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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Spanish Blue Red and Gold Letter Edition (SRV-BRG)
Version
Génesis 40:12-50:26

12 Y díjole José: Esta es su declaración: Los tres sarmientos son tres días:

13 Al cabo de tres días Faraón te hará levantar cabeza, y te restituirá á tu puesto: y darás la copa á Faraón en su mano, como solías cuando eras su copero.

14 Acuérdate, pues, de mí para contigo cuando tuvieres ese bien, y ruégote que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí á Faraón, y me saques de esta casa:

15 Porque hurtado he sido de la tierra de los Hebreos; y tampoco he hecho aquí porqué me hubiesen de poner en la cárcel.

16 Y viendo el principal de los panaderos que había declarado para bien, dijo á José: También yo soñaba que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;

17 Y en el canastillo más alto había de todas las viandas de Faraón, obra de panadero; y que las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza.

18 Entonces respondió José, y dijo: Esta es su declaración: Los tres canastillos tres días son;

19 Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti.

20 Y fué el tercero día el día del nacimiento de Faraón, e hizo banquete á todos sus sirvientes: y alzó la cabeza del principal de los coperos, y la cabeza del principal de los panaderos, entre sus servidores.

21 E hizo volver á su oficio al principal de los coperos; y dió él la copa en mano de Faraón.

22 Mas hizo ahorcar al principal de los panaderos, como le había declarado José.

23 Y el principal de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.

41 Y ACONTECIÓ que pasados dos años tuvo Faraón un sueño: Parecíale que estaba junto al río;

Y que del río subían siete vacas, hermosas á la vista, y muy gordas, y pacían en el prado:

Y que otras siete vacas subían tras ellas del río, de fea vista, y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas á la orilla del río:

Y que las vacas de fea vista y enjutas de carne devoraban á las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.

Durmióse de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas subían de una sola caña:

Y que otras siete espigas menudas y abatidas del Solano, salían después de ellas:

Y las siete espigas menudas devoraban á las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño.

Y acaeció que á la mañana estaba agitado su espíritu; y envió e hizo llamar á todos los magos de Egipto, y á todos sus sabios: y contóles Faraón sus sueños, mas no había quien á Faraón los declarase.

Entonces el principal de los coperos habló á Faraón, diciendo: Acuérdome hoy de mis faltas:

10 Faraón se enojó contra sus siervos, y á mí me echó á la prisión de la casa del capitán de los de la guardia, á mí y al principal de los panaderos:

11 Y yo y él vimos un sueño una misma noche: cada uno soñó conforme á la declaración de su sueño.

12 Y estaba allí con nosotros un mozo Hebreo, sirviente del capitán de los de la guardia; y se lo contamos, y él nos declaró nuestros sueños, y declaró á cada uno conforme á su sueño.

13 Y aconteció que como él nos declaró, así fué: á mí me hizo volver á mi puesto, e hizo colgar al otro.

14 Entonces Faraón envió y llamó á José; e hiciéronle salir corriendo de la cárcel, y le cortaron el pelo, y mudaron sus vestidos, y vino á Faraón.

15 Y dijo Faraón á José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo declare; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para declararlos.

16 Y respondió José á Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda paz á Faraón.

17 Entonces Faraón dijo á José: En mi sueño parecíame que estaba á la orilla del río:

18 Y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado:

19 Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy fea traza; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en toda la tierra de Egipto en fealdad:

20 Y las vacas flacas y feas devoraban á las siete primeras vacas gruesas:

21 Y entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado en ellas, porque su parecer era aún malo, como de primero. Y yo desperté.

22 Vi también soñando, que siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas;

23 Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del Solano, subían después de ellas:

24 Y las espigas menudas devoraban á las siete espigas hermosas: y helo dicho á los magos, mas no hay quien me lo declare.

25 Entonces respondió José á Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo: Dios ha mostrado á Faraón lo que va á hacer.

26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.

27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del Solano, siete años serán de hambre.

