The Daily Audio Bible
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Profecía acerca de Damasco
23 En cuanto a Damasco: “Hamat y Arfad fueron avergonzadas, porque oyeron malas noticias. Se derritieron en un mar de ansiedad que no puede sosegarse. 24 Damasco se debilitó, se volvió para huir, y el pánico se apoderó de ella. Angustia y dolores se apoderaron de ella, como de una mujer que da a luz. 25 ¿Cómo es que no ha sido abandonada la gloriosa ciudad, la villa de mi regocijo? 26 Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas; todos sus hombres de guerra serán silenciados en aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 27 Prenderé fuego al muro de Damasco, el cual devorará los palacios de Ben-hadad”.
Profecía acerca de Quedar y de Hazor
28 En cuanto a Quedar y a los reinos de Hazor, los cuales derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, el SEÑOR ha dicho así: “¡Levántense, suban contra Quedar! ¡Destruyan a los hijos del oriente! 29 Sus tiendas y sus rebaños serán tomados; asimismo, sus carpas y todos sus enseres. Se llevarán sus camellos, y a causa de ellos clamarán: ‘¡El terror está por todas partes!’.
30 “Huyan, emigren lejos, oh habitantes de Hazor; habiten en lugares profundos, dice el SEÑOR, pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha tomado una decisión contra ustedes, y contra ustedes ha hecho un plan. 31 Levántense, dice el SEÑOR; suban contra una nación confiada que vive tan segura que no tiene puertas ni cerrojos, y que vive solitaria. 32 Sus camellos serán tomados como despojo, y la multitud de sus ganados como botín. Esparciré por todos los vientos a los que se rapan las sienes. Por todos lados les traeré ruina, dice el SEÑOR. 33 Hazor será morada de chacales, perpetua desolación. No morará allí nadie ni la habitará hijo de hombre”.
Profecía acerca de Elam
34 Acerca de Elam vino la palabra del SEÑOR al profeta Jeremías, en el principio del reinado de Sedequías, rey de Judá, diciendo 35 que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “He aquí que yo quiebro el arco de Elam, el principio de su poder. 36 Sobre Elam traeré los cuatro vientos de los cuatro extremos del cielo, y los dispersaré en todas las direcciones. No habrá nación a donde no vayan los desplazados de Elam. 37 Haré que Elam se aterrorice delante de sus enemigos y delante de los que buscan su vida. Traeré sobre ellos el mal y el furor de mi enojo, dice el SEÑOR. Enviaré tras ellos la espada, hasta que los acabe. 38 Sobre Elam pondré mi trono y destruiré allí al rey y a los magistrados, dice el SEÑOR. 39 Pero en los últimos días acontecerá que restauraré a Elam de la cautividad”, dice el SEÑOR.
Profecía acerca de Babilonia y de Sion
50 La palabra que el SEÑOR habló por medio del profeta Jeremías acerca de Babilonia y acerca de la tierra de los caldeos: 2 “Anuncien en las naciones y proclamen. Levanten bandera; anúncienlo y no lo encubran. Digan: ‘Tomada es Babilonia, Bel es avergonzado, Marduc es hecho pedazos. Sus imágenes son avergonzadas, y sus ídolos hechos pedazos’. 3 Porque desde el norte subirá contra ella una nación, la cual convertirá su tierra en objeto de horror. No habrá nadie que la habite. Tanto los hombres como los animales huirán; se irán.
4 “En aquellos días y en aquel tiempo, dice el SEÑOR, vendrán los hijos de Israel, junto con los hijos de Judá. Irán andando y llorando, y buscarán al SEÑOR su Dios. 5 Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus caras, y vendrán[a] y se unirán al SEÑOR en pacto eterno que jamás será echado al olvido.
6 “Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar. Las descarriaron por las colinas; anduvieron de monte en colina, y se olvidaron de sus prados de reposo.
7 Todos los que los hallaban los devoraban. Y sus enemigos decían: ‘No somos culpables, por cuanto son ellos los que han pecado contra el SEÑOR, su morada de justicia contra el SEÑOR, la esperanza de sus padres’.
8 “Huyan de en medio de Babilonia y salgan de la tierra de los caldeos. Sean como los carneros que van delante del rebaño. 9 Porque he aquí que yo levanto y hago subir contra Babilonia una asamblea de grandes naciones de la tierra del norte. Dispondrán batalla contra ella, y desde allí será tomada. Sus flechas, como las de un diestro guerrero, no volverán vacías.
10 “Caldea será para despojo. Todos los que la despojen quedarán saciados, dice el SEÑOR. 11 Aunque se alegran y gozan, oh saqueadores de mi heredad; aunque brincan como ternera en el pastizal[b] y relinchan como corceles, 12 la madre de ustedes se avergonzará sobremanera. Se volverá pálida la que los dio a luz. He aquí, será la última de las naciones: desierto, sequedal y tierra árida. 13 Por causa de la ira del SEÑOR no será habitada, y quedará totalmente desolada. Toda persona que pase por Babilonia se asombrará y silbará por causa de todas sus plagas.
