Bible in 90 Days
El cántico de Miriam
19 La caballería del faraón, sus jinetes y sus carros trataron de seguir a Israel a través del mar, pero el Señor hizo que las aguas del mar cayeran sobre ellos, mientras que el pueblo de Israel pasó en seco. 20 Entonces Miriam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó una pandereta y dirigió a las mujeres en las danzas, y 21 entonó este cántico:
Cantemos al Señor, porque obtuvo un triunfo extraordinario, pues arrojó caballos y jinetes al mar.
Las aguas de Mara y Elim
22 Moisés condujo al pueblo de Israel desde el Mar Rojo hasta el desierto de Sur; y viajaron tres días sin hallar agua. 23 Luego llegaron a Mara, pero no pudieron beber el agua, porque era amarga. Por esta razón el lugar fue llamado Mara, que significa amarga.
24 El pueblo se quejó contra Moisés, y le reclamó: «¿Y qué vamos a beber?». 25 Por eso, Moisés oró al Señor para que los ayudara. Entonces el Señor le mostró un árbol que debía arrojar al agua. Así lo hizo y el agua se endulzó.
Allí en Mara fue donde el Señor puso a prueba a los israelitas y les dio una ley que les serviría como norma de conducta. 26 Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si ustedes prestan atención a mi voz, y me obedecen y hacen lo que es bueno, no los dejaré sufrir las enfermedades que envié sobre los egipcios, porque yo soy el Señor que les da la salud».
27 Después los israelitas llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras; y acamparon allí, junto a los manantiales.
El maná y las codornices
16 Los israelitas salieron de Elim y viajaron al desierto de Sin, que está entre Elim y el monte de Sinaí. Hacía un mes y quince días que habían salido de Egipto. 2 Allí también el pueblo se quejó contra Moisés y Aarón. 3 Les dijeron:
―¡Ojalá el Señor nos hubiera quitado la vida en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas llenas de carne y comíamos hasta quedar satisfechos. Pero ustedes nos han traído hasta este desierto para matarnos de hambre.
4 El Señor le dijo a Moisés:
«Yo voy a hacer que les caigan alimentos del cielo. Cada uno podrá salir y recoger cuanto pueda comer ese día. Los probaré en esto, para ver si siguen mis órdenes. 5 Diles que el sexto día de la semana recojan el doble de lo que recogen los demás días».
6 Así que Moisés y Aarón convocaron al pueblo a una reunión y le dijeron:
―Esta tarde sabrán que fue el Señor el que los sacó de la tierra de Egipto. 7-8 En la mañana verán la gloria del Señor, quien ha oído sus quejas contra él. Sí, contra él es que ustedes se están quejando, pues nosotros sólo somos sus representantes. El Señor les dará a comer carne en la tarde y pan abundante por la mañana. Él ya escuchó sus quejas, pues no es contra nosotros que ustedes se han quejado, sino contra él. ¡Nosotros no somos nadie!
9 Luego Moisés le dijo a Aarón:
―Diles a todos los israelitas que se reúnan delante del Señor, pues él ha escuchado todas sus quejas.
10 Mientras Aarón les hablaba, apareció repentinamente del desierto, de dentro de la nube que los guiaba, la majestuosa gloria del Señor. 11-12 Y el Señor le dijo a Moisés: «He oído sus quejas. Diles que en la tarde tendrán carne y en la mañana podrán saciarse con pan. Y sabrán que yo soy el Señor su Dios».
13 Aquella tarde llegó una gran cantidad de codornices y cubrió el campo. Al día siguiente, todo el desierto, alrededor del campamento, amaneció mojado de rocío, 14 y cuando desapareció el rocío, quedó sobre el suelo una cosa menuda parecida a la escarcha. 15 Cuando los israelitas vieron aquello, se preguntaban unos a otros:
―¿Qué es esto?
Y Moisés les dijo:
―Es el pan que el Señor les da. 16 El Señor ha dicho que cada uno debe recoger cuanto sea necesario para su familia, más o menos dos litros por persona.
17 El pueblo de Israel empezó a recogerlo. 18 Había suficiente para todos, unos dos litros por persona. A los que juntaron mucho nada les sobró, y a los que juntaron poco, nada les faltó. Cada familia tuvo lo necesario.
19 Y Moisés les dijo:
―No dejen nada para mañana.
20 Pero hubo algunos que no prestaron atención, y guardaron para el día siguiente; y cuando miraron lo que habían guardado, estaba lleno de gusanos. ¡Se les había podrido! Moisés se enojó mucho con ellos. 21 De modo que recogían alimento cada mañana, según sus necesidades. Cuando el sol calentaba la tierra, el alimento se derretía y desaparecía. 22 El sexto día recogieron el doble de lo acostumbrado, unos cuatro litros. Los dirigentes del pueblo, al ver esto, fueron y le informaron a Moisés.
23 Entonces Moisés les dijo:
―El Señor ha señalado el sábado como día de reposo, de solemne reposo, en el que deben apartarse de sus tareas diarias. Por eso es que deben preparar hoy todo lo que necesiten, y guardar lo que sobre para mañana. Todo lo que deban cocinar o hervir deben hacerlo hoy, y lo que sobre deben guardarlo para mañana.
24 Los israelitas obedecieron a Moisés, y guardaron para el siguiente día toda la comida que les sobró. A la mañana siguiente el alimento estaba en buen estado, sin gusanos y sin mal olor. 25 Y Moisés les dijo:
―Este es su alimento para hoy, porque es día de reposo, consagrado al Señor. Hoy no habrá alimento en el campo. 26 Recojan alimento durante seis días, pero el séptimo día es día de reposo, y no hallarán nada.
27 Pero algunos salieron a recoger alimento, aun cuando era día de reposo, pero nada encontraron. 28-29 Y el Señor le dijo a Moisés:
―¿Hasta cuándo se niega este pueblo a obedecerme? ¿No comprenden que les doy el doble en el sexto día para que tengan suficiente para dos días? Les he dado el séptimo día como día de reposo; deben permanecer en sus casas, y no salir a buscar alimento en ese día.
30 El pueblo reposó en el séptimo día. 31 Y el alimento recibió el nombre de maná, que significa: «¿Qué es esto?». Era como semilla de cilantro, pero blanco, con sabor como a pan de miel.
32 Moisés les comunicó a los israelitas estas otras órdenes del Señor: Debían recoger unos dos litros de maná y guardarlo de muestra para siempre, para que las generaciones posteriores pudieran conocer el pan con que el Señor los había alimentado en el desierto, después de sacarlos de Egipto. 33 Moisés le dijo a Aarón:
―Consigue una vasija y mete en ella los dos litros de maná. Luego guarda la vasija en la presencia del Señor, frente al cofre del pacto. Allí deberá permanecer de generación en generación.