28 Esto es lo que respondo á Faraón. Lo que Dios va á hacer, halo mostrado á Faraón.

29 He aquí vienen siete años de grande hartura en toda la tierra de Egipto:

30 Y levantarse han tras ellos siete años de hambre; y toda la hartura será olvidada en la tierra de Egipto; y el hambre consumirá la tierra;

31 Y aquella abundancia no se echará de ver á causa del hambre siguiente, la cual será gravísima.

32 Y el suceder el sueño á Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura á hacerla.

33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.

34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la hartura;

35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y alleguen el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.

36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años del hambre que serán en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

37 Y el negocio pareció bien á Faraón, y á sus siervos.

38 Y dijo Faraón á sus siervos: ¿Hemos de hallar otro hombre como éste, en quien haya espíritu de Dios?

39 Y dijo Faraón á José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú:

40 Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo: solamente en el trono seré yo mayor que tú.

41 Dijo más Faraón á José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.

42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y púsolo en la mano de José, e hízole vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;

43 E hízolo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: Doblad la rodilla: y púsole sobre toda la tierra de Egipto.

44 Y dijo Faraón á José: Yo Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.

45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zaphnath-paaneah; y dióle por mujer á Asenath, hija de Potipherah, sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.

46 Y era José de edad de treinta años cuando fué presentado delante de Faraón, rey de Egipto: y salió José de delante de Faraón, y transitó por toda la tierra de Egipto.

47 E hizo la tierra en aquellos siete años de hartura á montones.

48 Y él juntó todo el mantenimiento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo de sus alrededores.

49 Y acopió José trigo como arena de la mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.

50 Y nacieron á José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le parió Asenath, hija de Potipherah, sacerdote de On.

51 Y llamó José el nombre del primogénito Manasés; porque Dios (dijo) me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.

52 Y el nombre del segundo llamólo Ephraim; porque Dios (dijo) me hizo fértil en la tierra de mi aflicción.

53 Y cumpliéronse los siete años de la hartura, que hubo en la tierra de Egipto.

54 Y comenzaron á venir los siete años del hambre, como José había dicho: y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.

55 Y cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó á Faraón por pan. Y dijo Faraón á todos los Egipcios: Id á José, y haced lo que él os dijere.

56 Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía á los Egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.

57 Y toda la tierra venía á Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

42 Y VIENDO Jacob que en Egipto había alimentos, dijo á sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?

Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no nos muramos.

Y descendieron los diez hermanos de José á comprar trigo á Egipto.

Mas Jacob no envió á Benjamín hermano de José con sus hermanos; porque dijo: No sea acaso que le acontezca algún desastre.

Y vinieron los hijos de Israel á comprar entre los que venían: porque había hambre en la tierra de Canaán.

Y José era el señor de la tierra, que vendía á todo el pueblo de la tierra: y llegaron los hermanos de José, e inclináronse á él rostro por tierra.

Y José como vió á sus hermanos, conociólos; mas hizo que no los conocía, y hablóles ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán á comprar alimentos.

José, pues, conoció á sus hermanos; pero ellos no le conocieron.

Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y díjoles: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.

10 Y ellos le respondieron: No, señor mío: mas tus siervos han venido á comprar alimentos.

11 Todos nosotros somos hijos de un varón: somos hombres de verdad: tus siervos nunca fueron espías.

12 Y él les dijo: No; á ver lo descubierto del país habéis venido.

13 Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece.

14 Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías:

15 En esto seréis probados: Vive Faraón que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor aquí viniere.

16 Enviad uno de vosotros, y traiga á vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad con vosotros: y si no, vive Faraón, que sois espías.

17 Y juntólos en la cárcel por tres días.

18 Y al tercer día díjoles José: Haced esto, y vivid: Yo temo á Dios:

19 Si sois hombres de verdad, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos; y vosotros id, llevad el alimento para el hambre de vuestra casa:

20 Pero habéis de traerme á vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.

21 Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, que vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos: por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.

22 Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el mozo; y no escuchásteis? He aquí también su sangre es requerida.

23 Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.

24 Y apartóse él de ellos, y lloró: después volvió á ellos, y les habló, y tomó de entre ellos á Simeón, y aprisionóle á vista de ellos.

25 Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino: e hízose así con ellos.

26 Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y fuéronse de allí.

27 Y abriendo uno de ellos su saco para dar de comer á su asno en el mesón, vió su dinero que estaba en la boca de su costal.

