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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Salmos 135 - Proverbios 6

La grandeza del Señor

Aleluya.

135 ¡Alabado sea el nombre del Señor!

¡Que lo alaben todos sus siervos,
los que sirven en el templo del Señor,
los que están en los atrios de nuestro Dios!

¡Alaben al Señor, porque él es bueno!
¡Canten salmos a su nombre, por su bondad!
El Señor eligió a Jacob como su propiedad;
hizo que Israel fuera su propio pueblo.

Yo sé bien que el Señor nuestro Dios es grande,
¡que es más grande que todos los dioses!
El Señor hace todo lo que él quiere,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en los abismos profundos.
Desde lo más remoto de la tierra
hace que las nubes se levanten,
envía los relámpagos que acompañan la lluvia,
y abre las puertas para que salgan los vientos.

A los primogénitos egipcios les quitó la vida;
lo hizo con los hombres y con las bestias.
Allí en Egipto, al faraón y a sus siervos
les advirtió con prodigios y señales.
10 El Señor destruyó a muchas naciones,
y les quitó la vida a reyes poderosos:
11 a Sijón, rey de los amorreos;
a Og, rey de Basán;
y a los todos los reyes cananeos.
12 Todo el territorio que esos reyes habitaban
se lo dio en propiedad a su pueblo Israel.

13 Señor, tu nombre es eterno;
por todas las generaciones serás recordado,
14 porque tú, Señor, defiendes a tu pueblo
y te compadeces de tus siervos.

15 Los dioses de los paganos son de oro y plata,
y están hechos por la mano del hombre.
16 Tienen boca, pero no hablan;
tienen ojos, pero no ven;
17 orejas tienen, pero no oyen,
y en sus labios no hay aliento de vida.
18 Iguales a ellos son quienes los fabrican,
y todos los que ponen su confianza en ellos.(A)

19 Ustedes los israelitas, ¡bendigan al Señor!
Ustedes los sacerdotes, ¡bendigan al Señor!
20 Ustedes los levitas, ¡bendigan al Señor!
Ustedes temerosos del Señor, ¡bendigan al Señor!
21 ¡Bendito sea desde Sión
el Señor, que habita en Jerusalén!

¡Aleluya!

La misericordia del Señor

136 ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno!
¡Su misericordia permanece para siempre!(B)
Alabemos al Dios de dioses;
¡su misericordia permanece para siempre!
Alabemos al Señor de señores;
¡su misericordia permanece para siempre!

El Señor hace grandes maravillas.
¡Su misericordia permanece para siempre!
El Señor creó los cielos(C) con sabiduría.
¡Su misericordia permanece para siempre!
El Señor extendió la tierra sobre las aguas.(D)
¡Su misericordia permanece para siempre!
El Señor formó las grandes lumbreras.(E)
¡Su misericordia permanece para siempre!
El Señor hizo el sol para dominar en el día.
¡Su misericordia permanece para siempre!
Y la luna y las estrellas para dominar en la noche.
¡Su misericordia permanece para siempre!

10 El Señor hirió de muerte a los primogénitos egipcios.(F)
¡Su misericordia permanece para siempre!
11 El Señor sacó de Egipto a los israelitas.(G)
¡Su misericordia permanece para siempre!
12 Lo hizo con mano fuerte y brazo extendido.
¡Su misericordia permanece para siempre!
13 El Señor partió en dos(H) el Mar Rojo.
¡Su misericordia permanece para siempre!
14 El Señor hizo pasar por él a Israel.
¡Su misericordia permanece para siempre!
15 El Señor sepultó en el Mar Rojo al faraón y a su ejército.
¡Su misericordia permanece para siempre!
16 El Señor condujo a su pueblo por el desierto.
¡Su misericordia permanece para siempre!
17 El Señor hirió de muerte a grandes reyes.
¡Su misericordia permanece para siempre!
18 El Señor les quitó la vida a reyes poderosos.
¡Su misericordia permanece para siempre!
19 A Sijón, el rey de los amorreos.(I)
¡Su misericordia permanece para siempre!
20 También a Og, el rey de Basán.(J)
¡Su misericordia permanece para siempre!
21 Esas tierras se las dio en propiedad a su pueblo.
¡Su misericordia permanece para siempre!
22 Fueron la herencia de su pueblo Israel.
¡Su misericordia permanece para siempre!

23 El Señor se acuerda de nosotros cuando estamos abatidos.
¡Su misericordia permanece para siempre!
24 El Señor nos libra de nuestros enemigos.
¡Su misericordia permanece para siempre!
25 El Señor alimenta a todos los seres vivos.
¡Su misericordia permanece para siempre!

26 ¡Alabemos al Dios de los cielos!
¡Su misericordia permanece para siempre!

Recuerdos del cautiverio en Babilonia

137 Junto a los ríos de Babilonia,
Nos sentábamos a llorar al acordarnos de Sión.
Sobre los sauces de la ciudad
colgamos nuestras arpas.
Los que nos capturaron, nos pedían que cantáramos.
Nuestros opresores nos pedían estar contentos. Decían:
«¡Canten algunos de sus cánticos de Sión!»