14 “Dispongan batalla contra Babilonia, alrededor de ella, todos los que entesan el arco. Tiren contra ella, no escatimen flechas; porque ha pecado contra el SEÑOR. 15 Griten contra ella en derredor: ‘¡Se ha rendido!’. Han caído sus torres; sus muros han sido derribados, porque esta es la venganza del SEÑOR. Tomen venganza contra ella; hagan como ella hizo. 16 Eliminen de Babilonia al sembrador y al que toma la hoz en el tiempo de la siega. Ante la espada opresora, cada cual mirará hacia su propio pueblo, y cada cual huirá a su propio país.
17 “Oveja descarriada es Israel; los leones la ahuyentaron. Primero la devoró el rey de Asiria; y finalmente la deshuesó Nabucodonosor, rey de Babilonia. 18 Por tanto, así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria. 19 A Israel traeré de nuevo a su pastizal, y pacerá en el Carmelo y en Basán. En los montes de Efraín y en Galaad se saciará su alma. 20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice el SEÑOR, será buscada la maldad de Israel, y no aparecerá; los pecados de Judá, y no serán hallados más. Porque perdonaré al remanente que yo haya dejado.
21 “Sube contra la tierra de Merataim, y contra los habitantes de Pecod. Devasta y destruye tras ellos, dice el SEÑOR; haz conforme a todo lo que yo te he mandado. 22 Estruendo de guerra hay en la tierra, y gran quebrantamiento. 23 ¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo ha sido convertida Babilonia en objeto de horror en medio de las naciones! 24 Te puse trampas, oh Babilonia. Fuiste atrapada, ¡y tú no lo supiste! Fuiste hallada y también fuiste apresada, porque contendiste contra el SEÑOR. 25 El SEÑOR ha abierto su arsenal y ha sacado las armas de su furor, porque esta es obra del SEÑOR Dios de los Ejércitos en la tierra de los caldeos.
26 “Vengan contra ella desde los confines. Abran sus graneros; conviértanla en montones y destrúyanla por completo. ¡Que no le queden sobrevivientes! 27 Destruyan todos sus toros. ¡Que desciendan al matadero! ¡Ay de ellos! Porque ha venido su día, el tiempo de su castigo. 28 ¡Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para anunciar en Sion la venganza del SEÑOR nuestro Dios, la venganza por su templo! 29 Convoquen contra Babilonia a los arqueros, a todos los que entesan el arco. Asienten campamentos contra ella en derredor. No haya en ella quien escape; retribúyanle según su obra. Hagan con ella conforme a todo lo que hizo; porque contra el SEÑOR se insolentó, contra el Santo de Israel. 30 Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán silenciados en aquel día, dice el SEÑOR.
31 “He aquí, yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el SEÑOR Dios[c] de los Ejércitos; porque ha llegado tu día, el tiempo en que te he de castigar. 32 El soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante. Encenderé fuego en sus ciudades, el cual devorará todos sus alrededores”.
33 Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Oprimidos están los hijos de Israel y los hijos de Judá. Todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar. 34 Pero su Redentor es fuerte; el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre. Ciertamente abogará por la causa de ellos para hacer reposar la tierra y turbar a los habitantes de Babilonia.
35 “La espada viene contra los caldeos, dice el SEÑOR; contra los habitantes de Babilonia, contra sus magistrados y contra sus sabios. 36 La espada viene contra los adivinos, y serán entontecidos; la espada viene contra sus valientes, y serán destrozados. 37 La espada viene contra sus caballos y sobre sus carros; viene contra toda clase de gente que hay en medio de ella, y serán como mujeres. La espada viene contra sus tesoros, y serán saqueados. 38 Sequedad viene sobre sus aguas, y se secarán. Porque es tierra de imágenes, y por sus ídolos horribles se enloquecen.
39 “Por tanto, allí morarán las fieras del desierto con las hienas; también habitarán en ella los avestruces. Nunca más será habitada ni será poblada de generación en generación. 40 Como cuando Dios trastornó a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, dice el SEÑOR, no morará allí nadie ni la habitará hijo de hombre.
41 “He aquí que viene un pueblo del norte; una gran nación y muchos reyes se despertarán en los confines de la tierra. 42 Empuñan el arco y la lanza. Son crueles; no tienen misericordia. Su estruendo resuena como el mar. Montan a caballo y como un solo hombre se disponen para la batalla contra ti, oh hija de Babilonia.
