Bible in 90 Days
40 »Luego mandaron traer a gente de tierras lejanas, y mientras tanto se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas. Cuando ellos llegaron, ellas los recibieron 41 recostadas en lujosas camas. La mesa estaba ya servida, frente a ellas, y allí pusieron el incienso y el perfume que antes me ofrecían a mí.
42 »El griterío que se escuchaba era el de una multitud en fiesta. Era la gente que había llegado del desierto, y que estaba adornando a esas mujeres con pulseras y con bellas diademas. 43 Entonces pensé: “Éstos van a acostarse con esas prostitutas. ¡Pero tan acabadas están, que ni para prostitutas sirven!” 44 Y así sucedió. Una y otra vez tuvieron relaciones sexuales con Oholá y con Oholibá, ese par de mujerzuelas. 45 Pero un día los hombres justos las acusarán y declararán culpables, porque son unas adúlteras y asesinas.
46 »Yo, el Dios de Israel, ordeno que se reúna todo el pueblo para acusarlas, y que les haga sentir miedo y les quite todo lo que tengan. 47-48 Que las mate a pedradas y las atraviese con espadas. Que mate a sus hijos y a sus hijas, y que les prenda fuego a sus casas. Así terminaré de una vez por todas con esa conducta repugnante. Y cuando las demás mujeres vean el castigo que les daré a Oholá y a Oholibá, no seguirán su mal ejemplo. 49 Esas dos hermanas sufrirán el castigo que merecen, por entregarse a la prostitución y por adorar a los ídolos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».
El ejemplo de la olla hirviendo
24 Habían pasado nueve años desde que llegamos presos a Babilonia. Era el día diez del mes de Tébet[a] cuando Dios me dijo:
2-6 «Ezequiel, toma nota de esta fecha, porque hoy mismo el rey de Babilonia ha empezado su ataque contra Jerusalén. Quiero que vayas a ver a los israelitas, y que delante de ellos hagas lo siguiente: Pon una olla en el fuego, y llénala de agua para cocinar carne. Echa en ella lo mejor de la pierna, del lomo y de los huesos. Échale leña al fuego, para que se cueza bien todo. Cuando termines, dales este mensaje de mi parte:
“¡Ay de ti, ciudad asesina!
Eres como una olla oxidada,
que no se puede limpiar.
Saca ahora los trozos de carne,
no importa el orden en que salgan.
7 ¡Estás toda manchada de sangre!
A la gente que mataste
la estrellaste contra las rocas;
¡no dejaste que esa sangre
la absorbiera la tierra!
8 Pero yo dejaré que la sangre
se seque sobre la roca desnuda.
Así podré verla siempre,
y no se calmará mi enojo
hasta que haya hecho justicia.
9-10 Les juro que así será.
”¡Ay de ti, ciudad asesina!
Yo mismo traeré la leña.
Y tú, Ezequiel, ¡atiza el fuego!
Que se cueza bien la carne,
hasta que el caldo se consuma
y los huesos se quemen por completo.
11 Pon sobre el fuego la olla vacía,
para que el cobre se caliente.
Así se pondrá al rojo vivo,
y el óxido se le quitará.
12 ¡Aunque es tanto el óxido que tiene
que ni con fuego se le quitará!
13 ”Tú, Jerusalén, eres como una olla oxidada. Tienes tan pegado tu pecado, que aunque quise limpiarte no quedaste limpia. Sólo quedarás limpia después de que te haya castigado. 14 De eso me encargaré yo mismo. No voy a cambiar de parecer. Voy a castigarte sin piedad ni compasión, por todo lo que has hecho. Te juro que lo haré; ya he dado mi palabra, y la cumpliré”».
Muerte de la esposa de Ezequiel
15 Dios también me dijo:
16-17 «Ezequiel, tú quieres mucho a tu esposa, pero yo te la voy a quitar de repente. Y no quiero que llores, ni que des muestras de dolor como hace todo el mundo cuando alguien muere. Vas a tener que sufrir en silencio».
18 Por la mañana hablé con la gente, y por la tarde mi esposa murió. Al día siguiente me comporté como Dios me ordenó que lo hiciera. 19 La gente me decía:
—Con esto que haces, tú nos quieres decir algo. ¿De qué se trata?
20 Y yo les contestaba:
—Se trata de un mensaje que Dios me dio. 21 Me ordenó decirles de su parte lo siguiente:
“Israelitas, ustedes se sienten muy orgullosos de mi templo. Pero aunque lo quieren y lo admiran, yo voy a destruirlo. Y voy a dejar que maten a los hijos y a las hijas de ustedes que se quedaron en Jerusalén.
22-24 ”Cuando eso pase, ustedes no deberán llorar ni dar muestras de dolor como lo hace todo el mundo cuando alguien se muere. Al contrario, harán lo mismo que Ezequiel. Y por causa de sus pecados, quedarán sin fuerzas y apenas les quedarán fuerzas para llorar. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
25-26 ”Ezequiel, yo les quitaré el templo del que están orgullosos, y al que tanto quieren y admiran; y también les arrebataré a sus hijos y a sus hijas. Cuando eso suceda, uno de los que queden con vida vendrá a darte la noticia. Entonces tú 27 romperás tu silencio y hablarás con quien te traiga la noticia. Tú mismo serás la señal para el pueblo, y así reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.
Mensajes contra las naciones
Contra Amón
25 1-3 Dios también me dijo:
«Ezequiel, enfréntate a los amonitas y diles de mi parte que pongan mucha atención a este mensaje contra ellos:
“Ustedes se alegraron cuando vieron que mi templo y la tierra de Israel eran destruidos. Ustedes se burlaron de mi pueblo cuando vieron que se lo llevaban prisionero a otro país. 4 Por eso, voy a dejar que los pueblos del este los conquisten a ustedes y se adueñen de su tierra. Ellos vendrán y pondrán sus campamentos en el país de ustedes, y allí se quedarán a vivir. Todo lo que produzcan los campos y los rebaños de ustedes les servirá de alimento a ellos. 5 Y aunque Rabá es la ciudad más importante de ustedes, yo la convertiré en pastizal para los camellos. ¡Amonitas, yo convertiré su país en un campo de ovejas! Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
6 ”Ustedes los amonitas se han burlado de Israel. Han festejado su desgracia. Yo sé que así fue, 7 y por eso voy a castigarlos. Voy a dejar que las naciones se apoderen de todo lo que ustedes tienen. De tal manera los destruiré, que ustedes desaparecerán de entre los pueblos. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.