34 Aarón hizo lo que el Señor le había ordenado por medio de Moisés. Así que guardó la vasija con el maná frente al cofre del pacto.
35 Los israelitas comieron del maná durante cuarenta años, hasta que entraron en la tierra de Canaán, donde pudieron comer de lo que la tierra producía. 36 La medida que usaban para medir el maná se llamaba gómer, y era aproximadamente de dos litros, y equivalía a la décima parte de otra medida llamada efa.
El agua de la roca
17 Ahora bien, por mandato del Señor, el pueblo de Israel dejó el desierto de Sin y se dirigió hasta Refidín. Pero se encontraron con que en Refidín no había agua. 2 Así que una vez más los israelitas se enojaron con Moisés y le dijeron:
―¡Danos agua, pues nos estamos muriendo de sed!
Moisés les dijo:
―¿Por qué se enojan conmigo? ¿Están tratando de nuevo de poner a prueba la paciencia del Señor?
3 Pero, atormentados por la sed, le respondieron:
―¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Por qué nos trajiste a morir de sed aquí, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?
4 Moisés, entonces, oró al Señor, y le dijo:
―¿Qué haré con esta gente? ¡Están a punto de apedrearme!
5-6 El Señor le contestó:
―Toma contigo a algunos de los ancianos de Israel, y lleva al pueblo hasta el monte Horeb. Allí te esperaré junto a la roca. No se te olvide llevar la vara con que golpeaste el río Nilo. Cuando llegues al monte Horeb, golpea la roca, y verás cómo de ella brotará agua suficiente para todos.
En presencia de los ancianos de Israel, Moisés hizo lo que Dios le había dicho, y el agua brotó de la roca. 7 A ese lugar, Moisés lo llamó Masá, que significa tentación, porque allí los israelitas tentaron al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros, o no?». También lo llamó Meribá, que significa queja, pues allí el pueblo de Israel se quejó contra Dios.
Derrota de los amalecitas
8 Los amalecitas salieron a pelear contra el pueblo de Israel en Refidín. 9 Entonces Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres, y sal con ellos a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo me pararé en la cumbre de la colina con la vara de Dios en mis manos».
10 Josúe y sus soldados salieron a presentar batalla al ejército de Amalec. Moisés, Aarón y Jur subieron a la cumbre de la montaña. 11 Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, Israel ganaba, pero cuando los bajaba, entonces los amalecitas comenzaban a ganar terreno. 12 Finalmente, Moisés sintió tanto cansancio que no podía tener los brazos más tiempo en alto. Entonces Aarón y Jur le pusieron una piedra para que él se sentara, y ellos se pusieron a sus lados, sosteniendo sus brazos en alto hasta la puesta del sol. 13 Como resultado, Josué y sus soldados derrotaron al ejército de Amalec a filo de espada.
14 Luego, el Señor le ordenó a Moisés: «Escribe esto en un libro para que se recuerde siempre, y anuncia a Josué que borraré todo rastro de Amalec».
15-16 Moisés edificó allí un altar, y lo llamó «El Señor-Nisí», que significa «El Señor es mi bandera», y exclamó: «¡Tomen la bandera del Señor en la mano! ¡El Señor estará en guerra con Amalec de generación en generación!».
Jetro visita a Moisés
18 Jetro, suegro de Moisés y sacerdote de Madián, supo las maravillosas cosas que el Señor había hecho por su pueblo Israel y por Moisés, y cómo el Señor los había sacado de Egipto.
2 Tiempo antes, cuando Moisés tuvo que enviar a Séfora, su esposa, a la región de Madián, Jetro la recibió en su casa, 3 junto con sus dos hijos, Guersón, que significa extranjero, porque Moisés había dicho cuando nació: «He estado peregrinando en tierra extranjera», 4 y Eliezer, que significa ayuda, porque Moisés había dicho cuando nació: «El Dios de mi padre fue quien me ayudó, y me libró de la espada del faraón».
5-6 Jetro tomó, pues, a Séfora y a sus dos nietos, y se fue al desierto a visitar a Moisés. Cuando supo que los israelitas estaban acampando junto a la montaña de Dios, le envió este mensaje a Moisés: «Yo, Jetro, tu suegro, voy a visitarte. Conmigo vienen tu esposa y tus dos hijos».
7 Moisés salió a recibir a su suegro con mucho cariño. Se preguntaron sobre la salud de uno y otro, y luego entraron en la tienda de Moisés, para seguir conversando. 8 Moisés le contó a su suegro todo lo que había estado ocurriendo, y lo que el Señor les había hecho al faraón y a los egipcios, para librar a Israel. También le contó todos los problemas que habían tenido en el camino, y la forma en que el Señor había librado a su pueblo de todos ellos.
9 Jetro se sintió muy feliz con todo lo que el Señor estaba haciendo por Israel, y de que los hubiera sacado de Egipto. 10 Y exclamó: «¡Bendito sea el Señor, porque te ha salvado de los egipcios y del faraón, y ha rescatado a Israel! 11 Yo sé que el Señor es mayor que cualquier otro dios, porque libró a su pueblo de la soberbia y de la crueldad de los egipcios». 12 Luego, Jetro ofreció sacrificios a Dios. Aarón y los líderes de Israel fueron a ver a Jetro, y todos juntos comieron del sacrificio delante de Dios.
13 Al día siguiente, como de costumbre, Moisés se sentó desde la mañana hasta la tarde a escuchar los problemas que la gente venía a contarle. Mientras Moisés atendía a unos, los demás permanecían de pie. 14 Cuando Jetro vio la manera como Moisés atendía al pueblo, le dijo:
―¿Por qué estás tratando de hacer todo esto tú solo, y la gente tiene que estar parada todo el día esperando a que la atiendas?
15-16 ―Porque el pueblo viene a mí con sus problemas para consultar a Dios —respondió Moisés—. Yo soy el juez y debo decidir quién tiene la razón y quién está equivocado. Además, debo enseñarles los mandamientos y enseñanzas de Dios.
17 ―No está bien —le dijo su suegro—. 18 Te vas a agotar, y entonces ¿qué le ocurrirá a tu pueblo? Esto es demasiado trabajo para tratar de llevarlo tú solo. 19-20 Escúchame y permíteme darte un consejo, para que Dios te bendiga. Sé el abogado de este pueblo, su representante delante de Dios, para que Dios resuelva sus problemas. Tú les comunicarás las decisiones de Dios, les enseñarás sus leyes, y les darás a conocer los principios que deben seguir para tener una conducta correcta.
