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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
1 Crónicas 24:1 - 2 Crónicas 7:10

Responsabilidades de los sacerdotes

24 Los descendientes de Aarón, los sacerdotes, fueron organizados en grupos para el servicio. Los hijos de Aarón fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar; pero Nadab y Abiú murieron antes que su padre y no tuvieron hijos. De modo que solo Eleazar e Itamar quedaron para seguir adelante con el sacerdocio.

Con ayuda de Sadoc, quien era un descendiente de Eleazar, y de Ahimelec, quien era un descendiente de Itamar, David dividió a los descendientes de Aarón en grupos, de acuerdo a sus diferentes responsabilidades. Los descendientes de Eleazar se dividieron en dieciséis grupos y los de Itamar en ocho porque había más jefes de familia entre los descendientes de Eleazar.

Todas las tareas se asignaban a los diversos grupos mediante un sorteo sagrado, para no mostrar ninguna preferencia, ya que había muchos funcionarios capacitados que servían a Dios en el santuario entre los descendientes de Eleazar y los de Itamar. Semaías, hijo de Natanael, un levita, actuó como secretario y anotó los nombres y las responsabilidades en la presencia del rey, de los oficiales, del sacerdote Sadoc, de Ahimelec—hijo de Abiatar—, y de los jefes de familia de los sacerdotes y de los levitas. Los descendientes de Eleazar y de Itamar se turnaban para echar suertes.

La primera suerte le tocó a Joiarib;

la segunda, a Jedaías;

la tercera, a Harim;

la cuarta, a Seorim;

la quinta, a Malquías;

la sexta, a Mijamín;

10 la séptima, a Cos;

la octava, a Abías;

11 la novena, a Jesúa;

la décima, a Secanías;

12 la undécima, a Eliasib;

la duodécima, a Jaquim;

13 la decimotercera, a Hupa;

la decimocuarta, a Jesebeab;

14 la decimoquinta, a Bilga;

la decimosexta, a Imer;

15 la decimoséptima, a Hezir;

la decimoctava, a Afisés;

16 la decimonovena, a Petaías;

la vigésima, a Hezequiel;

17 la vigésima primera, a Jaquín;

la vigésima segunda, a Gamul;

18 la vigésima tercera, a Delaía;

la vigésima cuarta, a Maazías.

19 En la casa del Señor cada grupo cumplía con las responsabilidades asignadas, de acuerdo con los procedimientos establecidos por su antepasado Aarón en obediencia a los mandatos del Señor, Dios de Israel.

Jefes de familia entre los levitas

20 Estos fueron los otros jefes de familias descendientes de Leví:

De los descendientes de Amram el jefe fue Sebuel.[a]

De los descendientes de Sebuel el jefe fue Jehedías.

21 De los descendientes de Rehabías el jefe fue Isías.

22 De los descendientes de Izhar el jefe fue Selomit.[b]

De los descendientes de Selomit el jefe fue Jahat.

23 De los descendientes de Hebrón, Jerías fue el jefe;[c] Amarías fue el segundo; Jahaziel, el tercero y Jecamán, el cuarto.

24 De los descendientes de Uziel el jefe fue Micaía.

De los descendientes de Micaía el jefe fue Samir, 25 junto con Isías, el hermano de Micaía.

De los descendientes de Isías el jefe fue Zacarías.

26 De los descendientes de Merari los jefes fueron Mahli y Musi.

De los descendientes de Jaazías el jefe fue Beno.

27 De los descendientes de Merari, por Jaazías, los líderes fueron Beno, Soham, Zacur e Ibri.

28 De los descendientes de Mahli el jefe fue Eleazar, aunque no tuvo hijos.

29 De los descendientes de Cis, el jefe fue Jerameel.

30 De los descendientes de Musi, los jefes fueron Mahli, Eder y Jerimot.

Esos fueron los descendientes de Leví según sus diversas familias. 31 Al igual que a los descendientes de Aarón, se les asignaron responsabilidades por medio de sorteo sagrado sin tomar en cuenta la edad o el nivel. Se echaron las suertes en la presencia del rey David, de Sadoc, de Ahimelec y de los jefes de familia de los sacerdotes y de los levitas.

Responsabilidades de los músicos

25 David y los comandantes del ejército designaron hombres de las familias de Asaf, de Hemán y de Jedutún para proclamar los mensajes de Dios acompañados de liras, arpas y címbalos. La siguiente es una lista de sus nombres y sus responsabilidades:

De los hijos de Asaf estaban Zacur, José, Netanías y Asarela. Ellos trabajaban bajo la dirección de su padre, Asaf, quien proclamaba los mensajes de Dios por orden del rey.

De los hijos de Jedutún estaban Gedalías, Zeri, Jesaías, Simei,[d] Hasabías y Matatías, seis en total. Ellos trabajaban bajo la dirección de su padre, Jedutún, quien proclamaba los mensajes de Dios al son de la lira dando gracias y alabando al Señor.

De los hijos de Hemán estaban Buquías, Matanías, Uziel, Subael,[e] Jerimot, Hananías, Hananí, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot. Todos estos fueron hijos de Hemán, el vidente del rey, pues Dios lo había honrado con catorce hijos y tres hijas.

Todos estos hombres estaban bajo la dirección de su padre mientras tocaban música en la casa del Señor. Entre sus responsabilidades estaba tocar címbalos, arpas y liras en la casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán dependían directamente del rey. Todos ellos junto con sus familias estaban capacitados para tocar música delante del Señor, y todos—doscientos ochenta y ocho en total—eran músicos por excelencia. Los músicos se designaban para los turnos de servicio mediante el sorteo sagrado sin tomar en cuenta si eran jóvenes o ancianos, maestros o discípulos.