Contra Moab
8 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Ustedes los moabitas menosprecian a Judá. Piensan que es igual que las otras naciones. 9-11 Por eso voy a dejar que los pueblos del este se adueñen de su país. Harán con ustedes lo mismo que hicieron con los amonitas: de un extremo al otro les quitarán las mejores ciudades. Les quitarán Bet-jesimot, Baal-megón y Quiriataim, que son su motivo de orgullo. Así es como voy a castigarlos, y nunca nadie volverá a acordarse de ustedes. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.
Contra Edom
12 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Edom se vengó cruelmente del pueblo de Judá. Resulta grandemente culpable, 13 y por eso lo voy a castigar. Desde Temán hasta Dedán, todo el país quedará en ruinas. Voy a destruir a todos sus animales, y su gente morirá atravesada por la espada. 14 Mi pueblo Israel se encargará de ejecutar mi castigo contra Edom. Por medio de él descargaré sobre Edom todo mi enojo. Así sabrán cómo soy cuando tomo venganza. Les juro que así lo haré”.
Contra los filisteos
15 »Yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Desde hace mucho tiempo, los filisteos han sido enemigos de mi pueblo Judá. Para vengarse de él, lo destruyeron con gran crueldad. 16 Por eso declaro que los voy a castigar. En mi enojo los destruiré, y acabaré con todos los que aún quedan en los pueblos de la costa. 17 Es tanto mi enojo que los castigaré duramente. ¡Mi venganza contra ellos será terrible! Cuando lo haga, reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».
Contra Tiro
26 1-2 Habían pasado once años desde que llegamos presos a Babilonia, y el día primero del mes de Adar,[b] Dios me dijo:
«Ezequiel, hombre mortal, la ciudad de Tiro se burla de Jerusalén y dice:
“¡La gran ciudad,
centro del comercio mundial,
ha quedado en ruinas!
¡Ahora me toca a mí
hacerme rica como ella!”
3 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Ciudad de Tiro, yo me pondré en contra tuya. Haré que se levanten contra ti muchas naciones, como se levantan las olas en el mar. 4 Esas naciones derribarán tus murallas y echarán abajo tus torres; de la ciudad no quedarán más que piedras. 5-6 Te saquearán por completo. Tus playas no servirán más que para poner las redes a secar, y en tus ciudades en tierra firme la gente morirá atravesada por la espada. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Les juro que así será.
7 ”Ciudad de Tiro, voy a traer del norte al rey Nabucodonosor, para que te ataque. Nabucodonosor es rey de Babilonia; es el rey más poderoso que existe. Vendrá con un ejército grande y poderoso, 8 y matará a la gente de tus ciudades en tierra firme. Para conquistarte, lanzará sus ejércitos contra ti. Construirá rampas y hará escaleras, 9 y traerá máquinas para derribar la muralla y las torres de la ciudad.
10 ”El rey de Babilonia entrará por los portones de tu ciudad, como todo un conquistador. Sus caballos levantarán tanto polvo que ni respirar podrás, y harán tanto ruido al andar que las murallas se sacudirán. 11 ¡Tus calles quedarán totalmente pisoteadas!
”Nabucodonosor matará a todo tu pueblo, y derribará tus gruesas columnas. 12 Sus soldados se adueñarán de todas tus riquezas y mercancías, derribarán tus murallas y tus hermosos palacios, y luego echarán al mar todos los escombros. 13 Así es como pondré fin a tus fiestas y celebraciones. 14 Ciudad de Tiro, vas a quedar completamente desierta, como una roca donde se ponen las redes a secar, y nadie volverá a edificarte. Yo, el Dios de Israel, he dado mi palabra y la cumpliré.
15 ”Además, ciudad de Tiro, quiero decirte que será tan fuerte el ruido de tu caída, y tan agudos los gritos de dolor de quienes queden con vida, que los países cercanos al mar temblarán de miedo. 16 Todos sus reyes bajarán de sus tronos, se quitarán sus ropas reales, y llenos de miedo se sentarán en el suelo. Cuando vean lo que va a pasar contigo, se espantarán tanto que no dejarán de temblar. 17 Entonces te dedicarán este canto fúnebre:
“Ciudad de Tiro, antes tan conocida,
tan poderosa en el mar
y tan temida por todos,
¡cómo has quedado destruida!
18 Tu caída hace que tiemblen
los países a la orilla del mar;
los que viven en las islas
están llenos de miedo.
19 ”Pon atención a lo que te digo. Ciudad de Tiro, quedarás hecha un basurero. Serás como una ciudad fantasma, donde nadie vivirá. Yo haré que te hundas en las profundidades del mar. 20 Te hundirás en lo más profundo de la tierra. Allí, en ese mundo de ruinas, te harán compañía los que murieron hace tiempo.
”Jamás volverás a ser reconstruida. Nadie volverá a vivir en ti. 21 Cuando la gente te busque, no volverá a encontrarte. Yo te convertiré en un lugar espantoso, y así dejarás de existir. Te juro que así será”».
Lamento por la ciudad de Tiro
27 Dios también me dijo:
2 «Dedica este lamento a la ciudad de Tiro por su destrucción. Dale este mensaje de parte del Dios de Israel:
3 “Tú, ciudad de Tiro,
te creías bella y perfecta;
te aprovechaste de estar junto al mar
para comerciar con muchos países.