28 Y dijo á sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y aun helo aquí en mi saco. Sobresaltóseles entonces el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?

29 Y venidos á Jacob su padre en tierra de Canaán, contáronle todo lo que les había acaecido, diciendo:

30 Aquel varón, señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como á espías de la tierra:

31 Y nosotros le dijimos: Somos hombres de verdad, nunca fuimos espías:

32 Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno no parece, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.

33 Y aquel varón, señor de la tierra, nos dijo: En esto conoceré que sois hombres de verdad; dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras casas, y andad,

34 Y traedme á vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de verdad: así os daré á vuestro hermano, y negociaréis en la tierra.

35 Y aconteció que vaciando ellos sus sacos, he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero: y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.

36 Entonces su padre Jacob les dijo: Habéisme privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón tampoco, y á Benjamín le llevaréis: contra mí son todas estas cosas.

37 Y Rubén habló á su padre, diciendo: Harás morir á mis dos hijos, si no te lo volviere; entrégalo en mi mano, que yo lo volveré á ti.

38 Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros; que su hermano es muerto, y él solo ha quedado: y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor á la sepultura.

43 Y EL hambre era grande en la tierra.

Y aconteció que como acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, díjoles su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.

Y respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro sin vuestro hermano con vosotros.

Si enviares á nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento:

Pero si no le enviares, no descenderemos: porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro sin vuestro hermano con vosotros.

Y dijo Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais más hermano?

Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿tenéis otro hermano? y declarámosle conforme á estas palabras. ¿Podíamos nosotros saber que había de decir: Haced venir á vuestro hermano?

Entonces Judá dijo á Israel su padre: Envía al mozo conmigo, y nos levantaremos e iremos, á fin que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.

Yo lo fío; á mí me pedirás cuenta de él: si yo no te lo volviere y lo pusiere delante de ti, seré para ti el culpante todos los días:

10 Que si no nos hubiéramos detenido, cierto ahora hubiéramos ya vuelto dos veces.

11 Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros vasos, y llevad á aquel varón un presente, un poco de bálsamo, y un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.

12 Y tomad en vuestras manos doblado dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fué yerro.

13 Tomad también á vuestro hermano, y levantaos, y volved á aquel varón.

14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordias delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y á este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.

15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doblado dinero, y á Benjamín; y se levantaron, y descendieron á Egipto, y presentáronse delante de José.

16 Y vió José á Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Mete en casa á esos hombres, y degüella víctima, y aderézala; porque estos hombres comerán conmigo al medio día.

17 E hizo el hombre como José dijo; y metió aquel hombre á los hombres en casa de José.

18 Y aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron metidos en casa de José, y decían: Por el dinero que fué vuelto en nuestros costales la primera vez nos han metido aquí, para revolver contra nosotros, y dar sobre nosotros, y tomarnos por siervos á nosotros, y á nuestros asnos.

19 Y llegáronse al mayordomo de la casa de José, y le hablaron á la entrada de la casa.

20 Y dijeron: Ay, señor mío, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio á comprar alimentos:

21 Y aconteció que como vinimos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y hémoslo vuelto en nuestras manos.

22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos: nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.

23 Y él respondió: Paz á vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dió el tesoro en vuestros costales: vuestro dinero vino á mí. Y sacó á Simeón á ellos.

24 Y metió aquel varón á aquellos hombres en casa de José: y dióles agua, y lavaron sus pies: y dió de comer á sus asnos.

25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José al medio día, porque habían oído que allí habían de comer pan.

26 Y vino José á casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de casa, e inclináronse á él hasta tierra.

27 Entonces les preguntó él cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿vive todavía?

28 Y ellos respondieron: Bien va á tu siervo nuestro padre; aun vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.

29 Y alzando él sus ojos vió á Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.

30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas á causa de su hermano, y procuró donde llorar: y entróse en su cámara, y lloró allí.

31 Y lavó su rostro, y salió fuera, y reprimióse, y dijo: Poned pan.

32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los Egipcios que con él comían: porque los Egipcios no pueden comer pan con los Hebreos, lo cual es abominación á los Egipcios.