La primera suerte le tocó a José, del clan de Asaf, y a doce de sus hijos y parientes;[f]

la segunda, a Gedalías y a doce de sus hijos y parientes;

10 la tercera, a Zacur y a doce de sus hijos y parientes;

11 la cuarta, a Zeri[g] y a doce de sus hijos y parientes;

12 la quinta, a Netanías y a doce de sus hijos y parientes;

13 la sexta, a Buquías y a doce de sus hijos y parientes;

14 la séptima, a Asarela[h] y a doce de sus hijos y parientes;

15 la octava, a Jesaías y a doce de sus hijos y parientes;

16 la novena, a Matanías y a doce de sus hijos y parientes;

17 la décima, a Simei y a doce de sus hijos y parientes;

18 la undécima, a Uziel[i] y a doce de sus hijos y parientes;

19 la duodécima, a Hasabías y a doce de sus hijos y parientes;

20 la decimotercera, a Subael y a doce de sus hijos y parientes;

21 la decimocuarta, a Matatías y a doce de sus hijos y parientes;

22 la decimoquinta, a Jerimot[j] y a doce de sus hijos y parientes;

23 la decimosexta, a Hananías y a doce de sus hijos y parientes;

24 la decimoséptima, a Josbecasa y a doce de sus hijos y parientes;

25 la decimoctava, a Hananí y a doce de sus hijos y parientes;

26 la decimonovena, a Maloti y a doce de sus hijos y parientes;

27 la vigésima, a Eliata y a doce de sus hijos y parientes;

28 la vigésima primera, a Hotir y a doce de sus hijos y parientes;

29 la vigésima segunda, a Gidalti y a doce de sus hijos y parientes;

30 la vigésima tercera, a Mahaziot y a doce de sus hijos y parientes;

31 la vigésima cuarta, a Romanti-ezer y a doce de sus hijos y parientes.

Responsabilidades de los porteros

26 Estas son las divisiones de los porteros:

De los coreítas estaba Meselemías, hijo de Koré, de la familia de Abiasaf.[k] Los hijos de Meselemías fueron Zacarías (el mayor), Jediael (el segundo), Zebadías (el tercero), Jatniel (el cuarto), Elam (el quinto), Johanán (el sexto) y Elioenai (el séptimo).

Los hijos de Obed-edom, también porteros, fueron Semaías (el mayor), Jozabad (el segundo), Joa (el tercero), Sacar (el cuarto), Natanael (el quinto), Amiel (el sexto), Isacar (el séptimo) y Peultai (el octavo). Dios había bendecido a Obed-edom en gran manera.

Semaías, el hijo de Obed-edom, tuvo hijos muy capaces que obtuvieron posiciones de gran autoridad en el clan. Sus nombres fueron Otni, Rafael, Obed y Elzabad. Sus parientes, Eliú y Samaquías, fueron también hombres muy capaces.

Todos estos descendientes de Obed-edom, entre ellos sus hijos y nietos—sesenta y dos en total—eran hombres muy capaces y competentes para su trabajo.

Los dieciocho hijos y parientes de Meselemías también fueron hombres muy capaces.

10 Hosa, del clan de Merari, designó a Simri jefe de entre sus hijos aunque no era el mayor. 11 Entre sus otros hijos estaban Hilcías (el segundo), Tebalías (el tercero) y Zacarías (el cuarto). Los hijos y parientes de Hosa que sirvieron como porteros sumaban trece en total.

12 Estas divisiones de porteros llevaban el nombre del jefe de su familia y, al igual que los demás levitas, servían en la casa del Señor. 13 Fueron designados por familias para estar de guardia en las distintas puertas, sin tomar en cuenta su edad o preparación, porque todo se decidía por medio del sorteo sagrado.

14 La responsabilidad por la puerta oriental le tocó a Meselemías[l] y a su grupo. La puerta del norte fue asignada a Zacarías, un hombre de una sabiduría fuera de lo común. 15 La puerta del sur le tocó a Obed-edom, y sus hijos quedaron a cargo del depósito. 16 A Supim y a Hosa les asignaron la puerta occidental y la entrada que conduce al templo.[m] Los turnos de guardia se dividían de manera equitativa. 17 Cada día se asignaban seis levitas a la puerta oriental, cuatro a la puerta del norte, cuatro a la puerta del sur y dos pares al depósito. 18 Cada día se asignaban seis levitas a la puerta occidental, cuatro a la entrada que conduce al templo y dos al atrio.[n]

19 Esas fueron las divisiones de los porteros de los clanes de Coré y Merari.

Los tesoreros y otros funcionarios

20 Otros levitas, bajo la dirección de Ahías, estaban a cargo de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros que contenían las ofrendas dedicadas al Señor. 21 Jehiel[o] fue el líder de la familia de Libni,[p] del clan de Gersón. 22 Zetam y su hermano Joel, hijos de Jehiel, estaban a cargo de los tesoros de la casa del Señor.

23 Estos son los líderes que descendían de Amram, Izhar, Hebrón y Uziel:

24 Del clan de Amram, Sebuel fue un descendiente de Gersón, hijo de Moisés. Era el funcionario principal de los tesoros. 25 Sus parientes por parte de Eliezer fueron Rehabías, Jesaías, Joram, Zicri y Selomot.

26 Selomot y sus parientes estaban a cargo de los tesoros que contenían las ofrendas que el rey David, los jefes de familia, los generales, los capitanes[q] y otros oficiales del ejército habían dedicado al Señor. 27 Estos hombres dedicaron para el mantenimiento de la casa del Señor parte del botín que habían ganado en batalla. 28 Selomot[r] y sus parientes también cuidaban las ofrendas dedicadas al Señor por Samuel, el vidente; Saúl, hijo de Cis; Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia. Todas las demás ofrendas que habían sido dedicadas también estaban a su cargo.

29 Del clan de Izhar, a Quenanías y a sus hijos se les dieron responsabilidades administrativas[s] como funcionarios y jueces sobre Israel.

30 Del clan de Hebrón, Hasabías y sus parientes—mil setecientos hombres capaces—quedaron a cargo de las tierras israelitas al occidente del río Jordán. Eran responsables de todos los asuntos relacionados con el trabajo del Señor y con el servicio al rey en esa área.

31 También del clan de Hebrón estaba Jerías, quien era el jefe de los hebronitas, según los registros genealógicos. (En el año cuarenta del reinado de David se hizo una investigación en los registros y se encontraron hombres capaces del clan de Hebrón en Jazer, en la tierra de Galaad). 32 Había dos mil setecientos hombres capaces entre los parientes de Jerías. El rey David los envió al lado oriental del río Jordán y los puso a cargo de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la media tribu de Manasés. Eran responsables de todos los asuntos relacionados con Dios y con el rey.