21 »Busca a algunos hombres capaces, piadosos y honestos, que odien el soborno, y desígnalos como jueces. Nombra un juez para cada mil personas. Y él, a su vez, tendrá a su cargo diez jueces; y cada uno de estos estará a cargo de cien personas. Bajo cada uno de los jueces de cien habrá dos jueces, cada uno a cargo de cincuenta personas. Y cada uno de estos tendrá cinco jueces a su cargo, uno para cada diez personas. 22 Deja que estos hombres se encarguen de administrar justicia. Cualquier cosa que sea muy importante o complicada, pueden traértela a ti. Pero en los asuntos menores, ellos pueden decidir por sí mismos. De este modo será todo más fácil para ti, porque tú compartirás la carga con ellos. 23 Si sigues mi consejo, y si al Señor le parece bien, podrás soportar todas las presiones, y habrá paz y armonía en el campamento».
24 Moisés escuchó atentamente el consejo de su suegro y siguió sus sugerencias. 25 Escogió hombres capaces y los designó jueces del pueblo, jueces de mil, de cien, de cincuenta y de diez. 26 Estaban constantemente disponibles para administrar justicia. Los casos más difíciles los referían a Moisés, pero ellos juzgaban todos los casos menores.
27 Poco después, Moisés despidió a su suegro, quien regresó a su tierra.
Los israelitas en el Sinaí
19 Los israelitas llegaron al desierto de Sinaí, tres meses después de su salida de Egipto. 2-3 Levantaron el campamento en Refidín, y continuaron su viaje. Cuando llegaron al pie del monte Sinaí, establecieron allí su campamento. Moisés subió al monte para encontrarse con Dios, y desde la cima el Señor lo llamó y le dijo: «Esto es lo que les dirás a los israelitas, los descendientes de Jacob: 4 “Ustedes han visto lo que hice con los egipcios, y cómo los traje a ustedes con tanto cuidado, como cuando las águilas llevan sobre sus alas a sus polluelos. 5 Ahora, pues, si oyen mi voz y guardan mi pacto, serán mi principal tesoro entre todas las naciones de la tierra, porque toda la tierra es mía. 6 Y serán un reino de sacerdotes y gente santa”».
7 Moisés descendió del monte, llamó a todos los dirigentes del pueblo y les dijo lo que el Señor le había dicho. 8 Le respondieron unánimes: «Haremos siempre todo lo que él nos pida».
Y Moisés le refirió al Señor la respuesta del pueblo. 9 El Señor le dijo, a Moisés:
―Yo voy a presentarme delante de ti en forma de una nube oscura, de modo que el pueblo mismo pueda oírme cuando hable contigo, y así siempre te creerán. 10 Desciende ahora y haz que el pueblo se prepare para mi visita. Santifícalos hoy y mañana; y haz que laven su ropa. 11 Luego, pasado mañana, descenderé sobre el monte Sinaí, mientras el pueblo observa. 12 Establece límites para que la gente no pase, y diles: “No suban al monte ni toquen sus límites. 13 Si algún hombre o animal lo hace, nadie tocará al ofensor, sino que morirá a pedradas o a flechazos. Permanezcan alejados del monte. Sólo cuando oigan el toque largo de trompeta, podrán subir a la montaña”.
14 Moisés descendió al pueblo y lo santificó, y ellos lavaron su ropa. 15 Luego Moisés les dijo: «Prepárense para encontrarse con Dios pasado mañana, y no tengan relaciones sexuales».
16 En la mañana del tercer día hubo una terrible tormenta de relámpagos y truenos. Una densa nube descendió sobre el monte, y hubo un largo toque de trompeta, y todo el pueblo tembló. 17 Moisés los hizo salir del campamento para ir al encuentro de Dios, y los dejó al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí estaba cubierto de humo, porque el Señor había descendido en forma de fuego. El humo subía al cielo como si saliera de un horno, y todo el monte temblaba como sacudido por un violento terremoto; 19 y el toque de trompeta era cada vez más fuerte. Moisés hablaba con Dios, y él le respondía con voz de trueno.
20 El Señor bajó a la cumbre del monte Sinaí, y llamó a Moisés para que subiera. Entonces Moisés subió, 21 y el Señor le dijo:
―Desciende, y advierte al pueblo que no debe cruzar los límites. Nadie debe subir hasta aquí para tratar de verme, porque morirá. 22 Aun los sacerdotes que estén de turno deben santificarse para que no los destruya.
23 ―Pero el pueblo no subirá al monte —contestó Moisés—. Tú les dijiste que no lo hicieran. Me dijiste que estableciera límites alrededor del monte, y que les avisara que el terreno que estaba a este lado de los límites estaba reservado para ti.
24 El Señor le dijo:
―Desciende y trae a Aarón contigo. Pero nadie más debe subir al monte, ni siquiera los sacerdotes, pues quien lo haga se expone a mi castigo.
25 Moisés bajó del monte, y les dijo a los israelitas lo que el Señor le había comunicado.
Los diez mandamientos
20 Dios le dijo al pueblo de Israel:
2 «Yo soy el Señor tu Dios que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.
3 »No tendrás otros dioses además de mí.
4 »No te harás ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar. 5 No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. 6 Pero derramo mi amor sobre millares de generaciones de los que me aman y obedecen mis mandamientos.
7 »No usarás el nombre del Señor tu Dios en vano ni en forma irreverente. No dejaré sin castigo a quien se atreva a usar mi nombre sin el debido respeto.
8 »Acuérdate de observar el día de reposo, es decir, el sábado, como día santo. 9 Seis días de la semana son para los quehaceres cotidianos y el trabajo regular. 10 Pero el séptimo día es día de reposo delante del Señor tu Dios. Ese día no harán trabajo de ninguna clase tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tus esclavos, ni tus huéspedes, ni tus animales, 11 porque en seis días hizo el Señor los cielos, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó el séptimo día. Por eso bendijo el día de reposo y lo santificó.
12 »Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una vida larga y buena en la tierra que el Señor tu Dios te da.
13 »No matarás.
14 »No cometerás adulterio.
15 »No robarás.
16 »No darás un testimonio falso en contra de tu prójimo.
17 »No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».
Reacción temerosa de los israelitas
18 Todos los israelitas vieron los relámpagos y el humo que subía del monte, y oyeron los truenos y el toque de la trompeta, y se quedaron lejos, temblando de miedo. 19 Y le dijeron a Moisés:
―Dinos lo que Dios diga, y nosotros obedeceremos. Pero que no nos hable Dios en forma directa, pues moriremos.
20 ―No teman —les dijo Moisés—, porque Dios se ha presentado de esta manera para probarlos, de modo que de aquí en adelante tengan temor de pecar en su contra.