¿Y cómo podríamos cantarle al Señor
en un país extranjero?
Jerusalén,
si acaso llego a olvidarme de ti,
¡que la mano derecha se me tulla!
Jerusalén,
¡que la lengua se me pegue al paladar,
si acaso no llego a recordarte
ni te pongo por encima de mis alegrías!

Señor, recuerda lo que decían los edomitas
el día que Jerusalén fue destruida:
«¡Arrásenla, destrúyanla hasta sus cimientos!»

¡También tú, Babilonia, serás arrasada!
¡Dichoso el que te dé tu merecido
por todo el mal que nos hiciste!(K)
¡Dichoso el que agarre a tus niños
y los estrelle contra las rocas!

La grandeza del Señor

Salmo de David.

138 Te alabaré de todo corazón,
y ante todos los dioses te cantaré salmos.
De rodillas, y en dirección a tu santo templo,
alabaré tu nombre por tu misericordia y fidelidad,
por la grandeza de tu nombre
y porque tu palabra está por encima de todo.
Cuando te llamé, me respondiste,
y mi alma desfallecida se llenó de vigor.

Señor, ¡que todos los reyes de la tierra
te alaben al escuchar tu palabra!
¡Que alaben tus caminos, Señor,
porque grande, Señor, es tu gloria!
Tú, Señor, estás en las alturas,
pero te dignas atender a los humildes;
en cambio, te mantienes alejado de los orgullosos.

Cuando me encuentre angustiado,
tú me infundirás nueva vida;
Me defenderás de la ira de mis enemigos,
y con tu diestra me levantarás victorioso.
Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes;
tu misericordia, Señor, permanece para siempre.
Yo soy creación tuya. ¡No me desampares!

Dios está en todas partes

Al músico principal. Salmo de David.

139 Señor, tú me has examinado y me conoces;
tú sabes cuando me siento o me levanto;
¡desde lejos sabes todo lo que pienso!
Me vigilas cuando camino y cuando descanso;
¡estás enterado de todo lo que hago!
Todavía no tengo las palabras en la lengua,
¡y tú, Señor, ya sabes lo que estoy por decir!
Tu presencia me envuelve por completo;
la palma de tu mano reposa sobre mí.
Saber esto rebasa mi entendimiento;
¡es tan sublime que no alcanzo a comprenderlo!

¿Dónde puedo esconderme de tu espíritu?
¿Cómo podría huir de tu presencia?
Si subiera yo a los cielos, allí estás tú;
si me tendiera en el sepulcro, también estás allí.
Si levantara el vuelo hacia el sol naciente,
o si habitara en los confines del mar,
10 aun allí tu mano me sostendría;
¡tu mano derecha no me soltaría!
11 Si quisiera esconderme en las tinieblas,
y que se hiciera noche la luz que me rodea,
12 ¡ni las tinieblas me esconderían de ti,
pues para ti la noche es como el día!
¡Para ti son lo mismo las tinieblas y la luz!

13 Tú, Señor, diste forma a mis entrañas;
tú me formaste en el vientre de mi madre!
14 Te alabo porque tus obras son formidables,
porque todo lo que haces es maravilloso.
¡De esto estoy plenamente convencido!

15 Aunque en lo íntimo me diste forma,
y en lo más secreto me fui desarrollando,
nada de mi cuerpo te fue desconocido.
16 Con tus propios ojos viste mi embrión;
todos los días de mi vida ya estaban en tu libro;
antes de que me formaras, los anotaste,
y no faltó uno solo de ellos.

17 Dios mío, ¡cuán preciosos me son tus pensamientos!
¡Cuán vastos son en su totalidad!
18 Si los contara, serían más que la arena;
si terminara de contarlos, tú aún estarías allí.

19 Dios mío, ¡quítales la vida a los malvados!
¡Aparta de mí a la gente violenta,
20 a esos enemigos tuyos
que blasfeman y se burlan de ti!
21 Señor, tú sabes que odio a los que te odian,
que mi enojo se enciende contra tus enemigos.
22 Son para mí totalmente aborrecibles;
¡los considero mis peores enemigos!

23 Señor, examina y reconoce mi corazón:
pon a prueba cada uno de mis pensamientos.
24 Así verás si voy por mal camino,
y me guiarás por el camino eterno.

Súplica en contra de los perseguidores

Al músico principal. Salmo de David.

140 Señor, líbrame de los malvados;
¡protégeme de los violentos!
Esa gente siempre está tramando el mal,
y no hay un día en que no busque pleito.
Su lengua es aguda como de serpiente;
sus labios destilan veneno mortal.(L)

Señor, ¡protégeme de la gente malvada!
¡Líbrame de la gente violenta,
que quiere hacerme caer!
Son gente soberbia, que me tiende trampas;
gente que a mi paso pone redes
con la intención de hacerme tropezar.