Comandantes y divisiones militares

27 La siguiente es la lista de los generales y capitanes[t] israelitas y de sus oficiales, quienes servían al rey. Supervisaban las divisiones del ejército que estaban de guardia cada mes del año. Cada división constaba de veinticuatro mil hombres y servía durante un mes.

Jasobeam, hijo de Zabdiel, fue el comandante de la primera división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el primer mes. Era descendiente de Fares y estaba a cargo de los oficiales del ejército durante el primer mes.

Dodai, descendiente de Ahoa, fue el comandante de la segunda división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el segundo mes. Su oficial principal era Miclot.

Benaía, hijo del sacerdote Joiada, era el comandante de la tercera división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el tercer mes. Este fue el Benaía que comandó el grupo selecto del ejército de David conocido como los Treinta. Su hijo Amisabad fue el oficial principal.

Asael, hermano de Joab, era comandante de la cuarta división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el cuarto mes. Asael fue sucedido por su hijo Zebadías.

Sama[u] el izraíta era comandante de la quinta división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el quinto mes.

Ira, hijo de Iques de Tecoa, era el comandante de la sexta división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el sexto mes.

10 Heles, un descendiente de Efraín de Pelón, era el comandante de la séptima división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el séptimo mes.

11 Sibecai, un descendiente de Zera de Husa, era el comandante de la octava división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el octavo mes.

12 Abiezer de Anatot, en el territorio de Benjamín, era el comandante de la novena división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el noveno mes.

13 Maharai, un descendiente de Zera, de Netofa, era el comandante de la décima división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el décimo mes.

14 Benaía de Piratón, en Efraín, era el comandante de la undécima división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia en el undécimo mes.

15 Heled,[v] un descendiente de Otoniel de Netofa, era el comandante de la duodécima división de veinticuatro mil soldados, que estaba de guardia durante el duodécimo mes.

Jefes de las tribus

16 Estos fueron los jefes de las tribus de Israel:

Tribu Jefe
RubénEliezer, hijo de Zicri
SimeónSefatías, hijo de Maaca
17 LevíHasabías, hijo de Kemuel
Aarón (los sacerdotes)Sadoc
18 JudáEliú (un hermano de David)
IsacarOmri, hijo de Micael
19 ZabulónIsmaías, hijo de Abdías
NeftalíJerimot, hijo de Azriel
20 EfraínOseas, hijo de Azazías
Manasés (al occidente)Joel, hijo de Pedaías
21 Manasés de Galaad (al oriente)Iddo, hijo de Zacarías
BenjamínJaasiel, hijo de Abner
22 DanAzareel, hijo de Jeroham

Estos fueron los jefes de las tribus de Israel.

23 Cuando David hizo el censo no contó a los que tenían menos de veinte años, porque el Señor había prometido hacer a los israelitas tan numerosos como las estrellas del cielo. 24 Joab, hijo de Sarvia, comenzó el censo pero nunca lo terminó porque[w] el enojo de Dios se desató sobre Israel. El número total nunca fue anotado en los registros oficiales del rey David.

Funcionarios del reino de David

25 Azmavet, hijo de Adiel, estaba a cargo de los tesoros del palacio.

Jonatán, hijo de Uzías, estaba a cargo de los tesoros regionales en todas las ciudades, aldeas y fortalezas de Israel.

26 Ezri, hijo de Quelub, estaba a cargo de los trabajadores que cultivaban las tierras del rey.

27 Simei de Ramá estaba a cargo de los viñedos del rey.

Zabdi de Sefam era responsable de las uvas y de las provisiones de vino.

28 Baal-hanán de Geder estaba a cargo de los olivares del rey y de las higueras sicómoros de las colinas de Judá.[x]

Joás era responsable de las provisiones de aceite de oliva.

29 Sitrai de Sarón estaba a cargo del ganado en la llanura de Sarón.

Safat, hijo de Adlai, era responsable del ganado en los valles.

30 Obil, el ismaelita, estaba a cargo de los camellos.

Jehedías de Meronot estaba a cargo de los burros.

31 Jaziz, el agareno, estaba a cargo de los rebaños de ovejas y cabras del rey.

Todos estos oficiales administraban las propiedades del rey David.

32 Jonatán, el tío de David, era un sabio consejero del rey, un hombre de gran percepción y un escriba. Jehiel, el hacmonita, era responsable de la educación de los hijos del rey. 33 Ahitofel era el consejero real. Husai, el arquita, era el amigo del rey. 34 A Ahitofel lo sucedieron Joiada, hijo de Benaía, y Abiatar. Joab era el comandante del ejército del rey.

Instrucciones de David a Salomón

28 David convocó a todas las autoridades de Israel a Jerusalén: los jefes de las tribus, los comandantes de las divisiones del ejército, los otros generales y capitanes,[y] los que administraban las propiedades y los animales del rey, los funcionarios del palacio, los hombres valientes y todos los demás guerreros valientes del reino. David se puso de pie y dijo: «¡Hermanos míos y pueblo mío! Era mi deseo construir un templo donde el arca del pacto del Señor, el estrado de los pies de Dios, pudiera descansar para siempre. Hice los preparativos necesarios para construirlo, pero Dios me dijo: “Tú no debes edificar un templo para honrar mi nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado mucha sangre”.

»Sin embargo, el Señor, Dios de Israel, me eligió a mí de entre toda la familia de mi padre para ser rey sobre Israel para siempre. Pues él ha elegido a la tribu de Judá para gobernar y, de entre las familias de Judá, eligió a la familia de mi padre. De entre los hijos de mi padre al Señor le agradó hacerme a mí rey sobre todo Israel. De entre mis hijos—porque el Señor me ha dado muchos—eligió a Salomón para sucederme en el trono de Israel y para gobernar el reino del Señor. Me dijo: “Tu hijo Salomón edificará mi templo y sus atrios, porque lo he elegido como mi hijo, y yo seré su padre. Y si él sigue obedeciendo mis mandatos y ordenanzas como lo hace ahora, haré que su reino perdure para siempre”.

»Así que ahora, con Dios como nuestro testigo, y a la vista de todo Israel—la asamblea del Señor—les doy este encargo. Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios, para que esta buena tierra siga en su posesión y la dejen para sus hijos en herencia permanente.

»Y tú, Salomón, hijo mío, aprende a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues el Señor ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre. 10 De modo que toma esto en serio; el Señor te ha elegido para construir un templo como su santuario. Sé fuerte y haz el trabajo».

