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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Génesis 1-16

La creación

Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.

Y dijo Dios: «¡Que haya luz!»(A) Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas; a la luz, Dios la llamó «Día», y a las tinieblas las llamó «Noche». Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día primero.

Luego dijo Dios: «¡Que haya algo firme en medio de las aguas, para que separe unas aguas de otras aguas!» Y Dios hizo una bóveda, y parte de las aguas quedaron arriba de la bóveda, y parte de las aguas quedaron abajo. Y así fue. Dios llamó «cielos» a la bóveda.(B) Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día segundo.

También dijo Dios: «¡Que se junten en un solo lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que se descubra lo seco!» Y así fue. 10 A lo seco, Dios lo llamó «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares». Y vio Dios que era bueno. 11 Después dijo Dios: «¡Que produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árboles frutales sobre la tierra que den fruto según su género, y cuya semilla esté en ellos!» Y así fue. 12 Y así la tierra produjo hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árboles que dan fruto según su género, y cuya semilla está en ellos. Y vio Dios que era bueno. 13 Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día tercero.

14 Luego dijo Dios: «¡Que haya lumbreras en la bóveda celeste, para que separen el día de la noche y sirvan de señales para las estaciones, los días y los años! 15 ¡Que sirvan de lumbreras en la bóveda celeste, y que alumbren sobre la tierra!» Y así fue. 16 Y Dios hizo las dos grandes lumbreras: el sol, para ser el rey del día, y la luna, para ser la reina de la noche. Además, hizo las estrellas. 17 Y las puso Dios en la bóveda celeste, para que alumbraran sobre la tierra, 18 para que reinaran en el día y en la noche, y para que separaran la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día cuarto. 20 Y dijo Dios: «¡Que produzcan las aguas seres vivos, y aves que vuelen sobre la tierra, por la bóveda celeste!» 21 Dios creó entonces los grandes monstruos marinos, y todo ser vivo que repta y que las aguas produjeron según su género, y todo animal alado según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense! ¡Llenen las aguas de los mares! ¡Que se multipliquen las aves en la tierra!» 23 Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día quinto.

24 Luego dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivos según su género; y bestias, serpientes y animales terrestres según su especie!» Y así fue. 25 Y Dios hizo animales terrestres según su género, y ganado según su género, y todo animal que repta sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

26 Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen(C) y semejanza! ¡Que domine en toda la tierra sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y las bestias, y sobre todo animal que repta sobre la tierra!» 27 Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.(D) 28 Y los bendijo Dios(E) con estas palabras: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!»

29 Y dijo Dios: «¡Miren! Les he dado toda planta que da semilla y que está sobre toda la tierra, y todo árbol que da fruto y semilla. Ellos les servirán de alimento. 30 Para toda bestia de la tierra, y para todas las aves de los cielos, y para todo lo que repta sobre la tierra y que tiene vida, toda planta verde les servirá de alimento.» Y así fue. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera. Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día sexto.

Así fueron terminados los cielos y la tierra y todo lo que existe. Dios terminó en el día séptimo la obra que hizo; y en ese día reposó de toda su obra.(F) Y Dios bendijo el día séptimo, y lo santificó,(G) porque en ese día reposó de toda su obra.

El hombre en el huerto de Edén

Éstos son los orígenes de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el día que Dios el Señor hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes de que existiera en la tierra, y toda hierba del campo antes de que naciera, pues Dios el Señor aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había nadie que cultivara la tierra. Más bien, de la tierra subía un vapor, el cual regaba toda la superficie de la tierra. Entonces, del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en su nariz aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser con vida.(H)

Y Dios el Señor plantó un huerto en Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado. De la tierra, Dios el Señor hizo crecer todo árbol deleitable a la vista y bueno para comer; también estaban en medio del huerto el árbol de la vida(I) y el árbol del conocimiento del bien y del mal. 10 De Edén salía un río que regaba el huerto, y de allí se dividía en otros cuatro ríos. 11 Uno de ellos se llama Pisón, y es el que rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro. 12 El oro de esa tierra es bueno, y allí también hay bedelio y ónice. 13 El segundo río se llama Guijón, y es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 El tercer río se llama Hidekel, y es el que corre al oriente de Asiria. El cuarto río es el Éufrates.

15 Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y Dios el Señor dio al hombre la siguiente orden: «Puedes comer de todo árbol del huerto, 17 pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás.»

18 Después Dios el Señor dijo: «No está bien que el hombre esté solo; le haré una ayuda a su medida.» 19 Y así, Dios el Señor formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría; y el nombre que Adán les puso a los animales con vida es el nombre que se les quedó. 20 Adán puso nombre a todos los animales y a las aves de los cielos, y a todo el ganado del campo, pero para Adán no se halló una ayuda a su medida. 21 Entonces Dios el Señor hizo que Adán cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una de sus costillas, y luego cerró esa parte de su cuerpo. 22 Con la costilla que sacó del hombre, Dios el Señor hizo una mujer, y se la llevó al hombre. 23 Entonces Adán dijo: «Ésta es ahora carne de mi carne y hueso de mis huesos; será llamada “mujer”,[a] porque fue sacada del hombre.»[b] 24 Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán un solo ser.[c](J) 25 Y aunque Adán y su mujer andaban desnudos, no se avergonzaban de andar así.