21 Mientras el pueblo permanecía a una distancia prudente, Moisés volvió a entrar en la nube donde estaba Dios.
El altar de piedra
22 Y el Señor le dijo a Moisés que les comunicara a los israelitas lo siguiente: «Ustedes son testigos de que les he dado a conocer mi voluntad desde el cielo. 23 Recuerden que no deben adorar ídolos, ya sean de plata, de oro o de algún otro material. 24 Los altares que hagan para mí deben ser sencillos altares de tierra. Sobre ellos me ofrecerán sus sacrificios, sus holocaustos y sus ofrendas pacíficas de ovejas y bueyes. Yo iré al lugar donde les pida que invoquen mi nombre, y los bendeciré allí. 25 También pueden edificar altares de piedra, pero solamente con piedras sin tallar. No golpearán las piedras con ningún tipo de herramienta para labrarlas, porque eso las profanaría y no servirían para mi altar. 26 Y no harán gradas para subir a mi altar; para que no se les vea la desnudez.
Esclavos hebreos
21 »Estas son otras leyes que deben obedecer:
2 »Si alguien adquiere un esclavo hebreo, sólo lo obligará a trabajar para él por seis años. Al séptimo año le dará la libertad, sin que pague nada.
3 »Si el esclavo era soltero, y luego se casa, solamente él será libre. Pero si estaba casado, su esposa recibirá la libertad al mismo tiempo que él. 4 Si su amo le dio esposa mientras era esclavo, y tuvieron hijos o hijas, la esposa y los hijos pertenecerán todavía al amo. Por eso, el esclavo tendrá que irse solo.
5 »Pero si el esclavo declara: “Amo a mi dueño, a mi esposa y a mis hijos, y no quiero ser puesto en libertad”, 6 el amo lo llevará delante de los jueces, y en presencia de ellos le perforará la oreja con un punzón, y será su esclavo para siempre.
7 »Si un hombre vende a su hija como esclava, ella no será libre al final de los seis años, como en el caso del hombre.
8 »Si el hombre que la compró no desea casarse con ella, porque no le agrada, permitirá que sea rescatada. Pero no podrá venderla a extranjeros, puesto que la despreció al no querer tenerla como esposa. 9 Pero si la ha desposado con su hijo, ya no deberá tratarla como esclava, sino como hija.
10 »Si el que la compró se casa con ella, y luego toma otra esposa, no podrá disminuirle el alimento ni el vestido; ni dejar de dormir con ella. 11 Si falla en alguno de estos compromisos, ella quedará libre, sin necesidad de pago alguno.
Ofensas personales
12 »Cualquiera que mate a otro hombre, deberá morir. 13 Pero si fue accidental, porque así yo lo había determinado, entonces el asesino podrá huir y refugiarse en un lugar que yo te indicaré.
14 »Sin embargo, si lo mata deliberadamente, aun si se refugia en mi altar, de allí lo sacarás y le darás muerte.
15 »Cualquiera que golpee a su padre o a su madre morirá.
16 »El que secuestre a una persona y la venda, o lo sorprendan con ella en su poder, deberá morir.
17 »El que insulte o maldiga a su madre o a su padre, ciertamente debe morir.
18 »Si dos hombres están peleando y uno golpea al otro con una piedra o con su puño, y le causa un daño tal que debe guardar cama, pero no muere, 19 el ofensor será declarado inocente, siempre y cuando el herido pueda levantarse y caminar apoyado sobre un bastón. Sin embargo, el que lo golpeó deberá pagarle por el tiempo que esté sin trabajar, como también los gastos de su curación, hasta que esté completamente sano.
20 »Si un hombre golpea a su esclavo y le da muerte, debe ser castigado. 21 Sin embargo, si el esclavo no muere en un par de días, el ofensor no será castigado, porque el esclavo es propiedad suya.
22 »Si varios hombres pelean, y en medio de la pelea uno de ellos golpea a una mujer que está embarazada, y como consecuencia ella tiene un aborto, pero queda viva, el hombre que la haya herido deberá pagar la multa que exija el marido de la mujer, y que los jueces aprueben. 23 Pero si la mujer muere, entonces el ofensor pagará vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente; mano por mano, pie por pie; 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
26 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava en un ojo, y por dicho golpe el esclavo o la esclava pierde su ojo, entonces el ofensor le dará la libertad, como una compensación por el ojo que le dañó. 27 Si le arranca un diente, también deberá darle la libertad.
28 »Si un buey cornea a un hombre o a una mujer y le da muerte, el dueño del animal no será considerado culpable. Pero se matará al buey a pedradas, y no se podrá comer su carne. 29 Pero si el buey es bravo, y el dueño lo sabe y lo deja suelto, el buey será apedreado y el dueño deberá morir, 30 a menos que los parientes del muerto acepten la indemnización que los jueces determinen.
31 »La misma ley se aplica si el buey cornea a un niño o a una niña.
32 »Pero si el buey cornea a un esclavo, hombre o mujer, el dueño pagará treinta monedas de plata al dueño del esclavo o de la esclava, y el buey se matará a pedradas.
33 »Si un hombre cava un pozo y, por no cubrirlo, cae en él un buey o un burro, 34 pagará los daños al propietario del animal, y el animal muerto quedará para él.
35 »Si un buey mata al buey de otra persona, los dos propietarios venderán el buey vivo, se repartirán el dinero, y cada uno se quedará con la mitad del buey muerto. 36 Pero si se sabía que el buey era bravo, su dueño deberá reponer el buey muerto con uno vivo, y se quedará con el buey muerto.
Protección de la propiedad
22 »Si alguien roba un buey y lo mata o lo vende, pagará cinco por uno: cinco bueyes serán devueltos por un buey robado. Si se trata de una oveja, serán cuatro por una: cuatro ovejas serán devueltas por una robada.
2 »Si el ladrón es sorprendido en el acto de entrar en una casa y lo matan, el que lo mató no es culpable. 3 Pero si ocurre a la luz del día, se presume que es homicidio, y el que lo mató es culpable. Si se captura a un ladrón, debe hacer completa restitución de lo robado. Si no puede, debe ser vendido como esclavo para cancelar su deuda. 4 Si es sorprendido robando un buey, un burro, una oveja o cualquier otra cosa, pagará el doble de su valor como multa.
5 »Si alguien deliberadamente deja suelto un animal, y este se introduce en la viña de un vecino o entra a pastar en su campo, con lo mejor de su propia cosecha esa persona deberá pagar todos los daños.
6 »Si se prende fuego para quemar la maleza, y el fuego pasa a la propiedad de un vecino y destruye su cosecha, sea que esté amontonada o que aún no haya sido cortada, el autor del fuego deberá pagar todos los daños.