11 Entonces David le dio a Salomón los planos para el templo y sus alrededores, que incluían la antesala, los depósitos, las habitaciones de la planta alta, las habitaciones interiores y el santuario interior, el cual era el lugar de la expiación. 12 David también le dio a Salomón todos los planos de lo que tenía en mente[z] para los atrios del templo del Señor, para las habitaciones exteriores, para los tesoros y para los cuartos de las ofrendas dedicadas al Señor. 13 El rey también le dio a Salomón las instrucciones sobre el trabajo de las diferentes divisiones de sacerdotes y de levitas en el templo del Señor; y dejó especificaciones para los artículos del templo que debían usarse para la adoración.

14 David también dio instrucciones referentes a cuánto oro y cuánta plata debía usarse para hacer los artículos necesarios para el servicio en el templo. 15 Le indicó a Salomón la cantidad de oro que se necesitaba para los candelabros y las lámparas de oro, y la cantidad de plata para los candelabros y las lámparas de plata, según la función de cada uno. 16 Designó la cantidad de oro para la mesa donde se colocaría el pan de la Presencia y la cantidad de plata para las otras mesas.

17 David también indicó la cantidad de oro para los ganchos de oro macizo utilizados para manejar la carne de los sacrificios y para los tazones, las jarras y la vajilla, así como la cantidad de plata para cada uno de los platos. 18 Especificó la cantidad de oro refinado para el altar del incienso. Finalmente, le dio un plano para la «carroza» del Señor, es decir, los querubines[aa] de oro cuyas alas se extendían sobre el arca del pacto del Señor. 19 «Cada detalle de este plan—le dijo David a Salomón—lo recibí por escrito de la mano del Señor[ab]».

20 David siguió diciendo: «Sé fuerte y valiente y haz el trabajo. No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor Dios, mi Dios, está contigo. Él no te fallará ni te abandonará. Él se asegurará de que todo el trabajo relacionado con el templo del Señor se termine correctamente. 21 Las diferentes divisiones de sacerdotes y levitas servirán en el templo de Dios. Otros con todo tipo de habilidades se ofrecerán como voluntarios, y los funcionarios y toda la nación están a tus órdenes».

Ofrendas para edificar el templo

29 Luego el rey David se dirigió a toda la asamblea y dijo: «Mi hijo Salomón, a quien Dios evidentemente ha elegido para ser el siguiente rey de Israel, es aún joven y sin experiencia. El trabajo que él tiene por delante es enorme, porque el templo que construirá no es para simples mortales, ¡es para el Señor Dios! Usando cada recurso a mi alcance, he reunido todo lo que pude para construir el templo de mi Dios. Así que hay suficiente oro, plata, bronce, hierro y madera, al igual que grandes cantidades de ónice y otras joyas costosas, y todo tipo de piedras finas y mármol.

»Ahora, debido a la devoción que tengo por el templo de mi Dios, entrego todos mis propios tesoros de oro y de plata para ayudar en la construcción. Esto es además de los materiales de construcción que ya he reunido para su santo templo. Dono más de ciento dos toneladas de oro[ac] de Ofir y doscientas treinta y ocho toneladas de plata[ad] refinada para recubrir las paredes de los edificios y para los demás trabajos en oro y plata que harán los artesanos. Ahora bien, ¿quiénes de ustedes seguirán mi ejemplo y hoy darán ofrendas al Señor?».

Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los generales y capitanes del ejército[ae] y los funcionarios administrativos del rey, todos ofrendaron voluntariamente. Para la construcción del templo de Dios donaron alrededor de ciento setenta toneladas de oro,[af] diez mil monedas de oro,[ag] trescientas cuarenta toneladas de plata,[ah] seiscientas doce toneladas de bronce[ai] y tres mil cuatrocientas toneladas de hierro.[aj] También contribuyeron con gran cantidad de piedras preciosas, que se depositaron en el tesoro de la casa del Señor al cuidado de Jehiel, un descendiente de Gersón. El pueblo se alegró por las ofrendas, porque había dado libremente y de todo corazón al Señor, y el rey David se llenó de gozo.

Oración de alabanza de David

10 Luego David alabó al Señor en presencia de toda la asamblea:

«¡Oh Señor, Dios de nuestro antepasado Israel,[ak] que seas alabado por siempre y para siempre! 11 Tuyos, oh Señor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh Señor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas. 12 La riqueza y el honor solo vienen de ti, porque tú gobiernas todo. El poder y la fuerza están en tus manos, y según tu criterio la gente llega a ser poderosa y recibe fuerzas.

13 »¡Oh Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre! 14 ¿Pero quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte algo a ti? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y te damos solo lo que tú primero nos diste! 15 Estamos aquí solo por un momento, visitantes y extranjeros en la tierra, al igual que nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son como una sombra pasajera, pasan pronto sin dejar rastro.

16 »¡Oh Señor nuestro Dios, aun estos materiales que hemos reunido para construir un templo para honrar tu santo nombre vienen de ti! ¡Todo te pertenece! 17 Yo sé, mi Dios, que tú examinas nuestro corazón y te alegras cuando encuentras en él integridad. Tú sabes que he hecho todo esto con buenas intenciones y he visto a tu pueblo dando sus ofrendas por voluntad propia y con alegría.

18 »Oh Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, haz que tu pueblo siempre desee obedecerte. Asegúrate de que su amor por ti nunca cambie. 19 Dale a mi hijo Salomón el deseo de obedecer de todo corazón tus mandatos, leyes y decretos, y de hacer todo lo necesario para edificar este templo, para el cual he hecho estos preparativos».

20 Después, David le dijo a toda la asamblea: «¡Alaben al Señor su Dios!». Y todos en la asamblea alabaron al Señor, Dios de sus antepasados, y se inclinaron y se arrodillaron ante el Señor y ante el rey.

Salomón es nombrado rey

21 Al día siguiente trajeron mil toros, mil carneros y mil corderos como ofrendas quemadas para el Señor. También trajeron ofrendas líquidas y muchos otros sacrificios en nombre de todo Israel. 22 Ese día festejaron y bebieron en la presencia del Señor con gran alegría.