Desobediencia del hombre

La serpiente(K) era el animal más astuto de todos los que Dios el Señor había creado. Así que le dijo a la mujer:

«¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún árbol del huerto?»

La mujer le respondió a la serpiente:

«Podemos comer del fruto de los árboles del huerto, pero Dios nos dijo: “No coman del fruto del árbol que está en medio del huerto, ni lo toquen. De lo contrario, morirán.”»

Entonces la serpiente le dijo a la mujer:

«No morirán. Dios bien sabe que el día que ustedes coman de él, se les abrirán los ojos, y serán como Dios, conocedores del bien y del mal.»

La mujer vio que el árbol era bueno para comer, apetecible a los ojos, y codiciable para alcanzar la sabiduría. Tomó entonces uno de sus frutos, y lo comió; y le dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. En ese instante se les abrieron los ojos a los dos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entonces tejieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.

El hombre y su mujer oyeron la voz de Dios el Señor, que iba y venía por el huerto, con el viento del día; entonces corrieron a esconderse entre los árboles del huerto, para huir de la presencia de Dios el Señor. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:

«¿Dónde andas?»

10 Y él respondió:

«Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, pues estoy desnudo. Por eso me escondí.»

11 Dios le dijo:

«¿Y quién te dijo que estás desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que yo te ordené que no comieras?»

12 Y el hombre respondió:

«La mujer que me diste por compañera fue quien me dio del árbol, y yo comí.»

13 Entonces Dios el Señor le dijo a la mujer:

«¿Qué es lo que has hecho?»

Y la mujer dijo:

«La serpiente me engañó,(L) y yo comí.»

14 Dios el Señor dijo entonces a la serpiente:

«Por esto que has hecho, ¡maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo! ¡Te arrastrarás sobre tu vientre, y polvo comerás todos los días de tu vida! 15 Yo pondré enemistad entre la mujer y tú, y entre su descendencia y tu descendencia; ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el talón.»

16 A la mujer le dijo:

«Aumentaré en gran manera los dolores cuando des a luz tus hijos. Tu deseo te llevará a tu marido,[d] y él te dominará.»

17 Al hombre le dijo:

«Puesto que accediste a lo que te dijo tu mujer, y comiste del árbol de que te ordené que no comieras, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Te producirá espinos y cardos,(M) y comerás hierbas del campo. 19 Comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres, y al polvo volverás.»

20 El nombre que Adán le dio a su mujer fue Eva,[e] porque ella fue la madre de todos los vivientes. 21 Luego Dios el Señor hizo túnicas de pieles para vestir al hombre y a su mujer. 22 Y Dios el Señor dijo:

«Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues conoce el bien y el mal. No vaya a ser que extienda la mano, y tome también del árbol de la vida,(N) y coma, y viva para siempre.»

23 Entonces el Señor lo sacó del huerto de Edén, para que cultivara la tierra, de la cual fue tomado. 24 Echó fuera al hombre, y al oriente del huerto de Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba hacia todos lados, para resguardar el camino del árbol de la vida.

Caín y Abel

Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: «Por la voluntad del Señor he adquirido[f] un varón.» Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba la tierra. Andando el tiempo, sucedió que Caín llevó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. Y Abel también llevó algunos de los primogénitos de sus ovejas, de los mejores entre ellas. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda,(O) pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enojó mucho, y decayó su semblante. Entonces el Señor le dijo a Caín:

«¿Por qué estás enojado? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si haces lo bueno, ¿acaso no serás enaltecido? Pero, si no lo haces, el pecado está listo para dominarte. Sin embargo, su deseo lo llevará a ti, y tú lo dominarás.»[g]

Dijo entonces Caín a su hermano Abel: «Vayamos al campo.» Y sucedió que, mientras estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.(P) Y el Señor le dijo a Caín:

«¿Dónde está tu hermano Abel?»

Y él respondió:

«No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?»

10 Y el Señor le dijo:

«¿Qué es lo que has hecho? Desde la tierra, la voz de la sangre de tu hermano me pide que le haga justicia. 11 Ahora, pues, ¡maldito serás por parte de la tierra, que abrió su boca para recibir de tus manos la sangre de tu hermano! 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza. Y andarás por la tierra errante y extranjero.»

13 Caín le dijo al Señor:

«Mi castigo es muy grande para poder soportarlo. 14 Tú me echas hoy de la tierra, y tendré que esconderme de tu presencia. Errante y extranjero andaré por la tierra, y sucederá que cualquiera que me encuentre, me matará.»

15 Pero el Señor le respondió:

«Pues cualquiera que mate a Caín será castigado siete veces.»

Y el Señor puso en Caín una señal, para que cualquiera que lo encontrara no lo matara.

16 Caín salió de la presencia del Señor y habitó en la tierra de Nod,[h] al oriente de Edén. 17 Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc. Entonces edificó una ciudad, y llamó a esa ciudad Enoc, como el nombre de su hijo. 18 Y a Enoc le nació Irad. Irad engendró a Mejuyael, Mejuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; una de ellas se llamaba Ada; la otra, Silá. 20 Ada dio a luz a Jabal, que fue el padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. 21 El nombre de su hermano era Jubal, que fue el padre de todos los que tocan arpa y flauta. 22 También Silá dio a luz a Tubal Caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal Caín fue Noamá.