7 »Si alguien entrega dinero o cosas de valor a otra persona para que se las guarde, y estos le son robados, el ladrón pagará el doble, en caso de que lo atrapen. 8 Pero si no se descubre al ladrón, entonces el hombre que recibió las cosas en depósito será llevado a los jueces, para que determinen si dispuso de los bienes o si participó en el robo.
9 »En todo caso en que un buey, un burro, una oveja, ropa o cualquier otra cosa se haya perdido, y el propietario piense que lo ha encontrado en poder de otro que lo niega, los dos se presentarán ante los jueces; y el que sea declarado culpable pagará el doble al otro.
10 »Si un hombre le pide a su vecino que le guarde un burro, una oveja o cualquier otro animal, y este muere, se hace daño, o se pierde, y no hay testigos que puedan dar cuenta de lo que ocurrió, 11 el vecino deberá jurar ante el Señor que no lo ha robado; y el propietario deberá aceptar su palabra, y no se hará restitución por ello. 12 Pero si el animal o la posesión del otro han sido robados, el que lo tenía en custodia deberá hacer restitución al propietario. 13 Si fue atacado por algún animal salvaje, traerá los despojos para confirmar el hecho, y no tendrá que hacer restitución.
14 »Si un hombre pide prestado un animal o cualquier otra cosa a un vecino, y lo prestado sufre daño o muere cuando el propietario no se encontraba presente, el hombre que lo tomó prestado deberá pagarlo. 15 Pero si el propietario estaba presente, no necesita pagar, y si era alquilado, solo tendrá que pagar el alquiler.
Responsabilidades sociales
16 »Si un hombre seduce a una mujer que aún no está comprometida, deberá pagar la dote usual y aceptarla por esposa. 17 Pero si el padre se niega a que se case con ella, pagará de todos modos la dote.
18 »Las hechiceras deberán ser condenadas a muerte.
19 »Cualquiera que tenga relaciones sexuales con animales deberá ser condenado a muerte.
20 »Cualquiera que ofrezca sacrificios a otros dioses, en vez de ofrecérselos sólo al Señor, será condenado a muerte.
21 »No maltraten ni opriman al extranjero. Recuerden que ustedes fueron extranjeros en Egipto.
22 »No hagan daño alguno a la viuda o al huérfano. 23 Si lo hacen, y ellos claman a mí pidiendo ayuda, ciertamente los ayudaré. 24 Entonces desataré mi ira contra ustedes y haré que mueran a filo de espada. ¡De este modo las que se quedarán viudas serán sus esposas, y los que se quedarán huérfanos serán sus hijos!
25 »Si prestan dinero a un israelita necesitado, no le cobrarán interés en la forma acostumbrada. 26 Si toman su túnica como prenda, deberán devolvérsela en la noche. 27 Es probable que sea su único abrigo, de modo que no tendrá con qué cobijarse en la noche. Si no le devuelven su túnica, y él clama a mí, entonces yo lo atenderé, porque soy muy compasivo.
28 »No ofenderán ni maldecirán a las autoridades, ni a los jueces ni a los gobernantes.
29 »Deberán dar el diezmo de sus cosechas y de sus vinos, y el pago de rescate de sus hijos primogénitos.
30 »En cuanto al primero de sus ganados y de sus rebaños, deberán entregármelos en el octavo día, después de dejarlo estar con su madre siete días.
31 »Y por cuanto ustedes son mi pueblo especial, no comerán la carne de ningún animal que haya sido atacado y muerto por una bestia salvaje. Esa carne se la echarán a los perros.
Leyes de justicia y de misericordia
23 »No acepten falsos rumores.
»No cooperen con el malvado apoyando su testimonio, cuando sepan que es falso.
2-3 »No sigan a las mayorías que intenten hacer mal. Cuando estén en el estrado de los testigos, no inclinen sus testimonios a favor de la mayoría presente ni hacia el pobre, por el simple hecho de ser pobre.
4 »Si encuentran el buey o el burro extraviado de su enemigo, llévenselo a su dueño. 5 Si ven que su enemigo trata de levantar su burro que ha caído bajo una pesada carga, deberán detenerse a ayudarle.
6 »La pobreza del hombre no es razón para torcer la justicia en su contra.
7 »Aléjense de todo intento de acusar a alguien falsamente. No permitan que un inocente sea condenado a muerte. Esto yo no lo toleraré.
8 »No acepten soborno, porque los inclina hacia la parcialidad y daña la causa del inocente.
9 »No oprimirán al extranjero, porque ustedes saben lo que es ser extranjero. Recuerden su experiencia en Egipto.
Leyes sabáticas
10 »Sembrarán y cosecharán durante seis años, 11 pero la tierra descansará durante el séptimo año, y los pobres del pueblo podrán espigar lo que salga espontáneamente; el resto lo dejarán para que coman los animales. Esta misma regla se aplica a sus viñedos y olivares.
12 »Trabajarán seis días solamente y descansarán el séptimo. Esto es para dar descanso a su buey y su asno, a sus esclavos y al extranjero que viva con ustedes.
13 »Obedezcan todas estas cosas, y recuerden que no deben ni siquiera mencionar el nombre de otro dios.
Las tres fiestas anuales
14 »Deberán celebrar tres fiestas religiosas en el año. 15 La primera es la de los Panes sin levadura. Durante siete días no comerán pan con levadura, conforme a lo que les he ordenado. Esta celebración será anual. La celebrarán en el mes de aviv, que fue el mes en que salieron de Egipto. Cada uno deberá ofrecerme algún sacrificio en esa fecha.
16 »También celebrarán la fiesta de las Primicias, en la que me ofrecerán las primicias de la cosecha. Y finalmente, la fiesta de la Cosecha, cuando termine el trabajo de recolección de la cosecha.
17 »Cada año, en estas tres fiestas, todo varón de Israel se presentará delante del Señor.
18 »Ningún sacrificio de sangre será ofrecido con panes con levadura; no se dejará la grasa del animal sacrificado para ofrecerla al día siguiente.
19 »Llevarán a la casa del Señor los primeros y mejores frutos de sus campos.
»No cocerán el cabrito en la leche de su madre.
El ángel del Señor
20 »Miren, estoy enviando un ángel delante de ustedes, para que lleguen con seguridad a la tierra que les he preparado. 21 Muéstrenle reverencia y obedezcan todas sus órdenes. No se rebelen contra él, porque él actúa en mi nombre, y no les perdonará sus faltas. 22 Si le obedecen cuidadosamente y siguen todas sus instrucciones, yo seré enemigo de sus enemigos. 23 Y mi ángel irá delante de ustedes y los conducirá a la tierra de los amorreos, de los ferezeos, de los hititas, de los cananeos, de los heveos y de los jebuseos, para que vivan en ella. Yo destruiré estos pueblos delante de ustedes.