4 Ciertamente, dominabas los mares.
Tenías la belleza
de un barco bien construido.
5 Tu casco lo hicieron
con pinos del monte Senir;
tu palo mayor fue labrado
en cedro del monte Líbano.
6 Tus remos eran de roble,
fina madera del monte de Basán.
Las tablas de tu cubierta
eran de ciprés traído de Chipre.
Todas ellas estaban adornadas
con incrustaciones de marfil.
7 Tus velas te servían de bandera,
y eran de fino bordado egipcio.
Tus toldos, de tela roja y morada,
los trajeron de las costas de Elisá.
8 ”Contabas con una tripulación experta.
Tenías los mejores capitanes y marinos:
gente de Tiro, Arvad y Sidón.
9 Tus daños los reparaban
expertos carpinteros de Guebal.
Marineros de todas partes
hacían negocios en tus puertos.
10 Tu ejército estaba formado
por gente de Persia, Lidia y Libia;
cuando te adornaban con sus armas,
hacían que te vieras muy hermosa.
11 ”Soldados de Arvad y de Gamad
defendían tus murallas
con la ayuda de tu ejército.
Todo el tiempo vigilaban tus torres,
y cuando colgaban sus escudos
a lo largo de tus murallas,
hacían que te vieras más hermosa.
12 ”Tú, ciudad de Tiro, eras tan rica que la gente de Tarsis venía para hacer negocios contigo. Tu mercancía la pagaban con plata, plomo, hierro y estaño. 13 También los comerciantes de Grecia, Tubal y Mésec compraban tus mercancías, y te pagaban con esclavos y con utensilios de bronce. 14 La gente de Bet-togarmá te pagaba con finos caballos para montar, y con caballos y mulas para el trabajo. 15 También hacías negocios con los comerciantes de Dedán y de otros puertos lejanos, los cuales te pagaban con marfil y con madera de ébano.
16-18 ”Tus mercancías eran tan variadas, y tu riqueza tan grande, que hasta los sirios comerciaban contigo, y te pagaban con piedras preciosas y telas muy finas. También Israel y Judá te compraban mercancías, y te pagaban con su mejor trigo, y con pasteles, miel, aceite de oliva y especias aromáticas. Damasco te pagaba con vino de Helbón y con lana de Sahar. 19 Los comerciantes de Dan y los griegos te traían de Uzal hierro forjado y especias aromáticas.
20 ”La gente de Dedán te pagaba con sillas de montar. 21 Los de Arabia y todos los príncipes de Quedar te pagaban con corderos, chivos y carneros. 22 Tus clientes de Sabá y Raamá te pagaban con finos perfumes, y con oro y piedras preciosas. 23 Entre tus clientes estaban también los comerciantes de Harán, Cané, Edén, Sabá, Asiria y Media; 24 ellos te vendían telas finas, mantos bordados de color púrpura, tapices de muchos colores y fuertes cuerdas trenzadas. 25 ¡Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías!
”Tú, ciudad de Tiro,
parecías un barco en alta mar
cuando va cargado de riquezas.
26 Pero tus marinos te llevaron
por los mares más profundos,
y allí te hizo pedazos
el fuerte viento del este.
27 ¡Al fondo del mar se fueron
tus mercancías y tus productos!
El día que te hundiste,
se fueron al fondo del mar
todas tus riquezas,
tus marineros y tus capitanes,
tus carpinteros y tus comerciantes,
tus soldados y tus pasajeros.
28 ”Tus capitanes pedían ayuda,
y temblaba la gente de las costas;
29 los marineros se lanzaron al agua,
y bajaron a tierra junto con los capitanes.
30-31 Sus gritos eran desesperados;
amargamente lloraban por ti,
se pusieron ropa de luto,
y de muchas otras maneras
mostraron su dolor.
32 Entonaron por ti un lamento,
y exclamaron con gran tristeza:
‘¡Ay, ciudad incomparable,
ahora estás en el fondo del mar!’
33 ”Cuando bajaban de los barcos
las mercancías que vendías,
las naciones quedaban satisfechas;
con tus riquezas y abundantes productos
se enriquecían los reyes del mundo.
34 Pero te hundiste en el océano;
ya descansas en el fondo del mar.
¡Y contigo se hundieron también
tus mercancías y tus pasajeros!
35 ”Esto que te ha sucedido
hace que tiemble de miedo
la gente que vive en las costas.
Sus reyes están espantados;
en la cara se les nota el terror.
36 Los comerciantes de otras naciones
te lanzan silbidos de burla.
¡Eres motivo de espanto
porque has dejado de existir!”»
Mensaje contra el rey de Tiro
28 Dios también me dijo:
2 «Tú, Ezequiel, dile de mi parte al rey de Tiro:
“Eres demasiado orgulloso.
Hasta crees que eres un dios
porque reinas en medio del mar.
Pero no te creas tan sabio,
porque no eres más que un hombre.
3 No eres más sabio que el profeta Daniel,
ni conoces todos los secretos,
4 pero ciertamente eres muy listo:
has logrado amontonar oro y plata,
y te has hecho muy rico.
5 Sabes cómo hacer negocios.
Por eso te has hecho rico
y te has llenado de orgullo.
6-8 ”Como te sientes muy sabio,
y hasta te crees un dios,
voy a lanzar contra ti
gente cruel de otros países.
Esa gente te atacará
y te hará la guerra.
Acabará con tu belleza,
con tu sabiduría y tu grandeza.
Con violencia te quitará la vida,
y morirás en el fondo del mar.
Te juro que así lo haré.
9 ”Cuando te enfrentes a ellos,
dejarás de creerte un dios.
Cuando te quiten la vida,
te verás como un simple hombre.
10 Gente extraña te quitará la vida,
y morirás como mueren
los que no me conocen.
Yo soy el Dios de Israel,
y cumpliré mi palabra”.»