23 Dijo entonces Lamec a sus mujeres:

«Ada y Silá, escuchen mi voz;
Mujeres de Lamec, atiendan mis palabras.
Si soy herido, mataré a un varón;
Si soy golpeado, mataré a un joven.
24 Y si Caín será vengado siete veces,
Lamec será vengado setenta veces siete.»

25 Adán conoció de nuevo a su mujer, y ella dio a luz un hijo, al que puso por nombre Set,[i] pues dijo: «Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.» 26 También a Set le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Desde entonces comenzó a invocarse el nombre del Señor.

Los descendientes de Adán(Q)

Éste es el libro de los descendientes de Adán. El día en que Dios creó al hombre, lo hizo a su semejanza. Los creó hombre y mujer,(R) y los bendijo.(S) El día en que fueron creados les puso por nombre Adán.

Y Adán vivió ciento treinta años, y engendró un hijo a su imagen y semejanza, y le puso por nombre Set. Después de engendrar a Set, Adán vivió otros ochocientos años, y engendró más hijos e hijas. Y todos los días que Adán vivió fueron novecientos treinta años. Entonces murió. Set vivió ciento cinco años, y engendró a Enós. Después de engendrar a Enós, Set vivió otros ochocientos siete años, y engendró más hijos e hijas. Y todos los días que Set vivió fueron novecientos doce años. Entonces murió.

Enós vivió noventa años, y engendró a Cainán. 10 Después de engendrar a Cainán, Enós vivió otros ochocientos quince años, y engendró más hijos e hijas. 11 Y todos los días que Enós vivió fueron novecientos cinco años. Entonces murió.

12 Cainán vivió setenta años, y engendró a Malalel. 13 Después de engendrar a Malalel, Cainán vivió otros ochocientos cuarenta años, y engendró más hijos e hijas. 14 Y todos los días que Cainán vivió fueron novecientos diez años. Entonces murió.

15 Malalel vivió sesenta y cinco años, y engendró a Yared. 16 Después de engendrar a Yared, Malalel vivió otros ochocientos treinta años, y engendró más hijos e hijas. 17 Y todos los días que Malalel vivió fueron ochocientos noventa y cinco años. Entonces murió.

18 Yared vivió ciento sesenta y dos años, y engendró a Enoc. 19 Después de engendrar a Enoc, Yared vivió otros ochocientos años, y engendró más hijos e hijas. 20 Y todos los días que Yared vivió fueron novecientos sesenta y dos años. Entonces murió.

21 Enoc vivió sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. 22 Después de engendrar a Matusalén, Enoc anduvo siempre con Dios durante trescientos años, y engendró más hijos e hijas. 23 Y todos los días que Enoc vivió fueron trescientos sesenta y cinco años. 24 Enoc anduvo siempre con Dios,(T) y un día desapareció porque Dios se lo llevó. 25 Matusalén vivió ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. 26 Después de engendrar a Lamec, Matusalén vivió otros setecientos ochenta y dos años, y engendró más hijos e hijas. 27 Y todos los días que Matusalén vivió fueron novecientos sesenta y nueve años. Entonces murió.

28 Lamec vivió ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo, 29 al que puso por nombre Noé,[j] pues dijo: «Este niño nos hará descansar de las obras que tenemos que hacer con nuestras manos, por causa de la tierra que el Señor maldijo.» 30 Después de engendrar a Noé, Lamec vivió otros quinientos noventa y cinco años, y engendró más hijos e hijas. 31 Y todos los días que Lamec vivió fueron setecientos setenta y siete años. Entonces murió.

32 Cuando Noé tenía quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet.

La maldad de los hombres

Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse por toda la faz de la tierra, y les nacieron hijas, sucedió que los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas. Entonces tomaron mujeres para sí, las que escogieron de entre ellas. Y el Señor dijo: «No va a estar mi espíritu peleando siempre con el hombre, pues él no es más que carne. Vivirá hasta ciento veinte años.»

En esos días había gigantes en la tierra,(U) y también después de que los hijos de Dios se unieran a las hijas de los hombres y les engendraran hijos. Éstos fueron los grandes héroes que desde la antigüedad ganaron renombre.

El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal. Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra. Le dolió mucho en el corazón. Y dijo el Señor: «Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, lo mismo que a las bestias, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me pesa haberlos hecho!» Pero Noé halló gracia a los ojos del Señor.(V)

Noé construye el arca

Noé era un hombre justo.(W) En sus acciones fue perfecto, pues siempre anduvo con Dios. Éstos fueron sus descendientes: 10 Noé engendró tres hijos, que fueron Sem, Cam y Jafet. 11 Delante de Dios la tierra se corrompió y se llenó de violencia. 12 Cuando Dios miró la tierra, encontró que estaba corrompida; de hecho, toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. 13 Entonces Dios le dijo a Noé:

«He decidido acabar con todo ser, pues por causa de ellos la tierra está llena de violencia. ¡Yo los destruiré, junto con la tierra! 14 Hazte un arca de madera de gofer, con aposentos en ella, y recúbrela con brea por dentro y por fuera. 15 Hazla de esta manera: su longitud será de ciento treinta y cinco metros, su anchura será de veintidós y medio metros, y su altura de trece y medio metros. 16 Hazle una ventana, y termínala a medio metro de altura desde la parte de arriba. Pon en su costado la puerta del arca, y hazle un piso inferior, y un segundo y un tercer piso. 17 Yo voy a traer sobre la tierra un diluvio, y destruiré a todo ser bajo el cielo en que haya hálito de vida. ¡Todo lo que hay en la tierra morirá! 18 Pero contigo estableceré mi pacto, y tú entrarás en el arca, y contigo tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos. 19 De todos los seres vivos meterás en el arca dos de cada especie, un macho y una hembra, para que sobrevivan contigo. 20 De las aves según su especie, de las bestias según su especie, y de todo reptil de la tierra según su especie, entrarán contigo dos de cada especie, para que sobrevivan. 21 Lleva contigo de todo aquello que se puede comer, y almacénalo, pues eso les servirá de alimento.»

22 Y Noé lo hizo así.(X) Todo lo hizo conforme a lo que Dios le ordenó.

El diluvio

Después el Señor le dijo a Noé:

«Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque en esta generación he visto que tú eres justo delante de mí. De todo animal limpio tomarás siete parejas, cada macho con su hembra; pero de los animales que no son limpios sólo una pareja, un macho con su hembra. También de las aves de los cielos tomarás siete parejas, macho y hembra, para conservar viva su especie sobre la faz de la tierra. Porque dentro de siete días yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la faz de la tierra a todos los seres vivos que hice.»

Noé hizo todo en conformidad con lo que le mandó el Señor. Cuando el diluvio de las aguas cayó sobre la tierra, Noé tenía seiscientos años. Para protegerse de ellas, Noé entró en el arca,(Y) junto con sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. Los animales limpios, y los que no eran limpios, y las aves, y todo lo que se arrastra sobre la tierra entraron en el arca de dos en dos, macho y hembra, junto con Noé, tal y como Dios se lo ordenó, 10 y al séptimo día las aguas del diluvio cayeron sobre la tierra.

11 El día diecisiete del mes segundo del año seiscientos de la vida de Noé, se rompieron todas las fuentes del gran abismo y se abrieron las cataratas de los cielos,(Z) 12 y llovió sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches. 13 Ese mismo día, Noé y sus hijos Sem, Cam y Jafet entraron en el arca, junto con la mujer de Noé y las tres mujeres de sus hijos, 14 así como todos los animales salvajes según su especie, todos los animales domésticos según su especie, todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra según su especie, toda clase de pájaros según su especie. 15 En el arca entraron, junto con Noé, y de dos en dos, todos los seres que tenían hálito de vida. 16 Los que entraron eran un macho y una hembra de cada ser vivo, tal y como Dios se lo había ordenado. Después el Señor cerró la puerta.

17 El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra, y las aguas subieron y levantaron el arca, y ésta flotaba por encima de la tierra. 18 Tanto arreciaron y aumentaron las aguas sobre la tierra que el arca flotaba sobre la superficie de las aguas. 19 Arreciaron tanto las aguas sobre la tierra que aun los montes más altos quedaron cubiertos. 20 Después de haber cubierto los montes, las aguas subieron todavía siete metros más. 21 Así murieron todos los seres que pululaban sobre la tierra, tanto las aves como el ganado y las bestias, y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los seres humanos. 22 Murió todo lo que había en la tierra, todo lo que tenía en su nariz aliento de espíritu de vida. 23 Fueron borrados de la faz de la tierra todos los seres que la habitaban, lo mismo los hombres que las bestias, los reptiles y las aves del cielo. Fueron borrados de la tierra, y sólo quedaron con vida Noé y los que estaban con él en el arca. 24 Y las aguas permanecieron sobre la tierra ciento cincuenta días.

Pero Dios se acordó de Noé, y de todos los animales y bestias que estaban en el arca con él. Entonces Dios hizo pasar sobre la tierra un viento, y las aguas disminuyeron. Se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos, y se detuvo la lluvia de los cielos. Las aguas sobre la tierra fueron decreciendo gradualmente, y al cabo de ciento cincuenta días se retiraron, y a los diecisiete días del mes séptimo el arca se posó sobre los montes de Ararat. Las aguas siguieron bajando hasta el mes décimo, y el día primero del mes décimo quedaron al descubierto las cimas de los montes.

Al cabo de cuarenta días Noé abrió la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió y estuvo yendo y viniendo, hasta que las aguas sobre la tierra se fueron secando. También dejó salir una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de la faz de la tierra, pero al no hallar la paloma donde asentarse, volvió al arca, donde estaba él, porque las aguas aún cubrían la faz de toda la tierra. Entonces Noé extendió la mano y, tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. 10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar a la paloma fuera del arca, 11 y al atardecer la paloma volvió a donde él estaba, pero ya traía en el pico una hoja de olivo. Así entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. 12 Todavía esperó siete días más, y volvió a enviar a la paloma, pero ésta ya no volvió a donde él estaba.

13 El día primero del mes primero del año seiscientos uno de Noé, se secaron las aguas sobre la tierra. Entonces Noé quitó la cubierta del arca, y miró, y resultó que la superficie de la tierra se estaba secando, 14 y a los veintisiete días del mes segundo la tierra ya estaba seca.

15 Entonces Dios habló con Noé, y le dijo:

16 «Sal del arca, tú y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos, que están contigo. 17 Saca a todos los animales que están contigo; a todo ser vivo: aves y bestias, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y pueblen la tierra. ¡Reprodúzcanse y multiplíquense sobre la tierra!»

18 Salió entonces Noé con sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. 19 También salieron del arca todos los animales, y todo reptil y toda ave, y todo lo que se mueve sobre la tierra, según sus especies.

20 Noé edificó un altar al Señor y, tomando de todo animal limpio y de toda ave limpia, ofreció en el altar un holocausto. 21 Al percibir el Señor ese grato olor, dijo en su corazón:

«No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque desde su juventud las intenciones del corazón del hombre son malas. Y tampoco volveré a destruir a todo ser vivo, como lo he hecho. 22 Mientras la tierra permanezca, no faltarán la sementera y la siega, ni el frío y el calor, ni el verano y el invierno, ni el día y la noche.»

Pacto de Dios con Noé

Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo:

«Reprodúzcanse y multiplíquense: ¡llenen la tierra!(AA) El temor y el miedo a ustedes estarán en todo animal de la tierra, en toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar. Quedan en las manos de ustedes. Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento, lo mismo las legumbres que las plantas verdes. Yo les he dado todo. Pero la carne con su vida, que es su sangre, no la comerán.(AB) Porque ciertamente yo demandaré de la vida de ustedes esa sangre; la demandaré de las manos de todo animal, y de las manos del hombre; demandaré la vida del hombre de manos del hombre, su hermano. La sangre del que derrame sangre humana(AC) será derramada por otro hombre, porque el hombre ha sido hecho a imagen de Dios.(AD) Pero ustedes, reprodúzcanse y multiplíquense;(AE) procreen abundantemente y multiplíquense en la tierra.»

Dios habló también a Noé y a sus hijos con él. Les dijo:

«Miren, yo establezco mi pacto con ustedes y con sus descendientes que les nazcan después. 10 Y también con todos los seres vivos que están con ustedes: las aves, los animales y todas las bestias de la tierra que están con ustedes, tanto los que salieron del arca como todos los animales de la tierra. 11 Estableceré mi pacto con ustedes, y no volveré a exterminar a ningún ser con aguas de diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra.»

12 Dios también dijo:

«Ésta es la señal del pacto que yo establezco con ustedes, y con todo ser vivo que está con ustedes, por los siglos y para siempre: 13 He puesto mi arco en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra. 14 Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, entonces mi arco se dejará ver en las nubes 15 y me acordaré de mi pacto, el pacto que he hecho con ustedes y con todo ser vivo, de cualquier especie; no volverá a haber un diluvio de aguas que destruya a todo ser vivo. 16 El arco estará en las nubes, y yo lo veré y me acordaré de mi pacto perpetuo. Es el pacto entre Dios y todo ser vivo, con todos los seres que hay sobre la tierra.»

17 Dios también le dijo a Noé:

«Ésta es la señal del pacto que he establecido con todos los seres vivos que habitan sobre la tierra.»

Embriaguez de Noé

18 Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam (que es el padre de Canaán), y Jafet. 19 Estos tres son los hijos de Noé. Con ellos se pobló toda la tierra. 20 Después Noé comenzó a labrar la tierra y plantó una viña, 21 y bebió del vino, y se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su tienda. 22 Cuando Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, se lo dijo a sus dos hermanos, que estaban afuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron ropa, la pusieron sobre sus propios hombros y, caminando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, mientras volvían el rostro para no ver la desnudez de su padre. 24 Al despertar Noé de su embriaguez, se enteró de lo que le había hecho su hijo más joven, 25 y dijo:

«Maldito sea Canaán.
Será siervo de siervos para sus hermanos.»

26 También dijo:

«Que el Señor mi Dios bendiga a Sem,
y que Canaán sea su siervo.
27 »Que engrandezca Dios a Jafet;
que habite en las tiendas de Sem,
y que Canaán sea su siervo.»

28 Después del diluvio Noé vivió trescientos cincuenta años, 29 y todos los días de Noé fueron novecientos cincuenta años. Entonces murió.

Los descendientes de los hijos de Noé(AF)

10 Éstos son los descendientes de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, quienes tuvieron hijos después del diluvio. Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Maday, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarmá. Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitín y Rodanín. Con ellos se poblaron las costas, cada uno según su lengua y conforme a sus familias en sus naciones.

Los hijos de Cam: Cus, Misrayin, Fut y Canaán. Los hijos de Cus: Sebá, Javilá, Sabta, Ragama y Sabteca. Los hijos de Ragama: Sebá y Dedán. Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer hombre poderoso en la tierra. Éste fue un vigoroso cazador delante del Señor. Por eso se dice: «Así como Nimrod, vigoroso cazador delante del Señor.» 10 Las ciudades principales de su reino fueron Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. 11 De esta tierra salió para Asiria, y allí edificó Nínive, Rejobot, Calaj, 12 y Resén, la gran ciudad que está entre Nínive y Calaj. 13 Misrayin engendró a Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim, 14 Patrusim y Casluhim, de donde salieron los filisteos, y también a Caftorim.

15 Canaán engendró a Sidón, su primogénito, a Jet, 16 y a los jebuseos, amorreos, gergeseos, 17 jivitas, araceos, sineos, 18 arvadeos, semareos y jamatitas. Después se dispersaron las familias de los cananeos. 19 El territorio de los cananeos se extendía desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboyin, hasta Lasa. 20 Éstos son los hijos de Cam, por sus familias, lenguas, tierras y naciones.

21 También tuvo hijos Sem, que era padre de todos los hijos de Éber y hermano mayor de Jafet. 22 Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23 Los hijos de Aram fueron Uz, Jul, Geter y Mas. 24 Arfaxad engendró a Selaj, y Selaj engendró a Éber. 25 A Éber le nacieron dos hijos. Uno de ellos se llamó Peleg,[k] porque en sus días la tierra se dividió. Su hermano se llamó Joctán. 26 Y Joctán engendró a Almodad, Selef, Jasar Mávet, Yera, 27 Hadorán, Uzal, Diclá, 28 Obal, Abimael, Sebá, 29 Ofir, Javilá y Jobab; todos estos fueron hijos de Joctán. 30 La tierra que habitaron se extendía desde Mesa, en dirección de Sefar, hasta la región montañosa oriental. 31 Éstos fueron los hijos de Sem por sus familias, lenguas, tierras y naciones. 32 Éstas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias y naciones. De ellos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio.

La torre de Babel

11 En la tierra todos tenían entonces una sola lengua y unas mismas palabras, pero sucedió que, cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos en el fuego.» Y los ladrillos les sirvieron como piedras, y el asfalto les sirvió de mezcla, y dijeron: «Vamos a edificar una ciudad, y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos de renombre, por si llegamos a esparcirnos por toda la tierra.»

Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban edificando, y dijo:

«Esta gente es una sola, y todos ellos tienen un solo lenguaje. Ya han comenzado su obra, y ahora nada los hará desistir de lo que han pensado hacer. Así que descendamos allá y confundamos su lengua, para que ninguno entienda la lengua de su compañero.»

Así fue como el Señor los esparció por toda la tierra, y como dejaron de edificar la ciudad. Por eso la ciudad se llamó Babel, porque allí el Señor confundió[l] el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció por toda la superficie de la tierra.

Los descendientes de Sem(AG)

10 Éstos son los descendientes de Sem: Dos años después del diluvio, Sem engendró a Arfaxad. Tenía entonces cien años de edad. 11 Después de engendrar a Arfaxad, Sem vivió quinientos años, y engendró hijos e hijas. 12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Selaj. 13 Después de engendrar a Selaj, Arfaxad vivió cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 14 Selaj vivió treinta años, y engendró a Éber. 15 Después de engendrar a Éber, Selaj vivió cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. 16 Éber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. 17 Después de engendrar a Peleg, Éber vivió cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. 19 Después de engendrar a Reu, Peleg vivió doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. 20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21 Después de engendrar a Serug, Reu vivió doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. 22 Serug vivió treinta años, y engendró a Najor. 23 Después de engendrar a Najor, Serug vivió doscientos años, y engendró hijos e hijas. 24 Najor vivió veintinueve años, y engendró a Téraj. 25 Después de engendrar a Téraj, Najor vivió ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. 26 Téraj vivió setenta años, y engendró a Abrán, a Najor y a Harán.

Los descendientes de Téraj

27 Éstos son los descendientes de Téraj: Téraj engendró a Abrán, a Najor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28 Harán murió antes que su padre Téraj, en Ur de los caldeos, que era la tierra donde nació. 29 Abrán y Najor tomaron mujeres para ellos. La mujer de Abrán se llamaba Saraí, y la mujer de Najor se llamaba Milca, que era hija de Harán, el padre de Milca y de Isca. 30 Pero Saraí era estéril; no tenía ningún hijo. 31 Y Téraj tomó a su hijo Abrán y a su nuera Saraí, y a su nieto Lot, hijo de Harán, y salió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, pero cuando llegaron a Jarán se quedaron allí. 32 Y fueron los días de Téraj doscientos cinco años; y murió Téraj en Jarán.

Dios llama a Abrán

12 Pero el Señor le había dicho a Abrán:

«Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.(AH) Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.»(AI)

Y Abrán se fue, tal y como el Señor le dijo, y Lot se fue con él. Abrán tenía setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán. Tomó Abrán a Saraí, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que ellos habían acumulado y las personas que habían adquirido en Jarán, y salieron para ir a la tierra de Canaán. Y llegaron a la tierra de Canaán.

Abrán cruzó toda aquella tierra, hasta llegar a Siquén, hasta el encino de More. En aquel tiempo los cananeos habitaban esa tierra. Y el Señor se le apareció a Abrán, y le dijo:

«A tu descendencia le daré esta tierra.»(AJ)

Y él edificó allí un altar al Señor, que se le había aparecido. De allí se fue a un monte al oriente de Betel, donde plantó su tienda. Al occidente tenía a Betel, y al oriente a Hai. Allí edificó un altar al Señor, e invocó el nombre del Señor. De allí Abrán partió hacia el Néguev, avanzando poco a poco.

Abrán en Egipto

10 Sucedió que hubo hambre en la tierra, y Abrán descendió a Egipto para vivir allá, pues arreció el hambre en la tierra. 11 Cuando ya estaba él por entrar en Egipto, le dijo a Saraí, su mujer:

«Mira, yo sé bien que eres una mujer de hermoso aspecto, 12 así que, cuando los egipcios te vean, dirán: “Ésta es su mujer.” Entonces me matarán a mí, y a ti te dejarán con vida. 13 Por favor, di que eres mi hermana,(AK) para que por ti me vaya bien a mí, y por ti también quede yo con vida.»

14 Y así sucedió. Cuando Abrán entró en Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa. 15 También la vieron los príncipes del faraón, y la alabaron ante él, así que la mujer fue llevada a la casa del faraón, 16 quien por causa de ella trató bien a Abrán, pues le dio ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. 17 Pero el Señor hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, también por causa de Saraí, la mujer de Abrán. 18 Entonces el faraón llamó a Abrán y le dijo:

«¿Qué es lo que me has hecho? ¿Por qué no me aclaraste que ella era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”? ¡Pude haberla tomado como mi mujer! Así que aquí está tu mujer; tómala, y vete de aquí.»

20 Entonces Faraón dio órdenes a su gente acerca de Abrán, y ellos lo echaron de allí junto con su mujer y con todo lo que él tenía.

Abrán y Lot se separan

13 Abrán partió de Egipto hacia el Néguev, junto con su mujer y con todo lo que tenía, y Lot se fue con él. Abrán era riquísimo en ganado, plata y oro. Desde el Néguev volvió por sus jornadas hasta Betel, hasta el lugar donde antes había estado su tienda, entre Betel y Hai. En ese lugar, Abrán había levantado antes un altar. Allí invocó el nombre del Señor.

Lot, que andaba con Abrán, también tenía ovejas, vacas y tiendas. La tierra no era suficiente para que pudieran habitar juntos en un mismo lugar, pues sus posesiones eran muchas, así que hubo contiendas entre los pastores del ganado de Abrán y los pastores del ganado de Lot. Los cananeos y los ferezeos habitaban entonces en esa tierra. Abrán le dijo entonces a Lot:

«No debe haber altercados entre nosotros dos, ni entre mis pastores y los tuyos, pues somos hermanos. ¿Acaso no tienes ante ti toda la tierra? Te ruego que te apartes de mí. Si te vas a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si te vas a la derecha, yo iré a la izquierda.»

10 Lot levantó los ojos, y vio que toda la llanura del Jordán era de riego, como el huerto del Señor.(AL) Era como la tierra de Egipto en dirección de Soar, antes de que el Señor destruyera a Sodoma y a Gomorra. 11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán y se fue hacia el oriente. Así se apartaron el uno del otro. 12 Abrán acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma y habitó en las ciudades de la llanura. 13 Pero los hombres de Sodoma eran malos y grandes pecadores contra el Señor.

14 Después de que Lot se apartó de Abrán, el Señor le dijo a Abrán:

«Levanta ahora tus ojos, y desde el lugar donde estás mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el oriente y el occidente. 15 Toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre.(AM) 16 Yo haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra. Si hay quien pueda contar el polvo de la tierra, entonces también tu descendencia podrá ser contada. 17 Levántate, recorre la tierra a todo lo largo y lo ancho de ella, porque a ti te la daré.»

18 Entonces Abrán levantó de allí su tienda y se fue a acampar en el encinar de Mamre, que está en Hebrón. Allí edificó un altar al Señor.

Abrán liberta a Lot

14 En los días en que Amrafel era rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goyín, sucedió que estos reyes declararon la guerra contra Bera rey de Sodoma, Birsa rey de Gomorra, Sinab rey de Adma, Semeber rey de Zeboyin, y el rey de Bela, que es Soar. Todos ellos se juntaron en el valle de Sidín, que es el Mar Salado. Durante doce años habían servido a Quedorlaomer, pero en el año trece se rebelaron contra él. Pero en el año catorce Quedorlaomer y los reyes que estaban de su parte fueron y derrotaron a los refaítas en Astarot Carnayin, a los zuzitas en Jam, a los emitas en Savé Quiriatayin, y a los horeos en el monte de Seir. Llegaron hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. Luego volvieron y llegaron hasta Enmispat, que es Cades, y devastaron todo el territorio de los amalecitas, y también el de los amorreos, que habitaban en Jasesón Tamar. Salieron entonces el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboyin y el rey de Bela, que es Soar, y en el valle de Sidín presentaron batalla contra ellos, es decir, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goyín, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco. 10 Pero el valle de Sidín estaba lleno de pozos de asfalto, así que cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí. Los demás huyeron al monte. 11 Los vencedores tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. 12 También tomaron a Lot, sobrino de Abrán, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.

13 Pero uno de los que escaparon fue y se lo dijo a Abrán el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo. Éste era hermano de Escol y de Aner, y estos dos eran aliados de Abrán. 14 Al oír Abrán que a su pariente lo habían hecho prisionero, armó a sus criados, los nacidos en su casa, que eran trescientos dieciocho, y los persiguió hasta Dan. 15 Y él y sus siervos cayeron sobre ellos de noche, y luego de atacarlos los persiguieron hasta Hoba, al norte de Damasco. 16 Así recobró todos los bienes, y también a su sobrino Lot y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.

