Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

Today's audio is from the NLT. Switch to the NLT to read along with the audio.

Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Génesis 42:18-43:34

18 Al tercer día, les dijo:

«Yo temo a Dios. Hagan esto y vivirán: 19 Si son gente honrada, dejen preso a uno de sus hermanos en la cárcel donde ahora están, y ustedes vayan y lleven alimento a su casa para mitigar el hambre. 20 Pero tráiganme a su hermano menor para probar sus palabras, y no morirán.»

Y ellos lo hicieron así, 21 pero se decían el uno al otro:

«Realmente hemos pecado contra nuestro hermano, pues lo vimos angustiarse y rogarnos, y no le hicimos caso. Por eso nos ha sobrevenido esta angustia.»

22 Rubén les respondió, y dijo:

«¿Acaso no les decía yo, que no pecaran contra el niño?(A) ¡Pero ustedes no me hicieron caso! ¡Y ahora también se nos demanda su sangre!»

23 Pero ellos no sabían que José los entendía, porque entre ellos había un intérprete. 24 Y José se apartó de ellos, y lloró. Después volvió para hablar con ellos, y de entre ellos tomó a Simeón y ante sus ojos lo aprisionó. 25 Después mandó José que llenaran sus sacos de trigo, que se les devolviera a cada uno su dinero, poniéndolo en su saco, y que les dieran comida para el camino. Y así se hizo con ellos.

26 Ellos echaron el trigo sobre sus asnos, y se fueron de allí; 27 pero cuando uno de ellos abrió su saco en el mesón, para dar de comer a su asno, vio que su dinero estaba en la boca de su saco. 28 Entonces les dijo a sus hermanos:

«¡Me devolvieron mi dinero! ¡Miren, está aquí, en mi saco!»

El corazón se les salía, y espantados se decían el uno al otro:

«¿Qué es lo que nos ha hecho Dios?»

29 Cuando llegaron a la tierra de Canaán, le contaron a Jacob, su padre, todo lo que les había sucedido. Le dijeron:

30 «Ese hombre, el señor del país, nos habló en tono muy áspero y nos trató como a espías del país. 31 Nosotros le dijimos “Somos gente honrada, nunca hemos sido espías. 32 Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno ya no vive, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.” 33 Entonces ese hombre, el señor del país, nos dijo: “Con esto voy a saber si ustedes son gente honrada: Dejen conmigo a uno de sus hermanos, tomen alimento para el hambre de sus casas, y vayan 34 a traerme a su hermano menor. Así sabré que ustedes no son espías, sino gente honrada. Entonces les devolveré a su hermano, y ustedes podrán hacer negocios en el país.”»

35 Al momento de vaciar sus sacos, resultó que en el saco de cada uno de ellos estaba la bolsa con su dinero. Cuando ellos y su padre vieron las bolsas con su dinero, sintieron mucho miedo. 36 Pero su padre Jacob les dijo:

«Ustedes me están dejando sin hijos. José ya no está con nosotros, ni Simeón tampoco, y ahora van a llevarse a Benjamín. ¡Todo esto va en contra de mí!»

37 Entonces Rubén habló con su padre, y le dijo:

«Si no te devuelvo a Benjamín, puedes matar a mis dos hijos. Pon a Benjamín en mis manos, y yo te lo devolveré.»

38 Y Jacob dijo:

«Mi hijo no irá con ustedes. Su hermano ha muerto, y sólo él ha quedado. Si le pasara algo malo en el camino que van a tomar, harán que mis canas bajen al sepulcro con gran pesar.»

Los hermanos de José regresan con Benjamín

43 El hambre dominaba en la tierra, así que al consumirse todo el trigo que habían llevado de Egipto, su padre les dijo:

«Regresen a Egipto, y compren algo de alimento para nosotros.»

Pero Judá respondió y dijo:

«Ese hombre claramente nos hizo esta advertencia: “Si no traen a su hermano con ustedes, no volverán a verme.” Nosotros iremos a comprar alimentos, sólo si tú envías a nuestro hermano con nosotros. Si no lo envías, nosotros no iremos. Ese hombre claramente nos dijo: “Si no traen a su hermano con ustedes, no volverán a verme.”»

Entonces dijo Israel:

«¿Por qué me hicieron ese daño, de hacerle saber a ese hombre que tenían otro hermano?»

Ellos respondieron:

«Ese hombre nos hacía muchas preguntas acerca de nosotros y de nuestra familia. Nos preguntaba: “¿Vive todavía su padre? ¿Tienen algún otro hermano?” Y nosotros respondimos a sus preguntas. ¿Cómo íbamos a saber que él nos diría: “Traigan aquí a su hermano”?»