Nuevamente coronaron a Salomón, el hijo de David, como su nuevo rey. Lo ungieron delante del Señor como su líder, y ungieron a Sadoc como sacerdote. 23 Entonces Salomón subió al trono del Señor en lugar de su padre David, y tuvo éxito en todo, y todo Israel lo obedeció. 24 Todos los oficiales, los guerreros y los hijos del rey David juraron lealtad al rey Salomón. 25 Así que el Señor exaltó a Salomón a los ojos de todo Israel, y le dio un esplendor real aún mayor que a cualquier otro de los reyes anteriores de Israel.

Resumen del reinado de David

26 David, hijo de Isaí, reinó sobre todo Israel. 27 Durante cuarenta años reinó sobre Israel, siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. 28 Murió en buena vejez, habiendo disfrutado de una larga vida, riquezas y honor. Después su hijo Salomón gobernó en su lugar.

29 Todos los acontecimientos del reinado de David, de principio a fin, están escritos en El registro de Samuel el vidente, en El registro de Natán el profeta y en El registro de Gad el vidente. 30 Entre estos relatos están los hechos poderosos de su reinado, así como lo que le sucedió a él, a Israel y a todos los reinos vecinos.

Salomón pide sabiduría

Salomón, hijo de David, tomó firme control de su reino porque el Señor su Dios estaba con él y lo hizo muy poderoso.

Salomón convocó a todos los líderes de Israel: a los generales y a los capitanes del ejército,[al] a los jueces, y a todos los jefes políticos y de clanes. Después condujo a toda la asamblea al lugar de adoración en Gabaón, porque allí se encontraba el tabernáculo[am] de Dios. (Este era el tabernáculo que Moisés, siervo del Señor, había construido en el desierto).

David ya había trasladado el arca de Dios desde Quiriat-jearim a la carpa que le había preparado en Jerusalén; pero el altar de bronce hecho por Bezalel, hijo de Uri y nieto de Hur, estaba allí[an] en Gabaón frente al tabernáculo del Señor. Así que Salomón y el pueblo se reunieron en ese lugar para consultar al Señor.[ao] Allí, frente al tabernáculo, Salomón subió hasta el altar de bronce en la presencia del Señor y sacrificó sobre el altar mil ofrendas quemadas.

Esa noche Dios se le apareció a Salomón y dijo:

—¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!

Salomón le contestó a Dios:

—Tú mostraste gran y fiel amor a David, mi padre, y ahora me has hecho rey en su lugar. Oh Señor Dios, ¡te ruego que sigas manteniendo la promesa que le hiciste a David mi padre, pues me has hecho rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra! 10 Dame la sabiduría y el conocimiento para guiarlo correctamente,[ap] porque, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo tuyo?

11 Dios le dijo a Salomón:

—Por cuanto tu mayor deseo es ayudar a tu pueblo, y no pediste abundancia ni riquezas ni fama ni siquiera la muerte de tus enemigos o una larga vida, sino que has pedido sabiduría y conocimiento para gobernar a mi pueblo como es debido, 12 ciertamente te daré la sabiduría y el conocimiento que pediste. ¡Pero también te daré abundancia, riquezas y fama como nunca las tuvo ningún otro rey antes que tú y como ninguno las tendrá en el futuro!

13 Después Salomón se fue de Gabaón, el lugar de adoración donde estaba el tabernáculo, y regresó a Jerusalén y reinó sobre Israel.

14 Salomón acumuló gran cantidad de carros de guerra y caballos;[aq] tenía mil cuatrocientos carros y doce mil caballos. Los colocó en las ciudades designadas para guardar los carros y también cerca de él en Jerusalén. 15 El rey hizo que en Jerusalén la plata y el oro fueran tan abundantes como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá.[ar] 16 Los caballos de Salomón se importaban de Egipto[as] y de Cilicia;[at] los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia a precio de mercado. 17 En ese tiempo, un carro egipcio costaba seiscientas piezas de plata,[au] y los caballos se vendían a ciento cincuenta piezas de plata.[av] Después los exportaban a los reyes de los hititas y a los reyes de Aram.

Preparativos para construir el templo

[aw]Salomón decidió construir un templo para honrar el nombre del Señor y también un palacio real para sí mismo. [ax]Reunió una fuerza de setenta mil obreros, ochenta mil hombres para extraer piedras de las canteras en la zona montañosa y tres mil seiscientos capataces.

Salomón también le envió el siguiente mensaje al rey Hiram[ay] de Tiro:

«Envíame troncos de cedro como lo hiciste con mi padre David, cuando construía su palacio. Estoy a punto de construir un templo para honrar el nombre del Señor mi Dios. Será un lugar apartado para quemar incienso aromático delante de él, para presentar el pan especial del sacrificio y para sacrificar ofrendas quemadas todas las mañanas y todas las tardes en los días de descanso, en las celebraciones de luna nueva y en los demás festivales del Señor nuestro Dios. Él le ha ordenado a Israel que haga estas cosas para siempre.

»Este tendrá que ser un templo magnífico porque nuestro Dios es más grande que todos los demás dioses; pero en realidad, ¿quién puede edificarle un hogar digno de él? ¡Ni siquiera los cielos más altos pueden contenerlo! ¿Quién soy yo para proponer construirle un templo, excepto como lugar para quemarle sacrificios?

»Envíame, entonces, un maestro artesano que pueda trabajar el oro, la plata, el bronce y el hierro, así como las telas de púrpura, escarlata y azul. Debe ser un experto grabador que pueda trabajar con los artesanos de Judá y de Jerusalén que mi padre David seleccionó.

»Envíame también del Líbano troncos de cedro, de ciprés y de sándalo[az] rojo, porque sé que no hay nadie que se compare con tus hombres para cortar madera del Líbano. Yo enviaré a mis hombres para ayudarlos. Se necesitará una enorme cantidad de madera, porque el templo que voy a construir será grande y magnífico. 10 Para quienes corten la madera, enviaré como pago 100.000 canastas de trigo molido, 100.000 canastas de cebada,[ba] 420.000 litros de vino y 420.000 litros de aceite de oliva[bb]».

11 En respuesta, el rey Hiram le envió a Salomón la siguiente carta:

«¡Es porque el Señor ama a su pueblo que te ha hecho rey de los israelitas! 12 ¡Alaben al Señor, Dios de Israel, quien hizo los cielos y la tierra! Él le dio al rey David un hijo sabio, dotado de capacidad y entendimiento, quien construirá un templo para el Señor y un palacio real para sí mismo.

