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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Nehemías 3:15-5:13

15 Salum hijo de Colhozé, que era gobernador del distrito de Mispá, reparó la entrada de la Fuente. La cubrió con un techo y colocó los portones con sus cerrojos y sus barras. También arregló el muro desde el estanque de Siloé, que está junto al jardín del rey, hasta las escaleras que bajan de la parte más antigua de la ciudad de Jerusalén.

16 Nehemías hijo de Azbuc, que era gobernador de la mitad del distrito de Bet-sur, reparó la siguiente sección del muro que está frente a la tumba de David, hasta el estanque de agua y el cuartel de los soldados.

Los colaboradores de la tribu de Leví

17 Éstos fueron los descendientes de Leví que trabajaron en la reconstrucción del muro de protección:

Rehúm hijo de Baní, y después Hasabías, que era gobernador de la mitad del distrito de Queilá, repararon la sección que seguía, en representación de su distrito.

18 Luego continuó el trabajo Bavai hijo de Henadad, que era gobernador de la otra mitad del distrito de Queilá.

19 Éser hijo de Josué, gobernador de Mispá, reparó la sección frente a la calle que lleva al depósito de armas de la esquina. 20 Después Baruc hijo de Zabai reparó la sección que va desde la esquina hasta la puerta de la casa de Eliasib, el jefe de los sacerdotes. 21 Meremot hijo de Urías, y nieto de Cos, reparó la sección que va desde la puerta de la casa de Eliasib hasta donde termina.

Los sacerdotes también reconstruyeron

22 Los sacerdotes que vivían en el valle del río Jordán trabajaron en la reconstrucción de las secciones que seguían. 23 Luego los sacerdotes Benjamín y Hasub repararon la sección del muro que quedaba frente a su casa. Azarías hijo de Maaseías, nieto de Ananías, reparó el muro junto a su casa. 24 Binuy hijo de Henadad reparó otra sección, que va de la casa de Azarías hasta el ángulo de la esquina.

25 Palal hijo de Uzai reparó el muro frente a la esquina, y la torre alta del palacio del rey, que está en el patio de la guardia. Pedaías hijo de Parós 26 y los servidores del templo que vivían en Ófel repararon la sección del este, que está frente a la entrada del Agua. También repararon la torre.

Otros colaboradores

27 Los de Tecoa repararon la sección del muro que iba desde enfrente de la torre grande hasta el muro de Ófel.

28 Algunos sacerdotes repararon el muro frente a sus casas, desde la entrada de los Caballos. 29 También Sadoc hijo de Imer reparó el muro frente a su casa.

La siguiente sección la reconstruyó Semaías hijo de Secanías, que era guardián de la entrada del Este. 30 De la siguiente sección se encargaron Hananías hijo de Selemías y Hanún, el sexto hijo de Salaf.

Mesulam hijo de Berequías trabajó en la sección del muro que estaba frente a su casa. 31 Malquías, que fabricaba excelentes objetos de plata, reparó la sección que seguía, hasta la casa de los servidores del templo y de los comerciantes, frente a la entrada de Revisión y hasta el puesto de vigilancia de la esquina.

32 La sección que va desde allí hasta la entrada de las Ovejas fue reparada por los fabricantes de objetos de plata, y por los comerciantes.

Oposición a la obra

Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo el muro, se enojó mucho. Se puso furioso y comenzó a burlarse de los judíos. Delante de sus compañeros y del ejército de Samaria dijo:

«¿Qué se traen entre manos esos pobres judíos? ¿Creen que podrán reconstruir la ciudad y volver a ofrecer sacrificios? ¿Creen que podrán hacerlo en un día? ¿Piensan que de ese montón de escombros van a sacar piedras nuevas?»

Tobías el amonita, que estaba con él, añadió: «¡El muro que están edificando es muy débil! ¡Basta que se suba una zorra para que se caiga!»

Entonces yo oré:

«¡Dios nuestro, escucha cómo nos ofenden! Haz que todo lo malo que nos desean les pase a ellos. Haz que se los lleven a la fuerza a otro país, y que les roben todo lo que tienen. No les perdones sus maldades ni te olvides de sus pecados pues nos han insultado por reconstruir el muro».

Así que seguimos reconstruyendo el muro, y como la gente trabajaba con entusiasmo, el muro pronto estaba hasta la mitad de su altura. Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod se enteraron de que la reparación del muro de Jerusalén seguía adelante, y que ya se estaban cerrando las partes caídas, se enojaron muchísimo. Todos juntos hicieron un plan para pelear contra nosotros y desanimarnos. Entonces oramos a Dios y pusimos guardias de día y de noche para protegernos. 10 La gente de Judá se quejaba: «Ya no tenemos fuerzas, y los escombros son muchos. No podremos terminar de reparar los muros».