33 Y sentáronse delante de él, el mayor conforme á su mayoría, y el menor conforme á su menoría; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.

34 Y él tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces como cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y alegráronse con él.

44 Y MANDÓ José al mayordomo de su casa, diciendo: Hinche los costales de aquestos varones de alimentos, cuanto pudieren llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal:

Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.

Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.

Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aun no se habían alejado, dijo José á su mayordomo: Levántate, y sigue á esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?

¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? habéis hecho mal en lo que hicisteis.

Y como él los alcanzó, díjoles estas palabras.

Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.

He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos á traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?

Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.

10 Y él dijo: También ahora sea conforme á vuestras palabras; aquél en quien se hallare, será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.

11 Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.

12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fué hallada en el costal de Benjamín.

13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron á la ciudad.

14 Y llegó Judá con sus hermanos á casa de José, que aun estaba allí, y postráronse delante de él en tierra.

15 Y díjoles José: ¿Qué obra es esta que habéis hecho? ¿no sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?

16 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos á mi señor? ¿qué hablaremos? ¿ó con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos: he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquél en cuyo poder fué hallada la copa.

17 Y él respondió: Nunca yo tal haga: el varón en cuyo poder fué hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz á vuestro padre.

18 Entonces Judá se llegó á él, y dijo: Ay señor mío, ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como Faraón.

19 Mi señor preguntó á sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre ó hermano?

20 Y nosotros respondimos á mi señor: Tenemos un padre anciano, y un mozo que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama.

21 Y tú dijiste á tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.

22 Y nosotros dijimos á mi señor: El mozo no puede dejar á su padre, porque si le dejare, su padre morirá.

23 Y dijiste á tus siervos: Si vuestro hermano menor no descendiere con vosotros, no veáis más mi rostro.

24 Aconteció pues, que como llegamos á mi padre tu siervo, contámosle las palabras de mi señor.

25 Y dijo nuestro padre: Volved á comprarnos un poco de alimento.

26 Y nosotros respondimos: No podemos ir: si nuestro hermano fuere con nosotros, iremos; porque no podemos ver el rostro del varón, no estando con nosotros nuestro hermano el menor.

27 Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos me parió mi mujer;

28 Y el uno salió de conmigo, y pienso de cierto que fué despedazado, y hasta ahora no le he visto;

29 Y si tomareis también éste de delante de mí, y le aconteciere algún desastre, haréis descender mis canas con dolor á la sepultura.

30 Ahora, pues, cuando llegare yo á tu siervo mi padre, y el mozo no fuere conmigo, como su alma está ligada al alma de él,

31 Sucederá que cuando no vea al mozo, morirá: y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor á la sepultura.

32 Como tu siervo salió por fiador del mozo con mi padre, diciendo: Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable para mi padre todos los días;

33 Ruégote por tanto que quede ahora tu siervo por el mozo por siervo de mi señor, y que el mozo vaya con sus hermanos.

34 Porque ¿cómo iré yo á mi padre sin el mozo? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá á mi padre.

45 NO podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de conmigo á todos. Y no quedó nadie con él, al darse á conocer José á sus hermanos.

Entonces se dió á llorar á voz en grito; y oyeron los Egipcios, y oyó también la casa de Faraón.

Y dijo José á sus hermanos: Yo soy José: ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él.

Entonces dijo José á sus hermanos: Llegaos ahora á mí. Y ellos se llegaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano el que vendisteis para Egipto.

Ahora pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; que para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros:

Que ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aun quedan cinco años en que ni habrá arada ni siega.

Y Dios me envió delante de vosotros, para que vosotros quedaseis en la tierra, y para daros vida por medio de grande salvamento.

Así pues, no me enviasteis vosotros acá, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón, y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.

Daos priesa, id á mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven á mí, no te detengas:

10 Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes.

11 Y allí te alimentaré, pues aun quedan cinco años de hambre, porque no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes:

12 Y he aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.

13 Haréis pues saber á mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto: y daos priesa, y traed á mi padre acá.

14 Y echóse sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello.

15 Y besó á todos sus hermanos, y lloró sobre ellos: y después sus hermanos hablaron con él.

16 Y oyóse la noticia en la casa de Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y plugo en los ojos de Faraón y de sus siervos.