Yo, Señor, declaro que tú eres mi Dios;
¡dígnate, Señor, prestar oído a mi súplica!
Tú, Señor mi Dios, eres mi poderoso salvador;
¡tú me proteges en el día de la batalla!
¡No permitas, Señor, que triunfen los malvados!
¡Frustra sus planes! ¡Que no se sientan superiores!

En cuanto a los malvados que me rodean,
¡que su propia maldad los destruya!
10 ¡Que caigan sobre ellos carbones encendidos!
¡Que sean arrojados al fuego!
¡Que caigan en un foso profundo y no vuelvan a salir!
11 ¡Que esos mentirosos no afiancen su poder!
¡Que el mal alcance y derribe a los violentos!

12 Yo sé que tú, Señor, defiendes a los pobres
y les haces justicia a los afligidos.
13 Por eso los hombres justos y rectos
alaban tu nombre y vivirán en tu presencia.

Súplica por la protección de Dios

Salmo de David.

141 Señor, a ti clamo; ¡ven pronto a mí!
¡Escúchame cuando te llame!
¡Recibe mi oración como ofrenda de incienso,(M)
y mis manos levantadas como ofrenda de la tarde!

Señor, pon un vigilante en mi boca;
¡ponle un sello a mis labios!
No dejes que mi corazón caiga en la maldad,
ni me dejes cometer actos inicuos,
ni que me junte con los malvados
y participe en banquetes de malhechores.

Que el hombre honrado me castigue,
será un acto de misericordia,
pero no quiero que sobre mi cabeza
se derrame el perfume de los malvados.
En mis oraciones pido sin cesar
que reprendas sus malas acciones,
que sus gobernantes sean despeñados,
y que hagan caso de la verdad de mis palabras.

Nuestros huesos se dispersan
a la orilla del sepulcro
como se dispersa la tierra
tras los surcos que deja el arado.
Por eso, Señor y Dios, mis ojos te buscan.
En ti confío. ¡No me desampares!
Protégeme de las trampas que los malvados
arman y tienden contra mí.
10 ¡Hazlos caer en sus propias trampas,
y permíteme ponerme a salvo!

Clamor en medio de la angustia

Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva.(N)

142 Con mi voz clamo al Señor;
con mi voz le pido su misericordia.
En su presencia expongo mi queja;
en su presencia expreso mi angustia.

Cuando estoy por rendirme,
tú, Señor, sabes por dónde debo ir.
En mi camino me han tendido trampas.
Miro a un lado y me doy cuenta
de que a nadie le intereso;
refugio no tengo, y a nadie le importo.

Señor, yo clamo a ti,
porque tú eres mi única esperanza;
¡eres todo lo que tengo en esta vida!
¡Atiende mi queja, porque estoy desesperado!
¡Líbrame de los que me persiguen,
pues en fuerzas me superan!
¡Líbrame de la angustia que me oprime,
y así podré alabar tu nombre!
Así me rodearán los hombres honrados
al ver que me has tratado con bondad.

Súplica en medio de la angustia

Salmo de David.

143 Señor, escucha mi oración
atiende a mi súplica.
Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme!
Pero no me juzgues con dureza,
pues ante ti nadie puede justificarse.(O)

Mi enemigo me ha perseguido con saña;
ha puesto mi vida por los suelos.
Me hace vivir en tinieblas, como los muertos.
Mi espíritu está totalmente deprimido;
tengo el corazón totalmente deshecho.

Cuando evoco los días de antaño,
y me acuerdo de tus grandes proezas
y pienso en todo lo que has hecho,
elevo mis manos hacia ti,
pues tengo sed de ti. ¡Soy como tierra seca!

Señor, ¡respóndeme, que mi espíritu se apaga!
¡No te escondas de mí,
o seré contado entre los muertos!
Muéstrame tu misericordia por la mañana,
porque en ti he puesto mi confianza.
Muéstrame el camino que debo seguir,
porque en tus manos he puesto mi vida.

Señor, líbrame de mis enemigos,
pues tú eres mi refugio.
10 Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad,
y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.

11 Señor, por tu nombre, vivifícame;
por tu justicia, líbrame de la angustia;
12 por tu misericordia, acaba con mis enemigos;
¡destruye a los que atentan contra mi vida,
porque yo soy tu siervo!

Oración por la prosperidad del pueblo

Salmo de David.

144 ¡Bendito seas, Señor, mi roca!
Tú me entrenas para la batalla;
fortaleces mis manos para el combate.
Tú eres mi castillo de misericordia,
mi fortaleza, mi libertador;
eres mi escudo, y en ti me refugio;
¡tú haces que los pueblos se sometan a mí!

Señor, ¿qué son los mortales
para que te preocupes por ellos?
¿Qué son los seres humanos
para que los tome en cuenta?(P)
Los mortales son una ilusión pasajera;
su vida pasa como una sombra.

Señor, inclina los cielos y desciende;
toca los montes y hazlos humear.
Dispersa con tus relámpagos a mis enemigos,
lanza contra ellos tus dardos de fuego, y confúndelos;
extiende tu mano desde las alturas,
y rescátame del mar, porque me ahogo;
líbrame del poder de esos extraños
cuya boca dice cosas sin sentido
y cuyo poder es un poder falso.