Entonces Judá le dijo a Israel, su padre:

«Envía al niño conmigo, y nos prepararemos para partir. Así no moriremos, sino que seguiremos con vida tú y nosotros y nuestros hijos. Yo te respondo por él. Será a mí a quien le pidas cuentas. Si no te lo devuelvo, ni lo pongo delante de ti, para siempre seré ante ti el responsable. 10 Si no nos hubiéramos tardado tanto, ¡ya hubiéramos ido y venido dos veces!»

11 Entonces Israel su padre les respondió:

«Si así tiene que ser, ¡adelante! Pongan en sus sacos de lo mejor que tenemos, y llévenle a ese hombre un regalo: un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas, mirra, nueces y almendras. 12 Lleven también una doble cantidad de dinero, junto con el dinero que encontraron en la boca de sus sacos. Tal vez fue una equivocación. 13 Tomen también a su hermano, y prepárense para volver con ese hombre. 14 Que el Dios Omnipotente haga que ese hombre se compadezca de ustedes y les devuelva a su otro hermano, y también a Benjamín. Y si he de quedarme sin hijos, ¡pues sin hijos me quedaré!»

15 Los hermanos tomaron consigo el regalo, una doble cantidad de dinero, y a Benjamín, y se dispusieron a partir hacia Egipto. Al llegar, se presentaron ante José.

16 Cuando José vio que Benjamín estaba con ellos, le ordenó al mayordomo de su casa:

«Lleva a estos hombres a mi casa, y mata una res y prepárala, porque hoy al mediodía estos hombres comerán conmigo.»

17 El mayordomo cumplió las órdenes de José, y llevó a los hermanos a su casa. 18 Al ver los hermanos que eran llevados a la casa de José, les dio miedo y dijeron:

«Nos han traído aquí por el dinero que antes fue devuelto en nuestros sacos. Nos han tendido una trampa. Nos atacarán y nos harán sus esclavos, junto con nuestros asnos.»

19 Se acercaron entonces al mayordomo de la casa de José, y a la entrada de la casa hablaron con él. 20 Le dijeron:

«¡Ay, señor nuestro! En realidad, al principio nosotros vinimos a comprar alimentos. 21 Pero sucedió que, cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, ¡ahí estaba el dinero de cada uno de nosotros, en la boca de su costal! ¡Todo nuestro dinero, completo! Pero lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22 También hemos traído más dinero para comprar alimentos. ¡No sabemos quién pudo haber puesto nuestro dinero en nuestros costales!»

23 El mayordomo les respondió:

«Tranquilos. No tengan miedo. Yo recibí el dinero de ustedes. El Dios de ustedes y del padre de ustedes habrá puesto ese tesoro en sus costales.»

Y les entregó a Simeón. 24 Y el mayordomo llevó a los hermanos a la casa de José. Allí les dio agua, y ellos se lavaron los pies, y él dio de comer a los asnos de ellos. 25 Mientras esperaban que José llegara al mediodía, pues habían oído que allí habrían de comer, ellos prepararon el regalo.

26 Cuando José llegó a la casa, ellos le presentaron el regalo que habían llevado a la casa, y se inclinaron hasta el suelo delante de él. 27 José les preguntó cómo estaban, y dijo:

«¿Cómo está el padre de ustedes, el anciano de quien me hablaron? ¿Vive todavía?»

28 Ellos respondieron:

«Nuestro padre está bien, y todavía vive.»

Y se inclinaron ante él con reverencia. 29 José levantó los ojos y vio a Benjamín, su hermano por parte de madre, y dijo:

«¿Éste es su hermano menor, de quien ustedes me hablaron?»

Y añadió:

«Que Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.»

30 Pero por causa de su hermano, José se sintió muy conmovido; así que apresuradamente buscó dónde llorar. Entró entonces en su aposento, y ahí lloró. 31 Pero se contuvo y, luego de lavarse la cara, salió y dijo:

«Sirvan la comida.»

32 A José le sirvieron aparte, lo mismo que a sus hermanos. También les sirvieron aparte a los egipcios que comían con él, porque los egipcios no pueden comer con los hebreos, pues para ellos es algo repugnante. 33 Los hermanos de José se sentaron delante de él, según su primogenitura, de mayor a menor y en el orden de sus edades. Y unos a otros se miraban, totalmente atónitos. 34 José tomó de las viandas que tenía delante de él, y se las dio, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Y ellos bebieron y se alegraron con él.