43 “El rey de Babilonia oyó de su fama, y sus manos se debilitaron. La angustia se apoderó de él, dolor como de mujer que da a luz. 44 He aquí que subirá como un león desde la espesura del Jordán, contra el pastizal perenne. Pero de pronto lo haré correr de allí, y la encargaré a quien sea escogido. Porque, ¿quién es como yo? ¿Quién me convocará? ¿Quién será aquel pastor que pueda prevalecer delante de mí? 45 Por tanto, oigan la decisión que el SEÑOR ha tomado contra Babilonia, los planes que ha hecho contra la tierra de los caldeos: Ciertamente hasta los más pequeños del rebaño serán arrastrados; ciertamente su pastizal será devastado junto con ellos. 46 Ante el grito de que Babilonia ha sido tomada, la tierra se estremecerá, y su griterío se oirá entre las naciones”.
1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo según la fe de los elegidos de Dios y el pleno conocimiento de la verdad —la cual es según la piedad 2 basada en la esperanza de la vida eterna, que el Dios que no miente prometió desde antes del comienzo del tiempo, 3 y a su debido tiempo manifestó su palabra en la predicación que se me ha confiado por mandato de Dios nuestro Salvador—; 4 a Tito, verdadero hijo según la fe que nos es común: Gracia[a] y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador.
Requisitos para los ancianos
5 Por esta causa te dejé en Creta: para que pusieras en orden lo que faltase y establecieras ancianos en cada ciudad, como te mandé. 6 Sea el anciano irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes que no sean acusados como libertinos o rebeldes. 7 Porque es necesario que el obispo sea irreprensible como mayordomo de Dios; que no sea arrogante ni de mal genio ni dado al vino ni pendenciero ni ávido de ganancias deshonestas. 8 Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo y dueño de sí mismo; 9 que sepa retener la palabra fiel conforme a la doctrina para que pueda exhortar con sana enseñanza y también refutar a los que se oponen.
Contra los falsos maestros
10 Porque hay aún muchos rebeldes, habladores de vanidades y engañadores; especialmente de los de la circuncisión. 11 A ellos es preciso tapar la boca, pues por ganancias deshonestas trastornan casas enteras enseñando lo que no es debido. 12 Uno de ellos, su propio profeta, ha dicho: “Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones perezosos”[b]. 13 Este testimonio es cierto. Por tanto, repréndelos severamente para que sean sanos en la fe, 14 no atendiendo a fábulas judaicas ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
15 Para los que son puros, todas las cosas son puras; pero para los impuros e incrédulos nada es puro pues hasta su mente y su conciencia está corrompida. 16 Profesan conocer a Dios pero con sus hechos lo niegan; son abominables, desobedientes y reprobados para toda buena obra.
Manifestación del Rey de gloria
97 ¡El SEÑOR reina!
¡Regocíjese la tierra!
¡Alégrense las muchas costas!
2 Nube y oscuridad hay alrededor de él;
la justicia y el derecho son el fundamento de su trono.
3 El fuego avanza delante de él
y abrasa a sus enemigos en derredor.
4 Sus relámpagos alumbran el mundo;
la tierra mira y se estremece.
5 Delante del Señor los montes se derriten como cera,
delante del SEÑOR de toda la tierra.
6 Los cielos anuncian su justicia,
y todos los pueblos ven su gloria.
7 Avergüéncense todos los que sirven a imágenes de talla,
los que se glorían en los ídolos.
¡Todos los dioses póstrense ante él!
8 Sion escuchó y se alegró;
las hijas de Judá se regocijarán
a causa de tus juicios, oh SEÑOR.
9 Porque tú, oh SEÑOR,
eres supremo sobre toda la tierra; eres muy enaltecido sobre
todos los dioses.
10 Los que aman al SEÑOR
aborrezcan el mal.
Él guarda la vida de sus fieles; los libra de manos de los impíos.
11 La luz está sembrada para el justo,
la alegría para los rectos de corazón.
12 Alégrense, oh justos, en el SEÑOR; celebren la memoria de su santidad.
Celebración de las victorias de Dios
98 Salmo.
¡Canten al SEÑOR un cántico nuevo porque ha hecho maravillas!
Victoria le ha dado su diestra
y su santo brazo.
2 El SEÑOR ha dado a conocer su victoria;
ante los ojos de las naciones ha manifestado su justicia.
3 Se ha acordado de su misericordia
y de su fidelidad para con la casa
de Israel.
Todos los confines de la tierra
han visto la victoria de nuestro Dios.
4 ¡Canten alegres al SEÑOR,
toda la tierra!
Prorrumpan, estallen de gozo
y canten salmos.
5 Canten salmos al SEÑOR con la lira; con lira y melodía de himnos.
6 Aclamen con trompetas y sonido
de corneta
delante del Rey, el SEÑOR.
7 Ruja el mar y su plenitud,
el mundo y los que lo habitan.
8 Aplaudan los ríos;
regocíjense todos los montes
9 delante del SEÑOR
porque viene para juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.
13 Dice el perezoso:
“¡Hay un león en el camino!
¡Hay un león en medio de las calles!”.
14 Como las puertas giran sobre sus bisagras,
así también el perezoso en su cama.
15 El perezoso hunde su mano en el plato
y se cansa de volverla a su boca.
16 El perezoso es más sabio en su opinión que siete que responden con discreción.
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