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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Isaías 52:13-66:18

El Siervo sufriente del Señor

13 Miren, mi siervo prosperará;
    será muy exaltado.
14 Pero muchos quedaron asombrados cuando lo[a] vieron.
    Tenía el rostro tan desfigurado que apenas parecía un ser humano,
    y por su aspecto, no se veía como un hombre.
15 Y él alarmará[b] a muchas naciones;
    los reyes quedarán mudos ante él.
Verán lo que no se les había contado;
    entenderán lo que no habían oído hablar.[c]
53 ¿Quién ha creído nuestro mensaje?
    ¿A quién ha revelado el Señor su brazo poderoso?
Mi siervo creció en la presencia del Señor como un tierno brote verde,
    como raíz en tierra seca.
No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto,
    nada que nos atrajera hacia él.
Fue despreciado y rechazado:
    hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo.
Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada;
    fue despreciado, y no nos importó.

Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
    fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.[d]
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios,
    ¡un castigo por sus propios pecados!
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
    y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;
    fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
    hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
    los pecados de todos nosotros.

Fue oprimido y tratado con crueldad;
    sin embargo, no dijo ni una sola palabra.
Como cordero fue llevado al matadero.
    Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores,
    no abrió su boca.
Al ser condenado injustamente,
    se lo llevaron.[e]
A nadie le importó que muriera sin descendientes
    ni que le quitaran la vida a mitad de camino.[f]
Pero lo hirieron de muerte
    por la rebelión de mi pueblo.
Él no había hecho nada malo,
    y jamás había engañado a nadie.
Pero fue enterrado como un criminal;
    fue puesto en la tumba de un hombre rico.

10 Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo
    y causarle dolor.
Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado,
    tendrá muchos descendientes.
Disfrutará de una larga vida,
    y en sus manos el buen plan del Señor prosperará.
11 Cuando vea todo lo que se logró mediante su angustia,
    quedará satisfecho.
Y a causa de lo que sufrió,
    mi siervo justo hará posible
que muchos sean contados entre los justos,
    porque él cargará con todos los pecados de ellos.
12 Yo le rendiré los honores de un soldado victorioso,
    porque se expuso a la muerte.
Fue contado entre los rebeldes.
    Cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores.

Gloria futura de Jerusalén

54 «¡Canta, oh mujer sin hijos,
    tú que nunca diste a luz!
Prorrumpe en canciones de alegría a toda voz, oh Jerusalén,
    tú que nunca tuviste dolores de parto.
Pues la mujer desolada ahora tiene más hijos
    que la que vive con su esposo
    —dice el Señor—.
Agranda tu casa; construye una ampliación.
    Extiende tu hogar y no repares en gastos.
Pues pronto estarás llena a rebosar;
    tus descendientes ocuparán otras naciones
    y repoblarán las ciudades en ruinas.

»No temas; ya no vivirás avergonzada.
    No tengas temor; no habrá más deshonra para ti.
Ya no recordarás la vergüenza de tu juventud
    ni las tristezas de tu viudez.
Pues tu Creador será tu marido;
    ¡el Señor de los Ejércitos Celestiales es su nombre!
Él es tu Redentor, el Santo de Israel,
    el Dios de toda la tierra.
Pues el Señor te llamó para que te libres de tu dolor,
    como si fueras una esposa joven abandonada por su marido
    —dice tu Dios—.
Por un breve instante te abandoné,
    pero con gran compasión te recibiré de nuevo.
En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo.
    Pero con amor eterno tendré compasión de ti
    —dice el Señor, tu Redentor—.

»Así como juré en tiempos de Noé
    que nunca más permitiría que un diluvio cubra la tierra,
ahora también juro
    que nunca más me enojaré contigo ni te castigaré.
10 Pues las montañas podrán moverse
    y las colinas desaparecer,
pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá;
    mi pacto de bendición nunca será roto
    —dice el Señor, que tiene misericordia de ti—.

11 »¡Oh ciudad azotada por las tormentas,
    atribulada y desolada!
Te reconstruiré con joyas preciosas
    y haré tus cimientos de lapislázuli.
12 Haré tus torres de rubíes relucientes,
    tus puertas de gemas brillantes
    y tus muros de piedras preciosas.
13 Yo les enseñaré a todos tus hijos,
    y ellos disfrutarán de una gran paz.
14 Estarás segura bajo un gobierno justo e imparcial;
    tus enemigos se mantendrán muy lejos.
Vivirás en paz,
    y el terror no se te acercará.
15 Si alguna nación viniera para atacarte,
    no será porque yo la haya enviado;
    todo el que te ataque caerá derrotado.

16 »Yo he creado al herrero
    que aviva el fuego de los carbones bajo la fragua
y hace las armas de destrucción.
    Y he creado a los ejércitos que destruyen.
17 Pero en aquel día venidero,
    ningún arma que te ataque triunfará.
Silenciarás cuanta voz
    se levante para acusarte.
Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor;
    yo seré quien los reivindique.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!

Invitación a la salvación del Señor

55 »¿Alguien tiene sed?
    Venga y beba,
    ¡aunque no tenga dinero!
Vengan, tomen vino o leche,
    ¡es todo gratis!
¿Por qué gastar su dinero en alimentos que no les dan fuerza?
    ¿Por qué pagar por comida que no les hace ningún bien?
Escúchenme, y comerán lo que es bueno;
    disfrutarán de la mejor comida.

»Vengan a mí con los oídos bien abiertos.
    Escuchen, y encontrarán vida.
Haré un pacto eterno con ustedes.
    Les daré el amor inagotable que le prometí a David.
Vean cómo lo usé a él para manifestar mi poder entre los pueblos;
    lo convertí en un líder entre las naciones.
Tú también darás órdenes a naciones que no conoces,
    y pueblos desconocidos vendrán corriendo a obedecerte,
porque yo, el Señor tu Dios,
    el Santo de Israel, te hice glorioso».

Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo;
    llámenlo ahora, mientras está cerca.
Que los malvados cambien sus caminos
    y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal.
Que se vuelvan al Señor, para que les tenga misericordia.
    Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad.

«Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos—dice el Señor—.
    Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse.
Pues así como los cielos están más altos que la tierra,
    así mis caminos están más altos que sus caminos
    y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.

10 »La lluvia y la nieve descienden de los cielos
    y quedan en el suelo para regar la tierra.
Hacen crecer el grano,
    y producen semillas para el agricultor
    y pan para el hambriento.
11 Lo mismo sucede con mi palabra.
    La envío y siempre produce fruto;
logrará todo lo que yo quiero,
    y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe.
12 Ustedes vivirán con gozo y paz.
    Los montes y las colinas se pondrán a cantar
    y los árboles de los campos aplaudirán.
13 Donde antes había espinos, crecerán cipreses;
    donde crecía la ortiga, brotarán mirtos.
Estas cosas le darán gran honra al nombre del Señor;
    serán una señal perpetua de su poder y de su amor».

Bendiciones para todas las naciones

56 Esto dice el Señor:

«Sean justos e imparciales con todos;
    hagan lo que es bueno y correcto,
porque vendré pronto para rescatarlos
    y para manifestar mi justicia entre ustedes.
Benditos todos los
    que se aseguran de cumplir esto.
Benditos los que honran mis días de descanso,
    y procuran no hacer el mal.

»No permitan que los extranjeros que se comprometen con el Señor digan:
    “El Señor nunca dejará que yo sea parte de su pueblo”.
Y no permitan que los eunucos digan:
    “Soy un árbol seco, sin hijos y sin futuro”.
Pues esto dice el Señor:
Bendeciré a los eunucos
    que guardan como santos mis días de descanso,
que deciden hacer lo que a mí me agrada
    y me entregan su vida.
Les daré—dentro de las paredes de mi casa—
    un recordatorio y un nombre,
    mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles.
Pues el nombre que les doy es eterno;
    ¡nunca desaparecerá!

»También bendeciré a los extranjeros que se comprometan con el Señor,
    quienes lo sirvan y amen su nombre,
quienes lo adoren y no profanen el día de descanso,
    y quienes se mantengan fieles a mi pacto.
Los llevaré a mi monte santo de Jerusalén
    y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Aceptaré sus ofrendas quemadas y sus sacrificios,
    porque mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones.
Pues el Señor Soberano,
    que hace volver a los marginados de Israel, dice:
Traeré a otros también,
    además de mi pueblo Israel».

Condenación de los líderes pecadores

¡Vengan, animales salvajes de los campos!
    ¡Vengan, animales salvajes de los bosques!
    ¡Vengan a devorar a mi pueblo!
10 Pues los líderes de mi pueblo,
    los guardianes del Señor, sus pastores,
    son ciegos e ignorantes.
Son como perros guardianes silenciosos
    que no advierten cuando viene el peligro.
Les encanta estar echados, durmiendo y soñando.
11     Como perros glotones, nunca quedan satisfechos.
Son pastores ignorantes;
    cada uno va por su propio camino
    y busca ganancias personales.
12 «Vengan—dicen ellos—, consigamos vino y hagamos una fiesta.
    Emborrachémonos todos.
¡Mañana lo haremos de nuevo,
    y tendremos una fiesta aún más grande!».
57 La gente buena se muere;
    muchas veces, los justos mueren antes de que llegue su hora.
    Pero a nadie parece importarle el porqué; tampoco se lo preguntan a sí mismos.
Parece que nadie entiende
    que Dios los está protegiendo del mal que vendrá.
Pues los que andan por el camino de la justicia
    descansarán en paz cuando mueran.

Condenación de la idolatría

«¡Pero ustedes, vengan acá, hijos de brujas,
    descendientes de adúlteros y de prostitutas!
¿De quién se burlan
    haciendo muecas y sacando la lengua?
    ¡Hijos de pecadores y mentirosos!
Rinden culto con gran pasión a sus ídolos,
    debajo de los robles y debajo de todo árbol frondoso.
Sacrifican a sus hijos abajo, en los valles,
    entre los peñascos de los acantilados.
Sus dioses son las piedras pulidas de los valles;
    ustedes les rinden culto con ofrendas líquidas y ofrendas de grano.
Ellos son su herencia, no yo.
    ¿Creen que todo esto me hace feliz?
Ustedes cometieron adulterio en cada monte alto;
    allí rindieron culto a los ídolos
    y me fueron infieles.
Han puesto símbolos paganos
    en los marcos de las puertas y detrás de ellas.
Me han abandonado
    y se han metido en la cama con esos dioses detestables.
Se han entregado a ellos
    y les encanta ver sus cuerpos desnudos.
Han ido a Moloc[g]
    con aceite de oliva y muchos perfumes,
y enviado a sus representantes por todas partes,
    incluso al mundo de los muertos.[h]
10 Se han cansado en su búsqueda,
    pero nunca se han dado por vencidos.
El deseo les dio nuevas fuerzas,
    y no se fatigaron.

11 »¿Les tienen miedo a estos ídolos?
    ¿Les producen terror?
¿Por eso me han mentido
    y se han olvidado de mí y de mis palabras?
¿Será por mi largo silencio
    que ya no me temen?
12 Ahora pondré al descubierto sus supuestas buenas obras;
    ninguna de ellas los ayudará.
13 Veamos si sus ídolos pueden salvarlos
    cuando clamen a ellos por ayuda.
¡Vaya, un soplo de viento puede derrumbarlos!
    ¡Basta con que uno respire sobre ellos para que caigan de cabeza!
Pero el que confíe en mí heredará la tierra
    y poseerá mi monte santo».

Dios perdona a los que se arrepienten

14 Dios dice: «¡Reconstruyan el camino!
    Quiten las rocas y las piedras del camino
    para que mi pueblo pueda volver del cautiverio».
15 El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad,
    el Santo, dice:
«Yo vivo en el lugar alto y santo
    con los de espíritu arrepentido y humilde.
Restauro el espíritu destrozado del humilde
    y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido.
16 Pues no pelearé contra ustedes para siempre;
    no estaré siempre enojado.
Si lo estuviera, moriría toda la gente,
    sí, todas las almas que he creado.
17 Estaba enojado,
    así que castigué a este pueblo tan avaro.
Me aparté de ellos,
    pero continuaron por su propio terco camino.
18 He visto lo que hacen,
    ¡pero aun así, los sanaré
    y los guiaré!
Consolaré a los que se lamentan,
19     llevando palabras de alabanza a sus labios.
Que tengan paz abundante, tanto cerca como lejos
    —dice el Señor que los sana—.
20 Pero los que aún me rechazan son como el mar agitado,
    que nunca está tranquilo,
    sino que continuamente revuelve el lodo y la tierra.
21 No hay paz para el perverso»,
    dice mi Dios.

Verdadera y falsa adoración

58 «Grita con la voz de un toque de trompeta.
    ¡Grita fuerte! No seas tímido.
¡Háblale a mi pueblo Israel[i] de sus pecados!
    Sin embargo, ¡se hacen los piadosos!
Vienen al templo todos los días
    y parecen estar encantados de aprender todo sobre mí.
Actúan como una nación justa
    que nunca abandonaría las leyes de su Dios.
Me piden que actúe a su favor,
    fingiendo que quieren estar cerca de mí.
“¡Hemos ayunado delante de ti!—dicen ellos—.
    ¿Por qué no te impresionamos?
Hemos sido muy severos con nosotros mismos,
    y ni siquiera te das cuenta”.

»¡Les diré por qué!—les contesto—.
    Es porque ayunan para complacerse a sí mismos.
Aun mientras ayunan,
    oprimen a sus trabajadores.
¿De qué les sirve ayunar,
    si siguen con sus peleas y riñas?
Con esta clase de ayuno,
    nunca lograrán nada conmigo.
Ustedes se humillan
    al hacer penitencia por pura fórmula:
inclinan la cabeza
    como cañas en el viento,
se visten de tela áspera
    y se cubren de cenizas.
¿A eso le llaman ayunar?
    ¿Realmente creen que eso agrada al Señor?

»¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero:
pongan en libertad a los que están encarcelados injustamente;
    alivien la carga de los que trabajan para ustedes.
Dejen en libertad a los oprimidos
    y suelten las cadenas que atan a la gente.
Compartan su comida con los hambrientos
    y den refugio a los que no tienen hogar;
denles ropa a quienes la necesiten
    y no se escondan de parientes que precisen su ayuda.

»Entonces su salvación llegará como el amanecer,
    y sus heridas sanarán con rapidez;
su justicia los guiará hacia adelante
    y atrás los protegerá la gloria del Señor.
Entonces cuando ustedes llamen, el Señor les responderá.
    “Sí, aquí estoy”, les contestará enseguida.

»Levanten el pesado yugo de la opresión;
    dejen de señalar con el dedo y de esparcir rumores maliciosos.
10 Alimenten a los hambrientos
    y ayuden a los que están en apuros.
Entonces su luz resplandecerá desde la oscuridad,
    y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía.
11 El Señor los guiará continuamente;
    les dará agua cuando tengan sed
    y restaurará sus fuerzas.
Serán como un huerto bien regado,
    como un manantial que nunca se seca.
12 Algunos de ustedes reconstruirán las ruinas desoladas de sus ciudades.
    Entonces serán conocidos como reconstructores de muros
    y restauradores de casas.

13 »Guarden como santo el día de descanso;
    en ese día no se ocupen de sus propios intereses,
sino disfruten del día de descanso
    y hablen del día con delicia, por ser el día santo del Señor.
Honren el día de descanso en todo lo que hagan ese día
    y no sigan sus propios deseos ni hablen palabras inútiles.
14 Entonces el Señor será su delicia.
    Yo les daré gran honor
y los saciaré con la herencia que prometí a su antepasado Jacob.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».

Advertencias contra el pecado

59 ¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos,
    ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.
Son sus pecados los que los han separado de Dios.
    A causa de esos pecados, él se alejó
    y ya no los escuchará.
Las manos de ustedes son manos de asesinos,
    y tienen los dedos sucios de pecado.
Sus labios están llenos de mentiras
    y su boca vomita corrupción.

A nadie le importa ser justo y honrado;
    las demandas legales de la gente se basan en mentiras.
Conciben malas acciones
    y después dan a luz el pecado.
Incuban serpientes mortales
    y tejen telas de araña.
El que coma sus huevos morirá;
    al que los rompa le saldrán víboras.
Con sus telas de araña no se puede hacer ropa
    y nada de lo que ellos hacen es útil.
Todo lo que hacen está lleno de pecado,
    y la violencia es su sello característico.
Sus pies corren para hacer lo malo
    y se apresuran a matar.
Solo piensan en pecar;
    siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos.
No saben dónde encontrar paz
    o qué significa ser justo y bueno.
Han trazado caminos torcidos
    y quienes los siguen no conocen un momento de paz.

Por eso no hay justicia entre nosotros
    y no sabemos nada acerca de vivir con rectitud.
Buscamos luz, pero solo encontramos oscuridad;
    buscamos cielos radiantes, pero caminamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como los ciegos junto a una pared,
    palpando para encontrar el camino, como la gente que no tiene ojos.
Hasta en lo más radiante del mediodía,
    tropezamos como si estuviera oscuro.
Entre los vivos,
    somos como los muertos.
11 Gruñimos como osos hambrientos;
    gemimos como el arrullo lastimero de las palomas.
Buscamos la justicia, pero nunca llega;
    buscamos el rescate, pero está muy lejos de nosotros.
12 Pues nuestros pecados se han acumulado ante Dios
    y testifican en contra de nosotros.
    Así es, sabemos muy bien lo pecadores que somos.
13 Sabemos que nos hemos rebelado contra el Señor y también lo hemos negado;
    le hemos dado la espalda a nuestro Dios.
Sabemos que hemos sido injustos y opresores,
    preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas.
14 Nuestros tribunales se oponen a los justos,
    y no se encuentra justicia por ninguna parte.
La verdad tropieza por las calles
    y la honradez ha sido declarada ilegal.
15 Sí, la verdad ha desaparecido
    y se ataca a todo el que abandona la maldad.

El Señor miró y le desagradó
    descubrir que no había justicia.
16 Estaba asombrado al ver que nadie intervenía
    para ayudar a los oprimidos.
Así que se interpuso él mismo para salvarlos con su brazo fuerte,
    sostenido por su propia justicia.
17 Se puso la justicia como coraza
    y se colocó en la cabeza el casco de salvación.
Se vistió con una túnica de venganza
    y se envolvió en un manto de pasión divina.
18 Él pagará a sus enemigos por sus malas obras,
    y su furia caerá sobre sus adversarios;
    les dará su merecido hasta los confines de la tierra.
19 En el occidente, la gente respetará el nombre del Señor;
    en el oriente, lo glorificará.
Pues él vendrá como una tempestuosa marea,
    impulsado por el aliento del Señor.[j]

20 «El Redentor vendrá a Jerusalén
    para rescatar en Israel
a los que se hayan apartado de sus pecados»[k],
    dice el Señor.

21 «Y este es mi pacto con ellos—dice el Señor—. Mi Espíritu no los dejará, ni tampoco estas palabras que les he dado. Estarán en sus labios y en los labios de sus hijos, y de los hijos de sus hijos, para siempre. ¡Yo, el Señor, he hablado!

Gloria futura de Jerusalén

60 »¡Levántate, Jerusalén! Que brille tu luz para que todos la vean.
    Pues la gloria del Señor se levanta para resplandecer sobre ti.
Una oscuridad negra como la noche cubre a todas las naciones de la tierra,
    pero la gloria del Señor se levanta y aparece sobre ti.
Todas las naciones vendrán a tu luz;
    reyes poderosos vendrán para ver tu resplandor.

»¡Levanta los ojos, porque todo el mundo vuelve a casa!
    Tus hijos llegan desde tierras lejanas;
    tus hijas pequeñas serán traídas en brazos.
Resplandecerán tus ojos,
    y tu corazón se estremecerá de alegría
porque los mercaderes del mundo entero vendrán a ti.
    Te traerán las riquezas de muchos países.
Enormes caravanas de camellos convergerán en ti;
    los camellos de Madián y de Efa.
Los habitantes de Saba traerán oro e incienso
    y vendrán adorando al Señor.
A ti te serán dados los rebaños de Cedar,
    y los carneros de Nebaiot serán traídos para mis altares.
Aceptaré sus ofrendas
    y haré glorioso mi templo.

»¿Y qué veo volando hacia Israel como las nubes,
    como las palomas hacia su nido?
Son barcos de los confines de la tierra,
    de países que confían en mí,
    con los grandes barcos de Tarsis a la cabeza.
Traen al pueblo de Israel de regreso a su hogar desde muy lejos,
    transportando su plata y su oro.
Honrarán al Señor tu Dios,
    al Santo de Israel,
    porque él te ha llenado de esplendor.

10 »Vendrán extranjeros para reconstruir tus ciudades
    y sus reyes te servirán.
Aunque te destruí en mi enojo,
    ahora tendré misericordia de ti por mi gracia.
11 Tus puertas permanecerán abiertas de día y de noche
    para recibir las riquezas de muchos países.
Los reyes del mundo serán llevados como cautivos
    en un desfile victorioso.
12 Las naciones que se nieguen a servirte
    serán destruidas.

13 »La gloria del Líbano será tuya
    —los bosques de ciprés, de abeto y de pino—
para embellecer mi santuario.
    ¡Mi templo será glorioso!
14 Los descendientes de los que te atormentaron
    vendrán a inclinarse ante ti.
Los que te despreciaron
    te besarán los pies.
Te llamarán la Ciudad del Señor,
    y Sion del Santo de Israel.

15 »Aunque una vez fuiste despreciada y odiada,
    y nadie pasaba por tus calles,
yo te haré hermosa para siempre,
    una alegría para todas las generaciones.
16 Reyes poderosos y grandes naciones
    colmarán todas tus necesidades,
como si fueras un niño
    amamantado por una reina.
Por fin sabrás que yo, el Señor,
    soy tu Salvador y tu Redentor,
    el Poderoso de Israel.[l]
17 Cambiaré tu bronce por oro,
    tu hierro por plata,
tu madera por bronce
    y tus piedras por hierro.
Haré que la paz sea tu líder,
    y la justicia, tu gobernante.
18 La violencia desaparecerá de tu tierra;
    se terminarán la desolación y la destrucción de la guerra.
La salvación te rodeará como las murallas de una ciudad,
    y la alabanza estará en los labios de todos los que entren allí.

19 »Ya no necesitarás que el sol brille durante el día,
    ni que la luna alumbre durante la noche,
porque el Señor tu Dios será tu luz perpetua,
    y tu Dios será tu gloria.
20 Tu sol nunca se pondrá;
    tu luna nunca descenderá.
Pues el Señor será tu luz perpetua.
    Tus días de duelo llegarán a su fin.
21 Todo tu pueblo será justo;
    poseerá para siempre su tierra,
pues yo lo plantaré allí con mis propias manos
    con el fin de darme gloria a mí mismo.
22 La familia más pequeña se convertirá en mil personas,
    y el grupo más diminuto se convertirá en una nación poderosa.
    A su debido tiempo, yo, el Señor, haré que esto suceda».

Buenas noticias para los oprimidos

61 El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí,
    porque el Señor me ha ungido
    para llevar buenas noticias a los pobres.
Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado
    y a proclamar que los cautivos serán liberados
    y que los prisioneros serán puestos en libertad.[m]
Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan
    que ha llegado el tiempo del favor del Señor[n]
    junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos.
A todos los que se lamentan en Israel[o]
    les dará una corona de belleza en lugar de cenizas,
una gozosa bendición en lugar de luto,
    una festiva alabanza en lugar de desesperación.
Ellos, en su justicia, serán como grandes robles
    que el Señor ha plantado para su propia gloria.

Reconstruirán las ruinas antiguas,
    reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo.
Las resucitarán,
    aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones.
Los extranjeros serán sus siervos;
    alimentarán a los rebaños de ustedes,
ararán sus campos
    y cuidarán de sus viñedos.
Ustedes serán llamados sacerdotes del Señor,
    ministros de nuestro Dios.
Se alimentarán de los tesoros de las naciones
    y se jactarán de sus riquezas.
Disfrutarán de una doble honra
    en lugar de vergüenza y deshonra.
Poseerán una doble porción de prosperidad en su tierra,
    y una alegría eterna será suya.

«Pues yo, el Señor, amo la justicia;
    odio el robo y la fechoría.
Recompensaré fielmente a mi pueblo por su sufrimiento
    y haré un pacto eterno con él.
Sus descendientes serán reconocidos
    y honrados entre las naciones.
Todo el mundo se dará cuenta de que es un pueblo
    al que el Señor ha bendecido».

10 ¡Me llené de alegría en el Señor mi Dios!
    Pues él me vistió con ropas de salvación
    y me envolvió en un manto de justicia.
Soy como un novio vestido para su boda
    o una novia con sus joyas.
11 El Señor Soberano mostrará su justicia a las naciones del mundo.
    ¡Todos lo alabarán!
Su justicia será como un huerto a comienzos de la primavera,
    cuando brotan las plantas por todas partes.

Isaías ora por Jerusalén

62 Debido a que amo a Sion,
    no me quedaré quieto.
Debido a que mi corazón suspira por Jerusalén,
    no puedo quedarme callado.
No dejaré de orar por ella
    hasta que su justicia resplandezca como el amanecer
    y su salvación arda como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu justicia
    y los líderes del mundo quedarán cegados por tu gloria.
Tú recibirás un nombre nuevo
    de la boca del Señor mismo.
El Señor te sostendrá en su mano para que todos te vean,
    como una corona espléndida en la mano de Dios.
Nunca más te llamarán «La ciudad abandonada»[p]
    ni «La tierra desolada»[q].
Tu nuevo nombre será «La ciudad del deleite de Dios»[r]
    y «La esposa de Dios»[s],
porque el Señor se deleita en ti
    y te reclamará como su esposa.
Tus hijos se dedicarán a ti, oh Jerusalén,
    como un joven se dedica a su esposa.
Entonces Dios se regocijará por ti
    como el esposo se regocija por su esposa.

Oh Jerusalén, yo he puesto centinelas en tus murallas;
    ellos orarán continuamente, de día y de noche.
    No descansen, ustedes que dirigen sus oraciones al Señor.
No le den descanso al Señor hasta que termine su obra,
    hasta que haga de Jerusalén el orgullo de toda la tierra.
El Señor le ha jurado a Jerusalén por su propia fuerza:
    «Nunca más te entregaré a tus enemigos;
nunca más vendrán guerreros extranjeros
    para llevarse tu grano y tu vino nuevo.
Ustedes cultivaron el grano, y ustedes lo comerán,
    alabando al Señor.
Dentro de los atrios del templo,
    ustedes mismos beberán el vino que prensaron».

10 ¡Salgan por las puertas!
    ¡Preparen la carretera para el regreso de mi pueblo!
Emparejen el camino, saquen las rocas
    y levanten una bandera para que la vean todas las naciones.
11 El Señor ha enviado el siguiente mensaje a cada país:
    «Díganle al pueblo de Israel:[t]
“Miren, ya viene su Salvador.
    Vean, él trae consigo su recompensa”».
12 Serán llamados «El pueblo santo»
    y «El pueblo redimido por el Señor».
Y Jerusalén será conocida como «El lugar deseable»
    y «La ciudad ya no abandonada».

Juicio contra los enemigos del Señor

63 ¿Quién es este que viene desde Edom,
    desde la ciudad de Bosra,
    con sus ropas teñidas de rojo?
¿Quién es este que lleva vestiduras reales
    y marcha en su gran fuerza?

«¡Soy yo, el Señor, proclamando su salvación!
    ¡Soy yo, el Señor, quien tiene el poder para salvar!».

¿Por qué están tan rojas tus ropas,
    como si hubieras estado pisando uvas?

«Estuve pisando el lagar yo solo;
    no había nadie allí para ayudarme.
En mi enojo, he pisado a mis enemigos
    como si fueran uvas.
En mi furia he pisado a mis adversarios;
    su sangre me ha manchado la ropa.
Ha llegado la hora de cobrar venganza por mi pueblo,
    de rescatar a mi pueblo de sus opresores.
Estaba asombrado al ver que nadie intervenía
    para ayudar a los oprimidos.
Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte,
    y mi ira me sostuvo.
Aplasté a las naciones en mi enojo,
    las hice tambalear y caer al suelo,
    y derramé su sangre sobre la tierra».

Alabanza por la liberación

Hablaré del amor inagotable del Señor;
    alabaré al Señor por todo lo que ha hecho.
Me alegraré por su gran bondad con Israel,
    que le concedió según su misericordia y su amor.
Él dijo: «Ellos son mi pueblo.
    Ciertamente no volverán a traicionarme».
    Y se convirtió en su Salvador.
Cuando ellos sufrían, él también sufrió,
    y él personalmente[u] los rescató.
En su amor y su misericordia los redimió;
    los levantó y los tomó en brazos
    a lo largo de los años.
10 Pero ellos se rebelaron contra él
    y entristecieron a su Santo Espíritu.
Así que él se convirtió en enemigo de ellos
    y peleó contra ellos.

11 Entonces recordaron los días de antaño
    cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto.
Clamaron: «¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar
    con Moisés como pastor?
¿Dónde está el que envió a su Santo Espíritu
    para que estuviera en medio de su pueblo?
12 ¿Dónde está aquel que manifestó su poder
    cuando Moisés levantó su mano,
el que dividió el mar delante de ellos
    y se hizo famoso para siempre?
13 ¿Dónde está el que los hizo pasar por el fondo del mar?
    Eran como magníficos sementales
    que corrían por el desierto sin tropezar.
14 Al igual que el ganado que desciende a un valle pacífico,
    el Espíritu del Señor les daba descanso.
Tú guiaste a tu pueblo, Señor,
    y te ganaste una magnífica reputación».

Oración por misericordia y perdón

15 Señor, mira desde el cielo;
    míranos desde tu santo y glorioso hogar.
¿Dónde están la pasión y el poder
    que solías manifestar a nuestro favor?
    ¿Dónde están tu misericordia y tu compasión?
16 ¡Ciertamente tú sigues siendo nuestro Padre!
    Aunque Abraham y Jacob[v] nos desheredaran,
tú, Señor, seguirías siendo nuestro Padre.
    Tú eres nuestro Redentor desde hace siglos.
17 Señor, ¿por qué permitiste que nos apartáramos de tu camino?
    ¿Por qué nos diste un corazón terco para que dejáramos de temerte?
Regresa y ayúdanos, porque somos tus siervos,
    las tribus que son tu posesión más preciada.
18 Por poco tiempo tu pueblo santo poseyó tu lugar santo,
    y ahora nuestros enemigos lo han destruido.
19 Algunas veces parece como si nunca te hubiéramos pertenecido;
    es como si nunca hubiéramos sido conocidos como tu pueblo.
64 [w]¡Oh, si irrumpieras desde el cielo y descendieras!
    ¡Cómo temblarían los montes en tu presencia!
[x]Así como el fuego hace que arda la leña
    y que hierva el agua,
tu venida haría que las naciones temblaran.
    ¡Entonces tus enemigos se enterarían de la razón de tu fama!
Cuando descendiste hace mucho tiempo,
    hiciste obras temibles, por encima de nuestras mayores expectativas.
    ¡Y cómo temblaron los montes!
Desde el principio del mundo,
    ningún oído ha escuchado,
ni ojo ha visto a un Dios como tú,
    quien actúa a favor de los que esperan en él.
Tú recibes a quienes hacen el bien con gusto,
    a quienes siguen caminos de justicia.
Pero has estado muy enojado con nosotros,
    porque no somos justos.
Pecamos constantemente;
    ¿cómo es posible que personas como nosotros se salven?
Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros.
    Cuando mostramos nuestros actos de justicia,
    no son más que trapos sucios.
Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos,
    y nuestros pecados nos arrasan como el viento.
Sin embargo, nadie invoca tu nombre
    ni te ruega misericordia.
Por eso tú te apartaste de nosotros
    y nos entregaste[y] a nuestros pecados.

Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre;
    nosotros somos el barro y tú, el alfarero.
    Todos somos formados por tu mano.
No te enojes tanto con nosotros, Señor;
    por favor, no te acuerdes de nuestros pecados para siempre.
Te pedimos que nos mires
    y veas que somos tu pueblo.
10 Tus ciudades santas están destruidas.
    Sion es un desierto;
    sí, Jerusalén no es más que una ruina desolada.
11 El templo santo y hermoso
    donde nuestros antepasados te alababan
fue incendiado
    y todas las cosas hermosas quedaron destruidas.
12 Después de todo esto, Señor, ¿aún rehusarás ayudarnos?
    ¿Permanecerás callado y nos castigarás?

Juicio y salvación final

65 El Señor dice:

«Estaba listo para responder, pero nadie me pedía ayuda;
    estaba listo para dejarme encontrar, pero nadie me buscaba.
“¡Aquí estoy, aquí estoy!”,
    dije a una nación que no invocaba mi nombre.[z]
Todo el día abrí mis brazos a un pueblo rebelde.[aa]
    Pero ellos siguen sus malos caminos
    y sus planes torcidos.
Todo el día me insultan en mi propia cara
    al rendir culto a ídolos en sus huertos sagrados
    y al quemar incienso en altares paganos.
De noche andan entre las tumbas
    para rendir culto a los muertos.
Comen carne de cerdo
    y hacen guisos con otros alimentos prohibidos.
Sin embargo, se dicen unos a otros:
    “¡No te acerques demasiado, porque me contaminarás!
    ¡Yo soy más santo que tú!”.
Ese pueblo es un hedor para mi nariz,
    un olor irritante que nunca desaparece.

»Miren, tengo escrito mi decreto[ab] delante de mí:
    no me quedaré callado;
les daré el pago que se merecen.
    Sí, les daré su merecido,
tanto por sus propios pecados
    como por los de sus antepasados
    —dice el Señor—.
También quemaron incienso en los montes
    y me insultaron en las colinas.
    ¡Les daré su merecido!

»Pero no los destruiré a todos
    —dice el Señor—.
Tal como se encuentran uvas buenas en un racimo de uvas malas
    (y alguien dice: “¡No las tires todas;
    algunas de ellas están buenas!”),
así mismo, no destruiré a todo Israel.
    Pues aún tengo verdaderos siervos allí.
Conservaré un remanente del pueblo de Israel[ac]
    y de Judá, para que posea mi tierra.
Aquellos a quienes yo escoja la heredarán
    y mis siervos vivirán allí.
10 La llanura de Sarón se llenará nuevamente de rebaños
    para mi pueblo que me busca,
    y el valle de Acor será lugar de pastoreo para las manadas.

11 »Pero como el resto de ustedes abandonó al Señor
    y se olvidó de su templo,
y como preparó fiestas para honrar al dios de la Fortuna
    y le ofreció vino mezclado al dios del Destino,
12 ahora yo los “destinaré” a ustedes a la espada.
    Todos ustedes se inclinarán delante del verdugo.
Pues cuando los llamé, ustedes no me respondieron;
    cuando hablé, no me escucharon.
Pecaron deliberadamente—ante mis propios ojos—
    y escogieron hacer lo que saben que yo desprecio».

13 Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano:
«Mis siervos comerán,
    pero ustedes pasarán hambre.
Mis siervos beberán,
    pero ustedes tendrán sed.
Mis siervos se alegrarán,
    pero ustedes estarán tristes y avergonzados.
14 Mis siervos cantarán de alegría,
    pero ustedes llorarán de angustia y desesperación.
15 El nombre de ustedes será una maldición entre mi pueblo,
    porque el Señor Soberano los destruirá
    y llamará a sus verdaderos siervos por otro nombre.
16 Todos los que invoquen una bendición o hagan un juramento
    lo harán por el Dios de la verdad.
Dejaré a un lado mi enojo
    y olvidaré la maldad de los tiempos pasados.

17 »¡Miren! Estoy creando cielos nuevos y una tierra nueva,
    y nadie volverá siquiera a pensar en los anteriores.
18 Alégrense; regocíjense para siempre en mi creación.
    ¡Y miren! Yo crearé una Jerusalén que será un lugar de felicidad,
    y su pueblo será fuente de alegría.
19 Me gozaré por Jerusalén
    y me deleitaré en mi pueblo.
Y el sonido de los llantos y los lamentos
    jamás se oirá en ella.

20 »Los bebés ya no morirán a los pocos días de haber nacido,
    ni los adultos morirán antes de haber tenido una vida plena.
Nunca más se considerará anciano a alguien que tenga cien años;
    solamente los malditos morirán tan jóvenes.
21 En esos días, la gente habitará en las casas que construya
    y comerá del fruto de sus propios viñedos.
22 A diferencia del pasado, los invasores no les quitarán sus casas
    ni les confiscarán sus viñedos.
Pues mi pueblo vivirá tantos años como los árboles,
    y mis escogidos tendrán tiempo para disfrutar de lo adquirido con su arduo trabajo.
23 No trabajarán en vano,
    y sus hijos no estarán condenados a la desgracia,
porque son un pueblo bendecido por el Señor,
    y sus hijos también serán bendecidos.
24 Les responderé antes que me llamen.
    Cuando aún estén hablando de lo que necesiten,
    ¡me adelantaré y responderé a sus oraciones!
25 El lobo y el cordero comerán juntos.
    El león comerá heno, como el buey;
    pero las serpientes comerán polvo.
En esos días, nadie será herido ni destruido en mi monte santo.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».

66 Esto dice el Señor:

«El cielo es mi trono
    y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese?
    ¿Podrían construirme un lugar de descanso así?
Con mis manos hice tanto el cielo como la tierra;
    son míos, con todo lo que hay en ellos.[ad]
    ¡Yo, el Señor, he hablado!

»Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido,
    a los que tiemblan ante mi palabra.
Pero a los que escojan sus propios caminos
    y se deleiten en sus pecados detestables,
    no les aceptaré sus ofrendas.
Cuando tales personas sacrifiquen un toro,
    será tan inaceptable como un sacrificio humano.
Cuando sacrifiquen un cordero,
    será como si hubieran sacrificado un perro.
Cuando traigan una ofrenda de grano,
    igual sería que ofrecieran sangre de cerdo.
Cuando quemen incienso,
    será como si hubieran bendecido a un ídolo.
Yo les enviaré grandes dificultades:
    todas las cosas que ellos temían.
Pues cuando los llamé, no me respondieron.
    Cuando les hablé, no me escucharon.
Pecaron deliberadamente ante mis propios ojos
    y escogieron hacer lo que saben que yo desprecio».

Escuchen este mensaje del Señor,
    ustedes que tiemblan ante sus palabras:
«Su propio pueblo los odia
    y los expulsa por ser leales a mi nombre.
“¡Que el Señor sea honrado!—se burlan—.
    ¡Alégrense en él!”.
    Pero ellos serán avergonzados.
¿Qué es ese alboroto que hay en la ciudad?
    ¿Qué es ese ruido tan terrible que viene del templo?
Es la voz del Señor,
    vengándose de sus enemigos.

»Aun antes de que comenzaran los dolores de parto,
    Jerusalén dio a luz un hijo.
¿Acaso alguien ha visto algo tan extraño como esto?
    ¿Quién ha oído hablar de algo así?
¿Acaso ha nacido una nación en un solo día?
    ¿Acaso ha surgido un país en un solo instante?
Pero para cuando le comiencen los dolores de parto a Jerusalén,[ae]
    ya habrán nacido sus hijos.
¿Llevaría yo a esta nación al punto de nacer
    para después no dejar que naciera?—pregunta el Señor—.
¡No! Nunca impediría que naciera esta nación»,
    dice su Dios.

10 «¡Alégrense con Jerusalén!
    Gócense con ella, todos ustedes que la aman
    y ustedes que se lamentan por ella.
11 Beban abundantemente de su gloria,
    como bebe un pequeño hasta saciarse de los pechos consoladores de su madre».

12 Esto dice el Señor:
«Yo le daré a Jerusalén un río de paz y de prosperidad.
    Las riquezas de las naciones fluirán hacia ella.
Sus hijos se alimentarán de sus pechos;
    serán llevados en sus brazos y sostenidos en sus piernas.
13 Los consolaré allí, en Jerusalén,
    como una madre consuela a su hijo».

14 Cuando vean estas cosas, su corazón se alegrará.
    Florecerán como la hierba.
Todos verán la mano de bendición del Señor sobre sus siervos,
    y su ira contra sus enemigos.
15 Miren, el Señor viene con fuego,
    y sus veloces carros de guerra retumban como un torbellino.
Él traerá castigo con la furia de su ira
    y con el ardiente fuego de su dura reprensión.
16 El Señor castigará al mundo con fuego
    y con su espada.
Juzgará a la tierra
    y muchos morirán a manos de él.

17 «Los que se “consagran” y se “purifican” en un huerto sagrado con su ídolo en el centro, celebrando con carne de cerdo, de rata y con otras carnes detestables, tendrán un final terrible», dice el Señor.

18 «Yo puedo ver lo que están haciendo y sé lo que están pensando. Por eso reuniré a todas las naciones y a todos los pueblos, y ellos verán mi gloria.

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