13 »Te envío un maestro artesano llamado Huram-abí, un hombre sumamente talentoso. 14 Su madre es de la tribu de Dan, en Israel, y su padre es de Tiro. Es hábil para trabajar el oro, la plata, el bronce y el hierro, y también la piedra y la madera. Es hábil para trabajar con telas de púrpura, azul, escarlata y con lino fino. También sabe grabar y puede realizar cualquier diseño que se le pida. Trabajará con tus artesanos y con los que nombró mi señor David, tu padre.

15 »Envía ahora el trigo, la cebada, el aceite de oliva y el vino que mi señor ha mencionado. 16 Nosotros cortaremos toda la madera que necesites de las montañas del Líbano y llevaremos los troncos en balsas por la costa del mar Mediterráneo[bc] hasta Jope. Desde allí podrás transportar los troncos hasta Jerusalén».

17 Luego Salomón levantó un censo de todos los extranjeros que vivían en la tierra de Israel, tal como el censo que había hecho su padre, y contó 153.600 extranjeros. 18 Asignó a 70.000 como obreros, a 80.000 como cortadores de piedra en la zona montañosa y a 3600 como capataces.

Salomón construye el templo

Salomón comenzó a construir el templo del Señor en Jerusalén en el monte Moriah, donde el Señor se le había aparecido a David, su padre. El templo se construyó en el campo de trillar de Arauna[bd] el jebuseo; el sitio que David había elegido. La construcción comenzó a mediados de la primavera,[be] durante el cuarto año del reinado de Salomón.

Estas fueron las medidas que Salomón usó para los cimientos del templo de Dios (según el antiguo estándar de medición)[bf]. Tenía veintisiete metros y medio de largo por nueve metros de ancho.[bg] La antesala que estaba al frente del templo medía nueve metros[bh] de ancho, coincidía con la anchura total del templo, y medía nueve metros[bi] de alto. Después revistió el interior de oro puro.

Cubrió el salón principal del templo con paneles de madera de ciprés, luego lo revistió de oro fino y lo decoró con tallas de palmeras y cadenas. Adornó las paredes del templo con hermosas joyas y con oro de la tierra de Parvaim. Revistió de oro las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas de todo el templo, e hizo grabar en las paredes figuras de querubines.

Hizo el Lugar Santísimo de nueve metros de ancho, igual que la anchura del templo, por nueve metros de profundidad. Revistió el interior con unas veinte toneladas[bj] de oro fino. Los clavos de oro que se usaron pesaban quinientos setenta gramos cada uno.[bk] También revistió de oro las paredes de las habitaciones de la planta alta.

10 Hizo dos figuras en forma de querubines, las revistió de oro y las colocó en el Lugar Santísimo. 11 La distancia entre las puntas de las alas de los dos querubines que estaban de pie uno al lado del otro, era de unos nueve metros. Una de las alas de la primera figura medía dos metros con treinta centímetros[bl] de largo, y tocaba la pared del templo. La otra ala, también de dos metros con treinta centímetros, tocaba el extremo del ala del segundo querubín. 12 De la misma manera, la segunda figura tenía un ala de dos metros con treinta centímetros de largo que tocaba la pared opuesta. La otra ala, también de dos metros con treinta centímetros de largo, tocaba el ala de la primera figura. 13 Así que, la distancia entre las puntas de las alas de los dos querubines, uno al lado del otro, era de unos nueve metros. Estaban de pie con sus rostros hacia el salón principal del templo.

14 En la entrada al Lugar Santísimo colocó de lado a lado una cortina hecha de lino fino decorada con hilo azul, púrpura y escarlata, y bordada con figuras de querubines.

15 Para el frente del templo hizo construir dos columnas que tenían ocho metros con treinta centímetros[bm] de alto, y encima de cada una puso un capitel que se extendía hacia arriba otros dos metros con treinta centímetros. 16 Hizo una red de cadenas entrelazadas y la[bn] usó para decorar la parte superior de las columnas. También hizo cien granadas decorativas y las sujetó a las cadenas. 17 Luego levantó las dos columnas a la entrada del templo, una hacia el sur de la entrada y la otra hacia el norte. A la del sur la llamó Jaquín, y a la del norte, Boaz.[bo]

Mobiliario del templo

Salomón[bp] también hizo un altar de bronce de nueve metros de largo por nueve metros de ancho y cuatro metros y medio de alto.[bq] Luego fundió un enorme tazón redondo, que medía cuatro metros con sesenta centímetros de borde a borde, llamado el Mar. Tenía dos metros con treinta centímetros de profundidad y trece metros con ochenta centímetros de circunferencia.[br] Por debajo del borde, estaba rodeado por dos hileras de figuras que se parecían a bueyes. Había veinte bueyes por metro[bs] de la circunferencia que se habían fundido como parte del tazón.

El Mar estaba colocado sobre una base formada por doce bueyes de bronce que miraban hacia afuera. Tres miraban hacia el norte, tres hacia el occidente, tres hacia el sur y tres hacia el oriente; y el Mar estaba asentado sobre ellos. El grosor del Mar era de unos ocho centímetros,[bt] su borde era acampanado como una copa y se parecía a una flor de nenúfar. Tenía capacidad para unos sesenta y tres mil litros[bu] de agua.

También hizo diez tazones más pequeños para lavar los utensilios que se usaban para las ofrendas quemadas. Colocó cinco en el lado sur y cinco en el lado norte; pero los sacerdotes se lavaban en el Mar.

Luego fundió diez candelabros de oro según las especificaciones que se habían entregado y los colocó en el templo. Puso cinco contra la pared sur y cinco contra la pared norte.

También hizo diez mesas y las colocó en el templo, cinco a lo largo de la pared sur y cinco a lo largo de la pared norte. Luego moldeó cien tazones de oro.

Después edificó un atrio para los sacerdotes, y también el gran atrio exterior. Hizo puertas para las entradas de los atrios y las revistió de bronce. 10 El gran tazón de bronce llamado el Mar fue ubicado cerca de la esquina suroriental del templo.