24 »No adorarán dioses de otras naciones ni les ofrecerán sacrificios; no deben imitar el ejemplo de esos pueblos paganos. Deben vencerlos completamente y destrozar todos sus ídolos vergonzosos.
25 »Servirán al Señor su Dios solamente, y yo los bendeciré con alimentos y agua, y apartaré toda enfermedad de entre ustedes. 26 No habrá abortos ni esterilidad en su tierra, y vivirán a plenitud todos los días de su vida.
27 »El pánico del Señor caerá sobre las naciones que ustedes invadan, de modo que sus habitantes huirán delante de ustedes.
28 »Enviaré delante de ustedes avispas que expulsen a los heveos, cananeos e hititas. 29 No lo haré todo en un solo año, porque la tierra se convertiría en un desierto y los animales salvajes se multiplicarían, de manera que no se podrían dominar. 30 Los expulsaré poco a poco, hasta que la población de ustedes haya crecido lo suficiente como para llenar la tierra. 31 Los límites que les pondré serán desde el Mar Rojo hasta la costa de los filisteos, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Haré que ustedes venzan a los pueblos que hoy viven en esa tierra, y los expulsen de la región.
32 »No deberán hacer pacto con ellos, ni tendrán parte alguna con sus dioses. 33 No dejen que vivan entre ustedes, porque yo sé que ellos los contaminarán con su pecado de adorar a dioses falsos, y eso sería la ruina de ustedes».
Ratificación del pacto
24 El Señor le dijo a Moisés: «Sube con Aarón, Nadab, Abiú y setenta de los ancianos de Israel. Pero ellos no podrán acercarse, sino que se arrodillarán a cierta distancia. 2 Sólo tú podrás llegar junto a mí. Recuerda que nadie del pueblo podrá subir al monte».
3 Moisés anunció al pueblo todas las leyes y reglamentos que el Señor le había dado, y el pueblo respondió al unísono: «Obedeceremos todo lo que el Señor ha dicho». 4 Moisés escribió todo lo que el Señor le dijo.
Al día siguiente, Moisés se levantó muy temprano y construyó un altar al pie del monte, con doce columnas alrededor, pues doce eran las tribus de Israel. 5 Entonces envió a algunos de los jóvenes a hacer holocaustos y a sacrificar ofrendas de paz al Señor. 6 Moisés tomó la mitad de la sangre de estos animales y la echó en grandes vasijas. La otra mitad la roció sobre el altar. 7 Después leyó al pueblo el libro que había escrito, el Libro del Pacto, que contenía todas las órdenes y leyes de Dios. Y el pueblo dijo nuevamente:
―Solemnemente prometemos obedecer todas las leyes del Señor.
8 Moisés tomó la sangre que estaba en las vasijas, roció con ella al pueblo, y dijo:
―Esta sangre confirma y sella el pacto que el Señor ha hecho con ustedes, al darles estas leyes.
9 Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y los setenta ancianos de Israel subieron al monte 10 y vieron al Dios de Israel parado sobre una especie de pavimento hecho con piedras de zafiro, tan puro como el cielo. 11 Y aunque los ancianos pudieron contemplar a Dios, y comer y beber con él, no murieron, pues él no usó su poder para destruirlos.
12 El Señor le dijo a Moisés: «Sube al monte, donde estoy, y quédate hasta que yo te dé las leyes y los mandamientos que he grabado en tablas de piedra, para que puedas enseñárselos al pueblo».
13 Moisés y Josué, su ayudante, subieron al monte de Dios. 14 Antes de subir, Moisés les dijo a los ancianos: «Quédense aquí y espérennos hasta que regresemos. Si hay problemas mientras estamos ausentes, consulten con Aarón y Jur».
15 Cuando Moisés subió, una nube cubrió el monte. 16 La gloria del Señor reposó sobre el monte Sinaí. La nube cubrió el monte por seis días, y al séptimo día Dios llamó a Moisés desde la nube. 17 Los que estaban al pie del monte tuvieron una visión sobrecogedora. La gloria del Señor sobre la cumbre del monte parecía un fuego abrasador. 18 Y Moisés desapareció en la nube que cubría el monte, y estuvo allí cuarenta días y cuarenta noches.
Las ofrendas para el santuario
25 El Señor le dijo a Moisés: 2 «Dile al pueblo de Israel que el que quiera hacerme una ofrenda, puede traerme 3 cualquiera de las siguientes cosas: oro, plata, bronce, 4 tela azul, morada o escarlata, lino fino, pelo de cabra, 5 pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de cabra, madera de acacia, 6 aceite de oliva para las lámparas, especias para el aceite de la unción y para el incienso perfumado, 7 piedras de ónice y piedras finas para colocarlas en el efod y el pectoral. 8 Quiero que el pueblo de Israel me haga un santuario donde pueda habitar en medio de ellos. 9 Mi santuario será una tienda, un tabernáculo. Yo te daré el diseño de la construcción y los detalles de todos los utensilios.
El cofre
10 »Harás un cofre de madera de acacia, de un metro y diez centímetros de largo, por setenta centímetros de ancho y setenta de alto. 11 Lo recubrirás por dentro y por fuera con oro puro, y le pondrás una moldura de oro. 12 Harás cuatro argollas de oro y se las pondrás en las cuatro esquinas inferiores, dos por cada costado. 13-14 También harás unas varas de madera de acacia cubiertas de oro, y las pasarás por las argollas de los costados, para transportarlo. 15 Estas varas nunca serán sacadas de las argollas. 16 Cuando el cofre esté terminado, colocarás dentro de él las tablas que yo te daré con los Diez Mandamientos grabados en ellas.
17 »También le harás al cofre una cubierta de oro puro de un metro y diez centímetros de largo, por setenta centímetros de ancho. 18 Harás también dos querubines de oro, trabajados a martillo, y los colocarás a los dos extremos de la cubierta del cofre. 19 Tanto la tapa del cofre como los dos querubines serán hechos de una sola pieza. 20 Los querubines estarán uno frente al otro, mirando hacia el centro de la tapa del cofre, y tendrán sus alas extendidas sobre la cubierta de oro. 21 Pondrás la cubierta sobre el cofre y dentro pondrás las tablas de piedra que yo te daré. 22 Y me encontraré contigo allí, y conversaré contigo exactamente entre los dos querubines; y el cofre contendrá las leyes de mi pacto. Allí te diré los mandamientos que he promulgado para el pueblo de Israel.