11 Nuestros enemigos pensaban que no conocíamos sus planes, y que nos podrían atacar por sorpresa, para matarnos y así detener la reconstrucción. 12 Pero cada vez que nuestros enemigos venían a atacarnos, los nuestros que vivían cerca de ellos nos avisaban. 13 Por eso ordené que todos tuvieran listas sus armas: espadas, lanzas y arcos. Luego les pedí que se colocaran agrupados por familias detrás del muro, en los espacios que todavía no habían sido reparados. 14 Como vi que estaban preocupados, me levanté y les dije a los jefes, a los gobernadores y a todos los demás: «No tengan miedo. Recuerden que Dios es poderoso, y que ante él todos tiemblan. ¡Luchen por sus compatriotas, sus hijos, hijas, esposas y hogares!»

15 Cuando nuestros enemigos se enteraron de que conocíamos sus planes, reconocieron que Dios estaba de nuestra parte. Entonces todos nosotros volvimos a trabajar en la reparación del muro. 16 Desde ese momento, la mitad de nosotros trabajaba en la reconstrucción y la otra mitad permanecía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes apoyaban a todos los de Judá 17 que estaban reparando el muro. Los que cargaban materiales lo hacían de tal manera que con una mano trabajaban y con la otra sostenían su arma. 18 Todos tenían su espada sujeta a la cintura mientras trabajaban. El que tocaba la trompeta estaba al lado mío, 19 pues yo les había dicho a los jefes y a los asistentes, y a todos los demás:

«El trabajo es demasiado y falta mucho por reconstruir; además, estamos repartidos por todo el muro y lejos unos de otros. 20 Por eso, si nos atacan, oirán sonar la trompeta. Si así sucede, corran a ayudarnos. Nuestro Dios luchará por nosotros».

21 Desde que salía el sol hasta que aparecían las estrellas, la mitad de la gente reparaba el muro, y los demás mantenían las lanzas en sus manos. 22 Yo también le había dicho a la gente que todos debían pasar la noche dentro de Jerusalén para protegerse, y trabajar solamente durante el día. 23 Por eso, ni mis parientes ni mis ayudantes, ni los hombres de la guardia que me acompañaban, nos quitábamos la ropa para dormir. Cada uno mantenía el arma en la mano.

Problemas entre el pueblo

Tiempo después, varios hombres y mujeres protestaron contra sus compatriotas judíos. Algunos que tenían muchos hijos decían que les faltaba trigo para darles de comer. Otros decían que, para obtener un préstamo y así poder comprar trigo, habían tenido que hipotecar sus campos, casas y viñedos. También estaban los que decían que, para pagar los impuestos sobre sus campos y viñedos habían tenido que pedir dinero prestado. Además, decían:

«Somos de la misma raza que nuestros compatriotas, y nuestros hijos tienen los mismos derechos que los de ellos. Sin embargo, tendremos que vender a nuestros hijos como esclavos. La verdad es que algunas de nuestras hijas ya lo son, y no podemos hacer nada para evitarlo, porque nuestros campos y viñedos ya pertenecen a otros».

Cuando escuché sus quejas, me enojé mucho. Y después de pensarlo bien, reprendí a los jefes y a los gobernantes por tratar mal a sus propios compatriotas, y les mandé que se reunieran para hablar del asunto. Entonces les dije:

«Nosotros hemos estado haciendo todo lo posible por rescatar a nuestros compatriotas que fueron vendidos como esclavos a otras naciones. Ahora ustedes los están obligando a venderse de nuevo, y después nosotros tendremos que volver a rescatarlos».

Ellos no supieron qué responder, así que se quedaron en silencio. Entonces yo les dije:

—Lo que ustedes están haciendo no está bien. Para evitar las burlas de nuestros enemigos ustedes tienen que demostrar que respetan a Dios. 10 Además, sepan que mis parientes, mis ayudantes y yo, hemos prestado dinero y trigo a estos compatriotas nuestros. Pero ahora vamos a decirles que no nos deben nada. 11 Ustedes deben devolverles hoy mismo sus campos, sus viñedos, sus olivares y sus casas. No los obliguen a pagar lo que deben, ya sea dinero, trigo, vino o aceite, ni los obliguen a pagar intereses.

12 Ellos respondieron:

—Haremos lo que nos dices. Les devolveremos sus propiedades y no los obligaremos a pagar nada.