Señor, voy a dedicarte un canto nuevo;
lo cantaré al son del arpa y del salterio.
10 Tú eres quien da la victoria a los reyes;
tú libras de la espada a tu siervo David.
11 ¡Rescátame! ¡Líbrame del poder de gente extraña,
cuya boca dice cosas sin sentido
y cuyo poder es un poder falso.

12 Que nuestros hijos, en su juventud,
crezcan como plantas vigorosas.
Que nuestra hijas sean hermosas
como las columnas labradas de un palacio.
13 Que nuestros graneros se llenen
y rebosen con toda clase de grano.
Que nuestros ganados en el campo
se multipliquen por cientos y miles.
14 Que nuestros bueyes resistan el trabajo.
Que no nos tomen por asalto ni nos lleven cautivos,
ni haya pánico en nuestras calles.

15 ¡Dichoso el pueblo que tiene todo esto!
¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!

Alabanza a la grandeza de Dios

Salmo de alabanza; de David.

145 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey;
por siempre y siempre bendeciré tu nombre.
Todos los días te bendeciré,
por siempre y siempre alabaré tu nombre.
Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza;
su grandeza es inescrutable.

Todas las generaciones celebrarán tus obras,
y darán a conocer tus grandes proezas.
Hablarán de tu gloria y majestad,
y yo proclamaré tus hechos maravillosos.
Reconocerán el poder de tus sublimes obras,
y yo daré a conocer tu grandeza.
Divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad,
y a grandes voces dirán que tú eres justo.

El Señor es compasivo y lleno de ternura;
lento para la ira y grande en misericordia.
El Señor es bueno con todos,
y se compadece de toda su creación.

10 Señor, ¡que toda tu creación te alabe!
¡Que te bendiga todos tus fieles!
11 ¡Que proclamen la gloria de tu reino!
¡Que den a conocer tu poder!
12 ¡Que conozcan todos tus hechos poderosos
y la gloriosa majestad de tu reino!
13 Tu reino es un reino de todos los siglos;
tu dominio durará por todas las generaciones.

14 Tú, Señor, levantas a los que tropiezan,
y reanimas a los que están fatigados.
15 Todos fijan en ti su mirada,
y tú les das su comida a su tiempo.
16 Cuando abres tus manos,
colmas de bendiciones a todos los seres vivos.
17 Tú, Señor, eres justo en todo lo que haces,
y todo lo haces con misericordia.
18 Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan,
de quienes te invocan con sinceridad.
19 Tú respondes a las peticiones de quienes te honran;
escuchas su clamor, y los salvas.
20 Tú, Señor, proteges a los que te aman,
pero destruyes a los malvados.

21 Señor, mis labios proclamarán tu alabanza.
¡Que la humanidad entera bendiga tu santo nombre
desde ahora y hasta siempre!

Alabanza a la justicia de Dios

Aleluya.

146 Alaba, alma mía, al Señor.
Mientras yo viva, alabaré al Señor;
todos los días de mi vida le cantaré salmos.

No pongan su confianza en los poderosos,
ni en ningún mortal, porque no pueden salvar.
El día que mueren, vuelven a la tierra,
y ese mismo día todos sus planes se acaban.

¡Dichosos los que confían en el Dios de Jacob,
los que cuentan con la ayuda de Dios, el Señor!
El Señor creó los cielos y la tierra,
y el mar y todos los seres que contiene.
El Señor siempre cumple su palabra;
hace justicia a los oprimidos,
y da de comer a los que tienen hambre.

El Señor da libertad a los cautivos,
y les devuelve la vista a los ciegos;
El Señor levanta a los caídos;
y ama a los que practican la justicia.
El Señor protege a los extranjeros
y sostiene a las viudas y a los huérfanos,
pero tuerce el camino de los malvados.

10 El Señor reinará por siempre;
¡Sión, el Señor es tu Dios eterno!

¡Aleluya!

Alabanza por el retorno del cautiverio

147 ¡Aleluya!

¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios!
¡Cuán grato y hermoso es alabarlo!

El Señor reconstruye a Jerusalén,
y hace volver a los israelitas desterrados.
El Señor reanima a los descorazonados,
y sana sus heridas.
El Señor creó todas la estrellas del cielo,
y a cada una le puso nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
y su sabiduría no tiene límite.
El Señor exalta a los humildes,
y humilla hasta el polvo a los malvados.

¡Cantemos alabanzas al Señor!
¡Cantemos salmos a nuestro Dios al son del arpa!
El Señor cubre de nubes los cielos,
y hace que llueva sobre la tierra;
El Señor hace crecer la hierba de los montes;
da de comer a los ganados,
y también a los polluelos de los cuervos, cuando piden.
10 El Señor no se deleita en los caballos briosos,
ni se complace en la agilidad de los jinetes;
11 El Señor se complace en los que le honran,
y en los que confían en su misericordia.