La mesa
23 »Luego harás una mesa de madera de acacia, de noventa centímetros de largo, cuarenta y cinco de ancho y setenta de alto. 24 La cubrirás con oro puro y le harás una moldura de oro alrededor. 25 Le harás un borde de siete centímetros y medio de ancho. Alrededor del borde le pondrás una moldura de oro. 26-27 Harás cuatro argollas de oro y las pondrás en los costados, junto a las cuatro patas, cerca de la parte superior. Por ellas pasarán las varas que servirán para transportar la mesa. 28 Las varas las harás de madera de acacia, recubiertas de oro. 29 También harás tazones de oro, platos, cucharas, jarros y tazas para las ofrendas de líquidos. 30 Sobre la mesa pondrás el pan de la Presencia, el cual deberá permanecer continuamente delante de mí.
El candelabro
31 »Harás un candelabro de oro puro, fundido y martillado. Todo el candelabro y sus decorados estarán hechos de una sola pieza: la base, el tallo, los cálices, las copas y las flores. 32 De cada lado del candelabro central saldrán tres brazos, 33 cada uno de los cuales estará decorado con cálices en forma de flor de almendro. 34-35 El candelabro central también estará decorado con cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus capullos y flores. Cada uno será colocado debajo de cada juego de brazos. 36 Estos adornos, los brazos y el candelabro central, serán de una pieza de oro martillado.
37 »Harás siete lámparas para el candelabro, y las pondrás de modo que alumbren hacia adelante. 38 Sus despabiladeras y sus platillos serán también de oro puro. 39 Necesitarás unos treinta y tres kilos de oro fino para el candelabro y todos sus accesorios.
40 »Ten cuidado de hacer todo siguiendo el modelo que te he mostrado aquí en el monte.
El santuario
26 »Harás el santuario con diez cortinas de lino fino retorcido, teñidas de azul, morado y escarlata; en ellas bordarás figuras de querubines. 2 Las medidas serán de doce metros y medio de largo y un metro con ochenta de ancho. Todas las cortinas tendrán las mismas medidas. 3 Las unirás por sus extremos, de cinco en cinco, para formar dos cortinas largas, una para cada lado. 4-5 Estarán unidas por medio de ojales de color morado, cincuenta a cada lado. 6 Harás cincuenta corchetes de oro para unir los ojales de los dos conjuntos de cortinas, de modo que el santuario, que es la morada de Dios, sea un todo.
7-8 »El techo del santuario estará hecho de lonas de pelo de cabra. Harás once de estas lonas, cada una de trece metros y medio de largo y un metro ochenta de ancho. 9 Unirás cinco lonas para una parte y seis para la otra. La sexta lona colgará al frente de la tienda. 10-11 Usarás cincuenta ojales en los bordes de cada una de estas piezas, para unirlas con cincuenta corchetes de bronce. De esta manera las dos piezas formarán una sola. 12 Sobrará medio metro de estas lonas, el cual colgará en la parte posterior del santuario, 13 y medio metro por la parte frontal. 14 Sobre estas lonas colocarás una cubierta de cueros de carnero, teñida de rojo, y sobre esta cubierta colocarás otra de pieles de cabras. Esto completará el techo.
15-16 »El armazón del santuario estará hecho de madera de acacia. Cada pieza será de cuatro metros y medio de largo por setenta centímetros de ancho. Irán en posición vertical 17 y se unirán con espigas por los costados. 18-19 Con veinte de estas tablas formarás el costado sur del santuario, sobre cuarenta bases de plata, dos bases para cada tabla. 20 En el costado norte también habrá veinte de estas tablas 21 con sus cuarenta bases de plata, dos bases por cada tabla, una debajo de cada esquina. 22 En el costado occidental habrá seis tablas, 23 y dos más en cada esquina. 24 Estas tablas estarán unidas de las esquinas mediante ganchos, abajo y arriba. 25 De modo que serán ocho tablas en ese extremo, con dieciséis bases de plata para las tablas, dos bases por cada tabla.
26-27 »Harás cinco travesaños de madera de acacia para cada costado del santuario, y cinco para las tablas de la parte occidental. 28 Uno de los travesaños centrales pasará por el centro de las tablas a todo lo largo del santuario. 29 Cubrirás las tablas de oro, y harás argollas de oro por donde pasen los travesaños. También cubrirás los travesaños con oro. 30 Construirás el santuario como yo te he mostrado en el monte.
31 »Dentro del santuario harás una cortina de tela azul, morada y escarlata, de lino fino torcido, con querubines bordados en ella. 32 La colgarás de cuatro postes de acacia cubiertos de oro, cada una con un gancho de oro. Los postes estarán asentados en cuatro bases de plata. 33 Colgarás la cortina de los ganchos. Detrás de esta cortina pondrás el cofre que contiene las tablas de piedra donde están grabadas las leyes de Dios. La cortina separará el Lugar Santo del Lugar Santísimo. 34 Sobre el cofre, que estará en el Lugar Santísimo, pondrás el propiciatorio, es decir, la cubierta de oro del cofre. 35 La mesa y el candelabro los pondrás frente a frente en la parte exterior de la cortina. El candelabro estará en la parte sur del Lugar Santo, y la mesa en el costado norte.
36 »Para la entrada del santuario harás otra cortina de lino fino torcido de color azul, morado y escarlata, bordada artísticamente. 37 Colgarás esta cortina de cinco postes de madera de acacia cubiertos de oro, con un gancho de oro y base de bronce para cada columna.
El altar de los holocaustos
27 »Con madera de acacia harás un altar cuadrado, de dos metros y medio por lado, y de un metro y medio de alto. 2 En cada esquina del altar pondrás un cuerno firmemente unido; y todo estará cubierto de bronce. 3 Los recipientes para las cenizas, las palas, las vasijas y los braseros serán de bronce. 4 Harás un enrejado de bronce, con una argolla de metal en cada esquina, 5 y lo colocarás debajo de la cubierta del altar, de modo que llegue a la mitad de la altura. 6 Para mover el altar harás varas de madera de acacia, cubiertas de bronce. 7 Para transportar el altar pondrás las varas en las argollas que tiene a cada costado. 8 El altar será hueco, hecho de tablas, como te fue mostrado en el monte.
El atrio
9-10 »Luego harás un atrio para el santuario, el cual estará encerrado con cortinas hechas de lino fino torcido. En el costado sur, las cortinas se extenderán a lo largo de cuarenta y cinco metros y estarán suspendidas de veinte postes, asentados sobre veinte bases de bronce. Las cortinas estarán sujetas por medio de ganchos y varillas de plata, unidos a los postes. 11 El costado norte será igual: cortinas a lo largo de cuarenta y cinco metros, colgadas de veinte postes asentados sobre bases de bronce y sujetas con ganchos y varillas de plata. 12 El costado occidental del atrio será de veintidós metros y medio, con diez postes y diez bases. 13 El lado oriental también será de veintidós metros y medio. 14-15 A cada costado de la entrada habrá siete metros de cortinas, con tres postes y tres bases en cada lado.