11 Huram-abí también hizo los lavamanos, las palas y los tazones que se necesitaban.

Finalmente Huram-abí terminó todo el trabajo que el rey Salomón le había asignado que hiciera para el templo de Dios:

12 las dos columnas;

los dos capiteles con forma de tazón en la parte superior de las columnas;

las dos redes de cadenas entrelazadas que decoraban los capiteles;

13 las cuatrocientas granadas que colgaban de las cadenas sobre los capiteles (dos filas de granadas por cada red de cadenas que decoraban los capiteles sobre las columnas);

14 las carretas para llevar agua que sostenían los tazones;

15 el Mar y los doce bueyes que lo sostenían;

16 los recipientes para la ceniza, las palas, los ganchos para la carne y todos los demás utensilios.

Huram-abí hizo todos estos objetos de bronce bruñido para el templo del Señor, tal como le había indicado el rey Salomón. 17 El rey mandó que se fundieran en moldes de barro en el valle del Jordán, entre Sucot y Saretán.[bv] 18 Salomón utilizó tanto bronce que no se pudo determinar el peso.

19 Salomón también hizo todo el mobiliario para el templo de Dios:

el altar de oro;

las mesas para el pan de la Presencia;

20 los candelabros y sus lámparas de oro macizo, para que ardieran frente al Lugar Santísimo, como está establecido;

21 las decoraciones de flores, las lámparas y las tenazas, todo del oro más puro;

22 las despabiladeras para las lámparas, los tazones, los cucharones y los recipientes para quemar incienso, todo de oro macizo;

las puertas para las entradas al Lugar Santísimo y al salón principal del templo, revestidas de oro.

Así terminó Salomón todo su trabajo para el templo del Señor. Luego trajo todos los obsequios que su padre David había consagrado—la plata, el oro y los diversos objetos—y los guardó en los tesoros del templo de Dios.

Traslado del arca al templo

Entonces Salomón mandó llamar a los ancianos de Israel y a todos los jefes de las tribus—los líderes de las familias patriarcales de Israel—para que fueran a Jerusalén. Ellos debían trasladar el arca del pacto del Señor desde su sitio en la Ciudad de David, también conocida como Sion, hasta el templo. Así que todos los hombres de Israel se reunieron ante el rey durante el Festival de las Enramadas, que se celebra anualmente a comienzos del otoño.[bw]

Una vez que estaban presentes todos los ancianos de Israel, los levitas levantaron el arca. Los sacerdotes y los levitas trasladaron el arca junto con la carpa especial[bx] y todos los objetos sagrados que había en ella. Delante del arca, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel sacrificaron ovejas, cabras y ganado, ¡en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta!

Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor al santuario interior del templo—el Lugar Santísimo—y la colocaron bajo las alas de los querubines. Los querubines extendían sus alas por encima del arca y formaban una especie de cubierta sobre el arca y las varas para transportarla. Estas varas eran tan largas que los extremos podían verse desde el Lugar Santo,[by] que está delante del Lugar Santísimo, pero no desde afuera; y allí permanecen hasta el día de hoy. 10 Lo único que había dentro del arca eran las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en el monte Sinaí,[bz] donde el Señor hizo un pacto con los israelitas cuando partieron de Egipto.

11 Luego los sacerdotes salieron del Lugar Santo. Todos los sacerdotes presentes se habían purificado, estuvieran o no de turno ese día. 12 Los levitas que eran músicos—Asaf, Hemán, Jedutún y todos sus hijos y hermanos—, vestidos de mantos de lino fino, estaban de pie en el lado oriental del altar y tocaban címbalos, liras y arpas. A ellos se les unieron ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas. 13 Los trompetistas y los cantores se unieron para alabar y dar gracias al Señor. Al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos, elevaron sus voces y alabaron al Señor con las siguientes palabras:

«¡Él es bueno!
    ¡Su fiel amor perdura para siempre!».

En ese momento una densa nube llenó el templo del Señor. 14 Los sacerdotes no pudieron seguir con la celebración a causa de la nube, porque la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo de Dios.

Salomón alaba al Señor

Entonces Salomón oró: «Oh Señor, tú dijiste que habitarías en una densa nube de oscuridad. Ahora te he construido un templo glorioso, ¡un lugar donde podrás habitar para siempre!».

Luego el rey se dio vuelta hacia toda la comunidad de Israel, que estaba de pie ante él, y después de bendecir al pueblo, dijo: «Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre: “Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, nunca escogí una ciudad de ninguna de las tribus de Israel como el sitio donde se construyera un templo para honrar mi nombre. Tampoco elegí a un rey para que guiara a mi pueblo Israel; pero ahora he elegido a Jerusalén como el lugar para que mi nombre sea honrado, y he elegido a David para que sea rey de mi pueblo Israel”».

Después Salomón dijo: «Mi padre David quería construir este templo para honrar el nombre del Señor, Dios de Israel. Pero el Señor le dijo: “Tú querías construir el templo para honrar mi nombre; tu intención es buena, pero no serás tú quien lo haga. Será uno de tus hijos quien construya el templo para honrarme”.

10 »Ahora el Señor ha cumplido la promesa que hizo, porque he llegado a ser rey en lugar de mi padre y ocupo el trono de Israel, tal como el Señor lo prometió. He construido este templo para honrar el nombre del Señor, Dios de Israel. 11 Allí he colocado el arca, la cual contiene el pacto que el Señor hizo con el pueblo de Israel».

Oración de dedicación de Salomón

12 Luego Salomón, de pie ante el altar del Señor y frente a toda la comunidad de Israel, levantó las manos en oración. 13 Ahora bien, Salomón había hecho una plataforma de bronce de dos metros con treinta centímetros de largo, dos metros con treinta centímetros de ancho y un metro con cuarenta centímetros de altura,[ca] y la había colocado en el centro del atrio exterior del templo. Se puso de pie sobre la plataforma y después se arrodilló frente a toda la comunidad de Israel y levantó las manos hacia el cielo. 14 Oró así:

«Oh Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos ni en la tierra. Tú cumples tu pacto y muestras amor inagotable a quienes andan delante de ti de todo corazón. 15 Has cumplido tu promesa a tu siervo David, mi padre. Pronunciaste esa promesa con tu boca y hoy la has cumplido con tus propias manos.

16 »Ahora, oh Señor, Dios de Israel, lleva a cabo la otra promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre, cuando le dijiste: “Si tus descendientes cuidan su comportamiento y siguen mi ley con fidelidad, así como tú lo has hecho, siempre habrá uno de ellos sentado en el trono de Israel”. 17 Ahora, oh Señor, Dios de Israel, cumple esta promesa que le hiciste a tu siervo David.