12 Jerusalén, ¡alaba al Señor!
Sión, ¡alaba a tu Dios!
13 El Señor refuerza los cerrojos de tus puertas,
y bendice a los que habitan dentro de tus muros.
14 El Señor mantiene en paz tus fronteras,
y te sacia con lo mejor del trigo.
15 El Señor envía su palabra a la tierra,
y sus órdenes se cumplen de inmediato.
16 Cae la nieve como copos de lana,
y la escarcha se esparce como ceniza.
17 Deja caer las piedrecillas de granizo;
y a causa del frío todo se congela.
18 Pero da otra orden, y el hielo se derrite;
sopla el viento, y las aguas vuelven a correr.

19 El Señor comunicó a Jacob, que es Israel,
sus estatutos y sus sentencias.
20 No hizo lo mismo con ninguna otra nación;
nadie más conoció sus mandamientos.

¡Aleluya!

Exhortación a la alabanza universal

Aleluya.

148 ¡Alabado sea el Señor desde los cielos!
¡Alabado sea el Señor en las alturas!
¡Que alaben al Señor todos sus ángeles!
¡Que alaben al Señor todos sus ejércitos!

¡Que alaben al Señor el sol y la luna!
Que alaben al Señor las estrellas refulgentes!
¡Que alaben al Señor los cielos de los cielos,
y las aguas que están sobre los cielos!

¡Alabado sea el nombre del Señor!
El Señor dio una orden, y todo fue creado.
Todo quedó para siempre en su lugar;
el Señor dio una orden que no se debe alterar.

Que alaben al Señor, desde la tierra,
los monstruos marinos y el mar profundo;
el fuego y el granizo, la nieve y el rocío,
y el viento tempestuoso que ejecuta su palabra;
los montes y las colinas,
los árboles frutales y los cedros,
10 los animales salvajes y los domésticos,
los reptiles y los pájaros,
11 los reyes de la tierra y todos los pueblos,
todos los jefes y gobernantes de la tierra,
12 los jóvenes y las doncellas,
los ancianos y los niños.

13 ¡Alabado sea el nombre del Señor!
¡Sólo su nombre merece ser exaltado!
¡Su gloria domina los cielos y la tierra!

14 ¡Que alaben al Señor todos sus fieles!
¡Que lo alabe Israel, su pueblo cercano!
¡El Señor ha dado poder a su pueblo!

¡Aleluya!

Exhortación a la alabanza

Aleluya.

149 ¡Canten al Señor un cántico nuevo!
¡Alábenlo en la comunidad de los justos!
¡Que Israel se alegre en su creador!
¡Que los hijos de Sión se regocijen por su Rey!
¡Que dancen en honor a su nombre!
¡Que le canten al son de arpas y panderos!
El Señor se complace en su pueblo,
y bendice a los humildes con su salvación.

¡Que se alegren sus fieles por su triunfo!
¡Que salten de alegría allí, en su lecho!
¡Que exalten a Dios a voz en cuello
mientras agitan en sus manos las espadas!
¡Que se venguen de todas las naciones!
¡Que castiguen a todos los pueblos!
¡Que sujeten a sus reyes con grilletes,
y a sus jefes con cadenas de hierro!
¡Que ejecuten en ellos la sentencia escrita!
Esto será motivo de alegría para los fieles.

¡Aleluya!

Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música

Aleluya.

150 ¡Alabado sea Dios en su templo!
¡Alabado sea en la majestad del firmamento!
¡Alabado sea por sus proezas!
¡Alabado sea por su imponente grandeza!

¡Alabado sea el Señor al son de trompetas!
¡Alabado sea el Señor con salterio y arpa!
¡Alabado sea al ritmo del pandero!
¡Alabado sea con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabado sea con campanillas sonoras!
¡Alabado sea con campanillas jubilosas!

¡Que todo lo que respira alabe al Señor!

¡Aleluya!

Motivo de los proverbios

Proverbios de Salomón,(Q) hijo de David, rey de Israel.

Para entender sabiduría y doctrina,
y conocer razones prudentes.
Para recibir prudentes consejos,
y justicia, juicio y equidad.
Para dar sagacidad a los incautos,
e inteligencia y cordura a los jóvenes.
Que lo oiga el sabio, y aumente su saber,
y que el entendido reciba consejo
para entender proverbios y enigmas,
y palabras sabias y profundas.

El principio de la sabiduría es el temor al Señor;(R)
Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Amonestaciones de la Sabiduría

Atiende, hijo mío, las correcciones de tu padre,
y no menosprecies las enseñanzas de tu madre;
Adorno de gracia serán sobre tu cabeza,
y collares alrededor de tu cuello.