17 Y dijo Faraón á José: Di á tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved á la tierra de Canaán;

18 Y tomad á vuestro padre y vuestras familias, y venid á mí, que yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto y comeréis la grosura de la tierra.

19 Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres; y tomad á vuestro padre, y venid.

20 Y no se os dé nada de vuestras alhajas, porque el bien de la tierra de Egipto será vuestro.

21 E hiciéronlo así los hijos de Israel: y dióles José carros conforme á la orden de Faraón, y suministróles víveres para el camino.

22 A cada uno de todos ellos dió mudas de vestidos, y á Benjamín dió trescientas piezas de plata, y cinco mudas de vestidos.

23 Y á su padre envió esto: diez asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida, para su padre en el camino.

24 Y despidió á sus hermanos, y fuéronse. Y él les dijo: No riñáis por el camino.

25 Y subieron de Egipto, y llegaron á la tierra de Canaán á Jacob su padre.

26 Y diéronle las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y su corazón se desmayó; pues no los creía.

27 Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo él los carros que José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob su padre revivió.

28 Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía: iré, y le veré antes que yo muera.

46 Y PARTIÓSE Israel con todo lo que tenía, y vino á Beer-seba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.

Y habló Dios á Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender á Egipto, porque yo te pondré allí en gran gente.

Yo descenderé contigo á Egipto, y yo también te haré volver: y José pondrá su mano sobre tus ojos.

Y levantóse Jacob de Beer-seba; y tomaron los hijos de Israel á su padre Jacob, y á sus niños, y á sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo.

Y tomaron sus ganados, y su hacienda que había adquirido en la tierra de Canaán, y viniéronse á Egipto, Jacob, y toda su simiente consigo;

Sus hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y á toda su simiente trajo consigo á Egipto.

Y estos son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el primogénito de Jacob.

Y los hijos de Rubén: Hanoch, y Phallu, y Hezrón, y Carmi.

10 Y los hijos de Simeón: Jemuel, y Jamín, y Ohad, y Jachîn, y Zohar, y Saúl, hijo de la Cananea.

11 Y los hijos de Leví: Gersón, y Coath, y Merari.

12 Y los hijos de Judá: Er, y Onán, y Sela, y Phares, y Zara: mas Er y Onán, murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Phares fueron Hezrón y Hamul.

13 Y los hijos de Issachâr: Thola, y Phua, y Job, y Simrón.

14 Y los hijos de Zabulón: Sered y Elón, y Jahleel.

15 Estos fueron los hijos de Lea, los que parió á Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina: treinta y tres las almas todas de sus hijos e hijas.

16 Y los hijos de Gad: Ziphión, y Aggi, y Ezbón, y Suni, y Heri, y Arodi, y Areli.

17 Y los hijos de Aser: Jimna, e Ishua, e Isui, y Beria, y Sera, hermana de ellos. Los hijos de Beria: Heber, y Malchîel.

18 Estos fueron los hijos de Zilpa, la que Labán dió á su hija Lea, y parió estos á Jacob; todas diez y seis almas.

19 Y los hijos de Rachêl, mujer de Jacob: José y Benjamín.

20 Y nacieron á José en la tierra de Egipto Manasés y Ephraim, los que le parió Asenath, hija de Potipherah, sacerdote de On.

21 Y los hijos de Benjamín fueron Bela, y Bechêr y Asbel, y Gera, y Naamán, y Ehi, y Ros y Muppim, y Huppim, y Ard.

22 Estos fueron los hijos de Rachêl, que nacieron á Jacob: en todas, catorce almas.

23 Y los hijos de Dan: Husim.

24 Y los hijos de Nephtalí: Jahzeel, y Guni, y Jezer, y Shillem.

25 Estos fueron los hijos de Bilha, la que dió Labán á Rachêl su hija, y parió estos á Jacob; todas siete almas.

26 Todas las personas que vinieron con Jacob á Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis.

27 Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las almas de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.

28 Y envió á Judá delante de sí á José, para que le viniese á ver á Gosén; y llegaron á la tierra de Gosén.

29 Y José unció su carro y vino á recibir á Israel su padre á Gosén; y se manifestó á él, y echóse sobre su cuello, y lloró sobre su cuello bastante.