Entonces llamé a los sacerdotes para que delante de ellos prometieran cumplir lo que habían dicho. 13 Además, me sacudí la ropa y dije:

—Así sacuda Dios a todos los que no cumplan con esta promesa. Que Dios les quite sus casas, sus terrenos y todo lo que posean.

Todos los que estaban reunidos allí dijeron: «¡Que así sea!», y alabaron a Dios. Y todos cumplieron lo que habían prometido.

1 Corintios 7:25-40

Consejos para los solteros

25 Para los solteros y las solteras, no tengo ninguna orden del Señor Jesucristo. Sólo les doy mi opinión, y pueden confiar en mí, gracias al amor con que Dios me ha tratado. 26-27 Me parece que los que están casados no deben separarse, y que si están solteros no deben casarse. Estamos viviendo momentos difíciles. Por eso creo que es mejor que cada uno se quede como está. 28 Sin embargo, quien se casa no comete ningún pecado. Y si una mujer soltera se casa, tampoco peca. Pero los casados van a tener problemas, y me gustaría evitárselos.

29 Lo que quiero decirles es que ya no hay tiempo que perder. Los que están casados deben vivir como si no lo estuvieran; 30 los que están tristes, como si estuvieran alegres; los que están alegres, como si estuvieran tristes; los que compran, como si no tuvieran nada; 31 los que están sacándole provecho a este mundo, como si no se lo sacaran. Porque este mundo que conocemos pronto dejará de existir.

32-34 Yo quisiera no verlos preocupados. Los solteros se preocupan de las cosas de Dios y de cómo agradarle. También las viudas y las solteras se preocupan por agradar a Dios en todo lo que hacen y piensan. En cambio, los casados se preocupan por las cosas de este mundo y por agradar a su propia esposa. También las casadas, lo mismo que las jóvenes comprometidas, se preocupan por las cosas de este mundo y por agradar a su propio esposo. Por eso tienen que pensar en distintas cosas a la vez.

35 No les digo todo esto para complicarles la vida, sino para ayudarlos a vivir correctamente y para que amen a Dios por encima de todo. 36 Sin embargo, si un hombre está comprometido con su novia, y piensa que lo mejor es casarse con ella porque ya tiene edad para hacerlo, que se casen, pues no están pecando. 37 Pero si alguno no se siente obligado a casarse y puede controlar sus deseos, hará bien en no casarse. 38 Así que, quien se casa hace bien, y quien no se casa, hace mejor.

39 La casada está unida a su esposo mientras el esposo vive. Pero si el esposo muere, ella queda en libertad de casarse con cualquier hombre, con tal de que sea cristiano. 40 Sin embargo, creo que sería más feliz si no volviera a casarse. Me permito opinar, pues creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.

Salmos 32

La bendición del perdón

SALMO 32 (31)

Poema de David.

32 Dios mío,
tu perdón nos llega a todos
como una bendición;
tu perdón borra
nuestros pecados y rebeldías.
Tú bendices y declaras inocentes,
a los que no actúan con malicia.

Mientras no te confesé mi pecado,
las fuerzas se me fueron acabando
de tanto llorar.
Me castigabas día y noche,
y fui perdiendo fuerzas,
como una flor que se marchita
bajo el calor del sol.

Pero te confesé mi pecado,
y no oculté mi maldad.
Me decidí a reconocer
que había sido rebelde contigo,
y tú, mi Dios, me perdonaste.

Por eso los que te amamos
oramos a ti en momentos de angustia.
Cuando vengan los problemas,
no nos podrán alcanzar.
Tú eres mi refugio;
tú me libras del peligro,
por eso, con voz fuerte,
canto y festejo mi liberación.

Tú me dijiste:
«Yo te voy a instruir;
te voy a enseñar
cómo debes portarte.
Voy a darte buenos consejos
y a cuidar siempre de ti.
Los mulos y los caballos
son tercos y no quieren aprender;
para acercarse a ellos
y poderlos controlar,
hay que ponerles rienda y freno.
¡No seas tú como ellos!»

10 A los malvados les esperan
muchos sufrimientos,
pero a los que confían en ti
los cubres con tu gran amor.

11 Ustedes, pueblo de Dios,
¡alábenlo y hagan fiesta!
Y ustedes, los de corazón sincero,
¡canten a Dios con alegría!

Proverbios 21:5-7

Cuando las cosas se piensan bien,
el resultado es provechoso.
Cuando se hacen a la carrera,
el resultado es desastroso.

Las riquezas que amontona el mentiroso
se desvanecen como el humo;
son una trampa mortal.

La violencia destruye a los malvados
porque se niegan a hacer justicia.