10 Hijo mío, si los pecadores quisieran engañarte,
no te dejes llevar por ellos.
11 Tal vez te digan: «¡Ven con nosotros!
Estemos al acecho para derramar sangre.
Acechemos sin motivo a los incautos.
12 Seamos como el sepulcro, como el abismo,
y traguémonos viva y entera a la gente.
13 Hallaremos toda clase de riquezas
y llenaremos con despojos nuestras casas.
14 Comparte tu destino con nosotros,
y compartiremos todos una misma bolsa.»
15 Pero, hijo mío, no vayas por su camino;
¡aleja tus pasos de sus veredas!
16 Sus pies corren hacia el mal,
¡se apresuran a derramar sangre!
17 No tiene caso tender una trampa
a la vista de todas las aves;
18 pero ellos atentan contra su propia vida;
¡ellos mismos se tienden la trampa!
19 Así son las sendas de la gente ambiciosa:
¡su propia ambición les quita la vida!

20 La sabiduría clama en las calles,
y deja oír su voz por las plazas.
21 Clama en los principales puntos de encuentro;
a la entrada de la ciudad expone sus razones:(S)

22 «Ustedes, muchachos inexpertos y burlones,
¿hasta cuándo seguirán amando la simpleza?
¿Hasta cuándo seguirán burlándose de todo?
¿Hasta cuando aborrecerán el conocimiento?
23 ¡Presten atención a mis reprensiones!
Yo derramaré mi espíritu sobre ustedes,
y les daré a conocer mis argumentos.

24 »Pero yo los llamé, y nadie quiso oírme;
les tendí la mano, y nadie me hizo caso;
25 Al contrario, desecharon todos mis consejos
y no quisieron recibir mi reprensión.
26 Por eso, yo me burlaré de ustedes
cuando les sobrevenga la temida calamidad,
27 cuando la calamidad que tanto temen
les sobrevenga como un torbellino;
¡cuando les sobrevengan tribulaciones y angustias.
28 Entonces me llamarán, y no les responderé;
me buscarán de mañana, y no me hallarán.
29 Puesto que aborrecen la sabiduría,
y no optaron por temer al Señor
30 ni quisieron seguir mis consejos,
sino que menospreciaron todas mis reprensiones,
31 comerán los frutos de sus andanzas
y se hartarán con sus propios consejos.
32 Los incautos mueren por sus propios desvíos;
a los necios los destruye su autosuficiencia.
33 Pero los que me oyen vivirán tranquilos,
sin sobresaltos ni temor de ningún mal.»

Excelencias de la sabiduría

Hijo mío, si recibes mis palabras
y en tu mente guardas mis mandamientos,
si tu oído está atento a la sabiduría
e inclinas tu corazón a la prudencia,
si pides la ayuda de la inteligencia
y llamas a gritos a la prudencia,
si la buscas como a la plata,
y la rebuscas como a un tesoro,
entonces sabrás lo que es temer al Señor,
y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor da la sabiduría;
de sus labios brotan conocimiento e inteligencia.
El Señor da sabiduría a los hombres rectos,
y es el escudo de los que viven con rectitud.
El Señor vigila las sendas de la justicia,
y preserva el camino de sus fieles.
Así entenderás lo que es el derecho y la justicia,
la equidad y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría entre en tu corazón,
Y te deleites con el conocimiento,
11 la discreción te protegerá
y la inteligencia cuidará de ti.
12 Te librará del mal camino
y de los que dicen cosas perversas,
13 de los que dejan el camino recto
para andar por senderos tenebrosos;
14 de los que gozan haciendo el mal,
y se alegran de sus actos perversos.
15 Sus senderos son torcidos;
sus caminos han perdido el rumbo.

16 Te librarás de la mujer ajena,
de esa extraña que con sus palabras te halaga
17 pero abandona al compañero de su juventud
y se olvida de su pacto con Dios.
18 Por eso su casa conduce a la muerte
y sus sendas terminan entre los muertos.
19 Quien a ella se allega, no vuelve jamás;
¡ya no reencuentra los senderos de la vida!

20 Por eso, sigue el camino de los buenos
y ve por las veredas de los justos,
21 porque los hombres rectos habitarán la tierra;
los perfectos permanecerán en ella.
22 Pero los impíos serán eliminados de la tierra;
los pecadores serán expulsados de ella.

Exhortación a la obediencia

Hijo mío, no te olvides de mi ley;
guarda en tu corazón mis mandamientos.
Ellos prolongarán los años de tu vida
y te traerán abundante paz.
No te apartes de la misericordia y la verdad;
átalas alrededor de tu cuello,
escríbelas en la tabla de tu corazón.
Así contarás con el favor de Dios,
y con una buena opinión ante los hombres.(T)

Confía en el Señor de todo corazón,
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión;(U)
teme al Señor y apártate del mal.
Él será la medicina de tu cuerpo;
¡infundirá alivio a tus huesos!

Honra al Señor con tus bienes
y con las primicias de tus cosechas.
10 Tus graneros se saturarán de trigo,
y tus lagares rebosarán de vino.

11 Hijo mío, no desdeñes la corrección del Señor;
no te sientas mal cuando te reprenda.(V)
12 El Señor corrige(W) al que ama
como lo hace el padre con su hijo amado.(X)

13 ¡Dichoso el que halla la sabiduría
y se encuentra con la inteligencia!
14 ¡Son más provechosas que la plata!
¡Sus frutos son más valiosos que el oro refinado!
15 Son de más valor que las piedras preciosas;
lo más deseable no es comparable a ellas.
16 Con la mano derecha ofrece una larga vida,
y con la izquierda ofrece riquezas y honra.
17 Sus caminos son un deleite,
y en todas sus veredas hay paz.
18 La sabiduría es un árbol de vida
para los que echan mano de ella;
¡dichosos los que no la sueltan!

19 Con sabiduría, el Señor fundó la tierra;
con inteligencia, el Señor afirmó los cielos.
20 Con su sapiencia se abrieron los abismos,
y destilaron las nubes su rocío.

21 Hijo mío, preserva la ley y el consejo;
nunca pierdas esto de vista.
22 Éstos infundirán vida a tu alma
y adornarán tu cuello.
23 Así podrás andar confiado en tu camino,
y nunca tus pies tropezarán.
24 No tendrás temor cuando te acuestes;
te acostarás y tendrás gratos sueños.
25 No temerás que de repente te asalten
las calamidades que merecen los impíos.
26 El Señor te infundirá confianza,
y evitará que tus pies queden atrapados.

27 No te niegues a hacer los favores debidos,
cuando en tu mano esté el hacerlos.
28 Si hoy puedes ayudar a tu prójimo,
no pospongas la ayuda para mañana.
29 No hagas planes malvados contra tu prójimo;
es tu prójimo y vive confiando en ti.
30 No entables sin motivo pleitos contra nadie,
mucho menos si no te han agraviado.
31 No envidies a la gente violenta,
ni escojas ninguno de sus caminos,
32 porque al Señor le repugnan los perversos,
pero es amigo de los hombres honrados.
33 Sobre la casa de los malvados
recae la maldición del Señor;
sobre la habitación de los justos
permanece su bendición.
34 El Señor se burla de los burlones,
pero brinda su favor(Y) a los humildes.
35 La herencia de los sabios es la honra;
la de los necios, la deshonra.

Ventajas de la sabiduría

Hijos, escuchen las enseñanzas de su padre;
presten atención, y adquirirán entendimiento.
Yo les doy buenas enseñanzas;
no rechacen mis instrucciones.
También yo fui hijo, y tuve un padre;
era el hijo predilecto de mi madre.
Mi padre me enseñaba, y me decía:
«Guarda mis razones en tu corazón.
Cumple mis mandamientos, y vivirás.
Adquiere sabiduría e inteligencia,
y nunca te olvides ni te apartes
de las palabras de mi boca.
Ama a la sabiduría. Nunca la dejes,
y ella te cuidará y te protegerá.
En primer lugar, adquiere sabiduría;
sobre todas las cosas, adquiere inteligencia.
Hónrala, y ella te enaltecerá;
abrázala, y ella te honrará.
Adorno de gracia pondrá sobre tu cabeza;
te coronará con una bella diadema.»

10 Hijo mío, óyeme y acepta mis razones,
y los años de tu vida se alargarán.
11 Yo te muestro el camino de la sabiduría,
y te llevo por senderos de rectitud.
12 Tus pasos no encontrarán obstáculos,
y cuando corras no tropezarás.
13 Retén mis consejos; no los abandones.
Resguárdalos, porque te darán vida.
14 No vayas por la senda de los impíos,
ni sigas el camino de los malvados.
15 Deja esa senda, no vayas por ella;
apártate de ella y sigue adelante.
16 Ellos no duermen si no han hecho mal;
pierden el sueño si no hacen caer a alguno.
17 Se alimentan con la maldad;
apagan su sed cometiendo robos.
18 Pero la senda de los justos es como la aurora:
¡su luz va en aumento, hasta la plenitud del día!
19 El camino de los impíos es como la oscuridad;
¡ni siquiera saben contra qué tropiezan!

20 Hijo mío, presta atención a mis palabras;
Inclina tu oído para escuchar mis razones.
21 No las pierdas de vista;
guárdalas en lo más profundo de tu corazón.
22 Ellas son vida para quienes las hallan;
son la medicina para todo su cuerpo.
23 Cuida tu corazón más que otra cosa,
porque él es la fuente de la vida.
24 Aparta de tu boca las palabras perversas;
aleja de tus labios las palabras inicuas.
25 Dirige la mirada hacia adelante;
fíjate en lo que tienes delante de tus ojos.
26 Piensa qué camino vas a seguir,(Z)
y plántate firme en todos tus caminos.
27 Apártate del mal. No te desvíes
ni a la derecha ni a la izquierda.

Advertencia contra la impureza

Hijo mío, atiende a mi sabiduría;
inclina tu oído a mi inteligencia.
Así pondrás en práctica mis consejos
y tus labios resguardarán el conocimiento.
Los labios de la mujer ajena destilan miel;
su paladar es más suave que el aceite,
pero termina siendo amargo como el ajenjo,
y tajante como una espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte;
sus pasos se dirigen al sepulcro.
No tomes en cuenta sus caminos inestables,
porque no conocerás el camino de la vida.

Hijos, escúchenme bien ahora:
No se aparten de las razones de mi boca.
Aleja a esa mujer de tu camino.
No te acerques a la puerta de su casa.
Así no entregarás tu vida y tu honor
a gente extraña y cruel.
10 Así gente extraña no se saciará con tu fuerza,
ni se quedarán tus trabajos en casa ajena.
11 Así no tendrás que llorar al final,
cuando tu carne y tu cuerpo se consuman,
12 ni dirás: «¡Cómo pude rechazar los consejos!
¡Cómo pudo mi corazón despreciar la reprensión!
13 ¡No oí la voz de los que me instruían,
ni presté oído a los que me enseñaban!
14 ¡Poco me faltó para estar del todo mal
entre la comunidad y la congregación!»

15 Bebe el agua de tu propio pozo,
el raudal que mana de tu propia cisterna.
16 ¿Por qué derramar tus fuentes por las calles,
y tus corrientes de aguas por las plazas?
17 Esas aguas son para ti solo,
no para compartirlas con gente extraña.
18 ¡Bendito sea tu manantial!
¡Alégrate con la mujer de tu juventud,
19 con esa cervatilla amada y graciosa!
¡Sáciate de sus caricias en todo tiempo!
¡Recréate siempre con su amor!
20 Hijo mío,
¿Por qué perder la cabeza por la mujer ajena?
¿Por qué arrojarte a los brazos de una extraña?
21 Los caminos del hombre están ante el Señor,
y él pone a consideración todas sus veredas.
22 Al impío lo atrapa su propia maldad,
lo atan las cuerdas de su pecado.
23 El malvado muere por falta de corrección,
y pierde el rumbo por su inmensa locura.

Advertencias contra la pereza y la mentira

Hijo mío, si sales fiador por tu amigo,
y empeñas tu palabra en favor de un extraño,
te has enredado con tus propias palabras;
¡eres cautivo de tus propias promesas!
Hijo mío, has caído en manos de tu prójimo.
Para librarte, tienes que hacer lo siguiente:
Ve a hablar con tu prójimo, y humíllate ante él.
No te des un momento de reposo;
no cierres los ojos ni te duermas.
Sé como gacela, y escápate del cazador;
sé como un ave, y líbrate del que pone trampas.

Perezoso, mira a las hormigas;
fíjate en sus caminos, y ponte a pensar.
Ellas no tienen quien las mande,
ni quien les dé órdenes ni las gobierne.
Preparan su comida en el verano,
y en el tiempo de la siega recogen su comida.
Perezoso, ¿cuánto más seguirás durmiendo?
¿Cuándo vas a despertar de tu sueño?
10 Un poco de dormir, un poco de soñar,
un poco de cruzarse de brazos para descansar,
11 y así vendrán tu necesidad y tu pobreza:
como un vago, como un mercenario.(AA)

12 El que es malvado y canalla
siempre anda diciendo cosas perversas;
13 guiña los ojos, mueve los pies,
hace señas con los dedos;
14 en su corazón sólo hay perversidad,
y todo el tiempo anda pensando en el mal.
¡Siempre anda sembrando discordias!
15 Por eso, cuando menos lo espere,
le sobrevendrá la ruina sin que pueda evitarlo.

16 Hay seis, y hasta siete cosas
que el Señor detesta con toda el alma:
17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
18 la mente que maquina planes inicuos,
los pies que se apresuran a hacer el mal,
19 el testigo falso que propaga mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.

Advertencia contra el adulterio

20 Hijo mío, cumple el mandamiento de tu padre,
y no te apartes de la enseñanza de tu madre.
21 Llévalos siempre dentro de tu corazón;
pórtalos alrededor de tu cuello.
22 Serán tu guía cuando camines,
te protegerán cuando duermas,
y te hablarán cuando despiertes.
23 El mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y las reprensiones son el camino de la vida.
24 Te librarán de la mujer malvada,
de la lengua sutil de la mujer ajena.
25 No codicies en tu corazón su hermosura,
ni dejes que ella te atrape con sus miradas,
26 Una ramera te cuesta un bocado de pan,
pero la mujer ajena te puede costar la vida.
27 ¿Quién se echa fuego en el pecho
sin que se queme su ropa?
28 ¿Quién puede andar sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
29 ¡Pues tampoco puede clamar inocencia
el que se acuesta con la mujer de su prójimo!
30 Nadie desprecia al que roba,
si lo hace para calmar su apetito;
31 si lo sorprenden, debe pagar siete veces
y entregar todo el patrimonio de su casa,
32 pero cometer adulterio es no tener cabeza;
quien adultera, se corrompe a sí mismo,
33 lo que obtiene son golpes y vergüenza,
y nunca logra borrar esa mancha.
34 Los celos despiertan la ira del hombre,
y en el día de la venganza éste no perdona;
35 no perdona ni se da por satisfecho,
aunque se le ofrezcan muchos obsequios.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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