30 Entonces Israel dijo á José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, pues aun vives.

31 Y José dijo á sus hermanos, y á la casa de su padre: Subiré y haré saber á Faraón, y diréle: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido á mí;

32 Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos: y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían.

33 Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿cuál es vuestro oficio?

34 Entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra mocedad hasta ahora, nosotros y nuestros padres; á fin que moréis en la tierra de Gosén, porque los Egipcios abominan todo pastor de ovejas.

47 Y JOSÉ vino, e hizo saber á Faraón, y dijo: Mi padre y mis hermanos, y sus ovejas y sus vacas, con todo lo que tienen, han venido de la tierra de Canaán, y he aquí, están en la tierra de Gosén.

Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y presentólos delante de Faraón.

Y Faraón dijo á sus hermanos: ¿Cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron á Faraón: Pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres.

Dijeron además á Faraón: Por morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán: por tanto, te rogamos ahora que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.

Entonces Faraón habló á José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido á ti;

La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar á tu padre y á tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres eficaces, ponlos por mayorales del ganado mío.

Y José introdujo á su padre, y presentólo delante de Faraón; y Jacob bendijo á Faraón.

Y dijo Faraón á Jacob: ¿Cuántos son los días de los años de tu vida?

Y Jacob respondió á Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado á los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.

10 Y Jacob bendijo á Faraón, y salióse de delante de Faraón.

11 Así José hizo habitar á su padre y á sus hermanos, y dióles posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra de Rameses como mandó Faraón.

12 Y alimentaba José á su padre y á sus hermanos, y á toda la casa de su padre, de pan, hasta la boca del niño.

13 Y no había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave; por lo que desfalleció de hambre la tierra de Egipto y la tierra de Canaán.

14 Y recogió José todo el dinero que se halló en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón.

15 Y acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo Egipto á José diciendo: Danos pan: ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado el dinero?

16 Y José dijo: Dad vuestros ganados, y yo os daré por vuestros ganados, si se ha acabado el dinero.

17 Y ellos trajeron sus ganados á José; y José les dió alimentos por caballos, y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos: y sustentólos de pan por todos sus ganados aquel año.

18 Y acabado aquel año, vinieron á él el segundo año, y le dijeron: No encubriremos á nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y nuestra tierra.

19 ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra? Cómpranos á nosotros y á nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos de Faraón: y danos simiente para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.

20 Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los Egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos: y la tierra vino á ser de Faraón.

21 Y al pueblo hízolo pasar á las ciudades desde el un cabo del término de Egipto hasta el otro cabo.

22 Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y ellos comían su ración que Faraón les daba: por eso no vendieron su tierra.

23 Y José dijo al pueblo: He aquí os he hoy comprado y á vuestra tierra para Faraón: ved aquí simiente, y sembraréis la tierra.

24 Y será que de los frutos daréis el quinto á Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.

25 Y ellos respondieron: La vida nos has dado: hallemos gracia en ojos de mi señor, y seamos siervos de Faraón.

26 Entonces José lo puso por fuero hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto; excepto sólo la tierra de los sacerdotes, que no fué de Faraón.

27 Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y aposesionáronse en ella, y se aumentaron, y multiplicaron en gran manera.

28 Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años: y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.

29 Y llegáronse los días de Israel para morir, y llamó á José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, ruégote que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; ruégote que no me entierres en Egipto;

30 Mas cuando durmiere con mis padres, llevarme has de Egipto, y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y él respondió: Yo haré como tú dices.

31 Y él dijo: Júramelo. Y él le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama.

48 Y SUCEDIÓ después de estas cosas el haberse dicho á José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo sus dos hijos Manasés y Ephraim.

Y se hizo saber á Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene á ti. Entonces se esforzó Israel, y sentóse sobre la cama;

Y dijo á José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,

Y díjome: He aquí, yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de pueblos: y daré esta tierra á tu simiente después de ti por heredad perpetua.

Y ahora tus dos hijos Ephraim y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese á ti á la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos:

Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.

Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Rachêl en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo á Ephrata; y sepultéla allí en el camino de Ephrata, que es Bethlehem.

Y vió Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?

Y respondió José á su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Allégalos ahora á mí, y los bendeciré.

10 Y los ojos de Israel estaban tan agravados de la vejez, que no podía ver. Hízoles, pues, llegar á él, y él los besó y abrazó.

11 Y dijo Israel á José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también tu simiente.

12 Entonces José los sacó de entre sus rodillas, e inclinóse á tierra.

13 Y tomólos José á ambos, Ephraim á su diestra, á la siniestra de Israel; y á Manasés á su izquierda, á la derecha de Israel; e hízoles llegar á él.

14 Entonces Israel extendió su diestra, y púsola sobre la cabeza de Ephraim, que era el menor, y su siniestra sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.

15 Y bendijo á José, y dijo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,

16 El Ángel que me liberta de todo mal, bendiga á estos mozos: y mi nombre sea llamado en ellos, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac: y multipliquen en gran manera en medio de la tierra.

17 Entonces viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Ephraim, causóle esto disgusto; y asió la mano de su padre, para mudarla de sobre la cabeza de Ephraim á la cabeza de Manasés.

18 Y dijo José á su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu diestra sobre su cabeza.

19 Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé: también él vendrá á ser un pueblo, y será también acrecentado; pero su hermano menor será más grande que él, y su simiente será plenitud de gentes.

20 Y bendíjolos aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Póngate Dios como á Ephraim y como á Manasés. Y puso á Ephraim delante de Manasés.

21 Y dijo Israel á José: He aquí, yo muero, mas Dios será con vosotros, y os hará volver á la tierra de vuestros padres.

22 Y yo te he dado á ti una parte sobre tus hermanos, la cual tomé yo de mano del Amorrheo con mi espada y con mi arco.

49 Y LLAMÓ Jacob á sus hijos, y dijo: Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los postreros días.

Juntaos y oid, hijos de Jacob;

Y escuchad á vuestro padre Israel.

Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor;

Principal en dignidad, principal en poder.

Corriente como las aguas, no seas el principal;

Por cuanto subiste al lecho de tu padre:

Entonces te envileciste, subiendo á mi estrado.

Simeón y Leví, hermanos:

Armas de iniquidad sus armas.

En su secreto no entre mi alma,

Ni mi honra se junte en su compañía;

Que en su furor mataron varón,

Y en su voluntad arrancaron muro.

Maldito su furor, que fué fiero;

Y su ira, que fué dura:

Yo los apartaré en Jacob,

Y los esparciré en Israel.

Judá, alabarte han tus hermanos:

Tu mano en la cerviz de tus enemigos:

Los hijos de tu padre se inclinarán á ti.

Cachorro de león Judá:

De la presa subiste, hijo mío:

Encorvóse, echóse como león,

Así como león viejo; ¿quién lo despertará?

10 No será quitado el cetro de Judá,

Y el legislador de entre sus piés,

Hasta que venga Shiloh;

Y á él se congregarán los pueblos.

11 Atando á la vid su pollino,

Y á la cepa el hijo de su asna,

Lavó en el vino su vestido,

Y en la sangre de uvas su manto:

12 Sus ojos bermejos del vino,

Y los dientes blancos de la leche.

13 Zabulón en puertos de mar habitará,

Y será para puerto de navíos;

Y su término hasta Sidón.

14 Issachâr, asno huesudo

Echado entre dos tercios:

15 Y vió que el descanso era bueno,

Y que la tierra era deleitosa;

Y bajó su hombro para llevar,

Y sirvió en tributo.

16 Dan juzgará á su pueblo,

Como una de las tribus de Israel.

17 Será Dan serpiente junto al camino,

Cerasta junto á la senda,

Que muerde los talones de los caballos,

Y hace caer por detrás al cabalgador de ellos.

18 Tu salud esperé, oh Jehová.

19 Gad, ejército lo acometerá;

Mas él acometerá al fin.

20 El pan de Aser será grueso,

Y él dará deleites al rey.

21 Nephtalí, sierva dejada,

Que dará dichos hermosos.

22 Ramo fructífero José,

Ramo fructífero junto á fuente,

Cuyos vástagos se extienden sobre el muro.