16 »La entrada del atrio tendrá una cortina de nueve metros de largo, hecha de lino fino torcido, teñido de azul, morado y escarlata, y bordada en forma artística. Estará colgada de cuatro postes asentados sobre cuatro bases. 17 Todos los postes alrededor del atrio estarán unidos por medio de barras de plata, montadas en ganchos de plata. Los postes estarán asentados sobre bases de bronce. 18 Todo el atrio será de cuarenta y cinco metros de largo y veintidós y medio de ancho, y las cortinas serán de dos metros y medio de alto, hechas de lino fino torcido.
19 »Todos los utensilios que se necesiten en el santuario, incluyendo todas las estacas y los clavos, serán de bronce.
El aceite para el candelabro
20 »Pide al pueblo de Israel que te traiga aceite puro de oliva, para usarlo en las lámparas del santuario, de modo que se mantengan siempre encendidas. 21 Aarón y sus hijos colocarán las lámparas en el Lugar Santo, y las mantendrán encendidas delante del Señor día y noche. Esta será una norma permanente para el pueblo de Israel.
Las vestiduras sacerdotales
28 »Consagra a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, para que me sirvan como sacerdotes y ministros. 2 Hazle vestiduras especiales a Aarón, para indicar que está separado para el servicio de Dios, vestiduras hermosas que señalen la dignidad de su oficio. 3 Ordena a quienes he dotado de capacidad para ello, que le hagan vestiduras que lo distingan de los demás, para que pueda desempeñar el oficio de sacerdote. 4 Estas son las vestiduras que harán: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, una mitra y un cinturón. También harán vestiduras especiales para los hijos de Aarón.
El efod
5-6 »El efod será una gran obra de arte, en la que usarán hilos de oro e hilos de lino fino de color azul, morado y escarlata. 7 Consistirá de dos piezas que se unirán sobre los hombros. 8 El cinto estará hecho del mismo material, hilos de oro e hilos de lino fino torcido de color azul, morado y escarlata. 9 Tomarán dos piedras de ónice y grabarán en ellas los nombres de las tribus de Israel. 10 Habrá seis nombres en cada piedra, dispuestos según el orden de su nacimiento. 11 Cuando graben estos nombres, deberán usar la misma técnica que se usa para hacer un sello, y montarán las piedras en oro. 12 Deberán montar las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo para Israel: Aarón llevará sus piedras delante del Señor, como un recuerdo constante. 13-14 Harán dos cadenas de oro puro, trenzadas en forma de cordón, la cuales se unirán con enlaces de oro, sobre las hombreras del efod.
El pectoral
15 »Luego, con gran esmero harán el pectoral, para que sea usado para impartir justicia. Usa hilos de oro y de lino fino torcido de color azul, morado y escarlata, como en el efod. 16 Será cuadrado, y estará hecho de dos pedazos de tela que formarán una bolsa de veinte centímetros de lado. 17 Pondrás cuatro hileras de piedras. En la primera hilera habrá un rubí, un topacio y una esmeralda. 18 En la segunda hilera, una turquesa, un zafiro y un diamante. 19 En la tercera, un jacinto, un ágata y una amatista. 20 En la cuarta, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán engastadas en oro. 21 Cada piedra representará una tribu de Israel, y el nombre de cada tribu será grabado en cada piedra como un sello.
22-24 »Unirás la parte superior del pectoral al efod por medio de dos cordones trenzados de oro puro. Un cabo de cada cordón estará atado a un anillo de oro colocado en la parte superior del pectoral. 25 Los otros extremos de los dos cordones serán atados a la parte delantera de los engastes de las piedras de ónice, que estarán sobre las hombreras del efod. 26 Harás dos anillos de oro y los colocarás en las partes interiores e inferiores del pectoral. 27 Además, harás dos anillos de oro para fijarlos en la parte delantera de las dos hombreras del efod, a la altura del cinto. 28 Fijarás la parte inferior del pectoral a los anillos del efod por medio de cintas azules. Esto evitará que el pectoral se separe del efod. 29 De esta manera, Aarón llevará los nombres de las tribus de Israel en el pectoral, sobre su corazón, cuando entre al Lugar Santo. Así el Señor los recordará continuamente. 30 Dentro del pectoral pondrás el urim y el tumim,[a] para que Aarón los lleve junto a su corazón cuando entre en la presencia del Señor. De esta manera llevará siempre, junto a su corazón, el urim y el tumim que le servirán para impartir justicia.
Otras vestiduras sacerdotales
31 »El manto del efod será hecho con tela de color morado, 32 con una abertura para la cabeza. Tendrá un borde tejido alrededor de la abertura, como refuerzo. Será como el que se hace en el cuello de un chaleco, para que no se rompa fácilmente. 33-34 El borde inferior del efod estará bordado con granadas de color azul, morado y escarlata, que se alternarán con campanillas de oro. 35 Aarón usará el efod siempre que entre a servir delante del Señor. Las campanillas sonarán cada vez que él entre y salga de la presencia del Señor en el Lugar Santo, para que no muera.
36 »Además, harás una lámina de oro puro y grabarás en ella: dedicado al Señor, como se hace con un sello. 37-38 Esta lámina estará atada con una cinta morada a la parte delantera de la mitra. Aarón la llevará siempre sobre la frente, para que el Señor acepte las ofrendas de los israelitas, pues él cargará con los pecados que el pueblo cometa al presentar sus ofrendas. Así el Señor les perdonará y aceptará sus ofrendas.
39 »Tejerás la túnica de Aarón de lino fino, y también del mismo lino harás la mitra y un cinto bordado.
40 »Para los hijos de Aarón harás túnicas, cintos y mitras que les den un aspecto honorable y respetable. 41 Les pondrás a Aarón y a sus hijos estas vestiduras y luego los dedicarás al ministerio, ungiéndolos en la cabeza con aceite de oliva y santificándolos como sacerdotes y ministros míos. 42 También les harás calzoncillos de lino, que usarán debajo de la túnica, pegados a su cuerpo, que les lleguen desde la cadera hasta las rodillas. 43 Aarón y sus hijos los usarán cada vez que entren en el santuario, al altar del Lugar Santo, para que no incurran en falta y, por esto, mueran. Esta es una ordenanza permanente para Aarón y sus hijos.
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