Mateo 13:47-14:12

La red

47 »Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red que, lanzada al agua, recoge toda clase de peces. 48 Una vez que se llena, la sacan a la orilla, y los pescadores se sientan a echar el buen pescado en cestas, y desechan el pescado malo. 49 Así será al fin del mundo: los ángeles saldrán y apartarán de los hombres justos a la gente malvada, 50 y a esta gente la echarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.»

Tesoros nuevos y viejos

51 Jesús les preguntó: «¿Han comprendido todo esto?» Ellos respondieron: «Sí, Señor.» 52 Él les dijo: «Por eso todo escriba que ha sido instruido en el reino de los cielos es semejante al dueño de una casa, que de su tesoro saca cosas nuevas y cosas viejas.»

Jesús en Nazaret(A)

53 Cuando Jesús terminó de exponer estas parábolas, se fue de allí. 54 Al llegar a su tierra, les enseñaba en la sinagoga del lugar. La gente se asombraba y decía: «¿De dónde le viene a éste la sabiduría? ¿Cómo es que hace estos milagros? 55 ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos son Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, le viene todo esto?» 57 Y les era muy difícil entenderlo. Pero Jesús les dijo: «No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su propia familia.»(B) 58 Y por la incredulidad de ellos no hizo allí muchos milagros.

Muerte de Juan el Bautista(C)

14 Por esos días Herodes el tetrarca se enteró de la fama de Jesús, y les dijo a sus criados: «Éste es Juan el Bautista, que ha resucitado de los muertos. Por eso operan en él estos poderes.» Y es que Herodes había aprehendido a Juan, y lo había encadenado y metido en la cárcel. Lo había hecho por causa de Herodías, la mujer de Felipe su hermano, pues Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»(D)(E) Herodes quería matarlo, pero tenía miedo porque la gente veía a Juan como un profeta. En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y tanto agradó esto a Herodes que bajo juramento prometió darle todo lo que ella le pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Entrégame aquí, en un plato, la cabeza de Juan el Bautista.» Esto entristeció mucho al rey, pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se le concediera su deseo 10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Llevaron entonces la cabeza de Juan en un plato, y se la dieron a la muchacha; y ella se la entregó a su madre. 12 Más tarde, los discípulos de Juan fueron y tomaron el cuerpo, lo enterraron y fueron a darle las noticias a Jesús.

Salmos 18:16-36

16 Desde lo alto el Señor me tendió la mano
y me rescató de las aguas tumultuosas,
17 ¡me libró de los poderosos enemigos
que me odiaban y eran más fuertes que yo!
18 Me atacaron en el día de mi desgracia,
pero el Señor me dio su apoyo:
19 me llevó a un terreno espacioso,
y me salvó, porque se agradó de mí.
20 El Señor me premió porque soy justo;
¡porque mis manos están limpias de culpa!

21 Yo he seguido los caminos del Señor,
y ningún mal he cometido contra mi Dios.
22 Tengo presentes todos sus decretos,
y no me he apartado de sus estatutos.
23 Con él me he conducido rectamente,
y me he alejado de la maldad;
24 él ha visto la limpieza de mis manos,
y por eso ha recompensado mi justicia.

25 Señor, tú eres fiel con el que es fiel,
e intachable con el que es intachable.
26 Juegas limpio con quien juega limpio,
pero al tramposo le ganas en astucia.
27 Tú salvas a los humildes,
pero humillas a los soberbios.
28 Señor, mi Dios,
tú mantienes mi lámpara encendida;
¡tú eres la luz de mis tinieblas!
29 ¡Con tu ayuda, mi Dios,
puedo vencer ejércitos y derribar murallas!

30 El camino de Dios es perfecto;
la palabra del Señor, acrisolada;
Dios es el escudo de los que en él confían.
31 ¡Aparte del Señor, no hay otro Dios!
¡Aparte de nuestro Dios, no hay otra Roca!
32 Dios es quien me infunde fuerzas;
Dios es quien endereza mi camino;
33 Dios es quien me aligera los pies
y me hace correr como un venado;(A)
Dios es quien me afirma en las alturas;
34 Dios adiestra mis manos para el combate,
y me da fuerzas para tensar el arco de bronce.

35 Tú me diste el escudo de tu salvación,
me sostuviste con tu mano derecha,
y con tu bondad me engrandeciste.
36 Me pusiste sobre un terreno espacioso,
para que mis pies no resbalaran,

Proverbios 4:7-10

En primer lugar, adquiere sabiduría;
sobre todas las cosas, adquiere inteligencia.
Hónrala, y ella te enaltecerá;
abrázala, y ella te honrará.
Adorno de gracia pondrá sobre tu cabeza;
te coronará con una bella diadema.»

10 Hijo mío, óyeme y acepta mis razones,
y los años de tu vida se alargarán.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas