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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Gálatas 3:26 - Colosenses 4:18

26 Así que, todos son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús 27 porque todos los que fueron bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. 28 Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. 29 Y ya que son de Cristo, ciertamente son descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.

Nuestra adopción en Cristo

Digo, además, que entre tanto que el heredero es niño en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; más bien, está bajo guardianes y mayordomos hasta el tiempo señalado por su padre. De igual modo nosotros también, cuando éramos niños, éramos esclavos sujetos a los principios elementales del mundo. Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiera a los que estaban bajo la ley a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto son hijos, Dios envió a nuestro corazón el Espíritu de su Hijo que clama: “Abba, Padre”. Así que ya no eres más esclavo sino hijo; y si hijo, también eres heredero por medio de Dios.

Contra la esclavitud de la ley

Sin embargo, en otro tiempo, cuando no habían conocido a Dios, sirvieron a los que por naturaleza no son dioses. En cambio, ahora que han conocido a Dios o, mejor dicho, ya que han sido conocidos por Dios, ¿cómo es que se vuelven de nuevo a los débiles y pobres principios elementales? ¿Quieren volver a servirlos otra vez? 10 ¡Ustedes guardan los días, los meses, las estaciones y los años! 11 Me temo por ustedes, que yo haya trabajado en vano a su favor.

12 Les ruego, hermanos, que se hagan como yo, ya que yo me hice como ustedes. No me han hecho ningún agravio. 13 Saben que fue a causa de una debilidad física que les anuncié el evangelio la primera vez; 14 y lo que en mi cuerpo era prueba para ustedes, no lo desecharon ni lo menospreciaron. Al contrario, me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. 15 ¿Dónde está, pues, su bienaventuranza? Porque les doy testimonio de que, si hubiera sido posible, se habrían sacado sus ojos para dármelos. 16 ¿Resulta que ahora me he hecho su enemigo por decirles la verdad? 17 Ellos tienen celo por ustedes, pero no para bien; al contrario, quieren aislarlos para que ustedes tengan celo por ellos. 18 Bueno es ser siempre celosos del bien, y no solamente cuando estoy presente con ustedes. 19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, 20 yo quisiera estar ahora con ustedes y cambiar el tono de mi voz porque estoy perplejo en cuanto a ustedes.

Alegoría de Sara y Agar

21 Díganme los que quieren estar bajo la ley: ¿No escuchan la ley? 22 Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre. 23 Pero mientras que el de la esclava nació según la carne, el de la libre nació por medio de la promesa. 24 En estas cosas hay una alegoría pues estas mujeres son dos pactos: Agar es el pacto del monte Sinaí que engendró hijos para esclavitud. 25 Porque Agar representa a Sinaí, montaña que está en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual, la cual es esclava juntamente con sus hijos. 26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es nuestra madre, es libre; 27 porque está escrito:

Alégrate, oh estéril,
que no das a luz;
prorrumpe en grito de júbilo
y levanta la voz,
tú que no estás de parto;
porque más son los hijos de la desolada
que los de la que tiene marido[a].

28 Ahora bien, hermanos, ustedes son hijos de la promesa tal como Isaac. 29 Pero como en aquel tiempo el que fue engendrado según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así es ahora también. 30 Pero, ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo; porque jamás será heredero el hijo de la esclava con el hijo[b] de la libre. 31 Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Estad firmes en la libertad de Cristo

Estén, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan otra vez bajo el yugo de la esclavitud. He aquí yo, Pablo, les digo que si se dejan circuncidar, de nada les aprovechará Cristo. Y otra vez declaro a todo hombre que acepta ser circuncidado, que está obligado a cumplir toda la ley.

Ustedes, que pretenden ser justificados en la ley, ¡han quedado desligados de Cristo y de la gracia han caído! Porque nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia. Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la fe que actúa por medio del amor.

Corrían bien. ¿Quién los estorbó para no obedecer a la verdad? Tal persuasión no proviene de aquel que los llama. Un poquito de levadura leuda toda la masa. 10 Yo confío en el Señor con respecto a ustedes que no pensarán de ninguna otra manera; y el que los inquieta llevará su castigo, sea quien sea. 11 Pero con respecto a mí, hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué aún soy perseguido? En tal caso, se habría quitado el tropiezo de la cruz. 12 ¡Ojalá se mutilasen los que los perturban!

Frutos de la carne y del Espíritu

13 Ustedes fueron llamados a la libertad, hermanos; solamente que no usen la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, sírvanse los unos a los otros por medio del amor, 14 porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo[c]. 15 Pero si se muerden y se comen los unos a los otros, miren que no sean consumidos los unos por los otros.

16 Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. 17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran. 18 Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.

19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual[d], impureza, desenfreno, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, 21 envidia[e], borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.

22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley 24 porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

25 Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu. 26 No seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros.

La solidaridad cristiana

Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, ustedes que son espirituales restauren al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrelleven los unos las cargas de los otros y de esta manera cumplirán la ley de Cristo. Porque si alguien estima que es algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, examine cada uno su obra, y entonces tendrá motivo de orgullo solo en sí mismo y no en otro; porque cada cual llevará su propia carga.

El que recibe instrucción en la palabra comparta toda cosa buena con quien le instruye.

No se engañen; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará. Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. 10 Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.

Conclusión

11 Miren con cuán grandes letras les escribo con mi propia mano. 12 Aquellos que quieren tener el visto bueno en la carne les obligan a ser circuncidados solamente para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. 13 Pues ni los que son circuncidados guardan la ley; sin embargo, quieren que ustedes sean circuncidados para gloriarse en su carne. 14 Pero lejos esté de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien el mundo me ha sido crucificado a mí y yo al mundo. 15 Porque[f] ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la nueva criatura.

16 Para todos los que anden según esta regla, paz y misericordia sean sobre ellos y sobre el Israel de Dios.

17 De aquí en adelante nadie me cause dificultades pues llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de ustedes, hermanos. Amén.

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso[g]: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Bendiciones de Dios en Cristo

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para la alabanza de la gloria de su gracia que nos dio gratuitamente en el Amado. En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría y entendimiento. Él nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Cristo, 10 a manera de plan[h] para el cumplimiento de los tiempos: que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra. 11 En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que realiza todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, 12 para que nosotros, que primero hemos esperado en Cristo, seamos para la alabanza de su gloria. 13 En él también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, 14 quien[i] es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria.

Acción de gracias e intercesión

15 Por esta razón, yo también, habiendo oído de la fe que tienen en el Señor Jesús y de su amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por ustedes recordándoles en mis oraciones. 17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él; 18 habiendo sido iluminados los ojos de su entendimiento para que conozcan cuál es la esperanza a la que los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza. 20 Dios la ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales, 21 por encima de todo principado, autoridad, poder, señorío y todo nombre que sea nombrado, no solo en esta edad sino también en la venidera. 22 Aun todas las cosas las sometió Dios bajo sus pies y lo puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo.

Salvos por la gracia

En cuanto a ustedes, estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales anduvieron en otro tiempo conforme a la corriente de este mundo y al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás. Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia son salvos! Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia son salvos[j] por medio de la fe; y esto no de ustedes pues es don de Dios. No es por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Nueva comunidad en Cristo

11 Por tanto, acuérdense de que en otro tiempo ustedes, los gentiles en la carne, eran llamados incircuncisión por los de la llamada circuncisión que es hecha con mano en la carne. 12 Y acuérdense de que en aquel tiempo estaban sin Cristo, apartados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús ustedes, que en otro tiempo estaban lejos han sido acercados por la sangre de Cristo.

14 Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. Él derribó en su carne la barrera de división, es decir, la hostilidad, 15 y abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas para crear en sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo así la paz. 16 También reconcilió con Dios a ambos en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando muerte en ella a la enemistad. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas: paz para ustedes que estaban lejos y paz para los que estaban cerca, 18 ya que por medio de él ambos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu.

19 Por lo tanto, ya no son extranjeros ni forasteros sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. 20 Han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. 21 En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. 22 En él también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Ministerio de Pablo para los gentiles

Por esta razón yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús a favor de ustedes los gentiles...[k].

Sin duda han oído de la administración de la gracia de Dios que me ha sido conferida en el beneficio de ustedes. Por revelación me fue dado a conocer este misterio, como antes lo he escrito brevemente. Por tanto, leyéndolo, podrán entender cuál es mi comprensión en el misterio de Cristo. En otras generaciones no se dio a conocer este misterio a los hijos de los hombres, como ha sido revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu, a saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio. De este llegué a ser ministro, conforme a la dádiva de la gracia de Dios que me ha sido conferida, según la acción de su poder. A mí, que soy menos que el menor de todos los santos, me ha sido conferida esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y para aclarar a todos[l] cuál es la administración del misterio que desde la eternidad había estado escondido en Dios, quien creó todas las cosas. 10 Todo esto es para que ahora sea dada a conocer, por medio de la iglesia, la multiforme sabiduría de Dios a los principados y las autoridades en los lugares celestiales 11 conforme al propósito eterno que realizó en Cristo Jesús, nuestro Señor. 12 En él tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en él. 13 Por tanto, les pido que no se desanimen por mis tribulaciones a favor de ustedes, pues ellas son la gloria de ustedes.

Para conocer el amor de Cristo

14 Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 a fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, les conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior 17 para que Cristo habite en sus corazones por medio de la fe de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor, 18 ustedes sean plenamente capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento para que así sean llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones de todas las edades, para siempre. Amén.

La unidad, los dones y el crecimiento

Por eso yo, prisionero en el Señor, les exhorto a que anden como es digno del llamamiento con que fueron llamados: con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose los unos a los otros en amor, procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como han sido llamados a una sola esperanza de su llamamiento. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos quien es sobre todos, a través de todos y en todos.

Sin embargo, a cada uno de nosotros nos ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo. Por esto dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres[m]. Pero esto de que subió, ¿qué quiere decir, a menos que hubiera descendido[n] también a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, 12 a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. 14 Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error 15 sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo. 16 De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todos los ligamentos, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros para ir edificándose en amor.

La vida del nuevo hombre en Cristo

17 Esto digo e insisto en el Señor: que no se conduzcan más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón. 19 Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas. 20 Pero ustedes no han aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le han oído y han sido enseñados en él, así como la verdad está en Jesús. 22 Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; 23 pero renuévense en el espíritu de su mente 24 y vístanse del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad.

25 Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo[o], porque somos miembros los unos de los otros. 26 Enójense, pero no pequen[p]; no se ponga el sol sobre su enojo 27 ni den lugar al diablo. 28 El que robaba no robe más sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno para tener qué compartir con el que tenga necesidad. 29 Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen. 30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención.

31 Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. 32 Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo.

Por tanto, sean imitadores de Dios como hijos amados, y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios. Pero la inmoralidad sexual y toda impureza o avaricia no se nombren más entre ustedes, como corresponde a santos; ni tampoco la conducta indecente ni tonterías ni bromas groseras, cosas que no son apropiadas sino, más bien, acciones de gracias. Porque esto lo saben muy bien: que ningún inmoral ni impuro ni avaro, el cual es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

La conducta de los hijos de luz

Nadie los engañe con vanas palabras, porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. Por eso, no sean partícipes con ellos porque, si bien en otro tiempo eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. ¡Anden como hijos de luz! Pues el fruto de la luz[q] consiste en toda bondad, justicia y verdad. 10 Aprueben lo que es agradable al Señor 11 y no tengan ninguna participación en las infructuosas obras de las tinieblas sino, más bien, denúncienlas. 12 Porque da vergüenza aun mencionar lo que ellos hacen en secreto. 13 Pero cuando son denunciadas, todas las cosas son puestas en evidencia por la luz; pues lo que hace que todo sea visible es la luz. 14 Por eso dice:

“¡Despiértate, tú que duermes,

y levántate de entre los muertos,

y te alumbrará Cristo!”[r].

15 Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes, 16 redimiendo el tiempo porque los días son malos. 17 Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no se embriaguen con vino, pues en esto hay desenfreno[s]. Más bien, sean llenos del Espíritu, 19 hablando entre ustedes con salmos, himnos y canciones espirituales; cantando y alabando al Señor en su corazón; 20 dando gracias siempre por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo; 21 y sometiéndose unos a otros en el temor de Cristo: 22 Las casadas[t] estén sujetas a sus propios esposos como al Señor, 23 porque el esposo es cabeza de la esposa así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, de igual manera las esposas lo estén a sus esposos en todo.

25 Esposos, amen a sus esposas así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, 26 a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, 27 para presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante sino que sea santa y sin falta. 28 De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida tal como Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo[u]. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne[v]. 32 Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo.

Hijos, obedezcan en el Señor[w] a sus padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra[x].

Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina y la instrucción del Señor.

Siervos, obedezcan a los que son sus amos en la tierra con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como a Cristo; no sirviendo solo cuando se les esté mirando, como los que quieren quedar bien con los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios con ánimo. Sirvan de buena voluntad, como al Señor, no como a los hombres, sabiendo que el bien que haga cada uno eso recibirá de parte del Señor, sea siervo o libre.

Y ustedes, amos, hagan con ellos lo mismo, dejando las amenazas porque ustedes saben que el mismo Señor de ellos y de ustedes está en los cielos, y que no hay distinción de personas delante de él.

La armadura que Dios ha provisto

10 Por lo demás[y], fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. 11 Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las intrigas del diablo; 12 porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.

13 Por esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar firmes. 14 Permanezcan, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia 15 y calzados sus pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. 16 Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Tomen también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, 18 orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos. 19 Y también oren por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio 20 por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.

Conclusión

21 Ahora bien, para que también ustedes sepan cómo me va y qué estoy haciendo, todo les informará Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor. 22 Por esto mismo lo he enviado a ustedes para que sepan lo tocante a nosotros y para que él anime sus corazones. 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor incorruptible[z].

Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias e intercesión

Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, siempre intercediendo con gozo por todos ustedes en cada oración mía, a causa de su participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora; estando convencido de esto: que el que en ustedes comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.

Me es justo sentir esto de todos ustedes, porque los tengo en mi corazón. Tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, son todos ustedes participantes conmigo de la gracia. Pues Dios me es testigo de cómo los añoro a todos ustedes con el profundo amor de Cristo Jesús.

Y esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento 10 para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles en el día de Cristo, 11 llenos del fruto de justicia, fruto que viene por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Hacia una obra fructífera

12 Quiero que sepan, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del evangelio. 13 De esta manera, mis prisiones por la causa de Cristo han sido conocidas en todo el Pretorio y entre todos los demás. 14 La mayoría de los hermanos, tomando ánimo en el Señor por mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra[aa] sin temor. 15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda, pero otros lo hacen de buena voluntad. 16 Estos últimos lo hacen por amor, sabiendo que he sido puesto para la defensa del evangelio, 17 mientras aquellos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. 18 ¿Qué, pues? Solamente que de todas maneras Cristo es anunciado, sea por pretexto o sea de verdad, y en esto me alegro. Pero me alegraré aún más, 19 pues sé que mediante la oración de ustedes y el apoyo del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, 20 conforme a mi anhelo y esperanza: que en nada seré avergonzado sino que con toda confianza, tanto ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte.

21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. 22 Pero si el vivir en la carne me sirve para una obra fructífera, ¿cuál escogeré? No lo sé. 23 Me siento presionado por ambas partes. Tengo el deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; 24 pero quedarme en la carne es más necesario por causa de ustedes. 25 Pues, convencido de esto, sé que me quedaré y que aún permaneceré con todos ustedes para su desarrollo y gozo en la fe, 26 para que en mí haya motivo de aumentar su orgullo en Cristo Jesús a causa de mi presencia otra vez entre ustedes.

Una conducta digna del evangelio

27 Solamente procuren que su conducta como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que, sea que yo vaya a verlos o que esté ausente, oiga acerca de ustedes que están firmes en un mismo espíritu, combatiendo juntos y unánimes por la fe del evangelio, 28 y no siendo intimidados de ninguna manera por los adversarios. Para ellos esta fe es indicio de perdición, pero para ustedes es indicio de salvación; y esto procede de Dios. 29 Porque se les ha concedido a ustedes, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él sino también el de sufrir por su causa. 30 Así tendrán el mismo conflicto que han visto y que ahora oyen que sigue en mí.

El ejemplo de Cristo

Por tanto, si hay algún aliento en Cristo, si hay algún incentivo en el amor, si hay alguna comunión en el Espíritu, si hay algún afecto profundo y alguna compasión, completen mi gozo a fin de que piensen de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa. No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimen humildemente a los demás como superiores a ustedes mismos; no considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno[ab] también los intereses de los demás.

Haya en ustedes esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús:

Existiendo en forma de Dios,

él no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse;

sino que se despojó a sí mismo,

tomando forma de siervo,

haciéndose semejante a los hombres;

y, hallándose en condición de hombre,

se humilló a sí mismo

haciéndose obediente hasta la muerte,

¡y muerte de cruz!

Por lo cual, también Dios

lo exaltó hasta lo sumo

y le otorgó el nombre

que es sobre todo nombre;

10 para que en el nombre de Jesús

se doble toda rodilla

de los que están en los cielos,

en la tierra y debajo de la tierra;

11 y toda lengua confiese

para gloria de Dios Padre

que Jesucristo es Señor.

Resplandecer como luminares

12 De modo que, amados míos, así como han obedecido siempre —no solo cuando yo estaba presente sino mucho más ahora en mi ausencia—, ocúpense[ac] en su salvación con temor y temblor; 13 porque Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad.

14 Hagan todo sin murmuraciones y contiendas, 15 para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, 16 reteniendo la palabra de vida. Así yo podré gloriarme en el día de Cristo de que no he corrido ni he trabajado en vano. 17 Al contrario, aunque haya de ser derramado como una ofrenda líquida sobre el sacrificio y servicio de su fe, me gozo y me regocijo con todos ustedes. 18 De igual modo, gócense también ustedes y regocíjense conmigo.

La misión de Timoteo y Epafrodito

19 Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo para que yo también me reanime al saber de su estado; 20 pues no tengo a nadie que se interese por ustedes con tanto ánimo y sinceridad. 21 Porque todos buscan sus intereses personales, no lo que es de Jesucristo. 22 Ya conocen la reputación de Timoteo, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. 23 Por lo tanto, espero enviarlo en cuanto yo vea cómo van mis asuntos; 24 pero confío en el Señor que yo también iré pronto a ustedes.

25 Sin embargo, también creí necesario enviarles a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, y su mensajero y suministrador de mis necesidades, 26 ya que él los añoraba a todos ustedes y estaba angustiado porque habían oído que él estaba enfermo. 27 Pues en verdad estuvo enfermo de muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no solamente de él sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. 28 Por lo tanto, lo envío con más urgencia, para que se vuelvan a gozar al verlo y yo esté libre de preocupación. 29 Recíbanlo, pues, en el Señor con todo gozo y tengan en alta estima a hombres como él; 30 porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en el servicio de ustedes a mi favor.

La meta del llamamiento de Dios

Por lo demás, hermanos míos, regocíjense en el Señor. El escribirles las mismas cosas a mí no me es molesto, y para ustedes es más seguro.

¡Guárdense de los perros! ¡Guárdense de los malos obreros! ¡Guárdense de los que mutilan[ad] el cuerpo! Porque nosotros somos la circuncisión: los que servimos a Dios en espíritu, los que nos gloriamos en Cristo Jesús y los que no confiamos en la carne. Aunque yo tengo de qué confiar también en la carne. Si alguno cree tener de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, irreprensible.

Pero las cosas que para mí eran ganancia las he considerado pérdida a causa de Cristo. Y aún más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo; la justicia que proviene de Dios por la fe. 10 Anhelo conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejante a él en su muerte; 11 y de alguna manera, me encontraré en la resurrección de los muertos.

12 No quiero decir que ya lo haya alcanzado ni que haya llegado a la perfección, sino que prosigo a ver si alcanzo aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, 14 prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento[ae] de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que hemos alcanzado la madurez pensemos de este modo; y si piensan otra cosa, también eso nos lo revelará Dios. 16 En todo caso, sigamos fieles a lo que hemos logrado[af].

17 Hermanos, sean imitadores de mí y presten atención a los que así se conducen, según el ejemplo que tienen en nosotros. 18 Porque muchos andan por ahí, de quienes les hablaba muchas veces, y ahora hasta lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo. 19 El fin de ellos será la perdición, su dios es su estómago, su gloria se halla en su vergüenza, y piensan solamente en lo terrenal. 20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo. 21 Él transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su poder, para sujetar también a sí mismo todas las cosas.

Así que, hermanos míos, amados y queridos, gozo y corona mía, estén firmes en el Señor, amados.

Hacia la armonía y el regocijo

Ruego a Evodia, y ruego a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor. Sí, y a ti también, fiel compañero[ag], te pido que ayudes a estas hermanas que lucharon junto conmigo en el evangelio, también con Clemente y los demás colaboradores míos cuyos nombres están en el libro de la vida.

¡Regocíjense en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocíjense! Su amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca! Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.

En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto piensen. Lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en mí, esto hagan; y el Dios de paz estará con ustedes.

Gratitud por la ayuda recibida

10 En gran manera me regocijé en el Señor porque al fin se ha renovado la preocupación de ustedes para conmigo. Siempre pensaban en mí, pero les faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. 12 Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. 13 ¡Todo lo puedo en Cristo[ah] que me fortalece! 14 Sin embargo, hicieron bien en participar conmigo en mi tribulación.

15 También saben, oh filipenses, que al comienzo del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en cuanto a dar y recibir sino ustedes solos. 16 Porque aun a Tesalónica enviaron para mis necesidades una y otra vez. 17 No es que busque donativo sino que busco fruto que abunde en la cuenta de ustedes. 18 Sin embargo, todo lo he recibido y tengo abundancia. Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviaron, como olor fragante, un sacrificio aceptable y agradable a Dios. 19 Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20 A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saludos y bendición final

21 Saluden a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo los saludan. 22 Todos los santos los saludan, y mayormente los que pertenecen a la casa del César[ai]. 23 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu de ustedes[aj].

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los hermanos santos y fieles en Cristo que están en Colosas: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre[ak].

Acción de gracias e intercesión

Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes; porque hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, a causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos, de la cual han oído en la palabra de verdad del evangelio que les ha llegado. Y así como está llevando fruto y creciendo en todo el mundo, lo mismo sucede también entre ustedes desde el día en que oyeron y comprendieron de veras la gracia de Dios tal como aprendieron de Epafras, nuestro consiervo amado, quien es fiel ministro de Cristo a favor de ustedes. Él también nos ha informado del amor de ustedes en el Espíritu.

Por esta razón también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar por ustedes y de rogar que sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual, 10 para que anden como es digno del Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios; 11 y que sean fortalecidos con todo poder, conforme a su gloriosa potencia, para toda perseverancia y paciencia. 12 Con gozo damos gracias al Padre que les[al] hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. 13 Él nos ha librado de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención[am], el perdón de los pecados.

La preeminencia de Cristo

15 Él es la imagen del Dios invisible; el primogénito de toda la creación 16 porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él. 17 Él antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten. 18 Y, además, él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos para que en todo él sea preeminente; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitara toda plenitud 20 y, por medio de él, reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en los cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz.

21 A ustedes también, aunque en otro tiempo estaban apartados y eran enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras, ahora los ha reconciliado 22 en su cuerpo físico por medio de la muerte para presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 por cuanto permanecen fundados y firmes en la fe, sin ser removidos de la esperanza del evangelio que han oído, el cual ha sido predicado en toda la creación debajo del cielo.

Pablo, ministro del evangelio

De este evangelio yo, Pablo, llegué a ser ministro. 24 Ahora me gozo en lo que padezco por ustedes, y completo en mi propia carne lo que falta de las tribulaciones de Cristo a favor de su cuerpo, que es la iglesia. 25 De ella llegué a ser ministro según el oficio divino que Dios me dio a favor de ustedes, para dar pleno cumplimiento a la palabra de Dios: 26 el misterio de Dios que había estado oculto desde los siglos y las generaciones, pero que ahora ha sido revelado a sus santos. 27 A estos, Dios ha querido dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre las naciones, el cual es: Cristo en ustedes, la esperanza de gloria. 28 A él anunciamos nosotros, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre con toda sabiduría, a fin de que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús. 29 Por esto mismo yo trabajo, esforzándome según su potencia que obra poderosamente en mí.

Quiero, pues, que sepan cuán grande conflicto tengo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que nunca me han visto personalmente para que unidos en amor, sus corazones sean reanimados hasta lograr toda la riqueza de la plena certidumbre de entendimiento, para conocer el misterio de Dios[an]; es decir, Cristo mismo. En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Digo esto para que nadie los engañe con falsos argumentos persuasivos. Pues, aunque estoy ausente en el cuerpo, no obstante, en espíritu estoy con ustedes, gozándome y mirando su buen orden y la firmeza de su fe en Cristo.

La vida plena en Cristo

Por tanto, de la manera que han recibido a Cristo Jesús el Señor, así anden en él, firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe así como han sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

Miren que nadie los lleve cautivos por medio de filosofías y vanas sutilezas, conforme a la tradición de hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no conforme a Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad; 10 y ustedes están completos en él, quien es la cabeza de todo principado y autoridad.

11 En él también ustedes fueron circuncidados con una circuncisión no hecha con manos, al despojarlos del cuerpo pecaminoso carnal mediante la circuncisión que viene de Cristo. 12 Fueron sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también fueron resucitados juntamente con él por medio de la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos. 13 Mientras ustedes estaban muertos en los delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los delitos. 14 Él anuló el acta que había contra nosotros, que por sus decretos nos era contraria, y la ha quitado de en medio al clavarla en su cruz. 15 También despojó a los principados y las autoridades, y los exhibió como espectáculo público habiendo triunfado sobre ellos en la cruz.

16 Por tanto, nadie los juzgue en asuntos de comida o de bebida, o respecto a días de fiesta, lunas nuevas o sábados. 17 Todo ello es solo una sombra de lo porvenir, pero la realidad pertenece a Cristo. 18 Nadie los prive de su premio fingiendo humildad y culto a los ángeles, haciendo alarde de lo que ha visto[ao], vanamente hinchado por su mente carnal, 19 y no aferrándose a la cabeza de la cual todo el cuerpo, nutrido y unido por coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.

La vida nueva en Cristo

20 Siendo que la muerte de ustedes con Cristo los separó de los principios elementales del mundo, ¿por qué, como si aún vivieran en el mundo, se someten a ordenanzas como: 21 “No uses ni gustes ni toques”? 22 Tales cosas son destinadas a perecer con el uso pues son según los mandamientos y las doctrinas de hombres. 23 De hecho, semejantes prácticas tienen reputación de ser sabias en una cierta religiosidad, en la humillación y en el duro trato del cuerpo, pero no tienen ningún valor contra la sensualidad.

Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra; porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Y cuando se manifieste Cristo, la vida de ustedes, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.

Por lo tanto, hagan morir lo terrenal en sus miembros: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y la avaricia, que es idolatría. A causa de estas cosas viene la ira de Dios sobre los rebeldes. En ellas anduvieron también ustedes en otro tiempo cuando vivían entre ellos. Pero ahora, dejen también todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de su boca. No se mientan los unos a los otros; porque se han despojado del viejo hombre con sus prácticas 10 y se han vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó. 11 Aquí no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es todo y en todos.

12 Por tanto —como escogidos de Dios, santos y amados— vístanse de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia; 13 soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo ustedes. 14 Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Cristo gobierne en su corazón, pues a ella fueron llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos.

16 La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes, enseñándose y amonestándose los unos a los otros en toda sabiduría con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando con gracia a Dios en su corazón. 17 Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

18 Esposas, estén sujetas a su esposo como conviene en el Señor.

19 Esposos, amen a su esposa y no se amarguen contra ella.

20 Hijos, obedezcan a sus padres en todo porque esto es agradable en el Señor.

21 Padres, no irriten a sus hijos para que no se desanimen.

22 Siervos, obedezcan en todo a sus amos humanos; no sirviendo solo cuando se les está mirando, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres, 24 sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven! 25 Pero el que comete injusticia recibirá la injusticia que haga porque no hay distinción de personas.

Amos, hagan lo que es justo y equitativo con sus siervos, sabiendo que también tienen un amo[ap] en los cielos.

La oración y el testimonio personal

Perseveren siempre en la oración, vigilando en ella con acción de gracias. A la vez, oren también por nosotros a fin de que el Señor nos abra una puerta para la palabra para comunicar el misterio de Cristo, por lo cual estoy aún preso. Oren para que yo lo presente con claridad, como me es preciso hablar.

Anden sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno.

La misión de Tíquico y Onésimo

Todos mis asuntos se los hará saber Tíquico, hermano amado, fiel ministro y consiervo en el Señor. Lo envío a ustedes con este fin: para que conozcan nuestros asuntos[aq] y para que él anime sus corazones. Lo envío con Onésimo, el fiel y amado hermano, quien es uno de ustedes. Ellos les informarán de todo lo que pasa aquí.

Saludos finales

10 Los saludan Aristarco, prisionero conmigo; Marcos, el primo de Bernabé (ya han recibido instrucciones acerca de él; si va a ustedes, recíbanle) 11 y Jesús, llamado Justo. Ellos son los únicos de la circuncisión que son colaboradores conmigo en el reino de Dios y que me han servido de consuelo. 12 Los saluda Epafras, quien es uno de ustedes, siervo de Cristo, siempre solícito por ustedes en oración, para que estén firmes como hombres maduros y completamente entregados a toda la voluntad de Dios. 13 Porque doy testimonio de él, de que tiene gran celo por ustedes, por los de Laodicea y por los de Hierápolis. 14 Los saludan Lucas, el médico amado, y Demas.

15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea: a Ninfa y a la iglesia que está en su casa. 16 Cuando esta carta haya sido leída entre ustedes, hagan que se lea también en la iglesia de los laodicenses; y la de Laodicea léanla también ustedes.

17 Digan a Arquipo: “Cuida el ministerio que has recibido del Señor, para que lo cumplas”.

18 Ahora, la salutación de mi propia mano, de Pablo. Acuérdense de mis prisiones. La gracia sea con ustedes[ar].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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