Melquisedec bendice a Abrán

17 Cuando volvía de haber derrotado a Quedorlaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec,(AN) que era rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino 19 y lo bendijo así: «Bendito seas, Abrán, del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que puso en tus manos a tus enemigos.» Y le dio Abrán los diezmos de todo. 21 Entonces el rey de Sodoma le dijo a Abrán:

«Dame las personas, y quédate con los bienes.»

22 Pero Abrán le respondió al rey de Sodoma:

«He levantado mi mano al Señor, Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 para jurar que no tomaré nada de lo que es tuyo, ni siquiera un hilo ni una correa de calzado, para que no digas: “Yo enriquecí a Abrán”. 24 Solamente tomaré lo que comieron los jóvenes, y también tomarán su parte Aner, Escol y Mamre, los hombres que fueron conmigo.»

Dios promete a Abrán un hijo

15 Después de estos sucesos, la palabra del Señor vino a Abrán en una visión. Le dijo:

«No temas, Abrán. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.»

Abrán respondió:

«Mi Señor y Dios, ¿qué puedes darme, si no tengo hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?»

También dijo Abrán:

«Mira que no me has dado descendencia. Mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.»

Pero vino a él palabra del Señor, y le dijo:

«Tu heredero no será éste, sino tu propio hijo.»

Entonces lo llevó afuera, y allí le dijo:

«Fíjate ahora en los cielos, y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar. ¡Así será tu descendencia!»(AO)

Y Abrán creyó al Señor, y eso le fue contado por justicia.(AP)

El Señor también le dijo:

«Yo soy el Señor. Yo te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra como herencia.»

Y Abrán respondió:

«Señor, mi Señor, ¿y cómo sabré que la he de heredar?»

El Señor le dijo:

«Tráeme una becerra, una cabra y un carnero, todos de tres años. Tráeme también una tórtola y un palomino.»

10 Abrán tomó todos estos animales, y los partió por la mitad, y puso las mitades una frente a la otra; pero no partió las aves. 11 Bajaban las aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abrán las ahuyentaba, 12 pero al caer el sol el sueño venció a Abrán, y le sobrevino el temor de una gran oscuridad. 13 Entonces el Señor le dijo:

«Debes saber que tu descendencia habitará en una tierra extraña, y que allí será esclava y la oprimirán durante cuatrocientos años.(AQ) 14 Pero también yo juzgaré a la nación a la cual servirán, y después de eso ellos saldrán de allí con grandes riquezas.(AR) 15 Y tú te reunirás en paz con tus padres, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y después de cuatro generaciones volverán acá; porque hasta ahora no ha llegado todavía a su colmo la maldad de los amorreos.»

17 Y sucedió que, cuando el sol se puso y ya todo estaba oscuro, podía verse un horno humeante y una antorcha de fuego, la cual pasaba entre los animales divididos. 18 En aquel día el Señor hizo un pacto con Abrán. Le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra,(AS) desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates, 19 hasta la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, 20 los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.»

Agar e Ismael

16 Saraí, la esposa de Abrán, no le daba hijos, pero tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. Entonces Saraí le dijo a Abrán:

«Ya ves que el Señor me ha hecho estéril, así que te ruego que te allegues a mi sierva; tal vez tendré hijos de ella.»

Y Abrán atendió al ruego de Saraí. A los diez años de que Abrán había habitado en la tierra de Canaán, Saraí, la esposa de Abrán, tomó a Agar, su sierva egipcia, y se la dio por mujer a Abrán, su marido. Y él se allegó a Agar, y ésta concibió; y al darse cuenta de que había concebido, comenzó a mirar con desprecio a su señora. Entonces Saraí le dijo a Abrán:

«¡Que mi afrenta recaiga sobre ti! Yo te di por mujer a mi sierva, y al verse encinta me mira con desprecio. ¡Que juzgue el Señor entre tú y yo!»

Y Abrán le respondió a Saraí:

«Pues tu sierva está en tus manos. ¡Haz con ella lo que mejor te parezca!»

Y como Saraí la humillaba, ella huyó de su presencia. Pero el ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto, que es el manantial que está en el camino a Shur, y le dijo:

«Agar, sierva de Saraí, ¿de dónde vienes, y a dónde vas?»

Y ella respondió:

«Estoy huyendo de Saraí, mi señora.»

El ángel del Señor le dijo:

«Regresa con tu señora, y ponte en sus manos.»

10 Además, el ángel del Señor le dijo:

«Voy a multiplicar tu descendencia. Llegarán a ser tantos, que no podrán ser contados.»

11 El ángel del Señor también le dijo:

«Tú has concebido, y darás a luz un hijo. Le pondrás por nombre Ismael,[m] porque el Señor ha oído tu aflicción. 12 Será un hombre indómito; luchará contra todos, y todos lucharán contra él, pero a pesar de todos sus hermanos establecerá su residencia.»

13 Como el Señor le había hablado, ella le dio este nombre: «Tú eres el Dios que ve», pues dijo: «¿Acaso no he visto aquí también al que me ve?», 14 y al manantial lo llamó «Pozo del que vive y me ve». Ese pozo está entre Cades y Bered.

15 Agar dio a luz un hijo de Abrán, y éste le puso por nombre Ismael. 16 Abrán tenía ochenta y seis años de edad cuando Agar dio a luz a Ismael.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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