Lamento por el rey de Tiro
11 Dios también me dijo:
12 «Ezequiel, entona un canto fúnebre por el rey de Tiro. Dile de mi parte lo siguiente:
“Tú, rey de Tiro,
eras perfecto en todo;
tu sabiduría y tu belleza
no tenían comparación.
13 Vivías en el jardín de Edén,
y te adornabas con piedras preciosas.
Tus joyas y tus aretes
estaban hechos de oro,
y desde el día de tu nacimiento
estuvieron a tu disposición.
14 Un ángel te protegía,
mientras pisabas piedras de fuego
en el monte elegido por Dios.
15 ”Desde el día en que naciste
te habías portado bien,
pero un día mostraste tu maldad.
16 En los muchos negocios que hacías,
llegaste a ser muy violento.
Por eso te arrojé de mi montaña.
¡El ángel que te protegía
te alejó de las piedras de fuego!
17 ”Era tan singular tu belleza
que te volviste muy orgulloso.
¡Tu orgullo y tu hermosura
te hicieron perder la cabeza!
Por eso te arrojé al suelo
y en presencia de los reyes
te hice quedar en ridículo.
18-19 ¡Fueron tantos tus pecados,
y tan sucios tus negocios
que ni tus templos respetaste!
”Por eso hice que de tu interior
brotara un fuego que te quemara.
Las naciones que te conocían,
y que antes te admiraban,
hoy se quedan impresionadas
al verte por el suelo,
convertido ya en cenizas.
¡Eres motivo de espanto
porque has dejado de existir!”»
Mensaje contra la ciudad de Sidón
20 Dios también me dijo:
21-22 «Ezequiel, enfréntate a la ciudad de Sidón y dile de mi parte lo siguiente:
“Yo me pondré en contra tuya.
Cuando te dé tu merecido,
la gente reconocerá mi grandeza.
Sabrá que soy el Dios de Israel,
y que soy diferente a otros dioses.
23 ”Voy a enviar plagas contra ti;
haré que tus enemigos
te ataquen por todos lados.
Correrá la sangre por tus calles,
y la gente morirá por la espada.
Así reconocerán que yo soy Dios.
24 ”No volverán los israelitas
a sufrir el desprecio de sus vecinos,
que tanto les hiere y hace daño.
Así reconocerán que yo soy Dios”.
25 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Ahora los israelitas viven prisioneros entre las naciones, pero yo volveré a reunirlos y los llevaré de nuevo a su tierra. Yo prometí dársela a Jacob, su antepasado, pues él siempre estuvo a mi servicio. 26 Allí podrán vivir seguros. Volverán a construir casas y a plantar viñedos.
”Ahora sus vecinos los desprecian, pero yo les daré el castigo que se merecen. Entonces los israelitas y las demás naciones se darán cuenta de que yo soy diferente, y me reconocerán como el Dios de Israel”».
Mensaje contra Egipto
29 Habían pasado diez años desde que llegamos presos a Babilonia. El día doce del mes de Tébet,[c] Dios me dijo:
2-3 «Ezequiel, hombre mortal, enfréntate al rey de Egipto y a su pueblo, y dales de mi parte este mensaje:
“¡Escúchame, rey de Egipto,
yo me pondré en contra tuya!
Tú eres como un monstruo enorme
que descansa junto al río Nilo.
Piensas que ese río te pertenece,
y que tú mismo lo hiciste.
4 Pero yo te sacaré del río,
enganchado por el hocico.
Los peces que allí nadan
se te pegarán a las escamas.
5 Luego te arrojaré al desierto
junto con todos los peces del Nilo.
¡Allí te quedarás tirado,
sin que nadie te recoja,
y les servirás de alimento
a los animales salvajes
y a las aves de rapiña!
6 ”Todos los que viven en Egipto
reconocerán que yo soy Dios.
Los israelitas buscaron tu apoyo,
pero ni para bastón sirves:
7 Buscaron tu ayuda, y les fallaste;
en vez de apoyarlos, los heriste.
8 ”Pero yo soy el Dios de Israel,
y te juro que te quitaré la vida;
tú, y tu gente y tus animales
morirán atravesados por la espada,
9 y Egipto se volverá un desierto.
Sólo entonces reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
”Tú, rey de Egipto, piensas que el río Nilo te pertenece, y que tú mismo lo hiciste. 10-12 Por eso yo me pondré en contra tuya y de tu río. Convertiré en desierto toda la tierra de Egipto, desde Migdol hasta Asuán, y hasta la frontera con Etiopía. No quedará allí nadie con vida, pues Egipto será el país más desolado de todos. Nadie lo habitará durante cuarenta años, y ni siquiera pasarán por allí personas ni animales. No habrá ciudades más destruidas que las ciudades de Egipto, pues yo haré que los egipcios sean llevados prisioneros a otros países, y que sean dispersados entre las naciones.
13-15 ”Al cabo de esos cuarenta años, haré que los egipcios vuelvan de los países por donde los dispersé. Haré que vuelvan a Patros, su tierra natal en el sur de Egipto, y allí establecerán un reino pequeño y sin poder. No volverán a ser fuertes, ni podrán dominar a las demás naciones. Les juro que así será.
16 ”Los israelitas, por su parte, no volverán a poner su confianza en Egipto; al contrario, se darán cuenta de que me ofendieron al buscar la ayuda de los egipcios, y entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».
Nabucodonosor conquistará Egipto
17 Habían pasado veintisiete años desde que llegamos presos a Babilonia. El primer día del mes de Abib,[d] Dios me dijo:
18 «Tú sabes que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, hizo todo lo posible por conquistar la ciudad de Tiro. Llegó con su ejército para rodearla, y sus soldados llevaban tan pesada carga que hasta la cabeza y las espaldas se les pelaron. A pesar de todo, no pudieron conquistarla. 19-20 Por eso, voy a dejar que Nabucodonosor conquiste a Egipto. Le permitiré adueñarse de sus riquezas y de todas sus pertenencias, para que pueda pagarles a sus soldados. Así premiaré a Nabucodonosor por haber atacado a Egipto en mi lugar. Les juro que así lo haré.
21 »Ese día le devolveré a Israel el poder que antes tuvo, y tú podrás hablarles con toda libertad. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».
Lamento por Egipto
30 Dios también me dijo:
2-3 «Ezequiel, hombre mortal, dile de mi parte a Egipto:
“¡El día de tu castigo
ya está cerca!
¡Grita de dolor!
¡Ese día será nublado!
¡Día terrible para todas las naciones!
4 Habrá guerra contra Egipto,
y hasta Etiopía temblará de miedo.
Muchos egipcios perderán la vida,
y perderán también sus riquezas;
¡sus ciudades serán destruidas!
5 ”En esa guerra morirán
los países vecinos de Egipto:
Libia, Lidia y Etiopía,
Arabia y los países aliados”.
6 »Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo:
“Los que se unan a Egipto
morirán en la batalla.
Presumían de ser poderosos,
pero serán humillados.
Desde Migdol hasta Asuán,
sus cadáveres quedarán tirados
por todo el territorio egipcio.
Les juro que cumpliré mi palabra.
7 ”No habrá en ninguna parte
ciudades más destruidas
que las ciudades egipcias.
8 Yo le prenderé fuego a Egipto,
y acabaré con todos los pueblos
que le prestaron ayuda.
De ese modo reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
9 ”Etiopía está muy confiada,
pero yo enviaré mensajeros por mar
para que la espanten
cuando yo castigue a Egipto.
¡Ese día ya está cerca!
10 ”Por medio de Nabucodonosor,
rey de Babilonia,
acabaré con las riquezas de Egipto.
11 No hay en el mundo
soldados más violentos
que los de Nabucodonosor.
Cuando ellos destruyan a Egipto,
dejarán el país lleno de muertos.
12 Dejaré sin agua al río Nilo,
y a Egipto entero lo pondré
bajo el poder de gente malvada
que lo llevará a la ruina.
Les juro que cumpliré mi palabra.
13-17 ”En Menfis
destruiré a los dioses falsos,
¡esos ídolos malolientes!
Egipto se quedará sin rey,
y todos los que allí viven
se llenarán de miedo.
Destruiré la ciudad de Patros;
a Soan le prenderé fuego,
y a Tebas le daré su merecido.
Sobre la ciudad de Sin
descargaré mi enojo,
y nunca más volverá a ser
la fortaleza de Egipto.
Acabaré con las riquezas de Tebas,
y dejaré que en sus murallas
se abran grandes huecos.
A todo Egipto le prenderé fuego,
y todos en el puerto de Sin
se retorcerán de dolor.
Menfis, On y Bubastis
serán conquistadas en pleno día.
Los jóvenes morirán en la batalla,
y las mujeres serán hechas prisioneras.
Les juro que cumpliré mi palabra.
18 ”Egipto es un país poderoso,
y eso lo llena de orgullo;
pero, cuando yo lo destruya,
todo el país quedará a oscuras;
se nublará la ciudad de Tafnes,
y sus mujeres serán capturadas.
19 Cuando yo le dé a Egipto
el castigo que se merece,
reconocerán que yo soy Dios”».
Mensaje sobre la derrota de Egipto
20 Habían pasado once años desde que llegamos presos a Babilonia. El día siete del mes de Abib,[e] Dios me dijo:
21 «Ezequiel, hombre mortal, ya le he roto un brazo al rey de Egipto, y no podrá volver a tomar su espada para pelear. Está herido, y nadie lo ha curado ni le ha vendado las heridas. 22 Yo, el Dios de Israel, les anuncio que me he puesto en contra del rey de Egipto. Ya le he roto un brazo, y voy a romperle los dos, para que no pueda manejar la espada.
23-26 »Ahora voy a fortalecer los brazos del rey de Babilonia, que es enemigo de Egipto, y hasta le prestaré mi espada. El rey de Egipto está sin fuerzas y tiene los brazos rotos. Cuando el rey de Babilonia lo ataque con mi espada, llorará de dolor como si estuviera a punto de morir. A los egipcios los dispersaré por todos los pueblos y naciones del mundo. Entonces ellos reconocerán que yo soy el Dios de Israel».
El rey de Egipto es comparado a un árbol
31 Habían pasado once años desde que llegamos presos a Babilonia. El día primero del mes de Siván,[f] Dios me dijo:
2 «Ezequiel, hombre mortal, diles de mi parte al rey de Egipto y a toda su gente:
“¡Tu grandeza es incomparable!
3 Pareces un cedro del Líbano,
cubierto de abundantes ramas.
¡Con ellas tocas el cielo!
4 La lluvia y el agua del suelo
te han hecho crecer;
los ríos que te rodean
te riegan con sus corrientes,
como a los árboles del bosque.
5 ”Eres el árbol más alto;
con ramas altas y abundantes,
pues tienes agua en abundancia.
6 A ti vienen todas las naciones
en busca de protección;
se parecen a los pájaros:
hacen nidos en tus ramas;
son como los animales salvajes:
buscan la protección de tu sombra.
7 ”¡Tu grandeza es impresionante!
Eres como un árbol
de grandes ramas y profundas raíces,
regado con agua abundante.
8 No hay en todo el paraíso
un solo cedro igual a ti.
Tampoco hay un solo pino
con ramas como las tuyas,
ni un castaño con tantas hojas.
¡No hay en todo el paraíso
un solo árbol tan hermoso como tú!
9 Todos los árboles de mi jardín
te ven y sienten envidia,
porque yo te hice muy hermoso
y te di abundantes ramas.
10 ”Yo soy el Dios de Israel, y quiero que sepas una cosa: Has llegado a ser como un árbol muy alto. Con la punta de tus ramas puedes tocar el cielo. Por eso te has llenado de orgullo. 11 Por eso también te he rechazado. Voy a dejarte caer bajo el poder de otro rey, que te castigará como merece tu maldad. 12 Gente de naciones violentas te echará abajo y te dejará abandonado. Tus ramas caerán por los valles, las montañas y los ríos del país. Todos los pueblos que buscaban la protección de tu sombra huirán y te dejarán abandonado. 13 Cuando caigas, las aves del cielo harán su nido en tu tronco, y los animales salvajes pisotearán tus ramas.
14 ”De ahora en adelante, ningún árbol crecerá tan alto ni volverá a tocar el cielo con sus ramas. Aunque esté bien regado y crezca junto a muchos ríos, al final caerá a lo más profundo de la tierra. ¡Morirá como mueren todos!
15-16 ”Yo soy el Dios de Israel, y quiero que sepas una cosa: El día que mueras y caigas hasta el fondo de la tumba, haré que el mar profundo se quede seco, y que los ríos y los arroyos dejen de correr. ¡Todos los árboles del campo, y hasta las montañas del Líbano se marchitarán de tristeza!
”Cuando llegue ese día, será tan fuerte tu caída que, al oír el ruido, las naciones temblarán de miedo. Allí, en lo más profundo de la tierra, los árboles de mi jardín lanzarán un suspiro de alivio, lo mismo que los árboles más bellos de los bosques del Líbano. 17 Y todos tus aliados, los que buscaron tu protección, morirán y bajarán contigo a la tumba, como los que mueren en batalla.
18 ”No había en todo el paraíso un solo árbol que pudiera compararse contigo. No había nadie que tuviera tu grandeza y hermosura. Sin embargo, caerás a lo más profundo de la tierra, junto con los demás árboles de mi jardín. Allí quedarás tendido. ¡Morirás como mueren en batalla los que no creen en mí!
”En este ejemplo, tú, rey de Egipto, eres el árbol, junto con todo tu pueblo. Te juro que así es”».
Lamento por el rey de Egipto
32 Habían pasado doce años desde que llegamos presos a Babilonia. El día primero del mes de Adar,[g] Dios me dijo:
2 «Ezequiel, hombre mortal, entona este lamento por el rey de Egipto:
“Tú eres el rey de Egipto,
y te crees un león entre las naciones;
pero no eres más que un lagarto
que chapotea en el río Nilo.
Ensucias el agua con las patas,
y dejas turbios los arroyos.
3 ”Pero yo soy el Dios de Israel.
Aunque vivas entre mucha gente,
te atraparé con mi red.
4 Te arrastraré por el suelo,
y te dejaré tirado en el campo.
Haré que las aves del cielo
se detengan sobre tu cuerpo;
¡haré que los animales salvajes
te devoren hasta quedar asqueados!
5 Luego echaré tu carne podrida
por los montes y los valles.
6 ¡Con tu sangre regaré la tierra,
empaparé las montañas
y llenaré los ríos!
7-8 ”Cuando dejes de existir,
haré que el cielo se oscurezca.
Las estrellas más brillantes se apagarán;
cubriré el sol con una nube,
y la luna perderá su brillo.
¡Todo tu país quedará en tinieblas!
Te juro que así lo haré.
9-10 ”Yo te castigaré delante de muchos pueblos lejanos, que ni siquiera conoces. Y cuando sepan que has sido destruido, tanto ellos como sus reyes temblarán por miedo a perder la vida.
11 ”Yo soy el Dios de Israel, y quiero que sepas que el rey de Babilonia te matará con su espada. 12 Sus soldados son muy crueles y violentos, y derrotarán por completo a tus grandes ejércitos. ¡Así acabarán la grandeza y el orgullo de Egipto!
13 ”Yo destruiré todos los ganados que se alimentan junto a tus ríos. El agua no volverá a ensuciarse con las pisadas de personas o animales, 14 sino que estará siempre clara y correrá tranquila como el aceite. Te juro que así será. 15 Y cuando yo haya convertido a Egipto en un desierto, y haya acabado con los que allí viven, reconocerán que yo soy Dios.
16 ”Cuando las mujeres de otras naciones lloren por Egipto y sus riquezas, lo harán entonando este lamento. Te juro que así será”».
Lamento por la caída de Egipto
17 Habían pasado doce años desde que llegamos presos a Babilonia. El día quince del mes de Adar,[h] Dios me dijo:
18 «Ezequiel, hombre mortal, entierra a Egipto y sus riquezas; arrójalo a su tumba, junto con las naciones más poderosas. Y cuando vayan cayendo a lo más profundo de la tierra, donde se encuentran los muertos, entona este lamento:
19 “Entre todas las naciones
ustedes fueron muy privilegiadas,
pero ahora les toca morir
como mueren los pecadores.
20 ”¡Ya la espada está lista! ¡Los ejércitos de Egipto perderán la vida en la batalla! 21 En la tumba, los valientes soldados que ya murieron recibirán a los egipcios y a sus ejércitos aliados. Y dirán:
‘¡Ya llegaron! ¡Miren, los que no confiaron en Dios ahora están tendidos entre los que murieron en batalla!
22-23 ’Aquí está Asiria, rodeada de sus soldados, que tanto asustaban a la gente. Todos ellos murieron en batalla, y ahora están aquí, ¡en lo más profundo de la tierra!
24-25 ’Aquí también está Elam, rodeada de sus soldados, que tanto asustaban a la gente. Todos ellos murieron en batalla, y ahora están aquí, enterrados sin honor, como se lo merecen los que no confían en Dios, ¡en lo más profundo de la tierra!
26-27 ’Aquí también están Mésec y Tubal, rodeados de sus soldados, que tanto asustaban a la gente. Todos estos murieron en batalla, pero no los sepultaron con honores. Sus héroes bajaron a la tumba vestidos con su armadura de guerra.
28-30 ’Aquí también está Edom, con todos sus reyes y jefes principales. Eran muy poderosos, pero ahora están aquí, ¡enterrados sin honor entre los que murieron en batalla por no confiar en Dios!
’Aquí están todos los jefes importantes del norte, y todos los jefes de Sidón. Eran muy poderosos y asustaban a la gente, pero finalmente bajaron a la tumba, pues no confiaron en Dios. Ahora están aquí, ¡humillados y tendidos en el suelo, entre los que murieron en batalla!
’¡Y aquí estás tú, Egipto, todo destrozado y sepultado entre los malvados que murieron en batalla!’
31-32 ”Cuando el rey de Egipto vea en la tumba a todas esas naciones, se consolará de la muerte de todos sus soldados. Y aunque yo le permití llenar de miedo a todo el mundo, tanto él como su ejército serán enterrados entre los malvados que murieron en batalla. Juro que así será”».
El profeta debe vigilar a su pueblo
33 Dios también me dijo:
2 «Ezequiel, dales de mi parte este mensaje a los israelitas:
“Cuando yo permito que haya guerra en algún país, la gente de ese lugar elige a alguien y lo pone como vigilante. 3 Ese vigilante tiene la obligación de tocar la trompeta si ve que el ejército enemigo se acerca. 4-5 Si alguien escucha la trompeta, pero no le hace caso, y los enemigos lo matan, esa persona es culpable de su propia muerte. Si hubiera hecho caso de la advertencia, se habría salvado.
6 ”También puede suceder que el vigilante vea que se acerca el enemigo, y no toque la trompeta. En tal caso, si el enemigo llega y mata a alguien, esa persona morirá por causa de su pecado, pero yo le pediré cuentas de esa muerte al vigilante”.
7-9 »Yo te he elegido como mi vigilante oficial ante los israelitas. Si me oyes sentenciar a muerte a algún malvado, y tú no le adviertes que debe cambiar su mala conducta, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte. Por el contrario, si le adviertes que debe cambiar su mala conducta, y no te hace caso, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero tú salvarás tu vida.
10 »Los israelitas creen que ya no tienen remedio. Creen que se están pudriendo en vida porque han pecado mucho. Pero tú debes decirles 11 de mi parte que yo no quiero que muera la gente malvada. Lo que quiero es que dejen su mala conducta y vivan. Israelitas, ¡cambien su mala conducta! ¡Dejen de hacer lo malo, y no morirán!
12-19 »Pon atención, Ezequiel. Los israelitas me critican y dicen que soy injusto, pero en realidad los injustos son ellos. Por eso quiero que les aclares esto: Si una persona buena hace lo malo, todo lo bueno que haya hecho no la salvará de morir; pero si una persona malvada deja de hacer lo malo, todo lo malo que haya hecho le será perdonado, y vivirá por hacer lo que es recto y justo. Si roba algo, o recibe algo en prenda, pero lo devuelve, no volveré a acordarme de sus pecados, pues habrá obedecido mis mandamientos, que dan vida.
»Si a una persona buena le prometo que vivirá muchos años, y confiada en eso empieza a pecar, yo no tomaré en cuenta todo lo bueno que haya hecho, sino que morirá por los pecados que haya cometido.
20 »Sin embargo, los israelitas me critican y siguen diciendo que soy injusto. Pero yo voy a juzgar a cada quien de acuerdo con su conducta».
La destrucción de Jerusalén
21 Habían pasado doce años desde que llegamos presos a Babilonia. El día cinco del mes de Tébet[i] me enteré de que Jerusalén había sido destruida. Uno de los que habían logrado escapar con vida me dio la noticia. 22 La noche anterior, Dios me había hecho sentir su poder y me dejó mudo. Pero al día siguiente, cuando llegó el sobreviviente, Dios me permitió volver a hablar 23 y me dijo:
24 «Israel es un país en ruinas. Sin embargo, hay israelitas que se consuelan diciendo: “Si Abraham por sí solo pudo adueñarse de este país, ¡con mayor razón nosotros, que somos muchos, podremos permanecer en él!” 25-26 Por lo tanto, ve y diles de mi parte: “Ustedes hacen cosas repugnantes, comen alimentos prohibidos, adoran a dioses falsos, matan gente, confían en sus armas, y tienen relaciones sexuales con la mujer de su prójimo. ¿Y aún así esperan adueñarse de esta tierra?”
27 »Diles también de mi parte:
“Yo les juro que los israelitas que aún viven en estas ruinas morirán atravesados por la espada. Los animales salvajes se comerán a los que vivan en el campo, y la enfermedad acabará con los que se escondan en cuevas y fortalezas.
28-29 ”Ustedes han cometido pecados que yo no soporto. Pero yo les quitaré su poder y su orgullo. Dejaré este país hecho un desierto. Quedará totalmente abandonado, y nadie pasará por sus montañas. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”.
30 »Ezequiel, los israelitas también hablan de ti. Hasta en las murallas de la ciudad, y en las puertas de sus casas, se les oye decir: “Vengan, vamos a oír el mensaje que Dios nos ha enviado por medio de Ezequiel”. 31-32 Y así lo hacen: llegan, se sientan delante de ti, y te prestan atención. Para ellos, tú eres como un cantante de dulce voz, que sabe tocar bien su instrumento musical, y que le canta al amor. Les gusta mucho cómo hablas, pero les gusta más el dinero. Te oyen, pero no hacen lo que les dices.
33 »Muy pronto se cumplirá todo lo que he dicho. Cuando se cumpla, van a darse cuenta de que hubo entre ellos alguien que les hablaba de mi parte».
Los malos gobernantes de Israel
34 Dios también me dijo:
2 «Ezequiel, dales a los gobernantes de los israelitas el siguiente mensaje de mi parte:
“¡Ay de ustedes, malos gobernantes! Ustedes debieran cuidar a los israelitas, como cuidan los pastores a sus ovejas, ¡pero sólo se cuidan a sí mismos! 3 En vez de cuidar a las ovejas, se beben la leche, se hacen vestidos con la lana, y hasta matan a las ovejas más gordas. 4 No apoyan a las ovejas débiles ni curan a las ovejas enfermas, ni les ponen vendas a las ovejas heridas. Tampoco van tras las ovejas que se pierden ni tras las que se apartan del camino. Al contrario, las golpean y las maltratan.
5-6 ”Mi pueblo es como un rebaño de ovejas. Andan por los cerros como ovejas sin pastor. Corren grave peligro, pero a nadie le importa.
7 ”¡Escúchenme ahora, gobernantes! ¡Préstenme atención! 8 Ustedes debían cuidar de mi pueblo, como los pastores cuidan de sus ovejas, ¡pero sólo se cuidan a sí mismos! Por eso mi pueblo ha sufrido a manos de ladrones y de gente cruel. Les juro que así es.
9-11 ”Por lo tanto, gobernantes de Israel, escuchen lo que voy a decirles: Yo me declaro en contra de ustedes, y voy a pedirles cuentas por lo que han hecho con mi pueblo. Van a dejar de gobernarlo, y no volverán a aprovecharse de él. Les quitaré a mi pueblo, para que no lo sigan maltratando. Yo mismo lo cuidaré. Les juro que así lo haré”.
El buen pastor de Israel
12 »Así como un buen pastor va en busca de las ovejas perdidas, también yo iré en busca de mi pueblo. Lo traeré de los lugares por donde se perdió un día oscuro y lleno de nubes. 13-15 Lo sacaré de los países donde ahora está preso; lo reuniré y lo llevaré de vuelta a su tierra. Luego lo llevaré a las montañas de Israel, y a los arroyos, y a todas las poblaciones del país, para que se alimente con la mejor comida. Vivirá en las montañas más altas de Israel. Yo mismo le daré de comer y lo haré descansar. Juro que así lo haré.
16 »Yo cuidaré de mi pueblo como cuida un buen pastor a sus ovejas. Mi pueblo anda perdido, pero yo lo buscaré. Se ha apartado del camino, pero yo lo haré volver. Anda herido, pero yo vendaré sus heridas. Está débil, pero yo le daré fuerzas. Y aun cuando esté gordo y fuerte, cuidaré de él.
17 »Y a ustedes, pueblo mío, quiero decirles que seré justo, tanto con los débiles como con los fuertes. Algunos de ustedes son como las ovejas, otros son como los carneros y otros son como los chivos. 18 Algunos de ustedes no se conforman con comerse el mejor pasto, sino que pisotean el pasto que no se comieron. A otros les gusta beber el agua clara, pero con las patas revuelven toda el agua. 19 Y así, los más débiles tienen que comerse el pasto pisoteado y beberse el agua revuelta.
20 »Yo juzgaré a los fuertes y a los débiles. Les doy mi palabra. 21 Ustedes los fuertes empujan a los débiles, y los hacen a un lado; además, los atacan y los hacen huir. 22 Pero yo soy su juez, y voy a protegerlos. No dejaré que vuelvan a aprovecharse de ellos, 23 pues les enviaré de nuevo a David, mi fiel servidor, para que los cuide. 24 Yo soy el Dios de Israel, y David será su gobernante. Les doy mi palabra.
25 »Éste es el pacto de paz que haré con ustedes: Alejaré a los pueblos violentos. Así podrán vivir tranquilos en el desierto, y podrán dormir en los bosques. 26 Yo los dejaré vivir alrededor de mi monte, y les enviaré abundantes lluvias en el momento oportuno. 27 Los árboles del campo darán sus frutos, la tierra dará su cosecha, y ustedes vivirán tranquilos en su propia tierra. Y cuando yo los libre de quienes los hicieron esclavos, reconocerán que soy el Dios de Israel.
28 »Ninguna nación volverá a esclavizarlos ni los animales salvajes volverán a devorarlos. Por el contrario, vivirán tranquilos y sin miedo de nada ni de nadie. 29 Yo haré que su tierra sea famosa por sus cosechas, y no volverán a sufrir hambre ni tendrán que aguantar las burlas de las naciones. 30 Entonces reconocerán que estoy con ustedes, y que yo soy su Dios y ustedes son mi pueblo. Les juro que así será, 31 y les aseguro que seré como un pastor para ustedes, mis ovejas».
Mensaje contra Edom
35 Dios también me dijo:
2-3 «Ezequiel, dirige la mirada hacia la región montañosa de Edom, y dales este mensaje a sus habitantes:
“Así dice el Dios de Israel:
¡Yo estoy contra ustedes,
habitantes de Edom!
¡Voy a castigarlos como se merecen!
¡Dejaré su país hecho un desierto!
4 Sus ciudades quedarán abandonadas,
y su país quedará en ruinas.
Entonces reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
5 ”Ustedes siempre han sido enemigos de los israelitas. Cuando yo los castigué, ustedes lucharon contra ellos. 6 Ustedes dicen que odian la violencia, pero yo les juro que sufrirán una muerte violenta. 7 Sus montañas quedarán abandonadas y desiertas, porque yo destruiré a todo el que pase por allí. 8 Sus cerros y sus colinas, sus valles y sus ríos, quedarán cubiertos de soldados muertos en batalla. 9 Su país quedará hecho un desierto, y nadie volverá a vivir en sus ciudades. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
10 ”Ustedes sabían que yo vivo en Israel. Sin embargo, creyeron poder adueñarse de mis dos naciones, y de mis dos territorios. 11 Tanta envidia sentían de Israel que lo trataron muy mal: lo atacaron con mucho odio y rencor. Por eso, les juro que voy a tratarlos de la misma manera. Y cuando los castigue, reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Juro que así será.
12 ”Yo los oí cuando se burlaban de los israelitas. Los oí decir que dejarían el país convertido en un desierto, y que ustedes acabarían con ellos. 13 Los oí provocarme con sus insultos y desafíos. 14 Pero les juro que seré yo quien acabe con ustedes. Y cuando lo haya hecho, toda la tierra se alegrará. 15 Cuando la tierra de Israel quedó convertida en desierto, ustedes se alegraron. Pero será mayor mi alegría cuando sus montañas y todo su país queden como un desierto. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.”
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