ofrendas de las fiestas solemnes(D)
16 »Pero en el primer mes, el día catorce del mes, será la Pascua de Jehová, 17 y el día quince de este mes será la fiesta solemne: durante siete días se comerán panes sin levadura. 18 El primer día habrá santa convocación: ninguna obra de siervos haréis. 19 Presentaréis, como ofrenda que se quema en holocausto a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto. 20 Su ofrenda de harina amasada con aceite: tres décimas por cada becerro, dos décimas por el carnero, 21 y por cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima. 22 También ofreceréis un macho cabrío como expiación para reconciliaros. 23 Esto ofreceréis además del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo. 24 Conforme a esto ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda que se quema con olor grato para Jehová: se ofrecerá además del holocausto continuo y de su libación. 25 Y el séptimo día tendréis santa convocación: ninguna obra de siervos haréis.
26 »Además, el día de las primicias, cuando presentéis la ofrenda de los nuevos frutos a Jehová en la fiesta de las Semanas, tendréis santa convocación: ninguna obra de siervos haréis. 27 Ofreceréis, como holocausto de olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero y siete corderos de un año. 28 La ofrenda correspondiente será de flor de harina amasada con aceite, tres décimas por cada becerro, dos décimas por el carnero, 29 y por cada uno de los siete corderos una décima. 30 También un macho cabrío para hacer la expiación por vosotros. 31 Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus ofrendas y sus libaciones. Los animales serán sin defecto.
29 »En el séptimo mes, el primero de mes, tendréis santa convocación: ninguna obra de siervos haréis. Os será día de tocar las trompetas. 2 Ofreceréis como holocausto de olor grato a Jehová un becerro de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto, 3 y su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; tres décimas de efa por el becerro, dos décimas por el carnero 4 y una décima por cada uno de los siete corderos; 5 y un macho cabrío como expiación para reconciliaros, 6 además del holocausto del mes y su ofrenda, del holocausto continuo, su ofrenda y sus libaciones, conforme a la Ley, como ofrenda de olor grato quemada a Jehová.
7 »El diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas: ninguna obra haréis. 8 Ofreceréis como holocausto de olor grato a Jehová un becerro de la vacada, un carnero y siete corderos de un año, que serán sin defecto. 9 Sus ofrendas: flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa por el becerro, dos décimas por el carnero 10 y una décima por cada uno de los siete corderos; 11 y un macho cabrío como expiación, además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, del holocausto continuo, de sus ofrendas y sus libaciones.
12 »También el día quince del séptimo mes tendréis santa convocación: ninguna obra de siervos haréis y celebraréis fiesta solemne a Jehová durante siete días. 13 Ofreceréis como holocausto, como ofrenda de olor grato que se quema a Jehová, trece becerros de la vacada, dos carneros y catorce corderos de un año, que han de ser sin defecto. 14 Sus ofrendas serán de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa por cada uno de los trece becerros, dos décimas por cada uno de los dos carneros 15 y una décima por cada uno de los catorce corderos; 16 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
17 »El segundo día ofreceréis doce becerros de la vacada, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 18 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 19 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
20 »El tercer día ofreceréis once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 21 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la ley; 22 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
23 »El cuarto día ofreceréis diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 24 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 25 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
26 »El quinto día ofreceréis nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 27 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 28 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
29 »El sexto día ofreceréis ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 30 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 31 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
32 »El séptimo día ofreceréis siete becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, sin defecto, 33 con sus ofrendas y sus libaciones por los becerros, los carneros y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 34 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
35 »El octavo día tendréis solemnidad: ninguna obra de siervos haréis. 36 Ofreceréis como holocausto, como ofrenda de olor grato que se quema a Jehová, un becerro, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto, 37 con sus ofrendas y sus libaciones por el becerro, el carnero y los corderos, según su número, conforme a la Ley; 38 y un macho cabrío como expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
39 »Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos y ofrendas voluntarias, de vuestros holocaustos, ofrendas y libaciones, y de vuestras ofrendas de paz.»
40 Y Moisés comunicó a los hijos de Israel todo lo que Jehová le había mandado.
Ley de los votos
30 Habló Moisés a los príncipes de las tribus de los hijos de Israel y les dijo: «Esto es lo que Jehová ha mandado: 2 Cuando alguien haga un voto a Jehová, o haga un juramento ligando su alma con alguna obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.
3 »Pero cuando una mujer joven, que todavía vive en la casa de su padre, haga un voto a Jehová o asuma alguna obligación, 4 si su padre sabe de su voto o de la obligación con que ligó su alma, y su padre no dice nada, todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación con que haya ligado su alma, firme será. 5 Pero si su padre se lo prohíbe el día en que se entera, ninguno de los votos y las obligaciones con que ella haya ligado su alma será firme. Y Jehová la perdonará, por cuanto su padre se lo prohibió.
6 »Pero si es casada y hace votos, o pronuncia con sus labios cosa con que obligue su alma, 7 y al enterarse su marido no dice nada, los votos de ella serán firmes, y la obligación con que ligó su alma, firme será. 8 Pero si cuando su marido se entera, se lo prohíbe, entonces queda anulado el voto que ella hizo y el compromiso de sus labios con que ligó su alma. Y Jehová la perdonará.
9 »Pero todo voto de viuda o repudiada con que ligue su alma será firme.
10 »Si una mujer hace un voto en casa de su marido, y ha ligado su alma con alguna obligación bajo juramento, 11 y al enterarse su marido no dice nada ni se lo prohíbe, entonces todos sus votos serán firmes, y toda obligación con que haya ligado su alma, firme será. 12 Pero si su marido los anuló el día que se enteró, todo lo que salió de sus labios en cuanto a sus votos y en cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la perdonará.
13 »Todo voto y todo juramento que obligue a afligir el alma, su marido lo confirmará, o su marido lo anulará. 14 Pero si su marido calla ante ello, día tras día, entonces confirmó todos sus votos y todas las obligaciones que pesan sobre ella; los confirmó, por cuanto calló ante ello el día que se enteró. 15 Pero si los anula después de haberse enterado, entonces él cargará con el pecado de ella.»
16 Éstas son las ordenanzas que Jehová mandó a Moisés entre el marido y su mujer, y entre el padre y la hija que, durante su juventud, todavía vive en casa de su padre.
Israel toma venganza de Madián
31 Jehová habló a Moisés y le dijo: 2 «Ejecuta la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después irás a reunirte con tu pueblo.»
3 Entonces Moisés dijo al pueblo:
«Armaos algunos de vosotros para la guerra contra Madián, y vayan a ejecutar la venganza de Jehová en Madián. 4 Enviaréis a la guerra a mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel.»
5 Así fueron aportados, de los millares de Israel, mil por cada tribu: doce mil hombres en pie de guerra. 6 Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió. Finees, hijo del sacerdote Eleazar, fue a la guerra con los vasos del santuario y con las trompetas en sus manos para tocar. 7 Pelearon contra Madián como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todos los hombres. 8 Además de estas víctimas, mataron también a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba: cinco reyes de Madián. También mataron a espada a Balaam hijo de Beor. 9 Los hijos de Israel se llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas con sus niños, y les arrebataron todas sus bestias, todos sus ganados y bienes. 10 Incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones. 11 Tomaron todo el despojo y todo el botín, tanto de hombres como de bestias, 12 y llevaron los cautivos, el botín y los despojos ante Moisés, ante el sacerdote Eleazar y ante la congregación de los hijos de Israel, al campamento en los llanos de Moab, que están junto al Jordán, frente a Jericó.
13 Salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. 14 Pero Moisés se enojó contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra. 15 Les dijo Moisés:
«¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? 16 Ellas, por consejo de Balaam, fueron causa de que los hijos de Israel pecaran contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, y por eso hubo mortandad en la congregación de Jehová. 17 Matad, pues, ahora a todos los niños varones; matad también a toda mujer que haya tenido relaciones carnales con un hombre. 18 Pero dejaréis con vida a todas las niñas entre las mujeres que no hayan conocido hombre. 19 En cuanto a vosotros, cualquiera que haya dado muerte a una persona, y cualquiera que haya tocado un muerto, permaneced fuera del campamento siete días. Os purificaréis al tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos. 20 Asimismo purificaréis todo vestido, toda prenda de pieles, toda obra de pelo de cabra y todo utensilio de madera.»