23 Y causáronle amargura,

Y asaeteáronle,

Y aborreciéronle los archeros:

24 Mas su arco quedó en fortaleza,

Y los brazos de sus manos se corroboraron

Por las manos del Fuerte de Jacob,

(De allí el pastor, y la piedra de Israel,)

25 Del Dios de tu padre, el cual te ayudará,

Y del Omnipotente, el cual te bendecirá

Con bendiciones de los cielos de arriba,

Con bendiciones del abismo que está abajo,

Con bendiciones del seno y de la matriz.

26 Las bendiciones de tu padre

Fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores:

Hasta el término de los collados eternos

Serán sobre la cabeza de José,

Y sobre la mollera del Nazareo de sus hermanos.

27 Benjamín, lobo arrebatador:

A la mañana comerá la presa,

Y á la tarde repartirá los despojos.

28 Todos estos fueron las doce tribus de Israel: y esto fué lo que su padre les dijo, y bendíjolos; á cada uno por su bendición los bendijo.

29 Mandóles luego, y díjoles: Yo voy á ser reunido con mi pueblo: sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Ephrón el Hetheo;

30 En la cueva que está en el campo de Macpela, que está delante de Mamre en la tierra de Canaán, la cual compró Abraham con el mismo campo de Ephrón el Hetheo, para heredad de sepultura.

31 Allí sepultaron á Abraham y á Sara su mujer; allí sepultaron á Isaac y á Rebeca su mujer; allí también sepulté yo á Lea.

32 La compra del campo y de la cueva que está en él, fué de los hijos de Heth.

33 Y como acabó Jacob de dar órdenes á sus hijos, encogió sus pies en la cama, y espiró: y fué reunido con sus padres.

50 ENTONCES se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y besólo.

Y mandó José á sus médicos familiares que embalsamasen á su padre: y los médicos embalsamaron á Israel.

Y cumpliéronle cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lloráronlo los Egipcios setenta días.

Y pasados los días de su luto, habló José á los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, diciendo:

Mi padre me conjuró diciendo: He aquí yo muero; en mi sepulcro que yo cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego pues que vaya yo ahora, y sepultaré á mi padre, y volveré.

Y Faraón dijo: Ve, y sepulta á tu padre, como él te conjuró.

Entonces José subió á sepultar á su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto.

Y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre: solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus vacas.

Y subieron también con él carros y gente de á caballo, e hízose un escuadrón muy grande.

10 Y llegaron hasta la era de Atad, que está á la otra parte del Jordán, y endecharon allí con grande y muy grave lamentación: y José hizo á su padre duelo por siete días.

11 Y viendo los moradores de la tierra, los Cananeos, el llanto en la era de Atad, dijeron: Llanto grande es este de los Egipcios: por eso fué llamado su nombre Abelmizraim, que está á la otra parte del Jordán.

12 Hicieron, pues, sus hijos con él, según les había mandado:

13 Pues lleváronlo sus hijos á la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de Ephrón el Hetheo, delante de Mamre.

14 Y tornóse José á Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron con él á sepultar á su padre, después que le hubo sepultado.

15 Y viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos.

16 Y enviaron á decir á José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:

17 Así diréis á José: Ruégote que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron: por tanto ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.

18 Y vinieron también sus hermanos, y postráronse delante de él, y dijeron: Henos aquí por tus siervos.

19 Y respondióles José: No temáis: ¿estoy yo en lugar de Dios?

20 Vosotros pensasteis mal sobre mí, mas Dios lo encaminó á bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida á mucho pueblo.

21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré á vosotros y á vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

22 Y estuvo José en Egipto, él y la casa de su padre: y vivió José ciento diez años.

23 Y vió José los hijos de Ephraim hasta la tercera generación: también los hijos de Machîr, hijo de Manasés, fueron criados sobre las rodillas de José.

24 Y José dijo á sus hermanos: Yo me muero; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de aquesta tierra á la tierra que juró á Abraham, á Isaac, y á Jacob.

25 Y conjuró José á los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.

26 Y murió José de edad de ciento diez años; y embalsamáronlo, y fué puesto en un ataúd en Egipto.

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