18 »¿Pero es realmente posible que Dios habite en la tierra, entre seres humanos? Ni siquiera los cielos más altos pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 19 Sin embargo, escucha mi oración y mi súplica, oh Señor mi Dios. Oye el clamor y la oración que tu siervo te eleva. 20 Que día y noche tus ojos estén sobre este templo, este lugar del cual tú has dicho que allí pondrías tu nombre. Que siempre oigas las oraciones que elevo hacia este lugar. 21 Que atiendas las peticiones humildes y fervientes de mi parte y de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Sí, óyenos desde el cielo donde tú vives y, cuando nos escuches, perdona.

22 »Si alguien agravia a otra persona y se le exige que haga juramento de inocencia ante tu altar en este templo, 23 oye entonces desde el cielo y juzga entre tus siervos, entre el acusador y el acusado. Paga al culpable según su merecido; absuelve al inocente debido a su inocencia.

24 »Si tu pueblo Israel cae derrotado ante sus enemigos por haber pecado contra ti, pero luego vuelve y reconoce tu nombre y eleva oraciones a ti en este templo, 25 oye entonces desde el cielo y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlo volver a esta tierra que diste a ellos y a sus antepasados.

26 »Si los cielos se cierran y no hay lluvia porque tu pueblo ha pecado contra ti, y si luego ellos oran hacia este templo y reconocen tu nombre y se apartan de sus pecados, porque tú los has castigado, 27 oye entonces desde el cielo y perdona los pecados de tus siervos, de tu pueblo Israel. Enséñales a seguir el camino correcto y envía lluvia sobre tu tierra, la tierra que diste a tu pueblo como su preciada posesión.

28 »Si hay hambre en la tierra, o pestes, o plagas en los cultivos, o ataques de langostas u orugas, o si los enemigos de tu pueblo invaden el territorio y sitian las ciudades—cualquiera sea el desastre o la enfermedad que ocurra—; 29 si luego tu pueblo Israel ora por sus dificultades con las manos levantadas hacia este templo, 30 oye entonces desde el cielo donde vives, y perdona. Haz con tu pueblo según merecen sus acciones, porque solo tú conoces el corazón de cada ser humano. 31 Entonces ellos te temerán y andarán en tus caminos mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.

32 »En el futuro, los extranjeros que no pertenezcan a tu pueblo Israel oirán de ti. Vendrán de tierras lejanas cuando oigan de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo poderoso. Cuando ellos oren en dirección a este templo, 33 oye entonces desde el cielo donde vives y concédeles lo que te pidan. De esa forma, todos los habitantes de la tierra llegarán a conocerte y a temerte, igual que tu pueblo Israel. También sabrán que este templo que he construido honra tu nombre.

34 »Si tu pueblo sale a donde tú lo envías a luchar contra sus enemigos, y si ora a ti en dirección a esta ciudad que has escogido y hacia este templo que yo he construido para honrar tu nombre, 35 oye entonces desde el cielo sus oraciones y defiende su causa.

36 »Si ellos pecan contra ti (¿y quién nunca ha pecado?), tal vez te enojes con ellos y permitas que sus enemigos los conquisten y los lleven cautivos a una tierra extranjera, ya sea cerca o lejos. 37 Sin embargo, tal vez en esa tierra, donde estén desterrados, se vuelvan a ti arrepentidos y oren así: “Hemos pecado, hemos hecho lo malo y hemos actuado de manera perversa”. 38 Si ellos se vuelven a ti con todo el corazón y con toda el alma en la tierra en la que estén cautivos, y oran en dirección a la tierra que diste a sus antepasados—hacia esta ciudad que escogiste y hacia este templo que he construido para honrar tu nombre—, 39 oye entonces sus oraciones y sus peticiones desde el cielo donde vives, y defiende su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti.

40 »Oh Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a todas las oraciones que se eleven a ti en este lugar.

41 »Ahora levántate, oh Señor Dios, y entra en tu lugar de descanso,
    junto con el arca, símbolo de tu poder.
Que tus sacerdotes, oh Señor Dios, se vistan de salvación;
    que tus leales servidores se alegren en tu bondad.
42 Oh Señor Dios, no rechaces al rey que has ungido.
    Recuerda tu amor inagotable hacia tu siervo David».

Dedicación del templo

Cuando Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo que consumió los sacrificios y las ofrendas quemadas, y la gloriosa presencia del Señor llenó el templo. Los sacerdotes no podían entrar en el templo del Señor porque la gloriosa presencia del Señor lo llenaba. Cuando todos los israelitas vieron que el fuego descendía y que la gloriosa presencia del Señor llenaba el templo, cayeron postrados rostro en tierra y adoraron y alabaron al Señor diciendo:

«¡Él es bueno!
    ¡Su fiel amor perdura para siempre!».

Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios al Señor. El rey Salomón ofreció un sacrificio de veintidós mil cabezas de ganado y ciento veinte mil ovejas y cabras. Así el rey y todo el pueblo dedicaron el templo de Dios. Los sacerdotes ocuparon sus puestos asignados al igual que los levitas, quienes cantaban: «¡Su fiel amor perdura para siempre!». Acompañaban el canto con la música de los instrumentos que el rey David había hecho para alabar al Señor. Enfrente de los levitas, los sacerdotes hacían sonar las trompetas mientras todo Israel estaba de pie.

Luego Salomón consagró la parte central del atrio que está delante del templo del Señor. Allí presentó las ofrendas quemadas y la grasa de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que había construido no alcanzaba para tantas ofrendas quemadas, ofrendas de grano y la grasa de los sacrificios.

Durante los siete días siguientes, Salomón y todo Israel celebraron el Festival de las Enramadas.[cb] Se había reunido una gran multitud desde lugares tan lejanos como Lebo-hamat, en el norte, y el arroyo de Egipto, en el sur. Al octavo día hicieron la ceremonia de clausura, porque habían celebrado la dedicación del altar durante siete días y el Festival de las Enramadas también por siete días. 10 Luego, al final de la celebración,[cc] Salomón despidió al pueblo. Todos estaban llenos de alegría y muy contentos porque el Señor había sido bueno con David, con Salomón y con su pueblo Israel.

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