Repartición del botín
21 El sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra:
«Ésta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés: 22 Ciertamente el oro y la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, 23 todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y quedará limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse. Pero haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego. 24 Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así quedaréis limpios; después entraréis en el campamento.»
25 Jehová habló a Moisés y le dijo: 26 «Sacad la cuenta del botín que se ha hecho, tanto de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación. 27 Luego partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra y toda la congregación. 28 Apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; uno por cada quinientos, tanto de las personas como de los bueyes, de los asnos como de las ovejas. 29 De la mitad de ellos lo tomarás, y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová. 30 De la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno por cada cincuenta, de las personas, los bueyes, los asnos, las ovejas y de todo animal, y los darás a los levitas, que tienen el cuidado del tabernáculo de Jehová.»
31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron como Jehová mandó a Moisés. 32 El total del botín, sin contar lo que tomaron los hombres de guerra fue de seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 setenta y dos mil bueyes, 34 y sesenta y un mil asnos. 35 En cuanto a las personas, las mujeres que no habían conocido hombre eran por todas treinta y dos mil. 36 La mitad correspondiente a la parte de los que habían salido a la guerra sumó trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 37 y el tributo de las ovejas para Jehová fue de seiscientas setenta y cinco. 38 De los bueyes: treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová fue de setenta y dos. 39 De los asnos: treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para Jehová fue de sesenta y uno. 40 De las personas: dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová fue de treinta y dos personas. 41 Moisés dio el tributo, para ofrenda reservada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés.
42 La mitad perteneciente a los hijos de Israel, que apartó Moisés del botín de los hombres que habían ido a la guerra 43 (la mitad para la congregación fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44 treinta y seis mil bueyes, 45 treinta mil quinientos asnos 46 y dieciséis mil personas). 47 De esta mitad, correspondiente a los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada cincuenta, tanto de las personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían el cuidado del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
48 Se acercaron a Moisés los jefes de las tropas de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas, 49 y dijeron a Moisés: «Tus siervos han hecho el recuento de los hombres de guerra que están a cargo nuestro, y no falta ninguno. 50 Por lo cual hemos traído a Jehová como ofrenda lo que cada uno ha hallado: alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová.»
51 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron de ellos el oro y las alhajas, todas elaboradas. 52 Todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas sumó 16.750 siclos. 53 Los hombres del ejército habían tomado cada uno su botín. 54 Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo llevaron al Tabernáculo de reunión, como memorial de los hijos de Israel delante de Jehová.
Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán(E)
32 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una inmensa cantidad de ganado. Vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país un lugar apropiado para el ganado. 2 Fueron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y dijeron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los príncipes de la congregación:
3 —Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón, 4 la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado. 5 Por tanto —dijeron— si hallamos gracia a tus ojos, da esta tierra a tus siervos en heredad y no nos hagas pasar el Jordán.
6 Pero Moisés respondió a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén:
—¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí? 7 ¿Por qué desanimáis a los hijos de Israel para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová? 8 Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades-barnea para que vieran la tierra. 9 Subieron hasta el torrente Escol y, después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no fueran a la tierra que Jehová les había dado. 10 La ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo: 11 “Los hombres que subieron de Egipto, de veinte años para arriba, no verán la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no me han sido fieles, 12 excepto Caleb hijo de Jefone, el cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron fieles a Jehová.” 13 Así la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes durante cuarenta años por el desierto, hasta que se extinguió toda aquella generación que había obrado mal delante de Jehová. 14 Y ahora vosotros, prole de hombres pecadores, ocupáis el lugar de vuestros padres para añadir aún más a la ira de Jehová contra Israel. 15 Si os apartáis de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.
16 Entonces fueron ellos ante Moisés, y le dijeron:
—Edificaremos aquí corrales para nuestro ganado y ciudades para nuestros niños. 17 Pero nosotros nos armaremos e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los hagamos entrar en su territorio, mientras nuestros niños se quedan en ciudades fortificadas a causa de los habitantes del país. 18 No volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los hijos de Israel tome posesión de su heredad. 19 Porque no reclamaremos heredad junto con ellos al otro lado del Jordán, ni más allá, por cuanto tendremos ya nuestra heredad al oriente, a este otro lado del Jordán.
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